🌹࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖮3 」


«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝗍𝗋𝖾𝗌»... [𝖮3]

❝𝗣𝗿𝗲𝗽𝗮𝗿𝗮𝘁𝗶𝘃𝗼𝘀 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘂𝗻 𝗶𝗻𝗳𝗶𝗲𝗿𝗻𝗼❞

Los días se deslizaban con la monotonía implacable de la rutina en el palacio, pero para Jimin, cada hora que pasaba lo acercaba a un destino del que no podía escapar. Los preparativos para la ceremonia de compromiso entre él y Min Yoongi, el príncipe heredero, avanzaban con precisión mecánica, como si el universo mismo conspirara para sellar aquel acuerdo al que Jimin nunca había dado su consentimiento. Los sirvientes iban y venían con telas, flores y documentos, y el eco de sus pasos apresurados llenaba los pasillos con un murmullo constante.

Sin embargo, para Jimin, toda esa actividad no era más que un recordatorio de la jaula dorada en la que estaba atrapado.

Desde que había llegado al palacio Min, no había encontrado un momento de verdadera paz. Su habitación, aunque lujosa y decorada con riqueza, era fría e impersonal, como si el propósito de cada objeto fuese recordarle su posición y su deber. Incluso los jardines, que le habían ofrecido un respiro temporal, parecían ahora una ilusión, un espejismo de libertad que desaparecía en cuanto regresaba al interior de aquel lugar opresivo.

El verdadero centro de su tormento, sin embargo, era Min Yoongi. El príncipe parecía haber perfeccionado el arte de la indiferencia. Desde el primer día, sus interacciones habían sido mínimas, limitadas a órdenes concisas o comentarios que apenas dirigía directamente a Jimin. Era un hombre de pocas palabras, pero cada una de ellas estaba cargada de una autoridad que no dejaba espacio para la réplica.

Una tarde, mientras los rayos del sol teñían de dorado las paredes del gran salón, Jimin decidió intentar algo que llevaba días posponiendo: hablar con Yoongi. Quizás si lograba conectar con él, aunque fuera mínimamente, podría comprenderlo mejor. Tal vez, solo tal vez, encontraría una manera de suavizar la frialdad que parecía envolver cada movimiento del príncipe.

Lo encontró en la biblioteca, un lugar vasto y silencioso, donde las estanterías alcanzaban el techo y el aroma del papel viejo llenaba el aire. Yoongi estaba de pie junto a una mesa, revisando unos documentos con una concentración casi intimidante. Vestía con sobriedad, pero su porte irradiaba una elegancia natural, una que parecía formar parte de su esencia.

━ Disculpe, su alteza… ━ comenzó Jimin, su voz apenas un susurro.

Yoongi levantó la mirada, sus ojos oscuros encontrando los de Jimin con una intensidad que lo hizo estremecerse. No dijo nada, solo arqueó una ceja, un gesto que parecía preguntar por qué estaba interrumpiendo.

━ Quería… hablar con usted ━ continuó Jimin, esforzándose por mantener la compostura.

━ Hablar ━ repitió Yoongi, como si la palabra en sí le resultara extraña. Cerró el documento que tenía en las manos y cruzó los brazos, señalando con su postura que estaba dispuesto a escuchar, pero solo por unos momentos. ━ ¿De qué se trata?

Jimin respiró hondo, reuniendo valor.

━ Sobre la ceremonia ━ dijo finalmente, sus dedos entrelazándose nerviosamente ━. Sé que esto es importante para el reino, pero…

━ Pero no para ti ━ interrumpió Yoongi, su tono frío como el mármol ━. ¿Es eso lo que intentas decir?

━ No, yo… ━ Jimin bajó la mirada, sintiendo que su garganta se cerraba ━. No es eso, su alteza. Solo quería… entender mejor lo que se espera de mí.

Yoongi lo observó en silencio durante unos largos segundos, sus ojos estudiándolo como si intentara desentrañar sus pensamientos más profundos.

━ Lo que se espera de ti ya lo sabes ━ dijo finalmente, su voz firme pero carente de emoción ━. Cumple con tu papel como consorte. Sé una figura decorativa cuando sea necesario, guarda silencio cuando no lo sea, y asegúrate de no manchar el nombre de esta familia.

Las palabras cayeron como un peso sobre Jimin, aplastando cualquier esperanza de una conversación significativa.

━ Entiendo… ━ susurró, sintiendo cómo el calor se acumulaba detrás de sus ojos, pero se negó a dejar que las lágrimas se derramaran.

Yoongi asintió brevemente, como si diera por concluida la conversación. Se giró para retomar sus documentos, pero antes de que Jimin pudiera retirarse, añadió:

━ Y una cosa más. No intentes buscarme para estas trivialidades otra vez. No soy tu amigo, ni lo seré.

Jimin se quedó inmóvil por un momento, sus pies enraizados al suelo mientras las palabras de Yoongi resonaban en su mente. Finalmente, hizo una reverencia rápida y salió de la biblioteca, su corazón latiendo con fuerza contra su pecho.

El resto de la tarde transcurrió en un estado de entumecimiento para Jimin. Observaba cómo los sirvientes trabajaban incansablemente, organizando cada detalle de la ceremonia, pero sus pensamientos seguían atrapados en la frialdad de Yoongi. Aunque había intentado acercarse, lo único que había logrado era reafirmar lo que ya sabía: para el príncipe, él no era más que un peón en el tablero del poder, un accesorio necesario para cumplir con los designios del reino.

En el fondo, Jimin sabía que debería haber esperado esa respuesta. Desde pequeño, le habían enseñado que los donceles como él existían para servir, para cumplir con las expectativas de otros, nunca con las propias. Pero una parte de él, la más pequeña y callada, había deseado algo más, una chispa de humanidad en aquel hombre que ahora era su futuro esposo.

Mientras la noche comenzaba a envolver el palacio en su manto oscuro, Jimin se retiró a su habitación, agotado tanto física como emocionalmente. Las luces suaves de las velas apenas lograban iluminar el espacio, proyectando sombras que parecían susurrarle al oído. Se sentó junto a la ventana, su mirada perdida en el cielo estrellado.

En aquel momento de soledad, se permitió preguntarse, una vez más, cómo habría sido su vida si no hubiera nacido con aquella condición que lo definía como doncel. ¿Habría tenido la libertad de elegir su camino, de decidir a quién amar? ¿O estaba destinado a este destino desde el momento en que llegó al mundo?

Aunque sabía que esas preguntas nunca tendrían respuesta, no podía evitar que invadieran su mente, como una tormenta que lo mantenía despierto en la oscuridad de la noche.

La noche era fría y silenciosa, y el débil parpadeo de las velas proyectaba sombras titubeantes sobre las paredes de la habitación de Jimin. Se había acostado temprano, buscando refugio en el sueño tras la tensión del día. Sin embargo, cuando finalmente cerró los ojos, su mente no le concedió la paz que tanto deseaba. En lugar de eso, fue invadida por un sueño peculiar, uno que lo dejó más inquieto que descansado.

En su visión, Jimin se encontraba nuevamente en los jardines del palacio, rodeado por las flores que se mecían suavemente bajo una brisa invisible. El cielo estaba teñido de un crepúsculo dorado, como si el tiempo mismo se hubiera detenido en aquella escena onírica. A unos metros de distancia, vio al caballero que había conocido días antes, aquel que le había ofrecido ayuda con una sonrisa cálida y unas palabras reconfortantes.

El hombre -cuyo nombre aún desconocía pero que en su mente comenzaba a llamar simplemente "el caballero"- se encontraba bajo un árbol, sosteniendo una flor entre sus dedos enguantados. Al notar la presencia de Jimin, levantó la mirada, y por un momento, sus ojos se encontraron. Había algo en la profundidad de aquella mirada que atrapaba a Jimin, como si pudiera leer los secretos más profundos de su corazón.

━ ¿Por qué estás aquí solo? ━ preguntó el caballero, con un tono que era más dulce de lo que Jimin había escuchado en mucho tiempo.

━ No lo sé… ━ respondió él, sintiendo cómo su voz apenas salía en un susurro.

El caballero dio unos pasos hacia él, y el suelo bajo sus pies parecía brillar con cada movimiento. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, extendió una mano hacia Jimin, como si le ofreciera algo más que su simple ayuda.

━ No tienes que estar solo ━ dijo el caballero ━. No en un lugar como este.

Antes de que Jimin pudiera responder, el sueño cambió. El rostro del caballero comenzó a desvanecerse, y en su lugar apareció Min Yoongi, con su expresión severa e implacable. Estaba de pie en el mismo lugar que había ocupado el caballero, pero en lugar de ofrecer consuelo, lo miraba con desdén, sus ojos oscuros llenos de juicio.

━ Deja de soñar con fantasías ━ gruñó Min ━. Recuerda cuál es tu lugar.

El tono frío y autoritario de su prometido resonó en los oídos de Jimin incluso después de que se despertara bruscamente, su respiración agitada y su corazón latiendo con fuerza. Durante unos segundos, permaneció inmóvil en la cama, tratando de separar la realidad de las imágenes que aún bailaban en su mente.

¿Por qué aquel simple caballero ocupaba sus pensamientos? No había hecho más que ofrecerle ayuda en un momento de confusión, pero algo en su manera -la gentileza, la calidez- había dejado una marca en Jimin, una que no podía ignorar. Sin embargo, sabía que no tenía sentido aferrarse a tales ideas. Su vida estaba destinada a girar en torno a Min Yoongi, le gustara o no.

A la mañana siguiente, el peso de su sueño aún lo acompañaba mientras se dirigía al gran comedor para desayunar. La luz del sol entraba por las ventanas altas, iluminando la vasta mesa que se extendía ante él. Los preparativos para la ceremonia seguían avanzando con una precisión casi militar, y cada rincón del palacio reflejaba la inminencia del evento.

Min ya estaba allí, sentado en su lugar habitual, revisando algunos documentos mientras los sirvientes iban y venían con platos cargados de frutas, panes y dulces. Al notar la presencia de Jimin, apenas levantó la vista, pero su silencio era tan penetrante como una reprimenda.

Jimin se sentó en su lugar asignado, cuidando de no hacer ruido, y comenzó a comer en silencio. No obstante, la atmósfera estaba cargada, como si Min hubiera estado esperando el momento adecuado para hablar.

━ Jimin ━ dijo finalmente, su tono más frío que el mármol que adornaba la habitación ━, he notado que no estás mostrando el entusiasmo que se espera de alguien en tu posición.

El joven dejó de masticar, sintiendo cómo la atención de Min caía sobre él como una losa de piedra.

━ No entiendo a qué se refiere, su alteza ━ respondió con cautela, aunque en su interior podía intuir el motivo de aquellas palabras.

Min dejó a un lado los documentos y lo miró directamente, sus ojos penetrantes como dagas.

━ No lo entiendes porque no te esfuerzas en entenderlo ━ replicó ━. Esta ceremonia no es solo un evento social. Es un símbolo de la unión entre dos reinos, y tú tienes el deber de representarlo con dignidad.

━ Lo estoy intentando ━ murmuró Jimin, sintiendo cómo su voz se deshacía en el aire.

━ Intentarlo no es suficiente ━ espetó Min ━. Tienes una responsabilidad, Jimin, y sería prudente que empezaras a tomártela en serio.

Jimin asintió lentamente, bajando la mirada hacia su plato. Las palabras de Min lo herían, no porque fueran inesperadas, sino porque confirmaban lo que ya sabía: nunca sería más que una pieza en el juego político de aquel reino.

Min volvió a sus documentos, dando por finalizada la conversación, pero el silencio que siguió fue aún más pesado que las palabras que acababa de pronunciar. Jimin terminó su desayuno rápidamente y se excusó, deseando poder escapar de aquella opresiva realidad, aunque solo fuera por un momento.

El recuerdo del caballero regresó a su mente mientras caminaba por los pasillos del palacio, y aunque trató de ahuyentarlo, no pudo evitar preguntarse cómo sería hablar con alguien que lo mirara como una persona, y no como un símbolo o una obligación. Con un suspiro resignado, se dirigió a sus aposentos, tratando de dejar atrás aquellos pensamientos que solo parecían complicar aún más su ya difícil situación.

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09

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