Prólogo

Era de día, el sol se colaba por las ventanas de nuestra pequeña casa, dándole un ambiente cálido y acogedor a nuestro hogar.

Había despertado solo, extrañando sentir su aroma y tener su cuerpo apresado entre mis brazos. Después de la pesadilla que tuve lo ideal hubiera sido tenerlo abrazado a mi cintura, con su cabeza reposando en mi pecho y su cabello largo y rizado haciendo cosquillas a mi piel desnuda.

Mas no fue así, lamentablemente. Al abrir mis ojos me encontré con la fría y vacía soledad en aquella pequeña habitación que compartimos. Jamás se me hizo tan grande como esa mañana. Puede que esté sonando demasiado dramático, pero después de tenerlo cada noche abrazado con fuerza a mi cuerpo, se me hacía imposible no despertar sintiéndome un poco melancólico cuando no lo veía a mi lado.

Después de todo lo que atravesamos para obtener esta calma de la cual gozábamos actualmente, lo único que deseaba era despertar cada mañana a su lado, siendo recibidor de sus besos y caricias mañaneras. Deleitándome al sentir como mi piel se erizaba al simple roce de sus dedos sobre mis labios y su respiración en mi cuello.

—¿Jungkook? —me puse de pie y caminé hacia la sala de estar en busca de mi amado halcón.

No habían rastros de él, todo estaba tan callado que daba un poco de miedo. Después que te acostumbras a lo agitado de las huidas repentinas y al sonido de los disparos, cuesta un poco volver a valorar el precioso silencio de la calma.

La luz solar me cegó por unos segundos cuando abrí la puerta de casa, la suave brisa despeinó aún más mi cabello grisáceo y me hizo soltar un suspiro.

Mis labios se estiraron al verlo ahí, frente a mí, con la misma hermosa sonrisa que tenía cuando por primera  vez me dijo que me amaba. Hacía un mohín gracioso mientras alzaba a nuestro pequeño por encima de su cabeza, escuchando sus carcajadas de alegría.

No pude evitar que mi corazón se acelerara, y me acerqué a ellos sintiendo la hierba cosquillear en la planta de mis pies descalzos.

—¿Se están divirtiendo sin mí? —cuestioné llamando su atención y ambos voltearon a verme.

—¡Papi! —nuestro pequeño exclamó estirando sus bracitos en mi dirección para que lo cargara yo. 

—Despertaste —Jungkook se dirigió a mi persona, mirándome con sus ojitos brillantes.

—Me dejaste solo. —Hice un puchero mirándolo con el ceño fruncido, y al instante su suave risa estuvo ocupando mis sentidos.

—Perdón por eso —dijo dejando un ósculo delicado en mis belfos—, te prometo que no volveré a hacerlo.

Recapitulando todo por lo que pasamos, debía decir que no podía estar más feliz de lo que lo estaba. Después de tantos sube y baja, de tantas pérdidas y heridas, ambos merecíamos ser felices, formando nuestra pequeña familia y viviendo tranquilamente en la soledad del campo.

Antes no todo fue corazones y rosas, sufrimos tanto que hubo momentos en los que pensé que uno de los dos terminaría quebrándose en miles de pedazos. Gracias al ser omnipotente que está en el cielo, o a lo que sea que esté allá arriba, pudimos sobrellevar la situación y logramos formar esto que tenemos ahora.

Yo soy Park Jimin, y esta...esta es mi historia, o más bien, la historia de como conocí al amor de mi vida.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top