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Vague por los pasillos del primer piso con total calma mientras balanceaba mis manos juntas detrás de mí, mi mirada recorrió los alrededores buscando un pasillo por el cual ingresar y que me llevara de nuevo al gran salón donde se encontraba la escalera al segundo piso.
Estaba relajado, en paz, no tenía ningún miedo.
En un susurro habló contrario a sus pensamientos — Dios, soy yo de nuevo. —, la verdad era que estaba perdido, jamás había recorrido el primer piso solo y no tenía idea de donde estaba exactamente. Incluso, y con locura, pensó en pedir indicaciones a algún guardia, sin embargo no encontró a ninguno en todo su camino.
Siguió avanzando tratando de convencerse de que sus pasos no eran inseguros, al contrario. Tal vez había sido mala idea dejar a los niños con Chungha noona y que esta se los llevara a la cocina, no quería incomodar a la mujer por lo que mintió diciendo que volvería a su habitación.
— Quizá debí hacer eso... — su rostro se convirtió en una mueca preocupada, ya no lo iba a negar, estaba completamente perdido. Pasando por un poco iluminado pasillo escuchó fuertes voces provenir de un cuarto de dos puertas de caoba color marrón oscuro.
Paró al reconocer la voz del Rey, a diferencia de las otras dos, este parecía querer mantener la calma. Bien, tal vez no podía evitarlo, tal vez sí, pero para él no había cura para su curiosidad, por lo que, mordiendo su labio con fuerza camino con lentos y seguros pasos hasta la puerta acercando sin vacilación su oído a esta, intentando escuchar porque tanto ajetreo.
Mientras más escuchaba más se sorprendía, a veces, abría tanto sus ojos por la impresión que estos le dolían, otras en cambio evitaba jadear alto por la sorpresa, ahogando los sonidos en la palma de su mano. Escucho gritos, escuchó quejas, carraspeos, negaciones, amenazas, escuchó al Rey rendirse ante una orden. Tal vez no debió escuchar las cosas que no le incumbían, pero habiéndolo hecho no podía evitar pensar... que el Rey era demasiado permisivo con sus padres.
Suspiró por quinta vez mientras observaba a sus padres soltar su lista de razones por las que su idea era buena, ¿la más resaltante?
— Esto unirá a dos grandes reinos, prosperaremos juntos. — los únicos que prosperarían serían ellos si aceptaba, sabía desde hace mucho que las cosas en el Valt's no marchaban bien, Changbin, a pesar de ser el consejero de la familia de sus padres, seguía siendo su amigo y le contaba sobre esto. No caería ante las insinuaciones de sus padres, una boda, no era lo que el quería, menos con una chica desconocida.
Su mirada inevitablemente cayó en la muchacha, era linda, por supuesto, y gozaba de un cuerpo escultural, sus delicadas facciones le daban un aspecto frágil y su callada presencia le daba a pensar que tenía una actitud sumisa. Una chica con toda la madera para ser una gran esposa, no era algo difícil de reconocer.
Sin embargo no era lo que el quería.
— Padres — los paró en medio de su discurso de seguro ensayado, volver a verlos después de tanto tiempo le daba sensaciones encontradas, la última vez que los vió... fue un año después de su coronación, un año después de la muerte de... —, es bueno volver a verlos después de tanto tiempo sin embargo esperaba que su motivo de visita fuera otro lejos de los temas reales.
Yongmi dió un paso al frente. — ¿Por qué otra cosa deberíamos venir si no es por nuestro Reino?
Eso le sacó un bufido a Hwang quien cruzó sus manos detrás de su espalda y observó a sus padres con el rostro expresando ironía y algo de diversión. — ¿Porque extrañan a su hijo? ¿Porque son buenos padres que lo visitan para ver si está bien? Yo que sé. Algo que no sea por bienes personales.
Su mirada giró a su padre cuando este se sentó en la silla frente a su escritorio. — Esto no es por bienes personales, es por el Reino. — el hombre de cabellos rubios lo observó inexpresivo, manteniendo su fachada profesional, estaban ahí por negocios, no por reencuentros. Aún cuando tenía esperanza él lo aceptó, y si así iban a ser las cosas que así sea. — Y tú, dejaste de ser nuestro hijo cuando llegaste aquí, y te convertiste en el Rey de Heeglof y rechazaste tu puesto de Rey en Valt's.
— Y créanme, no me arrepiento de eso.
La máscara de su padre cayó y su rostro, al igual que el de su madre, se tornó rojo de ira. Hwang en cambio cambió su postura y se sentó en uno de los sillones cerca de la entrada, estaba cansado de encontrarse parado frente a aquellas personas, cruzó una pierna sobre la otra y sus brazos se cruzaron sobre su pecho.
— Entonces, considerando que ya di mi negativa respecto a este matrimonio arreglado creo que es hora de que se vayan.
Ya casi podía predecir que sus padres harían un escándalo también por eso, y lo hicieron, levemente.
— No lo haremos — contrario a lo que creyó su madre no gritó, en cambio se irguió en su sitio y recobró su compostura volviendo a tomar su papel de dama noble. —. Ya que querías una buena razón para venir entonces supongo que no te importará que nos quedemos por unos días para ver si estás... bien.
Observó a su madre a los ojos, tratando de no ceder frente a sus órdenes, pero como siempre, no pudo, y como un cobarde, apartó la mirada. — Como quieras.
Suspiró profundo evitando rodar los ojos, discutir con sus padres era todo un dolor de cabeza, ellos ni siquiera esperaron para que pudiera retractarse, con un movimiento de cabeza llamaron a la chica para que caminara a su lado y su padre, dándole una mirada mordaz a sus guardias, les ordenó silenciosamente que abrieran las puertas.
Hyunjin hizo una seña con la mano en cuanto Chan y Jeongin giraron a verlo, ambos asintieron y abrieron las puertas dejando que los Reyes de Valt's y la chica desconocida salieran.
Jeongin dió un paso en su dirección, dudoso de si acercarse a él o no.
— Majestad...
Frunció el ceño molesto consigo mismo por permitir que sus padres siguieran quedándose más tiempo, conociéndolos presionarían todos los días para que aceptara su trato, jesús, que había hecho...
— Ni siquiera dijeron el nombre de la chica... Tsk.
Salió de su oficina junto a Bang y Yang caminando a través del pasillo para dirigirse a la entrada principal donde de seguro estarían esperándolos los mayordomos de sus padres con sus cosas, serían días largos...
Sin embargo, algo más llamó su atención, algo que lo seguía de cerca... sobre su cabeza.
Sonrió de lado al reconocer esa cabellera rojiza, ¿cómo siquiera pudo llegar hasta allá arriba? estaba loco, completamente.
Paró antes de llegar al salón principal llamando la atención de sus guardias. — Vayan ustedes, ya me cansé de verlos, volveré a mi oficina — Jeongin asintió, en cambio Chan alzó una ceja interrogante. —, denle las habitaciones del tercer piso.
Chan se rindió con él y asintió sin más, Hyunjin los despidió y observó cómo ellos se alejaban hasta doblar el pasillo y llegar al salón. Se dió la vuelta y su mirada se elevó hacia arriba donde unos brillosos y curiosos ojos color azul claro lo observaban acostado sobre uno de los muros decorativos, muros que dejaban un espacio entre ellos y el techo.
Sus miradas se encontraron y el chico de cabellos color rojo se escondió más contra el muro inclinando su cabeza un poco para ver si seguía ahí, a vista de Hwang, era adorable, como un pequeño niño que se escondía en un lugar peligroso y pensaba que no había sido atrapado ya.
Hyunjin carraspeó para poder hablar. — ¿Qué haces allá arriba, pequeño Arlequín?
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