𝟐𝟏. 𝐋𝐚 𝐥𝐚𝐠𝐮𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐬𝐢𝐫𝐞𝐧𝐚𝐬.
Todo el rumbo hacia los mori garden y ese sitio exclusivo que Bonten poseía específicamente era sumamente bello, no había ninguna otra palabra para describirlo. Árboles de gran tamaño, con colores tan diversos como los de un arcoíris adornando el sendero le llenaban el pecho mientras que, como si se tratara de un cachorro, la pelinegra sacaba la cabeza por la ventana para observar el bonito paisaje que había. La última vez, cubierta en oscuridad e iluminada meramente por las estrellas, no había sido capaz de percatarse de ninguno de los tonos de las hojas en la fauna de dicho lugar, y ahora era todo lo contrario: el sol brillante como en ningún otro momento del día, amenazando con escabullirse en cualquier momento, le daba al lugar un resplandor sin igual, a la par que la larga melena azabache le ondeaba sobre el rostro, a veces chocando con sus gafas.
Misaki estaba tan absorbida por los vistosos colores de vegetación, sintiéndose tan aniñada con todo aquello que veía, que por un momento estuvo a punto de pasar por alto la pregunta que Haruchiyo le hizo desde la parte delantera del coche.
— ¿Azami te dijo algo respecto a la cena de Bonten?
Ese era uno de los primeros comentarios que había hecho durante todo el camino, en el cual se había mantenido titubeante cuando se trataba de hablar y con las manos húmedas por culpa del sudor que salía de sus palmas, las cuales refregaba constantemente en la tela de un pantalón oscuro para sostener mejor el cuero del volante del auto. Podría decir que Haruchiyo estaba nervioso, pero no terminaba de comprender el porqué, a ella los nervios se le habían desvanecido al saber que el sitio que visitarían no sería su alcoba, pero al parecer eso parecía ser una de las razones por las cuales el muchacho tenía los pelos de punta.
La muchacha metió la cabeza dentro del auto nuevamente, dejándose caer sobre el asiento trasero a la par que asentía con timidez, ajustándose las gafas.
— Sí — musitó — me dijo que Ran la presentaría formalmente como su pareja ante las demás personas de la organización, para que supiesen que lo de ellos iba en serio.
— Ah... — se limitó a responder el otro, aumentando de nueva cuenta la fuerza con la que sostenía el volante, y volviendo a callarse, no sin antes pasar saliva dificultosamente.
Pasaron solo un par de minutos más en el camino para llegar a ese sitio íntimo propiedad de Bonten, cosa que aumento los nervios de Haruchiyo, quien sentía que las palabras ya le tropezaban sobre la lengua sin siquiera haber abierto la boca. Tras haber dado un traspié al bajar del coche, se apresuró en abrir la puerta del sitio donde estaba la chica antes de que ella lo hiciese, mostrando una sonrisa temblorosa cuando en el rostro de ella las mejillas se le colorearon de rojo ante el gesto. Como si fuese un adolescente, le tomó la mano, y comenzó a guiarla a través de los arbustos que adornaban el sendero hecho de rocas por el cual podrían acceder al lugar.
— De lo que querías hablarme — Misaki había interrumpido el silencio con una voz sumamente apacible — ¿era de eso?
— Ah... — masculló alargando la vocal — nop, es... otra cosa, es más importante.
— ¿Más que la cena?
El pelirrosa asintió frenéticamente mientras tragaba saliva con dificultad para poder responder — Muchísimo más importante que la cena.
Un par de pasos más, y en menos tiempo del que creyó estuvieron dentro de lo que era su propio mori garden, un sitio que, ahora, con la luz del atardecer, parecía sacado de un libro de cuentos. Arbustos adornando cada esquina, con flores en cuyos pétalos predominaba el malva y un rosa sumamente suave, casi como la piel del contrario, que acariciaba el dorso de su palma con ansiedad. Encontró, a diferencia de la última vez, en la que sus sentidos no se sentían completos debido a la tristeza que la acunaba, un pequeñísimo lago artificial sobre el que yacían un par de lirios en uno de los laterales del amplio terreno, aledaño al sendero de rocas que aun seguían para parar bajo un elegante quiosco blanquecino, bajo el cual había una mesa redonda, con superficie de cristal y color cobrizo, así como sillas que parecían ir de la mano con esta última: con mullidos asientos de color crema y el mismo metal cobrizo formando su estructura.
Tímido, Haruchiyo invitó a la chica a sentarse y, torpemente, se dejó caer en la silla junto a ella, temiendo irrumpir en su espacio vital hasta que ella fue quien incrementó la fuerza en la unión de sus manos, dándole un ligero apretón y utilizando el pulgar para intentar bajarle las ansias. Escuchó al pelirrosa dar un suspiro, echando la cabeza hacia atrás y llevándose la mano libre a la frente buscando despejar su piel del repentino sudor que se había apoderado de ella.
Confundida, impaciente — o ambas —, Misaki volvió a llamarle la atención, acomodándose sobre su propio asiento para ver al muchacho de frente, sin abandonar su mano.
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— Entonces... ¿qué es? Lo que dijiste que querías hablar conmigo.
— Agh — de la garganta del chico se emitió un gruñido extraño justo antes de que voltease para mirarla, coloreando sus mejillas con el simple hecho de encontrar a los curiosos ojos marrones tras el cristal de las gafas, mirándole fijamente — Misaki... necesito que antes de que comience a hablar tengas en cuenta una sola cosa.
— Claro — asintió a la par que habló — ¿qué es?
— Que soy un idiota — dijo soltando un suspiro cargado de ansias y vergüenza, haciendo que la muchacha arquease una ceja mientras la pierna del muchacho comenzaba a dar continuos golpecitos en el suelo — que probablemente aunque naciera de nuevo tendría un poco de la elocuencia que tiene Ran para expresar sus sentimientos, y desearía tener un poco porque... — pasó una de sus manos por el cabello, despeinándose — así todo esto no sería tan complicado.
— ¿"Todo esto"? — inquirió la contraria confundida
— Sí, todo el... el tener que hablar y enfrentar lo que...
Haruchiyo podría parecer idéntico a una olla de presión a punto de explotar en el momento, hasta que una mano dócil se posó en una de sus mejillas
— Haru... solo dímelo. No importa que sea, solo...
Dándose un último palmeó sobre la frente, el ojiazul dejó que finalmente las palabras se le desbordaran por los labios, sin pena ni gloria, sin pensarlo demasiado, buscando únicamente hacerle saber todo lo que pasaba por su mente cuando la tenía frente a sí, justo como en ese momento, obsequiándole algo de paz en sus angustias, volviéndose el sol entre la neblina que solía acongojarle los días y la única luz capaz de disipar la sombra que antes colgaba tras su espalda.
— Estoy enamorado de ti, Misaki. Y podría decírtelo una y otra vez si es necesario, hasta el último de mis días — soltó de golpe, mucho más enérgico — no sé cuanto tiempo lo he estado, porque sé que todo comenzó desde que era un niño y eras la nueva en el salón de clases, y sin conocerme o algo por el estilo me diste tu comida como si se tratara de un perro callejero.
El arranque de emoción en Haruchiyo, que por fin le permitía abrir su corazón ante la pelinegra del modo en que siempre había soñado hacerlo, lo llevó a retirarle la mano del rostro y tomarle ambas manos con las propias. Misaki lo miraba atónita, con los ojos marrones brillando tras el cristal de las gafas, y el lunar sobre el labio escondiéndose en los pliegues del puchero que formaban sus labios. Sin siquiera buscar una respuesta, el muchacho continuó tras un sonoro suspiro, bajando la energía inicial con la que había comenzado.
— Enterré todo esto durante años, más de los que puedo contar, porque desde que te fuiste... desde que hice lo que hice creyendo que así él dejaría de atormentarte y solo acabé perdiéndote no volví a sentir nada similar por nadie, podría jurártelo en el mayor de los templos, y si lo juro, lo haría por ti, porque... eres lo más sagrado que tengo, Misaki. Saber que estás aquí y que todo esto está pasando se siente como si la magia hubiera jamás hubiera sido un producto de nuestra imaginación y siempre hubiera existido entre tú y yo... como si de alguna manera realmente hubiéramos encontrado a Nunca Jamás y ahora estuviéramos ahí, no siendo Wendy y Peter, sino, solo tú y yo... tenerte aquí, y saber que estás a mi lado me hace sentir que todo eso es verdadero.
Sus palabras desbocadas habían provocado ya que las gafas de la pelinegra se empañasen ante el llanto, y, dejando escapar una risa al notar el puchero formado en sus labios, soltó sus manos, removiéndole los anteojos y apartando las lágrimas que terminaban de pasearse por sus mejillas y dejaban marcas de gotitas en la tela de su pantalón. Aprovechando el agarre, y sosteniéndola por el rostro, la acercó al propio, dejando sobre sus labios un beso sin ápices de algo más allá del amor y rastros de lágrimas saladas. Las manos de ella se apoyaron en su cuello, sosteniéndolo como si se tratara de los últimos vestigios de oxigeno sobre la tierra, como si el no ser capaz de tocar a Haruchiyo en ese momento pudiera asesinarla. Se encargó de memorizar cada una de las partes de sus tersos labios, rosados al igual que su piel al sonrojarse, como si en el momento en el que ese beso se rompiera su alma fuese a desaparecer. Ansiosa, y con el pecho colmado de un sentimiento cálido al cual ahora se sentía con derecho de llamar amor.
Tras un par de segundos, el muchacho se alejó, volviendo a tomarla de la mano, esta vez con mucha menos euforia, entrelazando los dedos de ambos.
— Estoy enamorado de ti, Misaki. Y quiero seguir estándolo toda la vida, como lo he estado siempre, hasta que la vida o tú me lo permitan... quiero que estemos juntos, como una pareja; saliendo a cenar o al cine, dejando que estes en mi apartamento por semanas o meses. Sé lo complicado que puede llegar a ser por... todo. Pero te prometo que siempre estarás segura, y que lo haré lo mejor que pueda para que funcione.
Con una sonrisa bien plantada en los labios, sorbiendo por la nariz e intentando cerrar los canales de su llanto, Misaki intentó formular algo aun con la voz agrietada y temblorosa, rodeándole el cuello aun con los brazos y ahora dándose la libertad de juguetear con los mechones de cabello rosado que sus manos alcanzaban a tocar.
— He estado esperando esto desde que era una niña, ¿lo sabías? — el muchacho negó con una sonrisa en el rostro — de pequeña, en las noches en las que podía soñar, siempre estabas tú, en un lugar como estos, diciéndome lo mucho que me querías mientras me tomabas de la mano... no podría negarme jamás a algo que deseado desde que recuerdo... y no sé como agradecerte por hacer ese sueño realidad, Haru. — acercándose más, el pulgar se posó en la mejilla del muchacho, dejando sobre su pómulo una pequeña caricia, para después rozar la punta de su nariz con la propia, haciéndolo reír — he estado amándote tantos años, que negarme a admitirlo sería una tontería. Te amo, Haruchiyo, por todo lo que siempre has sido para mí, y te aseguro que por el resto de mis días, jamás dejaré de hacerlo, ni te prohibiré que sientas lo mismo por mí.
Una expresión relajada y sumamente complacida se posó en el rostro del ojiazul, dejando que el color de sus ojos le transmitiesen la misma paz a la pelinegra. Una sonrisa alcanzó a vislumbrarse en los rostros de ambos, a la par que otro beso iniciaba, dejando que un oscuro manto estrellado comenzara a alzarse por encima de Tokio.
Haruchiyo era sumamente torpe en lo emocional, pero, junto a Misaki, sus torpezas se volvían amor. Y con eso era suficiente.
Recomendación: reproducir canción de la playlist (Sodio – Danna Paola)
Haciendo gala de sus exuberantes vestiduras y su largo cabello, lacio y blanquecino, Kokonoi Hajime arribó al, queriéndolo o no, había terminado por volverse su segundo hogar: el Dokuzake. Ni siquiera era porque le guardara algún cariño especial o algo similar, por el contrario, lo consideraba una cuna de borrachos, sin embargo, pasaba tanto tiempo metido ahí, vigilando las pagas y los ingresos que entraban, que no había podido evitar verlo como tal. Con los altos tacones dorados, pasó por las escaleras de la entrada ignorando la larga cola de personas que buscaban ingresar al sitio, recibiendo una reverencia del personal de seguridad, quienes lo reconocían como el dueño del lugar.
En su camino al piso de Bonten, una silueta particular en la barra se robó su atención. Era una figura masculina, de largo cabello de color rubio cenizo, atado en una trenza echada sobre su hombro derecho y vestimentas casi tan particulares como las propias — con los tacones altos incluidos —, por lo que, intrigado, se acercó hacia el sitio, incapaz de resistirse a su propia curiosidad. Los hombres exóticos siempre le habían llamado la atención y parecía ser que aquel muchacho entraba en su tipo: de cerca pudo apreciar los ojos de color carmesí, como inyectados en sangre pura, y una larga cicatriz que subía desde su mentón y terminaba su camino en uno de sus pómulos.
Arqueó una ceja, y ordenó al bartender uno de sus habituales tragos sin dejar de examinarlo. Era todo lo guapo que quisiera, pero no dejaba de ser un desconocido que se había colado entre las listas o entre los guardias, y fuese cual fuese la opción, tenía que averiguar como es que logró ingresar a su lugar.
Echándole una mala mirada, terminó por llamarle.
— Hey, tú, ¿quién demonios eres?
El extraño mostro una sonrisa divertida — Puedo ser quien quieras — y acto seguido guiñó un ojo de forma traviesa, para después comenzar a repasarlo con la mirada, haciendo sentir incómodo al peliblanco — ... tú debes ser Kokonoi, ¿no es así?
El ceño fruncido se apoderó aun más de sí — ¿cómo es que...?
— Mi padre es uno de tus "inversionistas", si sabes a lo que me refiero — las defensas del otro parecieron bajar por sobremanera cuando el extraño reveló parte de su identidad, a la par que el trago que había ordenado llegaba frente a él. Vio al rubio extender una copa de mojito hacia él, en un afán de brindar — ... Kuronoma Takumi... pero puedes llamarme Takumi simplemente.
...
Al final, sintiéndose con libertad debido a ser fin de semana y después de avisar a Azami, Misaki había terminado yendo al apartamento de Haruchiyo en el cual, sin lugar a duda, el tiempo había sido bien aprovechado. Desnuda y debajo de sus sábanas, se había acomodado encima suyo mientras ambos esperaban la llegada de la cena, picoteándole las costillas en busca del punto exacto en el que haría que el muchacho comenzase a carcajearse, hasta que dio en el blanco, sacándole de la garganta risotadas quizás aun más escandalosas que todo el ruido que habían hecho antes de llegar a ese punto.
Un mucho más serio Haruchiyo la tomó por la cintura, y aprovechándose de su fuerza, tumbó a la pelinegra sobre el colchón, acomodándose encima suyo, sosteniéndola por las muñecas mientras en su rostro se esbozaba una sonrisa maliciosa, pensando en si la cena sería capaz de demorarse lo suficiente como para hacer otra travesura. Encontró en Misaki la misma mirada, además de esa expresión que tanto disfrutaba ver en la que se mordía el labio inferior, siendo imposible para él resistirse a descender a su cuello nuevamente, depositando besos húmedos sobre su piel. Escuchó un suspiró deslizarse por sus labios antes de su voz.
— Haru... espera... — el muchacho obedeció inmediatamente, alejándose del cuerpo de la contraria.
— ¿Pasa algo? ¿estás bien?
— Sí, solo... me vino a la cabeza todo el asunto de la cena...
— Ah... — musitó dejándose caer sobre su lado de la cama — realmente no es la gran cosa, Misa, solo somos los ejecutivos cenando con... el rey. Hablamos sobre cosas de la organización, con todo lo que eso implica... es por eso por lo que no te había dicho nada en lo absoluto, quiero que te mantengas lo más alejada de lo que Bonten implica.
— ... ¿y si yo quisiera ir? — el muchacho la miró sumamente extrañado — ... soy tu novia. No lo hago por dejar en claro alguna especie de derecho de propiedad sobre ti o alguna posesividad extraña, es solo que te prometí que estaría contigo con todo lo que ello implicaba. Y quiero estarlo.
— Supongo que si eso es lo que quieras no tiene ningún sentido buscar detenerte, después de todo Azami estará ahí también... — El pelirrosa miró hacia el techo, pensativo — ... Iremos juntos a la cena, pero será una única ocasión, ¿sí? Quiero que estés segura, y sé que involucrarte en esto es la peor manera de conseguirla.
— Única ocasión... vale, me parece perfecto.
La muchacha sonrió, abalanzándose sobre él para dejarle un beso sobre los labios, mismo que rápidamente fue intensificando su tono. Tomándolo por el cuello, consiguió que el chico se acomodara encima suyo nuevamente, tomándola por las muñecas mientras rogaba por que la cena demorara el mayor tiempo posible en llegar.
...
— Y está esta cena estúpida que... — Kokonoi hipeó, había bebido más de la cuenta aun en compañía del misterioso y exótico Takumi — ... que se hace cada mes, la próxima semana. Es lo más fastidioso que existe, ¿qué mierda tengo que hacer yo ahí? Yo solamente entrego cuentas y listo, mi trabajo esta hecho.
— ¿Qué día es? — inquirió el otro, curioso, jugueteando con la copa del tercer mojito en la mano — no me gustaría pasarme por aquí y, ya sabes... no encontrarme contigo sería muy aburrido.
El peliblanco sonrió de forma coqueta antes de responder — Ah... el próximo miércoles, hasta ese entonces, ten por seguro encontrarme aquí diariamente... en caso de que quieras algo de diversión.
— Ten por seguro que pasaré por aquí pronto... me encantaría divertirme contigo, Kokonoi.
Acariciando la pierna del otro con la punta del tacón, con una sonrisa socarrona en el rostro, Takumi no hizo más que pensar un certero "bingo" antes de tomar de golpe todo el líquido en su copa.
HOLACOMOESTÁNYOBIENYUSTEDESESPEROQUEBIEN
PERDÓN X TARDAR (otra vez) es que, no tengo excusas buenas esta vez JAJAJJASJASNJ, solo que me tarde pq bloqueo creativo.
Como les conté por el ig (toy como imfryting pa que me sigan y vean los memes mensos q hago de mis fics) hace unos días recibí mis lentes nuevos y graduados, especiales para todas las horas que paso frente al ordenador, así que espero que eso me permita actualizarles más seguido jsjsjs
En fin, ¿cuáles sospechan que son los planes de Takumi con Koko? Quiero leerlxs 7u7
Línea para opinar
Línea pa recordarles que voten, que tomen awita y que lxs quiero mucho por seguir leyéndome aun con la tremenda tardanza que tengo para actualizar. AH, y para avisarles que hay nuevo fic en mi perfil, se llama Willentown, es con Inui y se ambienta en la época victoriana/gregoriana de Londres, pa que le echen un ojito uwu
Lxs quiero mucho, gracias por seguirme leyendo<3
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