【 10 】
El problema con los pueblos pequeños es, que la palabra se esparce como un hilo de pólvora.
Si algo tan horrible como un asesinato sucede durante la salida del Sol, ten por seguro que todos ya tendrán una hipótesis del posible culpable a mitad del desayuno.
El descubrimiento del cuerpo de Susanne había despertado algo en la comunidad. Algo oscuro, asfixiante, que no había visto la luz del día en muchos años: terror.
El terror. Pariente agravado del miedo. Tan maligno y nocivo como el veneno más letal. El pútrido aroma parecía envolver cada esquina y recoveco del área, enredando sus pegajosos dedos sobre todo ser viviente que pudiese albergarlo.
Para el medio día, la población entera desprendía el rancio olor del terror. Todos estaban sumergidos y estáticos en él, como presas que no tenían idea de lo que se venía.
Bueno, casi todos.
Louis se encontraba demasiado ocupado con sus tareas de estudiante como para salir, por lo que lo único que podía olerse, era su estrés.
Y dichas tareas no eran siquiera el mayor de sus problemas.
Al despertar esa mañana, Louis había sentido un tirón familiar en el pecho. Presentimiento. Los rayos mañaneros apenas y brillaban en el cielo cuando salió de su cama.
Sus ojos azules habían escaneado la vista de la ciudad que su pequeña y vieja ventana le proporcionaba. Una calma tan pesada que erizaba los cabellos de su nuca parecía envolver el pueblo como una manta pesada y sofocante.
Con un ligero temblor en sus movimientos, Louis se preparó lo más rápido que pudo para atender a sus hermanas y largarse pronto a la escuela. Necesitaba aire fresco.
Para cuando llegó a la preparatoria, Liam ya estaba esperándolo. Cuando ambos charlaban de sus pendientes del día y Liam menciona que debería buscar el collar entre sus cosas, es aquí, que Louis se encuentra con su segundo problema en las últimas veinticuatro horas: el collar de rosa, aquel que Harry le había obsequiado, estaba perdido.
Su mejor amigo había pasado a dejárselo en el casillero en algún momento del día anterior. Pero ahora, mientras Louis saca a tirones todas sus pertenencias, se dan cuenta de que el collar ha desaparecido.
Liam y Louis observan el confuso vacío dentro del pequeño casillero, tratando de explicarse que es lo que podría haber pasado. Las cosas de Louis yacen en el suelo, desparramadas. Igual que su humor.
Todo parece ir de mal en peor.
Primero, descubre un secreto que ni siquiera está seguro que deba saber, y ahora, pierde el único regalo que el fantasma le ha dado. Posiblemente la única forma de control que tiene sobre... lo que sea que Harry sea.
¿Qué se supone que pasa ahora?
—Tranquilo— dice Liam, como si pudiera leerle los pensamientos. —Durante el período optativo, revisaré las cámaras. La cabina de vigilancia de la escuela está al otro lado del cuarto de revelado de todas maneras.
Louis asiente. —Está bien, gracias.
Parecía una crisis evitada.
Pero, esa es la cosa.
Era sólo una apariencia.
El día pasa en un borrón. Louis lucha por no quedarse dormido entre clases. Realmente es un desafío, con todas las horas de sueño que había sacrificado la noche anterior, tratando de informarse más acerca de la familia de Harry.
¿Qué tanto tendría que ver el pasado horrendo de su familia con su muerte? Tal vez nada, y por eso el fantasma había decidido omitirlo.
Oh, no había pensado en eso... Tal vez Harry estaba avergonzado de su pasado.
Dios, sus ojos parecían determinados a cerrarse. Sentía una pesadez debilitante encima.
—¿Por qué aprietas ese pobre durazno como si tratases de matarlo? — saluda Liam, sentándose frente a él.
Louis abandona sus pensamientos y observa a su mejor amigo. Ojos entrecerrándose lo más que pueden para enfocar la vista. Si, es su amigo parado enfrente de él.
Su bandeja de comida está ocupada por un gran vaso de acero inoxidable con pajilla reutilizable, lleno muy probablemente de café. Al lado, una barrita de energía y una porción de ravioles.
—¿Qué hay con tu dieta de carbohidratos puros? — Louis le entrecierra los ojos.
—¿Qué hay con tu intento de estrangulamiento frutal? — Liam le devuelve la mirada. Dura unos segundos, antes de sonreír y suspirar. La silla que arrastra provoca un chirrido retumbante para Louis. —He revisado las cámaras.
Louis inhala. —¿Y?
—No hay nada. Ni siquiera una mosca volando. Todo lo que la cámara capta es el pasillo y las sombras de la noche.
El ojiazul suspira, decepcionado.
...¿Tal vez Harry lo tomó?
Podría ser. Es decir, el mismo lo cargaba consigo antes de conocer a Louis. Seguramente debió tomarlo cuando notó que Louis no estaba usándolo.
—Cómo sea. Hoy voy a irme temprano. Hay un incremento de trabajo y quiero estar allí para ayudar— Louis alza la vista mientras Liam le habla, y mientras su amigo se ocupa de abrir la barrita de cereal entre sus manos, el ojiazul estudia las oscuras ojeras debajo de sus ojos, la ligera palidez en su rostro.
—No has pegado el ojo en toda la noche— no es una pregunta.
Liam sonríe. ¿Cómo no lo vio antes? Liam sólo sonríe asi de seguido cuando tiene sueño.
—Y una mierda. No pararon de llegar los cuerpos, Louis.
—¿Pero cómo?
—Antes de que nos fuésemos a casa, mi jefe llegó de la nada diciendo que nos traían cuerpos de otra morgue cercana a Yorkshire. Al parecer hubo un incendio y mucha gente murió, pero el pueblo de donde son es tan pequeño que la morgue no se daba abasto.
Louis asiente. —Hablando de eso. ¿Cómo te fue con Zayn anoche?
Si no estuviese observando a Liam tan de cerca, fallaría en ver la pequeña forma en la que una de las comisuras de su boca se alza, antes de bajar.
—Pues no es un idiota total, así que supongo que bien.
Louis asiente. —Al menos no se sacarán los ojos él uno al otro por el momento.
—Sólo el tiempo lo dirá— dice Liam, mordiendo la barrita y dando por zanjada la conversación.
Cumpliendo su palabra, Liam se escabulle silenciosamente de la última clase y se va sin perder un segundo hasta la morgue, pie casi pegado en el acelerador. A unos cuantos metros, un agitado Zayn pedalea por su vida, tratando de alcanzar el auto de Liam.
Claro, siempre respetando los límites de velocidad. Zayn ama su vida y no quiere perderla en una estúpida bicicleta.
Louis, por el contrario, permanece en la escuela durante todas las clases.
No es como que tenga opción. Después de todo, tiene que ensayar la obra y esperar que Lottie salga de entrenar.
El director de la obra dura unos veinte minutos balbuceando sobre la irresponsabilidad de Susy por faltar a uno de los últimos ensayos de la puesta en escena. Louis y el resto del elenco le escuchan con cara apabullada y ojos desinteresados. No es nada nuevo que Susy no se presente a ensayar. Son cosas que se esperan. El agua moja y Susy se cree demasiado buena como para practicar sus líneas.
Louis hace un buen trabajo, o al menos, eso siente.
El profesor a cargo no tiene notas respecto a su actuación, sólo leves observaciones en cuanto a postura y las luces que van con la escena. El ojiazul se siente, por primera vez en muchos días, lo más cercano que podría estar a relajado. No está allí todavía, pero se siente como si lo hiciera. ¿Quién diría que tenía tanta tensión encima?
Tal vez balancear su vida de adolescente con ayudar a un fantasma a cruzar al otro lado no era una tarea tan fácil después de todo.
Con un nuevo humor en la mente, Louis abandona el teatro estudiantil junto a sus compañeros, ellos hablando entre ellos sobre temas triviales mientras él camina hacia los campos de futbol, esperando que Lottie haya terminado de una buena vez.
—¡Hey, Loui! — exclama una voz a su espalda.
Se vuelve sonriendo. —Niall, ¿sigues aquí?
El rubio asiente. —Aún no termino con las pruebas de vestuario.
Louis asiente. —Es un dolor de muelas.
—¡Ni me lo digas! Estoy a nada de perder los cabales y gritarles a todos.
Ambos se entretienen charlando un momento, puños de gente pasando a sus costados.
De pronto, un gran estruendo.
—Eso vino del gimnasio...— murmuró Louis.
Niall abrió la boca para responder, pero en su lugar, un grito ensordecedor interrumpió la pequeña calma dentro de la escuela, abriendo paso a gritos ahogados, lloriqueos y pánico general.
👻
—Oh, Liam. Que bueno que pudiste venir— son las primeras palabras de su jefe, demasiado ocupado diseccionando el cuerpo de un anciano como para volverse a verlo.
Liam circula la plancha de disección y toma la tabla con la lista de ingresos.
—Veo que no queda tanto trabajo por delante.
—Intenté hacer la mayoría de los aburridos por mi cuenta, después de todo ya tienes práctica con ellos.
El castaño sabe que se refiere a las muertes naturales. Aquellos cuerpos que comisiona la funeraria del pueblo para ser embalsamados. Asiente. Esta vez, su jefe lo mira a los ojos.
—Quiero que me asistas en uno más interesante. Es un caso de la policía, y creo que podría usar el par de ojos extra.
—Claro, quiere que vaya-
—¡Llegué! ¡Lo siento, ya estoy aquí! — interrumpe la voz de Zayn, que entra dando tumbos.
El jefe de Liam le da una ligera mirada de irritación.
Zayn empalidece.
Hay un ligero silencio incomodo antes de que el superior de ambos se lance en un incesante regaño sobre impuntualidad y las malas cualidades que eso representa en un joven.
Liam conoce bien a su jefe. Sabe que odia a la gente impuntual, aún si llevasen un minuto de retraso. No le gusta la gente que no parece centrada. Es algo estúpido, pero sabe que si no interviene, Zayn podría pasarlo muy mal.
Y realmente no sabe la extensión o severidad de la ansiedad del moreno, pero puede ver el ligero sudor en su cuello y como incrementan los temblores en sus manos, por lo que preferiría evitar la situación.
—Este es Zayn, el empleado que ha contratado el señor Jennings— explica Liam. —Necesitamos ayuda extra por las noches y ha venido a ayudarme.
El pelinegro boquea como un pez fuera del agua a su lado, pero Liam no voltea a verlo.
—Ya veo— murmura su jefe, antes de volverse y seguir suturando el cuerpo. —Preferiría que tratara de ser puntual, señor Zayn...
—Zayn Malik— responde el aludido atropelladamente. Liam quiere rodar los ojos y a la vez reír entretenido. Es extraño.
—Bien, eso es todo. Mientras guardo el cuerpo, ¿por qué no comienzan a preparar el material para la autopsia?
Liam da un asentimiento seco y comienza a caminar lejos. Zayn tarda un poco en que las piernas le respondan, por lo que sale dando trastes detrás del castaño.
Una vez dentro del almacén de materiales, Zayn deja salir un suspiro.
—Dios...
—¿Estás bien?
La voz de Liam le hace saltar un poco. —Si, eh... sólo, no soy bueno con los regaños.
—¿Te pones nervioso o te da ansiedad?
—¿Qué-?
—No es como que me importe— replica Liam rápidamente. —Pero el jefe es bastante estricto. Y no siempre estaré yo para salvarte el trasero.
El ojimiel asiente. —Entiendo...uh, p-por cierto— Liam deja de verter formol en un recipiente y se vuelve a verlo. Las mejillas de Zayn están rosadas y sus ojos miran a todos lados menos hacia él. —Gracias por eso.
Liam asiente. —Nadie merece padecer un ataque de ansiedad en el trabajo.
Esta vez, Zayn le ve a los ojos. Y sonríe.
Y Liam se odia por casi sonreír también. Se avergüenza a si mismo dejando ver un gesto entre risa y mueca. Zayn sonríe un poco más, como pudiendo ver la lucha interna de Liam. Es una sonrisa muy bonita. Simétrica y elegante. Una curva que hechiza.
¿Qué mierda?
Encaja la nariz en el contenedor de formol para despejarse la cabeza.
—¿Qué haces? — dice Zayn, frunciendo el ceño.
—Ocúpate de tus asuntos— murmura Liam, continuando con lo suyo.
Zayn le da una mirada curiosa antes de caer en un silencio cómodo. Ambos continúan juntando las herramientas necesarias para la autopsia. El moreno no necesita demasiada ayuda eligiéndolas, pues Liam le ha explicado bien como funcionan las cosas y lo que se necesita.
Puede que muchas personas en la escuela no lo sepan—a excepción de Niall— pero Zayn es muy listo. Lamentablemente, su inteligencia se adapta a las artes y no a las ciencias exactas.
—Oye, ahora que lo pienso, ¿no dijiste que tu supervisor no le importa una mierda lo que hagas? ¿Qué hay con la repentina disciplina?
Liam niega. —El señor Jennings es nuestro supervisor, pero no es el jefe de la morgue. Ese de afuera es el doctor Collins, el director de la morgue podría decirse. El jefe de jefes.
—Jajá, ¿cómo la canción de los Tigres del Norte?
Liam y Zayn se quedan viéndose el uno al otro, la risa del moreno a medio camino y las cejas del castaño bien alzadas.
Y luego, lo imposible: Liam sonrió.
El cerebro de Zayn hizo corto circuito. El simple hecho de ver de cerca la sonrisa de Liam y la forma en la que sus ojos brillaban cuando lo hacía, era una conmoción total para su cuerpo.
Resultando, en un tropiezo que lo hizo colindar con un estante cercano, lanzando todo al suelo.
Liam le vio desde arriba, con expresión entretenida. —Se que mi sonrisa es bonita, pero no tanto como para que la gente ande por allí desmayándose. Ten cuidado con las rodillas— se rio, antes de abandonarle en el pequeño almacén.
Zayn se llevó las manos a la cara y ahogó un grito. —Dios mío, relájate un toque, Zayn— se murmuró.
Liam volvió a reír desde afuera. —Deja de lamentarte y apresúrate.
Cuando el pelinegro por fin emergió del almacén, su cara y orejas estaban totalmente rojas. Liam suprimió las ganas de exclamar ''aww'', y decidió no presionar más.
—Entonces, ¿tienes bici eh? Y aquí estaba yo pensando que ese casco negro era de una motocicleta.
—Oh, no— Zayn se sonroja nuevamente. Inclina la barbilla hacia su pecho. —Yo no... mis padres, no tenemos esa clase de dinero. Además, es peligroso.
Liam le da una buena mirada al chico parado frente a él. Sus ojos traviesos y ansiosos, la sonrisa ladina y las manos temblorosas mientras prepara el instrumental.
—Sabes, eso suena bastante lógico para mí— se ríe.
—¿A qué te refieres? — presiona Zayn, ladeando la cabeza.
—Eres un bobo total, no sé porque imaginé que tendrías una motocicleta— Liam vuelve a reír. Zayn se sonroja nuevamente ante la franqueza del castaño.
—N-no soy un bobo.
Liam calmó su risa. —No me burlo, es solo que eres muy despistado, algo torpe con tus pies y le tienes miedo a cualquier cosa que tenga que ver con sangre y esas cosas. Eso no exclama dueño de motocicleta prona a accidentes, ¿no?
Zayn refunfuña. —Supongo que no.
—Deja de pucherear y ayúdame a hacer espacio para el cuerpo.
Ambos se concentran en sus tareas lo que resta del tiempo. La atmósfera silenciosa se rompe cuando las pesadas puertas de la morgue se abren, camilla de autopsia entrando primera. El aire se vuelve algo solemne y pesado. Liam está acostumbrado a ello, después de todo, se esta tratando con el cuerpo de alguien; una persona que hasta hace unas horas o días, había sido el hijo de alguien. Uno de esos momentos en la vida donde te cuestionas la existencia, sin duda. Nada nuevo para el castaño, verdaderamente.
Pero había algo... extraño.
Una sensación de pavor que acariciaba la piel de tu nuca, poniendo cada vello allí de punta. Algo que auguraba que lo que sea que estuviese debajo de la sabana y sobre las chillonas ruedas de esa mesa dictaminaría el curso de su día, tal vez incluso de su vida. Un sentimiento tan abrasador como terrorífico que incluso hace temblar a quien lo relata.
Parecía como si... los instintos más primitivos dentro de Liam se hubiesen levantado de un sueño de millones de años en evolución, todo para gritarle al unísono: Corre!
—Necesito que firmen estas formas como precaución legal. No pueden mencionar nada de lo que verán a continuación, ni tienen permitido revelar la identidad del occiso— pronunció el doctor Collins, tendiéndoles una tabla con formularios recién impresos.
Liam se sobresaltó ante la interrupción de su voz, causando que Zayn lo viese con preocupación. El castaño se sacudió con un fuerte escalofrío, pero acató lo que se le pedía.
Una vez que estuvieron firmadas ambas formas, los tres se dispusieron a transferir el cuerpo hacia la plancha de disección.
—Cuidado con la cabeza, es delicada.
Los chicos bufaron un poco ante el peso muerto, intentando con todas sus fuerzas de ser lo más gentiles que su cuerpo les permitiera.
Zayn sintió una enorme pesadez embargar su pecho al tocar aquel cuerpo. Era, como si sus extremidades estuviesen hechas de plomo, o como si el centro de la tierra misma lo reclamase con fervor, tirando de su cuerpo hacía atrás. No podía explicarlo, pero se asimilaba mucho a ser estrangulado, o eso pensaba él. Tenía que jalar aire por la boca para poder respirar correctamente. Ante el ruido de sus jadeos, el director de la morgue se volvió a verlo con cierto dejo de diversión.
Liam, por su parte, se encontraba extrañamente tranquilo. La sensación de hace unos momentos había desaparecido. Sin embargo, eso no significaba que no estuviese alerta.
Por la forma en la que los ojos de su jefe brillaron bajo las luces LED de la habitación, parecía que algo se traía entre manos.
—¿Señor...?
—Adelante, Liam— sonrió detrás de su careta. Liam frunció el ceño.
—Adelante, descúbrelo. Te dejaré hacer el primer corte...bueno, si puedes encontrar algún sitio disponible.
Los jadeos de Zayn se hacían cada vez mas desesperados. El estertor de su vía aérea cada vez más claro.
Los instrumentos en la mesa auxiliar a su costado emitieron un fuerte estruendo al caer al suelo, siendo arrastrados por Zayn mientras caía de rodillas, tratando con todas sus fuerzas de respirar hondo.
El aire en sus pulmones parecía resistirse a oxigenar, siendo empujado fuera por la creciente presión en su pecho y cuello. Era aplastante, como si alguien estuviese parado directamente sobre su garganta, aplastando y hundiendo cada vez más una pesada bota contra la estructura de su laringe. Por alguna extraña razón sentía frío y un insistente ardor en la espalda, que parecía escalar cada centímetro de su piel, quemándola.
El castaño a su lado sentía un gélido terror gateando por detrás de sus ojos. Era como si aquella sensación de calma estuviese siendo forzada sobre él. Quería sentir miedo, quería tomar aquella adrenalina que causaba a sus instintos reaccionar, hacer algo, pero no podía. Una profunda pesadez que le obligaba a estar calmo mientras observaba al pelinegro en el suelo tomar un azulado color...
—¡Zayn, suelta eso! — exclamó Liam, cayendo en cuenta. El moreno tenía una de las pálidas manos del cadáver entre las suyas, apretándola tan fuerte que la sangre coagulada bajo la piel comenzó a supurar de las heridas abiertas. La piel del pelinegro estaba manchada con la apestosa sangre putrefacta, manos manchadas de algo tan negro como la brea fresca. Zayn soltó de golpe la extremidad ensangrentada, tosiendo con fuerza. Al fin, aire. Su tos se intensificó mientras sus ojos rojos enfocaron con terror a Liam, que permanecía paralizado en su lugar. Mirada nunca alejándose del doctor Collins.
—¿No tienes curiosidad de saber quién es, Liam? Hazlo— pronunció el doctor Collins, con una mirada intimidante, alzando la barbilla. Aún podía escuchar a Zayn tratando de reponerse en el fondo. Su cara lucía muy pálida.
Liam observó bien su rostro. Algo no estaba bien.
El sentimiento primitivo de cautela que había estado latiendo todo este tiempo había pasado, nuevamente, a ser una alarma que retumbaba dentro de su cabeza. La piel de la cara comenzó a picarle de miedo. La calma de hace un momento se había esfumado. Como si... como si su sólo propósito hubiese sido retener todo el miedo y horror que pudiese sentir para después liberarlo de golpe, entorpeciendo su juicio con la parálisis inútil del terror. Sus ojos vagaron rápidamente por la figura extraña a su lado, buscando lo que sea que pudiera darle una respuesta.
La piel de las manos estaba estirada, haciendo que las usuales arrugas en ella formaran patrones extraños. Sus facciones parecían actuar contra su voluntad. Como si fuese un intruso, como alguien usando una muy buena máscara del doctor Collins sobre su verdadero rostro.
Las luces parpadearon. Por leves segundos, la habitación se sumió en las sombras de las luces estrambóticas. Bajo aquella tenebrosa atmósfera, la tensión se elevó en un pico ensordecedor que hizo que la parte animal de ambos chicos temblara de miedo ante el inminente peligro delante de ellos.
La silueta del doctor Collins comenzó a distorsionarse detrás de él, tomando formas imposibles para cualquier ser vivo. Se alzaba cada vez más alto por la pared. El silencio era insoportable. Era un hilo tan tenso que podría reventarse con una ráfaga de viento.
Todo en aquella habitación parecía obligar a Liam a decir que si, a levantar esa sabana y sucumbir a lo que sea que Collins—o lo que sea que tuviera posesión de su cuerpo— intentaba hacerle ver.
Por eso, cuando Liam murmuró como pudo un: —No —, la energía en el ambiente pareció extinguirse por leves, preciosos segundos. Todo para volver con más fuerza, como si aquella fuerza invisible se hubiese hinchado ante la desobediencia de Liam, y estuviese a punto de dejarles probar la más pura y aplastante ira.
El parpadeo de las luces incrementó. La habitación fue azotada por un porrazo de aire tremendo. Frío, fuerte, renuente a ceder. Todo voló por los aires. Zayn no podía levantarse del suelo. La sabana permanecía en su lugar, sobre el cadáver.
Por un segundo, un destello verdoso en los ojos negros del doctor Collins le devolvió la mirada.
—¡¿No?! — sus manos se estamparon con fuerza contra el metal de la mesa, arrancando un salto de Liam. —¡Entonces lo haré yo mismo! — rugió, su voz retumbando en las cuatro paredes y agitando todo como si de un terremoto se tratara.
Un grito digno de un paro cardíaco se desprendió del cuerpo sobre la mesa. La sabana voló lejos, mientras el viento seguía soplando dentro como si un huracán se hubiese colado allí y solo allí mismo. De un golpe, el cuerpo lleno de orificios se incorporó gruñendo con odio directo al rostro de Liam, que fue a dar de sentón al suelo.
—¡ES SUSY! — carraspea como puede Zayn, intentando pelear contra las corrientes de aire volando cosas en todas direcciones.
Eso es suficiente para que el cuerpo cambie de dirección y se abalance hasta él, dientes huesudos y rotos enterrándose en una de sus piernas.
El grito que Zayn emite es horrible, tan doloroso y desgarrador que Liam se sacude hasta el alma.
El crujir del hueso y los tendones hace que las nauseas se eleven por el cuerpo de Liam tan violentamente que tiene que usar las manos y los pies para sostenerse lejos del suelo. Todo da vueltas.
—No debiste meter tus narices en mi comida, druida asquerosa.
Liam ve como la piel del doctor Collins comienza a derretirse sobre si misma, como una vieja vela cediendo al abrasador calor de un incendio descontrolado. Los huesos y tendones crujían conforme el cuerpo frente a él sufría una violenta metamorfosis. Zayn se encontraba inconsciente en el suelo, habiendo dejado de gritar hace mucho. Realmente Liam no sabía si seguía con vida o no. Estaba demasiado concentrado en no morir.
El cadáver de Susy emitió otro grito grotesco mientras parecía desaparecer en el aire.
Las fuertes ráfagas parecían concentrarse en el medio del ser amorfo que se arrastraba lentamente hasta el castaño. Las partículas negras que parecían ser los restos de Susy se fusionaron con el bulto de piel, sangre y arterias. Un chillido perforante hizo al aire vibrar. Con un rayo de luz, las corrientes de aire y la sacudida de la habitación alcanzaron su punto más alto, justo cuando un ser fantasmal se materializó frente a Liam.
—Boo.
Liam apenas pudo registrar las largas garras que crecían de los dedos huesudos y ennegrecidos antes de que estas se lanzaran contra su pecho, dispuestas a sacarle el corazón.
Un fuerte estruendo de energía que electrizó todo a su paso, irrumpió el momento.
Las largas uñas permanecían juntas, tratando de alcanzar el pecho del menor pero no podían. Un gran campo de energía blancuzca protegía con fiereza el cuerpo del castaño, emitiendo estruendos sordos de energía a cada intento que estas hacían por atacar.
El pecho de Liam subía y bajaba entre jadeos de miedo. Ambos encontraron miradas. Las orbes negras como la noche penetraron con odio los ojos sorprendidos del chico sometido.
Sin embargo, esa sorpresa pronto se convirtió en determinación.
Con la seguridad de que no moriría en el acto, Liam tomó la despellejada cabeza de la criatura y gritó.
—¡Linquo, oscuridad de la noche, carroñero de los muertos! — Todo un cántico celta emanó fuerte y claro, haciendo que aquella cosa se retorciera de dolor bajo sus palmas.
El viento que soplaba dentro hizo estallar todos los vidrios, lanzando lejos a Liam y a Zayn de donde se encontraban. Estruendosos temblores sacudieron la estructura, haciendo imposible levantarse del suelo.
Y de repente, calma.
👻
Justo en el momento en el que ambos están entrando al gimnasio, un grito que les hiela la sangre resuena por todo el recinto.
Y después:
—¡Susy está muerta!
Hay algo muy característico de la muerte.
No importa si su llegada es esperada o no. En ningún momento, deja de robarte el aliento. Pareciera que, no conforme con reclamar una vida, se llevase también consigo una parte de ti. Cuando llega, nunca falla en reclamar una exhalación. Como un recuerdo de los vivos, para no olvidarse de volver por ellos.
Esta vez, sin embargo, se sentía como si el aire en los pulmones de Louis dejase de existir.
Su estómago cae hasta sus pies, y hay un diminuto segundo, en que la preparatoria, al igual que la ciudad esta mañana, pareciera sumergirse en una quietud tenebrosa.
Louis realmente no sabe si esta imaginando o no la transparente, oscura y muy presente capa de humo que comienza a cubrir los pasillos.
La forma en la que esta avanza, como las espirales en el vapor de un café caliente, enrollándose y extendiéndose alrededor y contra las personas a su alcance, hace que un escalofrío trepe su espalda sin previo aviso.
Por alguna razón, pánico se alza dentro de Louis.
—Vamos— dice, obligando a su cuerpo a reaccionar. Toma a Niall del brazo, comenzando a arrastrarlo lejos de esa extraña niebla vaporosa. Tenían que salir de aquel gimnasio ya mismo.
No sabe que mierda es lo que está pasando, y por qué todos parecen seguir existiendo como si no ocurriese nada. Su conciencia dentro de aquella ignorancia colectiva era la verdadera pesadilla.
Algo es seguro, no se quedará cerca para averiguarlo.
—Louis, que... ¿Escuchaste eso? Oh, dios mío. Susy... ella...— los balbuceos de Niall iban perdiendo fuerza a medida que avanzaban hacia el estacionamiento.
—Que horrible— murmura Louis, observando al equipo de animadoras en los campos de futbol, formadas en un circulo a un costado de las gradas. Parecían estar llorando.
—E-escucha Niall, tengo que correr. No se donde mierda esta Lottie y necesito encontrarla pronto.
—Te acompaño, no quiero quedarme aquí— murmuró el rubio apresuradamente.
—Tu busca aquí, yo... no tengo idea donde podría estar— dijo Louis, saliendo disparado hacia la escuela.
Una fuerte sensación de pavor le sacudió el pecho, y esta parecía acrecentarse conforme más se acercaba al edificio. Realmente no quería volver allí, pero era muy probable que su hermana estuviese en el gimnasio, donde Niall y él habían escuchado la noticia y esa... cosa apareció, devorando a todos.
Dentro de la escuela, no tardó mucho en darse cuenta que estaba completamente solo. La leve brisa que entraba por las ventanas abiertas corría libremente, sin nada ni nadie que la interrumpiera.
Aquella presencia oscura parecía haber seguido a todos hacia los campos de futbol, pues la atmósfera era igual de tranquila que siempre. Se sentía un poco mal ahora, habiendo dejado a Niall en los campos de futbol pensando que allí estaría menos agobiado.
Y ahora la verdadera calma estaba aquí dentro, aunque... debido a los últimos acontecimientos, esto no era muy reconfortante para Louis.
Caminó decidido por los pasillos vacíos directo al gimnasio, abriendo las puertas de par en par.
El estruendo de estas fue bienvenido en completo silencio.
—¿Lottie?
—Louis, que sorpresa— inquirió una voz.
Esa voz.
Había un agudo zumbido en sus oídos.
Necesitaba encontrar a su hermana a como de lugar. Niall lo había llamado casi al mismo tiempo en el que se vio cara a cara con Harry.
—¿Niall?
—Louis, no logro encontrar a Lottie. ¿La encontraste dentro? Hay muchísima gente aquí.
El ojiazul sostuvo la mirada del más alto, algo muy parecido a la ansiedad rascando los costados de su nuca. —Está bien, seguiré buscando dentro. Niall, por qué no buscas en casa y me esperas allí? No creo que sea seguro volver a la escuela.
Harry sonrió, aunque el gesto no parecía llegar a sus ojos.
—Ni que lo digas, bro. No quiero estar más aquí, así que ya estoy en camino para allá. No te demores mucho, ¿si?
Louis tragó. —No tardaré Niall, nos vemos en un rato.
El sonido de la linea cortándose retumbó en su pecho, haciendo que su corazón saltara con adrenalina ante la nueva situación: Estar a solas con Harry en una escuela desierta, demasiado preocupada por la muerte más reciente como para notar una nueva.
—¿Estás bien?— la voz de Harry parecía algo preocupada. Louis no sabía si sospechar o creer.
Quería mantener la información que tenía como un secreto. Sus instintos más primitivos le ordenaban mantenerse calmo y fingir ignorancia hacia todo ese pasado turbio que Harry parecía querer omitir a toda costa. Y realmente no era conveniente revelar todo en un lugar solitario donde claramente cualquier signo de ayuda no podría ser escuchado a tiempo.
—Estoy algo impactado— se asinceró Louis, y eso pareció interesarle a Harry, quién se acercó un poco hacía el humano. —Susanne... mi compañera, falleció. Fue tan repentino...
Harry se relajó visiblemente después de escuchar eso. Pareciera como si aquella danza de depredador y presa se hubiese esfumado y solo quedase un ente bastante preocupado por el único humano que podía verlo. —Oh, Louis yo lo siento mucho— murmuró, colocando una mano en el hombro de Louis. Este sintió frío como nunca en su vida.
—También estoy algo apenado contigo— dijo, usando como excusa la supuesta pena para escapar del agarre. Si Harry lo notó o no, no dijo nada.
—¿Apenado? ¿Por qué estarías apenado?
—Yo... perdí el collar que me has regalado. Lo he buscado por todas partes, incluso revisé las cámaras de la escuela pero, nada. Realmente lo siento— una pausa.
Louis tenía que tener cuidado. En algún momento de esta aventura, Harry le había dicho que los nombres tenían poder. Y no podía permitirse decir en voz alta el nombre de ese fantasma nunca más.
La expresión de Harry se oscurece y Louis puede comprenderlo un poco. Era claro que aquel collar era importante para él más alto, podía estar molesto sin tener motivos ocultos.
El fantasma resopla. —No te preocupes por ello, Louis. Vuelve a acercarse y esta vez el ojiazul no tiene una buena excusa para alejarse, así que no lo hace.
Su mano serpentea hasta su cintura, reposando allí. Louis cree que la mirada fría que parece empujarlo contra el suelo es todo menos comprensiva, todo menos ese "no te preocupes" tan forzado. —¿Cómo te fue en la búsqueda de información?— el más bajo se tensa debajo del agarre de Harry, lo cual no pasa desapercibido por él, quién aprieta con más fuerza. —La última vez que nos vimos tenías muchas dudas.
Louis procede con lo que puede. —Encontré a tu madre, Harry.
Cualquier tono hostil y peligroso que pudiese existir en el aire se había desvanecido. En su lugar, un profundo sentimiento de tristeza sumerge el lugar. Louis es incluso capaz de oler esa nota desagradable de la que tanto hablaba Harry.
—¿Cómo?... ¿Donde? ¿Ella está...?
—Viva— suspira Louis, viendolo directamente a los ojos. El más alto relaja el agarre en su cuerpo y el ojiazul puede respirar profundamente. Lame sus labios nervioso, —Liam me ayudó en mucho. El trabaja en el gobierno así que fue capaz de buscar la información con algunos datos que me diste y-
Louis se entrecorta debido a la mirada que Harry le está dando. Es dura, casi como si pudiese ver a través de él. Perlas de sudor brotan lentamente de su cuello, completamente aterrorizado con la idea de que el fantasma pueda ver a través de él.
—Louis... creo que deberías alejarte de Liam.
—¿Qué? ¿De donde salió eso, Harry? Liam es mi-
—Liam no es humano, Louis.
__________
conteo de palabras: 5377
el primer giro en la trama aparece, que les parece? alguna teoría hasta ahora?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top