xlvii. una de las tantas formas
¡Volví gente! el otro cap que sigue después de este ya es el último <3
— Cuando el ogro se convirtió en ratón, el gato lo atrapó de un solo zarpazo y se lo comió. Al escuchar que se acercaba el carruaje, el gato corrió hacia las puertas del castillo para darle la bienvenida al rey.
Los niños son fieles compañeros de Jun-so. Sabe cómo tratarlos y hablarles debido a su actitud un poco infantil cuando tiene confianza. A Han tambien le gustan, pero prefiere mantener distancia. Los invitados aplauden una vez que la modelo termina el cuento del gato con botas y se despide de ellos.
— Son tan dulces, me regalaron helado y galletas — dice la chica sonriente cuando ambos caminan por la acera — Hannie ¿A ti te gustaría tener hijos?
— Mmmm no sé — se encoge de hombros sin importancia un poco nervioso por aquella pregunta.
— Ay, no te pongas así, todavía no vamos a tenerlos si no estas preparado. Qué tímido eres. — sonríe maliciosa dándole un leve codazo — somos pareja y podemos hablar de ese tipo de cosas.
— Ay mira, abrieron una nueva tienda. — señala al otro lado de la calle. Jun-so ríe por sus intentos de desechar el tema — Bien... A decir verdad, nunca lo pensé. No he llegado al punto de mi vida donde debo tomar esa decisión.
— Te entiendo, sólo piensas en el trabajo — acaricia su mano que está unida a la de ella.
El empresario muerde su labio ¿acaso lo tomó como algo no muy importante? — pero si tú quieres podemos tener, no tengo problema con eso.
La castaña lo observa abriendo sus ojos levemente y sonríe pensativa.
— Podríamos practicar algún día.
— ¿Eso qué significa? — pregunta Han confundido, Jun-so entra a una tienda riéndose a carcajadas — ¡Jun-so, explícame!
La chica camina toda la tienda en busca de ropa nueva, James la ayuda cargando los percheros mientras Daniel y Han están sentados en los muebles de aquel lugar.
— Daniel ¿tienes lo que te pedí? — pregunta silencioso al guardaespaldas, este saca de su traje unas cajas no muy grandes y las guarda — si todo sale bien en la noche, te pago el doble.
— Sí, señor — acepta.
— ¡Hannie! ¿te gusta más este o este? — le enseña dos vestidos, ambos se hacen los distraídos para no levantar sospechas.
— Toma todos, yo te los pago.
Asiente sonriente y se adentra en los probadores. Ji-pyeong hace algunas cosas rápidas en su teléfono mientras ella está distraída en sus prendas.
— Me encanta pasear de noche — habla Jun sintiendo el fresco de la brisa contra su rostro, comiendo Bungeo-ppang junto con Han en su auto. El hombre agarra el snack de su novia dejándolo en una servilleta a su frente — ¿Qué pasó?
Busca en los bolsillos de su chaqueta una caja color rosa y lo abre frente a ella. La modelo tapa su boca levemente.
— ¿Son diamantes de Bulgari? ¡los amo! ¡gracias! — exclama emocionada. Echa su cabello para detrás colocándolos en sus orejas — ay, Han, gastaste media fortuna en este regalo. Prometo recompensarte.
— Tal vez un beso cuente como recompensa.
La chica ríe acercándose. Deja besos en sus mejillas y por último en sus labios, pero no duró mucho ya que su telefono sonó. Se queja tomándolo y contesta.
— ¿Hola? ¿qué? ¿Cómo que están en el apartamento? ¡salimos!... De acuerdo, iremos para allá, no se desesperen — cuelga y mira a su novio — Todos los de Cheongmyeong Company están esperándonos en casa, dicen que debemos ir enseguida porque Kitty está maullando demasiado.
— Entonces vamos.
Conduce rumbo a casa, en el camino, mientras Jun-so retoca su maquillaje, Ji-peyong trata de recordar las palabras que escribió en un papel. Después sabrán para qué. Es tan tonto que necesita guiarse con algo. Abren la puerta principal del apartamento, la castaña revisa si su gato se encuentra bien y se levanta del suelo frunciendo su ceño.
— Ni siquiera están aquí y Kitty está en perfectas condiciones, qué mentirosos. Voy a llamarlos.
— Cariño, olvida eso. Tal vez se fueron porque se cansaron de esperar. — le quita el celular de las manos y la abraza por la cintura fuertemente.
— Mmmm... ¿Acaso quieres practicar? — pregunta sonriendo.
— Mejor sigamos en lo que estábamos cuando nos interrumpieron.
Jun-so une su boca con la del hombre, besándolo dulcemente. Han pasa sus manos por su espalda descubierta acariciándole de manera suave. Ji-pyeong se separa tomando su mano y la guía a la sala, donde hay muchos de sus bocadillos favoritos y velas con aroma a lavanda. Yeong-sil reproduce música tranquila.
— Luce muy hermosa hoy, señorita Kim.
— Gracias Yeong-sil — agradece sonriendo, se gira hacia el inversionista — ¿se me olvidó que tenemos algo importante hoy que debemos celebrar?
— No, pero, que pasemos una noche especial no hace daño — Han toma una corona de flores que tenía guardada y la coloca en su cabeza.
Algunos fuegos artificiales se ven por el balcón. Jun-so corre hacia allá asomándose por el barandal viendo el río Han y la hermosa ciudad. Han llega a su lado, admirándola como un lindo girasol floreciente en medio del desierto.
— En Tokio no se ven mucho los fuegos artificiales porque los edificios son muuuuy grandes ¡son incre...!
Se queda en shock al ver a Han arrodillado frente a ella, con un anillo estupendamente hermoso.
— Sé que no ha sido fácil pa..
— ¡No digas nada! — lo calla, el frunce su ceño. La chica solloza — ¡acepto!
Se tira encima de él abrazándolo con todas sus fuerzas. El hombre gime del dolor por el peso de su ahora prometida encima de él. Jun-so se sienta a su lado gritando feliz.
— Vaya, eso fue... Fácil. Voy a tener que aguantarte. — murmura agarrándola de la cintura, saca el anillo de la caja y lo coloca en su dedo. Lo toma por sorpresa cuando lo besa — espera, no he terminado.
— ¿Qué? ¿Cómo que no? ¡OMG! ¿ahora va a salir Chris Evans y me va a llevar al Amazonas donde seremos Tarzán y Jane? — tapa su boca abriendo sus ojos. Han ríe estruendosamente.
— No, Junnie, mira -— saca papeles de su chaqueta y se los entrega.
Jun-so los lee con una mueca, la cual desaparece en segundos, convirtiéndose en una expresión triste.
— Tu nombre real es Hye Jung-park, tus padres biológicos son el señor Hye Mon-yu y Hye Duk-su. Viven en Hiroshima. —le explica.
— La señora Dong-ju es mi abuela y... tengo un hermano— susurra impactada, leves lágrimas bajan de sus ojos sin creerlo.
— Tienes una familia que te ha estado buscando durante 20 años. Están arrepentidos. Aún te aman.
— Pero... ¿Por qué me abandonaron?
— No tenían los suficientes recursos para cuidarte, eran una pareja pobre así que decidieron dejarte en manos de otras personas. Lo hicieron para protegerte — coloca su mano encima de la de ella.
La castaña baja su mirada llorando, pero limpia sus mejillas y abraza a Han. — Gracias, no sé cómo agradecerte, de verdad.
— No tienes por qué hacerlo. Esto lo hago porque te amo. — susurra dulcemente mientras toca su cabello. La chica se separa un poco suspirando profundamente para mostrarle una sonrisa gigante.
— Te voy a dar 5 hijos, lo juro.
— Mejor tengamos 10— dice sarcástico.
— Mmm, tienes razón... Vamos a practicar para que los hagas todos a la perfección. El primero en rendirse pierde.
Han traga en seco. Lo jala del brazo llevándolo de vuelta al apartamento.
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