𝑽𝑰𝑰. 𝑩𝑬𝑬𝑳𝒁𝑬𝑩𝑼𝑩
Estaba en mis labores cotidianas; ya saben lo cotidiano de un demonio; vigilar si las puertas infernales estaban con sus respectivas cadenas, castigar a las nuevas almas condenadas y a otras viejas almas, las cuales por cierto son horrorosas, por eso me desagrada la humanidad. Desde mis inicios en el infierno siempre los he detestado, su arrogancia, su egoísmo, toda su maldad, y a nosotros los demonios nos dicen malos, bueno aunque nos gusta hacer una que otra diablura, es nuestra naturaleza y no podemos contra ella.
De pronto siento una energía que me succiona de mi mundo, el cual se estaba poniendo un poco aburrido desde que Lucifer se fue de vacaciones a la Tierra, qué envidia, él siempre se guarda lo mejor para él, pero como sea es mi rey y lo tengo que respetar, ya que es un tipo genial; a cada uno de nosotros, los demonios, nos enseñó todo lo que sabemos, nos enseñó a torturar pecadores.
Bueno, regresando a lo de la energía o fuerza, ésta me transporta a un espejo, en donde veo a una chica viendo detenidamente el espejo, con una mirada de desesperación, lo pude percibir, esta pequeña humana tenía a su alrededor velas negras y al centro de este círculo de velas una Ouija, por lo que deduje que estaba haciendo una invocación. Esto era muy raro, debido a que los humanos técnicamente no pueden invocarnos, bueno salvo algunos que sean muy poderosos como brujos, pero esta chica no tenía apariencia de bruja, además de que en mucho tiempo Lucifer nos prohibió aparecer en cualquier invocación, esto porque sólo él podía conceder los favores que demandaban los humanos desesperados. Por eso se me hizo extraño que una chica sin ser una bruja, me pudiera invocar, no podía describir la fuerza con la me invocó, pero sin duda sentía su desesperación, lo sentía desde el fondo de su ser.
Por consiguiente intento salir de aquel espejo, mi figura demoniaca intentaba salir haciendo esfuerzo, el cual producía unos gruñidos de mi interior, debo aclarar que cuando un demonio sale del infierno puede haber un choque de energías en el mundo humano, tales choques pueden representarse como una distorsión de una imagen en el espejo, el movimiento de objetos de manera exagerada como si fuera un poltergeist, entre otras cosas. Y cuando salí de aquel espejo, seguido de mis moscas, pude ver a aquella humana que solicitó mis servicios, por lo que le dije:
— ¡Qué es lo que quieres pequeña humana! —dije con mi mejor voz tenebrosa, quería asustar a la humana, asustar es mi pasatiempo favorito.
A resumidas cuentas, la humana quería hacer un pacto con mi rey, Lucifer. Ella no quería ningún pacto conmigo, siendo también un demonio de alto prestigio, pero como sea, ella quería sólo ver a Lucifer y a nadie más. Esta niña, por lo que observaba, se resistía a mis intentos de asustarla, era fuerte interiormente, no tan susceptible para poseerla, ¡con qué clase de humana me encontraba! Ella también me chantajeó con mandarme al infierno si no la guiaba con Lucifer, y como quiero estar un rato más en la Tierra, por eso accedí a sus peticiones, ¡diablos! Es una buena negociante, igualita a Salomón. Pero lamentablemente no sabía dónde estaba mi rey, así que mejor le sugerí a la pequeña a contactar a Astaroth, quien sabía la ubicación exacta de Lucifer, esto debido a que es el mejor amigo de Maze, y por eso ella le cuenta sobre sus diabluras en la Tierra, y en consecuencia, también le cuenta sobre Lucifer.
—No puedo contactar al demonio ahora mismo, ya pasó la hora de los demonios, así que mejor lo invocaré mañana —la humana dijo.
—No es necesario eso —reí ante las pendejadas que dijo, la hora de los demonios, que risa.
— ¡De qué te ríes! —se molestó—. ¡Qué es gracioso!
—Nada —detuve mi risa diabólica—. Por cierto, ¿con quién tengo el gusto de hablar? —cambié de tema, ya que quería saber más sobre esta chica.
—Scarlett Knight... ¿y tú? —respondió, pero a las últimas palabras se comenzó a reír—. Bueno, ya sé quién eres. Eres Beelzebub, el señor de las moscas.
—Exacto. ¿Y para qué quieres hacer un pacto con Lucifer? —me sentí interesado ante su desesperación.
—Es que... —se dirigió al interruptor de la luz para prenderla—. Quiero que unas chicas que me molestan tengan su merecido.
Su deseo de venganza me cautivó, ¿qué tanto daño le hicieron a esta pobre alma para que tenga que contactar al mismísimo Diablo para arreglar su problema?
—Eso es impresionante —sonreí—. Nunca había visto ese deseo de venganza.
—No es venganza, precisamente, es justicia. He hecho varios hechizos para que esas se calmen, pero su toxicidad va más allá del infierno —podía apreciar en sus ojos años de sufrimiento—. Y por eso quiero, no sé, escarmentarlas, callarlas, no lo sé, son unas tipas que quieren destruir todo a mi alrededor, no sé cómo explicarlo, pero quiero definitivamente hablar de eso con Lucifer, ya que él es el rey de los castigos, ¿verdad?
—Así es —asentí.
—Y por eso quiero mañana contactar a Astaroth, ya es tarde, estoy cansada, esto de hacer invocaciones te quita mucha energía y sangre. Por eso mañana a las 3 am lo contactaré, además tengo que buscar un ritual para invocarlo.
—No es necesario que busques, yo sé exactamente cómo contactarlo.
De repente la puerta su habitación se abre, revelando a unas personas realmente molestas, a lo que mi única reacción fue esconderme en el clóset de Scarlett.
— ¡HIJA, POR DIOS QUE ESTÁS HACIENDO! —exclamó una señora, puta madre el nombre de la divinidad esa aún me perturba.
—Mamá... puedo explicarlo —dijo una Scarlett asustada. Qué irónico, esta chica se asusta con su propia madre. Ni siquiera se aterroriza con un demonio, vaya ironía—. Tenía que hacer un pacto para que Judith y Selina me dejen en paz, ustedes empeoraron esta situación, ¡necesito castigarlas como se debe! —añadió una Scarlett molesta, sus cambios de actitud me gustaban.
—Scarlett, esto es ir demasiado lejos. Hacer esto de pactos es ir demasiado lejos, te permitimos tener cartas de Tarot, hacer hechizos de magia blanca, pero esto no tiene nombre —un señor con un tono de voz molesto regañó a Scarlett.
— ¡Y!, esto tiene un propósito, y Lucifer me va a ayudar —ella respondió. Enserio ella tenía esperanza en que el Diablo la va a ayudar.
— ¡ESO ES UNA LOCURA, LUCIFER ES MALO Y SI PACTAS CON ÉL, ESTE SER TE CONDENARÁ, TE IRÁS AL INFIERNO, NOS CONDENARAS A TODOS! —la madre de Scarlett gritó desesperada. Y entre su desesperación podía percibir su miedo.
— ¡NO ME IMPORTA, SÓLO QUIERO TENER PAZ! —Scarlett gritó de regreso.
— ¡SUFICIENTE! —gritó finalmente el padre de Scarlett para detener la discusión—. Scarlett, si sigues con este desmadre, entonces quiero que te largues de esta casa.
Diablos, esta disputa estaba muy buena, sólo que no quería interponerme, ya que perjudicaría más a la humana, más de lo que ya estaba.
— ¡BIEN! —un grito con un montón de decepción y dolor salió de los labios de Scarlett. Esto me recordaba a Lucifer, de cierta manera.
—ENTONCES LARGO —sentenció la madre de Scarlett.
Después de aquella disputa, el sonido de una puerta cerrándose de golpe se escuchó por toda la habitación. Por lo que decidí salir de mi escondite.
—Qué bueno que te escondiste —Scarlett me dijo.
—Te daría más problemas —le respondí.
—Gracias —sonrió para después sacar de su armario una mochila, llenándola de ropa.
—Entonces, ¿sí te echaron de tu hogar?
—Sí, igual que Lucifer —una lágrima salió de su ojo—. Sólo quería paz en mi vida.
—Oye —me consterné. Esperen, ¿cómo un demonio se puede consternar por un humano?—. No tienes a donde ir, ¿verdad?
—No, ¿tienes alguna idea?
—La verdad no, pero ya salgamos de aquí, este lugar no me gusta para nada.
—Sí, igual a mí —respondió. Posteriormente, abrió la ventana de su cuarto y salió por esta.
— ¿No era más fácil salir por la puerta principal? —dije irónicamente.
—No quiero ver a mis padres, ¿vienes?
—Sí —dije y luego crucé esa ventana con un salto ágil.
Era una noche hermosa, hace milenios que no apreciaba una luna de sangre. Scarlett caminaba a mi lado, llorando en silencio. Quería hacer algo para levantarle el ánimo, esta chica no se merecía que la echaran de su casa por desear justicia, era estúpido. Entonces por mis ojos se cruzó la imagen de un Shelby Cobra, un auto demasiado hermoso de un tono azul bellísimo. Ese auto tenía que tenerlo, era perfecto para mí. Así que me acerqué a él, y lo abrí con facilidad.
— ¡Qué haces! —ella exclamó.
—Shh —la silencié para que no llamara la atención—. Necesitamos un vehículo. Así que éste será, a partir de ahora, nuestro nuevo vehículo.
—Tienes buen gusto, Beelzebub —rio.
—Los demonios tienen buen gusto —respondí—. Qué esperas, entra pequeña.
—Deja de llamarme pequeña, me llamo Scarlett —dijo la pequeña, mientras entraba al automóvil.
Después de que ella entrara, encendí el auto con mi magia, y posteriormente nos fuimos. No teníamos rumbo alguno, por lo que le pregunté a Scarlett:
— ¿En este lugar, hay alguna cueva?
—Sí, hay muchas. ¿Para qué lo preguntas?
—Porque para contactar a Astaroth, necesitamos estar en una cueva.
—Ok, entonces podemos ir a Bronson Caynon, unas cuevas que están a unos kilómetros de aquí.
—Bueno, allá iremos —aceleré el auto para llegar lo más pronto posible a aquel lugar.
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