04
Al caer la noche seguí sin terminar de llenar la documentación, necesitaba un descanso.
No tuve oportunidad de acompañar a Eren el resto de la tarde, ¿Si voy a ahorita podré platicar un rato?
Él necesita saber que su abuelo estará aquí.
Bostece por unos segundos, sabía que era de noche pero no tenía idea que era de madrugada, la luna iluminaba los pasillos del hospital, y el sonido de algunos pacientes roncando me hicieron darme cuenta lo tarde que era.
Vasile unos minutos cuando llegue a la puerta de Eren, pero al tocar la puerta está se abrió.
-Supuse que vendrías, pasa, me evitaste la fatiga de buscarte.
Eren se sostenía de la muleta e inclino su mano como reverencia a qué entrará.
-¿Para que me buscarías?- me recargue en la pared frente a su cama.
-Necesitamos negociar, sé que quieres información y que también necesito ciertas cosas que puedes ofrecerme.
Eren se sentó en su cama, dando su vista de frente a mi, juntando sus manos en sus rodillas.
-Beneficios Mutuos, Eren. -mi mirada se conecto a la suya por un par de segundos.
-Llamalo como quieras, necesito ciertas cosas, pero en primera papel, pluma y un sobre para mandar cartas.
-Hecho, pero yo no puedo hacerte tus recados, sabes que si me descubren tu plan y mi vida se irán al carajo.
-Yo me encargo de mandar las cartas. -Eren se quitó la venda de su ojo.
-Y ahora bien que más necesitas y qué recibiré acambio.
-me moví hacia él para ayudarle a quitar la venda en su totalidad.
-La información que quieras, menos de mi plan del por qué estoy aquí. - Tomó su muleta y se sujeto de mi para levantarse.
-Me parece bien, aunque podemos aumentarle algo más, pero primero bañate, mi nariz es muy sensible y el hecho de que seas guapo, no te quita el que huelas a caño.
Me alejé un poco y noté que se quedó plasmado pensando en lo que había dicho.
-Bañame, estoy sin una pierna y no puedo sostenerme.
-Puedes regenerarla.
-Si, pero tendría que cortarmela otra vez, y eso sería problemático para mí estando aquí y odiaría que tuvieras que limpiar mi desastre.
-Esta bien, te llevaré a los baños de arriba.
Caminamos sin hacer mucho ruido, y al llegar a la habitación, le dije que se dirigiera al cuarto del baño en lo que me quitaba mi uniforme, no podía dejar que se mojará, ya que no daría tiempo a que se secará para mañana.
Me deje el camisón blanco y me quité la ropa interior, subiéndome una licra de algodón haciendo conjunto con el camisón.
Suspire.
-Eren anda métete a la regadera, aquí hay agua caliente.
Se giro y al verme noté como su mirada se desviaba a mi cuerpo.
-Si sigues mirándome así, te romperé la otra pierna.
Caminé hacia él, y le ayude a quitarse el pantalón, llevaba un nudo en el faltante de la pierna.
No era nada extraño, en el servicio continuamente bañabamos a los soldados que habían perdido alguna extremidad, pero por algún motivo los latidos de mi corazón se salían de mi pecho.
-¿Entonces cuántos años tienes si aún conociste a Kruger?
Eren aprovecho la oportunidad de tenerme encunclillas y desató mi peinado, para quitarme la liga y empezó a amarrarse el cabello.
-veinticinco. - me levanté y dirigí a Eren para que se apoyará de mi y meterlo a la regadera.
-No luces de esa edad, cuando llevas el cabello suelto.
-Lo mismo opinó de ti -abri la llave- tú luces mucho mayor.
Regule el clima del agua y Eren metió todo su cuerpo.
Algunas gotas me salpicaron y terminé con escalofríos cuando le ayude a salir del baño.
-Tengo diecinueve.
-Si ya lo creo, ahora salgamos de aquí vístete, y camina para los dormitorios, me bañare yo.
Le ayude a sujetarse de la muleta, mientras le amarraba a la cintura la toalla, camino para la salida del baño.
-Tengo otra idea, termina rápido de bañarte.
Me regresé dándole la espalda justo sentí que una mirada en mi culo, volteé y Eren está viéndome con mirada ardiente perforando la ligera tela de la licra humedecida intentando averiguar que es lo que había más allá.
No le dí importancia, era hombre después de todo.
Terminé de bañarme, me cubrí con una toalla el cuerpo, deje aún lado las prendas que me había quitado, y entre dónde estaba él.
Eren sostenía mi cajetilla de cigarros con una mano y con la otra le daba una calada a un cigarrillo que tenía encendido mientras veía por la ventana inmerso en sus pensamientos contemplando la luz de la luna.
No habían pasado ni diez minutos cuando salí de bañarme, pero el cabello de Eren aún seguía húmedo, dejando caer unas cuantas gotas por su torso desnudó y aún traía la toalla enredada a su cintura dejando a la vista cierto bulto.
-Te mandé a cambiarte Eren, ¿y qué haces con mi cajetilla de cigarros, dónde los encontraste?-Camine hacia él aturdida por tan sensual escena.
-Dame uno- Sostuve con mi mano la toalla que traía abrazando mi cuerpo y con la otra le quite el cigarrillo que estaba fumando.
-Estaba pensando en las cosas que me trajeron hasta aquí, había una historia que decía, que si le das un mismo enemigo a la humanidad, todos se unirán dejando las diferencias, luchando con un mismo propósito.
-Es un ciclo, si eso sucede alguien más le dará la culpa al otro, y todo se volverá a repetir en cuestión de años. -Me terminé el cigarrillo y amarre la toalla contra mis pechos.
-Estaba buscando algo con que escribir. -Me regreso la cajetilla de cigarros.
-¿Bebes? -Camine para el cajón del escritorio y metí la cajetilla, saque unas hojas y un vino que me habían regalado jamás lo llevé a la casa porque siempre se me olvidaba sacarlo.
Todo eso lo puse en el estante, abrí la botella y bebí un trago directamente, se la pase a Eren.
Él caminó sujetando la muleta con un brazo y la otra la toalla enredada en su cadera para que no se cayera.
Su cabello largo estaba algo enmarañado pero ya seco, mi liga del cabello la traía en su muñeca como pulsera.
Se sentó a mi lado y dejo la muleta alado de la cama.
Sujeto la botella, se inclinó hacia ella levantando la cabeza, y pude ver qué marcada tenía la manzana y como recorrían pequeñas gotas del vino que se le escapaban de los labios, rodando por su cuello.
Se terminó la botella en menos de tres sorbos.
-Necesitare más de estás- Arrojó la botella vacía al piso, me miró mientras con su brazo se limpiaba la boca.
-No estás de tan mal ver, y no quiero morir siendo virgen. -empezo a subirse a la cama mientras me arrincona a la cabecera.
Estaba en shock, era guapo, de buen ver, pero es más chico que yo aunque no lo pareciera, no puedo dejar de fingir que tenerlo cerca no se me antoja.
-El mundo se rige por el dar y recibir, qué te parece si aparte de la información que te dé, nos beneficiamos mutuamente con nuestros cuerpos- Subí mis piernas, un poco aplastadas por el cuerpo de Eren, aún teniendo la toalla como barrera entre nuestros cuerpos.
-Coger sin sentimientos no es lo mío- me incline sosteniendo mi toalla con ambas manos pegadas a mi pecho.
-Pues coger no es lo mío, matar para proteger, sí.
-Se alejo de mí, y se intentó subir a la cama, para sentarse a mi lado.
Pasamos un rato sentados contemplando a la nada, su hombro estaba recargado al mío pero con una diferencia considerable en la altura y el tamaño.
Tomó mi liga de su muñeca y empezó a amarrarse el cabello, dejando unos mechones caer por su frente.
Me sentía decaída al a ver rechazado la invitación, pero es que estaba nerviosa, al menos se comportó como un caballero y dejo eso aún lado.
Pero ¿cuando volveré a tener una oportunidad cómo está? Es más, ¿Lo volveré a ver?
-Eren, ¿Nunca lo has hecho?- dije sin pensarlo.
Se mantuvo tranquilo y me volteó a ver.
-No, no es como si tuviera mucho tiempo para pensar en eso.
Alcé la mirada y nos quedamos viendo directamente por unos segundos.
Cruce las piernas, y sostuve mi toalla fuertemente, estaba nerviosa, sentía que mi primera vez era mía y no la de él.
Aprovecho la oportunidad y Eren se inclinó un poco, haciendo que nuestras narices chocarán levemente, podía sentir su ligera respiración en la comisura de mis labios, poco a poco me acerque sin apartarle la vista, era como un juego de quién sedia primero perdería.
Con una mano sostuvo un mechón de mi cabello poniéndolo detrás de mi oreja y sus dedos pasaron por mi mejilla, haciéndome respingar un poco, ¿Desde cuándo he sido tan sensible?
El roce de las yemas de sus dedos se detuvieron hasta llegar a mi cuello, pasó su mano por detrás de mi nuca enredando sus dedos entre mi cabello y jaló hacia atrás.
Solté un gemido ahogado, eso me había tomado por sorpresa, ya había sentido aquel agarre, pero ahora tiene cierto efecto erótico en mí.
Me quedé viendo hacía el techo, se inclinó y recorrió con su lengua dónde empezaba el nudo de la toalla que sostenía, con delicadeza subía dando lamidas, pero dejaba marcas a su paso, regreso dando besos a mis clavículas, para detenerse en mi cuello y mordisquear lentamente mi barbilla acercándose con cuatela a mis labios.
Nuestros labios rozaban y Eren lamió mi labio inferior, eso me provocó cierta reacción a mi humedecida amiga de abajo, mordió justo antes de besarme, su lengua apretaba la mía en un baile de quién dominará, en cada pausa se daba la oportunidad de morder mi labio inferior, soltaba pequeños quejidos, y nos detuvimos de los besos hasta que la saliva se combinó con el sabor metálico de la sangre por las leves rasgaduras que me dejó.
Su agarre de mi cabeza disminuyó un poco.
Cruce de mis piernas, cuando nos separamos y me soltó en su totalidad.
Me levanté para poder sentarme a su regazo, me acomodé para poder tallar mi vagina en su erección cubierta por la toalla, hubiera querido que me lo hiciera en la posición de misionero, pero sin una pierna iba a ser incómodo para él.
Al sentarme a su regazo, no aparte los besos, con mi mano derecha recorría su cara, pasando por su peinado mal hecho, y con la otra sostenía mi toalla, me abrí un poco más de piernas ya que moría de ganas por frotarme ahí, el roce de mi vagina en su pene cubierto por la toalla, aumento el grado de besos, lentos, cortos, lamiendo, mordiendo, mis labios no podían más de la sensibilidad.
Finalmente tuve la decisión de quitarme la toalla y dejar al descubierto mis pechos, mientras la arrojaba la toalla, Eren se inclinó a besarlos y amasarlos con delicadeza, primero el seno izquierdo lamió mi pezón, dirigió su mano al seno derecho y masajeó un poco, y viceversa.
Me pareció tierno porque siempre se pegan a uno sin darle prioridad al otro.
Solté pequeños gemidos cuando me mordisqueaba los pezones, dejando marcas.
Nuestras bocas se volvieron a encontrar y aplaste mi pecho contra el suyo, la única barrera era la toalla que aún tenía en su regazo, llena de mis fluidos por estar rozandola.
Me sentía un poco sola al ser la única desnuda completamente.
-Montame ya- gimió Eren en mis labios con voz ronca, mirándome con el ceño fruncido. -Metelo, mami.
-¿Quieres sentir tu verga mojada? - Le quité la toalla, para liberar su miembro y me levanté de su regazo quedando de rodillas, baje mi mano hasta su tronco, acerqué mis labios a su cara y con mi mano libre lo tomé del mentón.
Eren asintió sin despegar su vista de mis ojos.
Le tomé el miembro y comencé a masturbarlo, metí mi cara en sus hombros para poder masturbarlo cerca de los labios de mi vagina, la cabeza de su pene quedó muy cerca de mi entrada, mientras bajaba y subía con mi mano, escuché su respiración agitada, moví un poco la punta de su pene a mi clítoris y comencé a darle masajes fue dónde solté gemidos, e incline mi cabeza a su oreja para que logrará escucharme.
Mi flujo ya comenzaba a escurrirse por mis muslos, Eren logró colar su mano libre por debajo y tocó mi entrada con la yema de los dedos, mientras yo seguía masturbando su pene en mi clítoris, él metió dos de sus dedos a mi entrada y eso me provocó gemir un poco más fuerte, sin delicadeza sus dedos entraban y salían de mi.
Entonces comencé a jalarle más fuerte.
Ambos encontramos nuestros labios y nos besamos directamente con nuestras lenguas, dejando un hilo de saliva al despegar nuestras bocas.
-Ponte en cuatro -Me miró y solté mi mano de su barbilla dejando ligeras marcas de mis uñas en ella.
Le solté el pene y el saco sus dedos de mi cavidad.
Antes de poder responderle, sus dedos mojados de mis fluidos los puso en sus labios y lamio el líquido.
Al abrir mi boca para soltar mi respuesta, no dudo en metermelos.
Mi húmedo fluido y la saliva de Eren con leve sabor del vino, hacían una combinación deliciosa.
Sacó los dedos de mi boca.
Y me guío para ponerme en cuatro, dude un poco ya que sin una pierna supuse que sería problemático.
Al acostar mi pecho a la cama dejando al aire mis nalgas a la vista de Eren, vi de reojo que él se acomodó como pudo a ponerse de rodillas aunque solo tuviera una pierna.
-¿seguro que puedes? - le dije.
Hizo caso omiso a mi pregunta, y comenzó a hundir sus manos en mis caderas apoyándose con todas sus fuerzas en mí, imaginé que sin equilibrio en una pierna sería más fácil que se recarga así.
Soltó una mano de mis caderas y la otra me tomó con más fuerza la cadera hundiendo sus dedos por mi piel.
Ahogué un gemido, era obvio que Eren no estaba controlando su fuerza o tenía que sostenerse fuertemente para no caer encima de mi.
Colocó su miembro en los labios de mi vagina, y metió su pene en mí.
Dio fuertes estocadas y me masajeba las nalgas hundiendo sus dedos, como si fuera una masa para pan.
Era obvio que mis gemidos aumentaron pero intenté no gritar de más, aunque era una zona alejada, sabía que podrían escuchar.
Siguió metiendo su pene a mi cavidad y mis paredes se contraen con cada penetración que daba.
Era posible que en cualquier momento podría venirme, Eren se dió cuenta que apretaba cada vez más, mis manos se sujetaban a las sábanas poniendo mis nudillos casi en blanco.
-Que rico me mojas la verga, mami.
Eren soltó un gemido justo cuando dijo eso, y me dio una fuerte nalgada haciéndome gemir.
-Eren.... Ahhhh, ahhhh, creo que me voy a venir.
En mis veinticinco años no había tenido un buen sexo, hasta ahora.
Lo que dije provocó que Eren aumentará sus estocadas, hasta que empecé a sentir un temblor por las piernas y mi abdomen contraerse.
Justo como le había dicho me había provocado un orgasmo dejando escurrido su pene.
-¿Te veniste? -Eren se detuvo, pero dejo adentro su miembro.
Negué con la cabeza.
Me sentía más caliente de lo normal.
Eren saco su pene de mi vagina y lo restregó a mis nalgas, volteé de reojo y vi como un hilo de saliva bajaba por sus labios, le había escupido a mi otro agujero.
Me recorrió un escalofrío por la espalda.
-Entonces te haré venir, nena. -El sudor de su frente bajaba en gotas por su abdominales. Joder que sexy.
Volvió a meter su pene a mi vagina, dando estocadas, poniendo sus dedos en mi anito, la verdad no creo que esa cosa que me está metiendo quepa ahí, relaje mi cuerpo mientras masajeaba mi entrada.
Entonces sin ninguna advertencia saco su pene de mí, para meterlo a mi otro agujero.
La madre que lo parió, mis lágrimas se salieron y mi cuerpo se estremeció.
Realmente era un dolor soportable pero insoportable a la vez.
Lo mire con ojos cristalinos de las lágrimas, y él sonreía como si le gustará verme llorar.
-Joder están muy apretados todos tus agujeros. -gimio y empezó a dar de estocadas.
Estaba mordiendo las sábanas gimiendo y llorando, es un gran hijo de puta.
Su penetración comenzó a hacerse más lenta lo que hizo darme cuenta que estaba por venirse, yo también estaba a mi límite y me vine, apretando mi interior sin dejar de temblar.
Gimió unos segundos más y sentí el calor de su líquido dentro de mi, saco su pene, el semen estaba escurriendo por mi agujero.
Por fin deje de levantar mi trasero, me acosté y a los pocos minutos me quedé dormida.
Ya no tenía fuerzas y ya no logré que reacción tenía Eren.
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