𝑿𝑿𝑰𝑽. 𝑫𝑬𝑽𝑶𝑹𝑨𝑫𝑶𝑹 𝑫𝑬 𝑷𝑬𝑪𝑨𝑫𝑶𝑺
Han pasado algunos días desde que Scarlett ha estado escondida de mi hambriento hermano Azazel, sin embargo su hambre no es de un alimento cualquiera, sino de poder... En el pasado me dejé engañar por él, y por la misma razón lo castigué, lo dejé sin su lado celestial, aquel lado que dejó abrazarse por la oscuridad... Y por poco casi caigo en su trampa...
No he visto su rostro, aquel que me llena de energía, es algo inexplicable... Con Scarlett puedo ser yo mismo...
Pero de algo puedo estar seguro, y es que ella está a salvo de Azazel y de mi propia madre, quien sin dudar algunas se ha metido en todos mis asuntos, puesto que la dejé vivir en la tierra, por un momento determinado, hasta que hallara la forma de cumplir el trato con mi padre. No obstante, últimamente ha sido un fastidio para mí.
Estaba con una de mis múltiples amantes, excitándola poco a poco con una pequeña tortura; la cual se basaba en derramarle en su delicada piel, cera recién caliente... Aun pasando los siglos no he perdido la gracia para el placer. Ella gemía, y sus sonidos me causaban un mayor placer...
— ¿Te gusta? —Le pregunté esparciendo toda la cera por su abdomen, sus glúteos y sus piernas—. Tus gritos me excitan. Puedo parar esta tortura cuando quieras... Sólo di la palabra —la miré fijamente.
—No te atrevas a parar —ella se acercó a mí, besándome lentamente para otra ronda más de sexo.
Desafortunadamente mi madre interrumpió mi juego...
— ¿Y qué pasa si para? —Ella entró sin aviso alguno, a lo que yo me detuve en seco—. Lucifer no seas tímido, cielo. ¿Quién es tu amiga? Preséntala.
—Lucifer, ¿invitaste a una sorpresa? —Mi invitada habló, acercándose a mi madre de una manera seductora, como si ella fuera parte del placer... Ay no, no quiero pensar de esa manera de mi propia madre.
—Te prometo que yo soy el sorprendido —le expresé a aquella mujer ardiente.
—Es muy hermosa —mi amante miró a mi madre de pies a cabeza, y al parecer en su mente se formó miles de pensamientos sexuales, los cuales no quiero ni imaginar.
—Es mi mamá de la que hablas —expliqué antes de que el asunto pasara a mayores.
Ante mi respuesta, mi invitada se quedó expectante, y nos miró a ambos boquiabierta.
—Amm, esto sí es raro —ella comentó antes de salir huyendo de mi hogar.
Maldición ahora mi sexo matutino se ha ido, gracias madre...
—Oye mamá, sé que elegí no regresarte al Infierno aun —le recriminé.
—Cosa que aprecio, hijo —mi madre me interrumpió, y expresó con una gran sonrisa en sus labios.
—Pero no significa que puedas entrar aquí y acosar a mis invitadas —respiré profundamente para calmar mi evidente molestia.
—Me disculpo, es que hay demasiadas reglas humanas y costumbres que me confundo —mi mamá empezó a husmear mi pent-house, a lo que encontró un plumero fino, el cual yo lo había usado previamente para mis juegos sexuales, y por si no fuera poco ella olió dicha cosa, sintiendo un aroma muy raro... —. No olvides que aún no me acostumbro a este saco de carne.
Ante los gestos de mi madre por oler dicho plumero, opté por quitárselo rápidamente, intentando ser lo más sutil posible, para que no se me notara mi inmensa incomodidad.
—Sí, sí, solías ser una Diosa, lo sé. Pero todo es diferente, ahora —dije con una mirada fastidiada.
—Y sé que lo resolveré —ella respondió—. Ahora que estamos juntos de nuevo, sólo quiero formar parte de sus vidas —agregó, y pude notar que ella hablaba de forma plural, refiriéndose no sólo a mi persona, sino a algo más.
—No de esta parte —le enseñé mis juguetes sexuales—. Hay límites... Aguarda, ¿cómo que vidas? —Cuestioné, deteniéndome en seco.
—Quiero ver a Amenadiel y a Sariel —mi madre me miró profundamente, con unos ojos suplicantes.
—Pero qué... —me burlé, sabiendo que cuando ellos aparecieran llevarían a rastras a mi madre de vuelta al mismo averno.
—Hijo, quiero verlos. No viviré temiéndoles a mis propios hijos —mi mamá comenzó a caminar hacia mí, a paso lento, hasta podía escuchar sus tacones golpear minúsculamente el suelo—. Tuvimos nuestras diferencias...
—Literalmente te echaron del cielo —sonreí ante las incoherencias que ella decía.
—Pero yo los cree a ellos —mi madre contestó ávidamente—. Creo que es algo importante.
—No les interesa, pésimo ¿cierto? En cuanto te vean te llevarán de vuelta al Infierno —le advertí a la Diosa, de seguro eso la asustó—. Me sorprende que Amenadiel no se haya presentado hasta ahora. Además de que Sariel está cuidando a mi protegida, ya que tú liberaste a Azazel.
— ¿Qué? —Ella abrió los ojos con cierta sorpresa, aunque deduje que estaba fingiendo—. Yo no hice tal cosa.
—No te hagas la inocente, madre —me acerqué mirándola retadoramente—. Las cadenas de Azazel sólo se pueden romper con algo divino, y tú eras la única en el abismo con tal poder para liberarlo. No soy estúpido, mamá.
—Sí, yo lo liberé —confesó—. Pero fue por una buena causa, tenía que reunir a la familia que aún está de mi lado.
—Y liberar a ese monstruo era buena idea, ¿no? Él se volvió más oscuro con el paso del tiempo, y más vengativo... Recuerda que es el ángel del caos y de la guerra también; por eso le corté las alas para que no saliera completamente del Infierno, ¡y ahora está libre por tu culpa!
—No debiste de hacer eso, él es tu hermano, Lucifer.
—Lo era —quise dar un punto final a aquella charla sobre ese ser, sin embargo quería sacarle información—. ¿Cómo es físicamente?
—No lo sé, él se tapó la cara —ella se escudó.
— ¡¿Cómo es él?! —De pronto escucho una voz proveniente de mi elevador, era Scarlett, quien se acercó a mi madre con un semblante furioso—. ¡Usted liberó al maldito que me está torturando mentalmente!
—Él estaba sufriendo, querida... —mi madre vio a Scarlett de pies a cabeza—. Eres tú —por un breve momento pude notar como su voz se escuchó esperanzada.
— ¿De qué habla? —Scarlett se petrificó al instante.
—Nada sólo quería confirmar que tú eras la protegida de mi hijo, lo escuché de varios, pero lo quise comprobar con mis propios ojos —mi madre explicó de manera breve.
—No me importa si quiere comprobar algo o no, sólo quiero saber dónde está ese malnacido, ¡ya no quiero correr peligro! —Scarlett expresó con un tono de voz casi quebradizo, en serio toda esta situación la ponía tensa.
—Madre, si sabes algo habla ahora —me acerqué a Scarlett por si a mi mamá se le ocurría lastimarla, procurando que ella estuviera resguardaba a mis espaldas.
—No sé nada, hijo. Azazel tomó su camino, así como él nunca reveló su rostro humano —la Diosa habló rendida.
—Bien, si vuelve a contactarte avísanos por lo menos —le dije a mi madre para cerrar el asunto, ya que Scarlett estaba en mi hogar, y por lo visto vino sola sin Sariel, lo cual ya es muy raro.
Scarlett suspiró fuerte, y se dirigió hacia el balcón, algo no andaba bien, por lo que mi subconsciente me decía que fuera tras ella... Pero las palabras de mi madre me interrumpieron.
— ¿Qué se supone que haga? Estar aquí escondida —ella se cruzó de brazos, ya que no sabía cómo moverse en el mundo humano.
—Ve una película, sal al museo, ponte al día de lo que ha pasado en milenios, ¿te sorprenderías? —Comencé a levantar mi ropa que estaba esparcida en mi sala de estar.
—Sí, imagino que ha cambiado todo, ¿quién hubiera predicho qué harías un trabajo humano? —Mi madre se refirió a mi trabajo como consultor de policía, en verdad amaba ese trabajo, ya que ejercía lo que en verdad soy.
—Soy un verdugo madre, siempre lo he sido, lo único distinto es el local —contesté, para después dirigirme hacia mi armario, para vestirme adecuadamente.
Escuché los pasos de mi madre alejarse, lo bueno es que la Diosa se fue, y esto me serviría para hablar con mi protegida a solas. Por lo que me vestí rápidamente para aproximarme hacia ella.
Scarlett permanecía en el balcón, con su vista postrada hacia el cielo, la luz solar la iluminaba perfectamente... Wow, ella se ve tan... hermosa. Por alguna extraña razón al verla sentía un cosquilleo en mi pecho, no entendía lo que sucedía...
—Scarlett —la llamé, pero ella seguía estática—. Scarlett —toqué su hombro para hacerla reaccionar, y mi toque hizo que los dos nos sobresaltáramos.
—Lucifer —suspiró—. Él sigue en mi mente.
—Lo entiendo...
—Tengo miedo, odio ser vulnerable —respiró profundo—. No es divertido estar en peligro. Además es peor sus palabras que las de mi propio hermano, e incluso que mis propios pensamientos... Son terribles. No me dejan tranquila ni por un segundo.
—No te dejes llevar por él, eso es lo que quiere —la tomé de las mejillas para que me mirase—. No te dejes manipular.
—No sé si pueda —pude sentir cómo sus piernas temblaban...
—Confía en mí, sé que lo harás —la miré directamente, y podría jurar que nuestras miradas se postraron por unos largos segundos—. Por cierto ¿dónde está Sariel? —Pregunté, ya que él era su ángel guardián... ¿Por qué la dejó vulnerable si él prometió cuidarla?
—Lo llamó su hermano Rafael, es algo muy extraño —Scarlett caminó hacia el sillón, y se sentó en él, para después frotarse los ojos desesperada por la situación. Ante ello, opté por sentarme a su lado.
—Esto no es algo muy normal, Rafael no se lleva muy bien del todo con Sariel, es imposible que le dirija la palabra —algo andaba mal, temía que una conspiración en el cielo se estuviera formando debido a que mi madre y Azazel no han sido devueltos al Infierno—. Como sea, ahora estarás conmigo todo el tiempo.
— ¿Más de lo usual? —Ella alzó una ceja.
—Por cualquier cosa yo te defendería, Scarlett —expuse.
—Lo sé —ella asintió.
—Entonces, tienes que acompañarme a un nuevo caso.
—Acompañarte a cada caso se está haciendo habitual, ¿no?
—Y lo será más —me levanté de mi asiento—. Ahora tenemos que ir al trabajo.
—Vaya hoy tengo mucho trabajo, tareas proyectos, no hay descanso cuando estas en la preparatoria —Scarlett suspiró nuevamente, ya estaba más agobiada de lo usual—. Y además mi hermano me metió a un programa de educación a distancia, ¡joder!, ahora tengo que esperar un mes para volver a la escuela.
—Eso no suena tan mal, más tiempo conmigo —le extendí la mano para que la tomara y se levantara, ella tenía que olvidarse de sus problemas, ya veré la forma de hacerlo—. Vamos, Scarlett.
Ella lo pensó unos segundos, pero su sonrisa me confirmó que ella iría al caso.
—Me convenciste, Lucifer —ella me tomó la mano, y se levantó.
Por un mísero segundo sentimos una pequeña corriente entre nosotros, y en dicho momento un silencio rotundo inundó nuestras voces.
—Amm, debemos de irnos —decidí hablar finalmente.
Los ojos de Scarlett se clavaron en mí, y su mirada me parecía reconfortante. Juntos fuimos a la escena del crimen, donde nos esperaba la detective y Ella.
—Hey, hola —Scarlett le dijo a Ella, y por consiguiente la pequeña López la abrazó. Se ven lindas como amigas, me siento feliz por ellas.
La escena del crimen era algo aberrante, un sujeto tan lamentable el cual fue quemado totalmente, como si fuera un castigo... No me gustaba la idea de que alguien me robara los castigos, eso es algo que yo originé... Aparte dicha escena venía con algo adicional, un vídeo de disculpas publicado en una plataforma de Internet, interesante...
Scarlett seguía a Ella para aprender nuevas cosas, en realidad le gustaba ese ámbito científico.
Después de una gran inspección de la escena, la pequeña López determinó que la gran concentración de líquido inflamable, estaba en las partes íntimas...
Vaya algo interesante que presenciar.
—A eso llamo yo verdaderas bolas de fuego —bromeé como siempre, debía de darle mi toque al caso.
—Lucifer —la detective quiso detenerme, pero yo proseguí, tenía más chistes, los cuales a Scarlett la hacían reír, y su risa era muy contagiosa.
—Había oído de fuego en el alma, pero jamás había escuchado de entrepiernas incendiadas —continué.
—Lucifer —la detective dijo nuevamente.
—Aguarda tengo más —la detuve, ya que no quería perder la inspiración—. La salchicha ahumada, el pájaro incendiado...
—La zarza en llamas —la pequeña López añadió, y varios recuerdos bíblicos inundaron mi mente.
—Ayy, bien dicho —sonreí—. En verdad fui yo, pero no se los digas a nadie, pequeña.
—Travieso —Scarlett me dio una palmada en mi hombro—. Tienes creatividad para los apodos, a mí sólo se me ocurrió el chorizo quemado —ella comentó.
—Nada mal, con práctica serás una experta —le di una caricia en su tersa mejilla.
Por un momento vi de reojo la reacción de la detective, parecía ver a Scarlett con mucho detenimiento. Y yo sólo pensaba en mi interior:
«Tranquila detective, sólo es mi protegida».
—Oigan —interrumpió la detective—. El cadáver, podrían hacerlo en serio.
—Te aseguro, detective, que esto es algo muy serio. Qué tal esto, el asesino estaba castigando a la víctima... —opiné al respecto.
— ¿Y? —La detective cuestionó.
—Las reprimendas son mi ocupación, así que si alguien quiere mi trabajo debo de saber quién es... La cacería comienza ya —sonreí con éxtasis, estos casos me encantan.
Unos minutos pasaron, todavía no se hallaban algunas pistas. Y mientras todo el proceso aburrido, algo me tentaba a tocar esa parte demasiado quemada...
—No le toques la salchicha carbonizada —la detective vio mis intenciones, a lo que me detuve. Me llevo yo, sólo quería divertirme—. Creí que jamás lo diría en voz alta.
—Esto es temible, reservo esta clase de tratamientos para los más terribles del Infierno: pedófilos, nazis... los que mueven su asiento en los aviones —expliqué, y vaya que me gustaba castigar a esas basuras.
—Esas bestias se merecen eso y más. Sólo ensucian al mundo con sus atrocidades, y no hay que olvidar a los violadores, los asesinos, los corruptos, etc. Esas bazofias deben de arder en su propio veneno —Scarlett comentó acercándose nuevamente al cadáver para verlo detenidamente—. Pero dado al caso: ¿Este hombre merecía esto? ¿Qué hizo para ser castigado de esta manera? ¿Él era un nazi o un pedófilo?
Dichos cuestionamientos hicieron pensar a la detective.
—Mmm, debido a que la naturaleza del crimen es tan específica, tenemos que averiguar quién tenía tanto rencor personal contra la víctima —explicó la detective, quien no quitaba su vista del cuerpo quemado, examinándolo una y otra vez, mientras que tomaba notas importantes en una pequeña libreta.
Dada su explicación, Scarlett y yo asentimos, también pensando las posibles maneras de conectar el crimen, todo esto con el fin de aportar algo.
—Pues alguien cercano que conociera su interior, como un amigo, un amante, una ex. Son infinitas las opciones —Scarlett dijo, y posteriormente la pequeña López la llamó y se fue a su lado para ayudarla.
Al estar solos la detective y yo, ella aprovechó para comentarme algo:
—A propósito, olvidaste un botón ahí —la detective dirigió su mirada a mi camisa, a lo que yo acomodé dicho botón, para así no parecer un desaliñado, aunque a decir verdad me vestí rápido para hablar con Scarlett—. No es común que seas desprolijo, sobre todo con tu ropa —ella agregó. Bien hecho, detective; siempre tan observadora.
—Salí corriendo esta mañana, está una visita no deseada en mi casa. Además tenía que charlar con alguien especial —expliqué, y en sí era la verdad absoluta, yo no miento, y menos a las personas más cercanas a mí. Aparte Scarlett sí es especial, y más porque me hace tener más poder de lo usual, asunto que tengo que investigar a profundidad.
—Ahh, una nueva amiga que no se va —la detective dijo con un tono muy raro, podría ser de celos, no lo podría descifrar del todo—. Y claro, alguien especial, ¿será una nueva amante? —Por un segundo ella dirigió su mirada hacia Scarlett.
—Sólo tengo amantes de sola una noche, y las disfruto por un breve momento y viceversa. Pero últimamente he disfrutado la compañía de ese alguien en especial, y no es algo sexual, detective —detallé para no dejar cabos sueltos—. Y sobre la nueva amiga que no se va, ya tiene sus años, de hecho.
—Sí, lo entiendo... Lo complicados que son los exes —la detective expresó agrandando sus ojos connotando su extraña empatía, o sería sarcasmo.
— ¿Qué? No es una ex —reprimí, ya que mi madre para nada sería una ex, es más ni pienso de esa manea de ella, ¡es mi madre!
Luego de esas explicaciones un poco incómodas, la detective encontró algo que serviría con el caso, unos e-mails muy comprometedores, puesto que éstos tenían textos de amenazas, un punto muy clave. Por ende, ante el descubrimiento, llamé a Scarlett.
—Es hora de irnos, tenemos nuevas pistas —le dije, y ella sólo asintió.
—Luego nos vemos, Ella —Scarlett se despidió de Ella con un gran abrazo—. Por cierto del chico del que me hablas, deberías de invitarlo a salir —agregó ella. Parece ser que tuvieron una charla de chicas.
No obstante, antes de irme, quería sentir esas bolas de fuego, así que... sin que nadie me viera me acerqué del cuerpo, estaba a punto de tocar dichas partes, pero la detective nuevamente me detuvo:
— ¡Qué no le toques la salchicha quemada!
Ante aquello solamente pude refunfuñar bajamente, para después irme a mi auto, no sin antes cerciorarme de que Scarlett me siguiera.
— ¿Estabas tentado a tocar eso, cierto? —Cuestionó Scarlett.
—Obviamente, nunca había visto tal cosa —me subí a mi auto, y lo arranqué.
—Jajajaja, a ti te gusta sentir cosas nuevas —Scarlett sonrió.
—Siempre —sonreí devuelta mirándola directamente.
Por consiguiente nos dirigimos hacia las oficinas Wobble, la cual es una página similar a Facebook, o más bien su copia barata. Hablamos con la supuesta asesina "Leila Simms", quien lastimosamente no era, pero por lo menos descubrimos que la pobre alma quemada había recibido su merecido, después de humillar a una persona. Puesto que la víctima había incendiado las bolas de un practicante, y lo humilló en frente de todos sus colegas, algo que me pareció divertido y a la vez repulsivo. Pero a Scarlett... cuando vio aquel vídeo de cómo aquel practicante era humillado, apretó sus labios, tal vez recordó algo de su pasado...
—Las personas no merecen ser humilladas en público —ella soltó para después salir de aquella oficina dónde nos encontrábamos.
Luego al salir de este sitio, ella estaba pensativa, su vista parecía perdida en el horizonte.
— ¿En qué te afectó el vídeo? —Le cuestioné a Scarlett, ya que se mantuvo rígida todo el camino.
—En mucho —expresó en tono bajo con una pizca de melancolía—. Yo sé que se siente ser humillado, me pasó con las tóxicas y otras veces cuando era pequeña. Pero aún queda un pequeño rastro de las heridas pasadas. Tú no lo entenderías del todo, eres un ser inmortal imponente, nadie te humillaría, y más con tu semblante cuando te enojas —Scarlett dijo, aguantando las ganas de llorar en frente de mí. ¿Quién le hizo tanto daño para que esté tan vulnerable?
Scarlett Knight... Tú ya no serás vulnerable... No más.
Al llegar a la estación de policía, la detective ya tenía al sospechoso, quien resultaba ser el mismo humillado por nuestro difunto.
Scarlett se quedó con la pequeña López, mientras que yo con la detective interrogamos al tipo, era un asunto para nada divertido, él se había declarado culpable, pero la detective seguía pensativa. Obviamente el tipo quería demostrar al mundo que supuestamente se vengó.
Lamentablemente mi trabajo se vio interrumpido por una visita inesperada, mi madre estaba coqueteando con el personal, además de que acosaba a Scarlett en algunas ocasiones.
— ¿Qué quiere saber de mí? —Scarlett dijo ya harta de que la Diosa la siguiera a todas partes.
—Sólo necesito saber qué tienes de especial para que mis hijos pongan atención en ti —mi madre habló.
Sin embargo al escuchar dicha conversación, tuve que intervenir, así como ya me estaba fastidiando de que mi madre me siguiera a todas partes, ya es suficiente con tenerla en mi pent-house.
—Esa respuesta no te incumbe, no lo entenderías del todo —me dirigí hacia ella y la tomé del brazo para apartarla de Scarlett y de los demás idiotas que seguían comiéndosela con la mirada—. ¿Qué haces aquí, madre? Creí que harías algo más constructivo con tu tiempo como ir de compras o de ir de tour a un estudio, pero... ¿cómo es que pudiste venir?
—No fue difícil, simplemente le sonreí a un hombre y le pedí que me trajera —ella se escudó, sonriendo como si fuera algo normal...
—Necesito recordarte que Charlotte Richards tiene un esposo que se pregunta dónde te metiste esta vez, y tú tienes dos hijos que quieren llevarte al Infierno. Así que llamar la atención en una estación de policía, en esto que no te tapa, ¡no es una gran idea! —Expresé molesto.
—Pero es que tenía que verlo yo misma —mi madre respondió—. Mi pequeño —me acarició levemente la mejilla, a lo que yo me aparté rápidamente—, trabajando, desgastándose con la bajeza humana. Y además atento con una extraña.
—Espero que sea lo que hayas imaginado y más. Anda a ver Cabaret. Te prometo que te divertirás —tomé a mi madre del brazo, jalándola hacia la salida.
—Es que no lo entiendo. De todas las cosas que puedas hacer con tus talentos. ¿Un servidor público?
— ¿Has considerado que tal vez disfruto de experimentar la humanidad? Así como disfruto la compañía de la "extraña" —le respondí a mi madre, para después empujarla hacia el ascensor de salida.
—Ellos tragan, cielo. Lo único que hacen es comer, y después el alimento sale transformado, y no es nada bueno... Amor —las puertas del ascensor se cerraron en su cara, por fin se había ido.
Por lo que en mi mente repetía:
«Órale a chingar a su madre».
No obstante la detective pensó que tenía una relación íntima con Charlotte, lo cual es un poco cierto, pero no de la manera en la que piensa. ¡No de esa manera!
Lo más interesante de ese momento es que había aparecido otra víctima con el mismo patrón de muerte... Y esto se averiguó ya que se publicó otro vídeo de disculpas, tal y como la otra vez.
Ahora la diversión continuaba, por lo que fui directo hacia el laboratorio de la pequeña López, para llamar a Scarlett.
—Tenemos otra víctima —me dirigí a ella, por lo que dejó su conversación con López.
—Te veo allá —Ella le dijo a Scarlett, para después acomodar sus cosas de forense con el fin de salir a la escena del crimen.
—Por supuesto —Scarlett le respondió, por consiguiente se acercó hacía mí, y de inmediato nos fuimos hacia aquel lugar del homicidio, el cual era una fábrica abandonada.
Después de todo el caso ya no era tan sencillo como lo pensé, ahora estábamos detrás de un asesino en serie, el cual hacía un excelente trabajo castigando, debo de reconocerlo.
La víctima había sido torturada en un potro sexual, además de que vestía con uniforme de colegiala, y por si fuera poco, su causa de muerte fue por asfixia de múltiples manzanas en su garganta.
—Un nuevo significado para "garganta profunda" —solté un chiste, sin embargo no era un buen momento para decirlo...
— ¿Por qué no sólo asesinarlo? ¿Por qué tanta ceremonia? —Se cuestionó a sí misma la detective.
—El verdugo está enviando un mensaje —deduje, ya que era tan evidente dada las circunstancias.
—El asesino quería darle su merecido. Tenemos que saber cuál fue su pecado para ser castigado —Scarlett dijo, y estaba del todo cierto.
—Claro —le di la razón a Scarlett—. Cuando miremos el vídeo donde se disculpa el manzanero, sabremos cuál es el mensaje.
Aquellas palabras hicieron que la detective encontrara una nueva pista: un vídeo que también se subió a la misma plataforma de Wobble, el cual demostraba a la víctima en un encuentro sexual con una mujer, y casualmente ella tenía una mordaza roja, justo como el de nuestro difunto. El asesino recreaba los crímenes que busca castigar. Luego se supo que la mujer del vídeo era una maestra, quien fue ex novia del difunto, y ellos al terminar el tipo posteó el vídeo sexual como venganza, lo cual hizo que despidieran a la mujer de su trabajo y días después ella se quitó la vida. La pobre maestra sexy muere y el pervertido de las manzanas fue el responsable de su inexistencia. Esto era un trabajo excelente, por lo que decidí dejar el caso, ya que era perfecto que los pecadores pagaran sus actos, y no me parecía justo interrumpir dicho trabajo, el cual me concernía; no obstante, el asesino era preciso en sus castigos, sin duda.
—Por fin alguien que hace algo al respecto, como un vengador —Scarlett comentó mientras estábamos de camino al Lux.
Todo este asunto me recordó a una alma en el Infierno, un a hombre enmascarado llamado V, el cual en su mundo hizo mucho, liberó a una nación, salvó a una chica de ser violada, etc. Pero su culpa, el cual lo carcome desde dentro y lo tortura eternamente, fue dejar el amor de su chica por la venganza, y dicho acto lo condenó, sin ninguna posibilidad de salir. Nunca lo torturé, a decir verdad sus ideologías inspiran. En contraste, él ha permanecido mucho tiempo en el averno, repitiendo una y otra vez sus hazañas. V mató a muchos corruptos, pedófilos y personas despreciables; y eso lo aprecio, mando a la basura a su lugar.
—En el Infierno hay muchos así como el asesino de nuestro caso. Hacen por así decirlo mi trabajo en la Tierra, aunque no de la manera apropiada —le dije a Scarlett, a lo cual ella me puso mucha atención.
—A veces sueño con ser un anti-héroe. Uno que le dé su paliza a los tipos malos. Sería divertido ser un devorador de pecados —Scarlett me expresó. Eso no terminaría bien...
—Ser un devorador de pecados no tiene nada de divertido —debatí inmediatamente—. Castigar a lo peor de lo peor envenena, y es un poco aburrido, ya me ves a mí huyendo del Infierno.
—Darle su merecido a los malos... No lo veo tan malo como dicen —Scarlett dijo.
—Bueno sí eso deseas... —suspiré rendido, luego le haré cambiar de opinión a Scarlett—. Puedes ser una gran torturadora, y hasta puedes aprender de Maze, ella fue muy buena en su puesto en el Infierno —propuse, a lo que Scarlett asintió.
—Y no hay que olvidarnos de As y Beelzebub —ella agregó—. Aunque no los he visto últimamente.
—Ellos volverán, son como gatitos perdidos, siempre vuelven —respondí confiado. Ciertamente mis demonios estarían muy ocupados, ya que Azazel no es fácil de capturar.
—Los extraño —Scarlett expresó.
Unos minutos más tarde, Scarlett y yo nos encontrábamos en el interior del Lux, uno de mis cantineros me sirvió un trago, y a Scarlett le dieron un exquisito mojito.
De pronto mis ojos visualizan una cosa perturbadora, era mi madre bailando en mi club, bailando alocadamente arriba de una mesa. ¡Me llevo yo! ¿Por qué tiene que arruinar todo lo que amo?
Dicha situación hizo que yo sacara de ahí a mi madre, inmediatamente. Ya fue suficiente.
— ¡Piensas acabar sistemáticamente con cada parte de mi vida! —Reclamé furioso.
— ¡No! Aprendo lo que haya aprender, sobre cada parte de tu vida —explicó mamá.
— ¡Ohh claro! ¿Y hasta ahora qué tal vas? —Expresé sarcásticamente.
—Estoy muy iluminada en realidad —mi madre dijo—. Ahora comprendo por qué tienes este club de perdición, ahora entiendo por qué te diviertes con esas curvilíneas salvajes. Pero lo que no entiendo es...
—Mi trabajo humano, sí lo sé, es muy simple: soy un civil consultor —dije entre dientes, ya estaba hasta la madre de su actitud.
—Pero, ¿por qué sigues atormentante pecadores? —La Diosa cuestionó.
—Porque siempre lo he hecho —era la verdad, me gusta hacerlo, no había justificación a mi trabajo, es mi verdadera escencia.
—Eso no es cierto —mi madre objetó—. Eso es en lo que tu padre te convirtió... ¿Aún intentas recuperarlo?
Lo último que dijo mi madre fue la gota que derramó el vaso...
Reaccioné de manera furiosa, mis ojos se tornaron rojos como el fuego y mi voz se distorsionó, por consiguiente encaré a mi madre de una manera amenazante.
—Cuidado madre —le advertí.
— ¿Por qué? Vas a reprenderme —ella contestó. Mi amenaza no sirvió de nada, y por ende torné mis ojos rojos a mis ojos normales.
Aquella acción que realicé, hizo que mi madre se fuera con una expresión de decepción... Pero eso no me importaba, no soy lo que ella dice...
De repente siento una mano suave tocar mi espalda, a lo que yo volteé a ver a la persona que hacia dicho acto.
— ¿Todo bien? —Los ojos preocupados de Scarlett se cruzaron con los míos.
—Sí, hay que atrapar al asesino, tengo una pregunta que aclarar: ¿Por qué ser verdugo? —Expuse, para después dirigir a mi protegida a un destino que ya tenía pensado...
Ambos llegamos nuevamente a las oficinas de Wobble...
—A veces eres impredecible, Lucifer —Scarlett dijo.
—Lo sé. No te imaginas cuán impredecible fui en la rebelión celestial —respondí rápidamente dirigiéndome a la oficina de los moderadores, ellos deberían de tener la respuesta, ya que suponiendo que un vídeo pasa por una revisión manual, ellos deberían de tener la pieza clave del caso, puesto que debieron de ver primero los vídeos que se postearon de los homicidios, así que como los vídeos de los crímenes que se castigaron.
Un breve tiempo pasó después de interrogar a algunos trabajadores y de divertirme viendo algunos vídeos muy chistosos, entre ellos un vídeo de un tipo saltando desnudo sobre un rinoceronte, ya me imagino el desenlace, jajajaja.
— ¿Qué clase de Deep Web es esta? —Dijo Scarlett al ver el vídeo detenidamente.
—Estos moderadores lo ven todo —comenté—. Ay, por favor eso le va a dejar una marca —reí al ver, de nuevo, el vídeo de aquel sujeto con el rinoceronte—. ¿Dejas que lo mire otra vez? —Le pregunté a la chica pelirroja que estaba trabajando como un moderador.
Sin embargo, la detective apareció y me llamó para que viniera a su lado. Después de ello, charlamos sobre el caso, y al parecer formulamos nuevas pistas, puesto que ella pensaba que un moderador iba a ser el verdadero asesino.
La verdad, yo no creía que esa suposición fuera posible, ya que nadie elige ser un devorador de pecados, y los moderados hacían su trabajo: ver la basura humana. A contraste, ellos son obligados a hacerlo para mantener a una familia o a sí mismos.
Mi opinión al respecto es que nadie quiere ser custodio del desperdicio humano. Tal vez odiaba mi trabajo en el Infierno, prefería hacer otras cosas, no obstante me empezaba a gustar los castigos que les hacía a los pecadores, darles su merecido... Con el tiempo me acostumbré, así como dicho trabajo te hace otra persona, una más vacía... Y lo peor de todo es que no sé por qué ser verdugo, por qué me fascina hacer eso, ¿por qué? Esa era la incógnita que necesita ser respondida.
Entonces, dado las circunstancias, ningún moderador pudo ser el asesino, debido a que sólo duraban meses en su trabajo, así como ellos tenían esperanza en salir adelante.
Por consecuente se determinó a un nuevo sospechoso, o más bien sospechosa... Leila Simms. Una de las principales cabezas de Wobble, puesto que ella tenía más tiempo siendo moderadora, y eso era un punto clave, ya que pudo ser que ella se acostumbró a ser un devorador de pecados, y por consiguiente la basura humana pudo haber despertado su instinto justiciero o más bien vengativo...
Teníamos a la asesina en frente de nuestras narices...
Pero ahora ella había escapado... Esto vuelve más interesante el asunto, solamente quiero sacar mis dudas con ella.
Ahora estábamos en la estación de policía, localizando a Leila...
—Leila quitó ambos vídeos, mató a las víctimas, y nos llevó de la mano hasta que tuvo tiempo para escapar. ¿Por qué no entendí que era ella? —La detective, decía para sí misma, tratando de formular teorías sobre el porqué lo hizo.
—Porque como verdugo es muy apta para evitar su propia medicina. Estoy impresionado —comenté.
—Esto es algo impredecible. No creo que fuera ella, es ilógico —Scarlett difirió ante nuestras teorías.
Y como arte de magia las suposiciones de Scarlett fueron verdad, puesto que en Wobble se publicó un aviso de un castigo en vivo, el cual tenía como título "el Juicio Final".
— ¿Juicio Final? —Expresé intrigado—. Deberían de tener cuidado al usar esa frase, de hecho aún falta un par de años —eso era cierto, en algún momento todo llegará a su fin... Todo puede suceder, desde una batalla entre los cielos, la salida de la bestia que luchará contra Dios, o hasta el apocalipsis del que tanto hablan. Pero... yo no quiero ponerlas en riesgo, no sería capaz de ver cómo ellas se desvanecen de mi vida...
Leila Simms iba a suicidarse en vivo, ¿cómo podría hablar con ella si muere?, eso es incoherente. La creí como una persona brillante, sabia, quien torturaba, pero con un toque de ironía, pero ¿quitarse la vida mientras humilla a su compañía?
Todo lo sucedido y expresado dio indicio a que la detective especulara que dicho suicidio no cumplía con el patrón de los dos asesinatos en serie...
Y por consiguiente se descubrió, por medio de un vídeo de vigilancia, que Leila había sido amenazada con un arma para que ella saliera de Wobble, y por ende se acercara a su pronta muerte.
Entonces después de unos minutos de buscar su ubicación se dio con ella. Estaba en los servidores principales de Wooble.
Llegamos a dicho destino, parecía el Infierno con muchas luces. Con cautela nos dirigimos hacia Leila, quien permanecía amarrada a una silla, mientras hacía el en vivo de su suicidio.
De pronto aparece el verdadero asesino, quien le apuntaba con una pistola para obligarla a suicidarse.
—Es el tipo de los recursos humanos, el que nos mostró el vídeo de las bolas incendiadas —dijo Scarlett en voz baja.
—Sí, Raymond —comentó la detective.
—El gran vigía, debí entenderlo. Tiene halitosis, primer signo de maldad —agregué.
—Tenía todo el acceso a buscar a quien quería e incriminar a Leila —dijo la detective.
De pronto Leila se empezó a derramarse gasolina por todo su cuerpo, mientras sollozaba fuertemente... Si no actuábamos de inmediato ella terminaría carbonizada, debido a que el asesino tenía un encendedor listo para tirarlo e incendiar todo el lugar.
— ¡Qué estás esperando, dispárale! —Le demandé a la detective.
—Si la flama llega al suelo la asesinará. No puedo hacerlo —la detective explicó.
Por consiguiente, decidí actuar rápido...
—Escucha detective, esta parte será más sencilla si no estás aquí. Te voy a pedir que te marches, ¿sí? —Propuse.
—No pienso irme, vamos a resolver esto, sólo dame un segundo —objetó la detective.
—El tiempo es crucial, tienes que pensar rápido Chloe —Scarlett dijo.
—De acuerdo. No te apresuro —me dirigí a la detective—. Pero en lo que piensas iré a hablar con el asesino. Y Scarlett quédate aquí, esto será un movimiento peligroso, ¿ok? —Miré a Scarlett quien permanecía mirando hacia Leila, como si planeara algo.
—Sí, sí —ella respondió rápidamente.
Aquella respuesta no me convenció, sin embargo, no quería desperdiciar el tiempo, así que me dirigí al sujeto...
—Hola Raymond —dije y él me apuntó con su arma—. Lamento robarte el momento... Pero tengo una pregunta que hacerte antes de que termines tu retorcida puesta en escena.
—No te acerques, o te juro que tiraré esto y ella estará muerta —él expresó con un escalofrío interno, ya que se apreciaba que su mano derecha (en donde sostenía el arma) estaba temblando al mil por hora.
—Ayy, esa halitosis, es terrible, ¿cierto? Deberías de examinarte —expresé con ironía—. Pero primero, concédeme esta simple interrogante. ¿Por qué?
De un momento a otro, pude visualizar a Scarlett acercarse sigilosamente hacia Leila, con el fin de liberarla. Al verla en la boca del lobo, no pude evitar sentir un nudo en el estómago de los nervios.
« ¡Qué haces, Scarlett! ».
— ¿Qué? —Raymond tronó la boca, era evidente su confusión.
— ¿Por qué eres un verdugo? —Cuestioné, tratando de disipar su atención de Leila, y por ende de Scarlett—. Entiendo el deseo de justicia o el goce en la dulce venganza, pero nadie te obliga a hacer esto... Entonces por qué tomar tal encomienda.
—Porque yo ya no lo soporto —sus ojos comenzaban a hacerse llorosos—. Todo ese mal que se esparce, yo tenía que evitarlo. Yo debía castigarlos —expresó en un hilo de voz casi inaudible.
Por un segundo miré a Scarlett, ella batallaba con las ataduras de Leila, esto debido a que estaban mojadas por el líquido inflamable.
—Te equivocas —me aproximé unos centímetros hacia Raymond—. No debías de hacer nada, tú querías imponer el castigo.
—No, eso no es cierto —Raymond se puso nervioso.
—Sí, comenzaste con el tipo de las bolas de fuego, eso fue impulsivo... Pero luego, cuando probaste el mal, sentiste bien, ¿cierto? —Di un paso más hacia él.
—Estaba cumpliendo mi parte —Raymond respondió.
—Tenías muchos planes para una venganza gigante, hasta que empezamos a acorralarte, y en ese punto, la pobre Leila tenía que pagar, ¡una inocente! —La distancia se estaba acortando.
— ¡No, te equivocas!
— Y después qué... ¿Pararías?, ¿huirías?, ¿quedarías libre? Jajajaja, no... Ambos sabemos que no puedes parar porque te fascina, igual que a los pecadores que castigas.
— ¡Yo no! ... Yo —Raymond estaba llegando a un grado máximo de locura—. Es cierto —sollozó levemente—. Es lindo que... me supliquen el perdón.
—La diferencia entre tú y yo, es que tú te volviste parte del problema, Ray. Un pecador que merece escarmiento —hablé entre dientes, estaba a punto de mostrarle mi verdadero rostro.
—Es cierto —él confesó—. Merezco esto.
De repente, se escuchó un ruido por parte de la silla de Leila, puesto que se había movido un milímetro, lo que causó que ésta rechinara llamando la atención del asesino.
Scarlett la había movido por accidente, oh no.
En cuestión de segundos, Raymond disparó al pecho de Scarlett...
— ¡Noooo! —Un grito desgarrador distorsionado salió de mi interior.
La bala impacto justamente en su pecho, lo cual la hizo exaltarse, y caer al suelo de espaldas.
Sin embargo Scarlett se levantó rápidamente y se examinó aquella área, y no había nada... La bala no le perforó nada en absoluto.
—Lucifer, ¿qué ha pasado? —Scarlett expresó temblando de la incertidumbre, así como se sacó de su pecho una bala hecha pedazos. No le había pasado nada... Ella miraba dicho objeto con asombro, y fuertemente suspiraba para tratar de asimilar lo que había pasado.
Impredeciblemente, el asesino apuntó hacia mi pecho y disparó...
Maldita sea, soy vulnerable al lado de la detective...
Pero la bala tampoco impactó sobre mí, y esta cayó aplastada al suelo, dejando impresionado a Raymond.
Y vuelvo a ser invulnerable al lado de Scarlett...
—No se salvarán de esto —el asesino tiró el encendedor dispuesto a matar a Leila.
— ¡No, aguarda! —Exclamé.
Afortunadamente un químico extintor masivo nos cayó a todos, opacando la posibilidad de quedar chamuscados. La detective salvó a Leila, y mínimamente nos salvó a Scarlett y a mí.
Entonces, con aquella distracción, dirigí toda mi furia, expresada en un puño hacia la cara del estúpido de Raymond. Él cayó ferozmente al suelo.
¿Todo había terminado?
No.
Ahora tenía más incógnitas en mi mente...
Scarlett no fue dañada por esa bala.
Yo no fui asesinado por un arma de fuego...
¿Por qué juntos somos invulnerables?
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