━━ OOO.

ა ʿʿ ִ ۫ aún recuerdo el día en que nuestros ojos se miraron por primera vez, no fue para nada el mejor día de mi vida...

֗ ˒˒ ᨳ pero fue memorable, ¿no es así? ¿o por qué te noto sonriente entonces?


ORIÓN   CONOCE   A    SIRIUS
en la más nefasta de las situacione

──────────── CAMPAMENTO MILITAR PARA RECLUTAS : AÑO 847.   EBERHARD LICHTBRINGER !

              Desde el primer instante en que indagó en aquella sala llena de personas sudadas, sabía que su estadía allí no sería para nada afable o digna; se permitió incluso medir con ojos llenos de prejuicios la suciedad de las mesas, y más allá de asombrarse al comprobar su supersticiones, suspiró, cansado y frustrado consigo mismo. Sentándose en una de las largas sillas compartidas que permanecían en aquel comedor —la más apartada de las personas por pura comodidad—, pudo sentir como la madera crujía levemente ante su toque, la humedad de su superficie notándose con claridad; se asqueó notablemente al darse cuenta : aquellas personas convivían con la mugre como si fuese su pan de cada día, ¿es que acaso la limpieza no era un requisito de su vida cotidiana? Sin embargo, sus ojos punzantes en busca de objetivos más candentes a los que juzgar, aún sin degustar de su pobre plato de comida, recorren la sala, puede darse cuenta de que para aquella gente este escenario era una buena manera de vivir; aún cuando vivían en una inmundicia y para colmo, estaban entrenando solamente para dar fin a sus días de una manera muchísimo más nefasta de los que la propia palabra podría expresar en su más mísero sentido.

             Desagradecido se sintió su paladar una vez ingresó la primera cucharada de la cena en su cavidad bucal, aquella sopa era a duras penas un alimento para un soldado, o más bien, para aquel grupo de adolescentes en pleno florecimiento y período de madurez: podían notarse a leguas las verduras nadando en el plato, tan siquiera carne fueron capaz de aportar a su digestión, y por si fuera poco, tan estúpidamente llena de agua, como si hubiesen querido alargar el abasto de comida lo más posible y retener el pequeño sustento calórico y sustancioso solo para una minoría privilegiada. Decidió alejar los pensamientos pecaminosos de su mente, si quería sobrevivir en un ambiente tan lúgubre, tenía que aprender a ser como ellos: fingir ser un maldito animal de corral. La sensación rasposa de la cuchara de barro contra sus perlados dientes hace que su piel se erice, se denote en pequeños puntos saltones a simple vista, aunque una vez más decide apartar el sentimiento de insuficiencia de su mente, y se digna a continuar con su alimento. Poco a poco, a medida en que aquel menudo y para nada especialmente grande comedor se iba llevando de personas, su preciada privacidad se ve perjudicada, muchos de los cadetes que perdían el tiempo conversando y parloteando en el portal de la cabaña se disponían a esas horas a servirse un plato de comida, uno que ya estaba casi terminado por los demás, como Eberhard. Llegó a sentir como su codo chocó con el de uno de estos sujetos, no le incomodó, más sin embargo trato de apartarse lo más posible hasta quedar en el extremo del asiento; volteo la mirada hasta caer en el perfil de aquel chico, tenía una nariz perfectamente redondeada y pequeña, como algo que pudiera agarrar con sus propios dedos y apretarlo si quisiera, cortas pestañas de oro espeso rodeaban sus ojos, estos mismos mostrándose de un azul tan claro como la playa cuando la Estrella mayor alcanza su cúspide.

Un leve balbuceo escapó de los belfos contrarios: ━━━ discúlpame, no quería  ━━━ dejó las palabras suaves sueltas en el viento, los orbes de profundo escarlata encontrándose por primera vez con aquellos de bonito celeste; el chico dio una suave sonrisa avergonzada, como un respaldo a su anterior gesto de disculpa. Eberhard no puede hacer más que simplemente encogerse de hombros y volver su vista al frente.

━━━ No hay problema ━━━murmuró, algo en el chico rubio había despertado un sentimiento de incertidumbre en el muchacho de cabellos bermellones; Lichtbringer se había considerado toda su vida como una persona ciertamente intuitiva, más, le pareció muy raro que alguien con un aura tan calmada pudiese provocar estos sentimientos dentro de su ser; aunque tal vez no sea por el aún desconocido en si, cabía la posibilidad de que fuesen las personas que lo rodean.

Cómo si sus sospechas fueran a cumplirse más temprano que tarde, no pasa mucho tiempo antes de que otras dos personas tomen asiento en aquella mesa, uno al lado del chico rubio, y la otra al frente. Terminando de una vez por toda aquella insufrible cena, si es que se le podía considerar así, apoyo el codo en la mesa, próximamente poniendo su mejilla acoplada sobre sus nudillos; Eberhard suspira, algo en aquellas personas que habían llegado a invadir muy levemente su espacio hacia que su curiosidad saltara. Sus pequeñas pestañas pelirrojas lograron alzarse, pupilas cayendo de esta manera en la muchacha sentada Justo frente a su persona; tiene que morder el interior de su mejilla, aguantando el inminente jadeo que se aventuraba entre sus fauces. El parentesco de esta chica de eterna belleza con el ser que a cada rato inundaba su mente era inhumano; y no, no nos referimos solamente al parecido físico, podríamos centrarnos más en la forma tan pausada y decidida en la que sus ojos recorrían la habitación, además de la serenidad tan arraigada a sus movimiento, simplemente un aura digna de envidia. Las hebras de aquella mujer se permitían compararse al mismo azabache, haciendo un par Perfecto con sus orbes de hermosa obsidiana y sus labios de divino dulzor. Eberhard era un fiel amante de la belleza en todas sus ramificaciones, la pintura, la astrología, la literatura, y fácilmente podía apreciar que la fémina frente a sus narices se merecía un temple artístico para sí misma.

━━━ ¿No lograste mejorar aunque sea un poco, Eren? ━━━interroga con evidente preocupación el muchacho de rubia cabellera a —por lo que deducía— su amigo, quien estaba sentado a su lado y por ende, se le dificultaba un poco Eberhard centrar su mirada en él.

━━━ Mikasa intentó ayudarme, pero no hay caso ━━━la frustración era evidente en las palabras de aquel joven, sin embargo, un bombillo se iluminó en la mente del pelirrojo al escuchar aquel nombre : así se llama la chica que estuvo admirando anteriormente. Se dispuso a escuchar un poco más de la conversación entre ambos compañeros ━━━ Tendré que escaparme y entrenar a la media noche; no puedo permitirme descansar sabiendo que mi expulsión está en juego.

Y ahí comprendió todo, se trataba del chico que había fallado la primera prueba de este día de entrenamiento, si mal no recordaba, sus conocidos anteriormente lo habían citado como "Eren", aunque siendo sincero dudaba mucho de sus propios recuerdos; algo en su mente retumbaba cada vez que su voz interior intentaba recordar el apellido que aseguraba con total certeza, había escuchado. Como hizo con los otros dos de aquella mesa, finalmente observa por un momento y detiene su mente al encontrarse con la figura del adolescente. A su parecer, no tenía nada de impresionante su aspecto, era simplemente un mozo de tez un poco más bronceada que aquellos que le brindaban compañía, su cabello hacia una sintonía perfecta con esta tonalidad, lo que llamaba muchísimo la atención; más, lo único que pudo atraparlo por completo fue aquel color, aquella mezcla entre azul y verde formando un hermoso jade que abarcaba sus orbes, ni siquiera el resplandor de la esmeralda, reina de la magnífica esperanza, le podía hacer frente a la peculiaridad de susodichos ejemplares. A diferencia de cómo lo había hecho con anterioridad, esta vez su observar solo duró unos míseros segundos, aunque fueron bastantes fidedignos a la hora de llenar su mente con la información visual que le brindaba el muchacho.

━━━ No recomendaría hacer eso ━━━es el pequeño murmuro que sale de sus carnosos belfos, puede apreciar el asombro e incluso, el desconcierto ante sus repentinas palabras. Con un suspiro cansado se digna a levantarse de la mesa, en primer lugar ni siquiera quería meterse en la conversación, pero la imprudencia terminó atormentándolo febrilmente ━━━ Olvida lo que dije. Lo siento, cada quien tiene su manera de querer acabar con su vida.

Y cuando está dispuesto a finalmente marcharse de aquella escena con el plato de barro ya vacío en manos, la voz levemente rasposa y para qué mentir, llena de rabia y sorpresa, lo detiene : ━━━ ¿Qué dijiste?

━━━ Ya me disculpé, ¿no? ¿Por qué tanto alboroto? ━━━el fastidio es evidente en sus palabras, pudo observar por encima de su hombro como el de cabellos castaños ponía sus manos fuertemente en la mesa, haciéndola resonar, el ceño fruncido parecía acrecentarse a cada segundo ━━━ Lo que quiero decir es, ¿para que esforzarte tanto con esto? Si no tienes el talento para mantener el equilibrio en esa maldita cosa que aún no sé ni cómo se llama, entonces es mejor que ni aspires a convertirte en soldado ━━━como especialista en la sinceridad que es, simplemente expulsa todas las palabras que tenía trabada en la punta de la lengua. No quería ser malinterpretado, sus palabras no iban cargadas de malas intenciones, era su humilde, mísera y al parecer insignificante opinión.

              La tensión que se forma en el ambiente es más que evidente, muchos ojos se habían posado en la escena, que, por más que Eberhard había tratado de mantener en perfil bajo, las acciones de Eren hacían que todos volteasen a echar un vistazo. Sintió que desde que puso un pie en ese lugar, y no me refiero al comedor del campamento militar, sino a Paradis en general, juraba que no podía dejar de suspirar; ya sea estando él involucrado o no, siempre ocurría algo que lograba que sus nervios sucumbieran y fueran expulsados por su cavidad bucal en forma de aire. Tal vez presionando por el peso de su rabia o la atención puesta en él, el mozo de tez trigueña se levanta por completo de la mesa, acercándose a pasos rápidos y pesados a la posición del pelirrojo. Se tomó el atrevimiento de hacerlo girar bruscamente a partir de su hombro y una vez lo tuvo donde lo quería, lo sostuvo fuertemente por el cuello de su camisa; en esa posición, lo opuesto de sus estados era más que evidente, mientras el de menor tamaño tenía que mirar desde abajo al pelirrojo con esos ojos de Esmeralda manchados en ira iracunda, el contrario se mantenía casualmente sereno y dubitativo sobre su próximo accionar, solo se dedicaba a mirar con calma el verde frente a él. Fue en ese momento donde el carmesí y el jade se encontrarían en sintonía, una danza maquiavélica de emociones tensas que no sucumbiría en esta ocasión, por el contrario, sería sensata y constante al pasar del tiempo.

Cómo es usual en su personalidad pasiva, el chico de ojos oceánicos solo mueve los brazos, sus labios titubean y su ceño se frunce en preocupación nata ━━━ Esto, Eren, no hay necesidad de llegar a esto.

━━━ ¿Quieres que me quede de brazos cruzados cuando subestiman mis ideales? ━━━prácticamente gruñe Jaeger, aunque parecía un poco más pasivo que antes, la molestia predominaba en su estado de ánimo ━━━ Dime, Armin, ¿acaso no te molesta a ti también? ━━━parecía estar escupiendo todo lo que se le viniese a la mente, apretando más y más el cuello de la ropa del muchacho de mayor estatura ━━━ Oye, ¿acaso tú, has visto un titán en tu vida?  ¿Sabes lo atroces que son?

Las ganas de bufar divertidamente se apoderan de Eberhard, aunque sin ánimos de revelar nada que pueda perjudicarlo en un futuro lejano y la verdad ya cansado de todo este berrinche infantil, solamente pone sus manos pálidas, escuálidas y grandes sobre las morenas de su contrario, apartándolas con fuerza dominante de su prenda de vestir : ━━━ No, en mi vida me he enfrentado a un titán, solo los he visto de lejos y siendo sincero, me dan igual. Estoy aquí para servir al honrado Rey dentro de estas murallas, sin la necesidad o el miedo de ser descuartizado por un gigante, algo que nadie me va a agradecer ni felicitar.

━━━ Entonces púdrete ━━━logra espetar el chico que con fuerza logra soltarse del agarre de las manos ajenas, el puente de su nariz y frente no aguantaban una arruga más, probablemente debido al enojo ━━━ Cobarde de mierda.

━━━ ¿No es hipócrita de tu parte juzgar mis ideales, cuando tú te molestaste al yo "juzgar" los tuyos? ━━━interroga con el indicio de una ceja alzada en su rostro, suspira y finalmente se da la vuelta, sintiéndose infantil por haber causado toda esta porquería en primer lugar ━━━ En este mundo, deberías aprender a controlar más tus emociones, Eren.

            Dándole un punto final a aquella discusión, recoge el plato de comida del piso junto a la cuchara de barro y se dispone a marcharse del lugar. El ambiente que deja a sus espaldas es un poco más liviano, su ausencia parece un cantar de alivio inmediato; Eren solo se queda en su posición, poco a poco la molestia y el peso de sus acciones haciéndole caer en cuenta de toda la escena que se habían montado. Al regresar a su anterior posición solo se encontró a una Mikasa un tanto alerta y preocupada, pero tan serena como siempre, mientras que Armin parecía a punto de un paro cardíaco al ser víctima de la preocupación. Después de todo el show, se le había quitado el apetito por completo, así que solo se limita a comer un pequeño trozo de pan por petición —obligación— de su compañera y amiga de la infancia y escuchó a Armin hablar de un par de cosas que siendo sincero, solo logro entender la mitad a duras penas. Su mente seguía rondando candentemente en aquellos orbes de inmenso y fogoso escarlata, sus palabras retumbando como eco ensordecedor en su conciencia sin disminuir el ritmo, lo que le hizo resoplar levemente y sacudir su cabeza para alejar aquellos pensamientos intrusivos.

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