Después de todos los elementos anteriores, la envidia, las miradas y la exclusión; vienen las burlas, aquellos comentarios molestos, que para ellos son broma, pero muy en el fondo te afectan. Indirectas muy directas podría decirse.

En los años de primaria, algunos compañeros me decían que era una hija de mami, ciertamente mi madre me quiere mucho, pero a veces me sentía asfixiada, y junto con los comentarios empecé a alejarme un poco de ella, ponerla de lado, ser más independiente. ¿Por qué me alejé? Simplemente quería parar las burlas, pero ellos aún seguían. Maldita sea.

Pero hubo un período en donde estuve en paz durante la primaria, esto comenzó desde que una maestra de baile fue muy estricta conmigo, no la soporté y me salí de ese ambiente tóxico, desde ahí tuve paz. Mis compañeros le bajaron a sus idioteces, esto debido a que me empecé a juntar con una nueva amiga, dejé a mi otra "amiga", y proseguí con mi camino. Esta nueva amiga me quería, me apoyaba, era diferente a las otras niñas con las que quería establecer amistad, las cuales sólo duraban de amistad conmigo por un año, prácticamente cada ciclo escolar era una nueva mejor amiga. Y esta no fue la excepción, aunque ella era diferente, su amistad fue de un año porque se fue a otra secundaria, y como dicen la amistad de distancia ya no es tan fuerte, y lo comprendo, la distancia a veces debilita las conexiones.

Todo se intensificó en la secundaria, las burlas a veces eran más frecuentes, me volví una niña aplicada porque ya era más centrada, y de eso se agarraron los bastardos; abusaban de mi nobleza para que les pasara la tarea, y si no se las pasaba se enojaban e incluso se burlaban de mí. No les puse límites y eso fue mi error, mi mamá siempre tuvo razón, siempre la tiene y me duele admitir que estaba equivocada. Y entre la adversidad siempre se asoman buenas oportunidades, así fue como conocí a Zara mi mejor amiga en el primer año de secundaria, ella siempre estuvo ahí para mí y viceversa. Nuestra amistad es irrompible, hasta ahora.

La secundaria fue difícil para mí, en el primer año, quise tener buenas calificaciones, pero una niña me ganaba y me desesperaba no alcanzarla, fue un error. Cuando ella se fue en segundo año, tomé su lugar como la más inteligente, y me llené de avaricia, lo sé algo grave, pero así somos los humanos. Y por eso se burlaban mis compañeros, por ser responsable, por recordar las tareas al maestro, un grave error, y por eso mi responsabilidad me mató. Pero en el tercer año, todo fue un infierno, una niña nueva y aplicada entró, quiso arrebatarme mi lugar como la más inteligente, y nunca me dejé. Aun así mis compañeros seguían molestándome, ella se volvió popular y se ganó su respeto, y yo seguí siendo la inteligente pero con mucho daño emocional.

Una vez entre todos me empezaron a decir cosas porque una maestra me dio un punto extra a mí, y a los otros por desastrosos los castigaron y no les dieron nada de punto extra, y me empezaron a molestar, gritar, un verdadero infierno. Sólo mi mejor amiga Zara era la que no me hacía nada.

Las burlas, indirectas, como las quieras llamar son peligrosas, así es el comienzo del daño que te deja el bullying. CON LAS MALDITAS BURLAS.