|07|
Desde que empezó con eso el sabía exactamente que hacer, todo para él estaba planeado, incluso los obstáculos estaban previstos.
Sabía cuanto tiempo debía quedarse en cada Reino y sabía que sería perseguido por miles de guardias no importara donde valla, el lo sabía y estaba bien, sabía como escapar de eso.
El que ahora estuviera atrapado en el Castillo del reino Heeglof siendo el Arlequín oficial del Rey... eso no estaba planeado ni previsto, jamás lo habían atrapado, nunca se había quedado pasada la medianoche en un Castillo por lo que despertar en uno y ser guiado por el Rey hasta el comedor para desayunar casualmente no... no era algo a lo que haya hecho frente antes.
— ¿Qué? — preguntó el Rey Hwang pero Seungmin ya no sabía que más decir, estaba asustado, era lo único que sabía.
No respondió y tan solo volvió a cubrirse con las mantas ocultándose del Rey, ocultándose de todo en ese Castillo.
Estaba por mucho fuera de su zona de confort.
Sintió entonces que el Rey se paró de la cama y esperanzado bajó la manta para que sus ojos pudiera observar al mayor.
Este no reparó en su mirada y tan solo se dedicó a observar la puerta de la habitación.
— Mandaré a que te traigan algo de comer y en la noche... volverás a hacer tu papel de Arlequín.
Se sentó de golpe y sacó las sábanas de su cuerpo encarando al Rey aunque este no lo estuviera mirando.
— ¡Déjame ir! — exclamó, podía sentir las lágrimas en los bordes de sus ojos amenazando con salir desesperadamente, sus manos se cerraron en puños sobre las sábanas.
— Obedecerás todo lo que diga.
Molesto y decepcionado tomó una de las almohadas y la lanzó contra el Rey quien al recibir el golpe se giró a verlo con el ceño fruncido.
— ¡Eres un... — tiró otra almohada pero el mayor pudo esquivarla fácilmente. — egoísta!
— ¡Ya basta!
— ¡No! ¡Déjame ir! ¡Déjame ir!
— ¡Seungmin! — exclamó pero no hizo caso, sollozante y frustrado se levantó de la cama y trató de correr hasta la puerta sin embargo Hwang lo tomó de la cintura y lo apresó entre sus brazos para dirigirlo a la cama y tirarlo ahí. — Te quedarás aquí y me obedecerás.
— No, por favor.
— Serás mi Arlequín, te guste o no.
Y volvió a encerrarlo en esa habitación, golpeó la puerta con sus puños mientras se deslizaba hasta el piso y apoyaba su frente contra la madera, sus sollozos se volvieron más fuertes.
Es que aún no lograba comprender porque es que el Rey de Heeglof se esforzaba tanto en mantenerlo ahí.
Es igual que los otros, es orgullo, por saber que te atraparon, lo presumirá con todos.
Negó sin dejar de llorar cansado de intentar algo que no logrará.
Cerró la puerta con un fuerte empujón y caminó enfurecido hasta su escritorio, se dejó caer sobre la silla y puso sus manos en su cabeza gruñendo molesto por todo el show que había dado hace rato, por todas las palabras que lanzó sin pensar verdaderamente.
Pronto la puerta de su oficina fue abierta nuevamente y de esta apareció Bang Chan quien se acercó a él una vez que cerró la puerta detrás de él.
— Majestad- — alzó un dedo en su dirección pidiendo silencio, gimió frustrado de nuevo y dejó que su cabeza impactara contra la madera del escritorio. — ¿qué sucedió allá?
— ¿Escuchaste? — preguntó aún con la cabeza apoyada en el escritorio.
— Lo hice por casualidad, estaba pasando.
Asintió no dudando de sus palabras y elevó la mirada para ver al capitán de su guardia.
— Perdí el control... solo- — jadeó por tercera vez y sobó el puente de su nariz — solo no quería que se valla.
— Señor...
— Es que no entiendo su terquedad — interrumpió. —, no entiendo como es que aún quiere seguir su vida de Arlequín pasajero, es decir, ¿acaso no conoce los problemas que eso le trae?
Bang frunció el ceño y cruzó los brazos sobre su pecho apoyando su peso en una pierna listo para soltar su más grande duda.
— Puedo preguntar... — el Rey elevó su mirada hasta él mirándolo curioso — ¿por qué tanto interés en este chico?
Eso dejó callado al Rey por unos segundos parecía que él también se lo estaba cuestionando o tal vez solo recordando la razón.
Este suceso era algo fuera de lo común, Bang estaba seguro que no era algo cotidiano la actitud del Rey con respecto al chico Arlequín.
— Él es extraño — contestó por fin —, la primera vez que escuché de él fue en una de las reuniones — recordaba lo incómodo y aburrido que estaba en aquella sala en donde los diez reyes más influentes de todo el continente se encontraban reunidos, era una reunión que se daba cada año, las fechas siempre variaban. —, el Rey de Weiclog contó su experiencia con el Arlequín de la medianoche, contó los actos que hacía y como escapó cuando el reloj tocó la medianoche, el Rey de Nevent también contó algo similar mientras los otros aseguraban que si el Arlequín de medianoche llegaba hasta sus Reinos no lo dejarían ir y le enseñarían que un Arlequín pertenece a un solo amo y le es fiel a este.
— ¿Por esa razón lo mantienes aquí? — pregunto Bang — quieres enseñarle que ahora el te pertenece solo a tí.
— No — negó —, lo mantengo aquí para que no vaya a donde sé que lo torturarán si no obedece, los otros Reyes no serán piadosos si se niega a sus órdenes.
— ¿Y por qué solo no le dices que deje esa vida?
Sonrió de lado y apoyó su codo en el escritorio mientras la palma de su mano sostenía su mejilla.
— Él es rebelde — contestó —, un Arlequín caprichoso, el no obedece órdenes.
Dijiste que saltarías por la ventana.
— Sí pero la del primer piso — bufó mientras secaba sus lágrimas con las mangas de su camisa.
Se dejó caer sobre la cama y suspiró cansado, tenía que salir de ahí.
Y si utilizas las sábanas para hacer una cuerda.
— Con esta altura no me voy a acercar ni siquiera a la ventana, lánzate tú.
Pero yo soy tú.
— ¿De verdad? Pues no parece, pensamos muy distinto.
Mejor cállate.
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