𝑿𝑿𝑽𝑰𝑰𝑰. 𝑼𝑹𝑰𝑬𝑳


Mis hazañas han sido meramente satisfactorias, he dejado alterados a varios ángeles entre ellos, Lucifer, Sariel e incluso al idiota de Azazel...

Los patrones no siempre son precisos, y si hay una pequeña parte alterada, entonces una acción en cadena puede resultar fatal.

Así es como sobrevivo, así fui criado: con este poder de saber qué es lo que puede ocurrir, los patrones son mis aliados... Y ahora, más que otra cosa, necesito elevar mis hazañas, para que, por primera vez en la historia, mi padre se enorgullezca de su hijo pequeño...

Mi misión es simple, si Lucifer no cumple con su trato, entonces me encargaré de eliminar a sus preciadas humanas... Bueno no tan humanas, jajajaja.

Con el primer tesoro de Lucifer: la querida detective, fue fácil, moviendo una patineta, a sólo unos centímetros de su postura original, hizo que un auto se estampara en el coche de la rubia... Pero, con el segundo tesoro: la chica castaña, es algo complicado deshacerme de ella.

Scarlett Knight tiene a su merced al Diablo, al ángel de los pecados, y al ángel del caos, sin olvidar a tres demonios sumamente ilegibles en sus patrones, pero fáciles de dominar. Ella es un peligro para la Ciudad de Plata, y si la chica llega a caer en manos equivocadas (lo cual es inminente), sería el fin de mi hogar.

Antes de partir a la Tierra, pude sentir una serie de patrones de alguien muy especial, mi hermano maldito Azazel... Por fin lo enfrentaría cara a cara, hace tiempo que no lo veía... Por su intervención no logré mi cometido...

Me dirigí hacia el tejado de un alto edificio para encontrarme con este pendejo, quien he de suponer que me estaba siguiendo...

Sus patrones han sido complicados desde que se escapó, no obstante, lo he estado vigilando un buen rato.

—Hasta que por fin nos vemos, Uriel —Azazel expresó furiosamente, al subir a aquel tejado.

¿Ese era el tan poderoso Azazel? Se ve como un debilucho en ese cuerpo humano, tan frágil... El ángel del caos es muy poderoso, y ahorita yo tenía ventaja... Puedo llevarlo directamente al Infierno, o puedo divertirme con su creación... Scarlett Knight...

—Sabía que vendrías por mi... O el mensaje que te di no es suficiente para que te arrastres al Infierno —respondí, sabiendo que la caída de la chica no era una advertencia sino una acción fallida de mi parte; sin embargo, si lo disfrazaba de mensaje podría alterar a mi hermano, haciendo que él voluntariamente baje al abismo (este hecho me dejaría a mi como héroe a los ojos de Dios). He formulado, en mi pensamiento, varias decisiones que Azazel hará... Solamente cabe de esperar su decisión definitiva.

—Sé lo que tratas de hacer. He aplicado tus trucos... —expresó sarcásticamente—. Pero recuerda que yo puedo manejarte a mi manera —Azazel se acercó a mí, unos pasos más y yo lo tendría bajo mis manos, a mi voluntad.

— ¿Crees que te tengo miedo? —Bufé—. Hermano, estas en un miserable cuerpo humano. Tus poderes son limitados. Tienes que poseer tu cuerpo celestial para adentrarte en mi mente o en la de mis hermanos —era algo lógico de suponer, él no puede fastidiarme, yo soy ahora el que quiere revancha por tantos años de exclusión.

Mis palabras hicieron que Azazel apretara la mandíbula...

—Me he metido en la mente de Sariel... Deberías temerme —él dijo entre dientes, sin mover un paso más, Azazel dedujo mis intenciones, es bueno descifrando patrones, pero no tanto como el maestro, YO.

El ángel del caos todavía no me intimidaba en absoluto, incluso observando sus movimientos, se puede saber que sus poderes son muy débiles.

—Ohh sí claro. Ese patrón es muy singular, obviamente pudiste realizar esa acción, pero te debilitaste en el proceso, y más cuando el ángel de los pecados te nubló la vista con ese conjuro. O cuando Rafael te cegó con la luz divina —formulé instintivamente, lo que le produjo a Azazel un fruncido de ceño, no de coraje sino de alta preocupación, sólo que lo quiere disimular—. Además, no puedes adentrarte en mi mente, ya que ésta es más complicada de lo que crees, te perderías entre los patrones, y enloquecerías... Lo deduzco.

—No te metas con ella, o verás las consecuencias —él finalizó la conversación para después irse con un hechizo de teletransportación.

¡Maldición! Quería molerlo a golpes... Se me fue la oportunidad.

Mmmm interesante, él ha dominado algunos conceptos de la magia... Descifrar estos patrones me llena de euforia, nunca había visto al ángel del caos dominar fuerzas más allá de sus poderes... Aprende rápido, muy rápido...

Sé que volveré a enfrentarme a ese estúpido, solamente falta esperar algunas horas.

Luego de ello, volví hacia aquella escuela donde permanecía Scarlett Knight. Me aseguré de que Azazel no me viera, para concentrarme en los patrones de ella; primeramente, tenía que estudiarla, muy de cerca, para después matarla. La busqué con la mirada, pero la encontré adentro de una ambulancia junto a Sariel, inmediatamente seguí dicho vehículo con un vuelo veloz, mientras me concentraba en sus voces.

— ¿Qué sucedió allá en el cielo? —Ella le cuestionó a Sariel, su semblante estaba preocupado, sus ojos miraban atentamente al ángel.

—Te lo diré más adelante... Pero, ¿por qué tenemos que ir a un hospital, ángel? —Mi hermano expresó dudosamente—. Los ángeles no necesitan hospitales, nosotros sanamos rápidamente, en comparación de un humano promedio.

—Tus heridas... —Scarlett titubeó—. No son normales, algo les sucedió a tus alas —los ojos de Scarlett comenzaron a ponerse llorosos—. Por favor dímelo, saca tu dolor... —ella suplicó tiernamente.

—Ángel —Sariel tomó suavemente la mano de la chica—. Mis hermanos me cortaron las alas —lágrimas rebeldes cruzaron sus mejillas angelicales—. Pero ve el lado positivo... Todo fue para protegerte de ellos.

—No —ella dijo expectante—. No puedo creerlo... Pensé que los ángeles no hacían eso —agregó mirando a Sariel profundamente.

—Yo también lo pensaba —él dijo cabizbajo, evitando la mirada de su chica—. Pensé que ellos me querían, pensé que ellos eran mis hermanos —Sariel quebró en llanto.

—Tranquilo, amor —Scarlett le dio un beso en la mejilla—. No puedo prometerte que todo estará bien... Sin embargo, te ayudaré, siempre lo haré, nunca dudes de ello... Tu siempre serás mi ángel, tengas alas o no.

Las palabras de la chica hicieron que mi hermano la besara lentamente.

—Te amo —Sariel dijo al terminar dicho beso.

Puta madre odio las cursilerías. Aquellos patrones me fastidian, y por eso trato de omitirlos, pero son inevitables... No obstante, a veces desearía tener amor, aceptación... Todo lo que ella tiene...

Luego de unos minutos, la ambulancia llegó al hospital, y ahora unos paramédicos los transportaban hacia las instalaciones.

Un nuevo patrón surgió en mi mente: dentro de una hora, aproximadamente, vendrá Lucifer corriendo a verla.

Es interesante cómo mi hermano diabólico se interesa mucho por esa humana, tiene más amor por ella que por su apreciada detective.

Esto cambio por completo el patrón...

Ahora iba tras mi hermano Lucifer, debía analizarlo a profundidad, debía de hallar ese dichoso patrón que lo une con Scarlett Knight.

Encontré a Lucifer en la casa de la detective, estaba muy nervioso por lo que le sucedió a su rubia, jajaja... Él todavía no había sido informado sobre el "accidente" de Scarlett... Ya me imagino su reacción.

«Hay hermano, no sabes a lo que te enfrentas... Muy pronto nos veremos» pensé gustosamente. Tener presionado a Lucifer es la mejor satisfacción de dulce venganza.

—Fue un accidente como cualquiera —la rubia le dijo a Lucifer.

— ¿Estás segura? —Preguntó Lucifer con un tono preocupado.

—Sí —ella rodó los ojos un poco fastidiada, mientras ordenaba su mudanza.

Al parecer la detective se cambió a un apartamento un poco moderno, más o menos espacioso, así como con un ambiente casi hogareño.

— ¿No notaste nada extraño ni fuera de lo ordinario? —Lucifer volvió a cuestionar.

Ayy, hermano... Si supieras que todo fue mi plan.

—Ya te lo dije en el hospital, y varias veces primero, NO —la detective explicó—. ¿Qué sucede contigo?

Al escuchar eso, Lucifer suspira fuertemente para calmar sus evidentes temores.

—Pues hay una minúscula oportunidad, casi irrisoria, de que tu accidente sea el resultado de que mi padre intente enviarme un mensaje —él dijo para después tomarse un café, el cual podía notar que tenía una pequeña cantidad de alcohol, mi hermano nunca pierde la oportunidad para sentir dicho sabor.

—Lucifer, fue un simple accidente. El cachorro corrió a media calle, no tuviste nada que ver con eso —ella explicó, restándole importancia a su propia vida, o más bien renegando de que todo fue una gran casualidad.

—Claro —mi hermano respondió no tan convencido, parecía que tenía una ligera sospecha, y estaba del todo cierto—. Entiendo —suspiró derrotado porque la detective no le creía nada en absoluto—. Pues estás por entrar en otro desastre, que si es evitable.

— ¿Cuál? —Cuestionó la rubia.

—Vivir con Maze —él expresó, y la mujer solamente rodó los ojos—. Y el potencial de sexys peleas con almohadas no es el riesgo. Tú y Maze son como pantalones para nieve y elefantes —ahí va con sus pendejadas, ya sabía que iba a decir una tontería; en fin, ante la paradoja que dijo Lucifer, la detective se quedó con una cara de confusión, a lo que mi hermano aclaró—: ¡Incompatibles!

—Maze y yo somos buenas amigas o algo así... Y estaremos bien—contestó la rubia.

Ya me estaba aburriendo de esta conversación... Pero... De repente una llamada sonó en el teléfono de Lucifer.

Ahora sí viene lo chido...

Entonces pude visualizar a Lucifer tomar dicho aparato y contestarlo.

— ¿Qué sucede Astaroth? —Él dijo inmediatamente.

—Scarlett y Sariel están en el hospital —con una voz casi inaudible pude distinguir la respuesta de aquel asqueroso demonio—. Tienes que venir, algo muy grande está sucediendo. Te mando en un mensaje la ubicación.

Por un segundo pude observar a mi hermano estremecerse por lo que acaba de oír.

—Voy para allá —Lucifer dijo firmemente, tratando de ocultar su miedo profundo.

La llamada terminó... Y ante eso, la culpa y preocupación de Lucifer aumentaba exponencialmente.

— ¿A dónde vas, tenemos un caso? —La detective dijo, ya que ella, a la par de Lucifer, recibió una llamada del trabajo.

—Es Scarlett, surgió algo... Luego te veo —Lucifer pronunció mientras cruzaba la salida con mucha urgencia.

—Knight... ¿Qué tiene de especial para que Lucifer se vuelva loco? —Decker murmuró para sí, y esto hizo que pensara en un nuevo patrón.

Scarlett Knight es más importante que la detective... Matarla destruiría por completo la vida de Lucifer, así como salvaría a la vez al mismo Universo.

Por ende, seguí a mi hermano hacia el hospital, él conducía con mucha velocidad, no quería perder ni un segundo. Luego de unos largos minutos, él finalmente llega a su destino, para después reunirse con Scarlett en una habitación de hospital.

— ¡Scarlett! —Lucifer exclamó al verla, y ella por instinto corre a abrazarlo, ambos se estrecharon fuertemente, y eso me produjo nauseas, pero a la vez podía sentir una poderosa conexión—. Gracias a todos los infiernos que estás bien.

—Sí eso veo, por poco y vuelvo al Infierno —Scarlett deshace el abrazo, para después mirarlo directamente.

—Yo no permitiré eso —Lucifer dijo seriamente, mientras le acariciaba una mejilla a su protegida—. Estando juntos, los dos somos invulnerables.

¿Qué? ¿Cómo es eso posible? Eso no lo vi venir... Esto cambia ligeramente las cosas.

Ella es más peligrosa de lo que creí...

—No lo sabemos con certeza —la chica respondió—. Primero, debemos de escuchar a Sariel, tiene algo importante que decir —informó para después dirigir al Diablo a la habitación de hospital donde se encontraba Sariel, Astaroth, Beelzebub, Mazikeen y Amenadiel... Éste último invitado sí que me sorprendió su mera presencia. Pero algo en él ha cambiado...

—Qué bueno verte, Samael —el ángel de los pecados dijo—. Tengo noticias muy preocupantes del cielo.

—Me llevo yo —Lucifer tragó saliva—. Anda, dilo todo.

— ¿Ángel te molestaría dejarnos en privado? —Sariel dirigió su mirada hacia la castaña—. Por favor —aquellas frases hicieron que Lucifer se pusiera aún más nervioso.

— ¿Por qué me ocultarías las cosas? —La mirada de Scarlett se tornó confusa.

—Es por tu protección... Te prometo que te diré todo, pero debes de esperar... Es algo difícil de procesar, y no quiero que te alteres o te asustes —Sariel dijo suavemente, lo que hizo pensar a su novia.

—No me gustan los secretos —suspiró Scarlett con cierta angustia—. Pero tarde o temprano los secretos salen a la luz —ella agregó para después salir por aquella puerta.

—Vayan con ella —Lucifer le ordenó a Astaroth y Beelzebub.

—Sí señor —ellos dos obedecieron inmediatamente.

A ver con que jaladas sale mi hermano Sariel... Maldito soplón:

—Samael es difícil de explicar... —comenzó a decir mi hermano.

— ¡Dilo! Al parecer Scarlett y la detective están en peligro, y tú aquí haciéndote el misterioso... ¡Habla ahora o calla para siempre! —Lucifer exclamó un poco molesto.

—Al ir a la Ciudad de Plata me dijeron que Scarlett era una amenaza, que debería ser destruida, y por lo ocurrido, Uriel bajó a acabarla, y por poco ella muere por una caída, ¡ella casi muere, Samael! Uriel lo hizo... —él expresó evidentemente agitado, odiaba recordar lo que sucedió... Tiene miedo, su patrón acaba de cambiar, eso es bueno, más a mi favor.

—Por un demonio —dijo entre dientes Mazikeen.

— ¿Esto se debe a su invulnerabilidad? —Amenadiel le cuestionó a Lucifer.

Lucifer no respondió nada, sólo se quedó sumamente callado.

—Y por defenderla me cortaron las alas —Sariel no pudo soportarlo más, y lloró, sus lágrimas rápidamente rodearon sus mejillas como un mar turbulento.

— ¿Quién lo hizo? —Amenadiel dijo en un tono enojado mezclado con la basta preocupación que acechaba su mente.

— ¡Lo hizo Miguel! ¡Él lo hizo! —Un grito ahogado surgió de los labios de Sariel.

Vaya, vaya, vaya... Por lo visto aquí tenemos a puros ángeles debilitados.

—No permitiré que Uriel la lastime... Juntos somos invencibles... Lo vi desde que alguien la disparó y la bala no le perforó nada... Ella es invulnerable al lado mío... Y no sé cómo explicar dicha condición... Así que, por su bien, debe de permanecer a mi lado todo el tiempo, hasta que se resuelva lo de Uriel, por supuesto —Lucifer explicó detalladamente.

No te hagas el héroe hermano, ya que nunca lo fuiste...

—Yo debo buscar a Uriel, debo de detenerlo —Sariel se levantó de aquella camilla, donde él permanecía; pero oh sorpresa, no estaba sanando rápidamente, y este rápido movimiento hizo que él se estremeciera del dolor agudo que sentía en su espalda alta.

—No debes moverte, hermano... Te quitaron tus alas, eso dolerá por un largo rato, te lo digo como experiencia —Lucifer volvió a acomodar, cuidadosamente, a Sariel en dicha camilla.

—No quiero estar en este hospital. Puede que descubran rastros de mi divinidad, pues al ingresar me preguntaron el motivo de mis heridas —el ángel de los pecados susurró.

—Está bien, me encargaré de eso. Guardarás reposo en mi pent-house, sin excusa alguna, ¿entendido? —Lucifer fijó su mirada preocupante en su hermanito—. Amenadiel y Mazikeen se encargarán de ello.

La conversación se está tornando un poco aburrida... Preocupación, preocupación y más preocupación... Ellos me dan pena ajena... Por lo que opté por seguir a la chica, y posteriormente concentrarme en su conversación con los demonios.

—Anoche hubo una pelea en un bar —Scarlett comenzó a detallar, a lo que los demonios la escucharon atentamente—. Estuve involucrada, y casi salgo sumamente herida —dijo, pero en eso Astaroth la interrumpe.

—Dime quién te ataco, y ahorita mismo lo arrastro al infierno —él demonio habló firmemente.

—Espera, As... Tengo una mejor idea —ella sacó de los bolsillos de su pantalón unos puños americanos con pinchos, los cuales se me hacen muy familiares...

— ¿De dónde sacaste eso? —Beelzebub cuestionó un poco alarmado—. Estas cosas se parecen a las armas que antes poseía Azazel.

—No lo creo, no sentí su presencia en el bar —ella explicó, pero no convenció del todo a Beelzebub—. Además, un tipo me las dio en aquella pelea, me sirvieron para derrotar a las tóxicas, quienes por cierto me atacaron y me dejaron una herida en la mejilla —Scarlett se quitó una curita que cubría la antes mencionada herida. No obstante, al dejar descubierta dicha parte, no se presentó ninguna herida o incluso cicatriz que diera indicio a ello.

— ¿Cuál herida? Yo sólo veo un cachete muy sano —Astaroth la examinó detalladamente; y luego de ello, le dio un sutil beso en la mejilla.

— ¿Qué? —Scarlett se apartó de la acción del demonio, posteriormente se tocó su mejilla izquierda, y al sentir su tersa piel sana, se sorprende por completo—. Maldición, había una herida hace unos minutos... —ella trató de darle una explicación a la situación—. A menos de que al lado de Lucifer sea invulnerable —expresó boquiabierta—, y por eso al estar cerca de él, como ahorita, cualquier herida es sanada rápidamente por arte de magia... Ahora tiene todo sentido: cuando sané rápido ante aquel ataque de la secta, cuando esa bala no me hizo nada... ¿Por qué? Pensé que todo esto era imposible.

Sabía que un misterio rondaba en ella... Sólo hace falta descubrirlo.

—De qué hablas, Scarlett —Lucifer apareció.

¿Ya había terminado su charla aburrida de preocupación?

—De mi invulnerabilidad —la chica respondió—. No sé el porqué de esa condición sobrenatural.

—Lo averiguaremos más adelante, así que ven conmigo —él le dio su mano para que ella la tomará, y la castaña aceptó su gesto—. Hoy estaremos muy juntos con la detective, pues hay una fuerza cósmica tras ustedes, por lo que al estar contigo soy de nuevo invulnerable al lado de Chloe, podré protegerlas a ambas... Seré como su escudo infernal, ¿estás de acuerdo?

No permitiré que la chica evolucione a su máximo poder, entre menos sepa ella mejor, y si está muerta mucho mejor.

—Sí, claro —Scarlett asintió muy confundida al escuchar al Diablo.

De repente, Azazel, en su forma humana, se adentró al hospital, y por ende se acercó a la chica del Diablo... Maldita sea, ahora éste estorbando...

—Hola Scarlett —él dijo al tenerla muy cerca.

—Hans, ¿qué haces aquí? —La chica alzó una ceja—. Creí que estabas en la escuela.

—Sólo quería verte, amiga... ¿Quería asegurarme de que estuvieras bien? —El ángel caído dijo con un tono convincente.

Mentira, Azazel sólo quería protegerla de mí.

— ¿Y tú quién eres? —Lucifer se cruzó de brazos al ver al chico.

—Soy Hans Kerr, un amigo de Scarlett... ¿Eres Lucifer Estrella de la Mañana? —Azazel pretendió recién haber conocido al mencionado.

—Así es, y soy el Diablo en persona —Lucifer sonrió, así como con su mirada trató de amedrentar al caído, lo cual fue totalmente inútil.

—Hans, gracias por preocuparte, pero trabajaré en un caso con Lucifer —Scarlett informó.

— ¿Acaso eres policía? —Azazel cuestionó—. O más bien, ¿acaso el Diablo es un policía? —El ángel caído fingió sorpresa.

—En efecto —Lucifer respondió, analizando al saco de carne de Azazel, o sea, Hans Kerr.

— ¿Puedo ir con ustedes? —Azazel preguntó. Obviamente sólo quería ir al caso para estar cerca de la chica... ¿Por qué su interés en ella? —. Es que desde hace mucho tiempo que deseo resolver crímenes —mintió.

Lucifer y Scarlett se miraron entre sí, confundidos. Mientras que Beelzebub y Astaroth examinaban al tal Hans con la mirada.

— ¿Te conozco de alguna parte? —Astaroth le preguntó al chico—. He escuchado tu voz en algún lado.

—Ammm, no lo creo, hombre —Azazel respondió casi temblando, y por un segundo pude presenciar una ligera gota de sudor atravesar su frente.

—Te me haces conocido —Beelzebub trató de olerlo, los demonios tienen buen olfato para atrapar a sus presas... Y por alguna extraña razón, pude sentir a Azazel conjurar algo en murmullos inaudibles, por lo que esto hizo que se camuflajeara de los sentidos de Astaroth y Beelzebub.

—No lo creo —Azazel le respondió rápidamente al demonio—. Entonces... ¿si puedo ir con ustedes? —Se dirigió hacia Lucifer y Scarlett.

—Ok —ella dijo no tan convencida.

—Sólo no estorbes —Lucifer tomó la mano de Scarlett, se dio la media vuelta, y por consiguiente ellos se fueron de la vista del ángel caído, quien inmediatamente siguió a ambos.

No puedes protegerte de todo Lucifer, sé de algo que puede matarte a ti, a mamá, a Azazel y a Knight... La espada de Azrael.

Por ende; me deslicé, cuidadosamente, de la vista de los celestiales, y volé a la Ciudad de Plata.

Visualicé a Azrael haciendo sus actividades diarias, presencié su patrón simple, por lo que, en un descuido, le robé su espada... Lo siento, hermana, es por buena causa.

Luego de ello, me escabullí de nuevo a la Tierra, quería encarar a mi hermano Lucifer... Quería ver su reacción ante mi presencia... Si mis patrones no fallaban, él estaría en la escena de un crimen, así como se encontraría acompañado de sus tesoros. Por consiguiente, lo hallé en un estudio de karate en Hollywood; y entonces pasé sutilmente por una ventana, asegurándome que él me viera, y lo hizo jajaja, pude sentir su expresión de angustia. Después de ello, volé hacia un edificio, cerca de donde estaba Lucifer, para inmediatamente mirarlo directamente a los ojos, y con ello pude comprobar su evidente incertidumbre, mezclado con la flameante preocupación.

No pasó mucho tiempo hasta que él me siguiera.

—Hola hermano —salí detrás de él como un buen atacante.

—Ahh, Uriel... Supuse que eras tú —él dijo—. Bienvenido a la Tierra —sonrió con aquellos dientes blancos, muy característicos de su personalidad arrogante—. ¿Soy el único que viste decentemente? —Aquí va con su chiste—. Un consejo, no te pongas esos impermeables, porque hoy en día son anticuados, y gritan: "soy un pedófilo empedernido".

—Un chiste y luego el otro —expresé con evidente molestia—. ¿Por qué nunca nada es en serio contigo, Lucifer?

—Como dice el dicho: "no hay diversión más grande que cuando cantas sobre el cadáver de tus enemigos" —comentó Lucifer... ¿No sabe hablar seriamente? ¿Acaso le afectó su caída del cielo?

—Y ahí está el otro —negué con la cabeza—. Predecible como siempre.

— ¿Qué deseas Uriel? —Lucifer dio unos cuantos pasos hacia mí.

Era mi oportunidad para intimidar al Diablo... Yo Uriel, por fin asustaría a mi hermano mayor.

—He venido a decirte que tienes 24 horas —formulé seriamente, tratando de ser lo más amenazante posible.

—Comprendo... ¿24 horas o qué? —Lucifer cuestionó con cierta suspicacia.

—O regresas aquí con mi mamá y Azazel, o terminaré lo que inicié con tu Scarlett y tu detective —solté sin ningún remordimiento en mis actos.

Lucifer por un momento se quedó sumamente serio... Amé la expresión de su estúpido rostro.

— ¿Los accidentes? —Mi hermano inhaló suficiente oxígeno para apaciguar su temor.

—Hiciste un trato con papá y ahora debes de pagar... Así que, trae a mamá y a Azazel conmigo, o lo que te dio papá te lo quitará —di por finalizada la advertencia, por lo que alejarme de dicho sitio—. Sólo te diré una pista para resolver todo este embrollo: Azazel está más cerca de lo que tú crees —sonreí de lado, Lucifer no entendería mi acertijo, ya que por el momento su patrón se veía cegado por los sentimientos humanos que él tiene por ellas.

El Diablo se quedó estático, su corazón latía al mil por hora... Desaparecí en los cielos, pero con la vista al tanto de él... Luego de esa charla tan intensa, decidí seguirlo a su hogar. Y él como siempre lo hace, tan predeciblemente, sirvió dos grandes tragos de whiskey.

— ¿Uriel al fin se hizo presente? —Visualicé a Amenadiel caminar de un lado a otro, con los nervios de punta.

—Placentero y maravilloso —Lucifer comentó irónicamente.

—Y vino tras Scarlett y Chloe —Amenadiel agregó.

—Se están complicando las cosas —Astaroth negó con la cabeza, mientras se servía un trago fuerte—. Quiero arrancarle la cabeza a ese puto —expresó apretando un vaso de vidrio, el cual lo hizo pedazos por su evidente coraje.

Ten mucho cuidado con lo que dices bastardo, o si no te borro tu existencia.

Hablando de Knight, la busqué con la mirada, pero ella estaba en un cuarto con Sariel, el ángel permanecía en los brazos de Scarlett, durmiendo y sumergiéndose en su aroma; mientras que Azazel estaba en las sombras, vigilándolos con una mirada seria.

Era un ambiente incómodamente silencioso, y solamente las voces de Lucifer y los demás seres sobrenaturales acompañaba dicho escenario.

—Gracias por acompañarnos, Hans —Scarlett rompió con dicho silencio—. Tal vez antes desconfiaba de ti, pero era porque estabas con las tóxicas... Y ahora veo que has cambiado...

—Haría lo que sea por tenerte cerca, Scarlett —Azazel respondió.

Aquel escenario estaba muy aburrido, así que volví a escuchar a mis hermanos y a los demonios tramando mamadas, las cuales no me moverían mis objetivos.

—No, él vino por Scarlett y Chloe, o por esos hijos de puta llamados: su perra madre y Azazel —Mazikeen expresó furiosamente. Ella estaba sentada en un sillón, pensando en un sinfín de torturas que me haría, lo deduzco por sus ojos—. Hiciste un trato con tu papá, debes cumplirlo —la demonio se dirigió a Lucifer.

— ¿Qué tanto te cuesta entregarle a nuestra madre primero? Luego negociamos lo de Azazel, pero con entregarla sería un avance, ¿no? —Beelzebub le sugirió a su rey.

—No es tan sencillo, Beelzebub. Hablamos de Uriel —Lucifer debatió.

—Uriel puede acabar con seres sobrenaturales como nosotros, pero los ángeles no pueden asesinar humanos... Pensándolo bien, Scarlett y Chloe estarán a salvo —Amenadiel explicó.

Uyy, sí, claro... Tengo mis propios métodos, para salir limpio y sin ninguna culpa.

—Sí, pero no olvides, querido hermano —Lucifer le tendió un trago a Amenadiel—, que Uriel es maestro de los patrones. Hace que una mariposa abata sus alas, y a una esposa le da herpes —le dio un sorbo a su propio trago.

Muy cierto, hermano. Al fin, piensas coherentemente...

—O Scarlett y Chloe tienen inesperados accidentes —Amenadiel al fin pensó con absoluta razón en sus palabras, ¡bravo!

—Correcto por 10 puntos —Lucifer detonó irónicamente, burlándose de la obviedad de Amenadiel.

— ¡Qué mal que no haya nada sencillo para que todo esto termine! —Mazikeen comentó sarcásticamente.

—Ay aguarden si lo hay, envía a tu madre al Infierno, luego nos encargamos del otro pendejo —Astaroth agregó más leña al fuego.

Ante aquellos comentarios, Lucifer rio por lo bajo.

—Una solución que sin duda evitarás —Mazikeen se levantó de su asiento y encaró al Diablo.

—Deje de darle vueltas a las cosas, y haga lo correcto, mi rey —Beelzebub se cruzó de brazos.

—Pues, descuiden mis engendros sexuales —Lucifer se dirigió a los tres demonios—. Porque Uriel no va a ser un problema... Tenemos un arma atómica.

A ver con qué tontería salen, sus planes son vacíos y sin gracia, obsoletos de estrategias.

— ¿Cuál es? —Amenadiel preguntó, a lo que Lucifer lo volteó a mirar.

—Tú —Lucifer sonrió, y esto hizo que la expresión de Amenadiel se tornara confusa—. Uriel no sabe que estamos trabando juntos en esto, sabemos que no me escuchará, pero lo hará con alguien del equipo celestial —Lucifer asintió gustoso al pensar en el "plan perfecto", y esto hizo que los otros demonios miraran esperanzados al ángel más fuerte de Dios—. Así que tu irás y lo convencerás de que debe volver... O golpéale su fea cara, que él decida —ante lo último, Lucifer rio por aquel chiste de mal gusto—. Demonios, es lindo tener a un súper poderoso ángel en tu equipo —él le dio una palmadita en el hombro a Amenadiel, para después irse al cuarto donde permanecía Scarlett.

—Buena suerte con eso —Mazikeen comentó, y luego de eso se fue a hacer sus locuras.

—Hazlo trizas, wey —Astaroth sonrió diabólicamente, pensando en cómo Amenadiel acabaría conmigo.

—Patéale su celestial trasero —Beelzebub se unió al apoyo moral que le daban a Amenadiel—. Sin piedad.

Jajajaja, ellos no podrán conmigo... Todos son inferiores a mis poderes... Y más Amenadiel, su expresión angustiada lo delató bastante... Ansío que él venga hacia mí para partirle su madre.

Después de aquella reunión, seguí a Lucifer y a Scarlett, quienes se fueron a la estación de policía. Cabe de decir, que Azazel ahí estaba con ellos... Mientras que Sariel se quedó en el pent-house durmiendo, tratando de no sentirse débil, y por otro lado los tres demonios se fueron a divertirse al club. Todos muy bien distribuidos conforme lo pensé un sinfín de veces.

Lucifer con la detective estaba en un rol de protector, ya que a cada rato desviaba ciertas acciones de ella, puesto que él pensaba que así le salvaría la vida, debido a que evitaba un efecto mariposa... Pero estaba muy equivocado, ese no era el gran plan, querido hermano.

—Te salvé la vida, jaja tal vez, jamás se sabe —Lucifer le arrebató a la detective un lapicero, para después ordenar su escritorio, escondiendo las cosas peligrosas.

— ¿De qué estás hablando? —La detective cuestionó.

—Al parecer estaba en lo cierto esta mañana, eres el blanco de fuerzas cósmicas... Pero no temas, se está resolviendo, y yo estoy aquí —Lucifer respondió.

—Ya basta. ¿Qué le sucede a todo el mundo con lo del accidente? Estoy bien —ella se levantó de su asiento, evitando la mirada de Lucifer.

—No, lamentablemente no —él apartó a dos oficiales del camino de la detective—. Así que, por un día o dos, necesito que te vuelvas impredecible. Lo que normalmente hagas —Decker iba a tomar una taza, a lo que Lucifer hizo un rápido movimiento y cambió la posición de dicho objeto—. Sólo, haz justo lo opuesto...

— ¡Qué mal! Porque hoy si iba a tener sexo contigo —la detective se cruzó de brazos.

— ¿Enserio? —Lucifer sonrió, y sus ojos se volvieron brillosos—. Ay, vaya. Bien jugado, detective —alagó a la rubia—. Sí, pero hasta que la amenaza pase, por precaución no voy a dejarte sola, ni a ti ni a Scarlett... Así que ahora soy su diablillo de la guarda.

En tanto, Scarlett permanecía con Azazel, recargados en una pared muy cerca del escritorio de Chloe... No entendía cómo ella no se daba cuenta... O ella es demasiado idiota o Azazel es demasiado listo.

—Hans —la chica llamó al tipo.

— ¿Sí? —Él alzó una ceja.

— ¿Alguna vez te han ocultado cosas? —Ella dijo, sin mirarlo a los ojos, y en vez de ello, Scarlett fijaba los suyos en la imagen de Lucifer.

—Algunas veces... ¿Por? —Azazel se hizo el interesado en la conversación.

—Algo está pasando, y nadie quiere decirme nada... Odio que me hagan a un lado en las adversidades, cuando podría dar una solución —Ella dijo cabizbaja—. No sé si entiendas, Hans... Eres mi único amigo, que no sabe de cosas celestiales, ya que eres ateo, por supuesto.

—Cualquier problema que tengas si lo entendería, por más de que suene loco, ahí estaré para comprenderte.

—Hans, hice un pacto con el Diablo para vengarme de las tóxicas —Scarlett fijó su mirada en él—. ¿Te asusta esa acción?

—No —él dijo—. ¿Por qué lo estaría?

—Entonces ya me comprendes —ella le dio una palmadita en el hombro a Azazel—. Luego irás procesando todo, si es que quieres arreglar nuestra amistad.

—Entiendo... Por eso estoy aquí para ayudarte en lo que sea... Me preocupa que te pase otro accidente como el de la mañana —como siempre de mentiroso.

De repente, Azazel desvía su mirada hacia una mujer de apariencia alegre.

—Espera, aquí, debo de atender algo —Azazel se dirigió a Scarlett.

Luego de ello el ángel caído se dirigió a un laboratorio de evidencias.

Uyy, este drama se está poniendo bueno...

La mujer al mirarlo se queda completamente estática, sorprendida de aquel visitante.

—Hola Azazel —ella lo abraza, y él se queda rígido ante su tacto.

—Oye, Ella, ya no me llames así, ahora soy Hans —él informó al deshacer el abrazo.

— ¿Por qué? —La tal Ella se muestra confundida.

—Me cambié el nombre, y es que Azazel es un nombre que me transmite muchos malos recuerdos... Por lo que, ahora mi nombre es Hans Kerr —Azazel dijo en un tono convincente.

—De acuerdo, Hans —ella le guiña un ojo—. ¿Quieres ir a mi apartamento esta noche? —Sugirió con un leve tono de coqueteo.

—Tal vez otro día —él la besa sutilmente en sus labios.

Por un demonio, ya estoy hasta la madre de cursilerías.

—Bien, puedo esperar —Ella le sonríe.

—Vaya, vaya —Scarlett dice al entrar al lugar—. No sabía que tenían un amorío.

—Espera, ¿lo conoces? —La mujer expresa incrédula.

—Sí es mi amigo de la preparatoria —Scarlett responde.

—Oh por Dios, me acosté con un chico menor de edad —Ella expresó boquiabierta.

Ante la cara de sorprendida de la mujer alegre, Scarlett comienza a reír.

—No te preocupes de eso, él tiene 21 años —la castaña dijo—. Hans ha reprobado muchos cursos; aunque la edad no se le note, la verdad es que él es bastante mayor... Tú tranquila el FBI no te arrestará —agregó, guiñándole un ojo de complicidad—. Sólo disfrútalo, pero no te enganches con él... No quiero que te lastime.

— ¿A qué te refieres con ello? —Ella cuestionó.

—Luego te lo cuento, sin su presencia —Scarlett le susurró en el oído.

Espero que algo bueno pase, ya que quiero que todo se acomode para mi gran plan.

De pronto, visualizo a Lucifer aproximándose a Scarlett, y luego de ello, él le dice:

—Es hora de irnos, viribus. Tenemos nuevas pistas.

— ¿Viribus? —Scarlett alza una ceja.

—Significa "fuerza" en latín. Te quiero llamar así, ya que tú eres mi fortaleza —Lucifer sonríe tiernamente, lo cual hace que la chica también lo acompañe en su gesto—. Siempre quise ponerte un apodo lindo, y este es el único que se me ocurrió.

—Me gusta, sí —Scarlett asintió—. Bueno, es hora de irnos.

Pasaron las horas, Lucifer, la detective, Scarlett y Azazel estaban en una rigurosa investigación, la cual era muy aburrida a mi parecer... Por lo que, opté por espiar a Amenadiel, quien se fue con mamá... Desafortunadamente no pude acercarme lo suficiente para escuchar su conversación, ya que tenía el riesgo de que mi madre percibiera mi presencia... Aunque ella esté en un cuerpo humano, aún tiene este instinto de madre, el cual es el reconocimiento de hijos al instante.

Sin embargo, al caer la noche, un suceso hace que vuelva mi atención hacia Lucifer...

Los antes mencionados se encontraban en el auto de la detective, el cual permanecía estacionado a las afueras, de lo que parecía ser un lugar de mal augurio. Todos los presentes esperaban emboscar a un criminal.

Y una vez más Lucifer quería evitar mis inevitables patrones, puesto que él le tiró una hamburguesa (lo que sería su cena) a la detective... Jajaja, las actitudes de Lucifer me divierten un poco, sus ocurrencias son meramente bobas, y eso era lo que le caracterizaba en la Ciudad de Plata. No obstante, nunca quise demostrar mi sonrisa ante su rostro, pues quería expresarme ante él de una manera seria.

—Es bueno estar así, somos un gran equipo de investigación —el tal Hans dijo, a lo que la detective rodó los ojos.

—No entiendo cómo pude aceptar que estuvieras en este caso —Decker le recriminó al muchacho.

—Solamente quiero aprender, ¿acaso es algo malo presenciar todo el proceso de investigación? —Azazel le respondió a la rubia.

—Como sea, ya casi tenemos al asesino —la detective miró hacia un punto fijo, evitando la mirada del chico.

Me desesperé por aquellas interacciones, así que esperé un tiempo más... Podría ser que se presentara algo interesante, y justamente así fue. Al día siguiente, Lucifer se encontraba en la estación de policía, justamente al lado del mismo grupo de investigadores de la noche anterior.

Ellos discutían sobre el futuro del culpable en turno, algo aburrido a mi parecer, y no fue hasta que Amenadiel se presentó en dicho lugar.

Por fin algo interesante...

—Quiero hablarte de Uriel —Amenadiel informó.

— ¿Y de qué hay que hablar? —Lucifer habló expectante—. Patada a la cara, patada a dónde duele, repites —como siempre mi hermano con sus chistes, ya me tiene harto.

—Escucha, Luci. Lo he pensado, debe de haber otra forma de hacerlo sin violencia.

Wow, el gran Amenadiel no usa la fuerza para resolver las cosas... Esto sí que es algo nuevo para mí.

— ¿Qué regrese con abrazos al cielo? —Lucifer bromeó sutilmente.

—Escondiendo a mamá, escondiendo a Scarlett y Chloe hasta que se canse Uriel —Amenadiel sugirió.

¿Tienes miedo, hermano?

— ¿Qué? —Lucifer cuestionó meramente sorprendido por la estúpida idea de Amenadiel.

—El que nos haya dicho su plan no significa que sea su plan, es Uriel. Tal vez sea una trampa —Amenadiel susurró, pues no quería alzar demasiado la voz para no alertar a Scarlett o incluso a Chloe.

Lucifer miró a su hermano de pies a cabeza, imaginándose el porqué de la extraña actitud del ángel más fuerte de Dios.

—Hermano, te afecta estar aquí... Ya eres otro —dijo Lucifer en un hilo de voz expectante.

— ¿De qué hablas?

—Hablo de... desde que viniste aquí has tenido que controlarte, pero él es ¡Uriel!... Tú eres tú... Amenadiel, el primogénito... ¡Libérate! ¡Disfrútalo! —Lucifer trató de animarlo, pero él seguía renuente—. ¿Si entiendes que él siempre te tuvo miedo?

— ¡No te burles de mí, Lucifer!

—No lo hago, es cierto. Cuando éramos pequeños... La verdad te admirábamos todos, eras nuestra propia estrella de acción —Lucifer confesó.

— ¿También tú?

—No me malinterpretes, eras un maldito infeliz despiadado. Pero, créeme... Tú sola presencia hará que nuestro hermano Uriel tiemble.

¿Estás seguro de eso Lucifer? Yo no lo creo...

—Es cierto —un rayo de esperanza inundó la mente de Amenadiel—. Lo único que necesita es verme con toda mi gloria.

—Eses es el ego angelical del que hablo, hermano —Lucifer le dio apoyo moral al ángel—. Bien, ya sabes qué hacer.

Ansío el momento en el que Amenadiel me busque, sus patrones han parpadeado, y por lo que he presenciado... Aquel ego angelical se ha esfumado por completo.

Por consiguiente, volé audazmente hacia la azotea de un edificio alto, no tardaría mucho para que Amenadiel me encarara...

El momento por fin llegó, mi hermano mayor se presentó justo cómo lo había pensado, y él había aparecido a mis espaldas, llamándome cordialmente por mi nombre:

—Uriel —me di la vuelta para verlo mejor, Amenadiel portaba su característica túnica de alto rango.

— ¿Amenadiel? —Fingí sorpresa.

— ¡Qué gusto verte, hermanito! Es maravilloso volver a verte.

— ¿En verdad?

—Claro que sí —caminó de un lado a otro, tratando de ocultar su debilidad—. Pero debes de regresar a casa. Todo lo tengo bajo control...

Amenadiel mentía, lo veía en sus ojos celestiales, y en su respiración agitada que daba hincapié a su ansiedad inminente.

— ¿Estás seguro? —Actué como si estuviera confundido—. Lucifer sigue en la Tierra, ahora mamá y Azazel están aquí... No parece que tengas mucho control. Pero, descuida, he venido a apoyar —traté de ser empático con él, hasta quería darle una oportunidad.

—Sí —Amenadiel suspiró pesadamente—. ¿En realidad crees que lo necesito?... Tu ayuda... El patético y pequeño Uriel... No eres de los grandes, ni el joven rebelde... Estás perdido, en alguna parte, justo en medio —dijo entre dientes—. Perdido, en la inmensidad de tu superior.

Justo en ese momento sentí mi corazón romperse... Esa era la cruda verdad... Por eso quería sobresalir, ya no quería pasar de desapercibido... Odiaba que mis hermanos me hicieran a un lado... Odiaba su maldito ego. Cuando Amenadiel me dijo dichas palabras, desde ese momento un rencor creció en mi interior, y la mencionada oportunidad que le reservaba a él, se vio opacada por su actitud déspota.

—Eso no es cierto —traté de que mis ojos no crearan lágrimas de frustración.

— ¡Si Dios pide una encomienda, soy su emisario, Uriel! Yo me encargo, tú no —Mi hermano se acercó demasiado a mi rostro, y su expresión connotaba narcisismo y un intento de amenaza—. Yo soy Amenadiel, la furia y rectitud de nuestro padre; y tú, hermanito, has venido a estorbarme —ante su actitud, retrocedí con un poco de miedo, y a la vez la ira se iba despertando en mi interior... Nadie me debe de tratar así...

—Tranquilo —levanté mis manos como símbolo de rendición—. Es cierto... Lo lamento. Regresaré a casa —después de lo que dije, me aparté de mi hermano y lo dejé atrás... Emociones nuevas brotaban de mi ser... La idea de venganza se planteó en mi mente... Y antes de que me arrepintiera, di la media vuelta para observar a Amenadiel, quien me daba la espalda, y solté aquellos estragos—: Oye, hay una cosa que me molesta —mi hermano dio la vuelta para verme, y al hacer esto, aproveché para golpearlo en la cara, con toda mi furia acumulada... Él cayó al suelo como vil bolsa de papas... Como sospeché desde un principio, algo no andaba bien en Amenadiel, ya que aquel golpe lo dejó muy adolorido y desconcertado, cuando en verdad él debía de haber bloqueado aquel ataque, como siempre lo hacía en los entrenamientos celestiales—. Porque, la "furia de Dios" normalmente no habla mucho, más bien actúa. Al Amenadiel de siempre no podría vencerlo nunca, algo debió de pasarte —él intentó levantarse, pero yo se lo negué con una buena patada a las costillas, lo cual lo hizo retorcerse en su propia miseria—. Ya lo había visto venir... Aunque no justo esto, porque los patrones jamás no son precisos, pero tu vanidad siempre será tu perdición, porque entre más grandes son... Creo que inclusive tú entiendes lo que viene —a lo último bromeé, detonando así aquel gozo de dulce revancha. Por consiguiente, desplegué mis alas grises, para incrementar más mi fuerza celestial, para después mirar a mi hermano mayor con una mirada de odio puro—. Qué bien que vinieras y no Lucifer... He esperado tanto para esto, perdóname si lo disfruto —dicho esto le dio otra serie de golpes intensos a mi hermano... Se siente genial sacar todos los estragos del pasado...

Luego de dejar a mi hermano como un trapo viejo maltratado, decidí espiar sus movimientos posteriores, donde lo seguí hasta el hogar de Lucifer... Y Amenadiel, al llegar a dicho lugar, cae en rendido a los brazos de Mazikeen, quien de inmediato lo sienta en un sillón, para así limpiarle las heridas. Además, Sariel salió de su habitación, y con pasos lentos se acercó a su hermano para consolarlo, así como su expresión de angustia inundaba toda la sala de estar.

Minutos más tarde, llega un Lucifer eufórico, puesto que él creía que el peligro había acabado...

—Ahh, deja que me ponga cómodo —Lucifer entra por aquel ascensor, para luego servirse un gran trago de alcohol—. Porque muero de ganas de escuchar cómo enviaste a Uriel devuelta... Y por favor no quiero que olvides ningún asqueroso detalle.

Maze aun curaba las heridas del ángel mayor, y por consiguiente su cuerpo tapaba la vista de un Amenadiel todo madreado y sangrante, de los ojos del Diablo. Pero cuando ella se mueve de su lugar, esto hace que Lucifer se detenga en seco al ver a su hermano mayor todo derrotado...

— ¡Esto jamás habría pasado si me hubieras escuchado! —La demonio expresó furiosa.

—Maldito Uriel —Sariel soltó con impotencia.

¿Por qué me insultan? ¿Acaso no ven que les estoy salvando el trasero de un apocalipsis?... Bueno, obviamente me divierto en el proceso, jajaja.

—Pero... ¿eso cómo fue eso posible, hermano? —Lucifer examinó con su mirada la cara golpeada de Amenadiel.

—Ya no tengo mis poderes —él respondió en un hilo de voz melancólico.

— ¿Qué fue lo que pasó, hermano?

—No lo sé, Luci. Escoge un pecado: fue por haber liberado un alma del Infierno, acostarme con una demonio, por haber trabajado contigo, o por mamá... O simplemente ya no soy digno —lágrimas rebeldes atravesaban sus mejillas—. Es momento de enfrentar la verdad, he caído...

—Pues bienvenido al club; Sariel, Astaroth, Beelzebub y yo te esperamos todos los lunes a la media noche —una manera de consolar a Lucifer es con los chistes de por medio... Y esta situación no era la excepción.

—No te burles, Samael —Sariel dijo molesto.

—Es diferente para mí, Luci... Es diferente —Amenadiel expresó entre dientes—. Yo ya no tengo mis poderes... Perdí la fuerza.

—Y eso qué... Tal vez sea lo mejor que podría pasarte —Lucifer comentó sin importancia alguna, con la impotencia de que el peligro todavía seguía suelto—. Pero, por ahora no tengo tiempo para tomar tu mano, porque tengo que arreglar tu estupidez.

— ¿Mi estupidez?

—Uriel es una amenaza y el reloj se acaba. Significa que Scarlett y la detective están en grave peligro —Lucifer dijo, y enseguida se fue corriendo hacia el ascensor, quería evitar una catástrofe...

— ¡Vuelve aquí Samael, necesitamos actuar de manera estratégica! — Sariel le gritó a su hermano, pero él hizo caso omiso.

Todos los movimientos que he visto me han dado una gran idea...

Por otro lado, desvié mi atención hacia la chica castaña, quien permanecía en el club junto a Azazel, o Hans para ella... No importa con quien estuviera, ya que precipitadamente decidí actuar...

Ella estaba en la barra, tomando un vaso de agua, y pesando por qué sus aliados le ocultaban sobre mi ser, mientras que Azazel se había distraído un segundo viendo el trasero de una mujer con un vestido ajustado... En eso, me acerqué a ella...

—Hola Scarlett Knight —la intercepté por atrás, como un buen atacante; y en eso le tapé la boca, para después llevarla a un lugar oscuro del club, ella forcejeó conmigo... Tiene una gran fuerza en su interior, pero todavía no sabe cómo activarla...

Al ir a aquel lugar desolado, desplegué mis alas y la llevé a mi escondite...

Fueron cuestión de segundos para que Azazel se desconcertara por la falta de Scarlett... Su patrón parpadeaba, así como su miedo aumentaba a grandes niveles.

Llegué a mi escondite, una iglesia abandonada...

— ¿Quién eres? —La respiración de Scarlett aumentaba conforme pasaban los segundos.

—Soy el arcángel Uriel, y soy tu perdición —dicho esto la golpeé fuertemente en la barbilla, para así noquearla.

El cuerpo inconsciente de Scarlett cayó ferozmente al suelo, y en esos momentos aproveché para encadenarla en una columna de dicha iglesia... Así aseguraba de que estuviera quieta, mientras me encargaba de la detective.

Secuestré a Scarlett como un incentivo para que Lucifer me entregue a mi madre, quise presionar más la situación, para que él no tuviera salida. Así como para que Azazel se entregara voluntariamente.

Por consiguiente, me dirigí hacia la ubicación del segundo tesoro de Lucifer, estaba a tiempo para hacer una secuencia, y así ponerla en alto peligro, la cual consistía en lo siguiente: fingí distraerme al mirar a dos mujeres hermosas en bikini, luego de eso "accidentalmente" choqué con un tipo que leía un periódico, a lo que éste objeto cayó al suelo, y esto conllevaba a que una señora (quien cruzaba la calle con su hija pequeña), por obra de caridad le ayudara al señor a levantar su periódico, y por dicha acción la niña pequeña, quien llevaba una pelota, soltara dicho objeto; haciendo que un obrero recogiera la mencionada pelota, y esto hizo que el obrero parara un carro a media calle; para finalizar dicho patrón, el conductor del vehículo se bajó de éste para reclamarle al obrero, y con esto el conductor vio a su esposa besarse con un sujeto (a las afueras de un hotel prestigioso), lo que despertó sus celos... Todo esto encajaba a la perfección con el caso de la detective, quien llegó a dicho lugar para interrogar a unas personas.

No pasó mucho tiempo para que Lucifer llegara al hotel para proteger a Decker. Ella se encontraba en medio de una amenaza de fuego, causado por el tipo al que vio a su esposa con otro, jajajaja. Una situación verdaderamente horripilante para muchos.

La mirada de Lucifer hacia la detective se tornaba temerosa, y su corazón latía intensamente.

Para fortuna de ambos, Chloe manejó bien las cosas, e hizo que el sujeto, con el arma de alto calibre, bajara dicha arma y se rindiera... La rubia se salvó a sí misma... Ella superó por mucho mi patrón... Pero tenía un as bajo la manga.

Volví hacia mi escondite, donde presencié a una Scarlett alterada...

— ¿Qué quieres de mí? —Ella fijó su mirada furiosa en mi ser.

—Destruirte —respondí sin importancia.

— ¿Por qué? —Scarlett tomó valor para encararme.

—Porque eres una amenaza para mis hermanos —jugué con sus sentimientos, sabía que, si hacía eso, por lo menos ella se alejaría de ellos, para así aislarse.

—Sólo pacté con el Diablo... Eso es algo común.

—No lo es... Nadie ha tenido el valor para ver al Diablo en persona, nadie tiene la fuerza para sacar a dos demonios del Infierno; ningún humano, jamás en la existencia ha podido tener la atención de tres ángeles poderosos —saqué la espada de Azrael de su estuche.

Scarlett al ver la espada, abre sus ojos de par en par, detonando así su evidente temor...

—Oye, por favor... No quiero morir... —titubeó, mientras forcejeaba inútilmente con sus cadenas prisioneras—. ¡Ayuda! —Gritó con todas sus fuerzas, lo cual fue en vano, ya que no había nadie cerca.

Me acerqué a ella, la espada tocó delicadamente su mejilla derecha... Y entonces lo hice... Hice lo que debía de hacer.

Por consiguiente, me fui hacia el hogar de Lucifer, debía de darle una señal para que él me buscara, y por ende me entregara a mi madre, así como para que Azazel viniera hacia mí.

Encontré a mi hermano hablando con el saco de carne que contenía a mi madre. Tenía el riesgo de que ella me viera, lo sé, pero tenía que observar los siguientes movimientos cruciales...

—Dejaré que Uriel me lleve al Infierno —ella soltó sin más preámbulos.

—No hay razón para exagerar, madre —Lucifer rio de nerviosismos.

De repente, una voz demoniaca interrumpe dicha charla.

—Déjala ir —Maze salió de la habitación de Lucifer—. Es lo indicado.

—Claro. Recuérdame en algún momento que te refresque el significado de lealtad —Lucifer expresó molesto por la evidente traición de su fiel demonio.

—Es lo que es mejor para todos —Mazikeen respondió, lo que hizo que Lucifer exhalara pesadamente—. Ella vuelve al Infierno, donde pertenece, Scarlett y Chloe estarán a salvo, y yo no tendré que arreglar tus diversos disparates.

—Y lo más importante: no romperás tu palabra —agregó mi madre.

—No estoy rompiendo mi palabra, sirves tu sentencia en la Tierra —Lucifer dijo.

— ¡Tú sabes que no es lo que tu padre quiere! —Mazikeen objetó.

— ¡Lo sé! —Lucifer gritó—. ¡Todo el mundo cree saber lo que quiere! —expresó furiosamente—. ¡Amenadiel lo creyó cuando vino aquí, y ahora Uriel lo cree! ¡Los humanos han peleado guerras por creerlo! —Evidentemente estaba harto de tanta presión—. Papá me mostró dos puertas abiertas: ¿Significaba volverte a ti madre y a Azazel al Infierno? ¿O estaba insinuando que en el Infierno hacía frío? —Una ira arrasadora se estaba colando en los pensamientos de Lucifer—. ¡Jamás lo sabrá nadie porque el estúpido soberbio no habla con nadie! —Confesó una cruda verdad—. Ya estoy harto, se acabó... Se acabó —dijo en un hilo de voz exhausto.

—Ese es mi faro de luz —mi madre se acercó a él para consolarlo—. Mi estrella de la mañana —ambos suspiraron pesadamente—. Uriel fue muy pequeño cuando niño, lo único que quería era poder jugar con todos ustedes, pero lo excluían siempre.

Mi madre tenía razón en sus palabras, y al escucharla no pude evitar sacar una lágrima de tristeza y coraje...

—Sí, y siempre volvía para molestarnos, lo que es extraño considerando que sabía lo que pasaría.

—El siempre esperó que lo aceptaran. Lucifer, Uriel es un muchacho empecinado, cuando se propone algo, no desiste. No se dará por vencido hasta que logre llevarme a mí y a Azazel, o hasta que liquide a Scarlett y a la detective.

—Mamá, no puedo aceptar eso... Siempre hay otra forma.

Todo esto no hubiera pasado si ellos me aceptaran... Ellos me obligaron a odiar mi existencia, ellos hicieron a este monstruo...

—Si alguien puede saberla, eres tú... —mi madre finalmente dijo, lo que hizo pensar al Diablo...

Pero yo no tiraría la toalla, tenía que hacer lo que papá ordene; así que, con un movimiento ágil, logré que un mechón de cabello de Scarlett se postrara en la barra de Lucifer, y éste al ver dicho objeto se queda estático... Su miedo creció descomunalmente.

— ¿Qué es eso? —Mazikeen vio aquel mechón.

—Esto es de Scarlett —Lucifer dijo boquiabierto—. Uriel la tiene.

Así es... No maté a Scarlett, pero sí le corté un poco de cabello... Todo esto con el fin de que fuera una señal de mera advertencia del que tiempo se estaba agotando.

Sabía lo que iba a ocurrir, sabía que Lucifer y sus seguidores irían a aquella iglesia abandonada, un campo muy bueno para una batalla celestial.

Ellos al ingresar al lugar se encuentran con Scarlett, quien lloraba como un río caudaloso.

— ¡Ayúdenme por favor! —Ella gritó, y para su suerte fue Sariel quien se acercó a ella para abrazarla y tranquilizarla, mientras que los demonios la liberaban de las cadenas, rompiéndolas con su fuerza sobrenatural.

—Estoy aquí ángel, todo estará bien —Sariel le susurró al oído.

—Llévensela de aquí —ordenó Lucifer, a lo que Sariel y los demonios hicieron caso—. Maze, tú escóndete en algún lado, y espera mi señal.

Mazikeen asintió, para después irse a un lado oscuro de la iglesia.

Esto se iba a poner bueno... Entonces Lucifer se sentó en una banca, para después comenzar a invocarme, y esto lo hacía mediante algunos rezos en latín.

—Por un breve momento el patrón parpadeó. Jeje, en verdad pensé que traerías mis encargos, y de esa forma sorprenderme, porque por primera vez en la vida quisiera ser sorprendido, pero no, no, aquí estás —hice mi aparición triunfal—. ¿Te cansaste de protegerte en la falda de Amenadiel?

—Sí, he venido a nuestro encuentro... Veo que te llevaste a mi protegida, y esta acción la pagarás muy caro, hermanito... Puesto que yo soy el siempre malo Lucifer —él apretó los puños, preparándose para atacar...

—Ya hemos tenido esta pelea antes Lucifer —confesé—. Justo aquí —señalé mi mente con mis dos dedos índices—. Verás, en mi cabeza, he visto todo lo que haces, he escuchado cada estúpido chiste que dirás.

—Adivinaré... En tu versión, te entrego a mamá y a Azazel, me disculpo y el llanto me nubla la visión.

—En realidad no; en mi versión, no aceptas que mamá se vaya, no logras atrapar a Azazel, y luego de eso tus amigas humanas fallecen.

—Muchas veces lo has intentado, con poca suerte... Tal vez no seas diestro en eso.

—Tal vez, preparo un mejor final... Y raptar a tu protegida sólo hizo que tú te arrastraras hacia mí.

—De acuerdo, Uriel —Lucifer dio algunos pasos hacia adelante—. Desconoces lo que papá quiere, no lo sabe nadie. Así que creo... —iba a completar dicha frase, pero entonces lo interrumpí abruptamente.

—Es cierto, no sé lo que papá quiere, pero nadie lo sabe.

—Claro, entonces me alegra haber tenido esta charla contigo...

—Pero sí sé lo que necesita —sonreí de lado—. Mamá salió, y en poco tiempo verá cómo volver al cielo, y entonces él la perdonará —expliqué minuciosamente—. Además, Azazel buscará la manera de causar un apocalipsis, y esto no lo puedo permitir... Él prácticamente causaría el fin de los tiempos.

—No dejaré que eso pase —Lucifer objetó.

— ¿Por qué no?... Tu perdonaste a mamá, y no has capturado a Azazel, y eso que él ha estado muy cerca de ti; así como has defendido a mamá, por lo que deduzco que papá hará lo mismo, él descuidará la guardia y ella lo destruirá —dicho esto, saqué la espada de Azrael—. Tengo que ver que eso nunca pase.

Cuando saqué la espada, Lucifer se quedó pasmado...

—Azrael tenía esa espada. ¿Cómo la obtuviste?

—La tomé prestada del ángel de la muerte, cuando se descuidó.

—Tú no plenas llevar a mamá y a Azazel al Infierno... Esa arma desvanecería sus existencias... Ni cielo, ni infierno, sólo la nada...

—Al fin un momento de claridad, hermano —bromeé.

— ¡Te has vuelto completamente loco, hermano! —Lucifer exclamó.

—Hago lo que se tiene que hacer... Y tú te quedaste sin tiempo... En realidad, no me importa el trato que hiciste, ni me importa lo que pase a tu detective, pero ella te importa más que nuestra madre... Y aparte, es necesario que liquide a tu protegida, ella te vuelve más poderoso, y viceversa, Scarlett es un arma compleja del averno, y por eso debo de destruir su alma, antes de que esta evolucione y se convierta en algo peor... Ahora lo único que tengo que hacer es tocar esta tecla —me acerqué a un órgano, el cual había en aquella iglesia, y puse mi dedo casi rasando por dicha tecla—. Justo esta —señalé—. Una secuencia comenzará, y dentro de dos días, tu querida humana fallecerá. Además, no importa cuán lejos lleves a tu protegida, yo la encontraré... Sé lo que va a pasar, y su muerte es inevitable —Lucifer se acercó más a mí—. Entonces... Lucifer... ¿Dejarás que eso pase? ¿O me darás lo que quiero?... Última oportunidad... Tú decides —iba a tocar la tecla, pero Lucifer detuvo mi mano.

—Perfecto —él susurró. Entonces, Lucifer dio un gran puñetazo a mi rostro, lo cual hizo que cayera al suelo abruptamente—. ¡¿No sabías que eso pasaría, o sí?! ¡Ehh!

En consecuencia, me levanté del suelo, y luego guardé la espada en su maravilloso estuche.

—En realidad, sí lo esperaba —respondí, para después soltar unos cuantos golpes, los cuales Lucifer me los bloqueó, y por ende él me remató con otro golpe a la cara.

—No le tocarás ni un cabello a mi Scarlett —pronunció entre dientes, y con ello, pude observar destellos de brasa ardiente en sus ojos.

Los ataques de Lucifer eran decididos y fuertes... Su furia cada vez iba en aumento, y su deseo de protegerla lo consumía poco a poco.

—Mejor dicho, sabía que atacarías, pero no sabía cómo —dije, y entonces lancé otros puñetazos hacia Lucifer, pero él de nuevo me los bloqueó audazmente, y por ende me tacleó con un buen golpe barredor, para después lanzarme otro buen puñetazo. Me levanté del suelo... Haría esto todo el día... Pero debía vencerlo, por lo que dejé que él golpeara primero, para así analizarlo—. Los patrones no son exactos, toma tiempo comprenderlos —dije agitado, y entonces Lucifer volvió a lanzar otro golpe, pero esta vez lo bloqueé con una buena llave hacia su muñeca, y luego de eso, le di un fuerte codazo en su nariz, lo cual lo hizo retroceder—. No tanto tiempo cómo pensaba —me burlé de él.

De pronto; Lucifer, con su fuerza colosal, lanza una columna hacia mí, pero afortunadamente esquivé su ataque. Y esto hizo que me enfureciera más, así que le di un puñetazo en su nariz, a lo que él respondió con otro puñetazo, y esto hizo que los dos nos golpeáramos al mismo tiempo.

Llevé una gran ventaja, puesto que lancé más golpes (al rostro, al hígado y a otras partes sensibles) los cuales Lucifer no pudo bloquear, y como táctica final le di una gran patada colosal, lo que hizo que mi hermano se estampara con las bancas viejas de aquella iglesia.

—Déjalas en paz —él murmuró para sí, antes de perder la conciencia.

—Tienes suerte de que no usara la espada contigo, hermano —le advertí, para después acercarme a la famosa tecla del patrón, pero una presencia evitó mi acción.

— ¿Por qué no peleas con una chica? —Maze salió de su escondite (de la parte superior del lugar) como si fuera un halcón esperando a su presa. Posteriormente sacó sus cuchillos, y se puso en posición de ataque.

— ¿Por qué no peleas con nosotros, angelito? —Astaroth y Beelzebub dijeron al unísono, mientras entraban a la iglesia.

—Pero no tengo ningún resquemor para usar la espada en unos repulsivos, inmundos y asquerosos demonios —saqué de nuevo el arma celestial, para luego atacar a los demonios, con unos buenos movimientos.

Tres contra uno, un gran desafío...

Beelzebub invocó a sus moscas, para aturdirme, pero yo las esquivé velozmente, para después atacar con la espada al demonio, quien sufrió un ligero corte, ante eso, Beelzebub gritó de dolor, y retrocedió. Él iba a auto sanarse con sus moscas.

Luego de ello, Astaroth con sus puños intentó atacarme por atrás, pero instintivamente desplegué mis alas, y con un gran movimiento de aire, logré estamparlo en una pared, la cual se rompió en mil pedazos.

Después de aquel cometido, guardé mis alas, para proseguir cómodamente la lucha con Maze.

Entonces, Mazikeen con sus cuchillos atacó, dando ágiles movimientos, los cuales no lograba descifrar. Ella intentaba clavarme sus cuchillos, pero yo los bloqueaba con unos cuantos movimientos con la misma espada... Parecíamos que estábamos practicando esgrima...

Y de un momento a otro, Maze logró desarmarme, su agilidad es demasiado buena.

—Te mataré maldito gusano celestial —ella dijo.

—No me has defraudado, Mazikeen. Tus patrones son difíciles, incluso más complicados que el de los otros demonios incompetentes —ante aquellas palabras, ella se encolerizó, y por consiguiente volvió a lanzar sutiles ataques, los cuales esquivé poco a poco, para después tomar el brazo de Maze y partirlo sin piedad alguna... Su hueso hizo un buen crack, jajaja—. Pero se pueden descubrir...

Como si no tuviera suficiente, ella me hizo una llave en el cuello con sus piernas, para después, en el proceso dejarme fuertes golpes el cráneo; a lo que respondí con aventarla ferozmente al suelo, lo que provocó que ella también perdiera la conciencia.

De repente, Astaroth y Beelzebub hicieron un doble ataque para doblegarme, pero yo los herí con el filo de mis alas; sin embargo, ellos no desistieron.

Una gran lucha de dos a uno comenzó...

Astaroth tomó los cuchillos de Maze, y un ataque suyo hizo que mi ala derecha saliera herida, por lo que guardé mis extensiones celestiales.

—No será difícil derrotarte —Astaroth dijo con su voz demoniaca.

—Ajá sí —respondí, para después lanzarle una patada a sus costillas, lo cual hizo que él retrocediera.

Mientras tanto, observé que Beelzebub sacó de sus bolsillos unos puños americanos con pinchos... Aquellas cosas eran las mismas armas infernales que utilizaba Azazel; supongo que Scarlett se las prestó para aniquilarme.

—Somos dos contra uno, pendejo... Tenemos ventaja —Beelzebub dijo.

En eso, ellos dos con sus armas hicieron varios movimientos ágiles, los cuales no podía leerlos con precisión, por lo que me llevé algunas cortadas de por medio. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, pude desarmar a Astaroth, para después rasgarle todo su pecho con aquel cuchillo infernal, lo que hizo que él cayera al suelo, retorciéndose en su propia sangre.

En tanto, Beelzebub con los puños americanos, intentó darme ataques feroces, pero gracias a los cuchillos de Maze pude cortarle ambas manos, para así desarmarlo en definitivo. Él aterrorizado cayó de rodillas, y gritó como nunca.

Había doblegado a tres demonios poderosos... Pero me faltaba luchar con alguien...

— ¿Te acuerdas de mí, hermano? —La voz de Azazel hizo eco en toda la iglesia.

El ángel del caos iba enmascarado... Sabía que él vendría a luchar, y para eso estaba preparado, él no era un fuerte rival, ya que no poseía su cuerpo celestial, y en lugar de ello, él me encaraba con un vil cuerpo humano.

— ¡Qué bueno que estás aquí, Azazel! ¿Ya tomaste tu turno para que te de tu golpiza? —Reí fuertemente—. Ando repartiendo madrazos, y son gratis. Nadie puede derrotarme.

—Yo no, pero él sí —él respondió para después darle paso a Lucifer, quien corría en dirección mía.

Al parecer, Azazel con un hechizo había sanado a Lucifer... Por un momento se aliaron para detenerme, y no me iba a dejar.

—Como lo han vuelto tan difícil, ahora acabaré con mamá, con Azazel, con la detective, y por supuesto con Scarlett —me aproximé hacia la dichosa tecla, y por poco la iba a apretar... Pero no contaba con que Lucifer tomó la espada de Azrael, y con un solo movimiento hizo que el arma se enterrara en mi corazón... Sentí el metal absorber mi alma, sentí un gran vacío en mi pecho, mi respiración se apagaba poco a poco...—. Eso no lo esperaba —murmuré con un hilo de voz inaudible, para después caer al piso, mientras que Lucifer me sostuvo entre sus brazos, él presenciaba que me desvanecía hacia la nada, por lo que no tuve opción, y entonces le susurré un mensaje a su oído...

No sentía mi cuerpo, no sentía mi alma... Mi existencia poco a poco se perdía...

Cerré mis ojos como un acto involuntario, y me entregué hacia la oscuridad eterna de la nada...

Mi propio hermano me asesinó... Lucifer manchó sus manos para salvar a sus tesoros, y en especial a Scarlett Knight. 

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