𝑿𝑿𝑿𝑽𝑰. 𝑽
Todo mi infierno era rutinario, se repetía una y otra vez... Dejé a una mujer que amo por perseguir a la venganza, y morí al cumplir mi objetivo, pero luego me sentí vacío... Se dice que después de vengarte una parte de tu alma se pudre, y justamente eso me pasó... Una y otra vez... Dentro de mis dos identidades.
En mi segunda vida, me morí en los brazos de mi amada, le confesé en el último momento los sentimientos que tenía hacia ella, luego de ello se volvió a repetir el momento una infinidad de veces, es ahí donde me di cuenta que estaba en el mismísimo Infierno.
Perdóname Evey por dejarte... Pero esto fue obra del destino, nuestro destino, las circunstancias así lo quisieron y la vendetta por fin se había cumplido, la cual era necesaria para liberar una nación. Mis ideas liberaron a miles de ciudadanos londinenses, así como vengaron la muerte de varias personas que fueron torturadas a lo largo de aquella dictadura, y para ello tuve que sacrificar mi felicidad, nuestra felicidad... Sin embargo, eso me costó estar en el Infierno, presenciando tu rostro angustiado una y otra vez.
Justamente revivía mi ciclo infernal, otra vez...
— ¡¿Por qué no te mueres?! —el señor Creedy, mi verdugo y una de las cabezas principales de la dictadura a la cual yo quería destruir, comenzó a disparar cientos de veces en mi pecho, pero éste no contó con que yo trajera un escudo de metal en éste.
—Detrás de esta máscara hay algo más que carne, detrás de esta máscara hay una idea, señor Creedy; y las ideas son aprueba de balas —dictaminé su sentencia final, para luego abalanzarme sobre él, rodeando su garganta con mis manos, para después ahorcarlo hasta romperle el cuello, dándole así un fin hacia la maldad... su maldad que contaminó a la nación.
No obstante, lastimosamente aún había carne detrás de esa máscara, la cual no aguantó aquellos disparos, era inevitable mi muerte, por lo que opté por desvanecerme al lado de ella, para así irme tranquilo de este mundo, con su rostro como última imagen en mi subconsciente,
Corrí tambaleantemente hacia ella, quien me recibió en sus brazos y me abrazó fuertemente...
— ¡V! —Evey pronunció mi alter ego, sin embargo, ella nunca conoció mi verdadero nombre, aquel pasado que desde que nací me marcó como un vengador, un ser que acobijaba la venganza como si fuera su pan de vida—. Debemos de detener la hemorragia —sus labios temblaron, y eso me provocó un gran escalofrío, verla sufrir de esa manera me dejaba sumamente desecho.
Mi amada sabía que eran mis últimos momentos, y que no podía hacer nada para remediarlo, nuestra historia iba a llegar a su fin...
—No, por favor, no —murmuré pesadamente—. Todo terminó y me alegra.
—No digas eso —Evey me miró a los ojos, y pese a que estos eran cubiertos con mi máscara, ella era la única que lo sabía leer a la perfección.
—Te lo dije, sólo la verdad —luego de decir esto, mi respiración cada vez se tornaba pesada y dificultosa—. Por 20 años sólo anhelé este día, nada más mi propósito existía en mi mente... Hasta que te vi, entonces todo cambió, me enamoré de ti, Evey; como no creía posible hacerlo.
—V, no quiero que mueras —ella sollozó bajamente, mientras varias lágrimas se acumulaban en sus bellos ojos.
—Es lo más hermoso que has podido darme —suspiré mis últimas palabras antes de que mi mirada se entregara por completo a la penumbra.
Sabía a dónde caería, sabía que el Infierno era mi destino...
Luego de morir, el ciclo comenzó de nuevo, todo era tan repetitivo... Hasta que un día, siete demonios me visitaron. Reconocí inmediatamente su naturaleza, ya que ellos no eran parte ni de mi culpa ni de mis recuerdos tortuosos.
—Así que tú eres el nuevo... Nuestro amo nos comunicó que tú tienes un pasado muy peculiar —uno de ellos dijo.
—Nos dijeron que aparte de ser el enmascarado "V", eras un ciudadano de Corea del Sur, y luego te transportaste a otra Tierra involuntariamente, y ahí forjaste tu camino de la vendetta... Muy interesante... —otro demonio de aquel grupo dijo.
Aquellos demonios, tenían los mismos rasgos asiáticos de mi identidad pasada, se veían muy jóvenes y enérgicos, y con una gran sonrisa en sus bocas por sólo estudiar mi ciclo infernal.
—Ustedes saben mucho —les dije a todos fríamente.
—Hemos estado aquí por muchos años, y créenos que sabemos todos los sucios secretos de nuestros inquilinos —dijo orgullosamente otro demonio.
—Tenemos la misma cultura y los mismos rasgos, pero ustedes saben muy bien que mi pasado en esa otra Tierra, no la quiero recordar porque también dejé a otra mujer que amo —les confesé a aquellos, quienes rieron al unísono, causando así que mi celda retumbara levemente.
En este multiverso, hay muchas tierras paralelas, y, por ende, hay paralelismos que uno mismo le cuesta creer... En mi caso, después de mi muerte pude comprender varias cosas:
1. La Tierra-C, era mi lugar de origen, hasta que en un momento determinado desaparecí de esta y fui a otro lugar paralelo a mi zona de confort, la Tierra 5-V... Aquel lugar donde desataría toda la venganza que tenía acumulada en mi ser, ya que me convertí en un hombre enmascarado que cuidaba las calles de Londres, pero antes de ello, el gobierno autoritario de aquella tierra, me torturó y experimentó con mi cuerpo, hasta que un día me liberé y le prendí fuego a mi tortura, quemando mi piel de paso, provocándome así una gran cicatriz muy profunda.
2. La vida que dejé en la Tierra-C, la extrañaba en cierta manera, ya que ahí también hice mis jugadas, trabajando en la mafia italiana, y vengándome una que otra compañía corrupta, además de debilitar a mafias muy peligrosas... Es por eso que los demonios se interesaron en mí, por tener rasgos e ideas similares.
3. Que el Infierno es uno solo y que de ahí se acumulan las almas de cientos de Tierras paralelas. O eso creo...
4. Que todavía no quiero recordar mi nombre verdadero, porque no me siento como antes...
5. Que sólo he amado a dos mujeres en mi vida, en dos tierras distintas, y en circunstancias diferentes. Ellas me enseñaron a amar de distintas maneras. Y sus nombres eran Hong Cha-Young y Evey Hammond, con ellas pude luchar contra el mal para purificar a las Tierras, pero aquella lucha no fue suficiente.
6. Si alguna vez me recupero de toda mi culpabilidad, y me elevo hacia los cielos, entonces me negaría a ello, puesto que algo bueno le encontré al Infierno, y es que puedo ver a las personas que alguna vez amé, ver aquellos rostros que me marcaron, y aun así que no fueran ellas mismas, por lo menos había una pequeña esencia que me llenaba de fuerza para luchar.
—Sí, eso lo sabemos... Vin... —un demonio iba a pronunciar mi verdadera identidad, sin embargo, me aproximé rápidamente hacia él, tapándole la boca para que no se le escapara nada.
—No lo digas, no en voz alta por lo menos —le susurré al mencionado.
—Eres muy atrevido para ser un simple humano —éste dijo, quitando mi mano con fuerza.
—Será divertido, jugar contigo un buen rato.
—Tenemos muchos inquilinos de nuestras raíces, pero no ninguno como tú, por lo que queremos ver tu pasado... Así que, Sorath, haz lo tuyo, hyung.
—Ahora veo que son hermanos, por eso lo llamaste así, "hyung" —a lo último le hice énfasis con mis dedos—. Porque esa palabra hace referencia a un hermano mayor, y por cierto dicha enunciación se dice entre hermanos hombres, allá en Corea del Sur. Ustedes sí que saben mucho de dicha cultura, a pesar de ser demonios del Infierno —quise enfrentarlos, ya que no les tenía miedo, hacía mucho tiempo que perdí ese sentimiento, y todo por la tortura en vida.
—No nos subestimes, V —mencionó el tal Sorath, para después mostrar sus ojos oscuros como un agujero negro—. Ahora muéstrame tu pasado.
Acto seguido, me quedé totalmente hipnotizado por sus dones, y, por ende, todo mi infierno se estaba pulverizando, para dar paso a la construcción de mi pasado, el cual comenzaba en Seúl.
—Por fin —uno de ellos dijo—. Bien hecho, hyung.
—Para nuestra diversión siempre sirvo, Crowley —Sorath tornó sus ojos oscurecidos a sus ojos normales—. ¡Vamos a recorrer el pasado de este hombre, por un buen rato!
— ¡A huevo, chismecito! —un demonio sonrió de manera divertida.
—De seguro, tú ya lo viste venir esto, Mephisto —el tal Crowley le dijo al mencionado—. Ya que tú te sabes todos los chismes y el futuro de todas estas almas, no por eso te llaman el lector de destinos.
—Ya que estarán en mi antiguo mundo; por lo menos, ¿puedo saber sus identidades? —rendido y desganado por revivir aquel pasado, les comenté a los demonios, quienes se miraron entre sí, y rieron por lo bajo.
— ¿Por qué quieres saber? —dijo Sorath, el único demonio que tenía identificado, aparte de Crowley y Mephisto. 3 de 7 identificados, faltaban los otros 4.
—Porque ustedes ya saben mi identidad y mi pasado, por lo menos debo de saber quiénes son los que han irrumpido en éstos —dije retadoramente, estos demonios querían cavar en un pasado que yo no quería recordar...
— ¡Eso es todo! —uno de los demonios se emocionó bastante al tal punto de saltar de su sitio—. Por eso te elegimos, eres como nosotros: atrevido, vengativo y sin miedo. Por eso estás en nuestra primera lista de visitas tortuosas, claro estás por debajo de la dier, pero ella todavía no llega, pero no tardará, y por eso estamos aquí matando el tiempo contigo —aquel demonio se acercó a mí y me miró fijamente a la máscara—. Pero no te diremos nuestras identidades, no por ahora, las conocerás más adelante. Aunque ya conoces a mis otros tres hermanos, pero eso se puede arreglar con un buen hechizo de pérdida de memorias —éste dijo, y mientras él hablaba sus otros hermanos sonreían de lado, divirtiéndose de mi Infierno—, así que... Haburí, ya sabes que hacer.
Acto seguido, el tal demonio mencionado se aproximó hacía mí, y con sólo recitar algunas frases en latín, me quedé inconsciente, como si mi alma se tirará otra vuelta hacia el abismo. La vista se me hizo pesada, pero en un flashazo de segundos, volví a recobrar el conocimiento.
—Pero... ¿qué carajos sucedió? —mi mente formó una laguna mental, no obstante, al ver mi ciudad de origen, no pude evitar volver a vivir mi pasado.
—Por fin, ya comenzó esta odisea.
De un momento a otro, visualicé un hospital, en donde yacía, mi madre cargando a un pequeño bebé....
—Es aquí donde notas que la vida es signo de una supervivencia constante, de la cual no puedes escapar hasta el fin de tu existencia, de ahí en fuera, todos luchamos por algo o por alguien, y con ello viene aunado el significado del propósito o misión de tu mera existencia —enuncié sabiamente a mis acompañantes.
—Muy poético, V —uno de ellos dijo.
—Mi madre siempre estuvo ahí en mis primeros años de vida, y en cambio yo no tuve un padre. Ya que ella siempre dijo que él se fue al cielo a cumplir con su misión. Por lo que supuse que él había muerto... Pero luego me di cuenta de que él nunca murió... —apreté mi puño al recordar que mi padre nos había abandonado—. Ella decía que él era un gran ángel, y que por eso yo era especial, más de lo que me imaginaba. Nunca logré comprender esas palabras, solo sentía rencor hacia mi progenitor irresponsable.
— ¿Acaso él será un nephilim? —escuché un susurro bajo.
—No seas ridículo, Stolas. Eso es imposible —otro susurró devuelta.
Luego de admirar aquel recuerdo con mucha nostalgia y sulfuro, éste se estaba pulverizando ante mis ojos, dando paso a un suceso desgarrador.
El Infierno tomó forma de una Iglesia, en donde yacía un niño pequeño, triste por una madre que lo dejó atrás. Aquel escenario fue la cúspide de mi culpa, y con ello habían creado a un ser que guardaba rencor, lo cual le causaba un semblante serio y sin piedad... Mi mamá se llevó consigo mi corazón y mi alma inocente.
— ¿Eres Ju-Hyeong? —dijo un señor extranjero, por sus facciones lo sabía, ya que él no era coreano e incluso me habló en otro idioma que no comprendía, el italiano... Este individuo fue mi padre adoptivo, me amó como si fuera su hijo, pero la desgracia también a él lo alcanzó...
Así es, me solía llamar así, aquel nombre que marcaba mis raíces asiáticas... Y que, por obvias razones trataba de olvidar...
—Ju-Hyeong, seremos una familia —ahora dijo la pareja del señor italiano, mientras me acariciaba la mano con ternura. Ambos fueron buenos padres y los reconozco, más no pudieron borrar las cicatrices de mi alma rota.
—Señora —le hablé a la monja que me había cuidado por días—. Mi mamá... —mi voz se me empezaba a romper lentamente—. Mi mamá me dijo que vendría a buscarme —ahora las lágrimas rodeaban por completo mis ojos—. Dijo que esperara y que regresaría por mí. Debo de esperar a que vuelva —las muestras del llanto poco a poco se deslizaban por mi mejilla, ante ello la monja y un sacerdote que la acompañaba se me quedaron mirando, estaban consternados, y, por otro lado, los que serían mis padres adoptivos me trataban de consolar, pero yo les negué la entrada a mi corazón, por lo que, acto seguido retiré mis manos del agarre consolador y tierno de mi futura madre adoptiva.
No había vuelta atrás, me tuve que ir con esa familia, con esa oportunidad de salir adelante... Tiempo después, entendí que mi madre me abandonó porque había sido diagnosticada con una enfermedad grave. Le diagnosticaron cáncer de pulmón en enero de 1993, y me dejó en el orfanato en mayo de 1993. ¿Me abandonó porque estaba enferma? ¿Creyó que moriría y me dejaría solo?
—Una madre que abandonó a su hijo... Entendemos el sentimiento, igual nos pasó —uno de los demonios comentó, interrumpiendo lo que estaba presenciando en tercera persona, como si fuera un espectador...
—Ya veo porqué se interesaron en mí —expuse.
—Sí, ya indagamos en lo más profundo —Sorath dijo—. Ahora queremos ver el desarrollo de V.
Poco a poco, el escenario una vez más se fue pulverizando, dando paso a las calles de Italia, y en un abrir y cerrar de ojos, me encontraba en mi antiguo hogar en Italia, donde yacía un pequeño niño asustado dentro de un armario.
—Estaremos bien, hijo... Estaremos bien, tu padre ya habló con la policía para que detengan al ladrón —mi madre adoptiva dijo—. Escóndete bien, cariño, y por nada del mundo te muevas —acto seguido ella cerró la puerta del armario, dejando a expensas de la oscuridad, luego de ello, escuché que ella cerró con llave la puerta del cuarto donde yacía escondido, mi madre me escondió muy bien...
Minutos más tardes escuché unos gritos, y varios balazos llenaron por completo el ambiente de mi hogar... El silencio de la muerte retumbó por todos mis aposentos. Eso me dio a entender que, mis padres adoptivos fueron asesinados por aquel sucio ladrón.
Desolado y doblemente abandonado, me recosté entre las ropas del armario, para esperar a que alguien me rescatara, estaba solo e indefenso por segunda vez, y eso ya me tenía harto... ¿Hasta cuándo iba a ser feliz?
Pasaron las horas, y los vecinos me encontraron, me auxiliaron, y posteriormente un señor, al que lo llamaban, Fabio Cassano, llegó a mi casa para ofrecerme asilo en su familia, cosa que acepté al instante con el fin de sacudirme a la soledad tortuosa.
Esa decisión fue la que decidió mi ser vengativo... Me había unido a una familia de mafiosos muy temida en toda Italia, me había unido con el padrino de la mafia...
—Tú sí que estás salado, amigo —Crowley comentó.
La laguna mental por fin se aclareció, y por ende, podía recordar algunos nombres de los 7 demonios.
—Ni lo menciones —espeté ante su terrible comentario.
—Muchas desgracias te hicieron lo que eres, V. Por eso eres especial para nosotros —Sorath argumentó.
— ¿Por qué me hacen recordar esto?
—Porque estamos aburridos, V.
—Haburí, acelera este infierno, quiero ver la acción —Mephisto le dijo a su hermano, quien sólo asintió para después concentrarse en un conjuro, el cual hizo que mi vida ante mis ojos pasara tan rápido como un flashazo hipnotizante...
Sangre, pactos, balas y muerte era lo que definían a la mafia italiana.
En un santiamén, todos los presentes observamos toda mi vida mafiosa en sólo un segundo.
Un parpadeo, y estaba ahorcando a un tipo con un cable, porque éste era el enemigo y había matado a un integrante importante de nuestra mafia.
Otro parpadeo, y ahora balaceé a un tipo dentro de una bañera, donde su sangre se vertió por toda la coladera.
Un parpadeo más, y más escenas de violencia, entre ellas estaba quemando un viñedo, mataba a hombres enemigos ante los ojos de sus esposas, torturaba a muerte a los soplones, y lo que más me marcó es que maté a un tipo enfrente de los ojos de su hija, y aquella niña me miró con demasiada tristeza, ya que la había dejado completamente huérfana, tal y como me pasó a mí, el ciclo se repetía... Me convertí en algo que juré destruir.
—Espera, regresa a esa escena —un demonio interrumpió—. A esa donde tortura al ladrón que mató a sus padres.
—Enseguida —el tal Haburí dijo.
Lentamente, delante de mis ojos se formó lo que sería mi primer asesinato... Me uní a la mafia con el propósito de liquidar al asesino de mis padres adoptivos, lo torturé de las peores maneras, y cuando éste ya no pudo más y optó por suicidarse, entonces lo salvé y le di la mejor atención médica, luego de que él fuera dado de alta, lo alimenté con su comida favorita, para después sacar mi arma y volarle los sesos de una vez por todas. Ya había jugado lo suficiente con él... Gracias a ese hecho en la mafia me apodaron como el "gatto soddisfatto", en español "gato satisfecho", ya que un gato que está satisfecho juega todo el día con un ratón antes de comérselo.
—Hiciste lo correcto, V —escuché a un demonio decir.
—Mejor vayamos a su pasado donde castiga a una empresa llamada Babel —Crowley dice eufóricamente.
—Allá voy.
Ahora, todo nuestro alrededor se volvió a desvanecer, dando paso nuevamente a las calles de Corea del Sur, y ahora estábamos frente a una plaza comercial llamada "Plaza Geumga". Varios recuerdos inundaron mi subconsciente, y mi pecho cada vez se sentía pesado por la enorme carga emocional de aquellos recuerdos... La muerte de mi madre, la despedida con Cha-Young, la muerte de Han-Seo, mi huida hacia un lugar desolado para luego ser transportado a otra tierra paralela, esta y muchas cosas redefinieron nuevamente mis ideales.
—Por favor, esto es muy doloroso —susurré bajo.
—Lo sabemos, pero no podemos evitar torturarte, al fin y al cabo, es nuestro trabajo, V.
—Ya sabes que necesitamos matar el tiempo.
—Esto es una pesadilla —apreté los puños y los dientes a la vez, prefería otra vez mi otro ciclo infernal.... Pero debo de aprovechar este para ver una vez más a mi hermosa Cha-Young.
—Esto es el Infierno, V. Por ende, todo deben de ser pesadillas.
—Acabemos con esto de una buena vez... —suspiré nuevamente rendido.
Todos los presentes entramos a la plaza comercial, recorrimos todos los pasillos, todo seguía igual como lo recordaba... Llegué a lo que fue mi antigua estancia en dicha plaza, un bufete jurídico.
Iba a abrir dicha puerta para ver otra vuelta a mi segundo amor, pero unos gritos desgarradores interrumpieron mi acción.
— ¡La dier, ha llegado la dier! —Crowley gritó emocionado junto con Haburí y Mephisto.
—Supongo que toda esta odisea con V terminó, ahora debemos de irnos a nuestros puestos, chicos —Sorath informó.
—Por fin, desde hace milenios se le ha esperado —uno de los demonios sonrió malévolamente.
— ¿De qué están hablando? —interferí por mera curiosidad, ya que algo me decía que debía auxiliar a esa alma.
—De algo que no te importa... —Mephisto comenzó a decir, pero de un momento a otro se quedó callado, para luego cerrar los ojos y concentrarse en su mente—. Chicos, tuve una visión, y V nos será de mucha ayuda.
Los gritos desgarradores comenzaron a incrementar más y más. Mi instinto me decía que corriera para auxiliar, y justo eso hice.... Corrí sin rumbo alguno, tratando, por primera vez, de encontrar una salida, esto por medio de seguir a los tormentosos gritos prominentes del exterior.
—Sí, él nos será de mucha ayuda —alcancé a escuchar a Sorath decir.
Pasaron los segundos y mis oídos cada vez retumbaban por los estruendosos gritos... Por fortuna, hallé una extraña puerta, la cual no estaba dentro de mis memorias, así que la abrí, y de repente me hallaba en un pasillo oscuro lleno de cenizas... Los laberintos infernales...
Analicé rápidamente el origen del ruido, lo cual me dirigió hacia una celda en particular, ésta de pura coincidencia se encontraba a un lado de mi celda. Inmediatamente, abrí dicha puerta, y me encontré con un tipo de ojos oscuros ahorcando con unas cadenas a una chica...
Sus ojos detonaban miedo, sus lágrimas clamaban piedad, y sus gritos me invocaron.
—Oh, qué bueno que viniste, V —el tipo que estaba torturando a la chica dijo con una sonrisa de lado en sus labios.
—Suelta a la dama —saqué mi daga para protegerla.
—Será un placer dejarla a tu cargo, eres el ideal —el tipo soltó a la chica, para después desvanecerse por completo ante mis ojos, no sin antes susurrar la siguiente frase: "muy pronto volveré a ver los avances".
La chica torturada, se desplomó abruptamente en el suelo de su Infierno, se había desmayado por tanto dolor. Por ende, me acerqué a ella para reanimarla, pero en eso llegan los 7 demonios a detenerme.
—Veo, que nuestro amo te dio una misión —Sorath dijo.
—Pero nosotros nos encargaremos de la mejor parte —Crowley agregó, para luego acercarse a la chica y cargarla entre sus brazos.
—No te atrevas a tocarla —murmuré entre dientes, mientras me acercaba hacia el demonio para quitarle a la dama de sus garras.
— ¡PROHIBERE! —Haburí exclamó en latín, lo que se traducía a "detente", podría decirse que me lanzó un conjuro para que yo no me moviera, y así fue... Sentí todo mi cuerpo tieso y pesado a la vez.
—Mmmm, vaya siento una conexión relativamente fuerte, eso ayudará en el desarrollo del potencial de la dier —Mephisto dijo.
—Excelente, llevemos a ambos al salón de entrenamiento —Sorath ordenó.
—Pero, hyung ahí dejamos encerrados a Beelzebub y Astaroth para que no interfirieran en nuestros asuntos —el demonio al que identificaba como Stolas habló.
—Cierto, entonces hay que llevarlos a nuestros dominios —Sorath decidió.
Luego de ello, sentí un golpe en la nuca, lo cual me dejó totalmente inconsciente...
Había conocido a un alma que me llamaba y clamaba por mi ayuda, por mi venganza... Vendetta... Y juro que la ayudaré cueste lo que cueste.
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