𝑿𝑿𝑽𝑰. 𝑵𝑶𝑪𝑯𝑬 𝑫𝑬 𝑪𝑯𝑰𝑪𝑨𝑺 𝑽𝑶𝑳. 𝟏
Han pasado demasiadas cosas en estos últimos días, Azazel se posesionó de un cuerpo de un chico llamado Hans; Lucifer y Scarlett juntos son invulnerables a cualquier daño; los hermanos de Sariel le cortaron sus alas y lo expulsaron del cielo (por lo que prácticamente es un ángel caído); y Uriel bajó a la Tierra para acabar con dos personas muy importantes en la vida de Lucifer... Sin embargo, antes de que el desastre sucediera, Scarlett se tomó un tiempo de descubrimiento.
Cuando Sariel se fue hacia la Ciudad de Plata, Scarlett optó por irse con Lucifer, y por azares del destino ellos descubrieron un aspecto muy fundamental...
Scarlett quedó paralizada luego de que esa bala no atravesara su cuerpo, incluso después de que Chloe arrestara al devorador de pecados, la protegida del Diablo se quedó estática, sin emitir un solo sonido, ella pensaba un sinfín de cosas, las cuales apuntaban a cuestionamientos grandes sobre la inmortalidad, y un centenar de teorías sobre la posible causa de dicha condición.
Scarlett no movía ni un solo músculo, y esto le preocupó a Lucifer, quien se le acercó rápidamente para examinar su estado.
— ¿Cómo te sientes? —Lucifer observó detalladamente a Scarlett, quien sólo respiraba levemente.
Ella asintió lentamente demostrando que su estado físico estaba sin daños.
— ¿Está todo en orden? —Cuestionó Decker luego de aprisionar al asesino, sin embargo, ella estaba más preocupada por Lucifer que por Scarlett, ya que hay que recordar que el Diablo también recibió una bala, no obstante, sobrevivió como todo un ser infernal.
—Sí, todo muy bien —Lucifer evadió la preocupación de Chloe, para después cargar a Scarlett entre su hombro, ya que ella permanecía inmóvil, y lo peor de todo es que Lucifer pensaba que ella estaba así por su culpa, por exponerla de esa manera—. Tenemos que irnos, detective. Lamento perderme de todo este procedimiento aburrido, ya atrapamos al asesino, así que caso cerrado —él se dirigió a Chloe, y ella en consecuencia asintió no muy convencida de las acciones de Lucifer.
Por consiguiente, Lucifer llevó a Scarlett a su Corvette, no sin antes sacudirle su ropa un poco, debido al polvo extintor que los manchó anteriormente, así como él también limpió su costoso traje, y hecho esto ambos se dirigieron al hogar de Lucifer.
Fue un trayecto muy silencioso, pero al llegar a la entrada del Lux, Lucifer rompió dicho silencio tormentoso.
—No debiste de ir a ese caso, por poco y mueres —Lucifer suspiró preocupado.
«Ya he muerto una vez, tal vez le perdí miedo a la muerte» Scarlett le respondió en su mente, pero el Diablo no es capaz de leer mentes, así que él continúo hablando, pues sabía que Scarlett lo escuchaba, más por la impresión de lo anterior se le habían ido las palabras.
—Hicimos un pacto, en donde se establecía que debía de ayudarte a castigar a las tóxicas... Pero he pensado cambiar los términos de dicho acuerdo... —Lucifer habló, pero Scarlett otra vuelta no dijo nada, estaba en estado de shock por lo ocurrido, y eso Lucifer lo comprendía un poco—. Bueno, lo hablaremos después —el Diablo comentó al no escuchar una respuesta de su protegida.
Dicho lo anterior, Lucifer de nuevo cargó a Scarlett entre su hombro, para así llevarla a su pent-house. Sin embargo, al llegar a sus aposentos, Lucifer se encuentra con su hermano Amenadiel.
—Hola, Luci —Amenadiel dijo, lo cual alarmó a Lucifer, ya que él pensaba que su hermano angelical había llevado a su madre devuelta al Infierno.
—Dime que no lo hiciste —Lucifer expresó, mientras colocaba a Scarlett en aquel sillón largo color naranja.
— ¿Hacer qué? —Amenadiel levantó una ceja, trataba de provocarle un leve suspenso a su hermano.
—No te pongas estúpido, conmigo —Lucifer se acercó a su hermano con una mirada amenazante—. Sabes justo a lo que me refiero.
—Tranquilo Lucifer —la Diosa de la Creación calmó al Diablo, quien sumamente extrañado la voltea a ver—. Tu hermano no me envió al Infierno, si eso es lo que te preocupaba.
—Pero... —Lucifer volvió la mirada hacia Amenadiel—. Estaba tan decidido.
—Te lo dije, Lucifer. El amor de madre pesa más de lo que crees —la Diosa caminó hacia sus hijos, para directamente formar un círculo de charla celestial.
—Mi tiempo en la Tierra, me ha hecho entender que papá tiene la tendencia a exagerar —Amenadiel comentó, lo que dejó boquiabierto a Lucifer.
—Así que estás de contra de él, ahora —Lucifer más que cuestionar, afirmó, ante las palabras de Amenadiel, y este hecho posiblemente mejoró su relación de hermandad.
—Las cosas cambian, hermano —el ángel respondió.
— ¿En serio? —Lucifer entrecerró los ojos, dudoso de dicho cambio en la actitud de su hermano.
Pero lo que Lucifer no sabe es que Amenadiel ahora es un caído, al igual que su otro hermano Sariel; parece ser que los que conviven con el Diablo tarde o temprano caen en la oscuridad. No obstante, Lucifer no tienta a los ángeles, sino que ellos caen por sus propias acciones, y en el caso de Sariel, él cayó por las atrocidades de sus otros hermanos... Ahora el ángel de los pecados ha cambiado su perspectiva de los cielos... Mientras que, Amenadiel ve las cosas de manera diferente, ya no es el mismo ególatra que quiere complacer a su padre, sino que ahora le cayó encima el peso de la realidad terrenal.
—Pues soy la más agradecida de que estemos en la misma habitación juntos, como la familia de antes —la Diosa sonrió de lado a lado—. Excepto por esta chica estatua —aquella sonrisa se borró de inmediato al ver a Scarlett, quien permanecía recostada en aquel sillón, posiblemente una intrusa en la vida del Diablo, o más bien un obsequio para el Señor Oscuro—. Ella sólo imposibilita nuestra reunión.
A la madre de casi todos los ángeles, no le parecía del todo que Scarlett formara parte de la vida de su estrella de la mañana, puesto que le daba celos puros que sus tres hijos (Lucifer, Sariel y Azazel), en especial Lucifer, estuvieran muy al pendiente de ella, y por consiguiente siempre la dejaran de lado, a ella misma y a su plan de regreso a la Ciudad de Plata.
Lo que la Diosa no ha contemplado, es que Scarlett Knight estará siempre junto a los seres sobrenaturales, y una vez que ellos se encariñan con ella no hay vuelta atrás...
—Mucho cuidado con tus palabras, madre —Lucifer dijo molesto por lo que había expresado su mamá. Además, debido al anterior pacto, Lucifer siempre protegería a Scarlett, de cualquier persona o ser sobrenatural, y sobre todo... a cualquier costo, incluso ofrecería su vida para salvarla, una y otra vez—. Y no tan rápido, hice una promesa y soy un hombre de palabra. Te dije que te quedarías aquí, hasta que supiera cómo reconsiderar mi trato con papá... Y ahora lo sé.
— ¿Vas a castigarme, de cualquier forma? —La Diosa cuestionó sarcásticamente.
—Claro que sí, y no porque papá me haya lavado el cerebro, ni porque quiera probar nada; soy verdugo porque soy bueno en ello... Gozo imponiendo castigos, me pone feliz —Lucifer expresó de manera sincera, él es el señor de los castigos, y nadie le arrebataría tal puesto, y por dicha razón Scarlett no dudó ni un segundo en pedirle ayuda...
—Creo que no puedo pedir mejor razón —la madre de Lucifer sonrió al ver a su lucero del alba, expresarse de esa manera.
—Nombraré tu sentencia, madre —el Diablo dijo firmemente—. Has de permanecer, justo aquí, en la Tierra, conviviendo con las criaturas que desprecias, cual una de ellas.
—Aguarda —La Diosa dijo expectante—. Me enviarás a la vida de Charlotte Richards —musitó con mucho desagrado.
—Mmhh, sí —asintió el Diablo, gustoso de haber castigado a su progenitora.
— ¿Y eso cómo va a funcionar? —Ella cuestionó indignada.
—No es mi problema —Lucifer dijo sin importancia.
—Y si me rehusara —reprimió la mamá de Lucifer.
—No puedes evitarlo, eres humana ya —el Diablo se sirvió un gran trago de licor.
—Pero tengo un esposo y unos hijos, ¿cierto? —La Diosa respondió un poco asqueada ante la idea de convivir con una familia humana, muy ajena a la celestial—. ¡Y necesitarán cosas!
—Ahh, espero que así sea. Pero si en verdad quieres estar con tus hijos es el precio que debes pagar —Lucifer bebió su trago con un sentimiento de victoria, mezclado con la euforia del dulce castigo, aquella sensación era muy gratificante para él, y por eso él gozaba en el Infierno de castigar a los peores, incluido al peor de todos... Azazel.
La sentencia de Lucifer parecía hacer temblar a la mismísima Diosa de la Creación... Ella miró a sus dos hijos, totalmente pensativa, pero en su mente formuló una respuesta ante el castigo de su hijo rebelde:
—Pues lo pago —ella dijo decidida.
Scarlett escuchó todo, pero presenció dicha escena mientras permanecía viendo el techo, sumergida en sus más profundos pensamientos.
— ¡Soy inmortal! —Por fin la protegida del Diablo emitió una palabra.
— ¿Qué? —Amenadiel y la Diosa dijeron al unísono.
—Ohh, sobre eso... —Lucifer se acercó hacia Scarlett, para después sentarse al lado de ella, y levemente acariciar su cabello—. Al parecer Scarlett es inmortal, por extrañas circunstancias —él la miró por unos segundos.
Esto dejó perplejos a los seres celestiales, quienes miraron de forma examinadora a Scarlett.
—Eso es imposible, Lucifer —Amenadiel dijo—. No se puede hacer inmortal a un humano...
—Pues esto es muy extraño, ya que con sólo su presencia me hace poderoso, y por si fuera poco me hace invulnerable al lado de la detective, lo cual sí que me tiene sorprendido —Lucifer expresó mirando profundamente a los ojos de Scarlett—. Y, además, ella al parecer es invulnerable al lado mío... Esto ya es muy inusual.
—Vaya —La Diosa abrió los ojos de par en par—. ¿Qué humana tan interesante?
Ella presentía que había algo raro en Scarlett, puesto que Azazel una vez le robó un pedazo de su luz hace 17 años...
Hablando de Azazel, él días antes había charlado con las tóxicas.
— ¿Hans, eres tú? —Dijo Judith mientras observaba perpleja a su amigo.
Así es... Azazel, nada más y nada menos, se apropió del cuerpo de Hans Kerr, amigo de las tóxicas y ex interés amoroso de Scarlett.
—No idiota —resopló el ángel caído—. Soy yo, su señor Azazel.
— ¿Cómo es posible esto? —Selina expresó frunciendo el ceño—. No pareces exactamente un demonio.
Selina a veces no le tenía respeto a nada, y esta actitud hizo que Azazel alzara una ceja molesto, pero a la vez impresionado por su semblante arrogante y oscuro... Selina perfectamente podría ser una copia de aquel demonio, pero en versión femenina.
—Ohh Selina June, soy más que un simple demonio —Azazel oscureció sus ojos, sin quitarle la mirada a dicha tóxica—. Soy el ángel del caos.
La chica se quedó petrificada por lo que había visto...
—No puedo creerlo... ¿por qué tienes la apariencia de mi amigo Hans? —Selina titubeó.
— ¿Quién es Hans? —Azazel poco a poco tornó de sus ojos oscuros a sus ojos normales.
—Mi amigo de la Preparatoria, somos muy amigos... —Selina respondió sin moverse a ningún lado, sus piernas no le funcionaban por el miedo que le causó Azazel.
— ¿Acaso poseíste a Hans Kerr? —Judith preguntó, quien también estaba asustada por los ojos infernales de Azazel.
—Pues eso creo, su amigo está muerto —el ángel caído soltó sin importancia—. Está en el Infierno...
—No... —Selina sintió una rara sensación en el estómago... Tal vez utilizó algunas veces a Hans, pero ella lo quería como a un amigo, y como un amante también.
— ¿Qué le pasó? —Judith se llevó la mano a la boca, lo que connotó su asombro por aquella noticia... Hans era su amigo, y por eso le dolió su partida.
—Murió en un accidente de tránsito por borracho, y pues gracias a ello estoy aquí en la Tierra —Azazel respondió—. Ah, y por si fuera poco, murió por una fractura en el cráneo. Jamás lo volverán a ver... —él agregó de forma irónica, ya que le gustaba hacer sufrir a los humanos.
—Hans... —Selina repitió aquel nombre, pensando en todos los momentos que pasó con él, su risa, sus caricias, los momentos sexuales, así como, los momentos en el que él se dejaba llevar por la lujuria, y por ende la consentía como una reina, claro con un precio a pagar... su cuerpo—. Lo extrañaré —sin embargo, para el corazón de Selina no existía el luto—. Pero bueno, así es la vida...
—Que pesada, Selina —Judith tiene un poco de luz en su corazón, sólo una minúscula parte que aún no está podrida—. Deberías de estar en shock por su partida.
—Pero si se murió por idiota —Selina dijo—. Él nunca tuvo control de sí, se embriagaba cada vez que podía, y manejaba a altas velocidades... ¿Qué se podía esperar?, ¿que estuviera vivito y coleando? —Sí, a Selina le importa un carajo lo que a los demás le pase, mientras no le afecte a ella—. Además, me debía unos favores el hijo de su puta madre.
—Cuanto amor hacia tu "amigo" —se burló Azazel.
— ¡Con una chingada Selina! ¡Ten tantita madre! ¡Era nuestro amigo y ahora está muerto! —Judith apretó los puños, a veces el humor de Selina le molestaba un poco.
—Pero se murió por pendejo, sí que sí —se rio Selina.
—Bueno, sí es cierto —el pequeño luto que Judith tenía, se vio aplastado por la maldad de su corazón y la toxicidad de su mejor amiga... Judith es muy influenciable.
—Parecen conocer mucho a ese tal Hans —Azazel se llevó la mano a la barbilla para formular un nuevo plan—. ¿Cómo se conocieron?
—Pues en la escuela, era nuestro amigo, y pues lo llevamos hacia nuestro lado para dejarla sola, jajaja —Selina rio al recordar aquellos momentos.
— ¿A quién? —Azazel sospechaba que eso tenía que ver con Scarlett.
—Pues a la estúpida de Scarlett Knight —Judith expresó con mucho enfado.
—Sí, esa idiota... No las pagará... Por eso nos unimos a esta secta —Selina sonrió con malicia—. No sabe lo que le espera, jajaja.
—Mucho a mi favor —Azazel sonrió aún más malévolamente.
— ¿Por qué, señor? —Dijo cabizbajo aquel ministro principal, puesto que él presenció todo, junto a los demás integrantes de la secta.
—Debido a que al cuerpo que poseo es un conocido de Scarlett, y así me será más fácil de acercarme... Excelente —volvió a sonreír aquel ser de oscuridad.
— ¿Y para que quieres acercarte a esa perra? —Selina se cruzó de brazos indignada.
Azazel tenía un gran plan, quería convivir con Scarlett para moldearla a su manera, puesto que ella es su creación... Quería corromperla, quería manipularla, eso y más...
—Para matarla, por supuesto —mintió Azazel, puesto que con dicho engaño así las tóxicas lo ayudarían sin ningún impedimento.
—Le harías un favor al mundo, desaparecer a esa escoria —Judith comentó, a lo que Selina sonrió, y por ende ambas chocaron las manos como símbolo de complicidad.
—Eso es todo —expresó con satisfacción Selina.
«Esto no puede estar más que mejor... Estas pendejas me ayudarán a hacerla oscura... Y con este hecho tendré pase directo a la Ciudad de Plata» pensó Azazel, quien veía de forma interesada a las verdaderas escorias.
—Entonces... —Azazel interrumpió el mini festejo de aquellas tóxicas—. Cuéntenme más sobre ese tal Hans. ¿Cómo se lleva con Scarlett?, ¿qué relación tiene con ella?, ¿cómo es la personalidad de Hans?
—Pues... —respondió inmediatamente Selina—. Anteriormente a Scarlett le gustaba Hans, o por qué crees que lo llevamos a nuestro lado para dejarla sola... Dejamos a la perra sin un novio... Inteligente, ¿no? —la tóxica agregó con orgullo—. Pero ese maldito de Lucifer, se interpuso en nuestro camino... Ahora no podemos hacerla miserable —su semblante cambió repentinamente al recordar la cara diabólica del rey del Infierno.
—No se preocupen por él, súbditos, ese maldito no es nada en comparación con su señor —Azazel se alabó así mismo, a lo que inmediatamente todos los integrantes se arrodillaron, todos excepto las tóxicas.
«Maldita sea todos son unos fanáticos pendejos» Selina pensó mientras observaba a todos los demás besarle los pies al ángel caído.
«Todos menos tú hermosa» Azazel se metió en la mente de la tóxica mayor.
El ser quería seducirla, puesto que hace tiempo él se dio a la tarea de investigar los temores y traumas de Scarlett, y por dicha razón Azazel quiere coquetearle para que ella esté comiendo de su mano, cual perra a su amo.
«Diablos, sí que todos aman a este demonio» Judith pensó.
«Obviamente lindura» Azazel le respondió.
Evidentemente, Azazel se ligaría a las tóxicas para que ellas sean sus esclavas, tanto sexuales como personales...
—Bueno, mis queridos súbditos... Lo prometido es deuda —Azazel hizo un anuncio—. Dentro de muy poco se irán a Egipto a resguardarse de aquellos demonios... Por lo que aquí están las coordenadas —el ángel caído tomó una piedra filosa, para después darse una leve cortada, y por ende se sacó una considerable cantidad de sangre—. Les prometí que se irían en un avión privado... Pero el tiempo se acorta, y el apocalipsis es inminente —luego él se acercó a una pared de aquella cueva, y por consiguiente empezó a escribir con su misma sangre unas coordenadas: 29° 58′ 45.03″ N, 31° 8′ 3.69″ E, para después tachar dicho número con un extraño símbolo, el cual es su sigilo—. ¡Aperiam locus ubi habito! ¡Lanuae magicae! —Azazel utilizó una parte de su magia para hacer un portal hacia dicho lugar.
Todos los presentes miraron con asombro a su señor.
— ¡Por todos los infiernos! —Judith expresó con alegría al ver una magia tan oscura y funcional—. ¡Un hechizo de teletransportación!
—Así es, humana —respondió Azazel—. Ahora todos, vayan allá —ordenó el demonio, a lo que todos atravesaron dicho portal.
La Iglesia de los hijos rebeldes se marchó hacia un futuro sin peligro, lejos de Astaroth y Beelzebub, quienes los acechaban vorazmente.
—Estamos en contacto, mi señor —Chris, el ministro de la secta, le besó la mano a su amo, como símbolo de agradecimiento.
—Por supuesto —Azazel dijo secamente—. Anda, ve con los demás, yo luego los alcanzo cuando tenga a Scarlett Knight entre mis garras.
Las palabras de Azazel hicieron que los tóxicas rieran con malicia.
—Esa maldita tiene sus días contados —comentó con gozo Selina.
—Ustedes dos —Azazel le habló a las tóxicas—. Se quedarán conmigo, y me enseñarán a ser el tal Hans Kerr —ordenó el demonio, a lo que ellas asintieron.
—De acuerdo —Selina y Judith dijeron al unísono, aun sonriendo por lo se aproximaba.
Unas horas después, Azazel, o más bien Hans, se encontraba en el apartamento de Judith.
— ¿Cómo se comporta Hans? —Preguntó Azazel.
—Es un típico fuckboy —respondió Selina sin ninguna importancia.
—Ohh, vaya, mi estilo, prácticamente, jajajaja —el ángel caído rio al recordar sus encuentros sexuales, y más aquella noche con Ella López—. Parece que este chico y yo nos parecemos un poco.
— ¿Cómo es el Infierno? —Cuestionó de repente Judith.
Azazel al escuchar eso, sabía a dónde venía dicha duda, a todos los humanos les aterraba ir allá, y quién no.
—Es un lugar de tortura —empezó a formular Azazel, lo que hizo que Judith y Selina apretaran sus labios, demostrando que estaban tensas—. Pero, si ustedes me ayudan en todo lo que necesite, tal vez pueda liberarlas —él mintió... No se puede salir del Infierno, a menos de que liberes toda tu culpa, sin embargo, hasta los peores criminales sociópatas tienen remordimiento de sus actos, por lo que es prácticamente imposible salir de aquel agüero. Él ángel del caos quería tenerlas a su merced, por eso habló maravillas que él nunca podría cumplir—. Tal vez piensen que Lucifer es el rey del Inferno, pero ya no lo es más, el Infierno está sin su rey, y yo soy el segundo al mando.
Azazel fue la mano derecha de Lucifer, por algún tiempo, pero su avaricia de poder lo llevó a la condena eterna.
"El poder es tu enfermedad, Azazel".
Las palabras de Lucifer siempre están presentes en el subconsciente del ángel caído...
—En ese caso... —Selina expresó de una manera muy interesada—. Cuentas conmigo, Hans Kerr.
—Y conmigo, Azazel —Judith dijo inmediatamente.
—Entonces... A trabajar —el ángel caído sonrió ladino—. Necesito a la chica lo más antes posible.
Fueron largas horas de contarle la vida de Hans a Azazel... Lo que se puede resumir en muchas fiestas, muchos encuentros sexuales, mucha masturbación, una vida académica de reprobado, muchas multas de tránsito por manejar ebrio, etc.
En tanto, Scarlett se quedó en el hogar de Lucifer, en su habitación de antes. Días atrás había hablado con Lucifer sobre su invulnerabilidad... Claro después de que la Diosa y Amenadiel se fueran.
—Bien, ya que estás más relajada —habló el Diablo mientras se servía un vaso de su licor favorito—. Debemos de hablar sobre nuestros términos del pacto —después se bebió todo el contenido de ese vaso.
— ¿Acaso teníamos términos? —Cuestionó la protegida de Lucifer. Según ella, los pactos del Diablo no son como un contrato formal... ¿O sí?
—Pues desde ahora los tenemos. Este asunto es muy complicado, y no quiero que te pase algo malo... —Lucifer tragó saliva—, por mi culpa —el Diablo se responsabilizó, y más porque si no se hubiera ido del Infierno, Azazel no estaría en libertad—. Entonces, he pensado que, con el castigo de las tóxicas, las cosas entre nosotros no deben de llegar a su fin, no todavía en absoluto...
—Pero las cosas no han llegado a su fin Lucifer... Con tu presencia me haces fuerte, me haces sentirme capaz de cualquier cosa, no sé cómo explicarlo... Es complicado —respondió Scarlett mirándolo directamente.
—Siento lo mismo —Lucifer nunca antes se había expresado de esa manera con una humana, más bien, nunca ha expresado sus sentimientos...—. Por eso he decidido, que tengo que protegerte a cualquier costo, eres muy especial como para perderte de mil maneras posibles.
—Lo entiendo —Scarlett agachó la mirada, pensando en la importancia mutua que sentían ambos—. Acepto tus términos Lucifer Estrella de la Mañana —ella agregó decidida, lo cual hizo que el Diablo sonriera.
Ahora Scarlett despertaba cómodamente, pero alguien le faltaba en su día a día, y ese era Sariel. Ella esperaba que él no se fuera para siempre... Luego se dio una ducha para posteriormente vestirse, y por ende encontrarse a Lucifer en la sala de estar, pero él no estaba, puesto que se había ido a una cita con Linda, así como se encontraba en un nuevo caso con la detective Decker... Sin embargo, no permanecía en soledad absoluta, sino que un par de demonios la resguardaban.
— ¿Scarlett? —Beelzebub dijo al verla, pero él no se encontraba muy bien... La búsqueda de Azazel fue intensa, pero no dieron con él, y por si fuera poco el ángel caído casi los deja fuera de combate.
—Por Satán, ¡qué bueno que estás bien! —As corrió a abrazarla, así como Beelzebub le siguió la corriente a su hermano—. ¿Azazel te ha hecho algo?
—Estoy bien —respondió Scarlett, para luego deshacer el abrazo; y por ende ver a ambos detenidamente: sus ropas permanecían rasgadas y sucias, producto de esa persecución con Azazel, así como sus rostros permanecían con cicatrices...—. Pero ustedes no se ven bien —ella se preocupó—. Vengan conmigo, los ayudaré.
Scarlett llevó a los demonios hacia la habitación de Lucifer, en donde los recostó, y ellos al sentir aquel colchón tan esponjoso, suspiran levemente, tratando de ocultar su evidente dolor.
Beelzebub y Astaroth se sentían avergonzados por no traer la cabeza de Azazel; no obstante, decidieron regresar hacia a Scarlett, y esto era mejor, pues ellos pensaban que el ángel caído vendría directo hacia a ella, y los demonios tenían pensado prepararla para patearle el trasero a su némesis.
—Eres la mejor, Scarlett —murmuró Astaroth, mientras ella le limpiaba las heridas.
—No debimos dejarte —habló Beelzebub.
—Está bien, todo está bien —asintió Scarlett, dándoles esperanzas, ellos estaban demacrados, y lo menos que ella podía hacer era animarlos, aunque sea con palabras—. Ustedes son los mejores demonios, invocarlos fue lo mejor que me haya pasado.
Lo que había expresado Scarlett dejó sentimentales a los demonios, pero ellos no sabían cómo expresar aquella euforia de felicidad... Los seres infernales se caracterizan por ser duros, y más los ex ángeles.
Pasaron minutos hasta que Astaroth y Beelzebub estaban totalmente aclimatados, ellos permanecían descansando en la habitación de su rey, y aquella invocadora los había llevado momentáneamente al paraíso de los sueños.
—Descansen mis demonios, han hecho mucho por mí —Scarlett abandonó lentamente la habitación, para dirigirse a la suya—. Y yo sólo soy una humana cualquiera —una mini crisis existencial inundó la mente de la protegida del Diablo... ¿Por qué los problemas sobrenaturales se le venían encima?
En tanto, Lucifer permanecía muy distraído, tanto en la terapia con Linda, así como en el caso con la detective. El Diablo sólo quería desviar su atención, puesto que algunas cosas se le estaban juntando: su madre, Azazel, problemas con el pacto con Dios, entre otras, las cuales se resguardaban en su más profundo subconsciente.
En la terapia de Linda como siempre él se dio la solución a sí mismo, escudándose que todo fue un gran avance, cuando era todo lo contrario, y hasta por si fuera poco sus soluciones no siempre salían como él las pensaba.
Mientras en el caso con Decker, Lucifer incitaba a que Chloe se divirtiera, ya que ella atravesaba por circunstancias tensas, entre su divorcio y una inminente mudanza.
—Nombra a tres amigos a quienes les llamarías para embriagarte; no puedes contarme a mí, ni a tu hija, ni al hombre del divorcio —Lucifer le preguntó a la detective, quien se puso a pensar detenidamente...
Chloe no tenía en sus planes divertirse, y más bien quería concentrarse en el caso. Por otro lado, estaba aliviada de que Lucifer no hubiera traído a Scarlett, puesto que, para ella, la protegida del Diablo era algo sobrante en su trabajo.
Si para Lucifer la distracción era una medicina para apaciguar sus problemas, para Chloe Decker el trabajo era su medio de escape de sus tensiones.
En tanto, Scarlett permanecía en su habitación, haciendo una videollamada con Zara, Nicole y Joy.
—Anda, Scarlett. Será divertido tener una noche de chicas en la casa de Zara —Joy trataba de convencer a su amiga de que saliera un poco.
—Los trabajos se me han estado juntando desde que mi hermano me metió al programa de educación a distancia —Scarlett explicó desanimada.
A Scarlett siempre le gustaba tener pijamadas con sus amigas, ya que se vivía momentos divertidos y agradables: las peleas de almohadas, las películas de terror, y cómo no olvidar los chismecitos que se contaban.
—Tu tranquila, Scarlett. Nosotros convenceremos a los nuevos profesores de que te den chance, y por si fuera poco a ti te tienen mucha tolerancia, pues eres muy responsable —Zara expresó muy convincentemente, lo que tentó a Scarlett.
—Mmmm —sonrió Scarlett—. Bueno —asintió la castaña.
Lo cual hizo que las amigas de Scarlett dijeran al unísono:
— ¡Sí!
— ¿A qué horas les caigo? —Expresó coloquialmente la protegida del Diablo.
—A las 6 de la tarde —dijo Nicole.
De repente, unos ruidos provinieron de la sala de estar...
—Allá las veo. Tengo que irme —Scarlett dio por finalizada la llamada, pues pensaba que los demonios necesitaban algo.
Pero para su sorpresa había alguien más...
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