𝑿𝑿𝑿𝑽. 𝑺𝑨𝑳𝑽𝑨𝑵𝑫𝑶 𝑨 𝑴𝑰 𝑳𝑼𝑪𝑰𝑭𝑬𝑹
Estaba en el hogar de Lucifer, jugaba con el conejito Kookie, era muy travieso, corría y brincaba por todas partes... Diablos, necesitaba un respiro así, después de la mierda que pasé hace horas.
— ¡Uh!, eres muy hermoso y suavecito —alcancé al animalito, lo cargué y lo acaricié... Pude sentir su pelaje tan sedoso y cálido al tacto, aquel toque hizo que me olvidara de casi todo, podría decirse como un desahogo...—. ¿Dónde estuviste toda mi vida? —le hablé como si éste me escuchara. A veces siento, que hablar con tu mascota te tranquiliza de cierta forma, puesto que son seres vivos que sólo te escuchan sin juzgamiento alguno, así como ellos te brindan su más sincero amor con sólo su presencia y sus acciones. En fin, ante lo que le dije a Kookie, éste se dio la vuelta suavemente, indicándome que le rascara la barriguita, y justamente así lo hice. Tal vez él me entendía de cierta manera...
De pronto el sonido de mi celular retumba en mis oídos, haciéndome parar en seco las caricias hacia Kookie.
—Yo contesto, Scarlett —habló repentinamente Hans; maldita sea, se me olvidaba que estaba ahí... últimamente él se ha vuelto más impredecible de lo usual y más silencioso.
Había dejado cargando mi celular, por lo tardé en atender aquella llamada, pero por fortuna Hans contestó la llamada antes de que ésta se perdiera.
—Sí, adelante —asentí, mientras volvía a reincorporarme en el sofá italiano, volviendo a acariciar a Kookie. Minutos después, Hans colgó la llamada, a lo que yo me dirijo hacía él (llevando conmigo a Kookie entre mis brazos), para saber si todo estaba en orden—. ¿Quién era? —cuestioné al instante.
—Era Lucifer, me dijo que te quedaras aquí, ya que el tipo que te atacó está buscándote a ti y a Joy —respondió Hans con una serenidad indescriptible.
Ante lo revelado, no pude evitar tensarme por completo y a la vez me puse nerviosa, por sólo el hecho de otra vuelta estar en peligro, además de que me preocupaba mucho por Joy.
—Joy y yo debemos de estar cerca de Lucifer, ya que, si yo soy invulnerable a su lado, entonces esta es la única manera de proteger a mi amiga del maldito loco —formulé sin duda alguna, sin pensarlo si quiera dos veces.
Luego de mi decisión, dejé a Kookie en el suelo, para después dirigirme con rapidez hacia el ascensor, pero una mano me detiene de mi cometido.
—No es necesario hacer eso —Hans me dice—. Joy tiene a su lado a As, si éste es un demonio auténtico, entonces éste es inmortal... ¿No crees? —sus palabras tenían mucho sentido.
—Bien, ¿y qué hay de mí? —me zafé de su agarre.
—O vamos, tienes a Sariel, a Beelzebub, a Mazikeen y a mí a la orden, no tienes por qué preocuparte.
¿Cómo es que la labia de Hans es tan buena para convencerme?
— ¿Acaso tú eres inmortal?, ¿cómo podrías protegerme? —le cuestioné, retándolo con la mirada.
—Seré mortal, pero sé ninjutsu, ¿quieres que te enseñe como se debe? —él se acercó peligrosamente hacia mi rostro.
Cuidadito Kerr.... Te estoy observando...
— ¿Por qué debería saberlo? —le di la espalda al idiota—. Ya sé muchas cosas.
—Pero —él me tomó de los hombros, y luego de ello me giró para que así lo mirase—, no sabes cómo ser sigilosa y astuta —ahora él me retaba con la mirada.
—A ver, pues, déjate venir perro —me burlé sin importancia—. ¿Es por eso que ultimadamente eres tan reservado y silencioso, que hasta pareces un fantasma, Kerr?
—En efecto —otra vuelta el hijo de puta se acercaba más a mi rostro.
—Déjate de tonterías —le empujé su cara, apartándolo bruscamente—. ¿Acaso lo viste venir? —reí, ya que al parecer a Hans le dolió mi rechazo.
—La verdad, sí —él hizo un movimiento rápido y ahora él me tenía entre la espada y la pared—. Eres predecible, Knight... Podría enseñarte a ser impredecible —otra vuelta el maldito se acercó a mi rostro, que hasta nuestras respiraciones se juntaron.
—Entonces... —pretendí que le iba a dar un beso, sabía que eso quería, pero de repente, le di un gancho en el hígado, haciendo que este retrocediera—. ¡Qué comience la práctica!
Ante aquello, Hans se sobó su parte lastimada, sonriendo de antemano (como siempre lo hacía cuando obtenía lo que quería), para después levantarse y ponerse en posición de ataque.
—Así me gusta que seas, bestia —él dijo aún con dicha sonrisa surcada en sus labios.
—Enséñame todo lo que tienes, perro —respondí ante su comentario.
En consecuencia, se procedió a una sesión de golpes, bloqueos y ataques repentinos. Hans, sí que sabía pelear bien, tal y como un ninja, cosa que me impresionaba, este idiota sí que había superado mis expectativas.
—Sé que puedes, Scarlett. Haz hecho muchas cosas —Hans me bloquea un golpe, para después acercarse a mi oído, y susurrarme peligrosamente.
Ante lo dicho, le proporciono un duro golpe en la barbilla, haciendo que éste retrocediera.
— ¿Por qué tan interesado en ello, Kerr? —imité su acción, y ahora yo era la que le susurraba al oído.
De repente, él hace una patada voladora, haciendo que, frenéticamente, me estampara en el suelo, más no impacté en éste, ya que Hans me atrapó rápidamente, para que no me lastimara, sosteniendo firmemente mi nuca para que no me desmayara por el impacto.
—Porque eres muy valiosa para este universo —él respondió.
Estaba atrapada entre los brazos de Hans, sin embargo, logro deslizarme fuera de su alcance.
—No lo creo... Sólo soy una simple humana que pactó con el Diablo... —visualicé los puntos chi del chico, con el fin de encontrar sus puntos débiles y así inmovilizarlo.
Y lo hice, puesto que corrí hacia su pierna izquierda, y le di un golpe exacto en la pantorrilla, haciendo que él se debilitara.
Pero, él rápidamente se mejoró, aún me falta práctica en aquel arte marcial...
De un momento a otro, él nuevamente me inmoviliza, haciéndome una llave en el suelo.
— ¿Qué hace un ninja? —me susurró al oído.
—Se desliza —dicho esto le devuelvo el movimiento al maldito, ahora yo soy la que tengo el control.
Me encontraba encima de él, cualquiera que nos viera malpensaría las cosas... Y justo pasó así.
De repente, Sariel entra al pent-house, y al vernos entrenando, él se detiene en seco, observándonos con una expresión de molestia y seriedad en su rostro.
— ¡Qué sucede aquí! —él pronunció de manera fuerte, haciendo eco en toda la sala.
Los celos iban a salirle al ángel... Conocía esa mirada, por lo que le proporciono un puñetazo a la cara de Hans, esto con el fin de que Sariel viera que sólo estábamos peleando.
—Amor, sólo estaba entrenando ninjutsu con Hans —me levanté rápidamente de la posición incómoda, y me dirigí a Sariel.
—Eso parecía otra cosa —Sariel me acarició la mejilla—. No te hizo daño —él direccionó su mirada de enojo hacia Hans.
—Yo le hice más daño —sonreí de manera divertida.
—Bien, te creo —Sariel me abrazó de manera repentina, haciendo que yo me confundiera—. Está bien, no hay problema.
Ayy, Sariel, se te salió lo posesivo... Estabas marcando territorio...
—Por cierto, ¿dónde estabas? —cambié la plática, para aminorar la tensión.
—Contactando a Rafael, pero el estúpido no me respondió —deshizo el abrazo, para después tomar mi mano con suavidad—. ¿Cómo te fue con la invocación de Uphir?, ¿lo lograron?
—Sí, en estos momentos, As está con Joy, así que supongo que él ya le dio la hierba del Infierno, así que todo está bien —le expliqué a mi ángel, omitiendo el hecho de que el loco me estaba buscando, porque no quería preocuparlo.
—Pensé que el arcángel Rafael es difícil de contactar —Hans se levantó del suelo, sobándose el punto donde le proporcioné el golpe.
—Sí, pero son cosas de ángeles. Creo un humano como tú no tendría idea de ello —Sariel lo miró fijamente.
Podía detectar una tensión entre ambos chicos...
—Este humano sabe perfectamente las cosas tanto infernales como celestiales —ahora ambos estaban viéndose fijamente...
Una guerra de miradas, un ángel y un mortal peleándose... Por una simple chica como yo... No debería de estar en medio... No me merezco tanta atención...
—Sé que le pusiste el ojo a mi ángel, he visto tus intenciones, Kerr —Sariel dijo demasiado serio.
—No has visto todas las intenciones, angelito —Hans sonrió de manera burlona, a lo que Sariel reaccionó de manera repentina, nunca lo había visto así, celoso y a la vez tan impulsivo.
Mi ángel le iba a proporcionar un gran golpe al chico...
Todo en mi visión, pasó lentamente... Hans no iba a poder con la fuera celestial de Sariel, y no quería heridos... No hay necesidad de pelear por una cosa insignificante como yo... Por lo que tomé una decisión rápida.
Sentí un impulso fugaz en mi cuerpo, una fuerza inhumana llenó mi aura... Algo no andaba bien...
Corrí hacia el puño de Sariel, y lo bloqueé a tiempo, tomando el puño entre mi palma izquierda. Ante ello, pude notar a Hans sonreír mucho más burlón.
— ¿Qué estás haciendo, ángel? —Sariel intentó zafarse de mi agarre, el cual cada vez se hacía más fuerte.
—Veo que tu chica tomó una decisión —Hans comentó con cierta malicia.
Al escuchar las malditas palabras de Hans, me volteó a verlo completamente, girando mi cabeza a 100 grados a la izquierda, todavía no zafaba el agarre de mi novio. Entonces, le proporcioné una gran patada a Hans, directo al estómago, y esto lo hice con solamente estirar mi pierna izquierda hacia atrás, claro con demasiada fuerza por delante. Dicho golpe hizo que Hans retrocediera muchos metros (más de lo usual), al parecer tuve un gran episodio de fuerza inhumana...
—Claro que tomé mi decisión, Hans —zafé mi agarre de Sariel, y caminé hacia el cuerpo adolorido del chico—. No permitiré que los dos se hagan daño, y tú Kerr creo que has causado demasiada tensión, así que te pongo un estate quieto, aquí y ahora.
Dicho esta gran declaración, volteo hacia Sariel, quien a éste le brillaban los ojos tanto de miedo como de asombro.
— ¿Qué te ha pasado, Scarlett Knight? —él dijo boquiabierto.
El fugaz poder, se había apagado, ahora me sentía un poco débil, pero me rehusaba a caer ante la debilidad, por lo que miré directamente al ángel, le iba a responder, pero gracias al Infierno mis demonios interrumpieron el momento, desviando la tensión acumulada de aquella escena.
— ¡HEMOS ENCONTRADO A LA SECTA! —Beelzebub anunció en alto.
De repente, visualizo la cara de Hans, un rostro lleno de miedo e incertidumbre. ¿De qué estaba asustado?
— ¿Cómo lo hicieron? —me anticipé antes de que Hans dijera una estupidez, ya que éste se levantó (nuevamente) del suelo, y se dirigió de manera veloz hacia Z-Bub.
Por fortuna lo tomé del brazo, y lo detuve...
—Fue un trabajo de varias semanas, la verdad los buscábamos en nuestro tiempo libre, justo cuando ibas a la escuela en las mañanas —Astaroth formuló detalladamente—. Fue difícil hallar su paso, ya que no se encontraban en el país. Pero no fue imposible para este par de demonios, unos hechizos de ubicación y unos rituales por acá y los ubicamos en estas coordenadas —él me extendió una carpeta, la cual la abrí y efectivamente ahí estaban los malnacidos. En aquellas coordenadas, muy peculiares: 29° 58' 45.03" N, 31° 8' 3.69" E—. ¿Esto acaso es Egipto? —pregunté con demasiada expectación.
—Sí, exactamente en las pirámides de Guiza —Sariel comentó, mientras también veía aquella información—. ¿Cómo llegaron ahí? —se dirigió a Astaroth.
—Tal vez utilizaron un hechizo de teletransportación o se fueron en avión —el demonio respondió.
—Me inclino más por el hechizo, esa gente sí que es avanzada en la magia, ellos una vez lograron aturdir a mis moscas, y para hacer tal acción, se debe de ser un experto —Beelzebub agregó.
—Eso sería lo más lógico —concordé con mi demonio protector, y ante ello Sariel también lo consideró, para después aceptar el hecho...
La secta es demasiado peligrosa.
— ¿Y entonces qué harán? ¿Una secta? —Hans cuestionó con demasiada incertidumbre.
—Son unos asuntos infernales muy delicados, créeme no querrás estar con nosotros cuando los masacremos —Astaroth dijo con toda su sinceridad.
—Maldición si tan sólo tuviera mis alas, estaríamos ahí en sólo minutos —Sariel se lamentó, dándose la media vuelta, para después sentarse en el sillón y tornarse frustrado.
—Podemos volar hasta allá, ¿cuántas horas nos llevará ir allá? —propuse, puesto que ya me quería deshacer de esos malnacidos que nos hicieron mucho daño...
Son unas personas desequilibradas que sólo buscan satisfacer a un ser vacío...
—Como de 12 horas a 15 horas —Z-Bub dijo.
— ¿Y qué esperamos?, entre más rápido mejor —nunca había estado más decidida a algo... Nunca he tenido este deseo de aniquilar a un grupo... ¿Qué me estaba pasando?
—De acuerdo, compraré los boletos —Astaroth sacó su teléfono y comenzó a hacer los trámites para la gran aventura.
—Yo llamaré a mi rey, y le diré que nos acompañe —Beelzebub también sacó su teléfono y llamó a Lucifer, pero éste no le respondió, de seguro debe de estar protegiéndome de ese loco envenenador.
En tanto, Hans, de manera rápida, se fue del pent-house sin ni siquiera decir adiós... Muy sospechoso...
—Todo está pasando muy rápido, pero te apoyaré... No me importa si me mancho las manos —Sariel, quien apenas procesaba todo lo planeado, por fin se levantó del sofá, tomándome la mano, para después entrelazarla con la suya.
—Con Lucifer de nuestro lado, ellos estarán más que condenados —comenté mirando muy ansiosa a As, ya que éste todavía estaba comprando los boletos de avión.
—Listo, nos vamos mañana a la una de la tarde —As informó, a lo que todos asentimos.
Fue un día de muchos preparativos, era una gran misión para una parte del equipo dinamita, puesto que mis amigas no estarían involucradas, ya que ellas son mortales, y no quiero arriesgarlas a algo muy peligroso, por fortuna, ante la misión Maze se nos sumó. En fin, todos preparamos nuestras maletas, Maze arregló unos asuntos con unos traficantes de armas en el Cairo, ya que no íbamos a ir con las manos vacías, arreglé unos asuntos en la escuela, As dejó en un lugar seguro a Joy (en caso de que otro loco quiera asesinarla), entre otros trámites. Mientras que, Lucifer todavía no respondía...
Ya era el día para irnos, y Lucifer todavía no se aparecía... Algo ocurrió... Pero, no debía de mirar atrás, debía de terminar aquella misión.
Estábamos en la entrada del aeropuerto internacional de Los Ángeles... Y Lucifer no me seguía...
— Lucifer todavía no responde, ¿verdad? —le dije a Maze, quien sólo negó con la cabeza.
—Como sea, tenemos que hacer esto —tomé con firmeza mi maleta y me dirigí a la gran sala de espera, con mi equipo detrás de mí, respaldándome.
Pasaron los minutos, y a Lucifer no le importaba la misión... ¿Qué sucedía con él?... Pensé que quería protegerme...
Anunciaron nuestro vuelo, y Lucifer no estaba a mi lado, resguardándome con su vida...
De repente, una llamada inundó mis oídos, por fin Lucifer se dignó en aparecer...
—Te hablamos demasiadas veces, tenemos una misión, encontramos a la secta en Egipto y vamos a aniquilarla de una vez por todas —dije apenas atendí la llamada.
—No es momento de pensar en ello —escuché su voz de desesperación—. La detective fue envenenada y necesito su ayuda, necesitamos ir al Infierno a buscar la cura del veneno.
Un obstáculo, se atravesó en mi cometido, Chloe Decker... Maldición justo ahora, tenía que estorbar... Pero bueno, si ella hace feliz a mi Lucifer, entonces soy feliz.
— ¿Qué quieres que haga? —como siempre estaba a la orden del Diablo.
—Necesito que vengas a mi pent-house. Te diré más detalles allá, sólo ven por favor... Te necesito, viribus —Lucifer se escuchaba roto, y odiaba que él estuviera así, por lo que siempre me juré hacerlo feliz en todos los sentidos.
—Entendido —dije decidida, para después colgar la llamada.
— ¿Qué pasó, ángel? —Sariel cuestionó inmediatamente.
—Tenemos que irnos al Lux, Lucifer nos necesita. Debemos de posponer la misión, esto es de vida o muerte —mis palabras fueron directas y exactas.
Y aquí estamos todos, de nuevo en los aposentos de Lucifer, todos estábamos reunidos alrededor de Lucifer, e incluso estaban la Diosa y la doctora Linda, esto sí que iba muy enserio....
Lucifer nos puso al tanto de la situación, el maldito que me hizo daño, ahora envenenó a Chloe, y por desgracia no hay antídoto alguno para ella, y peor aún el malnacido se suicidó, por lo que no se tenían indicios de la fórmula para hacer la cura. Por consiguiente, a Lucifer se le ocurrió la magnífica idea de ir al Infierno a preguntarle al tipejo la fórmula... Pero, para llegar a ese proceso, sólo había un camino... Morir...
Lucifer no tenía alas para ir allá, Amenadiel y Sariel tampoco, no había otra opción...
—El plan es simple; me matan, voy al Infierno, interrogo al profesor, consigo la fórmula y luego me reviven —parecía muy seguro de que su plan iría a la perfección, pero a mi pensar todo esto era una pésima idea... Morir por Decker... ¿En serio la ama?... Pero si él es feliz con ella... Volviendo a la reunión, Lucifer detalló su plan, a lo que todos lo miramos impactados, no dijimos nada, y eso desesperó al Diablo—. ¡Por favor! ¡¿Quién lo hará?!
—Es una terrible idea, ¡y por supuesto lo prohíbo! —hasta que por fin la Diosa dice algo coherente.
—Odio tener que estar de acuerdo con su gloriosidad, pero tiene razón... Estarías solo, ambos sabemos que As, Z-Bub y yo no podemos ir contigo —Maze tenía un buen punto a favor, solamente que no estaba del todo cierto...
Si rompía mis lazos con mis demonios, ellos estarían en el Infierno... Era una posibilidad, pero para llamarlos de nuevo requería tiempo, el cual se acortaba conforme el veneno en el cuerpo de la detective se expandía.
—Debe de haber otra manera, Lucifer —por fin hablé, captando la atención de todos los presentes y más la mirada esperanzadora de él—. Puedo hacer un portal directo al Infierno, pero me requerirá tiempo... Tal y como lo hice cuando contacté a Uphir, sólo que esta vez entrarás tú... Pero...
—Pero... —Lucifer me miraba atento, desde los dos metros de distancia que tenía con él, podía sentir toda su tensión y angustia.
—Me llevará tiempo, exactamente como 5 horas, si no mal recuerdo, y necesitaría muchos materiales —finalicé mi idea, sin embargo, a Lucifer no le pareció agradarle.
—Tu idea es demasiado buena, sólo falta tiempo para ejecutarlo, viribus. Y mejor seguimos con el antiguo plan. Fui al Infierno y vine, otra vez, no fue un problema —Lucifer dijo.
—Eso fue porque papá te revivió —Amenadiel se unió a la discusión del plan.
—Y no cruzaste ninguna puerta. Si lo haces podrías quedar atrapado para siempre —Maze agregó.
—Además, ¿cómo podemos estar seguros de que allá sea seguro? Azazel podría estar ahí, esperando para golpearte bajo, sabes muy bien que sólo espera tu regreso para que éste se adueñe del Infierno, y sabes muy bien que eso causaría el apocalipsis —Astaroth enunció una gran verdad sobre mi némesis.
—Pero eso no pasará, ¿sí? Soy el Señor del Infierno, ¡por Dios insanto! —Lucifer respondió ante las inquietudes de sus súbditos.
— ¡Eras el señor del Infierno! Llevas lejos un largo tiempo, ¿cómo saber qué esto funcionará? —La Diosa comentó.
—Porque va funcionar —respondí ante la preocupación de la Diosa, luego visualicé a Lucifer quien sonrió de lado al ver que lo apoyaba—. No irás solo, si mis demonios te acompañan, terminaré el pacto con ellos mientras estás en el Infierno, para que así ellos te ayuden, y luego de que consigas la fórmula, me dispondré a invocarlos de nuevo, claro después de todo lo resuelto con tu detective, con mucho tiempo de por medio —miré a Lucifer, y al escuchar mi propuesta, se le iluminaron sus ojos, ojos de esperanza.
— ¡ES UNA GRAN IDEA! —Lucifer alabó emocionado.
—No hay riesgos, y todos salimos contentos —Sariel agregó.
—No le veo el problema de regresar a mi casa, de seguro está toda sucia, porque de seguro Sorath, Uphir, Mumur, Haburí, Stolas, Mephisto y Crowley la tienen de su parque de diversiones... Esos 7 hermanos me sacan de mis casillas —comentó Z-Bub.
—¿Tú qué dices? —Lucifer le pidió la opinión a su terapeuta, ya que ella siempre tenía una visión objetiva de los problemas.
—Ahh, pues creo... que me perdí como a la mitad de esto —ella se levantó del escritorio de la biblioteca y se incorporó en la planeación—. Es que... ¿ustedes suelen hacer esto?, tener sesiones de planes celestiales.
—Al parecer no, de lo contrario ya habríamos hablado sobre revelar nuestra identidad a un humano —como siempre el ángel más mayor seguía siendo renuente ante la relación entre humanos y celestiales—. Y de relacionarse románticamente con una humana —él se dirigió Sariel, quien sólo frunció el ceño ante el comentario.
—Déjate de mamadas, Amenadiel —defendí a mi novio.
—Tú como casi experta en el tema debes de saber que Sariel perdió sus alas por relacionarse contigo —él contraatacó, dándome un golpe bajo a la realidad.
—Basta, angelito, estás calentando la cosa y no estás ayudando en mucho —Astaroth interfirió, mientras prendía un cigarrillo, y procedía a inhalarlo, siempre hacía esto As durante los planes...
—Es que esto no puede ser posible. Porque de dos humanas que se han involucrado con nosotros, al parecer una no me dijo que ya lo sabía todo desde hace tiempo y no me lo había dicho —Amenadiel ahora se dirigió a Linda. Este angelito sí que andaba muy molesto.
—Sí, pues tú mentiste primero —Linda se defendió—. Bien, volviendo al tema principal, aunque me da vueltas con esto, ah, Lucifer, ¿por qué estás tan seguro de que irás al Infierno?
—Por si lo olvidaste, doctora, fui expulsado del paraíso, sólo el Infierno me queda. Y es la única opción, ya que no hay antídoto y la hierba infernal está agotada —el Diablo respondió.
—Y estás seguro, ¿qué no hay otra forma de entrar? Porque... ¿morir? —al parecer Linda no puso mucha atención después de todo, o sólo tenía esperanzas a que hubiera otro ritual.
— ¡Pues si alguien tiene una mejor sugerencia, por piedad, hable YA! Pero para ser franco prefiero otra forma —él alzó la voz, la cual se escuchó en todo el aposento, Lucifer todavía no se sentía muy seguro de su plan, o eso era lo que reflejaba sus palabras.
—No hay otra forma, lamentablemente, he analizado cada ritual y lo único que no tenemos es tiempo —con un semblante serio pensaba que no quería ver a Lucifer desvanecerse de este plano, simplemente no podía verlo de esa forma.
—Miren, yo voy a hacer esto, con o sin ustedes —el Diablo puntualizó su decisión.
—Perdóname, hijo... —la Diosa sostuvo sus ideales a capa y espada—. Habiendo pasado milenios en ese terrible páramo, no apoyaré que tu vuelvas, ni siquiera por un momento —acto seguido se dirigió hacia el ascensor.
—Bien —Lucifer como siempre retó a su madre.
—Amenadiel, Sariel... ¿No vienen? —ella detuvo su andar para mirar a los ojos a sus dos hijos angelicales.
—No mamá, yo me quedaré a apoyar a mi chica —Sariel fue el primero en responderle a su madre, esto mientras envolvía mis hombros con su fuerte brazo. Miré de reojo a Lucifer, quien, al ver la acción, tragó saliva... Ambos nos pusimos nerviosos con nuestras miradas... Y más porque nos besamos... No me había puesto a pensar en ese asunto... Había traicionado a Sariel...
— ¿Amenadiel? Tu eres un buen hijo... —con una sonrisa llena de esperanza, la Diosa trató de convencerlo.
—No mamá, yo voy a quedarme —Amenadiel respondió firmemente.
Por primera vez, presencio como dos ángeles sumamente obedientes, ahora van en contra de quienes los crearon.
—Ayy señora, sus hijos son increíbles —comentó burlesco Astaroth, mientras tiraba su cigarro por la ventana—. La mandaron a volar prácticamente, jajaja —aquella broma hizo que Mazikeen riera por lo bajo, y, por otro lado, la Diosa frunció el ceño, producto de una audaz molestia.
—Lo bueno que tú no eres mi hijo, eras el maldito serafín de Dios —La Diosa le respondió al demonio, cruzándose de brazos, y ante la última oración de ella, As no pudo evitar acercarse hacia ella para atacarla, sin embargo, Beelzebub lo detiene y lo tranquiliza en voz baja, todo sea para no crear un gran caos de lo que ya era aquella situación.
—Chloe, ella no merece ese fatídico destino, mamá —Amenadiel desvió la situación, centrándose nuevamente en el estado fatal de Decker.
— ¡Este es el plan más loco que he escuchado! —Maze exclamó—. Pero lo haré —agregó con suma seriedad.
—Doctora, sé que tú serás la única razonable al respecto —desesperada y con los nervios de punta, la mamá de Lucifer se dirigió hacia Linda.
—Pero, él es el Diablo —ella contestó—. Nada ha sido muy razonable desde que descubrí eso.
—Scarlett, tú eres muy importante para Lucifer, debes de convencerlo —ahora la Diosa me rogaba, qué irónico, pero no puedo ceder ante ella, porque Lucifer más que otra cosa, me necesita y mucho, y, por ende, debo de ayudarlo a toda costa.
—No puedo hacer eso, Lucifer puede con esto, como él confía en mí, entonces yo confío en él —fue mi respuesta definitiva, y ante ello mi Diablillo sonrió inigualablemente, lo cual me hizo reforzar la idea de que nos queremos en cierta manera.
—Incluso, yo ayudaré a mi rey, ex-madre. Ya que él siempre estuvo para mí cuando caí —Z-Bub agregó más apoyo hacia el rey del Infierno.
—Esto suena muy divertido, estoy dentro —As igual comentó al respecto.
—No ayudaré a que puedas quedar atrapado, no por una insignificante vida humana —La Diosa finalizó la discusión, para después irse hacia el ascensor y perderse entre las puertas de éste.
Con ella fuera, ahora el plan iba a ejecutarse... Nada podría salir mal... ¿O sí?
—Hmm, muy bien, se fue la pesimista, hay que hacerlo, ¿quieren? —Lucifer se dirigió a todos nosotros.
—Ahora, ¿cuál es mi parte en todo esto? —Linda cuestionó.
—Pues, estudiaste medicina, ¿cierto? —Lucifer dijo.
—Hace muchos, muchos, muchos años atrás —ella puntualizó.
—Bien, tú vas a revivirme, ¿comprendes? —el Diablo detalló aquel plan tan loco, sin embargo, sentía que algo no iba a salir bien... Tenía miedo de perder a mi Lucifer—. Y ahora, ¿quién quiere matarme? —agregó, y acto seguido Amenadiel y Mazikeen alzaron la mano.
Esa maldita palabra... muerte, el fin de algo, no quiero que lo nuestro llegue a su fin. Mi instinto me dice que detenga a Lucifer, pero mi corazón y mi lealtad me atan.
«Hazlo, dier. Muere por él» maldita sea, otra vuelta esa maldita voz.
La presencia de Azazel no era un buen augurio que digamos, sin embargo, no podía retractar mi apoyo hacia Lucifer, no había vuelta atrás.
«Sabes muy bien que lo haría, idiota» le respondí hostilmente al maldito.
—Iré por los materiales del ritual —informé, y luego de ello, todos se dispersaron para prepararse para aquella misión tan suicida...
Pasó el tiempo, y ahora yo me encontraba en la sala de los dominios de Lucifer, había traído el espejo que utilicé para invocar a Z-Bub, mientras que dibujé un pentagrama con mi sangre donde Astaroth permanecía parado en el medio. Había hecho cada paso de las invocaciones que hice, y sólo me faltaba decir las palabas en latín para romper el pacto...
—Ego, Scarlett Knight, solvo foedus cum famulis meis infernalibus, solve eos a servitute qualibet, et eos dimittam, et pono in abysso multam misericordiam. Ullam cum eis rupto, foedus , quod feci , solvo , dissolvo —conjuré en voz alta, mientras la energía que emanaba el hechizo comenzó a levitarme... Últimadamente cuando hago un hechizo levito sin razón aparente... ¡¿Qué rayos estaba pasando?!
Por un segundo aprecié a Sariel quien me observaba con orgullo y a la vez con miedo y angustia. Agradezco cada día porque él esté a mi lado, pero yo le he fallado...
Esperé algunos segundos para que mis demonios se fueran, y en un santiamén hubo una explosión de oscuridad que invadió la habitación, una bruma negra emanó del espejo y se llevó a Beelzebub, mientras que otra bruma oscura también absorbió a As desde el pentagrama, estaba hecho... Mis demonios por fin regresaron a su hogar. Luego de finalizar con el ritual, mi cuerpo levitante cayó al suelo abruptamente, por poco iba a estamparse en el piso, pero por fortuna, Sariel me atrapó en sus brazos.
—Lo hiciste bien, ángel —él me dijo, aun cargándome como si fuera su princesa, al mero estilo nupcial tal y como en los k-dramas que últimamente vi por puro aburrimiento.
—Excelente, Scarlett, estuviste increíble. Eres mejor que una bruja —Hans apareció desde las sombras de la biblioteca de Lucifer, ¿desde cuándo estaba él ahí, observándonos?
— ¿Qué haces aquí? —le cuestioné al susodicho.
—Quería ver si todo estaba bien, ya que en el aeropuerto estabas muy tensa.
—Estoy bien, Kerr —dije, mientras me zafaba del agarre de Sariel, y me acercaba hacia mi teléfono, el cual estaba en la mesa de centro de la sala.
Debía de estar al pendiente de cualquier llamada, puesto que tenía ansias... Quería saber si Lucifer después de todo estaba bien, y si había logrado su objetivo. A esta hora Lucifer, ya debió bajar al Infierno...
No pude contenerme más, y decidí llamar a Mazikeen para saber si todo estaba en orden.
— ¿Qué pasó, Scarlett? —escuché a Maze del otro lado de la línea.
— ¿Cómo está? —fue lo primero que mis labios dijeron.
—Todavía está tieso, unos segundos más y lo revivimos —ella me informó.
—No me cuelgues, quiero escuchar su respiración cuando reviva.
—Claro, Scarlett.
Pasaron unos segundos más... Y él todavía estaba en el Infierno.
Rezo para que no quede atrapado, ruego para que él regrese sano y salvo...
El tiempo pasa lento y él aun no regresa... Tengo miedo y tengo un mal presentimiento.
De repente, una visión atraviesa mi mente... Podía observar a Lucifer entrando a una puerta del Infierno, así como al entrar él mira a... ¿Uriel?... ¿qué hace él en el Infierno, no debería de estar siquiera existiendo?... En fin, Lucifer lo abraza, pero de pronto él lo apuñala con la espada de Azrael, y lo vuelve a hacer, y una vez más, PUTA MADRE, quedó atrapado en su mismo infierno, en su mismo ciclo de culpabilidad....
— ¡LUCIFER! —grité horrorizada al ver aquella visión.
— ¡SCARLETT, QUEDÓ ATRAPADO EN UNA CELDA! ¡Y AS Y Z-BUB NO APARECEN PARA AUXILIARLO! ¡POR ESO NO PUEDE REVIVIR! —logré escuchar a Maze gritar del otro lado, desesperada—. ¡DEBEMOS DE HACER ALGO! ¡MALDICIÓN!
— ¡Iré yo, yo iré al Infierno por él! —le dije decidida a Mazikeen.
— ¡No, no vas a ir! —ella demandó fuertemente—. ¡IRÍA YO, PERO COMO NO TENGO UNA ESTÚPIDA ALMA POR SER UNA DEMONIO, NO PODRÉ IR, PORQUE SI MUERO DEJARÉ DE EXISTIR PARA SIEMPRE!
—Envíenme, yo iré por él —escuché a la Diosa decir al otro lado de la línea.
Sabía que algo andaba mal, y no me quedaría de brazos cruzados viendo como Lucifer quedaba atrapado, mientras mi mente divagaba no me percaté de que Sariel me estaba preguntando cómo estaba, mientras que Hans le decía que me dejara en paz, por lo que una lucha entre ellos comenzó, golpeándose fuertemente.
Algo me impedía detenerlos y la voz de Azazel no ayudaba mucho.
«Hazlo, dier. Muere por él» otra vuelta me dijo aquella voz infernal.
Mi cabeza comenzó a dar vueltas, tenía pocos segundos para decidir qué hacer...
— ¡NO ESTÁ FUNCIONANDO, SCARLETT!, ¡LA DIOSA YA FUE, PERO NO SUCEDE NADA! —escuché otra vuelta a Maze desde el teléfono.
— ¡¿QUÉ QUIERES DE SCARLETT, HANS?! —ahora escuchaba a Sariel gritarle a Hans, mientras lo asfixiaba.
—Ya lo verás —éste respondió con una gran sonrisa malévola en sus labios.
Los segundos se acortaban y no había suficiente tiempo, debía de ir al Infierno para salvarlo... Soy la única mortal consciente de que puede ir al Infierno sin quedar en un bucle... Puedo hacerlo... Puedo salvar a mi Lucifer...
Ya lo decidí, por lo que me dirijo al baño principal del pent-house de Lucifer.
— ¡NO LO HAGAS SCARLETT! —Sariel al ver mi acción intenta detenerme, pero Hans se lo impide, tacleándolo para que el ángel no me agarrara.
—Es su deber —oigo a Hans decir.
En el camino hacia mi destino, tiro mi teléfono ferozmente, puesto que mis ideas tambaleaban en mi mente y no me dejaban actuar con claridad. En consecuencia, mi dispositivo se rompió en mil pedazos, haciendo que mi única conexión terrenal con Lucifer se esfumara...
Entré al baño decidida, atranqué la puerta para que Sariel no entrara a detenerme. Luego, me miré por un santiamén al espejo, era hora de partir...
—Iré por ti mi Lucifer, te salvaré.
Anteriormente había pensado en las mil maneras que podía dejar este mundo, fácilmente podía aventarme del edificio, pero me daba demasiado miedo, por lo que opté por cortarme todas las venas posibles para desangrarme totalmente, sería doloroso, sí, pero prefería esa muerte silenciosa que saltar al vacío para que luego mil personas vieran mi cuerpo, mientras le tomaban fotos... No quería evidenciarme... Y más que en este siglo todo se difundiría como el fuego abrasador en el abismo, y con las noticias difundidas, se enterarían rápido mi madre, mi padre y mi hermano, y los dejaría rotos con mi partida... Aunque tuviera algunas diferencias con ellos, no podías hacerles eso... No de esa manera.
Acto seguido, rompí con mi puño el gran espejo que adornaba el baño de mi Lucifer, y luego de ello, mi puño comenzó a sangrar frenéticamente, era el momento, por lo que tomé un gran pedazo de vidrio, y proseguí a meterme en la bañera, no quería ensuciar aquel lugar perfecto, y quería estar cómoda para esperar mis segundos finales. Por consiguiente, me corté a profundidad mis muñecas, fue algo tan doloroso, pero necesario.
—Ya casi estoy a tu lado, Lucifer. Resiste, sé que puedes, mi diablillo favorito.
Pasaron unos segundos y la bañera quedó empapada de mi sangre de vida, me sentía sumamente débil, pero todavía no estaba cerca de llegar al Infierno.
—Unos segundos más... Perdóname Sariel, esta vez elegí a Lucifer... Te he traicionado, mereces a alguien mejor que yo, alguien quien daría la vida por ti, mi ángel guardián... Y ese alguien no soy yo.
Enfrentaría un millón de infiernos por mi Lucifer, atravesaría las llamas de la culpabilidad por él...
Como todavía no partía, entonces opté por darme un ultimátum, que constaban en cortarme el cuello... Y así lo hice, no tuve otra opción... Ahora estaba desfallecida, y mis ropas se tiñeron de rojo por completo. Si él me viera así, estaría devastado por perderme, pero tuve que hacer lo necesario para protegerlo.
Me aventé al Infierno sin una cuerda que pudiera sacarme, y ese hecho no me importó, era un viaje sin retorno, y estaba consciente de ello.
Mis oídos comenzaron a zumbar, y mi visión cada vez se ponía más borrosa y más oscura.
— ¡SCARLETT ES UNA TRAMPA! ¡LA SECTA ESTÁ AQUÍ! ¡HANS EN REALIDAD ES AZAZEL! ¡NOS ENGAÑÓ TODO ESTE TIEMPO! —alcancé a oír a Sariel a lo lejos.
—Maldito —murmuré débilmente, había entendido lo poco que me había comunicado Sariel.
Luego de ello, mis ojos tenuemente comenzaron a visualizar una sombra...
—Shh, muy bien hecho dier —enfoqué mis ojos hacia la última imagen que vería y éstos captaron a Hans a mi lado, sonriéndome satisfecho, mientras tomaba mi muñeca izquierda y comenzaba a succionar la poca sangre que me quedaba—. Pronto estarás en casa —él dijo mientras me cerraba los ojos con su mano.
—Tal vez te saliste con la tuya esta vez, pero a la siguiente te esperaré para vencerte, maldito ser despreciable —dije mientras me ahogaba en mi propia sangre, y luego de ello me entregué a la oscuridad de la muerte y a las fauces del averno.
Sentí mi alma bajar rápidamente, una sensación que quemaba as entrañas, no era lo mismo cuando hacía los viajes astrales, ahora mi alma completamente se había transportado al auténtico Infierno.
—Es hora de traspasar tu alma hacia su cuerpo, Azazel —las tóxicas dijeron al unísono, pero yo ya no comprendí nada de lo que en la Tierra pasaba...
Perdóname vida, he sucumbido a la inexistencia, perdóname madre porque desperdicié la vida que me diste, perdóname Lucifer por amarte y hacerme daño a mí misma cada día.
Ahora ya no existía en el plano terrenal, ahora estaba en el Infierno. Este permanecía como antes, las cenizas cubrían mis ropas y el calor se hacía presente en cada segundo.
Era el momento de hallar la puerta correcta, y por suerte, fue fácil identificarla por alcanzar a escuchar la voz suplicante de Lucifer.
— ¡Perdóname Uriel! —él dijo sumamente triste.
— ¡DETENTE LUCIFER! —dije inmediatamente, al abrir aquella celda. Alcancé a llegar antes de que mi diablillo nuevamente apuñalara a su hermano—. ¡TÚ SÓLO QUERÍAS SALVARNOS A TODOS! —corrí hacia él y le quité el arma de sus manos, lanzándola lejos—. Esto no es culpa tuya —agregué y luego de ello visualicé a la Diosa en un rincón llorando en silencio por la misma culpa que tenía guardada.
—Todo esto es mi culpa, yo desde que regresé del Infierno sabía del paradero de Azazel, así como desde que llegué he estado manipulando a Lucifer, para que la ira contra su padre crezca, esperando usarlo para derrocarlo, pero solamente compliqué las cosas. Todo esto es culpa mía... —ella sollozó.
—No es culpa de nadie —puntualicé los hechos verdaderos—. Lucifer, suegrita... tenemos un propósito en común, no se les olvide, Chloe Decker está falleciendo y es nuestra obligación salvarla.
—Chloe... —Lucifer murmuró—, asesiné a Uriel para salvarla, para salvarte a ti madre, y para salvar a mi verdadero amor... Scarlett Knight. Pero ahora, debo de salvar a la detective...
Poco a poco la culpa de Lucifer se desvanecía y eso me llenaba de felicidad porque él reviviría, pero a la vez me causaba tristeza porque ahora yo no estaría con él en la Tierra.
—Ve por ella, Luci —susurré—. Y perdóname por intentar salvarte.
— ¡MAMÁ, SCARLETT, HAY QUE IRNOS! —Lucifer demandó para ambas.
Sin embargo, la Diosa no quería irse, porque el espejismo de Uriel la ataba, a lo que Lucifer la sacó a rastras.
— ¡No Lucifer! ¡Uriel mi dulce angelito! —gritó la Diosa con demasiada tristeza.
— ¡Mamá hay que irnos! —Lucifer le decía a su madre para que ella entrara en razón.
Y por mi parte, mis pies se sentían pesados, y no podía moverme.... No podía seguir a Lucifer hacia la libertad.
—Excelente, decisión, Scarlett Knight —el tal Uriel dijo, para después tomar forma en otra persona, quien tenía los ojos oscuros—. Bienvenida a casa, querida, soy Azazel.
Luego de presenciar eso, corrí hacia Lucifer y la Diosa, quienes no se dieron cuenta de aquella revelación. Mientras que, el tal Azazel lanzó unas cadenas ardientes hacia mi cuello, asfixiándome fuertemente, la sensación era indescriptible, era peor que el dolor humano sofocante, aquel dolor se amplificó un millón de veces más. Estaba atrapada con mi peor pesadilla, estaba atrapada con mi némesis.
— ¡LUCIFER AYÚDAME! —alcancé a gritar, pero las puertas de la celda se cerraron completamente en mi cara.
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