Capítulo 8

Las vacaciones no estaban yendo del todo mal para Jimin. Dejando atrás el incidente con sus hermanos, había entablado una especie de “amistad” con Jungkook, aunque Jimin estaba seguro de que los amigos de verdad no deberían desearse de forma sexual. ¡Pero, diablos! El pelinegro no podía evitarlo.

¿Cómo diablos un doctor consigue tener el cuerpo de un súper atleta? Además, lo complementaba con un rostro impresionantemente atractivo. El guapo médico resultó ser también divertido, comprensivo y alardeaba de ser buen cocinero. Jimin aún no lo había comprobado, ya que Jungkook no había tenido la oportunidad de cocinar para él y cumplir con el reto del día anterior.

Jimin seguía buscando un defecto en Jungkook. ¡Vamos, era obvio que no podía ser perfecto! El castaño siempre manejaba las situaciones de la mejor manera y lo defendía de su familia, a pesar de estar allí por un secuestro. No parecía alterarse sin importar cuán desesperante o loca fuera la situación.

Jimin aún tenía los jodidos nervios de punta cuando se sentaba a la mesa con su familia. Sentía que sus padres o hermanos, en cualquier momento, podían entrar en su mente, leer sus pensamientos y enterarse de la verdad. Por eso evitaba lo más posible estar a solas con algún miembro de su familia. Bueno, excepto Hyun Sik. Él siempre era agradable.

Tomó su taza de café y sorbió un poco. Había estado tan perdido en sus pensamientos que el café ya estaba frío. Entonces, el dueño de sus pensamientos apareció frente a él con una camisa de cuadros y un jean negro. Se veía tan malditamente sexy.

—¿Qué vamos a hacer hoy? —preguntó Jungkook, caminando hacia él para servirse un poco de café.

Jimin no había pensado en lo que harían ese día, pero una sonrisa se asomó en sus regordetes labios.
—¿Estás acostumbrado a dar largas caminatas por el bosque? —preguntó.

Jungkook arqueó una ceja.
—Bueno, corro unos 10 kilómetros cada mañana. No en el bosque, pero tengo buena resistencia —respondió, mirándolo a los ojos mientras tomaba un poco de café.

Vaya, eso explicaba su gran cuerpo. ¿Quién diablos corría 10 kilómetros por gusto propio? Claro, Jungkook, un cardiólogo fanático de la vida saludable, lo haría. Además, el dato de su resistencia hizo que las mejillas de Jimin se tornaran rojas.

"Vamos, Jimin, nada de pensamientos impuros", se regañó a sí mismo, y se aclaró la garganta.
—Bueno, en ese caso, vamos a ir a una caminata.

Jungkook lo miró divertido.
—No estoy seguro de querer ir a una caminata por el bosque con el chico que me secuestró.

Jimin abrió la boca, indignado.
—¿Qué estás insinuando?

—¿Yo? Nada —dijo Jungkook, con una expresión inocente.

Jimin entrecerró los ojos y puso un puchero inconsciente.
—Sé que yo te secuestré, pero no soy un psicópata. No te haría nada. Solo quiero mostrarte un lugar que me gusta mucho.

—Estaba jugando. Me gustaría ir contigo a donde sea, siempre y cuando estemos lo más lejos posible de tu familia.

—Entonces, te llevaré al paraíso —bromeó Jimin, riendo.

Jungkook se rió también, sin poder dejar de mirar a Jimin. Cuando estaba relajado, el pelinegro se portaba tan diferente. Frente a su familia parecía cargar el peso del mundo: siempre tenso e intentando obtener aunque fuera una migaja de afecto y aprobación.

A Jungkook le gustaba más este Jimin, divertido y bromista, que hacía adorables pucheros cuando estaba molesto. Definitivamente, este era el Jimin real.

—Entonces, ¿nos vamos? —preguntó Jungkook.

—Sí, pero tenemos que ir primero a la casa principal a buscar comida para llevar. Creo que estaremos la mayor parte del día allí y no quiero morir de hambre.

—Está bien, de eso me encargo yo —dijo Jungkook, tomando un bolso que estaba en el sofá.

—¡No! Tú solo llevarás comida saludable. Yo necesito mis frituras y Coca-Cola para sobrevivir —refunfuñó Jimin de inmediato.

—No necesitas eso. Escogeré cosas ricas para llevar, confía en mí.

—Pues no confío en ti, fíjate —dijo Jimin, cruzando los brazos—. Además, tenemos que empacar otras cosas: un par de bañadores y bloqueador.

—Pensé que iríamos al bosque.

—Te dije que la caminata por el bosque es para llegar a un lugar. Vamos, empaquemos todo. Estaremos caminando al menos un par de horas antes de llegar.

Empacaron lo que necesitaban en la cabaña y luego fueron a la casa principal para tomar lo que comerían. A empujones, entraron a la cocina discutiendo sobre lo que llevarían. Jungkook sostenía a Jimin de los brazos para no dejarlo entrar mientras reían.

—Bien, tú ganas, eres más fuerte que yo. Escoge lo que quieras llevar —dijo Jimin, cruzando los brazos y sacando su labio inferior de manera pronunciada.

Jungkook le guiñó un ojo y fue al refrigerador para empacar lo que él creía prudente comer.

—Buenos días. ¿Puedo saber por qué están saqueando la cocina tan temprano? —La voz de Jin Ah se escuchó detrás de ellos. Miró los bolsos con curiosidad—. ¿Van a hacer un picnic o algo así?

—O algo así —respondió Jimin.

—¿Puedo unirme a ustedes? Es que, sin poder ir a la ciudad ni a la playa, estar aquí es aburrido —dijo Jin Ah, usando un tono mimado y haciendo un leve puchero.

Jimin y Jungkook cruzaron miradas.
—Creo que sí puedes venir, pero debes ponerte otra cosa. Te resfriarías si sales con esa pijama —comentó Jimin, mirando las diminutas prendas transparentes que llevaba su cuñada.

—Bien, iré por mis cosas y a cambiarme —canturreó ella, lanzándole una mirada coqueta a Jungkook, aunque él no se dio cuenta, ya que estaba mirando a Jimin.

Cuando ella se perdió en las escaleras, Jimin se acercó rápidamente a Jungkook.
—Vamos —ordenó.

Jungkook lo siguió.
—Oye, pensé que nos acompañaría Jin Ah…

Jimin le lanzó una mirada divertida.
—Iremos a mi lugar favorito. No llevaré a Jin Ah —dijo, encogiéndose de hombros.

—¿Chicos, creen que necesito llevar repelente para mosquitos? —preguntó Jin Ah, bajando las escaleras de nuevo.
....



—¡Corre! —dijo Jimin, tomando a Jungkook de la mano. Tiró de él hacia la puerta trasera de la cocina. Cruzaron el jardín corriendo hasta perderse en el bosque. Cuando estuvieron lo suficientemente lejos de la casa, pararon, dándose cuenta de que seguían tomados de las manos.

La mano más pequeña de Jimin cabía perfectamente en la de Jungkook, y realmente le costó retirarla.

—Sígueme —dijo al fin Jimin.

Jungkook lo hizo, mirando a su alrededor.

—¿No me dirás adónde piensas llevarme? —preguntó, arqueando una ceja.

—Lo sabrás cuando lo veas —respondió simplemente Jimin.

—¿Puedo saber al menos cómo diste con ese misterioso lugar?

—Cuando tienes hermanos que todo el tiempo buscan hacerte bromas pesadas o burlarse de ti, debes encontrar lugares estratégicos para esconderte —dijo Jimin encogiéndose de hombros—. Ten cuidado al caminar, el suelo está húmedo y puede haber serpientes también.

—¿No les temes a las serpientes? —preguntó Jungkook, curioso.

—No, pero tampoco quiero toparme con ninguna.

Jungkook sonrió, negando con la cabeza.

—Anda, dilo. Es ridículo que le tenga miedo a las mariposas y no a las serpientes —bufó Jimin.

—Tu fobia no es ridícula, Jimin. Tienes tus razones para tenerla —dijo Jungkook seriamente, deteniéndose.

Jimin lo miró al rostro, viendo la sinceridad en sus ojos.

—Bueno, sigamos. Tenemos mucho por recorrer.

Juntos caminaron sorteando pequeños obstáculos de la naturaleza, ensuciando sus botas de barro y teniendo más pláticas para conocerse el uno al otro. Finalmente, el follaje del bosque se fue aclarando, abriéndose paso hasta una pequeña playa de arena blanca con una preciosa vista del mar azul, que dejó a Jungkook con la boca abierta.

—¡Dios, esto es hermoso! —dijo Jungkook.

Jimin sonrió, orgulloso.

—Eres la única persona que he traído aquí desde que lo descubrí. Guarda mi secreto —dijo, levantando su pequeño y gordito meñique.

Jungkook sonrió ante ese gesto y lo entrelazó con el suyo.

Jimin se quitó el pantalón, dejando ver su bañador, y se sentó en la fresca arena.

—Es tranquilo y solitario. Me gusta estar aquí; me siento en paz —susurró.

—Sí, este lugar tiene un efecto sosegador, justo lo que necesitaba —dijo Jungkook, imitándolo.

Estuvieron así un rato, solo viendo el agua y escuchando el sonido de las olas.

—Jimin, tengo una duda desde siempre. ¿Por qué se te ocurrió exactamente secuestrar a alguien para hacerlo pasar por tu novio? ¿No pensaste en las consecuencias de ello?

Jimin se sonrojó.

—No es un secreto que suelo tomar decisiones tontas cuando estoy bajo presión. Eso y...

—¿Y?

—Lo vi en una película —confesó Jimin, avergonzado.

—¿Qué? ¿Estás hablando en serio? —preguntó Jungkook, incrédulo.

—Sí. En la película, el novio de la chica termina con ella justo el día en que se lo presentaría a sus padres, y ella secuestra a un hombre guapo y lo lleva a casa de sus padres usando el nombre de su ex. Al final, él de mala gana le ayuda.

Jungkook negó con la cabeza, riendo sin poder creerlo.

—Vamos, a esa película debieron ponerle la advertencia de "No lo intente en casa".

—Al menos tuve suerte como ella, y tú no me echaste de cabeza con mis padres —dijo Jimin.

—Bueno, en eso tienes razón. ¿Qué pasa al final de la película?

Jimin se sonrojó.

—Ellos se enamoran y quedan juntos —dijo bajito.

—Oh, bastante cliché —comentó Jungkook.

Jimin asintió. Sí, era cliché, y esas cosas no pasan en la vida real. Obviamente, él y Jungkook no iban a tener un final feliz.

Suspiró.

—¿Sabes? Yo también tengo una duda. Está claro que eres más fuerte y ágil que yo. ¿Cómo es que logré secuestrarte? Creo que me habrías quitado el arma si hubieras querido.

El rostro de Jungkook cambió a uno más serio. Se quedó en silencio un momento antes de hablar.

—Me tomaste por sorpresa, y no estaba pasando por mi mejor día.

Jimin arqueó una ceja. Según la historia que Jungkook contó de cómo se conocieron, había dicho que tuvo un mal día hasta que lo vio y quiso pedirle su número.

El pelinegro no quería ilusionarse, pero ¿y si era verdad que Jungkook quiso su número desde el principio? Iba a decir algo, pero el castaño habló primero.

—Yo tenía una paciente. Era solo una niña; iba a cumplir 15 —dijo Jungkook con voz neutra—. Como médico, no debemos crear lazos afectivos con nuestros pacientes, pero con ella fue imposible no hacerlo. Era muy optimista, parlanchina y llena de sueños. En contra de su familia, amaba andar en skate. Para sus 15, en vez de un gran baile, quería una pista para practicar trucos.

Jimin miró a Jungkook; una lágrima mojaba la mejilla del médico.

—Estaba muy mal. Hice lo que pude. Estuvo durante meses en el hospital, pero necesitaba un trasplante de corazón. La vi perder su vitalidad, marchitarse. Es irónico: hubo un donante, pero el corazón llegó media hora después de que ella murió. Yo no pude hacer nada, solo verla morir —dijo Jungkook con la voz quebrada.

Jimin sintió un nudo en la garganta.

—No fue tu culpa. Hiciste todo lo que estaba en tus manos —dijo, colocando su mano sobre la del médico.

Jungkook negó con la cabeza—Todos los días me repito que hice todo lo que pude, pero siempre pienso que tal vez debí hacer más... No sé, algo más. No suelo usar trajes formales seguido. El día que me secuestraste iba saliendo de su funeral. Sus padres me agradecieron por no dejar a su pequeña sola, pero sus ojos, llenos de tristeza, me taladraban. Me sentía aturdido cuando entré a esa cafetería; mi mente no estaba funcionando. Entonces un chico al que jamás había visto parecía necesitar ayuda con su maletero, pero luego me puso un arma en la cabeza. En ese momento pensé que esa era la forma en la que el destino me estaba cobrando no poder salvar a esa niña.

—¿Por eso no luchaste? —preguntó Jimin, sintiendo un nudo en la garganta.

—Um-hu —Jungkook hizo un sonido de asentimiento.

Jimin carraspeó y llevó una de sus manos a la mejilla de Jungkook.

—No te castigues. Todo lo que pasa es por una razón. Estoy seguro de que ella, donde quiera que esté, no quiere que su médico se eche la culpa de su muerte.

Jungkook puso su mano sobre la de Jimin, que seguía en su mejilla, y le dio una leve sonrisa.

—Aunque también estaba sorprendido de que el lindo chico tuviera un arma.

—No te hubiera lastimado con esa arma, aunque hubiera querido, porque no sirve —confesó Jimin.

—¿Qué? —preguntó Jungkook, confundido.

Jimin le sonrió con inocencia.

—El arma con la que te amenacé no sirve. Es real, pero le faltan unas piezas por dentro. La usé para completar mi disfraz de policía en Halloween, y se la regresaría a Baek cuando volviera de su viaje.

Olvidándose un poco de lo que hablaban antes, Jungkook no pudo evitar reír.

—¿Me secuestraste con un arma que no sirve?

—Ups —dijo Jimin.

Jungkook negó con la cabeza mientras reía. Era algo increíble: secuestrarlo con un arma dañada. Eso sí que era una locura.

—Eres increíble.

Después de eso, las cosas se relajaron de nuevo. Disfrutaron del mar, comieron las frutas que Jungkook había llevado, y, además, en el fondo del bolso, Jimin encontró un par de chocolates que Jungkook había empacado.

Aunque hacía apenas un par de días eran "secuestrador" y "secuestrado", ahora parecían llevarse muy bien, como si se conocieran de años. Jungkook cargó a Jimin y lo metió al agua mientras jugaban.

—Creo que debemos irnos. Necesito más que frutas para sobrevivir —dijo Jimin con un puchero.

—No me dio tiempo de empacar más, ya que salimos huyendo de Jin Ah —se excusó Jungkook.

—Está bien. Creo que es hora de que cumplas con la apuesta que perdiste. Deberás cocinar mi cena esta noche.

—Vas a chuparte los dedos —dijo Jungkook, confiado.

Jimin le sonrió con las mejillas sonrojadas.

Holis bebés, no si pueda actualizar seguido, hoy entramos en cuarentena por 19 días en mi país, y no tengo internet en la casa, realmente espero que todo salga bien.

Cuídense por favor, los amo mucho.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top