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El Rey lo quería. O eso era lo que podría adivinar, el Monarca de Heeglof no desistió de él, si, había dicho que dejaría de asistir a su habitación por las noches, pero no dijo que dejarían de cometer sus shows privados. A pesar de que era peligroso seguir con lo que estaban haciendo, y que también era extraño continuar porque los manoseos no eran parte del trabajo de un Arlequín, ninguno quiso darle un fin a ellos.

Aquello era malo. Ponía frente a ellos miles de cosas de las que no se habían dado cuenta, cómo; habían caído el uno por el otro.

Seungmin, un tanto necio e incrédulo se negó a creer que era verdad. Era imposible y fantasioso pensar que se había... enamorado del Rey. Era su Arlequín, y eran dos hombres, aquello simplemente estaba destinado a no ser. El Rey tenía que casarse con una bella doncella, de una digna familia, asegurando la sucesión del trono, claro que él ya tenía un hijo que podría ocuparlo pero ese no era el punto.

Estaba perdiendo la cabeza.

Hwang lo besó, lento pero profundo, con sus manos aún apresando las suyas sobre su cabeza y con su diestra libre tomando posesivo su cintura. Él no podía pensar, pero sabía que su mente gritaba. Lo reconocía, esto estaba mal, nunca debió suceder así, nunca debió dejarse llevar pero estas sensaciones nuevas eran tan... adictivas. Algo irreal.

Un Arlequín complace, no es nada sin un amo pero...

El Rey se separó de él, lo observó a los ojos, Seungmin respiraba con agitación, sus manos fueron liberadas pero el agarre en su cintura no desistió. Aturdido le devolvió la mirada al Rey, a esos ojos oscuros con pequeños matices en gris. Hipnóticos y seductores, amaba la ferocidad y devoción con la que lo observaba, el Rey podría ser de pocas palabras, no importaba, sus acciones y miradas decían más que sílabas juntas.

Sus manos libres se alzaron hasta posarse una en cada mejilla del Rey, la voz en su cabeza pudo ser clara para él; Esto está mal, el Rey no le pertenece, él solo es un Arlequín, un entretenimiento, para eso está aquí.

... pero... no se ve siendo de alguien más que no fuera Hwang Hyunjin.

— Salir del castillo conmigo también es un poco sospechoso si ella ya lo sabe, ¿no cree? 

Hwang sonrió a medias. — Si ella sospecha de que nos fuimos a una posada, diré que quise terminar nuestro contrato de una forma más amistosa. — Sonrió mientras sentía el aliento del Rey acariciar sus labios debido a la cercanía, de alguna forma el que sus cuerpos estuvieran separados por absolutamente nada le causaba excitación, su calor extendido en su cuerpo lo tenía deseoso de acurrucarse en sus brazos.

Acarició sus mejillas distraído mientras pensaba vagamente en la inteligente excusa. — Es bueno con esto.

— Soy bueno consiguiendo lo que quiero.

— ¿Y me quiere a mí? — depositó un beso en la comisura del labio del mayor, tomándose su tiempo antes de separarse para volver a verlo. 

El Rey barrió sus labios con los suyos, aquel juego de provocación le daba risa como también le causaba emoción, su estómago se retorcía con cada caricia. 

— Ya conoces la respuesta — podía adivinarla. Asintió cortamente antes de inclinarse hacia adelante y robar un beso de los labios del Rey. Este rió, mostrando sus encías. —. Ladronzuelo, acabas de robarle a la Realeza, eso merece un castigo.

Sonaba prometedor. Si, le gustaba. — Me gusta como suena eso, debería ir buscando una forma de como dármelo sin que lo descubran, mi señor.

Hwang lo besó una vez más antes de separarse de él y tomar sus manos. — Lo haré, pero es hora de volver, ya se va a poner el sol.

Asintió mientras lo seguía de nuevo al puesto de la señora Jordans, ella tenía una gran jarra con un líquido color blanco, el Rey le agradeció y extendió el jarrón en su dirección.

— Como te lo prometí.

Rodó los ojos divertido. — Mejor tarde que nunca.

Cuando terminó caminó junto a Hwang en dirección al castillo y el trayecto no fue tan largo a como cuando salieron. De todas formas el paseo fue bueno, informativo y emocionante. Al pasar por la entrada fueron abordados por Hyuka quien bajaba corriendo las escaleras y saltó hacia ellos en cuanto los vió. Detrás de él venía Ivette con una visible mueca.

— ¿Lo ves Kai? te dije que regresarían pronto. — Seungmin bajó la cabeza y se alejó del Rey, cargando a Hyuka mientras este lo observaba con un puchero en labios.

Tenía que fingir estar triste o enojado, cualquier emoción negativa que no le hiciera sospechar a Ivette que el Rey había decidido ignorar su consejo de dejar sus actos con él. 

Meció al menor en sus brazos. — ¿Qué sucedió? — cuestionó en voz baja mientras Hwang se acercaba a Ivette.

La dama fue la que respondió. — Como ya había anochecido pensé en llevar a dormir a los niños en vista de que usted no estaba, majestad — Ivette miró a Hyuka. —. Pero Kai insistía en que quería ser arropado por usted y... el señor Seungmin. 

— Dijiste que me contarías el cuento de Humpty dumpty. 

Una pequeña sonrisa se asomó por sus labios. Kai era persistente en lo que quería, le hacía recordar a cierto hombre que lo observaba con expresión serena. 

— Seungmin, lleva a Kai a su habitación — asintió sin verlo y obedeció sin más, acercándose a las escaleras. Cuando estuvieron en la cima pudo escuchar la propuesta del Rey a Ivette. —. Ya es tarde, déjame acompañarte a tu habitación.

— Por supuesto, majestad.

Suspiró, esto iba a ser tan difícil considerando su nuevo descubrimiento respecto a que él podría ser muy celoso a veces. El Rey lo había cambiado, y eso no siempre era bueno.

— ¿Papá enojado? 

Miró a Hyuka intrigado antes de negar.

— Pero no dió besito de las buenas noches. — el menor puchereo, cruzándose de brazos. Seungmin rió mientras se adentraba a la habitación, Beomgyu estaba sentado en el sillón sin respaldo cerca de la ventana, viendo a través de esta mientras Taehyun roncaba a los cuatro vientos sobre su cama, en posición de estrella de mar. Soobin por otro lado estaba lanzando una pelota blanca de arriba hacia abajo acostado sobre su cama.

Ellos al escuchar el sonido de la puerta giraron en dirección a esta rápidamente, incluso Taehyun se despertó de un salto, sentándose sobre su cama y teniendo aún los ojos cerrados y expresión cansada habló. — ¿Ya cuento llegó el huevo? 

Beomgyu golpeó su frente con la palma de su mano en tanto Soobin bufaba. — Bien decía papá Jungkook que era una suerte que me pareciera a él.

Seungmin sonrió a los pequeños antes de llevar a Hyuka a su cama, lo recostó sobre esta y le hizo una seña a Beomgyu para que fuera a la suya. Él no tardó en obedecer y una vez todos estuvieron en sus lugares sacó un libro de la cómoda a su lado antes de sentarse en el sillón sin respaldo cerca de la ventana.

— Okey, solo voy a leerlo una vez, quien no se duerma cuando esté terminado será el que limpie todo el cuarto — ellos se quejaron pero asintieron de todas formas. —. Bien, y nada de burlarse de mi imitación de personaje. — advirtió como último. Ellos asintieron nuevamente.

Carraspeó y abrió el libro, preparado para empezar a contar. Como se esperaba, Taehyun cayó primero en brazos de morfeo, Beomgyu se burló de él por no aguantar pero fue el segundo en hacerlo, casi terminando el cuanto Hyuka se rindió y cerró los ojos, su cuerpo tapado con las mantas estaba señalando en su dirección y Seungmin no pudo evitar observarlo mientras recitaba los diálogos que se sabía de memoria. Recuerda entonces cómo fue que acabó siendo el hijo del Rey y no pudo evitar sonreír orgulloso, pues aquel niño había tenido una suerte enorme al encontrar una familia, además del Rey quien tuvo la suerte de convertirse en padre de un niño tan inteligente como lo era Kai.

Ambos eran afortunados y felices.

Al terminar el cuento cerró el libro y se paró de su lugar, dejando el libro en donde lo sacó y dando una rápida mirada a las camas de los niños para asegurarse de que todos estuvieran dormidos. Entonces notó que Soobin no lo estaba. Sonrió cuando este lo llamó con la mano y se acercó hasta él, sentándose en el filo de su cama.

El menor se arrodillo y se acercó a él gateando. — Te cuento un secreto pero no le vas a decir a nadie. — sonrió más ancho, los niños y sus locuras siempre le causaban gracia.

Meditó. — Uhm... ¿a quién más se lo dijiste? — Soobin era malísimo guardando secretos.

— Solo lo sabe Nana, Noona, papá Jungkook, Somi, el caballero Jeongin y ahora tú. — como lo sospechaba, malísimo.

— Está bien, cuéntame.

Él se acercó hacia su oído y dijo con emoción mal retenida. — Le di un besito a Hyuka — abrió los ojos sorprendido antes de girarse a verlo, dispuesto a hablar. —. ¡No le digas al Rey! o- o... o no te voy a querer. — se cruzó de brazos, "amenazante"

Alguien salvelo, está rodeado de ositos cariñositos.

Asintió sin dejar de sonreír. — Está bien, será nuestro secreto. 

Salió de la habitación una vez que logró que Soobin se durmiera, el pequeño no podía hacerlo si a cado rato pensaba en el besito que le dió a Hyuka, se emocionaba con tan solo recordarlo y reía sin parar mientras rodaba en su cama. Fue difícil pero lo logró.

Avanzó por el pasillo con una sonrisa antes de parar abruptamente. Vió el camino que estaba siguiendo, hacia el aposento del Rey, y recordó que ya no debía ir más ahí por las noches, por lo que rendido dió media vuelta y fue a su habitación, hace mucho que no duerme en ella, se sentía extraño, pero tendría que acostumbrarse.

¿Cuánto tiempo?

Tal vez hasta que los Reyes de Valt's e Ivette se fuera, pero cuando sería eso...

Mientras tanto la joven mujer regresó de nuevo a su habitación al darse cuenta de que su plan había funcionado, en tanto el pelirrojo no siguiera distrayendo al Rey ella podría tener su atención, justo como lo quería, y así podría cumplir su propósito ahí.

Reviviendo de ultratumba jfnrg espero que les haya gustado el cap.

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