🌵 𝓢𝓲𝓮𝓽𝓮 𝓶𝓮𝓼𝓮𝓼 𝓳𝓾𝓷𝓽𝓸𝓼 🌵

México se estaba recuperando de toda su pérdida. Aún estaba débil, y Third Reich lo sabía, pero no podía hacerle nada ya que Rusia y URSS defendían al Mexicano. Rusia se encontraba quitando la nieve del jardín, pues México no podía hacerlo. Vio a Turquía caminando con Grecia tomadas de la mano, al parecer la brujería de México había funcionando. Salió a pasear un poco, pues recordó algo. Hizo una reservación en un restaurante para dos personas. Fue a una tienda de regalos y también a una floristería. Quería darle algo especial a quien más amaba.

Perdonen mis modismos, pueden corregirme con toda confianza

¡¿Y se puede saber por qué no habéis rescatado a vuestro hermano estando con el?! —España estaba regañando a sus hijos.

No queríamos problemas con URSS —Colombia estaba acostado en un sillón.

Al diablo URSS, importa más Nueva España.

México, pelotudo —lo corrigió Argentina.

¡Río de Plata! ¡Cuidadme ese vocabulario, jovencito! —España trató de calmarse—. Van a ir ahora mismo por vuestro hermano.

—¿Ahora? —Uruguay estaba acostado junto a Colombia.

Ahora.

—Cinco minutos más.

España se hartó y sacó un cinturón. Todos los latinos se levantaron de donde estaban y corrieron despavoridos a quien sabe dónde por el temor que le temían a los sermones de su padre. España suspiró y lo volvió a guardar imaginándose toda la clase de torturas que le debían estar haciendo a su hijo favorito.

Rusia tomaba de la mano a un México con los ojos vendados. Estaba siendo su guía. El de emblema de águila tenia puesta su ropa con la que salia de la casa de Rusia, un abrigo pesado junto a una bufanda y guantes.

¿A dónde me llevas? —preguntó México entre pequeñas risas tímidas.

Ya casi llegamos.

Se detuvieron en seco poco después. Rusia quitó la venda de los ojos de su pequeño amor. México enfocó su vista y vio en donde se encontraban.

Rusia, esto es hermoso.

Estaban en un restaurante muy elegante. Los meseros vestían un atuendo muy formal y había un candelabro grande de color azul colgando del techo. Las paredes estaban tapizadas por un patrón de figurillas de color tinto. Rusia movió una silla un poco invitando a su pareja a sentarse. México se sentó y Rusia se sentó del otro lado.

Las miradas no se hicieron esperar, pues las otras personas que se encontraban en el establecimiento habían notado su comportamiento de pareja. La homofobia en ese entonces era enorme, entonces aquel dúo tuvo que contener sus ganas de besarse en aquel lugar. Pidieron su comida la cual se las trajeron casi al instante.

Rusia, te...

—Sh, aquí no, México. Puede haber alguien que entienda español —México agachó la mirada—. Pero se lo que quisiste decir, y yo correspondo.

México sonrió y ambos empezaron a comer. Había un brillo de alegría en la mirada del tricolor más pequeño.

Te ves muy bien hoy —Rusia le sonrió a México.

Wey, me encantan tus sonrisas.

Siguieron comiendo. Cuando finalizaron, México pago la cuenta de ambos a pesar de las negaciones de Rusia, quien al final le dio un billete de su país para agradecerle por pagar la comida. Al llegar a la casa de Rusia, este le dio flores y un oso de peluche a su novio. México sonrió y aceptó los regalos.

Ya llevamos siete meses juntos, y vamos por más —besó los labios del Mexicano.

México se embriagó con el sabor de los labios de su pareja. Amaba besar a Rusia. El más alto lo invitó a tomar algo. Le sirvió un trago de Vodka y México lo aceptó gustoso.

¡Salud! —chocó su copa con la de Rusia y bebió de aquel trago.

Estuvieron ahí sentados un buen rato. Rusia le servía más Vodka a México, lo estaba embriagando sin que el otro se diera cuenta. México aun estaba en sus cinco sentidos pero los efectos del alcohol ya comenzaban a hacerse presentes. Rusia fue acercando una de sus manos a la pierna de su pareja.

Sabes, antes de ti, alguien más se había ganado mi corazón, pero era un idiota —México puso cara de enojado—. Tu no eres un idiota~

México empezó a cantar alguna canción en Zapoteco. Solían cantarse la cuando era niño. Rusia puso su mano en el muslo de su amado haciendo que este girara a verlo. Rusia besó sus labios como si estuviera sediento de ellos. México correspondió el beso unos segundos y luego se separó.

¿Acaso me estas embriagando para llevarme a la cama?

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