vii. baby dragon's
UN AÑO HABIA TRANSCURRIDO & HEALENA, ahora con ocho días del nombre se hacía cargo de tres pequeños dragones que volaban por su casa a toda velocidad. Les había costado pero finalmente su padre había terminado la construcción de su nuevo hogar. . .bueno más o menos, se había retrasado ya que Estoico le pedía constantemente que fuera a ayudarle a crear rutas y planes de ataque por si los dragones volvían a atacar Berk, Arthurus sin quedarle más opción termino aceptando por qué no podía hacer nada, al final Estoico era el jefe de la tribu. Aunque eso no evitaba que Healena se enfadara con su padre y se desquitara con su mejor amigo, Hiccup Haddock, quien solamente le hacía recordar la promesa que le había hecho esa noche.
A como diera lugar, su casa no estaba terminada del todo, faltaba tan solo dos habitaciones los hermanos menores Le'Black, su padre solo había terminado tres; una para el, una para Colin, otra para Healena pero faltaban la de Deimos y Robert, quienes se negaban a compartir cuarto con Colin ya que decían que el era bastante "perfeccionista", hasta que finalmente Healena ofreció su habitación para que sus hermanos se quedaran ahí, su padre le dijo que no tenia por qué hacerlo, pero ella solo nego diciendo que no era para tanto, pronto la habitación se dividió en dos, en una parte había solo una cómoda cama y en el otro extremo de la habitación, había una litera para Deimos y Robert.
A los pocos meses, habían logrado llevarse bastante bien, hasta que Healena le suplico a su padre por que le fabricará tres pequeñas cunas para sus pequeños hijos, quienes termino metiendo en la mitad de su habitación quedando en un espacio muy reducido, pero ni Healena ni Deimos hicieron tanto alboroto. . .al menos no como Robert.
Ese día Healena se encontraba desayunando tranquilamente cuando un grito desde su habitación se escuchó, ella rápidamente identificó la voz de Robert, sin tomarle importancia siguió comiendo su triste desayuno, hasta que Robert volvió a gritar.
—¡Healena! ¡Tu maldita lagartija voladora no me deja en paz! — grito bastante enojado Robert de en ese momento, siete días del nombre, hacia su hermana quien literalmente corrió hacia su habitación compartida, cuando llegó se detuvo en la entrada y señaló demandante a su hermano menor quien había tomado al pobre Rhaegal por la cola mientras que Viserion era sostenido por un ala.
Healena se acercó rápidamente para tomar a ambos pequeños en sus brazos acunandolos
—¡No te atrevas a tocar a uno de mis hijos! — su vista se posó en la gran ventana en forma de triángulo en su habitación que estaba un poco abierta — ¿¡Pero qué te pasa ati por la cabeza?! ¿¡Por qué tienes la ventana abierta?! ¿¡Acaso no sabes que mis preciosos bebes se pueden salir y provocar pánico en la Aldea?!
—¿Y a mi que me importa lo que esas lagartijas hagan? — cuestionó irritado Robert.
Healena chasqueó la lengua.
—Debería de importarte, después de todo son tus sobrinos — respondió la niña mientras se encaminaba a las cunas de sus pequeños donde los dejo ahí, Healena se asustó al no ver a Drogon.
—Robert. . .¿donde esta Drogon? — pregunto tratando de mantener la calma.
—Yo que voy a saber, tu lagartija alada debio salir volando o yo que se, ve a buscarla — fue lo único que respondió su hermano.
Healena suspiró resignada saliendo de la habitación.
—Y luego se pregutan por que Colin es mi favorito — susurró para si misma mientras bajaba a toda velocidad las escaleras esperando a encontrar a su tercer bebe en la planta baja.
Se tranquilizó al ver a su padre en la cocina darle a Drogon pequeños trozos de carne.
—Parece que están pasando tiempo de calidad en un momento de abuelo-nieto — comento burlona la pequeña Le'Black
Arthurus la miró con una mueca.
—Vamos Lena', aún soy muy joven como para ser abuelo ¿no crees? — pregunto irónico hacia su hija.
—Solo te diré que disfrutes por qué estos pequeños dragones serán los únicos hijos que tendré, ya estas informando — respondió Healena mientras intentaba tomar a Drogon, este le gruñó y no dejó que se acercara, hasta que finalmente tuvo que tomar un pedazo de carne para que Drogon la siguiera, subió a su habitación con el detrás hasta entrar y tirar el trono de carne en su cuna en donde Drogon fue a parar en seguida después de que su madre tirara el trozo de carne.
Después de eso, Rhaegal y Viserion fueron al encuentro de su madre, mientras que Drogon solo disfrutaba de su carne.
—No se por qué te esfuerzas tanto en cuidarlo si se nota a leguas que ese pequeño dragón no te quiere — comentó de repente Robert hacia su hermana.
—Drogon si me quiere. . .es solo que. . .es más difícil a comparación de sus dos hermanos — señaló Healena a los dos dragones que se acurrucaban en sus manos.
—Como quieras llamarle a ese extraño amor, pero el no es como Rhaegal o Viserion, no va a buscarte o va contigo cuando lo llamas, ni siquiera te obedece — objeto el príncipe mirando al pequeño dragon de color negro.
Healena ignoró los comentarios de su hermano por lo que dejó a sus pequeños en sus respectivas cunas y se recosto en su cómoda cama. Robert la miró incrédulo.
—¿no vas a salir con Hiccup o algo por el estilo? Ir con Rowan quizá — ánimo su hermano.
—Si claro, y dejarte a ti solo con mis bebés y en cuanto regrese ver la casa en llamas y a mis pequeños causando alboroto en todos lados. . .además Rowan esta con Colin y no he hablado con Hiccup tanto, no quiero que sospeche que tengo tres dragones bebes viviendo en mi casa.
—Oh, por eso no has estado pegada Colin como una mosca y en cuanto a Hiccup, bueno estate tranquila, volverán a hablar con más frecuencia — respondió sin darle mucha importancia al asunto.
—¿A que te refieres con lo último? — pregunto Healena confundida.
—Bueno, es más que obvio, hermana, esos dragones tuyos están creciendo mucho más rápido que cualquier otro, en poco tiempo vas a tener que decirles adiós — declaro Robert con una mirada llena de lástima.
Todos en la familia les habían tomado cariño a los dragones de Hela' y aunque a el le costase admitirlo, también les había tomado cariño a esas bestias aladas que siempre lo molestaban.
Healena no dijo nada al respecto, pues sabía que tarde o temprano sus pequeños tendrían que irse.
—Da igual — fue lo único que respondió Healena de manera brusca.
—Hela', ¿estas segura de que tendrás el corazón como para decirles adiós? Pero tendrás que hacerlo bien, para que te asegures que no vuelvan jamás — le aseguro su hermano.
Healena miró a sus tres pequeños, Drogon y Viserion dormían, mientras que Rhaegal daba vueltas enrollandose entre las pequeñas sábanas de la cuna, medito por un momento las palabras dichas por su hermano y se dio cuenta de que no tendría corazón como para decirles un montón de cosas hirientes.
—Yo. . .no lo se, jamás pensé en eso — admitió nerviosa.
Robert decidió dejar el tema y no decir nada más, sin embargo la mente de Healena seguía dando miles y miles de vueltas a ese asunto que cada vez estaba más y más cerca. Seguía tan sumida en sus pensamientos hasta que se dio cuenta de que Rhaegal había quedado dormido entre las mantas, río en respuesta y se acercó para acomodarle la cama a su hijo menor.
Cuando termino volvió a su cama y volvió a tirarse ahí.
—¿Algúna recomendación? — pregunto irónicamente Healena a Robert.
El solo la miró confundido.
—No hay mucho que pueda decirte, no recuerdo mucho a los dragones cuando vivíamos en Wetsfall, solo recuerdo vagamente a Vhagar, como olvidar a ese dragón, era más grande que cualquier otro — respondió con una sonrisa
—Es el más grande del mundo — corriguio Healena
—Si, talvez, solo espero que algún día, los volvamos a ver — respondió Robert sin borrar su sonrisa triste.
Healena se levantó de inmediato de su cama y se encaminó a la salida.
—¿A donde vas ahora? — pregunto Robert sin entender
—¿Puedes ser dragon-niñera esta vez?, te prometo que no me voy a tardar mucho — pidió Healena a su hermano, ignorando su pregunta
—Vas con Hiccup ¿no es cierto?, bien ve, pero esto te costará tu postre de dos días — demando Robert con una mirada acusatoria
—Bien como digas — respondió Healena mientras regresaba y se despedia dulcemente de sus bebés.
Volvió a salir y bajó hasta la planta baja donde pensó encontraría a su padre para así pedirle permiso para salir, pero no lo encontró, sin tomarle tanta importancia salio de su casa en busca de su mejor amigo. Cuando llego a la herrería, vio como Bocón estaba afilando una espada y a Rowan ayudándolo, mientras Colin estaba a un lado de ella observándola con una sonrisa.
Healena entró rápidamente a abrazar a su hermano.
—¡Colin! — grito Healena mientras se abalanzaba a sus brazos, Colin aceptó el abrazo gustoso.
—Hay Lena', ¿qué haces aquí? ¿No estabas cuidando a tres traviesos gatitos? — pregunto siendo discreto dándole una leve mirada a Bocón y Rowan.
—Ah si, Robert los está cuidando — respondió sin ganas, mientras le pasaba a Rowan una espada que estaba cerca. — Por cierto, ¿han visto a Hiccup?
Ambos se miraron con una sonrisa, los niños de once días del nombre le sonrieron pero negaron.
—No puedes culparlo, Hela' — hablo de repente Rowan — tu eras la que casi no quería pasar tiempo con el, casi no sales de tu casa.
—Eso no es cierto — objeto ofendida la Le'Black
—Lena', es verdad — admitió Colin
—Acabas de perder el puesto a mi hermano favorito, ahora lo es Deimos — respondió burlona mientras Colin se llevaba una mano a su pecho fingiendo estar ofendido.
Rowan y Bocón miraban aquella escena con una sonrisa, admiraban como ambos se llevaban tan bien, aún Colin siendo dos años mayor que Healena y en cómo llevaban su relación, Bocón no pudo evitar recordar el día que llegaron, Healena tan asustada y Colin abrazandola por los hombros de manera protectora.
—Por cierto, Hela', te toca venir mañana — interrumpió Bocón la platica de ambos hermanos.
Aveces Healena (por súplicas de Hiccup) hiba a ayudar en le herrería, aunque Healena no le tocara los mismo días que Hiccup, el simplemente hiba para pasar tiempo con su mejor amiga.
—Si bueno esta bien, ¿sabes donde está Hiccup? — pregunto con una leve sonrisa
—Bueno, si no está metido en problemas, probablemente en su casa — respondió
Healena soltó un suspiro. No tenia ganas de caminar hasta allá, pero se lo debía.
Sin decir nada más, salió del lugar directo a la casa de Hiccup. Hiba a medio camino hasta que escuchó como su apodo era gritado a media Aldea.
Se giró pensando que era el pesado niño, Patán Mocoso, pero su semblante cambió al ver que era Hiccup.
—¡Hela'! Finalmente el feo troll se dignó a salir de su cueva — se quejó cuando llegó junto a ella.
—Si bueno, mis hermanos me tienen muy ocupada — respondió sin importancia.
—Aún así, te extrañé Hela' — respondió Hiccup con una sonrisa.
Ese acto hizo que las mejillas de Healena se pusieran levemente rojas.
—No es para tanto, ni que me hubiera ido de Berk — respondió aún apenada.
—Igual, me debes algunos favores — le replicó Hiccup mientras pasaba aún lado suyo.
—Oh, no, no, mañana me toca ir con Bocón, pero ni pienses que voy a hacer tus trabajos — respondió algo enfadada, preguntándose si había sido buena idea dejar a sus bebés con Robert.
—Por favor, Hela' — suplico el, mientras la abrazaba por los hombros.
—No y es mi última palabra, Haddock — respondió seria.
—Al menos lo intente — respondi finalmente Hiccup volviendo a caminar en dirección a su casa.
Healena río levemente y volteo para asegurarse de que su casa no estuviera en llamas, pero se asustó al ver que salía humo proveniente de su habitación.
—Hay no. . .— susurró Healena mientras corría directo a su casa, dejando a un Hiccup bastante confundido.
Healena corría lo más rápido que podía, y cuando llego a casa abrió la puerta de golpe, reposo un momento en la entrada para volver a correr planta arriba encontrándose con un Drogon bastante molesto y a Robert intentando cubrirse.
—¡Te dije que los cuidaras! — se quejó la mayor.
—¡Esa lagartija me quería cocinar vivo! — grito del mismo modo Robert.
Healena se acercó lentamente a Drogon, quien solo le rugió en respuesta, sacó un pequeño trozo de carne y lo tiró en la cuna para que Drogon fuera detrás de él.
—¿A que le prendió fuego? — pregunto Healena a su hermano, irritado.
—A un juguete de madera de Deimos — respondió apenado su hermano.
—Ve pensando en lo que le vas a dar a cambio — replicó Healena, mientras hiba a ver a Rhaegal y Viserion.
—¿¡Yo?! ¿¡Y yo por qué?! ¡Fue tu lagartija alada quien lo incendió! — se quejó frustrado Robert.
—Pero tu los estabas cuidando, era tu responsabilidad, es momento de que te hagas responsable — admitió Healena, saliendo molesta de la habitación.
Mientras que pensaba que si su padre se enteraba de eso, hablaría con ella y la haría entrar en razón de que sus pequeños tendrían que irse, ya se lo había dicho dos veces pasadas hace un año, ella les había dicho que solo esperar a que los inviernos pasaran, pero si seguían pasando esos incidentes, su padre los haría irse de ser así ella se iría con ellos, pero no podía dejar a su padre, a su dulce hermanito Colin, a Deimos y Robert y sobre todo a Hiccup, después de sus familia y Bocón, ella era probablemente la única que no lo trataba como alguien busca problemas.
Su mente tenia mucho con lo que lidiar, pero estaba segura de que protegeria a sus dragones con fuego y sangre, después de todo ese era el emblema de su familia.
"De las cenizas renacemos, para reclamar lo que es nuestro, con fuego y sangre"
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