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Cómo pudo siquiera pensar que él tenía una oportunidad con él. Joder, debió verse tan ridículo. Imaginó cosas que de seguro solo estaban en su maldita imaginación, nada iba a pasar entre ellos porque Jungkook ya tenía a alguien más. Debió imaginarlo, debió al menos plantarse esa idea en su cabeza.

Se dejó caer en cama totalmente derrotado, sentía la vergüenza en todo el cuerpo, en especial la tristeza.

Jungkook ya tenía una linda mujer en su vida, y él seguía imaginando que podían tener algo. De enmendar el pasado que una vez los alejó. Esos pequeños sentimientos destruyen sus ilusiones.

—¡Aag! Maldita sea, soy tan patético.

Toda la noche no pudo conciliar el sueño, pensaba cómo sería el entrenamiento de mañana, cómo sería capaz de ocultar el dolor en su pequeño corazón. Sentía que todo le daba vueltas de una manera cruel. Trato de cerrar los ojos para dormir al menos algo, derramando algunas lágrimas antes de caer en un dulce sueño.

A la mañana siguiente tenía cara de pocos amigos, no tenía energía y le dolía el cuerpo.

El ejercicio de ayer le hace doler ambos brazos, se toma una pastilla para el dolor y desayuna cereal sin azúcar; Jungkook fue quien le mando la dieta, también tiene que comer pasta con carne para tener un equilibrio. No comer sus azucarados cereales y sus comidas deseadas le hacen revolver el estómago.

Maldita sea la hora en que aceptó esto.

El timbre de su penthouse suena, una de las mujeres del servicio abre dejando entrar a Seokjin.

—Buenos días, señora Lee.

—Buenos días joven Kim. El joven Jimin está en la cocina.

—Muchas gracias.

Seokjin va a la cocina pero se detiene al ver la casa de perro triste de su amigo. Deja las bolsas de compras a un lado y se sienta junto a él.

—¿Oye que paso? Te ves con cara de funeral.

Jimin bebe de su jugo mirando su plato de cereal todo pastoso.

—No dormí bien anoche, siento que me pasó un autobús encima. —dice con un tono de voz demasiado apagado.

Esto Seokjin lo nota.

—¿Tomaste el baño caliente y el medicamento para el dolor muscular?

—No, se me olvidó.

Seokjin niega.

—Se supone que tienes que hacerlo, es una recomendación de Jungkook.

El solo escuchar su nombre duele.

—Lo siento. —Fue lo único que dijo.

Algo le decía a Seokjin que no solo era dolor muscular sino algo más.

—¿Pasó algo que me tengas que decir? Porque déjame decirte que este aura es tan… deprimente, y no es propio de ti. —Su jefe y amigo tenían algo y él quería saber el que. Lo toma de las manos esperando su respuesta.

Jimin deja salir un suspiro para decirle lo que pasó.

—Vas a pensar que soy un tonto o tal vez te burles de mi.

—No haré eso, me podrías despedir —se ríe contagiando a Jimin— Ya dime qué te pasa ¿Es algo que tenga que ver con cierto entrenador?

—Si.

—¿Pasó algo entre ustedes?

—Lo que pasa es que... Aún siento algo por él. No lo sé, es solo que verlo de nuevo me trajo todos esos recuerdos de nosotros juntos, cuando éramos novios, sentí tan bonito, que imaginé que podría volver con el hombre que me cambió la vida para siempre, que me dejó marcado el maldito corazón.

—¿Y?

—Y lo que pasa que pensé que podría conquistarlo otra vez, pero ayer que entré a su oficina se estaba besando con una sexy mujer. —Ahí estaba él porque su aura oscura— Los vi y realmente me dolió demasiado, casi me sentí igual a cuando me dejó.

—Bueno eso no lo sabía, lo siento Jimin. Debió ser una mierda ver eso. —Le acaricia la mejilla.

—Es mi trágica vida.  En fin, ¿Qué hay para hoy?

Cambia el tema, no quería seguir sintiéndose tan mal después de lo que pasó. Todo pasaba por una razón y a lo mejor esa razón no era estar juntos.

Jin se dio cuenta del cambio tan repentino de tema, debió doler demasiado como para que su mejor amigo esté así. No quiso preguntar más y le contestó lo que pregunto.

—Tienes una pequeña sesión de fotos, también hablar con la marca Dior que quiere que seas su embajador. También un arreglo con Tiffany & Co. Te quién para ser su modelo.

—Waoo, ¿Cuántas marcas me quieren?

—Como no quererte si eres el más aclamado cantante y actor de Corea. Prácticamente una estrella mundial que rompe récords. ¿Quién no te quisiera?

«Jungkook» pensó, más no lo dijo.

—Iré a ducharme.

—Yo haré llamadas.

Jimin se levanta y va a su habitación para tomar una deliciosa ducha. Dejó que el agua le quitase el estrés y el mal humor. Ya listo, salió con Seokjin, este le venía diciendo otra cosas más antes de ir al entrenamiento con Jungkook.

Cada vez que veía la hora en reloj, su corazón latía más rápido, a pesar de estar tomándose fotos, los segundos y manijas del reloj avanzaban y hacían un ruido en su mente que le recordaba que estaba a horas de verse con el. ¿Cómo se sentirá verlo y hacer que no le importe? Quisiera él una respuesta a eso, sin embargo parecía que sus cosas pendientes las hacía rápidamente con tal de que ellos pudieran verse.

Firmó con Dior, también con Tiffany & Co. Se tomó algunas fotos más, hizo un Tiktok con el grupo de su agencia New Jeans. Parecía que su mañana y tarde se fueran tan rápido, está era su vida después de todo, él eligió esto.

¿Aún se arrepiente? Si, lo hace.

Porque para él la vida que él quería era estar con su hombre, en su hogar criando a su futuro hijo. Pero la vida fue una hija de puta: junto con otras personas que lo alejaron de aquel sueño que realmente él tenía, y de Jungkook.

Terminado todos sus asuntos, miró su novio con un mensaje de su compositor, diciéndole que si ya tenía alguna idea sobre su próximo álbum. Contesto que no. Dejó su móvil a un lado sobando su cabeza. No tenía idea de que hacer, que componer, que escribir. Parecía estar en un bloqueo profundo donde la inspiración se le había ido de las manos.

Quería escribir algo que a sus fans le guste, pero que se identifiquen con las letras, no hacer cualquier cosa tonta que no haga sentir nada. Esa era otra de sus virtudes, una canción para él tenía que significar algo.

—Me bajaré aquí porque tengo que ir por tus trajes, recuerda que tienes que tomar las vitaminas, también recuerda que terminado tienes una junta con el CEO para lo del festival de caridad del mes de diciembre.

Le recuerda Seokjin y baja del auto.

—No se me olvida, tengo todo listo en mi lista de recordatorios.

—Ese es mi jefe. Adiós y buena suerte.

—La necesitaré.

—Vamos, eres actor, se que puedes fingir que no te importe nada de lo que viste ayer. Actúa al menos para evitar que duela menos.

—Eso suena fácil.

—Solo intenta. Bye.

Ve a su amigo y manager para irse a sus propios asuntos. Quiera o no llegó su hora de entrenamiento, tenía que ser fuerte pase lo que pase ahí dentro.

—Recuerda Jimin, solo entra, entrena como nunca y después sales sin que nada de lo que viste te afecte ¿De acuerdo?

Se dio ánimos. El chófer daba camino al gimnasio, Jimin quería no llegar, esto no se le hacía fácil como él creyó, se arrepintió y con toda seguridad se hizo mierda.

—¡Pare un momento por favor! —Le pide al chófer, este le hace caso.

Paro tan cerca del gimnasio.

—¿Quiere ir a otro lugar Joven Park?

El castaño negó.

—Solo quédese un momento aquí, solo un momento.

El chófer no dijo nada más, hizo caso. Jimin por otro lado miraba de reojo el gimnasio de Jungkook, el tenerlo tan cerca le hace querer retroceder tanto como pudiera. En su cabeza pasaban las imágenes de él besando a aquella mujer. Tal vez está exagerado, siendo tan dramático, pero Jungkook no fue cualquier persona en su vida y eso le hace dudar si entrar y ver la realidad de que el guapo pelinegro ya lo dejó en el olvido.

Los minutos pasaban y ya era hora para que llegara, no se atrevía a salir del auto y caminar al lugar, se quedó sentado mirando el gimnasio. Una hora pasó, tan rápido que se estaba odiando ahora mismo, no podía hacer estás cosas, él tenía un compromiso, no podía fallarle a sus fans y mucho menos al dueño del show.

Joder porque esto era tan difícil para él.

Estaba por abrir la puerta cuando vio al pelinegro salir, eso hizo a Jimin detenerse, congelarse en su lugar. Lo vio mirar a los lados, supuso que lo estaba esperando, no se veía bien, parecía enojado. Lo vio entrar casi azotando la puerta.

Dios había olvidado que odia la impuntualidad, esto lo meterá más en problemas con él. Y vaya que Jungkook tenía mal carácter.

Cuando al fin se decidió a ir y entrenar, abrió la puerta del auto para recibir su regaño por llegar tarde, sin embargo unos pequeños aullidos en el callejón de al lado le hicieron detenerse.

Miró al callejón notando que también era un basurero, los aullidos otra vez se hicieron presentes, Jimin dudaba de entrar a ese lugar, estaba feo, pero realmente le preocupaba esos pequeños gemidos de cachorro.

—Ojala no me asalten.

Entró a lugar, piso con cuidado pues había algunos vidrios rotos, no quería cortarse y que le pegará alguna enfermedad mortal. Los quejidos pequeños se hicieron más audibles, Jimin paró mirando varias cajas de cartón. Olían horrible, casi un olor a orines nauseabundos. Quiso vomitar, sin embargo, fue valiente de moverlos para ver dónde estaban esos aullidos.

Al quitar los cartones, vio un pequeño perrito atado al tubo del drenaje. Estaba ahí en un cartón acostado, alguien lo había abandonado en ese lugar.

—Pero si eres un perrito tan lindo —dice Jimin conmovido, se agachó notando que el perrito estaba temblando y no podía abrir sus ojitos, también noto una herida su patita delantera— Quien sería capaz de abandonarte en esas condiciones, joder, espero que el maldito que te trajo aquí se pudra en el infierno. Vamos perrito, no te haré daño.

Lo acarició levemente, el perrito tenía miedo, pero Jimin le hizo saber que él no le haría daño. Sacó de su bolsa su suéter, una navaja para rasurar. Cortó el cordón que ataba al pequeño perrito, al hacerlo lo abrigó con su suéter. Se levantó y salió del callejón con el perrito en brazos, entrando a su auto otra vez.

—Llévame al veterinario, por favor.

—En seguida señor.

Jimin miraba al cachorro, él tenía que ser atendido rápidamente o podría morir y él no quería eso. Miró el gimnasio, pensó en volver y explicarle las cosas a Jungkook, sin embargo, una pequeña vida dependía de él, y eso era más importante.

Ya después iría a explicarle todo.

Mientras tanto Jungkook esperaba al castaño, estaba enojado, le había dejado claro que odia la impuntualidad, tomó su móvil a punto de llamarle y decirle un par de cosas, pero el número de Seokjin lo impidió.

Contesta, pero no se escuchaba muy bien.

—Jung... Kook... Jimin no podrá ir, es que —se cortó un poco.

—¿Seokjin? ¿Hola?

—Jimin.... Está en el ve... —se vuelve a cortar y lo único que logró escuchar fue— En emergencia... No podrá ir, está...

Y se cortó.

—¿Jimin está en emergencias? ¿Pero qué?

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