Minutos antes de que todo saliera de control...

México se encontraba atado de la cintura en el tronco de un árbol. Forcejeaba tratando de liberarse cuando vio a Third Reich volver.

—Let me go! (¡Dejame ir!) —siguió forcejeando.

—Of course (Claro) —le dio una bofetada—. But let me have some fun (Pero dejame tener algo de diversión)

Se agachó a la altura del Mexicano quien lo miraba ocultando el temor en su mirada. Tomó su brazo izquierdo y lo miró con detenimiento, notó las vendas alrededor de sus muñecas y comenzó a desenvolver.

—So you cut yourself (Así que te cortabas) —el Nazi sacó un cúter—. Let me remind you what you are (Dejame recordarte lo que eres)

Y con fuerza, clavó el cúter en la muñeca del Mexicano haciéndolo sacar un grito de dolor. Se dio cuenta de que necesitaba callarlo, así que lo amordazó con un pedazo de tela. Siguió cortando con fuerza y sin piedad alguna. México lloraba.

—You are just a servant, you are horrible. I don't know how could Russia fall in love with someone like you (Eres sólo un sirviente, eres horrible. No se cómo Rusia pudo enamorarse de alguien como tu) —el Alemán hacia cortes profundos en los brazos del Mexicano remarcando sus cicatrices—. You're meanless. You're nobody (No importas. No eres nadie)

Aquello le dolía mucho al Mexicano. Third Reich lo veía llorar y le dio una falsa mirada de compasión.

—Don't cry, nobody can hear you anyway (No llores, nadie puede escucharte de todos modos) —y aquella sonrisa llena de malicia volvió a aparecer en su rostro.

Cada corte dolía como el infierno, pues el Nazi aplicaba mucha fuerza. La sangre resbalaba de las muñecas de México hasta regarse en el suelo manchando la nieve de un color rojo intenso. Tomó las muñecas aún sangrantes de México y las amarró detrás del árbol inmovilizándolo. Comenzó a golpearlo.

A México le dolía, sobre todo las patadas en su abdomen, pues no podía defenderse. Sus botas de cuero y con suela gruesa se marcaban en el vestido de la madre de Rusia. Todo aquello lo estaba haciendo sentirse terrible. Tras una patada muy fuerte en su estómago, México no aguantó más, su desayuno regresó por su garganta causándole un terrible ardor. Había vomitado.

—Are you stupid?! (¡¿Eres estúpido?!) —golpeó a México en la cara. Había manchado el uniforme de Third Reich.

—I... I'm sorry (Lo... Lo siento) —México habló en un susurro casi inaudible, era su mayor volumen de voz en aquel momento.

—You don't deserve to live (No mereces vivir) —lo hirió emocionalmente—. Look at you, a useless Third World, who cares if something happens to you? (Mirate, un inútil Tercermundista, ¿a quién le importa si algo te pasa?) —se acercó a el para que lo escuchara mejor—. Have you though that maybe Russia is just playing with you? He doesn't help you to stop being a servant (¿Has pensado que Rusia está jugando contigo? No te ha ayudado a dejar de ser una mucama)

México lloraba con amargura. No entendía como alguien como el se había ganado el amor de URSS. Su vestido ya estaba rasgado y seguramente la familia Rusa no lo personaría por dejarlo en ese estado. Third Reich le quitó su mordaza dejándolo respirar mejor. Lo tomó del cuello con fuerza. México ya no quería seguir sufriendo aquello, quería que todo acabase. El aire se le escapó de los pulmones, pero Third Reich lo soltó a tiempo. Recuperó su respiración con dificultad cuando sintió que lo desataban. Cayó sobre la fría nieve temblando de frío.

El Alemán derramó un poco de ácido sobre las heridas de México haciéndolo gritar de dolor. Lo tomó del cuello de nuevo elevándolo en el aire. Los pulmones del tricolor volvieron a vaciarse. Sentía como perdía su vida lentamente. Se asfixiaba. Se escuchó un disparo y el Nazi agarró a México apegandolo a el.

—Отпусти его, негодяй! (¡Sueltalo, desgraciado!) —Rusia tenía un arma en la mano y apuntó a la cabeza del Nazi.

—Mach schon, und er stirbt auch (Adelante, hazlo y el también muere) —puso su navaja en el cuello del casi inconsciente México.

—Я не знаю, какой у тебя странный фетиш с моим парнем, но оставь его в покое (No sé que extraño fetiche tengas con MI novio, pero ya dejalo en paz) —Rusia bajaba lentamente los escalones para bajar al jardín.

Vio como el Nazi apegaba más su navaja al cuello de México conforme Rusia se acercaba. El más alto lanzó la pistola dando a entender que no quería pelea.

—na schön (Bien, muy bien) —bajó su navaja—. Du bist gefallen (Caíste)

Clavo su navaja en el abdomen del Mexicano, muy lejos de algún punto vital, pero logrando lastimarlo. México sólo se quejó y el otros lo dejó caer al suelo completamente inconsciente. Rusia corrió al lado de su amado.

—México, México, México —lo llamó múltiples veces sin recibir respuesta. Lo sacudió pero ni siquiera temblaba de frío.

—Wenn Sie mich jetzt entschuldigen, muss ich zu einer Party zurückkehren (Ahora si me disculpan, debo regresar a una fiesta)

Rusia lo ignoró y cargó al Mexicano en sus brazos llevándolo a un hospital.