🌵 𝓡𝓮𝓬𝓸𝓷𝓬𝓲𝓵𝓲𝓪𝓬𝓲𝓸𝓷 🌵

México y Rusia se habían dado un tiempo, aunque el más alto buscaba cada oportunidad para pedirle perdón al Mexicano. Por su parte, el más pequeño hacia lo habitual, limpiaba la casa de los Rusos. Extrañaba a su novio, claro que si, pero estaba demasiado enojado y resentido con el por lo que le había hecho al ultimo regalo de sus padres antes de morir. Habían pasado dos semanas desde el incidente. Turquía iba a consolar a Rusia y a México y tratando de volver a curar su relación, pero todos sus esfuerzos eran en vano. El de emblema de águila sólo evitaba al de Ushanka.

Я больше не знаю что делать, все перепробовал (No se que hacer, ya lo intenté todo) —comió un pedazo de chocolate que le había traído la Turca—. независимо от того, сколько я прошу прощения больше, кажется, что он забрал его у меня (No importa cuanto más me disculpe, parece que el se aleja de mi)

rusya, sakin ol (Rusia, calmate) —abrazó a su amigo—. zaman her şeyi iyileştirir, bir süre Meksika'yı yalnız bırakır ve bu yüzden ikisi de daha iyi şeyler düşünür (El tiempo lo cura todo, deja a México solo un tiempo y así ambos pensaran mejor las cosas)

Turquía vio que Rusia sujetaba entre sus manos el collar roto del pequeño país. Ella lo vio con atención.

hey, bu el sanatlarını tamir ettim (Hey, yo se reparar ese tipo de artesanía) —Rusia le dedicó una mirada triste.

В самом деле? (¿De verdad?)

evet, borç ver (Si, prestamelo) —se lo quitó de las manos a Rusia y lo guardó en una pequeña caja que traía—. Yarın iade edeceğim, yeni gibi olacak (Te lo devolveré mañana, va a quedar como nuevo)

Turquía se despidió con su habitual beso en la mejilla y se fue de aquel lugar. Rusia la miro irse preguntándose si realmente cumpliría su palabra. Escuchó la voz de México cantando una canción sobre desamor. Se asomó un poco y lo vio sacudiendo las repisas arriba de un banco. Las vendas en las muñecas del pequeño tricolor habían vuelto a aparecer y hacia mucho que no veía una sonrisa suya. El brillo en su mirada se perdió casi por completo.

El de Ushanka no pudo evitar sentirse deprimido al verlo así. México lo vio asomándose por la puerta. Rusia lo saludó con la mano, pero el otro tomó sus cosas y se fue. Soltó un suspiro. Lo estaba perdiendo y no quería eso, todo había sido su culpa. No se merecía al Mexicano y se culpaba día y noche por aquella discusión tan tonta que sus celos habían empezado.

Solo podía dejar de sufrir mientras dormía, donde aun soñaba con el romance que el y México habían fortalecido tanto. Le costaba mucho despertar ya que recibía el duro golpe de la realidad.

Despertó a la mañana siguiente, no se había dado cuenta del momento en el que se había quedado dormido. Turquía estaba sentada a su lado viéndolo dormir. Rusia se incorporó bostezando.

günaydın, sana bir hediye getirdim (Buenos días, te traje un regalo)

Le extendió una caja con un lazo azul. Rusia vio dudoso aquel presente, pero lo aceptó. Volvió a dirigir su mirada a Turquía.

Ne bekliyorsun? (¿Qué esperas?) —jaló de la mano a su amigo levantándolo de su cama—. git ve onlara ver (Ve y daselo)

Rusia entendió a que se refería, si había podido reparar aquel amuleto del Mexicano. Fue a la habitación de este y respiró profundo antes de tocar la puerta tres veces. México abrió un poco tarde. Al ver a Rusia, volvió a cerrar la puerta.

Amor...

—¡Vete! ¡No me llames así!

México, te traje algo.

El pequeño con emblema de águila volvió a abrir la puerta y vio la caja que Rusia traía entre sus manos. La tomó sin decir una sola palabra y la examinó con la mirada.

¿Qué es esto?

Abrelo.

México obedeció. Luego de quitar el lazo y retirar la tapa, se encontró con el amuleto que días atrás se le había roto. Lucía como nuevo. Las lágrimas se acumularon en sus ojos. Rusia le puso aquel collar en el cuello con suma delicadeza.

Perdoname, me he portado como un idiota celoso y no te merezco. Solo te lastimé y no dejo de culparme día y noche sin poder pedirte perdón —Rusia abrazó al más pequeño—. Por favor, no me evites más, me duele saber que me odias. Perdoname, México, perdoname.

Las fosas nasales de México se inundaron con la colonia que se ponía Rusia. Amaba ese aroma. Ya no sentía enojo por el otro, parecía ser que ya lo había perdonado. Correspondió el abrazo mostrando así que ya todo había pasado.

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