𝕯𝖎𝖊𝖈𝖎𝖔𝖈𝖍𝖔
Ya habían pasado tres años desde que Miyuki abandonó la academia Zeus, la despedida había sido lo más duro que vivió en su vida ya que no podría ver seguido a si amado novio, aún así prometieron hablarse cada día y verse en los tiempos libres que la universidad le daba a Kazuya. Por el lado de Eijun, este había cumplido la promesa que hizo con Chris, los tres años que duró la preparatoria fue el mejor alumno de la institución y se había graduado con honores y una beca en la universidad más importante de Japón, justamente en la que su novio estudiaba administración de empresas.
Luego de estar dos años separados la mayor parte del tiempo por fin podrían gozar la compañía del otro aún cuando sus especialidades eran diferentes. Como era previsto Sawamura comenzó a cursar la carrera de Literatura antigua, donde tanto la historia como la literatura formaban algo que tanto amaba, su más grande sueño era escribir libros contando tanto su historia como la de otros semidioses. Ser la voz de su gente.
-¿Cómo vas cariño?- preguntó Miyuki a su castaño que se notaba algo estresado.
-Bien...ya casi termino.-
-Deberías tomar un descanso, estoy seguro que tu trabajo será el mejor de todos.- el joven de lentes abrazó a Eijun por la espalda, repartiendo besos en su cuello y hombros.
-Lo sé es solo que...necesito mantener la beca y eso lo lograré con buenas calificaciones.-
-Ya tienes buenas calificaciones, eres el mejor en tu área y aún así quieres destacar más. Que avaricioso.- rió, sacándole por fin una sonrisa al ojiambar.
-Tienes razón.- cerró su laptop y presto atención al mayor.- ¿Qué quieres de cenar?, te prepararé algo.-
-No quiero morir aún.- comentó divertido, su pequeño castaño era muy malo en la cocina.
-Kazuya!!- y ambos comenzaron a reír.
Cuando Sawamura entró a la universidad decidieron que lo mejor era vivir juntos, gracias a la madre de Miyuki ahora vivían en un departamento muy cerca de la universidad. Kazuya era el encargado de la comida mientras que Eijun se encargaba de las demás tareas domésticas, eran muy felices allí y no podían pedir algo mejor.
Sus días eran maravillosos, a pesar de estar algo estresados con sus estudios no perdían ninguna oportunidad para estar juntos, su amor crecía cada día y eso lo podían ver todos a simple vista. Gracias a un pequeño altercado con un compañero de Sawamura toda la universidad sabía que ellos eran pareja ya que Miyuki no había escondido ni un poco sus celos, besandolo en medio del campus a la vista de todos, sin pudor alguno.
Nadie estaba en su contra, solo habían algunos corazones rotos ya que el gran Miyuki Kazuya le pertenecía a otra persona, al igual que el alegre y tierno Sawamura Eijun. Vivían su amor un día a la vez, disfrutando su presente y esperando con ansias el seguir juntos en un futuro.
-¿Y diganos Sawamura-san, qué se siente ser la voz de tantos jóvenes semidioses?, a pesar de ser tan joven a sido un gran activista contra la discriminación a personas de su clase.-
-Ha sido un camino duro y caótico, nunca pensé que mi libro ayudara a tantas personas a revelarse contra el mundo. Somos una minoría y creen que por ser hijos de Dioses nuestra vida a sido fácil, puedo decirles que la mía no.-
-¿Cómo lo ha tomado su familia?- preguntó una reportera.
-Muy bien, siempre me han apoyado y este proyecto no fue la excepción. También quiero agradecerle a mi esposo que financió mi libro.- dijo sonriendo, algo que sorprendió a todos fue aquella noticia.
-¿Ha dicho "esposo"?!- cuestionó un hombre.
-Si no hay más preguntas sobre mi libro aquí se termina la entrevista.- dijo tranquilamente. Como había sido previsto todos en enloquecieron por lo que decidieron dejar la cosas allí.
Sawamura Eijun, un famoso escritor debido a sus libros con experiencias e información actual sobre los semidioses. A la edad de 25 años era reconocido mundialmente, además de ser el presidente de una fundación que apoyaba a todos aquellos semidioses que fueron perseguidos y maltratados por ser quienes eran. La academia Zeus era su mayor apoyo ya que todos los jóvenes rescatados de esa edad eran aceptados en aquel lugar, con los brazos abiertos.
Luego de graduarse en la universidad habló con Kazuya para emprender su proyecto y este más que gustoso lo aceptó, claro que en un comienzo las cosas fueron difíciles pero al poco tiempo todo iba de bien a mejor. Estaba orgulloso de poder ser la voz de todos los chicos y chicas que eran como él o sus amigos, ya nadie podía callarlos, ya eran más fuertes que antes y no se rendirán hasta conseguir una vida normal como cualquier otra persona.
A la edad de 24 su novio le propuso matrimonio y más que feliz lo aceptó con todo el amor del mundo, nunca creyó conocer Estados Unidos y mucho menos casarse allí, la ceremonia había sido algo privado, solo amigos y familia.
En la actualidad eran un matrimonio feliz y sólido, Miyuki se encargaba de la empresa familiar y Sawamura lo ayudaba algunas veces, aunque su mayor tiempo se la pasaba escribiendo y ayudando a otros chicos.
Kazuya no podía ser más feliz por la persona que era su esposo, un hombre fuerte y determinante, nadie ni nada podía pararlo.
-Amor debes descansar, no has salido de tu oficina en todo el fin de semana.- le reprochó Sawamura.
-Lo siento solo unos papeles más y ya...- tenía grandes ojeras, su escritorio estaba repleto de papeles y tazas de café.
-No.- Eijun le quito el papel de la mano y cerró la laptop.- Vendras a dormir en este instante, trabajar en exceso tampoco es bueno.-
-Bien...solo unas horas.-
La pareja de casados se dirigió a su dormitorio, no podían quejarse, su casa era enorme y vivían lo más cómodos posibles. Era un sueño para Eijun tener todo aquello con su propio esfuerzo y dedicación, además de los ingresos de su esposo.
-No puedo creer que te tenga que regañar como a un niño pequeño.-
-Estamos en un momento importante, debo tener todo organizado o las cosas saldrán mal.- dijo mientras se acurrucaba junto al castaño menor.
-Lo sé pero no puedes descuidar tu salud, recuerda lo que ocurrió la última vez.-
-Lo haría otra vez si así tu puedes cuidarme.- le insinuó coqueto.
-Cállate tonto.- contestó divertido.
-Eijun...-
-¿Qué ocurre cielo?-
-¿Nunca has pensado en tener un hijo...?- esa pregunta tomó desprevenido al ojiambar.
-Supongo que sí pero...¿a qué viene esa pregunta de la nada?-
-No lo sé...tal vez sea hora de tener uno.-
-No quiero romper tu burbuja pero...soy hombre Kazuya, no puedo darte hijos.- si era sincero aún no podía olvidar el hecho de que Miyuki no tendría una familia propia, no podría gozar la vida de un padre.
-Lo sé tonto, hay otras maneras, podríamos adoptar un bebé y criarlo juntos. Seriamos buenos padres.-
-¿Nunca se te ha cruzado por la cabeza seguir con nuestro linaje...ya sabes, de Dioses?- preguntó temeroso.
-No me interesa, no creo que a nuestros padres les interesa tener nietos con sus poderes. Deja de pensar en eso Eijun, lo que importa es lo que tu sientes ¿quieres formar una familia conmigo cariño?- sus ojos brillaban en espera de la respuesta.
-Si...si, si quiero!!, me encantaría formar una familia con el hombre que amo.- los esposos se fundieron en un tierno abrazo, uno repleto de amor y felicidad por las ansías de agradar su pequeña familia.
Tanto sus padres como amigos se enteraron de la noticia, hasta parecía que ellos estaban más emocionados que la pareja, un día libre por parte de ambos se dispusieron a encontrar un orfanato donde podrían conocer a su futuro hijo o hija.
En uno de ellos, algo alejado de la ciudad, en un hermoso hogar se podían ver a muchos pequeños correr de aquí para allá, gracias a su reputación las entrevistas fueron muy rápidas de conseguir.
-Todos son tan tiernos y lindos...quisiera darles un hogar a todos ellos...- dijo Eijun observando a todos los niños presentes.
-Sé que ser padres primerizos puede asustar un poco pero...hay una pequeña que acaba de llegar hace unas semanas, su madre la abandonó ya que no podía cuidarla y aún está algo triste por eso. Pueden paser a verla si gustan.- una mujer amable y joven estaba allí con ellos.
-Quiero verla Kazuya.-
-Vamos entonces.- le sonrió.
Al entrar en la habitación, una pequeña niña de 3 años volteó la mirada en su dirección, fue como si el mundo entero se detuviese, esos hermosos ojos que los miraban los habían hipnotizado.
-Ven Kanae-chan, ellos quieren conocerte.- la pequeña un poco tímida se acercó a ellos.
-Hola pequeña...- saludó primero Eijun.
-Ho-Hola...- dijo tímida.
-¿Cuántos años tienes linda?- preguntó dulcemente Kazuya.
-Tes...- dijo con un poco de dificultad, causándoles mucha ternura.
-Dime Kanae-chan ¿te gustaría ir con nosotros?, seremos tu nueva familia.- Sawamura trataba de ser lo más claro posible, no era fácil tratar estos temas con una pequeña de 3 años.
-¿Serás mi papi?-
-Si pequeña.- sonrió feliz, juraría que lloraría en cualquier momento.
-¿Y tu mi otro papá?- les sorprendió lo rápido que entendió la situación.
-Así es Kanae-chan.- le dedicó una gran sonrisa, una que contagió a la niña.
-Si quiero!!!- y los abrazó, era un sentimiento cálido, uno tan diferente a todo lo que habían sentido. Eso era ser padres.
-Los trámites duran un tiempo pero pueden visitarla los días que gusten.- les explicó la joven.
-Esperaremos todo el tiempo que se necesite si así Kanae-chan está con nosotros.- dijo Eijun seguro.
-Me alegra mucho que la adopten, estoy segura que serán grandes padres.-
Un mes y medio paso y por fin tenían a la pequeña Kanae con ellos, era una niña tan alegre y energética, además de muy inteligente. Kanae era una niña de cabellos rubios, su piel era pálida y pequeñas pecas adornaban sus mejillas, eran tan hermosa que no podían evitar presumirla por todos lados.
Luego de una semana la pequeña conoció a sus abuelos y un tiempo después a todos sus tíos, era una niña repleta de amor y mimos.
-Papi!- era la primera vez que le decía así, no podían presionarla a que los llamara "papá" por lo que eso hizo muy feliz a Eijun.
-Gracias Kazuya.- dijo Sawamura mientras era abrazado por su esposo, ambos observaban a su hija jugar en los columpios.
-¿Por qué?- preguntó curioso.
-Por amarme tanto como lo haces, por apoyarme en todo lo que hago y por darme la oportunidad de ser padre...-
-Gracias a ti Eijun, por elegirme y amarme cada día. Eres lo mejor que me pudo haber pasado en la vida...-
Serían felices, ya no tenían miedo al futuro y mucho menos si estaban juntos y ahora con una pequeña a la que amaban. El ser semidioses los junto en el mismo camino pero fueron ellos mismo quienes lucharon por su amor, tal vez el ser hijos de Dioses no había sido tan malo después de todo. Se amaban y lo harían en esta y todas sus vidas siguientes.
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El final de "Dioses Extintos", quiero agradecer a todas esas persona que apoyaron esta historia, sus comentario me motivaban a seguir al igual que sus votos. Diamond no ace tiene un lugar especial en mi corazón y necesitaba escribir una historia sobre ellos, espero haber transmitido ese amor.
De nuevo, gracias por todo.
Los amo mucho, nos leemos en futuros proyecto ♡♡ bye bye.
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