𝑿𝑽. 𝑹𝑬𝑺𝑪𝑨𝑻𝑬
Lucifer había aprisionado con sus brazos a Sariel, Maze por un lado se acercó a él, de un modo violento, con su cuchillo infernal; luego puso su arma en la mejilla de aquel ángel, y por consiguiente ella dijo:
— ¡¿Dónde están?! —Sus ojos detonaron su furia... la furia demoniaca.
— ¿Quiénes? —Contestó Sariel, haciéndose el inocente...
—No te hagas el gracioso hermano, sabemos que los tienes —Lucifer dijo, y luego hizo presión a su agarre.
—No los tengo —él dijo con una voz casi inaudible.
—Por favor dime que no los mataste —miré a los ojos a Sariel, tratando de disipar las ideas de castigo que tenía sobre si su respuesta fuera positiva.
—No lo hice —él contestó.
De pronto, observo a lo lejos a una persona que nos estaba viendo, y esto era obvio, puesto que nos encontrábamos en la vía pública.
—Debemos de hacer esta interrogación en otra parte —advertí—. Miren —señalé con la mirada a aquel sujeto, quien aún nos miraba.
—Tienes razón, Scarlett —Maze dijo, para después guardar su cuchillo—. Me devolverás mi otro cuchillo. Sé que lo tienes —añadió Mazikeen luego de darle a Sariel un puñetazo en la cara.
Y ante el golpe brutal de la demonio, el rostro angelical de Sariel no obtuvo ni un ligero rasguño. Cuestiones de seres celestiales... supongo.
—Bien merecido te lo tienes, hermano —dijo Lucifer.
Posteriormente el rey del Infierno condujo a Sariel al vehículo. Wow ese auto... un Chevrolet Corvette de 1962, el auto que va perfecto con el estilo del Diablo.
Lucifer tenía bien sujeto a Sariel, y por más que forcejeaba, él no podía zafarse. Lucifer es muy fuerte, y esto es debido a que fue un ángel muy superior... Esto lo había visto en algunos escritos, y a veces pensaba... ¿hasta dónde llegaba el poder del arcángel caído?
En fin Lucifer había subido a Sariel al Corvette, seguido del mismo, ya que tenía que cuidar que su hermano no se escapara.
—Maze tu conducirás... Pero ten cuidado con el carro —ordenó Lucifer—. No quiero que lo aboyes como la última vez.
—Tú tranquilo, Lucifer —ella respondió.
—Sabía que este momento llegaría —dijo Sariel en un tono sarcástico.
—Ahora no es el momento de tu gracia, Sariel —le contesté al ángel.
Después de ello Maze se subió en el asiento del piloto, y le dio a Lucifer su cuchillo infernal, con esto Lucifer aseguraba al 100% que Sariel no se fugara. Luego fue mi turno de subir a esa belleza motorizada, por lo que me senté en el asiento del copiloto. Ya que todos nos habíamos subido al carro, Maze arrancó. Cabe de decir que estábamos muy apretados en dicho vehículo.
Pasó un largo tiempo de un vacío silencio... Hasta que llegamos a nuestro destino...
Estábamos en el pent-house de Lucifer, Maze había amarrado a Sariel y posteriormente lo tiró al suelo de la sala de estar.
—POR ÚLTIMA VEZ...¡¿DÓNDE ESTÁN MIS HERMANOS?! —Maze gritó furiosa.
—Tendrás que hacer algo mejor que sólo gritarme para obtener la respuesta —Sariel dijo.
—Ya lo verás —Maze respondió para después irse a su baúl de herramientas de tortura, y luego sacar varias armas letales... Por Lucifer...
—No me lograrás sacar nada demonio —Sariel sonrió. La estaba retando... Oh no... No debiste de decir eso Sariel—. Habrá consecuencias —añadió... ¿qué quería lograr con eso?
—Podría ser —Lucifer intervino ante las intenciones de tortura de Mazikeen.
—Tú crees... que tu padre... intervenga —me dirigí a Lucifer.
—Hay una posibilidad, recuerda mi mortalidad —él respondió, y por un momento pude presenciar que él tragó saliva.
Justamente cuando estábamos hablando Lucifer y yo, Maze toma del cuello a Sariel y ejerce presión, para después decir:
— ¡QUÉ HICISTE CON ASTAROTH! —Maze gritó, para después sacar su lado demoniaco...
Vaya... Nunca había visto a Mazikeen con su cara de demonio, la cual era su cara normal en su lado derecho, y su cara descarnada (característica por ser demonio) en su lado izquierdo...
Sariel trataba de dar una bocanada de aire, no podía respirar, Maze cada vez lo apretaba más, mientras que Lucifer veía la escena, gustoso por ver aquella tortura. Y yo, por otro lado, no soportaba ver eso, y esto era debido a que una parte de mí, no quería que le pasara algo a Sariel... ¿qué demonios?... Sariel me defendió de Selina, y por eso no quería que lo lastimaran... Pero a la vez él les hizo daño a mis demonios... Un dilema se me creó en mi mente...
De pronto Lucifer reaccionó, él que no debía de torturar a su hermano, ya que uno nunca sabe las consecuencias, o más bien las represalias de Dios...
—Maze, por favor, ¡basta! —hablé—. Esa no es la manera de sacar información.
—Mazikeen... —Lucifer tocó el hombro de Maze para que ella también reaccionara, y por ende se disipara su ataque de ira.
Por consiguiente Maze soltó a Sariel, y por poco se le iba a pasar la mano... Afortunadamente logré evitar una tragedia.
—Creí que te gustaba la tortura, Scarlett —dijo Maze cortante.
—No del todo —respondí.
Sariel respiraba profundo, recobrando el aire. Y luego se me ocurrió la genial idea de que me dejaran a solas con él. ¿Qué me está pasando con este ángel?
—Tal vez si uso mi cuchillo obtendré más información —sonrió Maze, y a su vez sacó su arma letal.
—Maze, no —dije firmemente—. Por favor.
— ¿Qué sugieres entonces? —habló Lucifer.
—Sólo... sólo... ¿podrían dejarme un momento con él? —propuse.
—De ninguna manera —Lucifer me dijo.
—No —dijo Maze.
—Sólo serán cinco minutos, además sé cómo sacarle información... ¿confían en mí? —expliqué.
Lucifer se quedó pensando un momento, y aunque le agradó mi valentía al quedarme con un ángel que apenas conocía, finalmente accedió. Por otro lado, Mazikeen observaba la situación, sin decir ni una palabra.
—De acuerdo —suspiró Lucifer—. Cualquier cosa estaré en el Lux —añadió para después irse en el elevador.
—Hazlo trizas —Maze finalmente dijo, mientras me daba su cuchillo—. Confío en que utilizarás todas las técnicas de lucha que te enseñé.
—Lo intentaré —sonreí.
Luego de ello, Maze también se fue al Lux, disipando toda su energía en cualquier cosa, menos en el ángel cautivo.
Ahora Sariel y yo estábamos solos...
— ¿Qué es lo que quieres de mí? Digo, porque los ángeles deben de tener un motivo para bajar al cielo. Y tú aparte de espiarme, también te infiltraste a mi escuela —tomé a Sariel de la barbilla para que me mirase.
—No te lo puedo decir —él respondió.
—No usaré la tortura contigo, después de todo te debo de agradecer porque pusiste en su lugar a la tóxica de Selina —di una sonrisa sincera.
—Se lo merecía la tipa esa, no es muy agradable que digamos.
—No lo es... —reí—. Entonces... ¿dónde están mis demonios? —cambié de tema, no quería desviar el interrogatorio.
—No te lo puedo decir, mi padre los quería lejos —esa respuesta es muy sospechosa. ¿Qué quiere Dios de mí?... Después de tanto tiempo de rezarle para que todos mis problemas se mejorarán, y que al final su respuesta fuera nula... Y ahora envía a un ángel hacía mí... ¿Qué demonios quiere?
— ¿Por qué? Por favor sólo dime... —supliqué sutilmente, no quería rogar, ninguna chica debe de rogarle a alguien. Y ahora más que otra cosa quería más respuestas...
—No puedo —él murmuró, evitando mi mirada.
—Cuando nos conocimos apenas hace unas horas, te veías como un chico bueno, sincero, y ahora que veo tus acciones, ya no lo eres —me acerqué a Sariel—. Mira, podemos hacer un trueque —propuse.
—Mmmm —dudó un poco—. Dime los términos de tal negocio —volteó a mirarme.
—Solamente te pregunto algo, luego tú me respondes, y viceversa —dije.
—Hecho —asintió—. Pero con transparencia —él propuso.
—Bien —accedí—. Entonces... ¿Por qué estás en este plano terrenal?
—Tenía una misión —por fin Sariel soltó algo—. Y era conocerte.
— Dime la razón de ello —Lo miré a los ojos.
—No lo sé con certeza. Y ahora que te confesé algo... Es tu turno de hacerlo. Es por eso que te pregunto... ¿Cómo fue que invocaste a esos demonios?
— ¿Quieres que te diga con arduo detalle? —pregunté.
—Por favor —él se levantó lentamente del piso, sentándose en este para reposar de lo que le había ocurrido antes.
—Bien —me senté junto a él, preparándome para una explicación larga—. Sólo hice una ardua investigación sobre cómo pactar con el Diablo, y como él no se me manifestó, en consecuencia contacté a Beelzebub con un ritual que consistía en una Ouija, mi sangre, un espejo, velas y un conjuro en latín. Luego se me apareció Beelzebub, quien me llevó a una cueva, en donde dibuje un pentagrama con mi sangre, medité, dentro de la meditación pude visitar el infierno por un segundo, luego dije un conjuro en latín, y listo Astaroth ya estaba en la Tierra —resumí un poco de los rituales que hice. Ahora que lo pienso... me lleve mucha sangre en dichos rituales...
— ¿Entraste al infierno en tu cuerpo astral? —Sariel dijo en estado de shock.
—Sí, eso creo... —dudé un poco, ahora que lo pienso eso no fue nada normal...
—Creí que era imposible —Sariel dijo aun estando en estado de shock—. ¿Hiciste todo esto para castigar a las tóxicas?
Ante la revelación de Sariel... No podía creer que él estuviera escuchando todo lo que le dije a mis amigas... Qué chismoso me salió este angelito.
—Así que escuchaste todo, bien —apreté los labios, por un momento sentí coraje porque Sariel fue un chismoso... Pero bueno me contuve...
—Sí, y como consejo, te digo que no lo hagas —él me miró profundamente a los ojos... Esos ojos...
—Tú no sabes ni una pizca por lo que he pasado... He tomado una decisión...
Sariel de un momento a otro se quitó las ataduras que le había hecho Maze. Se levantó del suelo como si nada, ante eso yo hice lo mismo, estaba preparándome para atarlo de nuevo, no quería que se escapara, no en mi guardia, y más con los ataques que me había enseñado Mazikeen, ya los quería usar...
—Lo siento Scarlett, debo de completar mi misión —él dijo para después tomarme de la cintura y aprisionarme con sus brazos.
Ante su acción, opté por darle un codazo muy fuerte en el hígado, lo cual deshizo su agarre, por consiguiente me zafé, lo cual me dio la oportunidad de abalanzarme hacía él, dicha acción hizo que nos cayéramos al suelo en una posición no tan apropiada... Entonces puse el cuchillo infernal en su garganta como símbolo de amenaza.
— ¿Quieres que te saque la información por las malas? —Moví un poco el cuchillo, haciéndole un pequeño corte en su garganta angelical, lo cual sacó un poco de sangre...
—Eres más peligrosa de lo que creí —él murmuró.
Y por un momento vi que Sariel estaba sonriendo muy gustoso... Qué se traía ese ángel... ¿Qué le gusto o qué?
—Las apariencias engañan —le susurré—. Ahora me dirás dónde están mis demonios.
Sariel me observaba, no quería decir nada, pero finalmente lo confesó:
— ¡Bien! Están en la zona cero.
—Qué tanto te costaba —alejé el cuchillo de su garganta.
De repente escuché las puertas del elevador abrirse, dirigí mi mirada hacía ese punto en específico, y visualizo a Lucifer y a Maze entrar.
— ¡OH ME LLEVO YO! —Lucifer exclamó al vernos en esa posición incómoda.
—Interesante —rio Maze—. No eres del todo santa, Scarlett. Jajajaja.
Ante eso opté por moverme hacia un lado, quitándome de encima de ese ángel que parecía que le gustaba dicha "posición".
—No es lo que parece, Samael —Sariel se escudó.
Lucifer al escuchar ese nombre en específico, se queda petrificado, parecía que odiaba cada aspecto del nombre "Samael"...
—Ya no correspondo a ese nombre —Lucifer le lanzó una mirada asesina a su hermano.
—Yo así te llamaré, porque así siempre te recordaré —Sariel respondió.
Ante eso Lucifer sólo rodó los ojos y bufó molesto...
Entonces Sariel se levantó del piso, y posteriormente me extendió la mano para levantarme. Justamente en ese momento, Lucifer se acercó a mí, y al mismo tiempo que Sariel él también me extendió la mano... ¿Qué clase de paradoja es esta?, de un lado estaba un ángel, y del otro lado estaba un diablo... Los dos dándome su apoyo... Por lo que opté aceptar de la ayuda de ambos, qué podría perder, una doble ayuda. Como sea... esto se desvía de lo que es prioridad...
—Beelzebub y Astaroth están en la zona cero —dije cuando ya estaba levantada.
— ¡Por qué los pusiste ahí! —Lucifer se dirigió a Sariel.
—No tenía opción, el infierno no los recibía —él respondió.
—No los recibía porque con el pacto de mi sangre están... por así decirlo atados a mí —comenté.
—Con razón —Sariel suspiró.
—Lo bueno que ya sabemos dónde están, así que andando —dijo Maze.
—Lo malo de ir a ese lugar, es que tenemos que ir volando, y lo peor es que no tengo mis alas de porquería —Lucifer miró a Sariel seriamente.
Otra novedad de Lucifer... No tiene alas, ¿cómo no iba a tener?, Beelzebub aseguró que él las poseía... Aquí hay muchos rollos celestiales.
—No puedo llevarlos a todos —Sariel dijo.
—Me niego a que me lleves cargando como a un bebé... Debe de haber otra manera —Lucifer dijo, para después dirigirse a su mini bar y servirse un trago.
—Y yo no quiero llevar a Maze —Sariel miró a Mazikeen con un poco de desprecio.
—Bueno... Entonces la única opción soy yo —hablé—. Llévame a la zona cero.
— ¿Estás segura? —preguntó Sariel.
—No hay otra manera... ¿o sí? —dije mirando a Lucifer, quien al parecer estaba pensando—. Así me aseguraré de que sacarás a mis demonios, sin trucos angelito.
—Pues... Estaría bien que tú vayas... No hay problema —dijo Lucifer.
Sariel lo dudó un poco.
—Bien —el ángel murmuró.
Luego de eso, Sariel se aproximó a mí, me envolvió suavemente con sus brazos, para después cargarme como un bebé. Por consiguiente él extendió sus alas, las cuales eran muy hermosas, con ese toque celestial, y por cierto eran blancas; para después salir volando hacia el destino requerido.
Entre el recorrido, había un silencio incómodo.
—Sariel —rompí dicho silencio.
— ¿Sí? —él respondió.
— ¿Tienes el cuchillo faltante de Mazikeen?
—Sí están en mis aposentos. Luego le entregaré el cuchillo mencionado a la demonio.
— ¿Por qué los encerraste ahí?
—Porque es el único lugar para contener seres sobrenaturales. Además... recuerda que mi padre los quería lejos de ti... creo.
— ¿Cómo que crees? —estaba intrigada, cómo un ser celestial no puede saber con exactitud su misión...
—Es difícil de explicar, pero básicamente Dios proporciona visiones, a través de nuestra mente, y es ahí donde tenemos que descifrarlas —Sariel explicó.
Vaya, ahora un nuevo dato sobre seres divinos he aprendido, Dios parece que no habla más bien es telepático...
—Es difícil administrar muchas almas, más a parte criar a sus hijos, ¿no es así? —comenté.
—No tienes idea —Sariel asintió.
—Por ende no sabes tu misión, sólo querías conocerme, protegerme...
—Tal vez, pero te vi y no pude sentirme atraído hacía ti —repentinamente confesó Sariel. ¿Qué le sucede a este tipo?
Espera... Alguien me dijo que le gusto... Vaya nunca había escuchado eso, por lo general yo era la que me enamoraba de los chicos y los chicos solamente pasaban de mí... sin ni siquiera importarles, bueno así pasó con Hans.
— ¿Qué? —dije atónita—. ¿Lo dices en serio?
—Sí.
—No crees que es muy apresurado, nos acabamos de conocer...
—Oh lo siento, es que yo nunca había sentido atracción... Perdón —se disculpó.
—Y yo nunca había escuchado una confesión de amor —le di un ligero beso en la mejilla... Ahora, ¿qué pasa conmigo?
Él se sonrojó ante mi acción repentina...
Estábamos a una gran altura, las nubes nos rodeaban, el aire soplaba, la tensión nos aprisionaba, pero dicha presión nos gustaba, no sabíamos que hacer ante nuestras confesiones...
De pronto Sariel aterriza, cortando el incómodo silencio, la incómoda tensión de confesar los sentimientos mutuos... ¿Es muy pronto para sentir algo?
—Llegamos —Sariel dice—. Bienvenida a la zona cero, Scarlett. Una cueva sellada, sé que no parece algo siniestro, pero este es un lugar dónde la magia y energía celestial e infernal no puede ser efectuada —él añadió mientras ocultaba su alas.
—Cero total —observé la estructura de dicha zona. Podía visualizar que era rocosa, y dicho lugar emanaba una ventisca fría—. ¿Qué prosigue?
—Ahora mismo tengo que abrirla. Cabe de destacar que sólo los ángeles pueden abrir esta zona —él explicó.
—Sí, sólo sácalos por favor. Estoy muy preocupada por ellos —omití la explicación de Sariel, sólo quería ver a mis demonios.
—Por supuesto —Sariel asintió.
En consecuencia, el ángel tomó entre sus manos una gran roca, la cual estaba pesada, pero para él su peso parecía papel, todas estas cuestiones celestiales siempre me han dejado un impacto en mi mente.
La zona cero comenzó a tambalearse, un pequeño temblor que no significaba ningún desastre.
De repente la roca que Sariel movió cayó, revelando así el interior de aquella cueva, donde Beelzebub y Astaroth se quedaron mirando la salida, y por ende se me quedaron viendo a mi persona, ya que los estaba esperando para abrazarlos y hasta pedirles perdón por abandonarlos...
Ellos al mirarme pronunciaron mi nombre al unísono, en consecuencia ellos se acercaron a mí, y ambos me abrazaron... Eso no me lo esperaba.
—Qué bueno que estás bien —ellos dijeron. Un poco raro por parte de ellos... ¿Qué les habrá sucedido?
Sus palabras me estremecieron... Por lo que les respondí de una manera amistosa:
—Ya están a salvo —susurré.
Y como una reacción repentina ante el afecto de los demonios, decidí darles un beso en la frente, en símbolo de protección, porque así básicamente es nuestro lazo.
Después de ese encuentro, Sariel tosió para hacerse notar, a lo que los demonios le lanzaron una mirada de odio. Por consiguiente Astaroth se le abalanzó a Sariel, y ellos comenzaron una lucha.
— ¿No te hizo daño? —me dijo Beelzebub, quien aún permanecía a mi lado.
—No —respondí, para después zafarme del abrazo de Beelzebub, y dirigirme hacia la pelea de los seres sobrenaturales.
Astaroth y Sariel estaban por lastimarse uno a otro, lo bueno fue que me puse en medio para bloquear sus ataques. Desvíe el puño de Sariel, haciendo un bloqueo con mi brazo, para después darle una sutil patada en el estómago para empujarlo lejos de Astaroth. Luego tomé el puño de Astaroth, el cual se dirigía al hígado de Sariel, y con una maniobra que me enseñó Maze, logré inmovilizar a Astaroth, quien estallaba de ira.
— ¡RELÁJATE AS! —grité.
Beelzebub observó todo lo que sucedía, y por ende se aproximó al ángel y lo inmovilizó... Un momento tenso.
— ¿Por qué lo defiendes, Scarlett? —Beelzebub dijo.
—Él los ayudó a escapar —respondí.
—Sí porque este puto nos encerró —escupió Astaroth.
—Lo lamento —dijo Sariel.
—Lo lamentas —dijo con sarcasmo Beelzebub, quien comenzó a apretar su agarre contra Sariel—. ¡LO LAMENTAS! —gritó.
—Nos lastimó, Scarlett —Astaroth dijo.
—Y nos sacó información —Beelzebub confesó.
—Era parte de mi misión —Sariel habló casi inaudible.
Maldita sea, en todo este día han ahorcado a Sariel varias veces...
—Podemos dialogar esto con su rey —propuse para calmar la situación—. Por favor no me orillen a deshacer el pacto...
No quería que esto se saliera de control... Y lo peor era no saber a qué lado ir...
Astaroth logró calmarse, pensó con un poco de claridad, y entonces dijo:
—Ya vámonos de aquí —bufó, pero no sin antes echarle una mirada temerosa a la zona cero.
—Maldición —masculló Beelzebub soltando a Sariel.
Solté a Astaroth, quién se dirigió a Sariel con una mirada demoniaca.
—Esto no se queda así —As amenazó.
Sariel no se inmutó ante la mirada malvada de Astaroth... Por Satán desearía así haberle hecho, cuando mi hermano se enojaba, y por ende me miraba con maldad... Aquellos ojos eran mi infierno... O más bien son mi infierno.
—Que así sea —respondió firmemente Sariel.
Qué valentía...
— ¿Dónde estamos? —preguntó Beelzebub.
—En la zona cero, estamos en otro plano dimensional —respondió Sariel.
—Genial —dijo Astaroth con su humor característico.
De pronto Sariel sacó sus alas, entonces se acercó a mí y me cargó entre sus brazos, luego de ello se elevó un poco, y le dijo a los demonios:
—Sujétense de mis tobillos.
Beelzebub y Astaroth con mala gana accedieron a la orden de Sariel, y al sujetarse de aquel ángel, él comenzó a ascender.
Fue un largo tiempo de silencio incómodo... Pero al fin llegamos al pent-house de Lucifer. Sariel nos bajó cuidadosamente, y cuando bajé pude visualizar que Lucifer y Maze nos estaban esperando.
—Misión cumplida —dije.
Cuando Beelzebub y Astaroth tocaron el suelo, inmediatamente Maze corrió a abrazarlos, bueno más bien a abrazar a Astaroth.
—Estás aquí —ella le dijo a As.
—Ya estamos aquí, fuera de las entrañas de esa zona —respondió Astaroth.
—Al fin los veo mis demonios —Lucifer les dijo a sus súbditos.
—Estamos a sus órdenes mi rey —Beelzebub hizo una reverencia hacia Lucifer.
—Astaroth está aquí para cualquier cosa —As dijo poniéndose un puño en su corazón como símbolo de lealtad.
—Creo que ya debería de irme —Sariel dijo, interrumpiendo la conversación entre un rey y sus gobernados.
—Tú no te vas —Lucifer dijo—. Tú ven conmigo, tenemos que hablar.
—Pero Samael... —Sariel respondió pero Lucifer lo interrumpió.
—Odio ese nombre... Pero te pasaré por alto ese insulto —dijo Lucifer—. Ahora tenemos que hablar en privado.
—Bien —accedió Sariel.
Luego de eso, ellos dos se fueron por el elevador...
—Vámonos de fiesta, As —Maze le propuso a su hermano.
—No gracias, Maze —él respondió, a lo que Mazikeen se quedó asombrada—. Necesito, digo necesitamos hablar con Scarlett de algo —añadió, no sin antes dirigirle una mirada cómplice a Beelzebub.
Maze al ver a sus hermanos actuar de una manera extraña, se quedó pasmada, pero luego de unos segundos, reaccionó.
—Ok, yo mejor me voy —dijo ella, para después dar una media vuelta y salirse por el elevador.
Ahora estábamos mis demonios y yo... solos... ¿qué me querían decir?
—Scarlett —dijo Beelzebub.
— ¿Qué sucede? —respondí intrigada.
—En la zona donde estuvimos... nosotros dos tuvimos unas visiones muy extrañas —empezó a decir Beelzebub.
—Y dichas visiones eran sobre ti... y sobre lo que te ha pasado, eso creemos —Astaroth continúo.
Ohhh, no puedo creerlo....
— ¿Qué vieron en esas visiones? —pregunté.
—En lo que a mí me respecta, yo vi a dos chicas, creo que se llamaban Selina y Judith, esas malditas querían hacerte la vida imposible —Beelzebub dijo.
Al escuchar el nombre de esas perras, inmediatamente me sulfuré, un ardor en todo mi cuerpo comenzó a propagarse, eso era los estragos de un coraje acumulado de tanto tiempo de Bullying.
—Hijas de la chingada, tendrán su castigo —escupí con furia.
—Y lo tenían en aquella visión, tu misma las castigaste. Bueno tú me ordenaste que lo hiciera —Beelzebub dijo. ¿Enserio hice eso?, bueno es lo que exactamente haría... Ellas lo merecen...
— ¿Y sufrieron? —sonreí.
—Como no tienes idea. Mis moscas las hicieron pedazos —Beelzebub igual sonrió.
Después de ello comenzamos a carcajearnos, en especial yo porque creía que eso les iba a pasar... y eso espero que pase.
—Vaya —Astaroth dijo atónito.
—Pero después tuve varias visiones de ti en el ámbito escolar. En una de ellas una chica fea te azota contra el casillero, y te dijo ñoña, creo que se llamaba Laila —Beelzebub dijo.
—Esa maldita... La tengo en mi lista de las personas que quiero castigar —suspiré con un poco de rabia por recordar el pasado.
—En mis visiones observé que has sufrido mucho en la escuela —Beelzebub dijo. A lo que yo sólo me quedé callada, pensaba todo lo que me había pasado, todo por ser yo misma, y ahora sólo me limitaba, ni siquiera sé lo que ellos me hicieron. Antes hablaba como si nada, ahora me cuesta hablar... sólo a los que tengo confianza son los que me conocen a un 80%, ya no me conozco del todo... ¿Qué me hicieron?
—Sí, por eso los contacté, quiero cobrárselas a todos... Se lo merecen —miré a Beelzebub, mientras mis ojos se ponían llorosos, pero no eran lágrimas de tristeza sino de coraje acumulado...
—Por Satán —Astaroth dijo al verme, luego él me limpió la lágrima que me había salido, y la cual no la había notado—. Yo visualicé otras cosas... Asuntos familiares creo.
— ¿Cuáles? —pregunté.
—Tu hermano —Astaroth dijo.
Cuando él mencionó a mi hermano, yo me petrifiqué, hasta con mencionarlo se me pone la piel de gallina.
— ¿Qué viste? —mi voz se entrecortó.
—Muchas cosas, él te hizo daño psicológico y físico... Me da rabia con sólo pensar lo que te hizo en aquella visión —Astaroth dijo. ¿Acaso Astaroth visualizó las múltiples veces que él me miró con sus macabros ojos?, ojos que me paralizan, ojos a los que le temo—. Observé qué por un accidente con tu sobrino él enloqueció...
—Odio ese día... Siempre que lo recuerdo me da tristeza —suspiré, tratando de controlar las emociones negativas.
—Y también vi que por una tontería él empezó a patear la puerta, la cual te resguardaba momentáneamente —Astaroth dijo, y ante eso yo recordé ese día... Maldita sea, sino fuera por la intervención de mi mamá, yo hubiese tenido un ojo morado en ese fatídico momento...
—Ya no quiero recordar eso —murmuré para después aproximarme al mini bar de Lucifer, y proceder a servirme un trago... Por Lucifer, no quiero ahogarme en mis penas...
—Pero no te preocupes... Él escarmentará un poco, y luego se arrepentirá de lo que hizo —dijo Astaroth, lo cual me dejó una ligera esperanza, ya que para que eso sucediera, tendría que ser un milagro, puesto que mi hermano es un tipo duro de mente y de corazón...
Beelzebub observaba la situación un poco consternado, y entonces preguntó:
— ¿Y cómo lo piensas castigar?
—No sé... No quiero hacerlo... No pienso castigarlo ni vengarme... Sólo quiero de él una gran disculpa, que se enmendé conmigo... No lo odio del todo, con él he pasado muy buenos momentos, pero cuidado si lo haces enojar porque se te aparece un monstruo —respiré profundo para contener las emociones que se iban a desplomar. Por un lado quería castigarlo, pero por otro lado... quería hacerlo entrar en razón y que eso conlleve a una disculpa sincera...
—Tranquila para eso nos tienes —Astaroth tocó mi hombro, esa acción fue muy empática.
—Gracias —sonreí.
—Cambiando de tema... ¿cómo planeas el castigo de las tipas? —habló Beelzebub.
Sonreí traviesamente, esto se pondrá bueno... Con seres sobrenaturales de mi lado, ¿quién contra mí?
—No se preocupen... —En estos últimos días había pensado en los detalles del castigo de las tóxicas, y ahora tenía una idea de cómo comenzar...—. Esto apenas comienza.
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