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—¿Dónde está JungKook?— preguntó YoonGi al ver a Agust entrando a la habitación principal.
—Fue con HoSeok, necesitamos hablar.
—Háganlo en otra parte.— señaló Suga desde la cama, aún abrazado al cuerpo de JiMin.
YoonGi asintió —Nos iremos, cuida de JiMin, cualquier cosa avísanos.
Agust quería quedarse, prefería hablar con los dos sobre JungKook, pero tampoco iba a presionarlos y decidió que estaba bien hacerlo primero con su hermano mayor. Luego ya lo haría con su hermano menor, que probablemente fuese más difícil de convencer. Antes de irse, se acercó a la cama y miró a Suga con JiMin, le sonrió al peli azul y este solo formó un puchero en respuesta al verlo, Agust le dejo un beso en la frente y uno más a JiMin en los labios.
—No estés preocupado, Suga, despertará.— aseguró, yéndose tras YoonGi.
—Espero que así sea.— murmuró Suga, restregándose un poco en JiMin.
YoonGi salió de la habitación principal con Agust siguiéndole los pasos, se encaminaron a la sala principal del castillo y se quedaron viendo fijamente unos instantes.
—¿Qué es lo que tienes que decir?— cuestionó el mayor al ver a su hermano menor indeciso, quizás buscando las palabras adecuadas para no arruinar sus buenas intenciones, como de costumbre.
—Es sobre JungKook.
—Eso lo sé, es obvio.
—Me refiero a que tiene que quedarse.
—Nunca dije que se fuera.
Agust asintió recordando que realmente nunca le dijo que se fuera, solo le había dicho que no se acercara a la habitación donde JiMin se encontraba y bueno, eso tenía muchísimo sentido, dado que JungKook fue el causante de su posible muerte.
YoonGi suspiro —Entiendo que esto es difícil Agust, ahora por fin Hilda está descansando y eso debe haberte dado mucha calma, pero nuevamente tienes cargas por JungKook y sus acciones. No fue la mejor manera de reencontrarse, aunque así sucedió.
—Solo no quiero volver a perderlo.— respondió, agachando su mirada, se sentía tan vulnerable y perdido.
—Y lo entiendo, sé que Suga también lo hace, pero es complicado por todo lo que paso, solo danos tiempo para aceptar todo esto.— pidió YoonGi llamando su atención —JungKook puede quedarse, no les diremos nada a los neonatos sobre lo que sucedió, en este momento iré por ellos y estableceré un orden con alguien que reemplace el lugar de SeokJin.
—SeokJin...— murmuró Agust sin saber qué decir.
—Siempre estuvo molesto con nosotros por convertirlo, él no deseaba esta vida y lo único que lo mantuvo feliz fue el humano del que se enamoró.— argumento tranquilamente —Ahora los dos están en un mejor lugar, Agust, no voy a hacer responsable a JungKook por sus muertes, nuestro enemigo es y siempre será la iglesia.
Agust asintió totalmente de acuerdo, sus ojos destellando en rojo, estaba realmente molesto porque esos jodidos religiosos y creyentes nunca los dejaron ni los dejaran en paz. Teniendo en cuenta que tenían a su hijo encerrado y llenándole la cabeza de mierda, realmente quería ir hacia ellos y hacerlos sufrir diez veces más.
—Sobre ellos, lo arreglaremos después, en este instante me importa más estar al pendiente de JiMin y traer a los neonatos de regreso.— comentó YoonGi al ver su reacción, sabiendo lo explosivo que era su hermano menor, lo mejor era aclarar que si atacarían a esos hijos de perra, pero en su debido tiempo y con un plan estratégico que les asegurará la victoria.
—Está bien, gracias, Yoon.
—No hay de que, Agust, somos hermanos y familia, solo ten más en cuenta a JiMin.— pidió tratando de no sonar demasiado estricto, comprendía también que tuviera muchas cosas en mente, pero en todo este tiempo se había centrado muchísimo más en JungKook que en su eternâ y hasta parecía que no le importaba que se encontrara en riesgo.
Agust por su parte era bastante consciente de todo, es solo que no sabía cómo ayudar sin estorbar o arruinarlo, amaba mucho a JiMin, le había abierto su corazón para que entrase y lo consideraba lo más preciado. Aun así, JungKook era su hijo, su sangre y era imposible que no se preocupara por él, no podía dejarlo irse nuevamente y que el Vaticano continuará utilizándolo o que simplemente se marchará lejos de su lado.
Su mente estaba dividida y no podían culparlo, en cualquier momento volvería a perder a alguno de los dos y sinceramente Agust no sabía sobrellevar las pérdidas. Cuando Hilda falleció, cuando creyó muerto a JungKook, él perdió toda razón de ser, intentó suicidarse muchas veces. Siendo inmortal le fue imposible lograrlo y por eso terminó refugiándose en el alcohol y sexo desenfrenado, solo para distraer el dolor.
YoonGi lo sabía, siempre se lo repetía, le insistía en que debía manejar mejor la pérdida de Hilda, olvidarla y dejarla descansar, pero era como si Agust supiera que ella continuaba con ellos y no se equivocó. Pero eso ahora ya era agua pasada, debía madurar, encontrar una mejor manera de salir adelante y ver tanto por JiMin como por JungKook.
Eran una familia.
—No solo por esto, por todo.— dijo Agust, sonriéndole sinceramente, haciendo referencia a las innumerables veces que su hermano mayor tuvo que ver por él cuando se perdía en la bruma de los recuerdos y la culpa.
¿Quieres volver?
Sí, es lo que más quiero.
¿Por qué?
Necesito volver.
¿Aun si eso significa que jamás serás perdonado?
¿Por qué habría de buscar perdón por amarlos?
¿Estás consciente de que no habrá vuelta atrás?
Sí, y no me interesa cual sea el costo.
—Ahhh, Shooky, mi Minnie, no vuelve y lo extraño muchísimo.— la voz de Suga sonaba quebrada, como si hubiese estado llorando.
JiMin Intentó moverse, quería hablarle, decirle que ya estaba de regreso, que no lo extrañara, pero de alguna manera aún no podía utilizar su cuerpo. Fueron varios minutos en los que luchó con sus extremidades para que reaccionaran, todos los intentos inútilmente porque no las acataban. Estaba empezando a desesperarse, no sabía exactamente con quién había hablado o qué pasó después de haber perdido la consciencia, solo recordaba haber estado abrazado con todos hace unos momentos. Después, escuchó a Hilda despedirse, sintió su alma despegarse y eso provocó muchísima debilidad, la cual lo llevó a perder toda la fuerza que tenía.
En este instante, podía escuchar y sentir movimientos a su lado, Suga parecía estar acercándose y lo confirmó cuando lo sintió abrazándose a él. El menor de los Min estaba acariciándole el rostro con delicadeza, como si fuese un fino cristal a punto de romperse. Luego de una bruma volvió a escuchar otro sonido, pero este era distinto, como el de una puerta siendo abierta y los pasos de dos personas, se detuvieron cerca de ellos dos.
—¿Aún no ha despertado?— preguntó la voz ronca de YoonGi.
Suga negó —No, han pasado tres días ¿No es eso demasiado?
¿Tres días? ¿He estado tres días aquí? ¿Por qué no había despertado ya?
—No lo sé, pero hay que seguir alimentándolo, según JungKook esto puede tardar más de lo debido, no entendí muy bien por qué, dijo algo sobre la resurrección de Cristo.— informó Agust, escuchándose más lejos.
—Cristo fue sepultado y resucitó al tercer día...
—Eso sería hoy.— dijo Suga tras YoonGi.
—Ni siquiera estamos seguros, lo mejor será quedarnos los tres con él esta noche y esperar, su cuerpo no está muriendo en absoluto y ese debe ser un buen indicio.— YoonGi parecía estar muy seguro al decirles eso a sus hermanos y JiMin quería hablarles para tranquilizarlos, sonreírles y besarlos porque ellos a pesar de todo sabían que volvería —Agust trae la copa, Suga el cuchillo, es momento de alimentarlo.— ordenó.
JiMin no sabía exactamente a qué se refería con eso, pero logró sentirlo. Hubo varios pasos, movimiento alrededor del lugar y de repente su garganta hormigueo. El olfato se extendió, había un delicioso aroma inundando sus fosas nasales, una combinación de pino, madera y petricor, la cual lo hizo abrir los ojos de golpe. Entonces pudo ver a los tres en medio de la habitación principal cortando sus muñecas, ellos llenaban una copa para darle alimento. La sangre de sus parejas estaba llamándolo y de pronto solo podía pensar en eso, en lo mucho que la necesitaba y a ellos.
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