𝐙𝐄𝐑𝐎. Eddie Munson, Finley protector


CERO
Eddie Munson, protector de Finley
💊
tw: lenguaje fuerte, menciones de muerte, menciones a la adicción al alcohol,
y a las pastillas 



STRANGER THINGS
el prólogo


          LA MUERTE PERMANECE CONTIGO para siempre. Especialmente cuando la presencias. Es algo que se te clava en el alma. Han pasado 8 meses desde la muerte de Flora y Finley seguía muy afectada. Los mechones de su pelo estaban extendidos por las sábanas blancas de la cama de Flora mientras miraba al techo. Últimamente, Finley se encontraba durmiendo en la habitación de Flora, lo que no ayudaba con las horribles pesadillas.

Su rostro estaba en blanco y decorado con lágrimas secas. Necesitaba algo para despejar su mente. Hizo todo lo que pudo para distraerse, pero todo fue temporal porque una vez que estuvo sola todo volvió a ella. Finley se levantó de la cama y se dirigió al pasillo. Todo lo que podía oír eran los ronquidos de su padre y la televisión.

Era algo cotidiano. Donny llegaba a casa, saludaba a Finley e iba directamente a beber. Horas más tarde, Finley salía de su cuarto, veía que se había quedado dormido, se aseguraba de que estuviera cómodo y tiraba todas las botellas. Cada. Día. Y ella lo hacía, en el mismo orden.

Su dedo se levantó para apagar el televisor y echó una última mirada a su padre. Él nunca llegaba a su habitación, sobre todo porque le traía malos recuerdos de las peleas que tenía con su madre. Finley incluso tuvo la amabilidad de dormir a su lado durante los primeros meses que ella se había ido. Mientras seguía mirándolo, un impulso surgió. El impulso de correr. No de huir necesariamente, sólo de. . . correr.


          EL WALKMAN REPRODUJO "One Way Or Another" de Blondie mientras corría por la calle. No sabía a dónde iba y, sinceramente, le importaba una mierda. Sí, puede que fuera una mala idea correr en mitad de la noche por una calle vacía en una ciudad donde la gente es asesinada a diestro y siniestro. Pero el miedo a la muerte de Finley ya no existía. Ya no le importaba porque a medida que pasaban los días no encontraba nada por lo que quisiera vivir. Pero todo eso estaba a punto de cambiar en unos minutos.

Después de que Flora muriera, Finley no sabía qué sentido tenía la vida. Uno vive y probablemente pasa por experiencias traumáticas que lo persiguen hasta el día de su muerte. Entonces todo desaparece. Algunas personas estarán tristes durante un tiempo, pero dentro de unas décadas olvidarán que has existido, y esa mierda de vida que has vivido no significa nada. Finley no creía que fuera una suicida cuando pensaba así, sólo creía que era por rabia. Y así era.

Cuanto más corría, más difícil le resultaba respirar y, por mucho que no quisiera detenerse, sentía que iba a colapsar. Finley se detuvo en seco, con el pecho subiendo y bajando y la cabeza palpitando a mil. Lo que no notó era que estaba a pocos metros del infame parque de caravanas en el que vivía Max, y que casualmente Eddie Munson se encontraba fuera fumando.

Eddie y Finley tenían una clase juntos y él siempre la veía en los pasillos pero nunca le hablaba mucho. A menudo encontraba a Dustin y a Mike hablando con ella y no podía evitar preguntar quién era. Aunque ella no hablaba mucho con nadie, él siempre tenía esa sensación cuando la veía. Una voz en su cabeza le gritaba «habla con ella». Pero la ignoró y no sabía por qué.

Pero esta vez era diferente, ella no parecía estar del todo bien. El sudor le corría por la frente y le cubría el cuello mientras intentaba recuperar el aliento con las manos en las rodillas.

—Eh, ¿estás bien? —Eddie se acercó lentamente a ella antes de dejar caer el cigarrillo al suelo y apagarlo con su bota.

Finley reconoció casi inmediatamente la voz.

—Sí... Estoy bien —exhaló y se enderezó por completo.

Eddie dio un paso más hacia ella, con los brazos cruzados sobre el pecho y la cabeza inclinada hacia la izquierda. Levantó una ceja mientras la examinaba.

—¿En serio? Porque estás hecha una mierda.

Ella finalmente lo miró.

—Vaya, tú sí que sabes cómo acelerar el corazón de una chica —murmuró y pulsó la pausa en el walkman antes de ponerse los auriculares alrededor del cuello. Habló en voz baja, como solía hacer con la gente con la que no se sentía del todo cómoda, pero él pudo oírla con toda claridad.

Eddie apartó la mirada mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios antes de volver a hablar.

—Em, eres Finley, ¿verdad?

Ella estaba un poco confundida por el hecho de que él estaba hablando ahora mismo con ella y su cara lo decía todo.

—Sí.

—Yo soy—

Finley le cortó.

—Sé quién eres —Era difícil no saber quién era.

—¿Quieres un vaso de agua o algo? —ofreció Eddie. A juzgar por la forma en que ella parpadeó, sintió que se llevó una impresión equivocada—. No voy a secuestrarte ni nada parecido, sé que mucha gente dice cosas de mí.

Finley siempre pensó que los rumores eran una excusa más de los horribles adolescentes del mundo para hundir a la gente porque no les gusta su propia vida.

—Sí, los he oído todos, y no creo en los rumores —Eso tomó a Eddie por sorpresa. Normalmente, la gente se limitaba a decir "vaya, en realidad no estás como una puta cabra"—. Tomaré ese vaso de agua —accedió.

Eddie asintió con la cabeza antes de volver a entrar en el parque de caravanas con ella detrás. Lo único que se oía era el sonido de un perro ladrando y la televisión de alguien a todo volumen. El agarre de su walkman se tensó a medida que se acercaban, y lo siguiente que supo fue que él estaba abriendo la puerta.

—Bienvenida a mi humilde morada —murmuró Eddie antes de entrar.

—Definitivamente tiene algo de personalidad —Finley echó un vistazo a los sombreros que decoraban las paredes—. ¿Vives aquí con tus padres? —Se sintió obligada a preguntar eso porque sería raro que alguien saliera y viera a una chica cualquiera en su caravana.

Eddie negó con la cabeza mientras entraba en la cocina.

—Con mi tío. Pero, eh, trabaja de noche en la planta... a cambio de un sueldazo, así que no está aquí —explicó. Finley se adentró lentamente en el estrecho pasillo, percibiendo el tenue olor a hierba—. ¿Con hielo o sin hielo?

Sus ojos parpadearon y se dirigieron hacia arriba a los de él.

—No importa —sacudió la cabeza antes de apoyar la espalda en la encimera— Eres el líder del club Fuego Infernal, ¿verdad? —Inmediatamente se arrepintió de haber hecho esa pregunta, ya que todo el mundo lo sabía, pero Finley no era la mejor para las conversaciones triviales.

—En carne y hueso —murmuró y abrió la nevera, buscando rápidamente la jarra.

—Dustin no para de hablar de ti —mencionó.

Una risa salió de sus labios mientras vertía el agua. 

—Me gusta ese chaval —Se volvió, entregándole el vaso.

—Gracias —forzó una sonrisa con los labios apretados antes de tomar un sorbo.

—¿Puedo preguntar por qué estabas corriendo a estas horas de la noche? Esta ciudad no es realmente segura —sus dedos golpearon ligeramente el borde de la encimera antes de apoyarse en ella, copiando su postura.

—Yo sólo. . necesitaba despejar la cabeza —Hizo girar su dedo alrededor de la parte inferior de su suéter (que era algo que hacía para calmar sus nervios)—. Esta es una pregunta un poco rara, pero ¿sabes dónde puedo comprar pastillas para dormir? —Finley no le dio tiempo de responder ya que de por sí ya estaba avergonzada— He dormido como cinco horas en los últimos. . . tres días.

Eddie se apartó del borde de la encimera con un rápido movimiento y le dedicó una sonrisa tranquilizadora.

—Tengo algunas en el baño —Levantó el dedo índice dando a entender que volvería en un segundo. Ahora, Finley se quedó allí con sus pensamientos. Y odiaba pensar, sobre todo porque el pensamiento regular se convertía en pensamiento excesivo. Pero, Eddie no tardó mucho en volver—. Es gratis —Eddie volvió a la cocina, agitando ligeramente el frasco de pastillas—. Y es sin receta, así que. . . —extendió el frasco hacia ella.

Estaban en un envase de color púrpura y sólo unas pocas pastillas estaban ya sacadas de él. 

—¿Todo? —preguntó ella. Eddie se limitó a asentir—. No tienes por qué hacer esto, ni siquiera me conoces.

—Quiero hacerlo —se encogió de hombros—. No sé, te he visto por el instituto y pareces un poco. . . —Su cabeza se inclinó para mirar al techo, tratando de encontrar la palabra adecuada.

—Deprimida —dijo Finley inexpresivamente y Eddie rápidamente volvió a mirarla—. He estado así durante un tiempo y lo entiendo si este acto de bondad es como por lástima.

—No, no. Desde luego que no, es sólo que eres. . . —Se inclinó hacia adelante involuntariamente—. Finley Sullivan.

Si somos honestos, esta fue probablemente la primera vez que Finley se rió, por no decir que sonrió mostrando los dientes, en dos días.

—¿Qué se supone que significa eso?

—No tengo ni idea —Eddie sonrió para igualar la suya.

—La verdad, no pensé que alguien como Eddie Munson se fijaría en mí.

—Ahora, ¿qué se supone que significa eso? —Eddie la señaló dramáticamente.

La sonrisa de Finley nunca abandonó su rostro.

—Siempre estás muy... a tu rollo, y no te importa lo que la gente piense de ti, y yo me siento como un fantasma en ese sitio.

Eddie dio un paso más hacia ella, su mano enredándose en su pelo.

—¿Sabes eso de que los perros pueden sentir cuando hay un fantasma cerca y están como ladrándole a la nada? —Finley le lanzó una mirada—. Pues tú eres el fantasma y yo el perro —Sus manos cayeron a las caderas y la habitación quedó en silencio durante unos segundos.

Se mordió el interior de la mejilla antes de que la chica que tenía delante se echara a reír.

—Extraña forma de plantearlo, pero es extrañamente agradable —Se llevó el vaso a los labios—. Y es extrañamente fácil para mí hablar contigo.

Eddie miró a su derecha y vio las llaves de su coche en la encimera. Se apresuró a cogerlas.

—¿Quieres que te lleve a casa? —Hizo girar las llaves alrededor de su dedo, mirando de nuevo hacia ella.

—Es mejor que correr.


KARISSA ( boyburns ) HABLA !!

finley y eddie son literalmente los más lindos ♥

—también, su tensión en la mayoría de los capítulos >>>

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