Capítulo 14
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Cambios
~ 4-5 meses después ~
Christine Letchs terminaba de recoger el desayuno en su casa de Nueva York, mientras tarareaba una canción tranquila. Iba a llamar a alguien, pero se dio cuenta antes de hablar, de que estaba sola.
Tras dejar las cosas en el lavaplatos, paseó por la casa, observando la soledad que hallaba, nunca le habían gustado ese tipo de espacios. El silencio, la vida que podías sentir que no había entre esas paredes, era como un teatro vacío, ansioso a la llegada de emociones, pero con todas las butacas sin portador.
Suspiró y decidió ordenar su habitación un rato, hacer algo mantendría a su cerebro ocupado.
Durante esos largos meses, la rizada esperaba que Olive volviera, o pasar tiempo con Brooklyn para arreglar el pasado, incluso mejorar su relación romántica con Steve, pero, desafortunadamente, había muchas cosas que le impedían a ellos pasar tiempo con la solitaria mujer de ojos avellana, que detestaba que su cabeza le recordase constantemente esa información tortuatoria.
Abrió su armario y se agachó para organizar los muchos paquetes que había por ahí. Sacó una caja bien decorada, con cintas brillantes y algo de polvo, adentro se encontró una bonita y dulce carta de meses anteriores.
Washington DC, Estados Unidos.
10 de abril, año 2014.
Querida Chris;
{ o Christine, no quiero sonar atrevido }
Bueno, honestamente no sé qué decir ahora. Nunca se me dio bien escribir cartas prolongadas llenas de sentimientos reveladores y bonitos, y puede que por ello mi forma de manifestar mis emociones siempre haya sido el dibujar, pero siento que te debo el esfuerzo, así que ahí voy.
( por favor, no hablemos de esta carta jamás )
No puedes hacerte una idea de lo agradecido que estoy contigo por haberme ayudado cuando todo el mundo me tenía por criminal, cuando cualquier otra persona en tú lugar habría llamado a la policía para entregarme ( igual con brooklyn, pero tengo miedo de hablarle y que quiera matarme ). Sigo buscando la forma de recompensarte la ayuda que me ofreciste, pero no soy muy bueno en esto y genuinamente no creo que ninguno de los dos quiera tomar alguna de las sugerencias de Romanoff.
Así que sigo buscando por mi mismo, algún día encontraré, y espero que pronto, un buen regalo para ti. Y no podrás rechazarlo xd
Oh, espera, era este: -_-
Tampoco soy bueno con esos dibujitos, perdona.
Lamento que no podamos vernos pronto para hablar de esos besos que, Wow. Solo puedo decir Wow. Pero tengo a un anciano amnésico, que no parece anciano, que necesita mi ayuda. Sé que lo entenderás, pero de todas formas me disculpo por "huir". ¡Aunque no es eso lo que estoy haciendo, lo prometo!
Volveré, siempre lo hago, aunque parezca que no pasará.
Sin más que decir, y esperando ansiosamente verla otra vez, se despide su humilde servidor, señorita Letchs.
Con aprecio,
Steven Grant Rogers.
posdata;
no le digas a Brooklyn que temo
hablar con ella ¿si?
Le había hecho muy feliz recibir esa carta de Steve después de todo el caos, pero le entristecía que no se fueran a ver en mucho tiempo. Aún recordaba perfectamente cuál fue su respuesta por aquel entonces.
Nueva York, Estados Unidos
A 13 de abril del año 2014
Querido Steve:
{Yo sí me tomaré mi atrevimiento ya que me diste permiso al conocernos}
Mentiría si dijera que tu carta no me ha hecho reír y en sí, que no me ha provocado nada, porque si lo ha hecho. Llámame romántica si quieres pues se me da bien escribir cartas, Dios sabrá por qué, el caso es que, ya que has tomado tu esfuerzo, he decidido continuar con este bonito modo de comunicación antiguo a modo de Romeo y Julieta, que no digo que lo seamos, porque los dos mueren al final, de una manera trágica y estúpida... pero, tú me entiendes.
(Y estaré encantada de recordártela sin parar)
No debes agradecerme nada, quizá sí más a Brooklyn porque fue ella la que me llevó allí, de todas formas, de nada, tú me has ayudado a reírme un poco más que me hacía falta y me lo he pasado bien contigo y con la loca de Brooklyn, menos cuando me levantabas a las cuatro de la mañana, si... Ahí quería matarte. Quizá lo de la bala también ( si, me estoy riendo porque jamás nada me hará mas gracia que volvertelo a echar en cara) o bueno, quizá hacerte hablar de sexo y que te sonrojaras fue lo mejor, que supongo que han sido los agradecimientos que ha sugerido Romanoff, no diré nada con respecto a esto.Oh, y si es demasiado soy capaz de rechazarlo, así que no te pases bello caballero de los 40.
Emm, los besos si... No hablemos de ello que me hace extrañarlos, el valor que te costó besarme Rogers, ¡Por favor! Vuelveme a besar así cuando quieras, eso sí, estaré más que encantada.
Me estoy riendo, literalmente, entiendo que debas de hacer de niñera y ¡no me puedo creer que huyas de mi Rogers! Y con mi diamante, ladrón. Apuesto a que no te acordabas de que lo llevabas puesto, lo sé.
Yo esperaré, todos me estáis abandonando ( es mi dramatismo no me quiero morir aún, tranquilo)
Habiendo respondido a esta hermosa carta y pidiendo que me vayáis contando de vuestras hazañas, me despido yo también. Su bella dama, Capitán Rogers.
Con aprecio y algo más que aprecio que no volveré a repetir pues la última vez me dejó usted sin respuesta, Chris.
Posdata: si le diré, me encantará decirle; haré que os llevéis bien, o.. lo intentaré
Cuidate Steve, que eres un loco.
Lo echaba de menos, a él y a todos, Brooklyn, según lo que sabía, estaba en unos líos con el gobierno y otros datos secretos, y Olive en Hydra, ella solo podía quedarse ahí, pensando y repensando de más, aparte de refugiarse en su trabajo. Le cansaba, sobre todo porque ahora las cartas de Steve tardaban mucho más en llegar y el tiempo la estaba matando, el silencio la estaba matando, la soledad. Aunque, ya debería estar acostumbrada, al fin y al cabo, llevaba huérfana desde los cinco años. La soledad no debía afectarla.
[...]
Olive Dahlian ladeó la cabeza, observando como el líquido de su matraz cambiaba a un púrpura potente. Le resultaba raro encontrarse allí en ese momento, rodeada de potentes químicos, mágicas esencias y peligrosas mezclas, teniendo en cuenta todo lo que le había costado conseguirlo en apenas unos meses.
Al principio, todo había sido muy raro, estaba segura que absolutamente todos podían ver a través de su ilusión y en menos de una semana estaría en las cárceles subterráneas, pero no, tan solo era mucha desconfianza, la normal sabiendo en dónde te metías.
El mes de prueba fue duro, lleno de constantes interrogatorios, preguntas y pruebas con químicos, y cada vez que eran repetidos, se ponía nerviosa al pensar que podría haber añadido algo nuevo de esa Ámbar Witcheron que era, y que no concordaba con lo demás, haberse equivocado al juntar dos sustancias o al nombrar alguna de ellas. Afortunadamente, no fue el caso, y tras ese período de tiempo las cosas parecían ir a mejor para Olive, la confianza no estaba completamente depositada, pero al menos ya no se sentía observada a todas horas y los puestos que ocupaba iban a mejor, de recolectora, a silenciadora, ayudante de químicos, química y otros tantos, hasta que supieron que su verdadero puesto sería como científica principal de proyectos con sustancias, que hacía tan solo una semanas que le había sido entregado.
Había riesgos, por supuesto que los había, y la azabache era consciente de cada uno de ellos, como que su identidad se quedase mezclada con la de Ámbar y al final no supiera quién era ella, que la descubrieran hurgando entre los archivos antiguos, como el de las gemelas de Magnus o que la viesen demasiado enfrascada mirando la gema, todos acabarían seguramente con ella muerta, o formando parte de una sala de operaciones, siendo el conejillo de indias.
Hace unos días había visto la gema, más bien, el cetro en el que estaba, pero de lejos, ya que era una sala en la que sólo se entraba en contadas ocasiones y con autorización. Le había llamado la atención, pero había preferido mantener distancia con la brillante piedra. Tenía cosas más urgentes, como conseguir la información de Atnía y Altaïr Salvatore. Se lo había prometido, y no iba a fallar a la única persona que confiaba ahora en ella.
Probablemente Magnus era el único del que Olive no se había distanciado y estaba feliz con eso, tenía al menos a alguien, aunque fuera a millones de kilómetros. Miró de reojo al reloj sofisticado y dorado que llevaba en la muñeca, le recordó cuando llegó a tenerlo, al principio de todo aquello.
~Flashback~
Olive Dahlian andaba con rapidez por las calles de New York, paranoica ante cualquier persona que vea a su alrededor, entra por la salida trasera de su edificio y sube las escaleras veloz hasta su casa.
Tendría que estar ganándose el respeto en Hydra y no poniendo en peligro su misión. Más bien, sus misiones, la gema era importante, pero la información que podía sacar de las gemelas allí también lo era.
Abrió la puerta delicadamente y entró en su casa como si hubiera ya huido del peligro. Sin embargo, justo cuando cierra la puerta su teléfono empieza a sonar, sobresaltándola. Cuando Olive saca el teléfono de su bolsillo para revisar quién era, nota que es un número desconocido.
— Oh, venga ya — susurra, observando paredes y artefactos de su casa. Vuelve a mirar el teléfono, suspira y atiende la llamada.
— ¿Si? — pregunta
—Magnus Salvatore, baja, tengo paquete —se limitan a decirle. La voz es joven y masculina, tal vez de un chico en sus veintitantos. Luego cuelgan.
— ¿Magnus? — pregunta la chica en alto, aunque la llamada ya se hubiera acabado — Sospechoso... — bufa, pero no le queda otra que salir de nuevo de su casa y bajar hasta la entrada principal del edificio, cautelosa, si le tocaba salir corriendo o usar sus poderes lo haría.
Frente al edificio hay un Hennessey Venom GT, llamativo, bastante negro, y sobre él un chico, ropa casual y una gorra, que observa su teléfono distraído y mira ocasionalmente a su alrededor con aburrimiento.
Al verle, el muchacho sonríe, guarda su teléfono en el pantalón y luego las manos en su sudadera mientras avanza hacia Olive. Su caminar es relajado y bastante juvenil, una actitud que le exceptúa de toda culpa o sospecha.
—¿Olive Dahlian? —curioseó una vez estuvo cerca.
Olive frunce el ceño al ver al chico y al tremendo cochazo, citando las palabras de su cabeza. No, Magnus no podría haberle comprado eso, ¿Cómo iba a gastarse tanto dinero en alguien que conoció en 10 minutos?
— Si, soy yo — parpadeó, y quitó la vista del coche, intentando no parecer sorprendida y quedarse con una expresión neutra.
—Gracias al cielo —mira el nombrado, suspirando aliviado—, tengo una entrega para ti de parte de un conocido multimillonario en común, sigueme —sonríe divertido, haciendo un gesto con la cabeza, y camina de regreso al Hennessey.
— No me lo creo... — dice Dahlian, dejando ver algo de sus facciones de sorpresa, abriendo los ojos como platos — voy a matar al llamitas por comprarme esto — se pasó una mano por la cara, y siguió al chico.
—¿Llamitas? —rió extrañado. Cuando llegaron al auto que empezaba a atraer demasiado la atención, el chico sacó unas llaves de su bolsillo y se las extendió— Todo tuyo.
— ¿En serio? — toma las llaves, aún sin creerse aquello, claro que iba a reclamarle por comprarle un coche con el que solo podría soñar. Y para ella era llamitas, lo eligió porque las venas se le ponían como lava y en su muñeca tenía una marca de ese fuego. — Si me regala esto por una quemadura, voy a dejar que me dispare para saber que me da — ríe bromeando, no, no podía tener ahora un coche tan increíble delante suya, ¡Y era suyo!
—Mente de tiburones —le siguió la broma el joven—. Por favor, llámale, necesito que sepa que no me robé el coche. —mira el Hennessey— Aunque tentación no faltó, mira ésa belleza. —silba.
— ¿Cómo voy a llamarle? No tengo su número — se extraña mirando al chico y a su nuevo coche, a Chris le encantaría conducirlo, pero no la había llamado siquiera — Yo lo habría robado — admitió con una sonrisa.
—Por suerte para ti no soy como tú —se burla, metiendo las manos en los bolsillos de su sudadera—. Quizá quieras mirar dentro —le guiña un ojo mientras retrocede, luego le da la espalda y se pierde entre la gente.
— No me digas que... — se gira para darse cuenta de que el amable joven había desaparecido, niega con una sonrisa y abre el coche — Ay, por favor — abre la puerta y entra en el asiento del conductor, observando emocionada el coche.
Olive pasa sus manos por el volante, suavemente, apreciando el tacto de este, luego mira todos los aparatos del coche y acaricia el cuero rojo de su asiento, le encantaba.
Se da la vuelta al ver algo curioso en los asientos traseros, una canasta adornada de rosas — No me lo creo — toma la canasta y la coloca en el asiento a su lado, aparta las preciosas rosas y mira la botella de Champagne y el maletín que hay dentro, decide sacar el maletín.
— Solo le falta pedirme matrimonio, un coche, champagne, rosas... — ríe — todos deberían aprender de ti volcancito — acaricia el maletín y lo abre.
Lo primero que se deja ver dentro del maletín es un sobre rojo vino de tinta negra que resalta. Está amarrado por unos lazos negros que en frente forman un coqueto moño y la cera negra que sellaba el sobre carecía de alguna forma emblemática o característica.
— Precioso… — susurra Olive, aún anonadada por todo aquello, tomándolo y abriendo el sobre, despegando con cuidado la cera para no romperlo.
“Señorita Dahlian, primero me gustaría avisarle de que me encuentro bien, lejos de Hydra y en recuperación de lo que aquella organización me causó, por igual, espero que usted se encuentre bien.
Para continuar, las devoluciones no son aceptadas por su servidor. Así que no piense permitiré que me regrese el coche, quédeselo, le ayudará a moverse con mayor libertad por la ciudad. Si siente que es un obsequio exagerado, piense en el dinero que tuve que gastar en el envío, el cual se va a desperdiciar, si piensa devolverlo.
Prosiguiendo, en el maletín hay una serie de artefactos que le ayudarán a lo largo de su búsqueda o investigación. Parecen objetos cotidianos pero tenga mucho cuidado, vienen con truco. Sobre todo el encendedor.
Para no alargar la nota; Me encuentro residiendo actualmente en el centro de Londres, Inglaterra. Mi número telefónico está disponible para usted en caso de que requiera ayuda, o descubra algo. Aprovechando el tema, nuevamente le agradezco de corazón.
También, me pongo a la orden en caso de que requiera algún favor que piense yo le puedo cumplir.
Con agradecimiento, C. M. Salvatore.
Posdata: Prometo que no miré demasiado tiempo ;)
Una sonrisa apareció en la cara de Dahlian al leer la carta, aunque la posdata la había desconcertado un poco. La guardó de nuevo delicadamente en el sobre y registró el número de teléfono, pensó en cumplir lo que le había pedido el chico y llamarle para decirle que todo había sido entregado y no robado, pero lo haría más tarde. Le causaba más curiosidad ver lo que había dentro de ese maletín, esos objetos con trucos.
Olive ocultó como pudo el coche en el garaje de su edificio, colocando una lona encima de este y subió a su casa con los regalos que al parecer su nuevo amigo le había dado.
Abrió la botella de champagne, se puso una copa y colocó las hermosas rosas en un jarrón, a Chris le gustarían. Tomó el maletín de nuevo, sacó la carta y observó lo demás. Extrajo un mechero que decidió no tocar mucho por la advertencia en la carta, un reloj, bastante lujoso y muy elegante, un collar de perlas, y un pintalabios.
— Uhm — observó Olive este último — rojo... Perfecto — rió, agradecida de todo aquello.
Al fondo había una tela, negra, o bueno más bien un vestido.
— Oh, venga ¿De verdad Magnus? — musitó.
Lo tomó y se lo probó ilusionada, había extrañado esas cosas cotidianas.
— La talla ideal — alza las cejas — ¿Cómo...? Maldito — habló, era eso a lo que se refería en la posdata.
Después de guardar todo de nuevo en el maletín, incluidos unos tacones altos y negros que encontró en el fondo, y el vestido, marcó el número del multimillonario. A la vez que daba de nuevo un sorbo al champagne, que se notaba en su sabor que era caro.
El teléfono fue contestado, pero ninguna voz aclaró aquello. Se oía una suave respiración del otro lado, llena de expectación. Magnus no olvidaba que acababa de escapar de Hydra, y que probablemente esperaban oír su voz para localizarle y buscarle.
— ¿Con que no miraste demasiado tiempo eh? —bromeó Dahlian, entendiendo que llamitas estaba siendo precavido.
—Puedo prometerlo —rió tímidamente del otro lado, más relajado al oír la voz de Dahlian—. ¿Se encuentra bien?
— Siempre se puede estar mejor — habló sincera, jugarse el cuello entrando en Hydra no era lo más seguro, pero debía hacerlo — ¿Tú estás bien? Es decir se que lo pusiste en tu carta, que por cierto, me ha llegado todo, pero, mentalmente — se explicó, a lo que dió otro sorbo al champagne.
—Tengo dos prioridades en éste momento. Cuando las resuelva, podré ocuparme de esta cabeza.
— ¿Puedo saber que está por encima de su salud mental? ¿O ya me estoy tomando demasiada confianza? — preguntó dudosa, suponía que sus hijas eran una de esas prioridades, pero en cuanto tirara del hilo de archivos de Hydra podría encontrarlas y devolvérselas.
—Mi familia, Dahlian, mi familia. —Suspira— Aún no localizo a Barnes, me preocupa que esté perdido y que le hagan daño.
— Suponía que era eso — suspiró y se rascó la frente — mira, si ha escapado él solito sabe cómo apañárselas, estará bien ya verás, y se te ocurrirá como encontrarlo, ¿Su brazo no lleva localizador? — le sonaba haber leído algo de eso en los archivos que había podido encontrar.
—No había pensado en eso... —su voz se oye a sonrisa— Necesito a una hacker, no quiero que se enteren de lo que hago. —susurra para sí mismo.
— Conozco a una — sonríe, alegrándose de haberle ayudado — solo, no le digas a quién buscas — terminó acordándose de ese pequeño detalle — oh y además es amiga de Brooklyn — apuntó el dato, creyendo que sería más fácil que confiara en Chris si él sabía que era su amiga.
Pasan unos segundos en silencio.
—¿Tiene un pasado con el Soldado De Invierno?
— Emmm — duda Olive, y frunce el ceño — digamos que no es uno de sus mejores recuerdos — no iba a desvelar todo lo que le había pasado a su rizada amiga, era algo que mantenían muy en secreto, y preferían no tocar — pero, no es mala en absoluto, de hecho es un terrón de azúcar y te ayudará sin dudarlo — dice tranquila, empezando a recoger las cosas al ver la hora en su nuevo reloj.
—Considero que mientras menos personas se involucren será todo llevado a más discreción. Prefiero que se mantenga entre ambos.
— Vale, pero yo no sé rastrear brazos de metal — admitió — con tus hijas, si voy mejor — dijo suave, intentando no darle demasiada esperanza de más.
—Yo también he avanzado con ellas, o eso quiero creer. Encontré un hilo que podría llevarnos a una gran bola de estambre o simplemente a un agujero aún más profundo.
— ¿Y qué es? — musita curiosa, quería ayudarle en aquello todo lo que pudiera.
—Ubicaciones, pequeñas historietas. Todo es muy fantasioso pero es lo más cercano a ellas que encontré en este poco tiempo.
— Lo entiendo — asintió — yo registraré todos los archivos, la base sokoviana es como la gran central de información secreta — habló decidida, para luego golpearse la cara al admitir que no se había alejado de esa organización si no que se había metido en la boca del lobo.
—Recuerdo esa Base, allí me quitaron los recuerdos la primera vez.
Segundos de silencio.
—¿Cómo sabes de ella?
— Quizá y solo quizá... — tomó aire, no le quedaba otra que decirle la verdad — me haya metido con una identidad secreta en esa base de Hydra y ahora esté escalando puestos para conseguir información — terminó y suspiró.
—¿Está... Está usted hablando en serio, Dahlian?
— ¿Si digo que si te enfadarás? — intenta bromear notando la voz seria de su "amigo" si es que podía llamarlo así o él la consideraba eso, al otro lado de la pantalla.
—¿Si le cuento lo que me hicieron, lo que le hicieron a un amigo, a nuestras familias, solo por negarnos a unirnos a su causa, usted se marcharía? —le regresa con seriedad.
— No puedo marcharme Magnus, ya no — suspira — He completado la iniciación y necesito lo que hay allí, tanto para encontrar a tus hijas como otro artefacto que necesito — se frota las sienes — sé que es un sitio horrible y dios, no quiero pensar en todo lo que tuviste que pasar, pero no puedo echarme atrás — se sienta en una silla.
—Dahlian, siempre hay oportunidad. Aún conserva su alma, márchese de allí, por favor.
Olive se quedó unos segundos en silencio al escuchar su petición, sintiéndose mal por el dolor que parcialmente le estaba provocando al azabache, estaba harta de causarle daño a las personas.
— Lo siento llamitas pero no puedo — se disculpó de corazón — si me fuera ahora irían a por mí y voy a cumplir mi promesa, no me iré de allí hasta conseguir toda la información de tus gemelas — finalizó, aunque quisiera irse ya no tenía otra opción que quedarse en aquella fría base.
—Por favor…
Su tono se oía a súplica, y su voz era baja, inquieta.
La azabache se pasó una mano por el pelo llevándolo hacia atrás, y suspiró, no quería que él se sintiera mal, pero por mucho que quisiera no iba a irse de allí, solo tenía una opción.
— Vale — susurró, como concediéndole un deseo — vale, me iré de allí — mintió, por el bien de Magnus.
Salvatore exhala.
—Gracias.
— No debes agradecérmelo — aclaró Dahlian, sintiéndose peor por su mentira — debo irme ya, cuídate mucho Magnus — pidió.
—Lo haré, no se preocupe. —sonríe— Cuídese usted también, Dahlian.
— Lo haré — dió un pequeño suspiro — adiós —.
— Adiós —.
La mentira pesaba en sus hombros, igual que todas sus palabras a Christine o su última discusión con su padre. Pero no tenía más opciones, ahora mismo, solo podía seguir y lo haría, a pesar de lo que costara. Dejó caer unas gotas verdosas al matraz y se apartó de forma rápida, el ruido de una pequeña explosión apareció y el líquido subió de nivel, creando burbujas explosivas en la superficie.
[...]
Christine entró tranquilamente en la base secreta de la "DEA", con su uniforme habitual negro.
Le sorprendieron los cuchicheos que había, cuando normalmente ese lugar estaba silencioso o muy ruidoso si era la hora de la comida.
Caminó hasta su mesa y empezó a revisar los últimos informes de misiones, entre tanto, escuchaba trozos de las conversaciones a su alrededor.
"Lo has oído tú también..."
"...eso es lo que dicen…"
"...tan solo es una suposición no?.."
Chris frunció el ceño y se giró a su compañero de al lado, el Agente Wilmer.
— ¿Qué se supone que pasa? — le preguntó.
— Se ha esparcido el rumor.. de que hay un topo — levantó la mirada hacia ella.
— ¿Un topo? ¿Aquí? — Letchs se sintió confundida.
— Si, pero, no te preocupes, seguramente solo sea una broma estúpida, no hay pruebas de que lo haya — terminó y volvió la vista a la pantalla de su ordenador.
La rizada asintió, no muy convencida, si había un topo de verdad… podrían estar jodidos.
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Holiss intentaré que los capítulos empiecen a ser más largos como este.
Alrededor de las tres mil palabras.
Espero que os haya gustado!
Darle love ❤️💣
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