𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖀𝖓𝖎𝖈𝖔
❝ 𝔅𝔲𝔰𝔞𝔫; 파괴에는 이름과 성이 있습니다… 전정국 ❞
Dicen que lo prohibido es más tentador, y claramente para el joven Jeon las humanas eran más atractivas a sus ojos que las miles de vampiras que lo rodeaban intentando aprovecharse con su gran atractivo y su capacidad de seducción amorosa para conquistarlo y conseguir beneficios de él.
Cada noche que tenía hambre y su instinto ganaba se encargaba de que una chica
diferente fuera la “afortunada” de pasar la noche con el masculino que físicamente
aparentaba nada más y nada menos que veinticinco años, pero que realmente llevaba viviendo aproximadamente un poco más de dos siglos. Aquel pequeño club
nocturno donde la regla principal era estar disfrazado le servía para conseguir a sus presas. Y más en noche de brujas.
Tenía una larga lista de rostros, o como él llamaba, de alimento probado, ya que ni
siquiera se tomaba la molestia en preguntar por el nombre de las féminas, pero que, ante los ojos de la ley, esa sería su sentencia a muerte ya que eran asesinatos.
Llegó con su clásico “disfraz” de chupasangre, aunque realmente esa era su
naturaleza. Caminaba coqueto entre las mujeres que estaban por el lugar con amigos debido a que esa noche celebraban el aclamado Halloween, donde uno que otro hacía alusión a diferentes seres que para los simples mortales no existían, pero que fácilmente se mezclaban entre ellos en su día a día, un claro ejemplo era él: un vampiro.
Por instinto, cada vez que estaba cerca de un ser humano, sus ojos se dirigían a la
curvatura que tenían en el cuello tentado por aquella zona. Era como si sus venas
palpitarán y lo invitarán a clavar sus colmillos ahí para satisfacer su hambre de
sangre humana.
—Discúlpame, no fue mi intención. —Una castaña frente a él hacía una reverencia
torpe siendo empujada por la gente que comenzaba a llenar el pequeño lugar
alumbrado por las cegadoras luces neón.
—No te preocupes linda, solo ten más cuidado. Puede que te encuentres con
alguien que se convierta en tu perdición. —Susurró agachándose para quedar a la
altura del oído de la menor, con la intención de lo escuchara, pero a la vez, queriendo provocarla un poco.
Finalmente se separó dejando una lamida en el lóbulo de su oreja para desaparecer entre la multitud en cuestión de segundos.
Ella era la escogida de la noche, le había llamado la atención simplemente con una
mirada, y tener tanta cercanía, aunque haya sido por un breve instante, le había permitido sentir el miedo que le ocasionaron sus palabras: 1er error.
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—¿Acaso me tienes miedo ahora, lindura? —Preguntó el masculino tomando con su diestra el mentón de la chica atada a la cama. —Hace un rato sentí que me coqueteabas… —Recordó burlón con una sonrisa cínica dejándole ver a su acompañante sus grandes colmillos blancos.
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La chica negó dejando de pensar en la broma de mal gusto que le había jugado el
masculino y fue en busca de sus acompañantes de noche: Na Bo-Ra, la cuál era su mejor amiga; Tae-Oh, el novio de su mejor amiga y Park JiMin, aquel lindo chico rubio que quería algo más que una amistad con la castaña pero que su timidez le impedía ser sincero y confesarse.
Al ver al pelirrubio que vestía caracterizado como bombero sonrió ampliamente yendo hacía él.
—Nunca había visto a un bombero tan cubierto... ¿aún te da inseguridad tu físico?
—Preguntó la chica que llevaba un vestido negro a la altura de las rodillas con una
capa roja tras su espalda.
—No es eso… solo considero que no es apropiado… y mis padres ni siquiera me
hubieran dejado venir si no era con el disfraz de esta forma. —Y el pelirrubio no
mentía, había sido un “milagro” que sus estrictos padres católicos lo dejarán
acompañar a la de pelo ondulado.
Aunque claramente, ambos habían omitido ciertos detalles de cuál era su lugar de
destino esa noche, y eso sería decisivo, tal vez, hubiera podido salvar su vida: 2do
error.
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—Por favor… detente… no quiero—La chica suplicaba con cada mordida que recibía por parte del de piel blanquecina que justo en ese momento encajaba sus colmillos hiriendo a la fémina y dejando relucir sus ojos rojos.
Por su parte el masculino solo se separó viendo su obra maestra: el cuerpo de la chica con solamente su ropa interior derramando sangre por las diferentes mordidas que iban desde sus muslos hasta su abdomen, excluyendo por ahora su cuello, ya que esa zona, debía ser especial.
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El masculino se quedó observando desde una esquina todos y cada uno de los
movimientos de la chica. Realmente era linda, y tenía mejores planes en mente con
ella que con todas las demás, solo tenía que lograr llevarla hasta el sótano en el
lugar. Algo que no sería fácil.
Le atraía en demasía el disfraz de la chica, no era revelador y eso la hacía diferente y a su parecer especial, además de que las manchas de sangre falsas en sus belfos solo lo incitaban a demostrarle que en verdad existían esos seres los cuales a la sociedad les encantaba representar cada Halloween.
Una bebida fue entregada a la chica por uno de los tantos meseros del evento el
cual simplemente le indicó que iba de parte de un chico. Esta sin detenerse a preguntar o averiguar supuso que el detalle era por parte de Park así que llevó el vaso a sus labios dando un trago a la bebida alcohólica que tenía un somnífero.
Por su parte, JiMin se encontraba en el baño muy indispuesto debido a la cuenta pérdida de vasos que había ingerido según él de un delicioso y dulce ponche.
Mientras que el pelinegro se escabullía entre la multitud llegando tal cual cazador
con su presa sosteniendo a la chica por la cintura para hacerla desaparecer de la
fiesta.
Se dirigió rumbo al pasillo de los baños haciendo creer a un par de chicas ebrias
que su “novia” estaba algo tomada y necesitaba ayuda.
Nadie les prestó atención en concreto, lo que hizo más fácil el llevarla a aquella
habitación que llevaba usando varios años y de la cual el único que salía con vida
era él.
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—Es una lástima tener que hacerte esto, princesa. Realmente eres hermosa… pero esta es mi naturaleza… y tiene un par de semanas que no me alimento. —Se excusó el masculino queriendo darle a entender los motivos por los que haría su último movimiento.
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El lugar era frío y obscuro, podría afirmarse que tenebroso, solo tenía un colchón tamaño King Size estratégicamente colocado en el centro, sobre este, varias sábanas de terciopelo en colores negro y vino se encontraban junto a algunos almohadones para hacer cómoda la estancia de las mujeres que llegaban ahí.
Un gran espejo se encontraba en el techo sobre la cama y a las orillas de esta
última, sogas que usaba para atar a sus presas.
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—Tú perdición tiene nombre y apellido, cariño… —Susurró sobre los labios esponjosos de la fémina los cuales habían sido recientemente amordazados.
Se estiró un poco por la cabecera metiendo la mano debajo de los cojines sacando un reluciente y muy filoso cuchillo.
—Y se llamó Jeon JungKook… —Fue lo último que dijo antes de hacer un corte en la vena yugular de su cuello dejando salir toda la sangre que poseía el cuerpo femenino y clavando inmediatamente sus colmillos comenzándose a alimentarse.
Ella en cuestión de segundos falleció quedándose con la imagen y el nombre del masculino como último recuerdo.
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Haberse cruzado con él, el haberlo conocido y el llamar la atención de Jeon
JungKook: 3er y último error. Un gran error.
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