Capítulo 12

—¡Diablos! —gruñó Jungkook al despertar sintiendo su erección mañanera apretada contra el trasero desnudo de Jimin.

¡Estaban haciendo cucharita!

¡Esto no le está pasando! Debía ser un maldito sueño, uno que podía ser muy bueno o muy malo.

Se levantó despacio de la cama, tratando de no moverse demasiado brusco para no despertar a Jimin. El pelinegro estaba profundamente dormido y completamente desnudo, y esa era la principal razón por la que Jungkook salía de la cama. No estaba seguro de poder controlar su cuerpo estando acurrucado junto a Jimin, piel contra piel.

Después de la horrible noche que pasó Jimin, donde casi muere de hipotermia, lo que menos quería Jungkook era que el pelinegro despertara sintiendo su pene como una barra de hierro enterrada en sus glúteos. Eso podía ser demasiado incómodo. ¡No quería parecer un maldito pervertido aprovechado!

Miró el reloj en la pared; eran casi las seis de la mañana. Fue directamente al baño y luego a la cocina, aún en bóxer. Estar cerca de Jimin era demasiado tentador para su autocontrol, así que decidió ponerse a hacer café. Necesitaba tener su mente totalmente despierta para no tener pensamientos indebidos por el hermoso chico desnudo entre las sábanas.

Fijó su mirada en la cafetera, intentando no pensar en lo suave que se sintió la piel de Jimin cuando lo tuvo desnudo entre sus brazos. A pesar de haberlo hecho para salvarle la vida al pelinegro, no podía evitar que su cabeza divagara en ello. Pero el tren de sus pensamientos se vio descarrilado cuando la puerta principal de la cabaña se abrió, dejando ver a Jin Ah. Jungkook frunció el ceño.

—¿No te enseñaron a tocar? —preguntó con los dientes apretados, increíblemente molesto por la presencia de ella allí.

—Uh, ¿y a ti no te enseñaron a saludar? —dijo, sonriendo—. Buenos días, Doctor Jeon —dijo en tono coqueto.

Jungkook arqueó una ceja, pero no respondió.

—¿Necesitas algo? —preguntó directamente.

—No, solo que DaHyun me dijo que tu novio, el pequeño gnomo, se había perdido ayer. ¿Lo encontraste?

—Se llama Jimin, no gnomo, y lo sabes. Mi novio está perfectamente bien, si eso era lo que querías saber. Puedes irte.

—Tranquilo, Jungkook, no entiendo por qué tanta hostilidad en esta linda mañana —dijo ella, dando unos pasos más adentro de la cabaña, recorriendo el cuerpo de Jungkook con ojos hambrientos. Se paró solo a un par de pasos de distancia del castaño—. Eres un hombre muy guapo. Desde el primer momento me pregunté qué hacías tú con alguien como Jimin.

Jungkook se sintió demasiado incómodo ante el descaro de esa mujer. ¡Él estaba en bóxer! Debió ponerse unos pantalones antes de prepararse su café.

—Jimin es un ser hermoso tanto por dentro como por fuera, y te voy a pedir el favor de que salgas. No estoy vestido de la mejor forma para estar hablando aquí contigo.

—Soy una modelo, estoy acostumbrada a ver a mis compañeros de trabajo con poca ropa. Que no te avergüence, además es una gran vista para apreciar —dijo ella, guiñándole un ojo—. ¿Jungkook, eres gay o bi? —preguntó, mordiéndose el labio inferior.

—Soy totalmente gay, no me interesan las mujeres en lo absoluto. ¿Puedes salir de aquí? —dijo Jungkook, claramente molesto.

Jin Ah hizo caso omiso a la sugerencia de Jungkook de que se fuera.

—Tal vez es porque no has estado con una mujer como yo. Podría hacerte cambiar de parecer sobre tu sexualidad —dijo, estirando su mano y colocándola en el pecho de Jungkook.

Al castaño se le revolvió el estómago ante esa idea y apartó la mano de Jin Ah con brusquedad.

—Soy lo suficientemente mayor como para tener mi sexualidad definida. No estoy interesado en las mujeres, y si lo estuviera, jamás pensaría en ti de esa manera. Eres una mujer casada, respeta tu hogar y a tu esposo, que es el hermano de mi novio. No quiero tener problemas con él.

—¿Jae Hyun? Es un imbécil con un enorme ego, creo que es lo único que tiene grande —dijo ella, rodando los ojos—. Él también me es infiel con su secretaria y con todas las mujeres que se le atraviesan. Yo le devuelvo el favor cada vez que encuentro a un hombre interesante.

—Pues si esa es su situación, deberían divorciarse y no estar hablando de intentar tener un bebé en las cenas familiares —gruñó Jungkook.

—¿Divorciarme? No lo creo. No voy a renunciar a la fortuna de los Park así de fácil. En cuanto a embarazarme, ni loca. No voy a perder mi figura solo para darle gusto a Park Sung-rok de tener nietos. Y si tú estás detrás del dinero también, elegiste mal. Jimin no recibe dinero de sus padres desde hace mucho.

—No me interesa obtener absolutamente nada de esta familia. Tengo mi propio dinero y estoy con Jimin porque estoy interesado en él. Así que sal de aquí en este momento. No quiero hacer un escándalo y que se despierte. Ha sido una noche muy dura para él —dijo Jungkook, señalando la puerta, exasperado.

Jin Ah le dio una mirada a Jungkook y luego miró hacia la puerta entreabierta de la habitación. Jimin se había estado moviendo de tal manera que las sábanas habían caído al suelo y su cuerpo desnudo se veía en todo su esplendor.

—Ya veo por qué ha tenido una noche dura. Tiene suerte. Ya sabes, si alguna vez estás interesado en experimentar con una mujer, estoy dispuesta —dijo, dirigiéndose a la puerta sin ninguna vergüenza.

Jungkook negó con la cabeza y cerró la puerta, poniéndole el seguro esta vez. El día anterior había estado tan preocupado por Jimin que no cerró bien. ¿Qué diablos sucedía en esta familia? La esposa del hermano de Jimin le ofreció sexo de forma tan descarada, e incluso le informó sobre su desastroso matrimonio como si fuera un tema a tratar diariamente.

Tenía que sacar a Jimin de aquí lo más rápido posible, llevarlo muy lejos, donde ellos nunca más pudieran dañar a un ser tan puro y optimista como el pelinegro.

Caminó hacia la habitación, dándose cuenta por qué Jin Ah había insinuado que Jimin y él habían tenido sexo. Tragó grueso antes de levantar la sábana del piso y volver a tapar el cuerpo de Jimin. Esa era una imagen demasiado ardiente y tentadora como para su resistencia.

Se cambió rápido y se encaminó a la casa principal. Buscaría algo para prepararle el desayuno a Jimin. No quería que el pelinegro pasara un mal rato. Estaba muy temprano, por lo que dudaba que alguien, además de Jin Ah, estuviera despierto.

Entró intentando no hacer ruido, dejando sus botas en la entrada. Quería ir directamente a la cocina, y así lo hizo, pero escuchó voces muy bajas que lo hicieron detenerse.

—¡Maldición, DaHyun! ¡Apenas amanece! ¡No puedes seguir bebiendo alcohol de esa manera! ¡Estás embarazada, por Dios! ¡Eso le hace daño al bebé! —la voz de Hyun Sik se escuchaba baja pero enojada.

—Deja de joderme la vida, Hyun Sik. Yo tomo todo lo que se me dé la gana, y este mocoso que llevo dentro no me va a detener —respondió ella.

—No hables así de nuestro hijo. ¡Estás totalmente loca! ¡No voy a permitir que dañes el embarazo a propósito! ¡Me oíste!

—¿Desde cuándo tú no me permites hacer cosas a mí? Eres un inepto, Hyun Sik. No tienes carácter. Eres un imbécil que lleva años enamorado del patético de mi hermano. Debiste casarte con el estúpido de Jimin y embarazarlo a él. ¡Oh, cierto! Son dos hombres y él no puede darte un heredero. Por eso te tocó conformarte conmigo, ¿no cariño?

Jungkook se quedó estupefacto ante eso. Fue como si una bomba explotara en su rostro en ese instante. Su mente trabajaba para asimilar todo lo que estaba escuchando. Era demasiado en menos de una hora.

—Deja de decir tonterías, DaHyun —respondió Hyun Sik después de un instante—. Ambos sabíamos que este matrimonio era por conveniencia para nuestras familias. Aceptamos esa responsabilidad y no hay vuelta atrás. Así que no vas a volver a tomar una sola gota de alcohol de ahora en adelante, de mi cuenta corre que eso no ocurra.

—Ni siquiera te molestas en negarlo. Aún lo quieres, ¿no? Debes estar muriendo de celos ahora que él está con ese doctor. No tuviste las pelotas para decirle a Jimin lo que sentías, ni al homófobo de tu padre que te gustaba un hombre. Así que no me jodas a mí.

—No metas a Jimin en esto. Él era solo un chiquillo cuando lo conocí, y tú te has ensañado con él por tus absurdos celos, que ni siquiera vienen al caso, ya que es más que claro que no me amas. Pero eres mi esposa, y ese bebé que llevas dentro es mi responsabilidad. Si no quieres que tu padre se entere que eres una alcohólica que quiere abortar a su nieto, más te vale volver a terapia y empezar a portarte como una madre.

—Bastardo infeliz. No voy a dejar de tomar porque tú lo digas. Lo haré porque yo le daré un nieto a mi padre antes que el idiota de Jae Hyun —escupió DaHyun antes de dar zancadas fuera de la cocina, casi tropezándose con Jungkook. Ella se puso pálida.

—¿Hace cuánto estás aquí? —preguntó, alterada.

—Acabo de llegar. Vine por el desayuno de Jimin —respondió lo más neutral posible.

Alivio recorrió el rostro de DaHyun.

—Así que encontraste al patético de Jimin —dijo arrogante y caminó hacia las escaleras.

Jungkook entró a la cocina aún asombrado. ¿Esto era real o seguía dormido? La familia Park usaba la arrogancia como una fachada para ocultar su realidad. Eran desleales, competitivos, hipócritas y mentirosos, que no dudarían en atacarse el uno al otro para su propia conveniencia.

¿Cómo diablos Jimin había nacido en este nido de víboras?

—Buenos días, Hyun Sik —saludó Jungkook, intentando aplacar su incomodidad.

—¡Oh, Jungkook! ¡Buenos días! Despertaste muy temprano —dijo sosteniendo una botella de alcohol en sus manos.

—Sí, quiero prepararle el desayuno a Jimin.

Hyun Sik le sonrió.

—¡Ah, eso es genial! Él ama las tostadas con mantequilla y huevos revueltos.

—Sí, los come todos los días, pero hoy le prepararé panqueques —dijo Jungkook, carraspeando la garganta.

—Esa también es una buena opción. Jiminnie es de muy buen comer.

Jungkook se lamió los labios y se pasó una mano por la cabeza. Hyun Sik era el único que le caía bien de esa familia, pero ahora se daba cuenta de que le molestaba un poco demasiado que ese chico estuviera interesado en Jimin.

No puedes estar celoso. Jimin es solo un amigo, se dijo a sí mismo, pero eso no evitó que el bichito de los celos le diera una punzada.

Jungkook siempre había sido muy prudente, pero en ese momento la prudencia había huido totalmente de él. Necesitaba salir de dudas. Se cruzó de brazos y empujó la lengua contra su mejilla.

—Hyun Sik, ¿es verdad lo que dijo DaHyun? ¿Estás enamorado de Jimin? —preguntó directamente, viendo cómo el rostro del hombre frente a él se llenaba de asombro y la manzana de Adán subía y bajaba al tragar sonoramente.

Hola bebés lindos los amo, mucho actualizo cada que puedo, porque nunca se sabe cuándo será la última vez que tendré acceso a internet.

Nunca olviden que los amo.





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