𝑽𝑰. 𝑰𝑵𝑽𝑶𝑪𝑨𝑪𝑰𝑶𝑵


Había investigado varios conjuros en latín para invocar a Lucifer, y también algunos ritos, pero no resultaba nada, no aparecía. Hasta llegué a pensar que el Diablo estaba fuera del infierno.

—Esto tiene que funcionar —murmuré, para posteriormente sacarme unas gotas de sangre y agregarlas a un pentagrama hecho de sal—. ¡Vamos Lucifer, venir a mí! —grité cuando el reloj llegó a marcar las 3 am en punto, era una noche de luna llena, lo cual canalizaba mejor las energías de invocación.

Y como dije anteriormente, él nunca apareció. Sentí un vacío horrible porque nadie quería ayudarme, ni siquiera Dios, ya que antes de invocar a Lucifer, recé para que Dios me diera una solución, y tampoco con ese ser divino puede obtener respuesta, y eso que era mi primera opción. Por lo que opté por irme a lo mundano.

Y como Lucifer tampoco quería hacerme caso, mejor opté por invocar a demonios menores, esto era más factible que contactarte con Lucifer, ya que él era difícil de hallar. Lo bueno era que había leído todo lo relacionado con pactos con demonios inferiores, gracias a diversos libros de Salomón y otros grimorios que encontré en diversas páginas de la Deep Web.

Me preparé para el ritual una noche de luna de sangre, un ritual que requería mucha fe y fuerza de voluntad, acompañado de 6 velas negras frente a un gran espejo formando un círculo con estas, y una Ouija en el centro de aquellas velas. Eran las 3 de la mañana, hora perfecta para la invocación. Escribí en ese juego diabólico con mi sangre recién sacada de mis venas la siguiente frase: "Patremfamilias Beelzebub vocaverunt ad me. Ego vobiscum sum magnus negotii". Una frase en latín que se usó durante siglos para contactarte con Beelzebub, un subordinado de Lucifer, el señor de las moscas como prefiero llamarle.

«Por Lucifer aparece ya, Beelzebub».

Esperé unos segundos a que apareciera dicho demonio, no había respuesta alguna, podría ser que había hecho algo malo en el ritual; pero si todo estaba en orden, mi familia estaba dormida, estaba en silencio en mi cuarto con las luces apagadas, sólo me iluminaba la tenue luz de las velas, hice el ritual viendo al espejo mientras escribía la frase en latín, hice todo lo que había en el grimorio, pero NO APARECIA ÉL, ni siquiera el señor de las moscas quería poner su interés en mí, en una chica que sólo quería un pacto con Lucifer para que la gente tóxica la dejara atrás, ¡POR QUÉ!

Y justo cuando había perdido la esperanza, mi reflejo que estaba en aquel espejo comenzó a distorsionarse; el fuego de las velas comenzaba a aumentarse, tanto así que iluminaban completamente el espejo; el puntero de la Ouija que estaba manchado de sangre comenzó a girar de una forma agitada; una figura humanoide estaba moldeándose frente a mis ojos; así como una garra se estaba plasmando y moviéndose en el espejo como si quisiera salir. Todo esto pasaba mientras se escuchaban unos gruñidos, y por lo que había visto y escuchado mi miedo interior estaba aumentando, nunca había experimentado algo así, pero tenía que controlarme o sino el demonio me atacaría.

De pronto, dicha garra estaba saliendo de aquel espejo, seguido de una figura humana pálida. Por lo que deduje que Beelzebub había sucumbido ante mi pacto, así como observé su figura demoniaca, que para nada tenía de demoniaca, ya que parecía un hombre normal, pálido pero hasta ahí, esto era diferente a lo que me imaginaba sobre un demonio con cuernos y cola, sólo era un humano con piel pálida pero con uñas largas que se asemejaban a garras; hasta puedo comparar a este demonio con Barnabas Collins, un vampiro que es el protagonista en la película de Sombras Tenebrosas del 2012, quien curiosamente es interpretado por Johnny Depp. Hasta podía jurar que Beelzebub se parecía a Johnny Depp pero empanizado con harina. Sólo había una diferencia alguna entre el vampiro de la película y el demonio, la cual era que este demonio estaba rodeado por un centenar de moscas. También debo de recalcar que cuando se invoca a un demonio, éstos al presentarse poseen un olor característico a carne podrida, así que Beelzebub era la copia harinada de Johnny Depp con olor a carne podrida y con cientos de moscas oliéndole el trasero.

— ¡Qué es lo que quieres pequeña humana! —aquel demonio con dientes afilados me habló.

—Sólo quiero hacer un pacto con Lucifer —respondí, ocultando mi miedo, ya que los demonios se alimentan de este.

—Eso es imposible, mi rey no está disponible en este momento. Está de vacaciones —dijo Beelzebub acomodándose su saco negro tras su viaje del infierno a la Tierra.

—Entonces dime dónde está, él es quién me interesa.

—No sé. ¿Acaso no soy suficiente para tus deseos, pequeña? —él sonrió, inspeccionando mi mirada, la cual estaba postrada en sus ojos marrones. Pensé que los demonios tenían ojos rojos—. Yo puedo matarte si lo deseo.

Al decir esas palabras un escalofrío recorrió mi cuerpo, sabía que los demonios siempre quieren torturar a los humanos, pero a mí no me iban a torturar, mi documentación me decía que podía dominar a los demonios con mi sangre, y por eso mismo hice la invocación con sangre, para atraerlo y amarrarlo a mi voluntad humana.

—No te tengo miedo, Beelzebub. Sólo llévame con tu jefe, y puede ser que te dé mi alma —negocié, dándole mi mejor sonrisa falsa y burlona a aquel demonio.

— ¡Así que una simple humana me va a decir lo que tengo que hacer! —él alzó la voz enfurecido, a lo que yo sólo me contuve de las ganas que tenía de desmayarme por la impresión.

Pero no podía darle el lujo a un subordinado de Lucifer que me espantara, tenía que ser el mismo Lucifer el digno a sacar mis más grandes temores, sólo él era a quien necesitaba, sólo a él. Por eso tomé un respiro y le dije a Beelzebub:

—Tienes que hacerlo o sino romperé el ritual, y te perderás la oportunidad de estar en la Tierra. Mira, nos une nuestro pacto de sangre, ya sabes, lo que hice para conjurarte, te convoqué con mi sangre, y por lo tanto estás bajo mi voluntad. ¿No es así? —sonreí, sabía que éste demonio sucumbiría ante mí.

Sabía que un demonio haría cualquier cosa por estar en la Tierra haciendo sus fechorías, y me aproveché de eso para hacer un pequeño y no tan significante trato con Beelzebub.

—Ahh, recuerdo que así lo hizo Salomón...De acuerdo —bufó—. ¿Qué es lo que quieres, pequeña humana? —sonrió forzadamente.

—Ya te lo dije, quiero que me lleves con tu jefe.

—No sé dónde está, mi rey se ha ido desde el 2011 a la Tierra de vacaciones, pero el que sí sabe su paradero es Astaroth, quien a veces se comunica con Mazikeen —dijo el demonio, aunque sabía quién era Astaroth, no pude saber a qué se refería con esa tal Mazikeen.

—Entonces eso significa que... ¿debo de invocar también a Astaroth? —me confundí bastante, ahora tenía que invocar a otro demonio, parecía que con sólo un demonio no se basta para llevarte al mismísimo Lucifer Estrella de la Mañana.

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