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— ¡Cierra la puerta!
Beomgyu negó mientras trataba de salir del escondite para llegar a Seungmin, el pelirrojo había ido a despertarlos como cada mañana pero otra vez, el Rey no venía con él.
Taehyun cansado de la terquedad del pelinegro tiró de su manga haciendo que este cayera de nuevo hacia atrás, jalando de su cuerpo para pegarlo a él y cerrando la puerta en el proceso para que Seungmin no lo notara.
El pelinegro lo vió con el ceño fruncido, claramente molesto, pero Taehyun lo imitó. — Recuerda que no vamos a salir hasta que Seungmin llame al Rey, él no ha venido a despertarnos desde hace ocho días.
— ¡Pero es porque están peleados! ¡hay que hablar con el señor Min para que podamos ayudarlos!
— Estás pensando y no piensas, ¡si no salimos Seungmin no tendrá más opción que avisar al Rey, entonces significa que van a tener que volver a hablar y entonces solucionarán sus problemas como los adultos que son!
Seungmin tocó la puerta del armario desde afuera. — Taehyun, Beomgyu, ¿no quieren gritar más fuerte?
Hyuka meció sus pies de adelante hacia atrás mientras miraba el pasillo vacío y luego a Soobin, su plan había salido mal, el Arlequín terminó encontrándolos de todas formas y ahora tendrían que ir a desayunar.
Taehyun golpeó a Beomgyu pues estaba seguro de que era su culpa que los hubieran encontrado, este le devolvió el golpe y pronto ambos estaban dándose manotazos hasta que cayeron de espaldas contra la puerta, haciendo que esta se abriera y los dejara caer al piso.
Seungmin los observó desde arriba con los brazos cruzados y una ceja alzada. Los dos menores sonrieron apenados al verlo.
— Levántense y a comer. — el pelirrojo no esperó respuesta, giró sobre sus pies y caminó en dirección al final del pasillo siendo seguido por unos desganados Soobin y Kai quien estaban frustrados porque ninguno de sus intentos por hacer que el Rey y el Arlequín volvieran a hablar funcionaba.
Ni siquiera cuando comían, a pesar de estar muy cerca el uno del otro, se dirigían la palabra o siquiera una mirada.
Los niños iban a entrar en crisis, sentían como si algo se hubiera roto, como si no fuera igual.
Y ya todos lo habían notado, no eran los únicos.
Al llegar al comedor todos tomaron sus respectivos asientos, incluso Ivette, quien había conseguido un lugar del lado derecho del Rey.
El comedor se sumió en el, ahora, rutinario silencio. Venía siendo así desde hace ocho días, Soobin llevaba la cuenta, y se le estaban acabando los dedos para contar los siguientes.
— ¡Es taaaan aburrido!
Jeongin sobó su cien antes de mirar al Arlequín, era de tarde, de otro día cansado, y se supone que estaban cuidando a los niños. También se supone que Seungmin tendría que jugar con ellos pero parece que este perdió su cerebro porque está mirando un punto fijo como si se le fuera la vida en ello.
El caballero Yang estaba cansado de tantas estupideces, todos han estado actuando raro desde hace días, no aguanta otro segundo en este Reino de locos.
— Bien, ya estoy, voy a jugar a las atrapadas con ustedes.
Soobin giró a ver al chico con un intento de ceja alzada mientras los demás lo observaban aburrido. — Caballero Yang, ¿está usted loco?
El castaño abrió su boca ofendido antes de recobrar su postura y buscar en su alrededor algo para lo que tenía en mente.
Cuando su vista llegó al invernadero donde reposaba pinturas regadas junto un lienzo color blanco no dudo en correr hasta ellas para traersela a los niños.
Estos lo observaron confundidos cuando dejó las pinturas frente a ellos y luego metió una de sus manos en ella manchandola con el color blanco.
— ¡Oye, Seungmin! — el Arlequín reaccionó tarde, pero al hacerlo y voltear su rostro fue cubierto por chorros de pintura que lo hicieron jadear.
Se levantó de su sitio mientras sacudía la pintura fuera de su cara y observaba con ojos furiosos a Jeongin. — ¿Qué crees que haces?
— Pintándote de bufón, ¿no es eso lo que eres?
Seungmin sonrió macabro acercándose al caballero. — Si así es, déjame que te voy a pintar de muerto.
Yang exclamó horrorizado cuando Min tomó el pote de pintura negra y corrió hacia él con el único fin de mancharlo de pies a cabeza. Los niños rieron animados esta vez al ver la persecusión de los dos mayores y los imitaron manchando sus manos de distintos colores y pintando dibujos en las caras del otro.
Seungmin logró tirar el pote sobre la cabeza de Yang haciendo que este no viera nada, y mientras trataba de sacárselo no se fijó por donde iba y terminó chocando contra el pecho de Bang.
El caballero de mayor rango lo sujetó de la mano antes de que cayera hacia atrás y quitó de su cabeza el pote de pintura. Jeongin tenía manchado todo el pelo y la cara de negro y el color solo sumó a su expresión horrorizada más credibilidad al verlo.
Jeongin balbuceó asustado al notar que había manchado a Chan y trató de alejarse de este pero el mayor tomó una espesa mancha de su camisa y rellenó el único lugar que no había sido pintado de la piel del menor.
— Ahora si, pareces una bestia, ve a rugirle a los niños, tal vez si los amenazamos con esto se duerman más temprano.
— ¡No nos da miedo! — exclamó Kai.
Chan carcajeó porque a pesar de su oración el pequeño se encontraba escondido detrás de Taehyun.
Pronto Hyunjin apareció en el patio acompañado de Ivette, quien abrió los ojos sorprendida al ver la escena.
— Mis pinturas...
El Rey observó juzgador a todos antes de hablar.
— ¿Quién fue el causante de esto?
Yang tembló en su sitio y casi sin pensarlo señaló a Seungmin. Los niños, al ver otra oportunidad de una conversación con el Rey y el Arlequín no dudaron en también señalar al pelirrojo. Este abrió la boca y ojos sorprendido por la acusación y dejó caer el pote de pintura celeste que pensaba tirarles a Jeongin y Chan, escondiendo sus manos detrás de su espalda.
Hyunjin lo observó con dura expresión. — Ven aquí, Seungmin.
— Carajo... — Siceo por lo bajo.
Seungmin avanzó hasta el Rey mientras este se giraba a Ivette.
— Te compraré nuevas pinturas para compensar estas, lo prometo.
— No se preocupe Majestad, no era tan importantes, estoy segura que no lo hicieron con mala intención.
— Aún así no volverá a pasar — Hyunjin vió a Seungmin cuando este llegó a su lado. —, me aseguraré de eso.
Todos observaron como el Rey caminaba a donde suponían era su despacho con Seungmin siguiéndole el paso. Ivette sonrió mientras los perdía de vista antes de girarse a los pequeños.
— Creo que será mejor que tomen un baño, ¿los llevo?
Jeongin sacudió su cabeza haciendo que pequeñas gotas de pintura se esparcieran. — No se preocupe, madame, los llevaré yo.
— Creo que tu también necesitas un baño, no te preocupes, me haré cargo.
Chan tomó la mano de Jeongin para que este avanzara, pues Ivette tenía razón, por lo que a Yang no le tocó más que obedecer mientras los niños seguían a la mujer de vuelta al castillo.
— ¿Crees que dejen de estar molestos? — preguntó Beomgyu en voz baja.
Soobin asintió. — Ahora que están hablando seguro que arreglan sus problemas, eso hacen los adultos.
Seungmin gimió cuando sintió su cuello ser atacado por los labios del Rey, ni siquiera importó que sus manos estuvieran manchadas al igual que parte de su rostro, besó y acarició los hombros del Rey mientras este lo tomaba de los muslos.
— Aún no deben saber. — repetía Hyunjin pero a Seungmin no le importaba lo que decía, si no lo que le hacía sentir.
Necesitaba más de su cercanía, habían sido días duros tratando de evitar sus miradas o dirigirse la palabra, actuar como que hubiesen peleado era difícil, aunque todos lo creían y eso eran buenas noticias.
— Por favor, Hyunjin.
— Shsss. Deja que me encargue de ti, Arlequín.
Aunque Seungmin se preguntaba cuando terminaría todo este show Hyunjin ya tenía fecha programada, solo estaba esperando que las cosas se movieran a su favor, y entonces, se revelaría.
Haría lo que siempre quiso, solo era cuestión de esperar. Y de esconderse por ahora.
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