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El sol se alzaba sobre Villa Sonrisa, bañando todo con su cálido resplandor. Los Smiling Critters despertaron temprano, listos para un nuevo día de aventuras. Habían acordado reunirse en la casa de su líder, Dogday, una vivienda que destacaba por sus colores llamativos y alegres, característicos del cocker spaniel.

Kickin fue el primero en llegar a la casa de Dogday, golpeando la puerta de manera errática.

"¡Amigo, abre esa puerta ya!" decía sonriente. Al ver que Dogday no respondía, decidió espiar por la ventana y vio a Dogday y a Crafty juntos, lo que le hizo alejarse de la ventana con una expresión pensativa.

Mientras tanto, Catnap llegó a la casa de Dogday con una sombrilla para protegerse de la luz solar, debido a su sensibilidad. Hoppy lo acompañaba, contándole que era la más rápida de toda la villa. Al ver a KickinChicken, Hoppy corrió a saludarlo con un abrazo efusivo.

"Hey, nena, Catnap", dijo Kickin al notar a sus amigos. "Dogday no abre la puerta, pero lo vi con CraftyCorn adentro. ¿Acaso se estarán besando?" expresó en tono juguetón, lo que hizo que Catnap apretara el agarre de su sombrilla ante la mención de un posible beso entre el líder y su amiga.

Justo en ese momento, la puerta se abrió y Dogday apareció con una sonrisa en su rostro.

"¡Buenos días, amigos!" saludó, haciéndose a un lado para permitir la entrada de todos. Sin embargo, Catnap notó que Dogday olía a jazmín, un aroma que no era característico de él. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué Dogday olía de esa manera? Catnap decidió no decir nada por ahora y seguir con el plan del día.

Mientras caminaban hacia la biblioteca, se encontraron con el resto de sus amigos, quienes se unieron a ellos. Bubba había estado platicando con PickyPiggy, quien hablaba alegremente sobre los colgantes conectados con dioses antiguos. Bubba, por otro lado, estaba leyendo el libro que encontró Catnap el día anterior.

"He estado leyendo este libro y traduciendo algunas cosas", decía, mirando a sus amigos. "¿Y bien, qué has averiguado?" preguntó KickinChicken, quien llevaba unos lentes de sol.

"Dos dioses que alguna vez se enamoraron nunca pudieron estar juntos, aunque sus almas renacieran, su vínculo estaba prohibido", respondió Bubba. KickinChicken se sorprendió y arrebató el libro a su amigo, leyendo en griego:

"Ο ήλιος και το φεγγάρι αγαπήθηκαν ο ένας τον άλλον αλλά το φεγγάρι αφαιρέθηκε από έναν ψεύτικο θεό...".

Todos se quedaron en silencio al escuchar a su amigo, puesto que no entendieron lo que les había leído. Dogday, Catnap y Bubba entendieron un poco, ya que sabían diferentes idiomas, pero no eran expertos en griego antiguo.

"Mejor vamos a la biblioteca", sugirió Bubba, quitando el libro a KickinChicken. "Allí podremos encontrar más información sobre los dioses y los colgantes".

Al llegar a la biblioteca, los Smiling Critters se dividieron para cubrir más terreno. Cada uno de ellos se sumergió en montañas de libros y pergaminos, buscando cualquier pista que pudiera ayudarles a entender mejor sus colgantes y el misterioso "vínculo prohibido".

Dogday había estado leyendo algunos libros, pero ya estaba agotado de tanto leer. Así que decidió descansar y se levantó de la silla para comenzar a caminar por los pasillos de la biblioteca sin rumbo fijo. Mientras caminaba, un pensamiento se vino a su mente al ver a Catnap sentado cerca de una ventana. El can sonrió al ver a su mejor amigo cerca de la luz, pero a la vez lejos de ella. Era una vista adorable para Dogday ver al felino tan relajado y alegre.

Catnap, ajeno a la mirada de su amigo, seguía leyendo con interés. Su cola se movía suavemente de un lado a otro, y su oreja derecha estaba ligeramente inclinada hacia la ventana, como si estuviera escuchando una melodía lejana. Dogday se acercó sigilosamente, sin querer interrumpir el momento de tranquilidad de su amigo.

Al acercarse, Dogday notó que Catnap estaba leyendo un libro antiguo con páginas amarillentas. El título del libro era "El vínculo prohibido: una historia de amor y destino". Dogday se sintió intrigado y se acercó un poco más para ver mejor. Catnap, sintiendo la presencia de su amigo, levantó la vista y sonrió.

"¿Qué has encontrado?" preguntó Dogday, inclinándose para ver mejor el libro. Catnap se encogió de hombros. "No mucho", susurró mientras se inclinaba un poco hacia Dogday, quien le dio un abrazo amistoso para luego separarse y seguir distraído.

Dogday había ido a cada sección de la biblioteca, encontrándose de vez en cuando a sus amigos sumergidos en los libros. En especial, a su amigo KickinChicken, quien de una forma muy literal estaba debajo de una pila de libros, mientras Hoppy y Bubba reían en silencio. Dogday sonrió al ver el ambiente tan agradable de sus amigos, hasta que se sintió atraído de forma repentina a una sección específica.

Curioso, se acercó y pudo observar que entre tantos libros había uno en específico que atrajo su mirada. Tomó el libro con cuidado y leyó el título en voz alta: "¿Poppy Playtime?: la verdad de los dos mundos". Al leer el título del libro, este brilló y de él salió una ráfaga que lo tomó de forma repentina. Dogday soltó el libro y trató de llamar a sus amigos, pero no pudo hablar al ser sumergido entre tanta oscuridad mientras era absorbido por el libro, el cual se cerró de forma repentina.

Se lograron escuchar alarmas sonar a lo lejos, mientras el can despertaba poco a poco, intentando llamar a sus amigos mientras se agarraba la cabeza por el dolor. "¿Chicos?" llamó sorprendido de ver su nueva apariencia, puesto que no era tan colorido como antes y parecía que su cuerpo fuera algún muñeco de tela suave. También notó que su entorno era diferente y se encontraba en lo que parecía ser una cama cubierta de almohadas.

Miró a su alrededor, el lugar parecía estar destrozado y con rasguños en la pared. "¿Dónde... dónde estoy?" se preguntó, tratando de levantarse hasta que notó una cadena que lo ataba y escuchó unos pasos acercándose a él. Dogday, asustado, vio que unas garras se asomaban desde la oscuridad y un gas rojo comenzaba a entrar.

Mientras el can entrecerraba sus ojos para observar mejor, dijo de repente: "¿Qui... Catnap?" Exclamó con voz temblorosa, al ver aquel humo rodearlo y meterse dentro de su nariz, lo que lo hizo comenzar a toser mientras su vista se nublaba y caía en un sueño profundo.

Dogday volvió a despertar sintiendo un nudo en su garganta mientras tosía y trataba de tomar aire, puesto que sentía mal. CraftyCorn, quien había encontrado al can desmayado, corrió hacia él y lo intentó despertar hasta que lo logró. Le lanzó una mirada llena de preocupación a su líder. "Mi líder, ¿estás bien, Dogday?"

Dogday no miró a su amiga, puesto que tenía lágrimas en sus ojos mientras respiraba con dificultad, viendo sus patas que otra vez tenían una apariencia más colorida.

"Dogday" exclamó CraftyCorn al no obtener respuesta del can, quien miró a su amiga y asintió, aunque todavía se sentía un poco mareado. "Sí, creo que solo necesito un poco de aire fresco". Dicho esto, Dogday se levantó y salió de la biblioteca, seguido de cerca por sus amigos al notar al can salir de forma repentina del ligar.

Al salir de la biblioteca, el can se sentó en una de las escaleras y no pudo evitar reflexionar sobre lo que había experimentado hace unos momentos. ¿Había sido teletransportado a alguna dimensión alterna? ¿O fue otra de sus alucinaciones? No era la primera vez que tenía este tipo de alucinaciones o pesadillas, puesto que en aventuras anteriores con sus amigos, de forma repentina caía desmayado y aparecía en el mismo lugar una y otra vez, pero ya le resultaba extraño que fueran tan frecuentes.

El can, perdido en sus pensamientos, no se percató de las miradas preocupadas de sus amigos. KickinChicken fue el primero en hablar. "Ya van varias veces que le sucede eso", susurró.

"Quiero decir, simplemente se desmaya y su colgante comienza a brillar y al momento siguiente despierta diciendo incoherencias. Me empieza a preocupar", expresó preocupado por su líder.

Catnap, quien solo había estado escuchando, observó al can de forma atenta, puesto que estaba al tanto de lo sucedido al can. Así que, en silencio, volvió adentro de la biblioteca y tomó el libro que Dogday había encontrado para después guardarlo y volver con sus amigos.

Al salir de nuevo, el felino notó cómo el can apretaba su colgante y miraba a su alrededor. El can finalmente miró a sus amigos y les sonrió de forma dulce. Incluso se acercó a Catnap, quien había sacado aquella sombrilla con adornos dorados y miraba al cocker spaniel con ojos preocupados.

"Estoy bien, creo que solo estoy cansado de tanta investigación", mintió. El felino dudó de las palabras del can, por lo que tomó su mano y lo jaló con él, dejando a los demás solos.

En el camino, Catnap caminaba a lado de Dogday, quien sostenía la sombrilla por el felino, quien aún preocupado decidió preguntarle al can algo. "¿Recuerdas algo de lo que sucedió en tus sueños?" Dogday detuvo su caminar por un momento y luego miró al felino con una sonrisa. "¿Mm? Oh, no, no recuerdo nada", mintió de nuevo. Aunque Dogday no era tonto, en ningún momento hizo mención de lo que vivió mientras estuvo desmayado.

Catnap no se creyó la mentira de Dogday, pero decidió no presionarlo más. En su lugar, cambió de tema y comenzó a hablar sobre la investigación que habían estado haciendo. Dogday se sintió aliviado y se unió a la conversación, pero no podía sacudirse la sensación de que algo estaba mal. Algo que no podía recordar, pero que sentía que era importante.

El can pasó el resto del día con Catnap simplemente paseando por la villa y saludando a sus diferentes habitantes, relajándose y olvidando la investigación de sus colgantes. Dogday se sentía alegre de tener al felino como su mejor amigo. Si bien el can sabía que el felino no hablaba a menos que fuera necesario, no se sentía incómodo con su silencio. Al contrario, le era agradable estar en silencio después de todos los ruidos y ajetreo que vivía con el resto del equipo.

El felino notó cómo el can soltaba una risita de forma repentina, lo que lo dejó confundido. Esperaba a que el can le contara qué le era tan gracioso o divertido. Pero Dogday simplemente sonrió y siguió caminando, disfrutando del silencio y la compañía de su amigo.

Después de un rato, Catnap se detuvo y miró a Dogday con curiosidad. "¿Qué te hace tanta gracia?" preguntó finalmente, rompiendo el silencio. Dogday se rió de nuevo y sacudió la cabeza.

"Nada, solo estaba pensando en algo", respondió, sin dar más detalles. Catnap lo miró con escepticismo, pero no presionó más. En su lugar, siguió caminando junto a Dogday, disfrutando del paseo y la compañía de su amigo. Pero no podía sacudirse la sensación de que Dogday estaba ocultando algo, algo que no quería compartir con nadie.

Los dos caminaron hasta que la luna tomó el lugar del sol. Cerca de la casa del can, el felino retiró su sombrilla, haciéndola desaparecer con magia. Luego, miró al can y tomó sus hombros, alzando su vista y bajando sus orejas con tristeza. "¿Qué harías si descubrieras que estás soñando?" preguntó el felino.

A lo que el can colocó su pata sobre la mejilla del felino y contestó con una nueva pregunta: "¿somos reales?" preguntó Dogday, mirando a los ojos al felino. "Lo somos" contestó el felino, apartándose de Dogday y mirando a otro lado.

Dogday se sintió confundido y un poco asustado por las preguntas tan repentinas. ¿Qué quería decir Catnap con esa pregunta? ¿Y por qué parecía tan triste? El can se acercó al felino y lo miró con preocupación.

"¿Qué pasa, Catnap? ¿Qué te preocupa?" preguntó, pero el felino no respondió. Por lo que Dogday suspiró y desvió la mirada hacia la puerta de su hogar. "¿Quieres quedarte a dormir conmigo esta noche?" preguntó el can, viendo cómo su mejor amigo asentía con la cabeza. Por lo que Dogday abrió la puerta y entró, encendiendo las luces de su sala y viendo aún a su mejor amigo parado en la puerta.

"Dogday...", llamó el felino. "Sí, kitty" respondió el can a su llamado. "Si realmente estuvieras soñando y despertaras sabiendo que uno de tus amigos fue la causa, ¿lo odiarías?" preguntó. Dogday no contestó. "¿Lo perdonarías?" insistió el felino, con una mirada intensa que hizo que Dogday se sintiera incómodo.

Dogday se sintió atrapado por la pregunta. No sabía qué responder. ¿Podría perdonar a alguien que le hubiera hecho daño de esa manera? Miró a Catnap, buscando una respuesta en sus ojos, pero solo vio una profunda tristeza. "No lo sé", respondió finalmente, sintiendo que no podía mentirle a su amigo. "No lo sé", repitió, sintiendo que estaba admitiendo algo que no quería admitir.

Por un momento, el silencio reinó en la sala. Dogday aclaró su voz y habló: "Sí bien no sabría decir si lo perdono, también no lo odiaría... es difícil de explicar". Expresó con sinceridad el can, viendo al felino asentir. Dogday sonrió y tomó la mano de su amigo. "Pero si fueras tú, yo te perdonaría", expresó, moviendo su cola alegremente, jalando al felino adentro para después cerrar la puerta.

"Ahora, ¿dormimos en el sofá o en la cama?" preguntó el can, viendo cómo el felino bajaba la mirada y susurraba "cama".

Dogday sonrió y llevó a Catnap a la cama. Se acostaron juntos, y el can sintió un gran alivio al tener a su amigo cerca. Miró a Catnap, quien ya estaba cerrando los ojos, y se preguntó qué había querido decir con esas preguntas. ¿Qué secreto estaba ocultando? Pero no podía preguntar más, porque Catnap ya estaba dormido. Dogday suspiró y cerró los ojos, sintiendo que estaba a punto de descubrir algo importante.


♡Como siempre se agradecen sus votos y comentarios♡

Ahora se tratara de publicar dos capítulos todos los viernes :3

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