🌵 𝓔𝓵 𝓹𝓻𝓲𝓶𝓸 𝓭𝓮𝓼𝓶𝓪𝓭𝓻𝓸𝓼𝓸 🌵

Nein —una voz de un niño pequeño resonaba por la habitación—. Nein, weon.

Alechi gateaba alejándose de México quien lo perseguía para que se metiera a bañar. Chile y Alemania tuvieron que salir de viaje dejando a la pareja a cargo de Alechi. Nicte estaba en su cuna observando como su padre batallaba con su primo. Anielka reía divertido.

¡Sal de ahí, hijo de la chingada! —México se asomaba por debajo de la cama.

Shingada —repitió Alechi.

No digas eso —metió su mano y esta fue mordida por su sobrino—. ¡Au!

Anielka empezó a reír con fuerza. México lo miró molesto. Rusia estaba viendo la televisión.

Tripalosky, ayudame.

Rusia observó al Mexicano. Se levantó del sofá y se paró a un lado de la cama. La levantó y México atrapó a Alechi. Este empezó a reír.

Shingada, shingada...

Alechi, ya basta —México cargó al pequeño niño de un año.

Nein —empezó a patearlo.

México se llevó a Alechi, pues estaba creando una escena y no quería que sus hijos siguieran su ejemplo. Metió a su sobrino a la bañera, donde no pudo salir. Rusia lo venia siguiendo con una toalla y esas cosas. Uno de los gemelos empezó a llorar.

Ay, no puede ser. Rusky, baña a Alechi —sin más, se fue a ver que ocurría.

Vio a Anielka llorando. Lo sacó de su cuna y lo cargó en sus brazos. Tomó un biberón y empezó a alimentar a su hijo quien sujetaba de los lados aquel envase con sus manos. Cuando terminó de comer, lo alzó un poco.

¿Quién es el niño más bonito? Si, eres —México sonrió, pero se arrepintió casi al instante.

Anielka devolvió su comida encima del Mexicano. Este se quedó asqueado escuchando como su hijo se reía.

Muy chistosito —lo regañó mientras lo llevaba a cambiarse de ropa.

La casa era un caos. Se escuchaba a Alechi gritar groserías, Anielka riendo y Nicte llorando. México terminó de cambiar a su hijo y regresó a recostarlo en su cuna. Cargó a Nicte y la arrullo entre sus brazos. Le dio de comer. Anielka balbuceaba un par de letras mientras jugaba con sus manos.

Listo, México. Logré bañar a Alechi —le dijo mientras cargaba al hijo de Alemania.

Perfecto, Tripalosky.

Shingada.

—¿Cómo hacemos para que olvide esa frase?

Shingada, shingada.

—Tal vez mandándolo a dormir —Rusia lo acurrucó entre sus brazos.

El pequeño niño empezó a patalear y jaloneo las orejas de la Ushanka del más alto. Rusia parecía tranquilo, pero estaba usando toda la paciencia que tenía.

Hablando de Rusia, se ha estado sintiendo mejor. Pero eso no quita el hecho de que aún se esté quemando. La radiación en su país sigue presente, está 16 veces más elevada de lo normal. Usando aquel traje especial, podía tocar a las personas. Físicamente se sentía como si hubiera corrido cinco maratones seguidas a toda velocidad. México sabía aquello y trataba de no dejarle muchas tareas.

Dejó a Nicte en su cuna y tomó a Alechi entre sus brazos recibiendo algunas patadas. Ya bastante harto, lo dejó en el suelo. Se quitó la chancla y ocurrió lo que todo Mexicano teme. Un chanclazo.

Me vas respetando, chamaco. Que no por nada me dejaron a cargo de ti —Alechi hizo puchero—. Y más te vale no llorar que te doy otro, ¿me escuchaste?

Su sobrino asintió y se comportó a partir de ese momento. Rusia observaba asombrado aquella escena. México cargó a su sobrino y lo recostó en la cama para invitados.

Perdoname, Alechi. Pero te estabas portando mal —lo abrazó—. Perdoname.

Sentía cierto remordimiento. Nunca había golpeado a alguien tan pequeño. Cargó a su sobrino y lo paseó por la habitación. Le cantaba una canción.

Duermete, duerme, negrito,
Que tu mamá está en el campo, negrito,

Te va a traer un pastelito para ti,
Te va a traer muchas cosas para ti —le hizo cosquillas haciéndolo reír un poco.

Y si negro no se duerme,
Llega el diablo blanco y... ¡Zas! —le agarró su mano—. Le come la patita.

Alechi empezó a reír. Luego bostezo, estaba cansado. México lo recostó en la cama y puso almohadas a sus lados procurando que no se fuera a caer. Le dio un beso en la frente.

Buenas noches, Alechi.

—Buenas noshes, tío Méx.

México salió de la habitación enternecido. Encontró a su pareja durmiendo en el sillón. Se acercó a las cunas de sus hijos y los vio dormir también. El pequeño tricolor se dirigió a uno de los sillones esperando a que llegara su hermano Chile. Sin darse cuenta, se quedó dormido.

Ya tenemos las tres portadas ganadoras UwU. Son las siguientes:

Anónimo, quedas en finalista con:

LinkBreath0fTheWild, quedas finalista con:

-_Apache_-, quedas finalista con:

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