🌵 𝓓𝓲𝓼𝓬𝓾𝓼𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼 🌵

Anielka se encontraba en la enfermería de la escuela con golpes en la cara, un ojo morado y un labio partido. Su hermana vino corriendo, había escuchado rumores de que su gemelo se había peleado con su ahora ex novio, pero no pensó que ambos llegarían a los golpes.

¡Anielka! Hijo de tu madre, ya te he dicho que no te metas en mis asuntos —Nicte veía el estado de su hermano.

Pero el te engañó —su hermana pasó un pedazo de papel húmedo sobre sus labios limpiando la sangre—. Он сукин сын (Es un hijo de perra)

Volteo a ver a su hermana, dos lágrimas resbalaban por sus mejillas mientras eran seguidas de cerca por otras tantas que salían de sus bellos ojos. Anielka tomó su mejilla y Nicte se abalanzó rodeandolo con sus brazos.

Ya, ya. Tranquila —la consolaba.

¿Por qué se fue con esa сука (perra)?

Nic, a veces los hombres no pensamos con toda nuestra capacidad, y no sabemos cuando podemos llegar a lastimar a quien realmente amamos. Tu vales mucho, niña.

—¿Lo dices en serio?

—Claro, hasta el de la esquina te aprecia.

—¡Ani! ¡No seas asqueroso! —le dio un pequeño golpe al hombro de su hermano—. Sabes que ese vato no se lava las manos.

Ambos rieron. Se cuidaban el uno al otro, más que nada porque eran hermanos y mejores amigos. Después de sanar los golpes de Anielka, ambos volvieron a su salón. No había maestro, por lo que el salón era un desmadre.

Ugh, ya llegaron los mellizos. Mejor no me acerco a los weones —acto seguido, ofreció sus manos para que ambos las chocaran con el.

Alechi, eres un idiota —lo regaño Anielka.

Callese —expulsó humo por la boca, estaba fumando—. ¿Cómo está mi única prima?

Tanto Alechi como Anielka eran mucho más altos que Nicte. El que estaba fumando se agachó a la altura de su prima. Esta le tiró su cigarrillo y lo pisoteo.

Aquí no se fuma.

Hum... Veo que alguien está en sus días —Alechi sacó otro cigarrillo e intentó encenderlo.

Оставь это, Nicte (Déjalo, Nicte)

Los tres primos fueron a sentarse en los lugares del fondo. Las conocidas como Morras Básicas miraban a Anielka y Alechi con admiración y a Nicte con celos. Pero a pesar de todo ello, no todo era color de rosa en la vida de nuestros actuales protagonistas.

Te veo luego, сука блять (Suka blyat)

Alechi les saco el dedo de en medio mientras era acompañado por Luis. A USA le preocupaba bastante la seguridad de su hijo, por lo que les había pedido al Chileno y al Alemán que su hijo acompañara a su primo. Y así se había cumplido, a pesar de que ambos chicos no se llevaban bien.

Ani, debemos explicarles a mis padres sobre esos golpes.

—Нет (No)

—Sabes como se pone nuestro jefe México con estos temas. Puede que Папа Россия (Papá Rusia) lo apruebe, pero no se —Nicte odiaba los desacuerdos con sus padres.

Tu no te preocupes, fui yo quien no debió entrometerse en tus asuntos.

—¡¿Pero por qué chingados?! ¡Sabes que no me gusta que mi hijo llegue con golpes en la cara! ¡Sólo mira como lo dejaron!

—¡Deberías agradecer que por lo menos se defendió!

—¿Agradecer? ¡¿Desde cuándo se agradece que tu hijo se peleé?!

Rusia y México sufrían un desacuerdo. Mientras que el latino odiaba las guerras y no le gustaba ver el rostro de su hijo lleno de moretones, el eslavo estaba orgulloso de que su hijo se hubiera defendido. Desde siempre se han notado los desacuerdos de ambos respecto a sus puntos de vista de las peleas. Uno siempre con una posición neutral mientras el otro fue criado para enfrentar batallas al nivel de la Guerra Fría.

Rusia, ¿qué no te das cuenta? —el Mexicano estaba hablando entre sollozos—. ¿Qué será del futuro de nuestro mundo si criamos a nuestros hijos para pelear? ¿Acaso quieres una Tercer Guerra? ¿Otro holocausto?

—Нет (No) —Rusia habló más tranquilo—. Perdoname, Мексика, no había pensado en ello. Sólo me concentre en criar a mis hijos de la misma maneraen que mi padre me crió a mí. Nunca había pensado en las consecuencias.

—Cariño... Puede que antes el mundo funcionará de esa forma. Las cosas han cambiado, ya no hay guerras tan fuertes. Si, soy consciente de que aún existen pero quiero evitarlas. Y si yo no puedo hacerlo, quiero que mis hijos lo hagan.

—Y-Yo... —el Mexicano agachó la cabeza—. Perdoname.

Ambos se unieron en un abrazo de disculpa y arrepentimiento. Aquel sería el inicio de un gran cambio en la mentalidad del tricolor de Ushanka. Tanto Anielka como Nicte habían escuchado aquello, desde el inicio de la discusión hasta el final. Ambos sabian que heredarán las tierras de sus padres y que una gran responsabilidad recaeria sobre sus hombros.

Cuenta regresiva: 3 capítulos pendientes.

Cuídense, amikos, hoy es Viernes 13. Bye bye.

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