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JiMin observó la ropa que llevaba puesta y suspiro, sus pomposos labios formaban un puchero y sus mejillas se encontraban sonrosadas de tan solo verse así. Estaba demasiado ansioso, las telas transparentes y de encaje que llevaba puestas le ponían los pelos de punta, pues era evidente que pretendía con ellas.

Seducir.

—¿Estás seguro de esto?— preguntó SeokJin, viéndolo a unos pasos, a través del espejo en el que JiMin se miraba con disconformidad —YoonGi dijo que no era necesario que hicieras nada, los tres acordaron encerrarse en los calabozos para frenar sus instintos y respetarte.— le recordó sutilmente.

—El costo no lo vale, no quiero que sufran por mi culpa y acaban de salvarme la vida. Esto es lo menos que puedo hacer por ellos ¿No?— dudó, abrochando el último botón existente de la prenda con nerviosismo.

SeokJin guardó silencio unos instantes para pensarlo —Eres virgen, lo ideal hubiese

sido que se entregarán en otra fecha, una donde no haya tanta necesidad de por medio.


—¿Es tan malo?

—No es malo, sino ¿Demasiado?— respondió dudoso SeokJin, acariciándose la barbilla.

—¿Duele mucho hacerlo?— interrogó JiMin, girándose hacia él y ladeando el rostro con inocencia pura.

—En realidad no, el inicio puede serlo un poco y con los minutos se vuelve lo mejor que puedas experimentar, es hasta más placentero que hacerlo con una mujer.— le aseguro con suavidad para tranquilizarlo —Te ves hermoso.— añadió halagándolo y alzando el pulgar en señal de aprobación.

JiMin le sonrió levemente mientras continuaba viéndose, le había pedido a SeokJin ayuda para vestirse al estilo de los hermanos Min para presentarse a ellos. Obviamente el mayor no dudo en aceptar, le había traído un pantalón negro ajustado de cuero, una camisa del mismo color, pero transparente y con un fino encaje alrededor de su cuello que le caía hacia los hombros, dándole una imagen sensual.

SeokJin estaba seguro de que en cuanto YoonGi, Agust y Suga le vieran caerían a sus pies, aunque estaba algo preocupado de cómo reaccionaría en cuanto vieran que llevó a JiMin a los calabozos cuando habían dejado bien en claro que lo encerrara en la habitación principal. Hasta podría decirse que los líderes parecían tener miedo de sus deseos e instintos porque se habían llevado más cadenas de lo comun para retenerse lo más posible.

—Me siento un poco nervioso.— confesó el peli rosa, acomodándose el cabello hacia atrás, casi que de manera inconsciente.

—Todo saldrá bien, JiMin, esta noche todos los neonatos salen a cazar o a disfrutar a sus parejas, el castillo es solamente para ustedes cuatro.

—¿También verás a alguien?— interrogó el menor, abriendo los ojos solo un poco e intentando no sonar entrometido, aunque lo estaba siendo.

SeokJin se sonrojó hasta las orejas antes de contestar —Sí, hay un pueblerino que hace dos años conocí y desde entonces hemos estado saliendo.

—¿Un humano?— dudó JiMin bastante sorprendido, de alguna manera pensó que solo salían entre ellos, vampiros con vampiros —¿Sabe que eres un vampiro?

—Sí, TaeHyung es un humano muy abierto de mente.— aseguró el mayor, recordando a su pareja —Después podemos hablar de esto, en este momento es importante que te lleve a ellos, no quiero estar de mal quinto.— insistió SeokJin tomándole de la muñeca y encaminándolo hacia el pasillo con rapidez, la luna comenzaba a cambiar.

JiMin se dejó llevar sintiendo su cuerpo un poco tenso, demoró casi todo el día en tomar esta decisión. Lo reflexionó mucho antes de aceptar, iba a ser algo nuevo y tal vez doloroso, pero no le importaba en absoluto si se trataba de los hermanos Min. Algo en su interior le decía que todo estaría bien si eran ellos, que debía hacerlo y no desistió de la idea. Además, estaba el hecho de que había hablado con SeokJin al respecto y había descubierto que en la luna roja todos los vampiros sentían una inmensa sed que parecía ser insaciable, la cual si se ignoraba provocaba bastante dolor. Esta fase podría ser sobrellevada junto a otros vampiros y humanos, pero en el caso de YoonGi, Agust y Suga siempre lo resentían de peor forma por ser puros y aún más cuando renacía el eternâ.

No había nadie más que él que pudiera ayudarlos.

Cuando ambos se encontraron en los calabozos, SeokJin silenciosamente le apuntó hacia una puerta de metal que se encontraba a mitad de camino, supuso entonces que debían estar ahí. El mayor no dijo nada con la intención de que los líderes no le escucharan y le entregó las seis llaves de los seis candados que protegían el lugar que solían usar los hermanos para encerrarse durante las noches de luna roja.

JiMin vio a SeokJin marcharse y se encaminó hacia la puerta, abrió cada uno de los seguros con las manos sudándole sobre manera y en cuanto terminó, empujo la puerta suavemente para ver el interior. No se podía ver mucho, todo estaba oscuro y apenas era solamente iluminado por la débil luz roja que la luna desprendía en ese momento y se colaba a través de unas rejillas.

El peli rosa fue consciente de los tres pares de ojos que yacían en una esquina, mirándole con intensidad, todos en un color carmesí como la misma sangre que le causaron agitación. Lentamente se introdujo, cerró la puerta nuevamente a sus espaldas y se posicionó de rodillas delante de los hermanos Min. Fue algo que su cuerpo hizo naturalmente, casi como si se manejara por sí solo.

—Mă predau.— dijo JiMin sin notar que estaba hablando en rumano —Sângele meu le aparține, eu sunt eternitatea lor.— agregó, agachándose un poco, formando una reverencia.

YoonGi fue el primero en romper las cadenas que lo retenían, salió de la oscuridad totalmente intuído por su instinto demoníaco y se acercó al menor para ponerlo de pie en un tirón. Entonces lo envolvió entre sus brazos, provocando que echara su rostro hacia atrás y le mostrara sumisamente el cuello, tan pecaminosamente delicioso.

—Eternâ.

JiMin se estremeció al ser llamado así, sintió un par de manos rodeándole la cintura y se percató de que Agust se había liberado en algún momento sin que lo notase y Suga también, pero él solo los veía de pie a un paso de distancia como si tuviera miedo de acercarse.

—Eternâ.— repitió el rubio a sus espaldas, apegándose a él y restregando su notoria erección contra su respingón trasero.

La misma corriente eléctrica sacudió el cuerpo de JiMin y por instinto ladeó el cuello para también mostrárselo, recargó su cabeza en el hombro y pecho de Agust para verle. YoonGi de igual manera se le apegó y dirigió una de sus pálidas manos al escote de la camisa negra para acariciar la perlada piel que poseía.

—Suga.— llamó el peli rosa mirando al menor de los cuatro y estirando su mano para que se acercara a ellos.

Suga dudo, en su interior luchaba por no caer en la tentación, pero ver a JiMin tan provocativo, tan dispuesto y entregado no le ayudó demasiado. Finalmente tomó la pequeña extremidad y la alzó un poco para besarla con devoción mientras rompía su separación con ellos, uniéndose a la que sería una inolvidable noche de luna roja.

—Eternâ.

—Su eternâ.— afirmó JiMin, sonriéndole extensamente a los tres para demostrar que estaba seguro de encontrarse solo con ellos.




*Mă predau: Me entrego.

*Sângele meu le aparține, eu sunt eternitatea lor: Mi sangre les pertenece soy su eternidad.

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