𝕻𝖚𝖘𝖍 𝕿𝖍𝖊 𝕷𝖎𝖒𝖎𝖙
𝕻𝖚𝖘𝖍 𝕿𝖍𝖊 𝕷𝖎𝖒𝖎𝖙
Se que en estos momentos yo tengo el control de la situación, pero finjo sumisión. Empuje todos mis límites estando a tu lado, y puedo empujarlos aún más. Kars piensa que soy su mascota, pero a estar alturas no me siento así.
(...)
-Secchi...¡Secchi!
-¡Hm! ¿S-sí?
-Ya puedes irte, mira lo tarde que es.
-Hmmm... vendré mañana a primera hora~
No pude evitar hablar cariñosamente a aquel perro que tenía ante mis ojos, había llegado el día de hoy completamente sucio y muerto de hambre, pero se le veía feliz al recibir tanto cariño de mi parte. Trabajo en un refugio para animales desde hace dos años y es realmente lo único que me hace sentir realmente feliz.
-Hasta mañana Secchi.
-Hasta mañana~.
Despidiéndome de mi compañero de trabajo me dispongo a caminar de vuelta a mi departamento, había sido un largo día me sentía tan agotada que podría dormir en cualquier sitio.
-Hmmm... ¿E-eh?
Mi cansancio desapareció ante lo que había presenciado, un pequeño perro intentado cruzar la calle y un auto aproximándose a alta velocidad. Ante la vista no pude evitar entrar en pánico mientras dejaba atrás mis cosas, necesitaba ayudarlo de cualquier forma.
Pero cualquier movimiento imprudente fue detenido al ver como el auto fue desviado repentinamente y por consecuente explotando debido a que había chocado. Ante tal suceso no pude evitar gritar mientras cubría mis lagrimeantes ojos.
¿Qué demonios había pasado? Al quitar mis manos de mi ojos pude notar que el perro se encontraba del otro lado de la calle completamente a salvo al igual que un alto hombre caminando, completamente indiferente a lo que había sucedido.
Corriendo hacia el hombre en un acto completamente imprudente, tome la manga de su chaleco mientras dejaba salir pequeños jadeos.
-¿S-Sabes qué sucedió...? R-Repentinamente se desvío el auto y choco... c-creo que debería de llamar a la policía, yo no tengo mi celular así qu-.
No pude terminar de hablar al sentir como mi espalda chocaba fuertemente contra la pared, al igual que mi cuerpo fue alzado. No pude emitir más que un mísero jadeo ahogado debido a una fuerte presión que aplastaba mi cuello.
-U-Igh...~
-Silencio asqueroso humano...
Apenas podía mantener mis ojos abiertos, la figura ante mis ojos era completamente irreconocible al igual que borrosa debido a las lágrimas que no paraban de brotar de mis ojos.
Sin poder evitarlo simplemente cerré mis ojos experando lo peor, algo que nunca sucedió. Mi cuerpo impacta sobre el suelo mientras escucho unos pasos alegarse de mi.
-A-Agh...
Dejando salir un agudo sollozo poso mis manos sobre mi cuello. Mi cuerpo se encontraba realmente adolorido debido al impacto, pero el dolor se concentraba en su mayoría en mi cuello.
¿Quien era ese sujeto? ¿Por qué hizo esto? Fueron las dudas que me atormentaron aquella noche.
(...)
-Por favor no dejes las cosas tan altas... ayúdame.
Dije aquello en un suave susurro mientras trataba de alcanzar aquellas croquetas, generalmente siempre suelo a tomar alguna silla para así alcanzar cualquier cosa pero hoy no me sentía bien. Mi cuerpo se encontraba muy débil al igual que adolorido.
-Hmmmm te quejas demasiado, ¿vez? No es tan alto.
Pasándome aquellas croquetas sin mucho esfuerzo simplemente agradezco para así dirigirme a las jaulas.
-¿Por qué era tan fuerte?
Las marcas que dejo en mi cuello no son normales, gran parte de mi cuello estaba teñido de morado y rojo, los moretones que habían en mis espalda no eran comprados con el que tenía en mi cuello. Era una fuerza sobrenatural y era algo que me inquietaba.
¿Si deseaba volver a hacerme daño?
-H-Hmm... igh...
Ante la interrogante no pude evitar llorar, el miedo no abandonaba mi cuerpo, y mucho menos aún al sentirme completamente observada durante toda la noche.
(...)
-...¿P-Puedes llevarme a casa?
-¿Hm? Claro. ¿Te encuentras bien? Normalmente eres un poco más distante, pero hoy has estado actuando muy adorable~.
¿Adorable? Maldición tengo miedo de que un extraño me asesine. Conteniendo las ganas de insultarle entro a su auto mientras observo hacia la ventana, durante todo el camino a casa me sentí observada. Por un momento pensé que simplemente estaba exagerando ya que durante todo el día no me sentí acechada, pero en este momento... la sensación es mucho más intensa que la noche anterior.
-Llegamos. Hasta mañana~.
-¿EH? S-sí... hasta mañana.
Abriendo la puerta rápidamente entro lo más rápido que me permitía mi cuerpo hacia mi departamento, estando dentro de casa no pude evitar dar un pequeño suspiro de alivio.
Aquella sensación desapareció, lo único que tengo que hacer para permanecer en paz es encender la...
-No te muevas...
Una grave voz hizo que mis pensamientos se esfumaran, antes que pudiera reaccionar y escapar siento como fui alzada del suelo.
-I-Igh... p-por favor... n-no...
Aquél dolor invadió mi cuerpo nuevamente, aquel miedo destroza mi cuerpo de la forma más desesperante posible.
-Sigue agonizando, humana.
No tenía ningún forma de escapar, cierro los ojos con aún más fuerza al sentir como su agarre se volvía cada vez más firme.
-Mírame.
Su voz me hacía temblar, quería irme de aquí. A duras penas abro mis ojos, topandome con unos ojos rojos.
Nunca había visto a alguien con unos ojos de ese color.
-Hmp...
Mi cuerpo colapsa contra el frío suelo, sintiendo un fuerte dolor en mi cabeza trato de huir pero el intento fue completamente inútil al sentir como pisaba mi cabeza con fuerza.
-I-Igh... p-por favor...
-Tus expresiones no son tan desagradables...
¿Que clase de halago es ese? Fue la única pregunta que atravesó mi mente mientras contenía mis jadeos. Debido a la posición era completamente inútil tratar de escapar, aunque la idea nunca abandonó mi mente.
-En serio eres una humana demasiado estúpida.
Su tono de voz sonaba tan burlon, antes que pudiera responder a sus palabras siento como tomaba mi camisa mientras me arrastra. ¿Hacia donde se dirige? ¿Y cuanto mide este imbécil? Ni si quiera puedo tocar el suelo si me toma de esta manera.
Escuchando como abría una puerta el pánico incremento aún más. ¿Qué demonios quiere hacer aquí? Tratando de separarme escucho una suave risa provenir del hombre.
-¿En serio crees que una simple humana puede contra mí?
Después de decir aquello siento como mi cuerpo caía sobre la cama, antes que pudiera moverme este aprisiona mi cuerpo entre sus brazos.
-Hmm...
-E-Eh...
Este me miraba fijamente, sin poder evitarlo desvío mi mirada aunque al final tuve que cerrar mis ojos. Sus rasgos tan finos y su mirada tan profunda me asustaban, y ver sus grandes brazos tan cerca de mí me hacían sentir ansiosa.
-Hmp~...
Escuché como este sonreía mientras tocaba mis hombros, ante su frío tacto no pude evitar temblar mientras dejaba salir pequeño sollozos.
(...)
El hombre la agarró del pelo y le echó la cabeza hacia atrás. Esos ojos, más oscuros que la medianoche, miraron fijamente a los suyos.
Este hombre podía ver a través de ella, hasta lo más profundo de su alma.
El cabello se le erizó en la nuca.
-¡ Déjame ir...!
La sombra del hombre cubría su pequeño cuerpo. Antes de que Secchi pudiera apartarlo, el hombre se inclinó y la besó ferozmente con labios helados e incoloros.
El hombre le apretó la mandíbula con tanta fuerza que le crujieron los huesos; no tuvo más remedio que abrir los labios. La lengua del hombre se deslizó por el hueco, acariciando el interior de su boca.
El impacto esta vez fue incomparablemente poderoso. Le desgarró los nervios como fuego eléctrico; su visión se nubló y se oscureció.
Luchó por escapar, pero los brazos del hombre la sujetaron con fuerza.
Cada vez que sus lenguas se tocaban, su piel crujía; su sangre hervía.
-... haah...
Cuando el hombre finalmente la soltó, jadeó en busca de aire. El beso voraz del hombre no le había dejado espacio para respirar.
La saliva goteaba de la comisura de su boca y el hombre la lamió con la lengua.
Continuó, deslizándose desde los labios de Secchi hasta su mandíbula, desde su mandíbula hasta su garganta, desde su garganta hasta su clavícula, el hormigueo siguió en la estela de su lengua.
-¡Bajate...!
Secchi quería apartarlo, pero sus brazos estaban flácidos; no tenía fuerzas.
El hombre apretó con más fuerza, los dedos se clavaron en su piel, mientras su lengua continuaba asaltando su cuerpo.
-¿¡Por qué eres...!?
Sentimientos extraños surgieron con el toque del hombre, un crescendo que amenazó con abrumar sus pensamientos.
Kars le quitó la chaqueta a Secchi y tiró de su camisa, luego atacó su senos con las manos y la lengua.
Durante este momento de vulnerabilidad, el hombre comenzó a lamer sus pezones; el placer recorrió su espina dorsal.
-A-Ah~
Sorprendida por el sonido que había salido de su garganta, se tapó la boca con el dorso de la mano. Pero cada movimiento de los dedos del hombre provocaba un nuevo jadeo, como si su toque le prendiera fuego a la piel de Secchi.
Cerró los ojos con fuerza, luchando por permanecer callada.
Algo andaba mal con su cuerpo. No debería estar reaccionando así.
Sus exhalaciones, ricas en placer no deseado, llenaron la oscura habitación. Sentía como si sus nervios ardieran hasta las cenizas. Nunca se había sentido tan avergonzada en su vida.
-... kuh...~
Ya no satisfecho con lamer, el hombre comenzó a morder y chupar.
Secchi se retorció, incapaz de resistir la sensación. Su propia respuesta fue mucho más humillante que cualquier cosa que hubiera hecho en toda su vida.
-Det-... ah...!
Cuando el hombre le mordió los pezones, un entumecimiento floreció en sus caderas.
Las yemas de los dedos subieron y bajaron por su columna arqueada. El techo llenó su vista: gotas de lluvia salpicando contra el cielo de cristal. Los ruidos húmedos que salían de los labios del hombre eran audibles, reforzando su vergüenza. Fue tan patética. No pudo soportarlo.
Entonces, el hombre tomó sus jeans.
Desabrochó la bragueta de Secchi y le bajó los jeans y la ropa interior.
Secchi trató una vez más de escapar, pero entonces, un dolor agudo atravesó su hombro.
El hombre había mordido el hombro de Secchi por detrás, clavándole los dientes con todas sus fuerzas.
-ngh...
Una vez más, esa sensación eléctrica recorrió el cuerpo de Secchi y dejó escapar un suspiro tembloroso.
Se sentía como si su sangre estuviéramos acumulando en ese lugar, dejando todas las demás partes de él vacías.
-... ii... ahh...
Podía escuchar a Kars chupando su piel.
¿Estaba... bebiendo su sangre? El pensamiento le provocó una oleada de mareo.
El mayor se movió detrás de ella separando sus piernas. Secchi pudo sentir algo allí.
La dureza del hombre la presionó. Ante aquel acto la joven le invadió una ansiedad mucho mayor.
-...!? Oye...!!
Pero antes de que pudiera hacer algo más que gritar, un calor abrasador se apoderó de ella. Su hombría presionaba con fuerza su entrada.
-Tsk... N-No entra.
-N-No... B-Basta...
Aunque moviera sus brazos para tratar de golpear ese gran cuerpo no podía hacer nada, este seguía presionando con fuerza su entrada.
-Maldita humana... eres demasiado pequeña. ¿No haz llegado a tu madurez sexual?
-B-Basta... d-duele...
-Tener que hacer esto con un humano tan desagradable...
Antes que pudiera dar un sollozo aquella gran hombría penetro con dureza su entrada.
El dolor en su hombro no era nada comparado con esto. Kars avanzó lentamente, pero sin piedad, partiéndola en dos.
-... aaah, ahh...!
No había nada en su mente ahora más que agonía. Instintivamente luchó por escapar, pero Kars mantuvo sus caderas en su lugar.
Sintió como si pudiera escuchar su carne desgarrarse, profundamente dentro de su cuerpo. Una oleada de náuseas se apoderó de ella.
Los dedos de Kars, aún apoyados en su rostro, se deslizaron entre sus labios. Mordió con fuerza con los dientes de atrás, puramente por reflejo, un intento tanto de resistir como de distraerse del dolor.
-Tsk... Maldición.
Ante tal mordida el pelimorado golpea su mejilla mientras presiona con aún más fuerza sus caderas.
Su grito se hizo añicos contra la parte posterior de su garganta. ¿Seguía moviéndose el hombre? No podía decirlo; el dolor ahogó todas las demás sensaciones.
Las lágrimas llenaron sus ojos, y no solo por el dolor.
¿Por qué?
¿Por qué el hombre estaba haciendo esto? ¿Qué esperaba ganar?
Secchi no podía adivinarlo, pero podía oír cómo su orgullo se desmoronaba.
Jadeando, Kars lamió el hombro de Secchi, el mismo lugar que había mordido antes.
En medio del tormento de la penetración, estos pequeños gestos se sintieron suaves y reconfortantes. Una sensación contradictoria luchó dentro de ella, una tormenta que la consumió por completo.
-P-Por qué...
Murmuró sin querer. El hombre levantó la cabeza para mirar a Secchi. Su aliento caliente aterrizó en la mejilla de la joven.
Lentamente, parpadeó, pestañas largas revoloteando.
Sus ojos habían sido un enorme abismo, frío y vacío.
El empuje del hombre se aceleró. Unos gemidos estridentes salieron de los labios de Secchi cuando el hombre le raspó las entrañas.
Duele. El dolor era innegable. Y sin embargo ... Al mismo tiempo, Secchi podía sentir algo que se elevaba desde lo más profundo de sus caderas, una sensación que no podía, no quería nombrar, pero que hizo que su dureza se contrajera.
El hombre volvió a morderle la herida del hombro, esta vez con más suavidad que antes. La sacudida eléctrica fue directamente a su entrada, lo que se sumó a la sensación que se acumulaba allí.
-Aaaahh... kuh...!
Aunque nunca dijo una palabra, los dedos, la lengua y los dientes del hombre, junto con su pura ferocidad, estaban rompiendo las paredes del corazón de Secchi, haciendo del cuerpo de la muza un conducto para conectarlos.
De alguna manera, su silencio lo hizo aún más efectivo. Había algo inexplicablemente excitante en sus actos instintivos y bestiales.
-Ahh ... aa ... kuh ...
La dureza del hombre golpeó profundamente en su interior, y sus nervios estallaron en un cálido placer.
Al darse cuenta de la respuesta de Secchi, el hombre simplemente sonrío mientras posaba sus manos en su delgado cuello.
-Eres una humana tan desagradable.
-Ahh... aah...!
No pudo detener los gemidos, los jadeos. La baba se derramó de su boca abierta. La presión que atacaba su cuello al igual que aquellas embestidas que destrozaba su entrada, era un dolor tan imaginable.
Lo que quedaba de su razón se estaba desvaneciendo.
-Nn... uuh, ah...
Aterrorizada por la perspectiva de perder el control por completo, Secchi mordió con fuerza su labio inferior. Cuando recogió el creciente sabor del metal con la lengua, sintió un cosquilleo.
- Te ... gusta la sangre.
El hombre susurró con voz ronca entre respiraciones entrecortadas. Su estocada venía más rápido.
Secchi también se estaba acercando al límite. Anhelaba ser liberada de este sofocante placer.
El hombre le mordió el hombro con tanta fuerza que le hizo temblar. El dolor la empujó al límite.
-Uu... aaaaah...!!
Cuando su entrada se contrajo, apretando la vara del hombre, Kars se estremeció y estalló dentro de ella.
A través de la neblina del clímax, Secchi sintió un calor líquido que brotaba de sus profundidades.
Y no solo calor. El corazón del hombre también... sus emociones fluyeron a través de la conexión física, llenando el alma de Secchi hasta estallar.
En medio de los olores del sudor, y la masculinidad, la embriagadora fragancia del hombre es la más fuerte de todas.
Sintió labios en su hombro sangrante. Cuando los últimos ecos de placer se desvanecieron, todo lo que quedó fue un dolor punzante.
Bajo su mirada, se hundió en la oscuridad.
Deseaba que este haya sido un mal sueño.
(...)
Cuando Secchi se despertó, estaba sola, tumbada boca abajo en la cama. El hombre no estaba a la vista.
Empezó a levantarse, pero el dolor la detuvo en seco. Estaba por todas partes, crudo y palpitante, el signo de un cuerpo maltratado.
-I-Igh...
Ante el duro golpe de la realidad no pudo evitar dejar salir un agudo sollozo, no fue un desagradable sueño, realmente un hombre desconocido agredió en su contra.
-A-Ah...
No deseaba moverse, pero el miedo de que este volviera le asustaba. No sabía que hacer ante esta complicada situación.
-M-Maldicion...
Maldijo en voz baja para así cerrar los ojos nuevamente, no había nada que pudiera hacer al respecto, más que simplemente escapar o quedarse en cama.
No podía caminar, además que toda su voluntad se desvaneció aquella noche.
El ardor y el dolor se concentraban en su intimidad, al bajar la mirada pudo notar las sábanas cubiertas de sangre, demasiada sangre para su gusto.
Pero no podía hacer nada, deslizando sus temblorosos dedos hacia aquel líquido viscoso que salía de su intimidad simplemente jadeo.
¿Ahora que iba a hacer? Ese hombre o lo que sea que fuera termino dentro.
¿Acaso tendrá hijos con un monstruo? Mientras más pensaba en su futuro después de los acontecimientos de esa noche simplemente la idea del suicidio no sonaba tan mala.
En estas circunstancias era una muestra de esperanza, de que aún podía ser tomar decisiones propias.
(...)
Secchi vagó por el límite entre los sueños y la realidad.
La línea entre ellos era un miserable borrón. Se levantó y se hundió, una y otra vez, incapaz de distinguir el uno del otro.
Cada vez que se despertaba, se sentía como si lo hubieran sacado de un pantano fangoso. Todo lo que quería era dormir, pero su cerebro se negaba a dejarlo.
Secchi estaba acurrucada en su cama. Había perdido todo sentido del tiempo.
Lentamente se incorporó hasta quedar sentada, usando ambos brazos como apoyo.
Estaba en una condición terrible, tanto física como mentalmente, pero después de todo este tiempo acostada, pensó que tenía la energía para levantarse de la cama, al menos.
Bajó las piernas al suelo y miró alrededor de la habitación.
Aquél hombre desconocido no volvió después de aquel encuentro, aunque el miedo aún le atormentaba.
Había olvidado cuanto tiempo había sucedido, solo había llamado a su compañero para decirle "estoy enferma, no se cuando volveré" pero ni si quiera era capaz de recordar hace cuantos días dijo eso.
Cuando se levantó de la cama, sus piernas cedieron.
Su cuerpo se inclinó hacia un lado, cayendo hacia su acuario. Su mano salió disparada y agarró el estante para apoyarse, logrando por poco mantenerse erguido.
Aliviada, Secchi miró hacia el acuario junto a ella.
La superficie del agua se onduló por las vibraciones, pero los peces aún nadaban pacíficamente. Ni siquiera se habían dado cuenta.
Si no se hubiera agarrado a sí misma, podría haber derribado el acuario y los peces habrían muerto en el suelo.
Ella era la razón por la que podían seguir nadando. Sus vidas estaban en sus manos.
Estaban a merced de un poder superior. ¿Podría decirse lo mismo de Secchi también?
¿Estaba su vida en manos de otro? Si es así ... ¿entonces de quién?
Algo atrapado en su pecho. Le dolía el corazón.
Como un rastro persistente de su sueño olvidado, despertó sus emociones, tristeza y miedo.
Sabía que ese hombre en cualquier momento volvería, pero no sabía cuándo.
Y ni mucho menos el por qué no había abandonado esa casa.
(...)
-U-Ugh
No pude evitar vómitar sobre el suelo, no sabía la razón de aquellos síntomas, después de todo perdí la cuenta de cuantos días llevo sin comer de forma correcta.
-E-El...
Ante la imagen mental que se formó en mi mente no pude evitar caer en llanto nuevamente, él había abusado de mi.
Tal vez estoy embarazada...
-N-No...N-No...
Me levanto de la cama mientras trato de correr hacia el baño, aunque debido a lo débil que está mi cuerpo termine cayendo.
-M_Maldicion...
Levantándome a duras penas me dirijo hacia el baño, no recordaba cuando fue la última vez que tome un baño.
(...)
-N-Negativo...
Un gran alivio inunda mi cuerpo al ver aquella prueba de embarazo negativa, dejándome caer mi rostro sobre aquel cubículo simplemente sonrío.
Tal vez la vida no es tan mala... tal vez pueda dejar atrás estas cadenas.
Tomando mi bolso salgo a paso lento de aquel baño público. Era tan extraño caminar, y era mucho más raro el echo de salir. Pero por alguna razón no fue tan desagradable como yo pensaba.
-Maldición...
Al ver la lluvia caer ante mis ojos abrazo mi cuerpo mientras dejo caer mi cabeza contra la pared, tal vez escampe pronto.
(...)
Y así pasaron las horas, aún no escampaba y el pequeño cuerpo de Secchi no paraba de temblar ante el frío. Pudo escuchar pasos aproximarse hacia su dirección, algo que no le tomo mucha importancia.
Pero por alguna extraña razón se sintió observada, como en aquella ocasión.
-A-Ah...
Pudo divisar una gran figura acercarse a su dirección, una gran figura...
-N-No...
Dando un grito ahogado corre fuera de aquel lugar, necesitaba alejarse lo antes posible.
Kars dio un paso adelante. La lluvia era un rugido ahora, llenando los oídos de Secchi.
Necesitaba correr. Con ese pensamiento, Secchi se lanzó a un lado ...
Pero Kars acortó la distancia entre ellos y rápidamente lo agarró del brazo.
Solo así, se echó hacia atrás y lo obligó a apoyarse contra la pared.
El cemento le raspó la mejilla cuando sintió el calor corporal de Kars envolverlo por detrás.
-¡Detente! ¡Basta !, T-Tu....
Sus protestas fueron en vano. Sabía que aquel hombre no escucharía.
Pero tenía que decir algo, o el terror lo abrumaría.
Kars puso una mano contra la pared, atrapando a Secchi entre su cuerpo y el cemento.
Secchi podía sentir el cálido aliento de Kars en la parte de atrás de su cuello. Su toque pareció encender su piel.
Entonces, Kars agarró su barbilla con su mano libre, obligándolo a girar la cabeza. Lo siguiente que supo, fue que sintió algo húmedo tocar su cuello... y no era la lluvia.
Era la lengua de Kars. Lentamente, bajó por su cuello hasta su hombro.
Un escalofrío recorrió su espalda, una mezcla de disgusto, terror y algo completamente diferente. Respiró hondo, preparándose.
En ese momento, la sensación de humedad se desvaneció y sintió un dolor agudo en el cuello.
¿Kars... la mordió?
Como aquella vez...
Con sus labios todavía en el cuello de Secchi, Kars soltó su barbilla.
Usó su mano libre para tirar del chaleco y la camisa de Secchi, luego le tocó el estómago con rudeza.
Tenía los dedos fríos y húmedos por la lluvia.
-¡DETENTE, BASTA!
Secchi protestó, pero su voz se quebró, convirtiendo su demanda en una súplica desesperada. Se odiaba a sí misma por sonar tan patética.
Esta no era la primera vez que aquel lo hacía sentir tan impotente.
¿Pasaría todo de nuevo? ¿No se cansó Kars de romperla?
Entonces, se le ocurrió algo. ¿Estaba tratando de... usar a Secchi como una mujer?
Tal vez se había aburrido y estaba buscando un juguete nuevo con el que jugar.
Tenía que ser eso. Nada más tenía sentido.
Y con ese pensamiento, la presa estalló, desatando un torrente de rabia y vergüenza.
-¡No soy tu juguete!
Trató de golpear la pared, pero la mano de Kars se acercó para atrapar su puño.
-¿Cuál es tu problema? ¿¡Por qué sigues jugando conmigo !? ¿Te aburriste y decidiste experimentar con otra? ¿¡Qué te hice !?
-¿¡Qué te hace pensar que puedes tratarme así !? ¡Basta ya! ¡Estoy harta de esto! ¡Por favor, sólo... detente...!
Las palabras brotaron de sus labios y se las llevó la lluvia. No podría haberse detenido a sí misma incluso si hubiera querido.
Al final, Secchi sintió que su garganta se enredaba en un sollozo.
No le importaba lo que sucediera ahora. Tal vez Kars lo haría papilla. No importaba.
Solo quería que terminara.
Se quedó allí con la respiración contenida, esperando una respuesta ...
Pero entonces, sintió los labios de Kars en su cuello de nuevo, un suave roce, como el más leve de los besos... o tal vez, como un mensaje.
-Mi nombre es Kars...
Su susurro hizo que Secchi i inhalara bruscamente. Olió algo abrumadoramente dulce.
Trató de pensar, pero la fragancia lo tenía. A medida que su mente se nubló, su corazón comenzó a acelerarse. Podía sentir un extraño dolor creciendo en su pecho.
Algo era diferente en Kars hoy.
Esas veces que había maltratado a Secchi, todo lo que Secchi había sentido de él era un poderoso sentido mecánico de propósito.
Esta vez, sin embargo, se sintió diferente. Casi... como si Kars lo quisiera.
Mientras continuaba mordisqueando el cuello de Secchi, Kars deslizó su mano por el estómago de Secchi hasta su cintura.
Allí, Kars se desabrochó hábilmente el cinturón.
-¡No...!
Ignorando sus protestas, Kars deslizó los pantalones de Secchi hacia abajo y deslizó una mano en sus calzoncillos.
Con su cuerpo helado hasta los huesos por la lluvia, Secchi no podía sentir mucho.
Pero entonces, los dedos de Kars se deslizaron entre sus piernas
,dirigiéndose hacia su entrada.
De la nada, de repente sintió una fuerte presión en su entrada. Sus ojos se abrieron con horror.
-¡Detente! ¡Déjame ir!
Sabía exactamente lo que iba a pasar a continuación. Pero no importa cuánto luchó, Kars se negó a detenerse.
-Nngh...
Algo cálido fluyó de ella ... probablemente sangre.
Pero Kars siguió adelante. Sus dedos pronto llegaron a la fuente.
-¡No! ¡No ahí! ¡Aahh!
Luego, deslizó uno dentro.
-Nnmg...!
Secchi gimió y presionó su rostro contra la pared. A pesar del frío de la lluvia, sintió que su cuerpo comenzaba a sudar.
Contuvo la respiración y cerró los ojos con fuerza.
Sin embargo, con la vista oscurecida, sus otros sentidos se enfocaron y se volvió hiperconsciente del dedo dentro de ella, hasta la forma de sus nudillos.
Algo caliente comienza a descender desde adentro.
-Abre los ojos, humana...
El susurro bajo de Kars hizo que los hombros de Secchi se levantaran alrededor de sus oídos. Se negó a abrir los ojos.
-... Nng...!
Un leve dolor lo atravesó cuando Kars abrió más su entrada.
Luego, un segundo dedo se unió al primero, frotando hacia adentro y hacia afuera contra sus estrechas paredes internas.
Mientras Secchi se preparaba para esta Nueva agonía, Kars sacó los dedos de una vez.
Toda la tensión desapareció de su cuerpo y sintió que el aliento se le escapaba de los pulmones. Ya no podía pensar con claridad. Todo lo que pudo hacer fue jadear en busca de aire.
Lo siguiente que supo es que Kars lo agarró por las caderas y presionó algo contra su entrada.
Instantáneamente, la sangre de Secchi se enfrió. Sabía lo que iba a pasar a continuación. Giró la cabeza, pero antes de que pudiera decir nada ...
- Aah... AAH...!!!
Un calor abrasador se abrió camino dentro de ella.
Se aferró a la pared, las uñas arañando el concreto.
Chispas de luz explotaron detrás de sus párpados. Le dolía tanto que no podía respirar, como un cuchillo que le atravesaba las entrañas.
- Kkhh... nnng!
Entonces, Kars comenzó a empujar. Se sentía como si sus órganos estuvieran siendo empujados a un lado. Los gemidos de dolor se forzaron más allá de sus dientes apretados.
Secchi podía escuchar su camisa empapada chapoteando cada vez que su cuerpo temblaba.
La respiración de Kars se estaba volviendo pesada. Podía sentirlo contra su cuello.
Con cada estocada, la virilidad de Kars chocaba una y otra vez. La sensación lo llenó de un disgusto visceral.
Kars estaba atacando tanto su cuerpo como su espíritu. ¿Qué tenía Secchi para merecer esto?
Pero debajo del dolor y la vergüenza, se estaba formando otra sensación.
Esa dulce fragancia llenó sus fosas nasales. Cuanto más lo respiraba, más distante se hacía el dolor.
Era una droga que hacía que incluso el frío de la lluvia se sintiera sensual contra su piel.
-... Nngh...
Se mordió el labio para reprimir sus gemidos. Fue la única muestra de resistencia que pudo manejar.
Dolor o placer, no quería que Kars viera cómo lo hacían sentir sus acciones. No le daría la satisfacción.
Entonces, Kars cambió de posición y comenzó a empujar aún más profundo.
Escuchó un crujido y el sabor de la sangre se esparció por su boca. En su intento por permanecer callado, se mordió el labio inferior.
¡Solo termina y déjame ir, ya!
Repitió las palabras en su cabeza como una oración.
Pero no se trataba solo de escapar de esta humillación. También lo impulsaba el miedo a lo que pudiera suceder a continuación.
Podía sentir algo dentro de ella cambiando con el toque de Kars ... y esto lo asustó.
De repente, Kars se acercó y tocó su pecho. l
Envolvió su gran mano en aquel pequeño pecho. Secchi hizo todo lo posible por ignorarlo, pero un calor comenzó a crecer en su entrada independientemente.
-Nng... Detente...!
Mortificada, Secchi extendió la mano e intentó detenerlo.
Podía soportar que se lo llevaran en contra de su voluntad, pero el toque de Kars rápidamente hizo evidente la propia excitación de Secchi.
Oleadas de placer recorrieron su cuerpo, independientemente de la agonía de la penetración de Kars.
-¡No me toques...!
Gritó mientras Kars acariciaba ambos pechos.
No lo estaba disfrutando, pero su cuerpo ciertamente parecía estarlo.
El placer se mezcló con el dolor, hasta que ya no supo en qué concentrarse.
-Nng... nnn... nnmgh....
Un calor desesperado se elevó en su interior, intensificándose lenta pero seguramente.
Mientras tanto, Kars comenzó a empujar más rápido, y las paredes internas de Secchi estaban tan hinchadas por los movimientos que ya ni siquiera podía sentir el dolor.
Deslizado sus manos hasta sus pequeñas caderas, su agarre en Secchi se volvió más firme, Kars se estrelló contra ella con tanta fuerza que su mejilla golpeó la pared.
La niebla en su mente se estaba volviendo más espesa, humedeciendo sus pensamientos.
El frío de la lluvia se desvaneció en la distancia, hasta que lo único que Secchi sintió fue el calor de Kars.
-Aah... hnngh...!
No!
En la cúspide del clímax, Secchi trató de resistirse.
Pero su cuerpo no cooperaba, y las vigorosas caricias de Kars llevaron su deseo hinchado a su punto de ruptura.
-Aah... haah...aah...aaaAAHH...!!
Su visión se volvió blanca. Su mente se quedó en blanco.
Luego, su entrada se estrecho contra el miembro del mayor haciendo cada vez más aquellas embestidas más fuertes y precisas.
Temblando por el orgasmo, escuchó a Kars tomar aire mientras tiraba de sus caderas cerca.
Su virilidad empujaba profundamente, una y otra vez... entonces, Secchi sintió que algo caliente bajaba por sus piernas.
Vagamente, se dio cuenta de que era el clímax de Kars.
Después, Secchi jadeó en busca de aire, con los hombros agitados. Ahora que los movimientos se habían ralentizado hasta detenerse, el sonido de la lluvia retumbaba en sus oídos.
Algo se seguía deslizando entre sus piernas.
Se miró los pies.
Un charco rojo brillante se había formado en el suelo fangoso entre sus piernas abiertas.
Una mezcla espumosa de sangre y semen confundió la superficie del charco.
Cuando el fuego en su interior se desvaneció, el frío de la lluvia se instaló rápidamente.
Kars tocó el fluido en la pierna de Secchi con sus dedos, luego dio un paso atrás.
Secchi se derrumbó contra la pared. Sus rodillas temblaban con tanta fuerza que podrían ceder en cualquier momento.
Su mente todavía estaba demasiado nublada para pensar, y la repentina ausencia del calor corporal de Kars la dejó sin un escudo contra el frío.
Le hizo darse cuenta de lo cálido que era realmente el cuerpo humano.
O de lo que fuera Kars, en estos momentos dudaba tanto que fuera un humano.
Comenzó a alejarse de la pared, pero en ese momento, algo le rozó la cabeza.
Sintiendo su familiar calidez, se dio cuenta de que era la mano de Kars.
Sus grandes dedos despeinaron el cabello de Secchi.
Entonces, el calor se fue de nuevo, y Kars caminó hacia la triste noche gris.
Todo lo que quedaba ahora era el golpeteo de la lluvia.
Secchi se apartó de la pared, se vistió y levantó su bolso del suelo. Después de haber sido olvidado por la lluvia durante tanto tiempo, estaba empapado y pesado.
Justo cuando comenzó a patear el barro de sus zapatos, sin embargo, su bolso de repente comenzó a vibrar. Era su teléfono.
Rápidamente, lo sacó de su bolso y miró la pantalla.
Era un mensaje de texto, pertenecía a su compañero.
Rápidamente lo abrió.
"Lo han adoptado, al perrito que haz estado cuidando. Espero que te encuentres bien, te enviaré la dirección de su nueva familia."
Había encontrado un hogar, donde lo amaría para siempre. Después de todo valió la pena, valió la pena todo ese tiempo.
Y sin embargo, por alguna razón, sintió ganas de llorar.
Estaba tan feliz ... o al menos, debería haberlo estado. Entonces, ¿por qué se sintió tan triste?
En ese momento, Secchi se encontró extrañando el mismo calor corporal que tanto había despreciado.
(...)
No podía recordar cómo llegó a casa esa noche.
Antes de que se diera cuenta, estaba de vuelta en su habitación, sentado en el suelo con las luces apagadas.
Por extraño que parezca, se sintió bastante tranquilo ... hasta el punto de que le preocupaba haber perdido por completo sus emociones.
No quería pensar en nada, ni ir a ningún lado, ni tratar con nadie.
No sabía si era de día o de noche. Entraba y salía de sueños tenues, dormía un poco y luego se despertaba antes de finalmente quedarse dormido una vez más.
Lo único que permaneció constante fue el zumbido de la lluvia golpeando contra su Ventana.
Su cuerpo estaba febril y letárgico. Quizás se había resfriado.
Se sentó en el sofá de dos plazas con las rodillas hasta el pecho. Su mirada aburrida y vacía se desvió hacia el teléfono que estaba sobre la mesa.
Ahora que lo piensa, todavía no le había respondido a su compañero. Lentamente, extendió la mano y agarró su teléfono. El menor movimiento hizo que le doliera el cuerpo.
Pulsó el botón de respuesta y escribió un breve mensaje.
¡Lo siento por la respuesta tardía! ¡¡ESTOY TAN FELIZ!! ¡No puedo esperar a conocer a su nueva familia, me encantaría despedirme de él correctamente!
Los mensajes eran una forma conveniente de llevar a cabo una conversación sin exponer las verdaderas emociones de uno.
Secchi presionó el botón Enviar y volvió a dejar su teléfono sobre la mesa.
Incluso cuando estaba sentado perfectamente quieto, su cuerpo seguía doliendo. Cada pulso de dolor traía una nueva oleada de vergüenza, ensanchando las heridas de su espíritu.
Podía arreglar su cuerpo, pero no su corazón.
No quedaba nada. Todo era solo ... miseria.
Apoyó la cabeza en el sofá de dos plazas y cerró los ojos. Aclarando su mente, se concentró en el sonido rítmico de su respiración.
Poco a poco, su oído se hizo más agudo. Podía escuchar el zumbido del acuario ... el ritmo constante de la lluvia ... la sangre latiendo por sus venas.
Enterrando su rostro contra sus rodillas, Secchi cedió a la quietud de la oscuridad.
(...)
Debe haberse quedado dormida de nuevo.
Su mente estaba confusa, probablemente un efecto de su sueño intermitente.
Mientras miraba fijamente al vacío, sintió un dolor punzante en el abdomen.
Esto estaba separado del dolor sordo que plagaba el resto de su cuerpo. Era el síntoma misterioso, reapareciendo una vez más.
Su mirada se desvió hacia el acuario y sonrió. Sus peces seguían tan hermosos como siempre, nadando libremente en todo su esplendor de colores del arco iris.
Hermosos, a diferencia de ella.
(...)
No podía levantar mi cuerpo de la cama, tal vez era por el dolor o porque mi espíritu estaba completamente destruido.
Después de aquella traumante situación Kars aparecía cada noche en mi habitación, este simplemente se dedicaba a verme fijamente.
Su inexpresiva mirada se volvía cada vez más dulces mientras pasaban los días, o eso es lo que pensaba mi distorsionada consciencia.
-¿Hm? Con qué te has levantado.
Su fuerte voz hace que mi cuerpo tiemble, aferrándome al marco de la puerta desvío la mirada mientras un pequeño sonrojo se forma en mis mejillas, como era habitual en él traía muy poca ropa puesta.
-T-Tu... no eres humano...
-¿Acaso pensaste que era un ser tan desagradable como tu? Una criatura tan inferior...
Tomando mi cuello con fuerza poso mis pequeñas manos sobre las suyas mientras trataba de articular alguna palabra, algo que era completamente difícil.
-Te has convertido en una idiota... ya lo eras antes pero ahora...
Antes que pudiera responder pierdo la conciencia a causa de la falta de oxígeno.
"Él es mucho más fuerte que yo, no vale la pena pensar lo contrario..."
(...)
-Hmm...
Estiro mis brazos mientras veo a la derecha, como era habitual en él siempre se iba antes del amanecer por alguna extraña razón.
-Que extraño... generalmente nunca tengo ánimos de levantarme.
Murmuro para mi misma mientras caminaba a paso lento hacia el baño.
-Tal vez me desagrade verme así...
Acariciando mis brazos repletos de moretones y sangre seca dejo salir un suspiro mientras apoyaba mis brazos sobre el lavabo.
-Soy una estúpida...
Pero tal vez pueda cambiar ese vacío en mi mente.
(...)
-Es todo un placer conocer a la joven que le dedico tanto tiempo a nuestra preciada mascota.
Aquella mujer sonreía alegremente mientras estrechaba mi mano, después de varias semanas hablando pudimos organizar un encuentro.
Por alguna extraña razón sentía un extraño vacío en mi pecho.
-Por un momento pensé que tenías dieciséis o hasta menos, eres muy adorable~
-Tengo veinticuatro~, créeme e escuchado mucho esas palabras.
Cada paso que realizaba en esa casa me destrozaba de cierta forma, aun no comprendían el porqué.
Pero no deseaba conocer la razón de mi tristeza.
-Y aquí está mí preciada Sarah.
Saber que ella me reconocían a pesar de que tiene tanto sin verme me destroza el alma, era como si aún pudiera ver dentro de mi.
Era como si realmente me conociera.
¿No sentirá repulsión de mi?
-Mi pequeña...~
Verla ante mis ojos era como ver una versión pasada de mi, y el sentimiento de nostalgia me invade.
¿Por qué no podía volver a ser yo?
Era como si Kars hubiera tomado todo...
(...)
-Renuncie... renuncie a mi trabajo... no quiero recordar nada de mi antigua yo.
La joven no comprendía el porqué de sus palabras, ni el porqué las expresaba ante su abusador.
Tal vez había perdido la cabeza.
-¿Hmm? ¿Crees que me importa?
-Se que no te importa, simplemente quería expresarlo abiertamente. ¿O acaso no puedo?
Dedicándole al más alto una mirada desafíante simplemente se dispuso a darle la espalda mientras se acercaba a su cama.
No comprendía la razón por la cual le hablo de esa forma a Kars, tal vez estaba harta.
Harta de ser Secchi
(...)
-¿Por qué siempre te vas antes del amanecer?
-No he podido dominar al sol, esa será mi única respuesta para ti.
-¿Por qué?.
-No eres digna de saberlo, eres una mascota.
Soy una mascota, soy una mascota para él. ¿Valdrá la pena seguir inténtalo?
El conocerlo más.
-No soy tu mascota.
-Si no eres mi mascota, ¿entonces que eres?
Su pregunta me dejo helada, después de todo no sabía que soy. No deseaba ser Secchi, ni mucho menos ser una mascota.
-No lo sé...
-Hasta que no lo descubras seguirás siendo mi mascota.
Sus palabras eran tan compasivas ante mi ignorancia, al igual que el suave tacto que acaricio mi fría mejilla.
(...)
-¿Por qué escuchas mis palabras?
Susurro contra su palma mientras dejo reposar mi mejilla sobre esta, ante mi acción Kars acaricia mi mejilla de la forma más dulce y suave que nunca nadie a echo.
-Tus palabras me hacen confirmar algo.
-¿La estupidez de los humanos?
-En efecto.
-Eres adorable, Kars...
-¿Estas bien? Definitivamente alguien cuerdo nunca diría algo así.
La forma en la que tomaba mi mentón simplemente me hizo sonreír de forma arrogante.
-Estoy bien, por ende puedo expresar mi punto de vista hacia ti.
Soy la única persona que te ve de una forma completamente única.
(...)
-Hmmm~ Eres realmente adorable, Kars.
Susurre suavemente contra sus labios mientras dejaba un corto beso sobre estos. A diferencia de otros días Kars decidió quedarse, podía ver como el sol se asomaba lentamente sobre el oscuro cielo, levantándome cierro las cortinas mientras acariciaba su larga cabellera púrpura.
Si yo quisiera en estos momentos podría asesinarte, pero no lo deseo. Después de todo el miedo que invadía mi ser al verte desapareció.
Dejé de temer hace tanto, empuje mis límites.
Las personas temen a lo desconocido; como un lugar cubierto en tinieblas, no se atreven a ir más allá de lo que pueden percibir por medio de la vista. Yo creo que eres un ser oscuro, por tu peculiar forma de ser y de sentir; en realidad, hay muchísimos motivos para pensar que, efectivamente, lo eres; pero no quiero desviarme del tema. Cuando me adentro, sin mayores pretenciones, hacía ese obscuro campo -que intimida a los que tienen una mente limitada- creado por ti, soy testigo de algo que conmueve, no sólo mi mente, sino también mi imaginación, pues se trata de algo que aprecio incluso en nuestros escasos encuentros: esos ojos felinos que tanto te caracterizan. Son tan bellos como los de un gato de tonos nocturnos. Tal vez me dirás que ellos inspiran algo contrario a la ternura, como sensualidad o incluso algo distinto. Sin embargo, esto es lo que creo que ellos mi inspiran: fascinación. Ellos me observan en la medida en que aprecian mis palabras; he ahí la ternura de la que tanto hablo: tu aprecio por lo que tengo que decir se siente como la mirada gentil de un gato nocturno que, a pesar de su siniestra naturaleza, se detiene a contemplar el sentido de mis palabras.
Abre tu corazón y empuja los límites.
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