Arcano XVI: La Torre

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Un grupo de valientes mechs marchaban a toda velocidad por pasillos y salas interminables, decididos a ejecutar su deseo de libertad; pero a favor de una ajena a la propia.

     Aquellos guerreros temidos por su capacidad única de unión que los volviese colosos destructivos, esos a quienes se les suprimió su voluntad, a quienes se les restringió su personalidad, a quienes se les negó su verdad... Su autonomía. Movidos por las vehementes palabras de una voz angelical, como rayo de esperanza y misericordia obsequiadas por el mismísimo Primus o la justísima Solus Prime, tales revelaciones estallaron en ellos una sensación compartida de frustración, desengaño y miseria; pues los que se enorgullecían de construir maravillas, ahora servían meramente para devastar; porque los que se jactaban de su rebeldía como brutales combatientes, al presente obedecían como perro fiel con tan sólo tirar de sus cadenas; y los que apenas nacían para correr, fueron programados para acatar órdenes sin siquiera poseer una convicción personal que los motivara a apoyar tal causa. Por ello, pese al riesgo de enfrentarse a la ira del tirano grisáceo, o a sus señalamientos e injurias, la tropa no permitiría una víctima más, y menos al tratarse de una femme inocente, la dama que tras abrirles su corazón despejó sus mentes renovando por un instante su libre albedrío que creyesen perdido.

     —Apresúrate, Long Haul —exigió un preocupado Hook, quien aseguraba el perímetro delantero junto a Vortex y Wildrider.

     —Cargo un tesoro, no me aceleres —respondió Long Haul, quien alzaba en brazos a la inconsciente celeste.

     —¿Tesoro?, ¿acaso te gusta? —cuestionó Hook con algo de asombro.

     —No... no... —balbuceó Long Haul en tono entorpecido negando con la cabeza—. Pero ella siempre valoró mi trabajo a diferencia de ustedes, y por eso la estimo, ¿de acuerdo?

     —Mmmm, el grandote es un sentimental, por eso le agarró cariño a esta señorita —opinó Breakdown, quien resguardaba la posición trasera de la comitiva al lado de Blast Off y Dead End—. Aunque no lo culpo si le atrae, mira que los Autobots la forjaron muy guapa.

     —Basta de tonterías y pónganse serios —les reprendió Scrapper—. Tenemos el tiempo medido, ya que el efecto de la descarga que noqueó a Megatron será pasajero.

     —Scrapper y yo neutralizaremos los comandos de la computadora para inutilizar los sistemas de seguridad, vídeo y alarmas —añadió Onslaught—. Entonces activaremos el elevador para sacar a la mujer sin que nos detecten.

     Enterados del plan maestro, la tropa consiguió apoderarse del ascensor de salida y se atrincheraron en el salón principal, donde se manejaban y monitoreaban la mayor cantidad de funciones de la base, percatándose, minutos más tarde, de un detalle por demás peculiar.

     —Qué extraño —alegó un desconcertado Scrapper—. Esto ya está estropeado.

     —O es un golpe de suerte muy conveniente, o alguien se nos ha adelantado —especuló Onslaught—. La cuestión es, ¿quién?, y ¿con qué propósito?

     Antes de formularse teorías conspirativas, desde lo profundo de una ventilación en lo alto del techo, una voz les notificó una serie de ubicaciones.

     —Cuidado con los entrometidos —advirtió Rumble—. Starscream, Skywarp y Astrotrain en el sector próximo al laboratorio; los Coneheads en armería norte; Motormaster y Dragstrip en almacén sur.

     Enseguida otra voz proveniente de una rejilla en el suelo previno a los hackers del resto de localizaciones de los miembros presentes en el cuartel.

     —Reporto —alertó Frenzy—. Mixmaster, Brawl y Swindle en bahía médica, mientras Bonecrusher y Scavenger dan mantenimiento en el área de electricidad.

     Una vez informaron a los Combainers, los escurridizos mellizos emergieron de sus escondites, confesándoles que ellos habían sido los traviesos que sabotearon la base, excusándose a sí mismos al explicarles las razones que los incitaron a ello; momento en que ambos bandos, tras comprender su objetivo en común, optaron por aliarse.


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     Si bien en un inicio el equipo de casetes pretendía trabajar a su manera, en el proceso se descubrieron las acciones de sus colegas gracias a Laserbeak, Buzzsaw y Ravage, quienes les pillaron cuando se retiraban del laboratorio con Lunatic a fin de ayudarla. De modo que pusieron manos a la obra.

     —Hook, comunícales el plan a Bonecrusher y a Scavenger para que averíen la corriente de energía de las compuertas —confió Scrapper a su camarada—. Luego reúnete con Mixmaster y mantengan ocupados a los Seekers y a Astrotrain.

     —Ve con él, Vortex. Encárgate de exponerles la situación a Brawl y a Swindle y retengan a los Coneheads —le indicó Onslaught a fin de abarcar un mayor rango de apoyo.

     —Los acompañaré, les hace falta distraer al tozudo de Motormaster, y si reto a Dragstrip a una corrida, no se resistirá —aportó Dead End.

     —En ese caso iré contigo. —Carcajeó Wildrider siguiendo a la camarilla—. Desquiciar al mal encarado de Motormaster es uno de los pocos placeres que disfruto de la vida.

     En medio de sus jergas, Lunatic, sin que ninguno de ellos lo supiese, escuchó cada una de sus conversaciones, ya que sus receptores auditivos fueron los primeros en recuperarse de su repentino apagón; reiniciándose sus circuitos pendientes de parte en parte para despertarse al fin, lo que sorprendería a todos.


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     Entretanto, afuera de aquella fortaleza submarina, preparados para su asalto, un escuadrón Autobot conformado por los Aerialbots y Skyfire era comandado por los Ex-Decepticons Thundercracker y Soundwave; último el cual percibiría el fallo de seguridad en la base, transmitiéndoles el dato a los demás, sospechándose la probabilidad de que un incidente interno hubiese ocurrido.

     Sin embargo, ignorada la peligrosa cercanía del batallón por los desperfectos efectuados, Scrapper, Long Haul, Onslaught, Blast Off y Breakdown, secundados por el quinteto de minicons, se dispusieron a surgir a la superficie con la, todavía debilitada, Lunatic; predisponiéndose a un encuentro cara a cara con sus enemigos, quienes desconocían sus buenas intensiones.

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