➤ʜɪꜱ ꜱᴇᴄʀᴇᴛ

Porque todo lo que sube… Tiene que bajar…
Así como todo lo que va bien a base de mentiras, en algún momento se descubrirá la verdad.

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—¿Qué fue lo que dijeron? —emitió con miedo, mientras un escalofrío recorría casa parte de su cuerpo al escuchar aquella conversación y enterarse de la verdad sobre su pareja.

Bill no supo ni cómo hablar, se quedó inmóvil al ver el pálido rostro de Dipper frente a él, el rubio se estremeció y sus hermanos detrás de él no sabían que habían de hacer, por lo que retrocedieron lentamente para dejar a la pareja conversar tranquilos, pero estarían cerca por sí algo salía mal; lo que es muy probable que ocurriera.

—Dipper, déjame explicarte. —se acercó lentamente al castaño con nerviosismo, a lo que este retrocedía a cada paso del otro.

—¿Es... Es verdad lo que escuché? —titubeó. Bill se quedó callado; no estaba seguro de responder. —¡Dime la verdad! ¡¿Lo que escuché es cierto?! —gritó frenético, provocándole un escalofrío a su contrario.

—… Sí… —Dipper sintió terror. —… Pero quiero que me dejes explicarte, las cosas- —fue interrumpido.

—¡¿Explicarme qué?! —exclamó alterado. —¿Solo estabas jugando conmigo? ¡¿Qué pretendías hacer con todo esto, eh?! —sintió todo su cuerpo temblar con cada palabra que salía de su boca, sus manos temblaban mientras su mente era un vacío lleno de ira y miedo.

—¡Dipper, escúchame por favor! —se acercó lo suficiente y lo tomó de los hombros, haciendo una ligera presión en estos para que no intentará escaparse.

Ante esto, Dipper se soltó de aquel agarré con todas sus fuerzas, empujando a Bill y retrocediendo lo más que podía, intentando no dejar salir aquellas lágrimas de tristeza, pero el rubio siguió insistiendo en acercarlo a él, no importaba cuanto forcejeara Dipper por zafarse.
Al final, el castaño lo empujó una vez más y salió corriendo sin ningún rumbo, solamente para alejarse de él, plan que no resultó, pues Bill salió corriendo detrás de él.

Mientras iba corriendo, millones de pensamientos y preguntas inundaron la mente del castaño: «¿Cómo sobrevivió? ¿Cómo pude dejarme engañar? ¿Cómo no me di cuenta antes? ¡Soy un tonto! ¿Qué estará tramando?» Iba chocando con incontables ramas en el camino mientras huía, cuando, de repente, vio a la distancia un destello dorado, «¡Maldición!» pensó. Cambió de rumbo, cuando sintió una presión en su mano que lo obligó a detenerse, giro su cuerpo bruscamente y su otra mano fue sujetada con fuerza, levantó la mirada y se encontró con aquellos ojos dorados que se encontraban cristalizados, quizás por las lágrimas que amenazaban por salir.

El castaño forcejeó, intentando liberarse, ocasionando que él agarra se volviera más fuerte, haciéndole soltar un quejido de dolor.

—¡Suéltame, maldito demonio! —exigió, siendo ignorado por completo. —¡Déjame ir!

—¡No, hasta que me dejes explicarte! —insistió, ya al borde de perder la paciencia.

—¡No tengo por qué seguir escuchando más de tus mentiras! —ya era casi imposible contenerse, y una lágrima pasajera bajó por su mejilla sin darse cuenta, mientras su voz se iba quebrando a medida que un nudo se formaba en su garganta al evitar contener su llanto.

—Dipper, ya cálmate para que puedas entender la situación. —ya no sabía que hacer, todo se estaba yendo abajo y no podía ni siquiera saber por dónde empezar a explicarle, ni cómo empezar siquiera. El castaño seguía intentando librarse, pero ya casi sin fuerzas, reprimir su lloriqueo era casi imposible y así soltaba leves gimoteos casi inaudibles.

Dipper tenía su cabeza agachada mientras dejaba que sus lágrimas salieran, no quería que Bill notara estas reacciones que él consideraba estúpidas en esa situación, pero, por el contrario, el rubio soltó una de las muñecas del castaño y llevó su mano a la mejilla humedecida por las lágrimas de dolor y miedo del más bajo, rozó suavemente el lugar y levantó el rostro del castaño que estaba hecho un desastre; sus ojos, normalmente alegres y brillantes se encontraban levemente hinchados y humedecidos por lágrimas, su semblante reflejaba tristeza pura mezclada con temor y su cabello estaba revuelto y delgados mechones de este cubrían una parte de su frente, dejando ver un poco la marca de nacimiento del chico.

Al verlo así, sintió como si su corazón se estrujara, le dolió demasiado, le había tomado gran cariño al adolescente, hasta el punto de enamorarse completamente de él en tan poco tiempo, y ahora todo se estaba desvaneciendo por culpa de una enorme mentira.

Bill siguió acariciando la mejilla del castaño, hasta que este reaccionó y lo alejó dándole un manotazo para que dejara de tocarlo, lo empujó nuevamente y salió corriendo, dejando al rubio molesto por su repentina acción. Bill volvió a teletrasnportarse para seguir a Dipper a donde quiera que fuera este.

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Luego de unos minutos, Dipper llegó agitado a la cabaña donde entró apresuradamente, ignorando los llamados de Soos y su hermana que habían estado en la tienda y al verlo llegar así querían saber que le pasaba al adolescente, lo más extraño fue que unos segundos después de que Dipper hubiera llegado, vieron cómo Philip entraba a la cabaña, llamando repetidamente al castaño, Soos lo detuvo antes de que llegara más allá en la cabaña.

—Oigan, ¿qué está sucediendo? —pregunto con inquietud, notó el rostro lloroso y agitado del rubio y se preocupó más. —¿Estás bien? —volvió a preguntar.

—Lo siento, pero necesito hablar con Dipper ahora. —se soltó del agarre de Soos y corrió, adentrándose más en la cabaña mientras buscaba al castaño, cuando de repente oyó cómo una puerta era azotada, se fijó que no hubiera nadie cerca y se teletransportó directamente hacia donde provenía aquel sonido, que resultó ser la habitación de Dipper.

Tocó repetidas veces la puerta, llamando insistentemente a quien estaba dentro, siendo ignorado por completo.

—¡Dipper, ya basta! ¡Sal y déjame hablar contigo, por favor! —rogó entre lágrimas, mientras al otro lado de la puerta, el mencionado se aferraba a la manija para que el otro no pudiera abrirla.

—¡Vete! ¡No te me acerques más, déjame tranquilo! —exclamó con la voz quebrada.

Bill se acercó más a la puerta para que lo siguiente solamente Dipper lo pudiera escuchar, con la esperanza de que logrará su cometido.

—Dipper Pines, sabes que esta puerta no va a detenerme, no es la única manera en la que puedo entrar a esta habitación. —hablo con un tono serio y amenazador para el mencionado.

A segundos de transportarse al interior de la habitación con sus poderes, Mabel y Soos llegaron a interrumpir su misión, «¡Joder!» gritó en sus adentros.

—¿Qué es lo que está pasando aquí? —interfirió Mabel, creando así un silencio total. —¿Acaso..? ¿Pelearon?

Philip no dijo nada, solo se separó de la puerta, suspiró con pesadez y se acercó a la gemela.

—Dile que… Esperaré hasta que esté listo. Cuida de él, por favor. —dijo decaído, casi suplicándole.

Mabel quedó confundida mientras veía como el rubio se alejaba y salía de la cabaña, se acercó a la puerta de la habitación de su hermano para llamarlo, pero no obtuvo más respuesta que un “¡Déjame solo, Mabel!".
Ella y Soos no sabían por qué ambos jóvenes estaba así, lo primero que pensaron es que había tenido una discusión grave o algo parecido, por lo que se apresuraron a bajar hacia la tienda con la esperanza de encontrar aún a Philip para preguntarle, pero el adolescente ya se había ido.

Dipper se recostó contra la puerta hasta caer sentado mientras escondía su cabeza entre sus rodillas para soltar todo aquel dolor que le causó cierto demonio.

❝ ¿De verdad... Todo fue mentira? ❞

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Bill llegó a su casa, entró de golpe al lugar y fue directo a su dormitorio, sus hermanos se alertaron al escuchar las puertas siendo azotadas, fueron directo a la habitación del rubio a ver cómo se encontraba este y lo que recibieron fue un grito escandaloso de parte de él, diciéndoles que no se le acercaran, lo siguiente que ocurrió fue que una luz roja se asomó alrededor de la puerta de la habitación del rubio, eso los asustó y se retiraron, dándole algo de espacio a su hermano.

Al interior de la habitación, Bill lloraba desconsolado, lleno de ira y tristeza, mientras sus poderes se descontrolaban debido a las emociones revueltas, se sentía tan inútil y culpable por no haber podido hacer algo más, si es que hizo algo.
Estaba decidido a darle tiempo a Dipper para después hablar con más calma, pero la verdad es que le sería imposible esperar tanto tiempo y mucho más tener que alejarse completamente de él.

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