Único
Dedicado a mi Dorothea favorita -AstronautOleff
⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯
Sus pasos hacían eco a través de los solitarios pasillos. El aire de sus pulmones cobraba visibilidad al salir de sus labios, a causa del gélido clima. Observó por las ventanas al somnoliento sol, que apenas se dejaba ver por entre las nubes que desprendían copos de nieve.
El invierno era sinónimo de vacaciones en el reino de Muy Muy Lejano. En el castillo, los sirvientes tenían menos trabajo del usual; por igual, los Caballeros no se preocupaban mucho por la seguridad, las cosechas no eran prioridad ni las reuniones de índole política. Incluso el rey podía darse el tiempo libre que no tuvo durante el año.
Y en cuanto a la reina... bueno, también se daba sus libertades.
Arturo se detuvo frente a una puerta enorme de roble, y tocó suavemente tres veces. Recibió como respuesta un "pasa" en voz apenas audible y con eso entró a la habitación.
Le tomó unos segundos adaptarse a la oscuridad. Un sólo rayo de luz se colaba por entre las cortinas, sin contar el candor de la chimenea, cuya flama ardía tenuemente. Con pasos sigilosos, se aproximó hacia la cama, y ahí la vio. Hecha un ovillo, se hallaba la reina, su esposa, profundamente dormida bajo las gruesas cobijas.
Arturo se quedó enternecido ante la imagen de su mujer, quien apenas asomaba parte de la cabeza. Tomó asiento junto a ella, se quitó los guantes y acarició suavemente su rubio cabello, que estaba alborotado. Fue entonces cuando su rostro dejó la tranquilidad atrás y una expresión de disgusto se apoderó de su faz.
— Oye, ¿Qué te pasa? Déjame dormir — Refunfuñó sin siquiera abrir los ojos y se acurrucó aún más.
— Ricitos, ¿no crees que ya es hora de despertar? Ni siquiera has almorzado algo.
— No tengo hambre, tengo sueño — Murmuró, sacando a relucir su pequeña nariz —. ¿Qué haces aquí? ¿Acaso el rey de Muy Muy Lejano no tiene nada que hacer hoy?
— Sí, tiene que estar con su reina — Contestó, en tono dulce. Ricitos se incorporó al instante.
— ¡Vas a hacer que me de insomnio! Deja de decir esas cosas — Espetó, un poco más despierta. Arturo soltó una risa, le daba cierta gracia darle esos cumplidos cuando sabía que ella se enojaría al escucharlos.
— Lo siento, sólo quería animarte un poco, pero si tú quieres me iré — Se levantó. Ricitos frunció el ceño y lo tomó del brazo.
— Espera — Dijo, sin mirarlo —. Tu reina tiene frío, debes hacer algo al respecto.
— Podría traerte otra frazada — Propuso, con una sonrisa burlona. Ricitos lo atrajo hacia ella y le dio un abrazo.
— Mejor quedate aquí, tonto — Murmuró. Arturo la estrechó entre sus brazos.
— Cómo tú ordenes — Respondió, se despojó de la corona y su capa, para después recostarse a su lado —. De todas maneras ya me estaba dando sueño.
— Sí, como no — Se miraron el uno al otro. La rubia hizo un mohín con los labios —. Oye... sabes que esto durará lo que resta del mes, ¿verdad? — Él asintió —. ¿Y no te molesta?
Arturo pensó por un par de segundos — No, realmente no lo hace. Es cierto que te extraño por estas fechas pero, sé que es algo necesario para ti. Además, siempre puedo verte al final del día ¿no?
— Supongo que es cierto. Y admito que yo también te extraño — Confesó con una pequeña sonrisa, le dio un beso en la nariz y luego se dio la vuelta.
— Ya lo sabía — Dijo satisfecho, y la abrazó por la espalda. Ella tomó sus manos entre las suyas momentos antes de quedarse dormida junto con él.
Por momentos así, Arturo amaba cuando Ricitos hibernaba.
⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯
Espero les guste, literal ando obsesionada con ellos dos, y el concepto de Ricitos hibernando al igual que su familia me derrite de ternura.
Si son fan de este ship, tengo más fics de ellos en mi perfil, los invito atentamente a leerlos y a votar ❤️
Los quiero mucho, ¡Hasta la próxima!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top