Capítulo 3
—Jackson Wang—
—Claro que no —gruñó Jungkook.
—Tu nombre es Jackson, trabajas en una tienda de música en el centro de Seúl, tus padres están en China, nos conocimos en una discoteca, me invitaste a bailar y salimos desde hace tres meses —dijo Jimin.
Él no era bueno inventando historias, así que prácticamente había descrito a un chico con el que había salido hacía más de un año.
—Esto es una mala idea, eres un pésimo secuestrador, tengo mucha hambre y se supone que soy tu novio, pero ni siquiera sé tu nombre—
—Jimin, me llamo Park Jimin—. El pelinegro frenó el auto bruscamente y le lanzó las frituras a Jungkook sobre las piernas.
—Esto no aporta nada a la salud, se irá directo a mis arterias —dijo mirando las frituras en sus piernas como si fueran una serpiente.
Jimin rodó los ojos. —Lo siento, señor comida saludable, eso es lo único que hay—
Jungkook negó con la cabeza y le mostró sus manos esposadas.
—No te voy a soltar —le gruñó, sosteniendo el arma.
Jungkook, como pudo, empezó a comer. Condujeron por ese camino una hora más, hasta que vieron las luces de la casa de campo de los Park.
Jimin se puso incómodo de inmediato, estaba muriendo de nervios. Dependía de Jungkook, así que le quitó las esposas.
—Ya sabes lo que tienes que hacer —le dijo, guardando el arma en el bolsillo de su abrigo.
Jungkook salió del auto. Claro que sabía lo que tenía que hacer: contarles a los padres de este desquiciado que lo había secuestrado y que ahora pretendía hacerlo pasar por su novio.
Jimin caminó con las manos temblorosas. ¡Dios, hacía demasiado tiempo que no veía a sus padres, y estar en esta situación le ponía los pelos de punta!
Tenía tantas cosas dando vueltas en la cabeza, y la principal era lograr que el chico que caminaba a su lado no intentara escapar y colaborara con su plan. Al menos la casa de sus padres estaba en un lugar bastante apartado y la señal telefónica no era la mejor. Algo a su favor.
Tragó grueso antes de pararse justo en la puerta. Miró el rostro de su supuesto novio y este le devolvió una mirada expectante.
—No hagas nada estúpido —le dijo Jimin.
Aunque, más bien, se lo decía a sí mismo. Hacer cosas estúpidas era su especialidad; prueba de ello era el atractivo chico a su lado.
Llevó su mano temblorosa a la puerta para tocar. Tomó aire llenando sus pulmones y lo dejó salir lentamente. Era hora de actuar. Tocó un par de veces y se escucharon pasos acercándose a la puerta.
Jimin sintió que el estómago se le hacía un nudo. Estuvo a punto de tomar la mano del castaño y salir corriendo hasta su auto, rogarle que no le dijera nada a la policía y desaparecer. Aunque fue tarde para eso; la puerta se abrió dejando ver el rostro de su padre. Este lo estudió desaprobadoramente de pies a cabeza.
Su padre nunca había visto de buena manera la forma en que Jimin vestía. Al menos, antes usaba ropa de marca. Ahora, con su situación económica, las tiendas de segunda mano eran a lo que podía aspirar.
—Jimin, estás aquí. Pensé que no vendrías —dijo fríamente. No hubo un abrazo cálido ni una sonrisa. Hacía prácticamente un año que no veía a su padre, y este seguía viéndolo de esa forma, como si fuera un bicho raro en vez de su hijo—. Así que es real, trajiste un novio —dijo con desdén.
—Entonces era verdad —se escuchó una voz detrás del señor Park, seguida de risas. Jimin se quedó un poco paralizado al escuchar a sus hermanos—. Nuestro pequeño y patético hermanito se consiguió un novio. Pensé que lo habías inventado —dijo, burlona, DaHyun.
—Espero que sea mejor que el anterior, ¿Lo recuerdas DaHyun? — Preguntó su hermano, Jae Hyun con tono desdeñoso.
—¡Cómo no acordarme! —Ella soltó una escandalosa risa y miró a Jimin a los ojos—. Era un rapero desarreglado que rompió el florero chino de mamá, un completo desastre igual que tú, Jimin. Pensé que eran la pareja perfecta. Como siempre, Jiminnie, haciendo malas elecciones. ¿Y este quién es?
Bien, Jungkook no se veía de la mejor manera. Había pasado todo el día metido en un maletero: su traje estaba arrugado, su cabello despeinado, la corbata torcida y tenía restos de frituras en su chaqueta. El chico tenía una mirada un poco asombrada, sus ojos muy abiertos. Jimin ni siquiera quería imaginar lo que estaba pasando por la cabeza del castaño en ese instante.
A Jimin le tembló la barbilla y sus ojos se pusieron acuosos. Esto era lo que sus hermanos hacían siempre: avergonzarlo sin importar quién estuviera presente, recordarle a cada instante que él era un completo error.
Abrió la boca para presentar a “Jackson”, esperando que el chico, al menos por lástima, lo ayudara. Pero antes de que pudiera decir algo, el castaño dio un paso más cerca de él, lo rodeó por la cintura con un brazo y le extendió la otra mano a su padre.
—Mucho gusto, Jeon Jungkook —dijo, estrechando la mano del mayor—. Y no, no soy un rapero. Soy doctor —añadió, mirando esta vez a los hermanos mayores de Jimin con una voz llena de seguridad—. Un gusto conocerles —dijo con desagrado a propósito.
Todos abrieron los ojos con asombro, incluso Jimin. Sus hermanos lo analizaron con incredulidad y su padre le dio una mirada de escepticismo.
—Park Sung-rok —respondió, soltando la mano de Jungkook y abriendo paso para que entraran a la casa—. Pasen, está empezando a hacer frío.
Jimin sentía sus piernas como gelatina con cada paso que daba. Si no fuera por el agarre fuerte de Jungkook en su cintura, se habría derrumbado en el instante. ¡Doctor! ¡Había secuestrado a un doctor! Miró el rostro de Jungkook; este estaba serio e inescrutable. Estaba agradecido con todos los dioses porque el hombre no lo había delatado, pero…
¡¿Ahora cómo iba a explicar que tenía un novio doctor?!
Él era pésimo improvisando.
—Jimin, tardaste tanto… —Su madre fue la única que le dio un beso en la mejilla, pero se alejó de inmediato— ¿Y este joven es tu novio?
—Sí, mamá, Jungkook, ella es mi madre —dijo con la voz un poco temblorosa.
—Mucho gusto, Park Sohyun —ella le tendió la mano.
Jungkook la tomó sin soltar la cintura de Jimin con su otro brazo; el chico estaba temblando.
—Jeon Jungkook —respondió respetuosamente.
Ella le dio una larga mirada antes de hablar.
—Bueno, vamos todos a la mesa, ya íbamos a empezar a cenar porque tú no dabas señales de vida.
Jimin no se extrañó de lo que dijo su madre. Ella no estaba ni de lejos preocupada por su tardanza. Tragó el nudo en su garganta. Mejor no hubiera venido; se habría evitado una pésima semana y, de paso, cometer secuestro.
—Sí, pero creo que primero debemos pasar al baño, ¿verdad, cariño? —Jungkook miró a Jimin de forma inquisitiva.
Jimin asintió, aturdido, y caminaron juntos al baño, siendo guiados por el pelinegro.
Jungkook cerró la puerta tras ellos.
—Te ayudaré a salir de esto por esta noche, pero vas a debérmelo, y más te vale calmarte —gruñó, lavándose las manos.
Jimin estaba recostado contra la pared. Asintió. Diablos, esto estaba siendo más difícil de lo que pensaba. Un año sin ver a su familia y ya había olvidado lo dolorosos que eran sus comentarios y lo mucho que lo afectaban. Pasaba todos los años, y él siempre regresaba con la esperanza de que algún día todo pudiera cambiar.
Se sentía tan tonto. Miró al completo desconocido frente a él. Solo sabía su nombre y que era doctor. Por un momento pensó que podría ser un ángel de la guarda. Si no fuera por Jungkook, su plan habría fracasado catastróficamente. Ni siquiera habría sido capaz de mentir frente a sus padres; lo habrían descubierto de inmediato.
Jimin se mordió el labio inferior.
—Gracias —dijo bajito, jugando con sus manos.
—No agradezcas aún —fue lo único que contestó Jungkook con el ceño fruncido.
Al principio, Jungkook había estado dispuesto a aclarar las cosas, decirle a la familia del chico que lo sacaran de allí y llevaran a Jimin a un hospital psiquiátrico. Pero luego de ver el desprecio en el rostro de la familia del chico, no pudo hacerlo.
¡Diablos!
Eso explicaba por qué el pelinegro estaba tan desesperado. Su familia era un completo nido de víboras.
Tenían un poco de razón: Jimin parecía pésimo tomando decisiones. Él era prueba de ello. Pero nadie merecía ser humillado de esa manera, ni delante de su “novio” ni de nadie.
Bien, por esta noche ayudaría al chico, pero al día siguiente Jimin tendría que inventarse la mejor excusa para salir de allí.
Jungkook tenía un trabajo al que regresar y muchas responsabilidades en el hospital. Era el jefe de cardiología, aunque su padre le había dado la opción de tomarse unos días después de todo lo sucedido.
Mientras tanto, irónicamente, estaba ayudando a su secuestrador. ¿A qué exactamente? No sabía. Pero el chico estaba tan desesperado por la aprobación de sus padres que le causó un poco de pena.
Además, no lo admitiría en voz alta, pero le parecía muy lindo. Detrás de esas ropas gastadas y ese cabello negro descuidado con reflejos azules casi violetas, se hallaba toda una preciosidad. Lástima que Jimin no parecía darse cuenta.
Jungkook se quedó mirando su reflejo en el espejo, un poco atónito por su último pensamiento, y se aclaró la garganta.
—Debes lavarte también. Estamos tardando demasiado.
Jimin hizo lo que Jungkook le dijo: se lavó las manos y la cara y se secó con una toalla. Era hora de enfrentar la cena.
Puedes manejarlo. Jungkook, por alguna razón divina, está de tu lado...
Se animó a sí mismo y salieron, hasta llegar al comedor, donde ya estaban todos sentados.
—Vaya, se han tardado bastante —comentó Dahyun, arqueando una ceja.
—Pero ya estamos aquí, que es lo importante —contestó Jimin, mirándola a los ojos, para luego apartar la mirada.
Había dos asientos vacíos. Jungkook decidió rodar la silla para que Jimin se sentara, y luego tomó el puesto a su lado.
—Jungkook, él es Hyun Sik, el esposo de Dahyun, y Jin Ah, la esposa de Jae Hyun.
—Jeon Jungkook —dijo el castaño solamente, y ellos asintieron.
La cena empezó en silencio. Jimin sabía lo que era esto exactamente: la calma antes de la tormenta. La tensión se cortaba en el aire. Esto no se sentía ni de lejos como una cena familiar.
—¿Entonces eres doctor? —empezó Park Sung-rok con las preguntas.
—Cardiólogo y cirujano —completó Jungkook.
—¡Oh! Tienes un cardiocirujano de novio. Quién lo diría, Jiminnie —dijo Jae Hyun, siguiendo con un tono de burla.
—Sí, Jungkook es cardiólogo. No sé por qué tienes que decirlo de esa manera. ¿Debo traerte su título para que dejes de hablar así? —dijo Jimin, cansado de las humillaciones por esa noche.
—Jimin —en la voz de su madre había un sonido de advertencia. El pelinegro negó con la cabeza, tragándose las emociones que estaban surgiendo de su interior.
—¿Por qué se asombran tanto de que sea el novio de Jimin? Él es un chico hermoso y puede tener a cualquiera que desee —dijo Jungkook con un gruñido. Hasta él estaba irritado con la actitud de los Park.
Dahyun rió por lo bajo—No te ofendas, cuñado. Aquí mi hermanito nunca ha hecho las mejores elecciones para sus parejas.
—¿Y en qué hospital trabajas, Jungkook? —preguntó Jin Ah con un tono de interés.
—Jeon Hospital —contestó Jungkook, antes de llevarse un bocado de comida a la boca.
—¿Jeon Hospital? Espera... ¿Eres Jeon Jungkook, el hijo de Jeon Siwoon? —preguntó Hyun Sik.
Jimin se quedó paralizado al escuchar la pregunta de su cuñado.
Por favor, no. Que no sea él, pidió mentalmente.
—¿Conoces a mi padre? —preguntó Jungkook.
¡Oh, mierda! —gritó Jimin en su interior, sintiendo cómo su presión bajaba. Si Hyun Sik conocía a la familia de Jungkook...
Estaba completamente jodido.
Holis buenos mis amores por ser el día de estreno, les traje el maratón de tres capítulos espero los hayan disfrutado nos leemos pronto, besos.
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