☯︎Treinta y uno☯︎
Midoriya, Mirio y Eri se encontraban pasando un buen momento, comiendo y disfrutando de los juegos que proporcionaban algunos puestos, hasta habían ido a ver un concurso de belleza donde Nejire participaría y, como era obvio para ellos, ganó sin problemas. La pequeña estaba pasándola genial, reía y jugaba todo el tiempo, se tomaba de la mano con ambos chicos dando una imagen muy tierna y especial.
—Izu-chan gracias por todo...
—¿De que hablar Eri-chan? —preguntó curioso.
—Por salvarme, gracias. —el peliverde sintió sus ojos picar, quería llorar pero en cambio esbozó una gran sonrisa.
—Y lo haría mil veces más si con eso puedo ver tu sonrisa.
—Ya es hora de irnos Eri, te llevaré a casa de Aizawa-sensei. —habló el rubio, lamentando interrumpir tan linda escena.
—¿Así que vives con Aizawa-sensei?
—¡Si!, tiene un lindo gato negro que es muy perezoso. —rió divertida y Midoriya no pudo evitar pensar que aquel animal era exactamente igual a su profesor.
—Los acompaño hasta la entrada. —sonrió.
Los tres se encaminaron hacia la entrada de la U.A., el atardecer ya había llegado por lo que la pequeña debía volver, aún así la había pasado genial junto a sus héroes y eso no tenía precio para ella. Antes de llegar Izuku les dijo que se adelantaran ya que debía hacer algo, luego de esperarlo unos minutos el peliverde se planto frente a la niña ocultando algo detrás de su espalda.
—¡Eri-chan, sorpresa! —y le extendió una manzana acaramelada—. Espero la hayas pasado bien este día, prometo ir a verte muy pronto. —le sonrió dulcemente.
—¡La pasé genial, gracias por todo Izu-chan, a ti también Mirio-kun!
—No hay de que, nos vemos en un rato Midoriya.
—Claro, bye bye~
Rubio y peliblanca se alejaron de Izuku, este con una sonrisa en su rostro se adentró nuevamente para ser interceptado por un grupo de chicos que parecían impacientes por su atención.
—¡Izuku/Deku/Midoriya! —gritaron todos.
—Si, así me llamo —rió un poco— ¿Qué sucede?
—Queremos pasar tiempo contigo~ solo estuviste con Mirio-senpai y Eri-chan. —refunfuñó Denki.
—Lo siento, lo siento, vamos a disfrutar de lo que queda del festival. —les sonrió ampliamente y comenzado a caminar siendo seguido por aquellos 5 chicos de su curso.
El resto del festival la pasaron entre ellos, jugando y riendo a más no poder, por un momento Izuku olvidó todo lo que últimamente había ocurrido y solo se decidió a disfrutar con sus amigos. La noche llegó y la gran fogata fue encendida, la música estaba a todo volumen, muchísimo bailaban en grupos o parejas y el peliverde, para su lamento, no fue la excepción.
—¡Vamos Deku-kun hay que bailar!
—No espera Uraraka-san yo no sirvo para...esto. —la chica lo tomó de la mano y lo sacó a donde los demás bailaban, con movimientos extraños por parte de la castaña que hicieron reír al ojiesmelarda, ambos comenzaron a bailar.
Olvidando las personas que podrían verlo, olvidando que estaba en medio de un gran grupo de personas, solo era él y nadie más. Sentía una gran paz al moverse, se sentía libre.
La última canción estaba comenzando, Izuku creyendo que ya había bailado suficiente estaba por sentarse otra vez pero Mina lo tomó por el brazo obligándolo a moverse una última vez, al parecer las parejas iban cambiando por lo que de vez en cuando le tocaba bailar con alguien desconocido pero poco le importaba hasta que un rubio lo sorprendió con su presencia.
—¡Izuku!
—¡Monoma-kun! —ambos estaban con un sonrojo en sus rostros.
—Que agradable verte otra vez... —habló el rubio mientras bailaban.
—Igualmente... —respondió ¿por qué estaba nervioso? se preguntaba así mismo.
—Bailas muy bien. —sonrió coqueto.
—Gracias...tú también. —le devolvió la sonrisa pero más nervioso.
Aquellos chicos interesados en el peliverde no podían con sus celos, tenían todas intenciones de intervenir pero, para su suerte, la ronda había cambiado pero lamentablemente para ellos no para mejor.
—¡Wow!, hola de nuevo Midoriya.
—¡Mirio!, ho-hola...¿Eri-chan llegó bien a casa?
—Si, estaba muy feliz por el día que pasó, estaba muy emocionada por pasar tiempo contigo.
—O-Oh ya veo...eso me alegra. —el agarre firme en su espalda no hacía más que ponerlo nervioso y avergonzarlo, por el contrario del mayor que se veía de lo más tranquilo.
—¿La pasaste bien en tu primer festival?
—Mucho...es todo lo que imaginé. —sonrió de lado.
—Me alegra mucho, estaba preocupado por si te sentías agobiado.
—No te preocupes...todos me cuidan mucho.
—¿Cómo no hacerlo?, tu simple ser insita a querer cuidarte... —Mirio elevó el mentón de Midoriya, conectando sus miradas por unos momentos hasta que la música acabó y los aplausos comenzaron.
—Nos vemos luego Mirio...gracias por el baile. —hizo una reverencia y se fue, o mejor dicho, escapó del rubio.
Decidido a pedir ayuda buscó a la única persona que le podría ayudar y escuchar sin juzgarlo, con la mirada trató de encontrar una cabellera azabache descuidada y lo encontró medio dormido en un rincón. Rápidamente se acercó a él espantandolo un poco.
—¡Aizawa-sensei! —dijo en un murmuro.
—¿Eh?, ¿ah? ¿Midoriya qué sucede? —preguntó frotando sus ojos.
—Necesito hablar con usted, ¿podríamos ir a un lugar más...privado?
—Claro, vamos. —le resultó raro que el peliverde pidiera su ayuda por lo que no se negó para nada.
Profesor y alumno se dirigieron a un aula vacía, ya que todos estaban afuera disfrutando de los pocos minutos que quedaban de la fogata nadie se encontraba dentro de las instalaciones, con algo de nervios Izuku se sentó frente al azabache y comenzó a hablar.
—¿Alguna vez alguien se le confesó?
—Sabes que no voy a responder eso mocoso.
—Entonces...¿qué haría si una cierta cantidad de personas siente algo por usted pero no sabe como corresponderlos?
—¿Cuántas confesiones tuviste Midoriya? —preguntó directamente el mayor.
—Seis... —murmuró.
—No te oí bien.
—Seis confesiones. —dijo más claramente.
—Tienes que estar bromeando. —suspiró frotando su rostro.
—Y sospecho de otras dos..
—Dejame entender, hay 8 mocosos que están interesados en ti y no tienes idea de lo que sentir o siquiera responder.
—Así es.
—Mira no puedo ayudarte con eso, solo puedo decirte que te tomes tu tiempo y entiendas tus propios sentimientos. No te obligues a sentir algo que simplemente no está ahí, no solo tu saldrás lastimado sino que ellos también si no eres claro.
—Lo entiendo...
—Midoriya, eres el peor dolor de cabeza que he tenido en mis años de profesor —al decir eso el peliverde bajó su mirada—. Pero mereces ser feliz, después de todo lo que haz pasado lo mereces más que nadie, por lo que elige bien a esa persona especial.
—¿Y cómo sabre que es especial?
—Lo sabes, se siente, es un sentimiento inigualable, te sientes abrumado todo el tiempo a su lado. Incluso puedes cambiar gracias a esa persona o al revés, tú puedes cambiarlo. —aquello dejó pensando por unos momentos al peliverde, algo le hacía ruido en aquella palabras.
—Gracias Aizawa-sensei, sabía que podía confiar en usted. —sonrió feliz para luego irse.
—Estos niños de ahora...más les vale no hacerle nada o tendrán largas horas de castigo. —no lo admitiría ante nadie pero aquel revoltoso chico era especial para él, deseaba mucho su felicidad.
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Esto es la pura verdad JAJAJAJJAAJ
Bien tal vez el capítulo es algo corto pero, se viene cosas más fuertes y el final también está cerca. Aún así espero hayan disfrutado del capítulo, nos leemos luego bye~
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