𝟬𝟬. ❝ A LEGEND BEGINS ❞
ૢ✧ᵎ꒱ˀˀ ↷ ⋯ HELLFIRE ੈ✩┊͙˚
00. ፧ ❝ CRUEL DESTINY ❞
— Silence.
1920
NADIE PODÍA VERLO, sentirlo o siquiera presenciarlo y ser testigo con alguno de sus sentidos, solo él.
Cerró lentamente el enorme libro dorado sin querer ser testigo de aquello, pese a ser consiente que involuntariamente lo haría.
— Perdóname hermano. — Murmuró tocando delicadamente los bordes del marcado escrito — El destino es cruel, pero preciso... — Miró cómo pudo por su opaca túnica al cielo — El sufrimiento es parte del camino a la recompensa y el aprendizaje. No podemos interferir.
Al terminar, giro de a poco su cabeza hacia su hermana menor, Muerte, la cual, escuchaba atenta, como si aprendiera una lección.
La pálida de cabello oscuro y corto asintió tragándose las ganas de transportarse a la tierra y evitar el brutal futuro que le esperaba a su hermano menor, The Sandman.
Entendía cada punto de las habilidades de todos Los Eternos, sabía de más que ninguno podía interferir con el otro, aunque quisieran, era un curso que debía continuar su sendero y cumplir un cometido, pese a que lo hicieran, seguramente ya estaba escrito. Nunca comprendió el gran peso que caía sobre Destino hasta ese día en el que uno de los suyos se veía involucrado directamente en algo funesto.
Destino la llamó con urgencia en el instante en que supo que un paso en falso de su parte podría cambiar en rumbo de la historia.
En su reino, le informó que seria llamada por los humanos con un hechizo de magia negra para ser encerrada y ultrajada, y así sacarle un beneficio egoísta. Pero ese no era el plan de la palabra de su libro, en realidad, quien caería en esa trampa seria su hermano Sueño, pues, ese era el primer paso que desencadenaría una serie de hechos que lo guiaría a su destino.
La entidad no podía revelarle los detalles, solo debía retenerla lo suficiente.
— Pero esto creará un colapso en su reino... Y en los humanos, no podrán soñar. — Intentó replicar.
— Cuento con ello. — Inhaló profundo — Todo es parte de un plan, las circunstancias deben seguir su curso.
Antes de que la más baja pudiera responder, un estruendo igual al de un rayo azotando en la tierra, invocó su sentido de alerta, precisamente en el reino omnipresente del sueño.
Un oscuro llamado comenzó a jalarlos, estos apenas eran leves tirones aunque lo suficientemente presentes como para despertar la curiosidad de cualquiera, pero cualquier acercamiento podría condenarlos.
Le dirigió una mirada neutra a su hermana y casi al instante se colocaron en una posición firme, negándose a la convocatoria. Y segundos después, una fuerte ventisca de un color azul eléctrico los abrazó.
Destino bajo su cabeza. Estaba hecho, Sueño ya estaba en la tierra en contra de su voluntad y permanecería ahí un par de décadas. Y al mismo tiempo, parte de su destino también era recibida en el mundo humano después de nueve meses de espera.
1934
Bufó ansiosa mientras mordía su labio ansiosa, si aplicaba un poco más de fuerza este comenzaría a sangrar, al igual que sus dedos, los cuales ardían debido a su ansiedad, puesto que se estaba arrancando la piel por los nervios que le ocasionó esa llamada urgente a su madre minutos atrás.
Su pierna comenzó a tamborilear con el afán de crear algo de sonido a su alrededor, el silencio la estaba matando. De fondo solo se podía escuchar su bota chocando con el piso de madera mientras el costoso reloj de la pared hacía tic-tac cada segundo que pasaba.
Su mamá había estado encerrada en el despacho de su padre desde que levantó el teléfono. Ella estaba de cercas pidiéndole que viera su boleta de calificaciones con notas de excelencia, pero está la ignoro por la insistente voz al otro lado de la línea que a gritos le exigiera que estuviera tranquila, cosa que le pareció irónico a Ursula, el que debía calmarse era otro, pero aquello había causado el efecto contrario en ambas femeninas.
Cuando el rostro de su madre palideció ante la urgencia en el tono de voz del socio de su padre, Ursula sintió a su vez un hueco en el estómago para que después su madre le cerrara la puerta en la cara.
Luego de los diez minutos más largos de su vida, sentada en uno de los pequeños sofás fuera de la oficina de su progenitor, decidió actuar.
Se levantó de un salto sintiendo el sudor frió recorrer todo su cuerpo. Titubeo antes de tomar el pomo de la puerta, pero cuando finalmente junto el valor suficiente para girarlo, hubiera preferido no hacerlo.
Su madre estaba junto al teléfono, en el piso de rodillas, ocultando su cara en contra del escritorio mientras gruesas lágrimas bajaban por su bello rostro.
Ursula se sentía fría como una piedra, algo le impedía llorar. Muy dentro de si sabía que algo malo había pasado con su padre, no sabría describir su vínculo, era tan fuerte y estrecho que al instante sabían cuando algo andaba mal con el otro. En defecto, aún tenía la esperanza de estar equivocada, pero su instinto nunca fallaba.
Cuando su madre finalmente la miró a los ojos dejó de vivir para solo existir. No era vivir solo no morir.
1945
El silencio era lo que reinaba en el lugar y la abogada Ursula Sallow tocaba con sus dedos, impaciente, la mesa frente a ella.
Dio una rápida mirada a su izquierda, donde se encontraban los agentes del gobierno y equipo del fiscal de distrito, con quienes compartiría riña en el juicio que estaba por llevarse a cabo, solo había un problema. El fiscal, Michael Dent aún no había llegado.
El silencio la ponía de nervios, nunca le agradó, para ella era como una clara señal de que algo saldría mal y eso solo la alteraba más.
Aunque, el hecho de que este del bando de los malos tampoco la ayudaba a calmar su ansiedad, era un peligro su trabajo y eso sería siempre, pero podría estar más segura si no jugaba a tentar a la muerte cada que podía.
Más, por su experiencia vivida en el pasado, tomó una pésima filosofía de vida laboral como consuelo.
Al tiempo de la muerte de su padre, investigando un poco más a fondo descubrió quien fue el responsable y cuando tuvo la respuesta frente a sus narices, fue simplemente decepcionante.
El tipo que disparó el arma a espaldas de su progenitor era lo que podría considerarse "una buena persona" frente a la sociedad, humanitario y decente, todo un modelo. Cuando le brindo la información a la policía, ninguno se podía explicar qué fue lo que lo llevo a cometer dicho acto y eso solo confirmó las sospechas de la castaña, que lo hizo por órdenes de alguien por arriba de los demás.
Pero antes de que se pudiera arremeter contra él legalmente o incluso hacer justicia por su propia mano, fue asesinado "accidentalmente" en una emboscada con la policía, quien sabe, pudo ser verdad. Sin embargo Gotham era conocido por la gran taza de corrupción. Así que probablemente quisieron callarlo antes de que pudiera revelar de quien recibía órdenes.
Su adolescencia terminó con ese golpe y solo se pudo llenar de frustración e ira, hubiera deseado matarlo con sus propias manos y no lo hizo. Y su sufrimiento no terminó ahí, puesto que solamente dos años después de ese incidente a su madre le detectaron cancer terminal, la perdió unos meses después.
En efecto, eso logró trazar un nuevo propósito en su vida, tal vez, para mal. Puesto que, decidió seguir los pasos de su padre y estudiar leyes para ser abogada por igual, aunque se propuso a defender solamente a criminales de mayor peso. Ya que, creía que no importaba quien sea bueno o malo, al final solo se trata de quien es el más astuto y ella quería demostrar eso. Además con los buenos clientes te pagan y ya, en cambio, con los más peligrosos, te ganas un nuevo amigo.
Sentía la mirada de decepción de su madre desde donde quiera que estuviera, siempre fue el faro de luz que intentaba reconfortarla cada que tenía uno de sus ataques de furia en contra del mundo, pero ya no estaba y no había nada ni nadie que pudiera detenerla.
Aún en sus pensamientos, solo logró salir de ahí al escuchar la puerta de la sala ser abierta de forma estrepitosa por un apuesto hombre rubio.
— Perdón por la tardanza. — Anunció, para luego tomar asiento rápidamente en la mesa contraria.
Ursula lo miro fijamente un par de segundos y asintió en sus adentros dándose confianza a si misma, cuando su compañera se acercó a su oído llamando su atención.
— ¿Estás segura de esto? Puedo entrar yo. — Dijo amable.
— Nadie se sabe el caso mejor que tu. — Bramó sarcástica con una minúscula sonrisa.
— El aniversario de la muerte de tu padre fue ayer...
— ¿Y eso qué? — Apartó la mirada fingiendo desinterés.
— Que puede que no estés tan concentrada como de costumbre y es válido. — Enunció comprensiva — No eches por la borda todo tu esfuerzo.
— Marianne, — Suspiró agotada por su insistencia —tengo dos formas de ganar. Sabes que siempre he dicho que si no eres conocedor de lo que vas a discutir, mejor no hables. — La miro duramente — En caso de tener solamente un mínimo contexto, no te centras en crear argumentos, solo en encontrar fallas en el de tu rival. — Guiño su ojo y sin más se puso de pie ante el llamado del juez.
La audiencia había dado inicio con presentaciones y demás formalidades, hasta que llegó el turno de Michael Dent, su rival y fiscal de distrito de presentar sus argumentos y con ello interrogar a un testigo crucial en el caso.
Este era de un pequeño cuerpo de la mafia, que, según escuchó rumores, se encontraba en ese lugar únicamente para señalar a Maroni, su cliente, como la nueva cabeza de la familia Falcone, una de las más poderosas mafias en ciudad Gótica.
Ante el hecho, Sallow estaba sumamente nerviosa, aunque tenía varias objeciones con los que podía contraatacar el testimonio, sabía que sería una piedra en su camino hacia la victoria. Debía estar atenta a cualquier error y así presionar ese punto débil.
— Con Carmín Falcone en la cárcel, alguien debió remplazarlo para encargarse de la familia. — El rubio dio vueltas frente al jurado — ¿Ese hombre esta aquí en la corte? — Interrogó al testigo en el estrado, el cual, asintió simple.
Ursula trago duro, mojo sus labios.
— Objeción. — Exclamó con voz fuerte llamando la atención del juez. — La pregunta es especulativa.
— Da lugar. — Azoto su mazo de forma leve. — Reformule, Fiscal.
El rubio carraspeó sin perder la compostura.
— ¿Alguien reemplazo el lugar de Carmín Falcone? — Otro grito de objeción interrumpió a Dent.
— La pregunta es ambigua, su señoría.
— Da lugar. Fiscal, reformule. — El rubio apretó los labios mirando levemente fastidiado a su abogada contrincante, pero ella no se dejaría intimidar y mucho menos que hiciera dicha pregunta.
— ¿Maroni es el nuevo líder de la mafia de la familia Falcone?
— ¡Objeción! — Ahora si la miró irritado.
— Argumenté, abogada.
— Su pregunta es especulativa y repetitiva. — Se puso de pie — El Fiscal Dent no ha planteado las bases necesarias para señalar al señor Maroni como el titular de la representación de dicho crimen organizado.
— Señor juez, en el expediente se agregó la declaración firmada por este hombre, — señaló el estrado — intentó guiar mi cuestionario al punto.
— Reformule, Fiscal. — Hablo con voz rasposa — De otra manera la objeción de la abogada dará a lugar por repetitiva.
El hombre quedó serio un par de segundos, pensativo hasta que carraspeó y continuó como si nada, era bueno.
— ¿Carmín Falcone dejó a alguien ocupando su puesto como líder de su grupo de la mafia?
Ursula estaba por objetar por argumentativa, pero el testigo se le adelantó contestando con un leve "si" antes de permitirle hacer algo al respecto.
» — ¿Podría identificarlo, por favor?
— Usted gana, fiscal. — Dent le lanzó una sonrisa victoriosa a su cliente y todo su equipo, incluyéndola. — Yo fui. — Ante la declaración, Ursula compartió mirada de sorpresa con Michael y este inmediatamente se giró al testigo pasmado.
La castaña miro a su cliente buscando una respuesta pero este simplemente sonrió tranquilo, incluso se reclinó en su silla como si estuviera disfrutando del show.
— Tengo una declaración firmada de usted. De que este hombre, Salvatore Maroni, es el Nuevo jefe de la familia criminal, Falcone. — Atacó mostrando dicho papel.
— ¿Maroni? Es una fachada. — Se burló — Yo soy el cerebro de la organización.
Su comentario causó varias risas en el salón de audiencias, aumentando los nervios de la ojiazul.
— ¿Puedo tratar al testigo como hostil? — El rubio se acercó al juez, apresurado con dicha petición.
— Concedido.
— ¡¿Hostil?! — El testigo brincó en su lugar sacando un arma y apuntándole a Michael — Esto es hostil.
Apretó el gatillo pero su pistola falló, dándole tiempo al fiscal de reaccionar y desarmarlo, para después soltarle un golpe en defensa propia.
Ursula sin aliento observó como los guardias de la corte tomaban al testigo inculpado intentando someterlo mientras que Dent se acercó a su mesa con aire fanfarrón.
— Fibra de carbono, calibre veintiocho, hecha en China. — Estudio el arma desarmándola — Si quieres matar un servidor público, te recomiendo armas del país. — Sin más, dejó la pistola frente a Maroni.
— Llévenselo de aquí. — El juez ordenó a los oficiales que aún sostenían al testigo.
— Señoría, no he terminado. — El fiscal musitó como si nada causando varios aplausos en la sala.
La abogada, en cambio, sintió sus entrañas arder de coraje por el pésimo movimiento de sus clientes sin consultarle o siquiera avisarle con anterioridad, mientras que Dent se regocijaba con su error.
Suspiro dando una hojeada al expedienté buscando algo que pudiera seguir alargando el juicio y pensar en una nueva estrategia que pudiera contra el fiasco que recién ocurrió. Mientras que su amiga y compañera Marianne Walters la miro preocupada.
Al salir de los tribunales, apenas y logró alcanzar a Maroni, antes de que pudiera subirse a su elegante auto.
— ¿Qué fue todo eso? — Lo tomó fuertemente del hombro girándolo.
— Un cambio de último minuto. — La encaro con simpleza.
— Pues, su señuelo no sirvió de mucho. — Regañó entre susurros — Entorpecieron el caso, ese testigo era la única prueba en su contra y ahora todo apunta hacia usted.
— ¿Le preocupa la humillación del estrado? — Rió leve — Tranquila, señorita Sallow, su reputación seguirá impecable.
La mujer respiró hondo para no explotar y gritarle todo lo que se merecía.
— Si actuamos de mala fe, la ley se pondrá en nuestra contra y con estas nuevas pruebas a su favor, lo mejor que puedo ofrecerle es una reducción de sentencia. — Soltó abatida en un suspiro, logrando que el rostro del hombre se tornara serio — Tal vez, también impunidad en ciertos delitos de los que se les acusa, pero no podré salvarlo de pisar la cárcel.
De pronto, la mirada del hombre se oscureció con furia, haciendo que Ursula diera un paso atrás.
— Si no puede ir a nuestro ritmo, de acuerdo. — Asintió volviendo a tomar acción de subirse a su coche — Está despedida.
Ursula estaba por replicar cuando el canoso cerró la puerta del auto en su cara, para después arrancar de inmediato.
Estaba perpleja y con la palabra en la boca, sintiendo un enorme coraje hacia el mafioso sin percatarse de una pelinegra de rizos se acercaba hacia ella cómo podía por sus tacones a sus espaldas.
— ¿Todo en orden? — Cuestionó sin aliento apenas llegó a su lado, tocó su hombro.
— No, acaba de despedirnos.
Por la noche, junto a Marianne habían decidido ir a un bar y despejar el mal rato que les tocó vivir además de haber perdido un caso, pese a que no dependía de ellas, igual hacía que Ursula se sintiera miserable consigo misma por su poca eficacia.
Quería ahogar sus penas en excesos — como siempre — , pero cuando Mari comenzó con su usual discurso de su falta de pareja se harto y marcho.
Sabía que la morocha solo quería hacer plática y distraerse de su mala tarde, pero todo le parecía tan estúpido.
Su vida, su razón, su existir. Era como si no tuviera un propósito para seguir respirando, solo actuaba y continuaba encerrada en una monótona rutina autodestructiva. Aunque encerrarse en su profesión le trajo mucho prestigio y dinero, se sentía vacía.
Poco antes de llegar a su elegante auto negro. Cerca de un callejón, fue interceptada por seis hombres que sin miramientos la tomaron bruscamente llevándola a la oscuridad.
Quiso poner resistencia pero fue inútil, sus altos tacones le hicieron una mala jugada y en el instante en que quiso zafarse de sus agarres sus pies se torcieron causándole mucho dolor, por lo que, no pudo siquiera seguirlos, literalmente la llevaron arrastrando haciendo que sus piernas se llenaran de raspones que pronto comenzaron a sangrar.
Los maleantes al sentir el peso muerto, estando en un lugar poco visible, finalmente la arrojaron al suelo donde ella intentó amortiguar la caída con sus manos, pero igual, solo logró causarse una torcedura de muñeca en su mano izquierda.
No tenía caso gritar por auxilio, aunque alguien pudiera escucharla, ignoraría su llamado. Tomo una profunda respiración dispuesta a encarar a sus captores, pero antes de hacer cualquier cosa recibió una fuerte patada en su estómago que llegó hasta romper su costoso saco.
Su aliento fue arrebatado y una fuerte tos surgió de su garganta, más antes de poder recuperar el aire fue tomada fuertemente del cuello, asfixiándola y azotándola contra la pared de ladrillos haciendo que su nuca chocara con esta desorientándola.
Quiso patear, quiso luchar, gritar, quería intentarlo todo. Pero no podía, todo había pasado tan rápido y recibió tanto daño en menos de un parpadeo que apenas y podía saber dónde estaba parada.
— ¿Quién más sabe de Maroni? — Preguntó el hombre que la tenía sujeta.
En ese instante lo comprendió, era una emboscada, una amenaza. Maroni la desechó como si nada, pero no podía darse el lujo de confiar todos sus sucios secretos en ella.
Ursula apenas pudo hacer una mueca de asco por su repugnante aliento e intento estudiarlo un segundo. Parecía bastante común, no podría encontrar algo con que identificarlo después.
Trago duro.
— Nadie... — Musitó con dificultad — Solo yo conozco el expediente.
— ¿Quién era la que te acompañaba en el juicio? — Presionó su agarre.
— Nadie. — Repitió a duras penas con el terror a flor de piel — Ella no sabe nada.
Mintió para salvar a su amiga, no la involucraría en esto, no quería que corriera con la misma suerte y cierta corazonada le decía que esa noche no iba a salir ilesa.
Esta vez quiso equivocarse, lo deseo con todas sus fuerzas.
Por su poca cooperación, recibió varios golpes en el rostro a puño limpio, cuando ya no pudo sostenerse, fue tomada por los cabellos para recibir más golpes.
Su cara ardía, cerro los ojos un momento comenzando a sentirse más débil y adolorida. Escupió sangre a los pies de uno de ellos recibiendo varias carcajadas por ello.
— ¿Sabes? — El que parecía el líder, volvió a tomarla por la mandíbula para encararlo, mientras este sacaba su cuchillo buscando intimidarla — Maroni nos pidió un solo trabajo, pero yo creo que podemos extender la noche ¿no crees? — Sonrió macabro quitando varios mechones de su cabello.
— Creo que la señorita quiere conocer la caja de sorpresas. — Bramó otro de los hombres al fondo con burla.
El miedo en Ursula creció y su respiración se aceleró. Intento negar y jurar que no diría nada a nadie, pero eso no serviría de nada.
Volvieron a tomarla sin mucho esfuerzo y nada de cuidado, para después ser arrastrada hacía una camioneta negra que luego de un arranque desapareció del lugar.
Horas más tarde, por la madrugada, fue arrojada como una simple bolsa de basura en la misma locación donde fue emboscada antes. Creyendo que estaba muerta, pero que equivocados estaban.
Después de la horrible golpiza en ese callejón, fue llevada a "La caja de sorpresas", un remolque oloroso a las afueras de la ciudad que usaban como cámara de torturas.
Toda la noche sufrió lo indescriptible. Le faltaban tres de sus dedos, su cuerpo entero estaba magullado y lleno de cortes profundos junto con un montón de huesos rotos. Quiso abrazar su cuerpo lleno de abusos de todo tipo, más no tenía fuerzas para moverse. Ursula apenas podía mantener la vista fija. Los moretones de su rostro apenas hacían aparición, aunque eso era lo de menos, sangraba por todas partes y estaba tan hinchada que siquiera lograba mantener los ojos abiertos. Era un simple saco de huesos con un corazón apenas palpitante.
Estaba tirada boca arriba, mirando el cielo oscuro. Su respiración era tan lenta y sus latidos apenas ella podía sentirlos, era fácil que la dieran por muerta y de no ser así, lo estaría en minutos.
No había una razón coherente, simplemente crueldad humana.
Aún así, no lloro.
Tenía las lágrimas acumuladas en sus ojos y estás inevitablemente — aparte de todo el ajetreo — habían ensuciado su perfecto maquillaje, dándole una experiencia devastadora y simplemente lastimera. Pero se tragó cada gota que ansiaba por salir y siguió con su barbilla en alto pese a estar tirada en el frió asfalto de ese oscuro callejón.
No lloró cuando su madre le informó entre lágrimas del fallecimiento de su padre.
No lloró cuando se llenó de coraje al descubrir que su supuesto asesinato fue un error y el verdugo se equivocó de persona.
No lloró cuando le detectaron cancer a su mamá y está murió en sus brazos.
No lloró cuando su nana la abandonó al cumplir la mayoría de edad, alegando que no se haría cargo de niñas ajenas.
No lloraría ahora.
El ardor de su garganta quiso soltar un sollozo pero igual lo aguanto, ahogándose con su propia sangre, no quería darles la satisfacción de hacerla sufrir más.
Solo quería que el suplicio terminara de una vez y morirse. Nunca le tuvo miedo a la muerte, era algo que siempre quiso abrazar y dejarse llevar por ella, pero era bastante cobarde como para hacerlo por su propia mano. No es que quisiera morir, pero tampoco le importaba hacerlo.
Aún era consciente que le faltaban varios suspiros de martirio antes de encontrar su descanso eterno. Suspiro entrecortadamente al recaer que moriría en el silencio y en el olvido.
Estaba por cerrar sus ojos para pensar en toda su vida, ya que, estos recuerdos no parecían querer llegar. Cuando de repente, todo se nubló en una oscuridad pesada, al tiempo, el ambiente se volvió bastante frió y todo parecía ir más lento.
Igual no se movió, ya estaba resignada a lo que sea que pasara a continuación. Lo que no se esperaba es que un alto y elegante hombre de cabello oscuro y mirada malévola se acercara a pasos lentos hacia ella, cubriéndola con su sombra, que parecía todo menos un hombre.
Este ser era indescriptible, pese a tener una presencia humana cualquiera, había algo en su aura que se sentía diferente. Toda su fachada era impecable y portaba con una elegante gabardina negra que le llegaba hasta los pies mientras sostenía un largo bastón con una calavera en una de sus extremidades.
Aunque fuera como un rayo de luz que la encontrara, ella sabía que no era su salvación.
El misterioso hombre de acercó aún más, juguetón, mirándola con burla, con su vida en sus manos y no se tomaba la molestia en ocultarlo.
— Hola, pequeña. — Acarició lento su mejilla y Ursula soltó un quejido ante su toque, no solo dio con una de sus heridas, su tacto quemaba.
Ante ello, el hombre chasqueó la lengua en negación, callándola.
» — Debes escuchar primero. — La pobre mujer se abstuvo de cualquier respuesta y lo observó con impotencia — Te he estado siguiendo de cerca, tienes algo que me interesa. Pienso que... Deberías trabajar conmigo.
Sallow quiso fruncir el ceño, pero la duda en sus ojos parecía ser lo único que el extraño podía recibir.
» — Veras, tengo un negocio, el más grande del mundo... — Expuso misterioso — Tu vida no es un juego al azar y quiero aprovechar eso. Lo malo de lo que te ocurrió es que seguirás sufriendo un par de horas más y en caso de que te encuentren, esto se prolongará un par de días hasta que tu destino funesto llegue, pero eso no está en mis planes.
La mujer parpadeo a duras penas, con menos energía y con un fuerte dolor por todo su ser.
— Ursula... — Verbalizó su nombre arrogante — Yo puedo ayudarte, te prometo que todo sufrimiento terminará. No habrá más dolor ni malos momentos, solo poder. ¿Harías un trato conmigo?
Prontamente, llamas salieron de sus dedos apareciendo de estas lo que parecía ser un contrato. La abogada no supo de dónde saco fuerzas, pero en ese momento de adrenalina, por el terror causado, logró retroceder apenas un par de centímetros a la pared más cercana sacando una carcajada en su acompañante.
» — El precio es simple, lo único que pido es... Tu alma. — La castaña estaba acorralada y deshecha en aquel rincón, quería salir corriendo, estaba en presencia del diablo — Al amanecer, serás una persona nueva, será como si esto nunca hubiera pasado, podrás continuar con tu exitosa vida como hasta ahora, solo tendrás que servirme.
Aquello sonaba atrayente, no lo podía negar. Su vida se agotaba como la última gota de bondad y humanidad que le quedaba. La tristeza y el miedo habían tomado un segundo plano, no, el miedo ya no existía, se esfumó. Ahora estaba llena de furia, quería explotar y ser a quien le tuvieran miedo, quería venganza. No les daría el gusto de haber ganado a todos los malnacidos que la hicieron sufrir hasta este punto, quería regocijarse en el éxito mientras sus enemigos caían, porque no mentiría, era avariciosa y amaba ser quien les mostraba que todo acto tenía consecuencias, mayormente malas, que los demás se ganaban y que por alguna razón no recibían su castigo.
Entonces, ella sería su propio karma.
» — Es tu decisión, solo tienes que firmar. — Acercó el papel hasta sus narices. Ursula hizo el intento de tomarlo con su afectada extremidad chorreando de sangre, pero apenas lo tocó manchó la blanca superficie con el líquido color carmín. Haciendo que el ser misterioso se lo arrebatara de golpe — Gracias, con eso es suficiente.
Ursula lo miro espantada a los ojos, notando como estos comenzaban a cambiar a un color rojizo brillante, mientras era consumido por llamas de fuego.
» — La veré después, señorita Sallow.
Le sonrió maléfico por última vez, antes de desaparecer y que ella cayera desmayada.
Había visto el mundo arder, justo como ahora, no encontró un buen perecer, entonces guiaría a sus ángeles a una nueva era. Cerrar las puertas nunca mantenía al mal afuera.
No pudo confiar en Dios, pese a que la hizo creer en Él, la dejó a la deriva para convertirse en polvo. Pero no podía terminar así, no quería, ni lo permitiría, si rogarle al de arriba no le funcionó, entonces se inclinaría con él de abajo.
Sonrió en su interior devastada, con lágrimas en sus ojos sintiendo el nuevo poder en su interior que quemaba como el mismo infierno, pero el dolor se sentía bien.
Una nueva era comenzaba en su interior. Volvió a la vida sin morir. Renació aunque nunca se fue, se estaba reinventando.
No logró durar demasiado. Su lado oscuro siempre llevo las de ganar, aunque lo ocultara este se encontraba ahí y no se iría tan fácil.
Ahora nada era lo que parecía. La podrás ver, pero era otra la que te sonreirá, deberás tratarla bien y te lo agradecerá, pero cuidado con jugar sucio porque ella te ganará.
Algo que definitivamente Ursula odiaba era el silencio. Esa incertidumbre y espectral sombra que la hacía carcomerse de nervios, lo detestaba.
Sea como fuere, ella no correría y tampoco tendría temor por la duda de si saldría con vida. El miedo, fue algo que dejó mucho tiempo atrás, enterrado junto a los fantasmas del pasado.
Sea lo que fuera que estuviera por venir, lo estaría esperando con gusto.
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