Fresa Dulce

Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene situaciones de tema erótico y sexual, imágenes eróticas. Lenguaje ofensivo y vulgar.

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Capítulo III: Fresa Dulce

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Han pasado dos años desde el Raromagedón, y de admitir que he perdido contra un par de mocosos de 12 años. Mi plan era perfecto pero tenía sus defectos – como todo villano – no presentí los acontecimientos ni hice caso a las advertencias de mis camaradas. He quedado sellado en esta parte del bosque sin una imposibilidad de salir.

- ¡KILL!Grito una menor de cabello color chocolate y enorme sonrisa tan radiante, que haría a cualquier persona imitarla.

Aquella chica de 15 años de edad que había venido a discutir conmigo a esta hora de la tarde, en lo profundo del bosque de Gravity Falls, en esa casa abandonada. Era el único contacto que tenía con el mundo exterior que me quedaba.

- ¡Llegas tarde! – Alcé mi voz lo suficiente para que me escuchara. Mis brazos se cruzaron y mi mirada se centró en ella.

No hacía falta razones para estar en ese lugar inhabitado. Solo éramos enemigos que siempre peleábamos por cualquier cosa insignificante, buscando un pretexto para acallar esas peleas con golpes y las sogas desgastas del tiempo que llevaban dentro de la morada. Hoy discutiríamos y tendríamos nuestra misma charla de siempre. Ha sido así desde hace tres años atrás.

- Pero ya llegue, tonto Dorito. – Dando un golpe en su hombro de forma animada. – Vamos camina o ¿acaso ya te hartaste?

- Ja, jamás lo haría. – Soltando una risa. – Puedo limpiar el piso con tu rostro.

- Ñe – Sacándole la lengua. – Mentiroso.

La castaña de melena larga y brillante color chocolate, había llegado con un conjunto muy inusual en su persona. Pues ella había optado a usar un vestido rosa por arriba de la rodilla, con el escote en forma de corazón y aunque llevaba tacones bajos se le hacía difícil caminar con ellos entre la tierra húmeda y la hierba del bosque. ¿Es extraño verla con esa apariencia? ¿Por qué vendría así?

Iba bien arreglada para un típico encuentro como este, no me molesta, pero no es la ropa adecuada que usa. Más ella mantenía esa belleza que me había cautivado desde que llego al pueblo.

Ella entro al porche con su mochila y con una sonrisa de oreja a oreja. Me hizo una seña para que la siguiera, tenía mucha curiosidad por saber... ¿Por qué rayos esta vestida de esa manera? Necesito respuestas y las quiero ¡ahora! Así que Estrella fugaz habla.

- ¿Por qué estas vestida de esa manera? ¿Acaso hay algo elegante que celebrar? – Pregunto el demonio viéndola desde el marco de la puerta, en aquella casa abandonada en lo profundo del bosque. Ese lugar que pertenecía a ellos y que remodelaron a su antojo. – ¿Iremos por fin al reino de las pesadillas? – Bromeo el pelirrojo. – Porque si es así, ¡muero por irme! Este lugar limita mucho mis poderes.

- No tonto, y ya sabes que no puedo hacer eso. El tío Ford me mataría si te dejo libre. – Tirando su mochila en el pasillo de la casa abandonada. – Traje lo que pediste.

- Espero que sea añejo. – Acercándose a la mesa donde la chica comenzó a depositar las cosas.

- Una manzana acaramelada y un vino tintado de cosecha de uvas, aunque Wendy me ayudo en esto. – Dijo la castaña dudosa de la botella de vidrio de color verde y contenido oscuro. – No paraba de preguntar por la bebida.

- ¿Qué le dijiste? – Levantando una ceja de sospecha. Estaba enterada la menor que no debía revelar su ubicación o su existencia a los miembros de la cabaña o sus amigos. Más si pensaban que estaba muerto.

- Que era... un proyecto de ciencias. – Encogiéndose de hombros y sacando más cosas de su mochila; gomitas, paletas de caramelo, rompe muelas. – Y esto es para comer.

- Eres horrible mintiendo. – Dijo tomando la botella y viendo con una sonrisa la bebida, para luego ver con extrañez la fruta tan roja. - ¿Por qué la manzana?

- Para que la comas – Dijo con una sonrisa entre dientes. – Es el tercer día que no comes nada. Un poco de fruta no te hará daño.

- No lo necesito.Tirando la manzana detrás suyo. Lanzo una mirada de pies a cabeza a la chica antes de volver a preguntar. - ¿Por qué tan arreglada, Estrella fugaz? No has contestado a mi primera pregunta.

- En mi escuela fue el día... - Aguardo un momento silencio antes de mencionar el día, era cierto que lo que hacían en el bosque era algo sumamente estúpido, ¡pero vamos! Cuando un demonio – "que una vez fue peligroso"– se te ofrece de ser almohada de golpes para el Kick boxing y defensa personal. Así que no sería bueno hablar de un tema incomodo, cuando no eran más que... todavía enemigos. – Sabes que... – Sacando sus guantes de boxeo y tirando sus tacones por el pasillo. – Te moleré a golpes, tonto tomate de mierda. Hoy quiero desgatar mi estrés en ti.

- Quítate el vestido, tonta – Menciono el demonio de brazos cruzados. – No podrás combatir con ese atuendo.

- No puedo – Dijo sonrojada de las mejillas.

- Claro que puedes tonta. – Acercándose a ella. – Solo quítatelo o tropezaras en tus golpes.

- Y si me pongo el suéter – Sacando de su mochila su suéter fucsia con una estrella en el centro.

- Mucho mejor pero falta algo. – Se acercó a la menor colocándose detrás de ella y cepillando su cabello hacia atrás. La castaña tembló a su toque y la vio cerrar sus ojos, sabía que no estaba acostumbrada a que tocaran su cabello y que protestaba mucho; más no le grito cuando le hizo una coleta alta, de las que suele utilizar. Andas muy distraída, Estrella fugaz.

- No lo estoy – Se giró para propinarle un golpe el cual esquivo con agilidad.

- Sí estas lista, comencemos. – Le hizo una seña para que lo siguiera.

Mabel embozo una sonrisa y lo siguió hasta una de las habitaciones que habían acondicionado, con colchonetas y los pequeños botiquines de emergencia que tenía para ella, claro si llegara a lesionarse o pasar algo más grave.

Ella se puso en posición de combate mientras que el pelirrojo se retiraba su abrigo y parte de su saco; solo quedando con los pantalones de vestir y su camisa blanca arremangada.

- ¿Seguro que podrás combatir con la mitad de un traje? – Se burló la gemela mayor.

- Estas vestida tú también de forma elegante – Menciono – No sería justo o me dirás el ¿Por qué traes esa vestimenta?

- ¡No es nada! – Dijo ella levemente sonrojada antes de comenzar a propinar los primeros golpes a su costado. – Solo se me hizo fácil llevar vestido el día de hoy.

- ¡Oh, sí claro! – Dijo con sarcasmo, propinando una patada el cual esquivo la chica con facilidad. – ¿Y qué de pronto te harás más femenina? ¿Acaso ese ventrílocuo de carne te hizo caso? Sí es así, dime para celebrar de una vez.

- ¡Cállate! – Propinando un golpe de tipo gancho y un puñetazo en el rostro. – Deja de decir estupideces, yo quise ponerme el vestido.

- No las digo, Estrellita – chasqueo sus dedos y una de sus sombras emergió atrapando el tobillo de la adolescente y tirándola al suelo para propinarle una patada en sus costillas.

- ¡Tramposo! – Escupió adolorida la castaña.

- El otro día me aventaste un pedazo de madera en la nuca. – Menciono. – Mira el agujero que dejaste debajo de la pared. – Señalando una grieta la cual se observaba a las ardillas entrar y salir. – Se están colando los conejos y los mapaches. Tuve que quemar algunos.

- ¿Y yo soy la culpable? – Dándole un golpe en sus bajos.

- ¡Ouch! – Mirando con irritación a la menor. – Con ellos no te metas, niña estúpida.

- ¿Qué pasa si me rompes una costilla, idiota? – Dijo la chica sobándose el costado izquierdo de su cuerpo. – Mi tío no debe enterarse de esto.

- Seis Dedos puede ponerte un implante. – Comento con burla. – De todos modos quedaras igual.

- Kill, no más trampas. – La menor corrió hacia él lanzando puños y patadas limpias a su cuerpo.

El demonio esquivaba algunos golpes reaccionando, un movimiento a su lado derecho y se agacho antes de tomar del antebrazo a la chica y lanzarla a las colchonetas.

- Comienzo a pensar que no levantas bien las piernas. – Dijo el demonio. - ¿Acaso es el vestido? Te queda muy corto.

- Estoy bien – Dijo levantándose del colchón antes de sentir el pie del pelirrojo y tumbarla de regreso a la colchoneta. - ¡KILL! Basta...

- Es que es divertido. – Burlándose de la condición de la chica. – No me has roto la quijada y ni me has dado una de tus famosas patadas rompe muelas.

- Pues tus Low kick son muy bajos, Dorito tonto. – Dando un brinco hacia arriba y tirando un hook kick por encima de su cabeza. El cual golpeo fuertemente la nuca y parte de la quijada al pelirrojo tronando parte de su cervicales. - ¡SI! – Grito emocionada. – Lo conseguí.

Kill que comenzó a reírse y acomodar su cuello después de su lesión, curando lo dañado de sus huesos. Lanzo una mirada a la menor que celebraba un tanto animada.

- Así me gusta, Estrellita – Lamiendo la sangre que escurría de su comisura. – Entonces si puedes tirar golpes altos.

- ¿Qué se siente romperte el cuello? – Dijo con burla la menor.

- No tanto como cuando te deje molida a golpes querida, desearas no tener hematomas. – Preparando sus puños.

- Adelante déjalos, si es que puedes. – Retándolo.

- Me vas a decir – Lanzando un puñetazo a sus hombros. – ¿Porque estas vestida como una zorra?

- ¡Yo no estoy vestida como una zorra! – Golpeando su abdomen.

- Así se viste Noroeste – Empujando a la chica que se impactó con la vieja pared de madera.

- ¡No me compares con Pacifica! – Empujándolo. – No uso minifalda como ella

- Claro, no usas si no ese espantoso leggins negro. – Invocando sus sombras. – Has pensado en renovar tú guardarropa.

- Mi ropa es bonita, tú eres el que portas ese ridículo traje todos los malditos días.

- ¡Silencio, no te metas con un traje Brioni! - Dijo molesto el demonio. – Son mejores que tu ropa mundana y corriente.

- ¿Cuántos de estos trajes tienes? – Alzando su abrigo para tirarlo. – Upss ya lo hice.

- Te gusta romperte los huesos. – Se abalanzo contra la menor tirando de sus brazos de forma dolorosa hacía arriba.

- ¡Ay, ay, ay! - Gimió adolorida la castaña. – ¡Me vas a arrancar los brazos, imbécil!

- Descuida te los uniré en un segundo – Dando otro tirón.

- ¡AHG! – Dando unas pataletas con sus pies. - ¡Me rindo, me rindo! ¡Perdí! ¡Perdí!

- Con mi traje no se meten, Estrella fugaz.

Kill se levantó victorioso mientras recogía su saco y su abrigo y le daba besitos, pero Mabel molesta gateo hasta el piso y tomo un pedazo de madera lanzándola a su espalda, aunque no fue el único pedazo.

- Simio apestoso, casi me lesionas.

- ¿Qué te dije de los insultos? Solo los que utilizamos. – La tomo arremetiéndola contra el piso.

- Estas pesado. – Lanzando otro pedazo de la madera que caía de la pared.

- Eres una estúpida saco de carne – Empujando su cuerpo al suelo. – ¿Quieres enserio que te deje invalida? – Encajando sus uñas en la carne de sus muslos. – No se destruye la casa.

- ¡Auch! – Golpeando sus brazos. – Duele, duele... está bien ya aprendí la lección, con la casa no nos metemos.

- Mucho mejor. – Abandonando su agarre.

Ambos vieron lo destruido de la habitación siendo golpes en las paredes y madera que crujía del suelo.

- No puedes arreglarlo – Sugirió la castaña.

- ¿Quieres un trato?

- Mejor me callo. – Dijo la chica sabiendo que los tratos de Kill son engañosos.

De repente el cielo retumbo con los relámpagos, ambos se acercaron a la ventana a ver el cielo nublado llegando comenzar a soltarse la lluvia. La castaña intento abrir la ventana pero estaba trabada, por lo que camino hacia afuera de la habitación.

La chica se acercó al pórtico de la casa mirando como el bosque que se cubría de una extensa neblina y un delicioso aroma a tierra mojada y humedad en las plantas. Se sentó en las escaleras sintiendo las gotas frías resbalar por su piel. Suspiro aliviada y siendo cubierta por el viento helado de marzo.

- ¿Puedo decir algo?

- Adelante. – Dijo ella cansada.

- Te ves bonita. – Dijo el demonio inconscientemente.

- Gracias, por el insulto. – Pensando que era un sarcasmo.

- Lo digo enserio. – Menciono, sentándose a su lado. – El que tú lo veas mal, es tu problema.

La castaña agacho la cabeza y tomo un pedazo de piedra que estaba en el porche. - Hoy había un baile escolar en el gimnasio de la escuela, por motivo.... Del día blanco. – Comento desanimada. – Un chico me invito a salir.

- ¿Un chico? – Bajando la mirada.

- Candy y Grenda me arreglaron junto con Wendy, me llevaron al centro comercial y me acompañaron a comprar un vestido. – Dijo ella. – Un vestido de baile. – Tocando la tela sucia de su vestido rosa. – Me peinaron y me maquillaron con tanto esmero que.... – Suspirando desanimada. – No debí dejarlas hacer esto, fue una pérdida de tiempo.

- ¿Por qué no fuiste? No estas obligada a venir. – Dijo irritado en su voz. – De todos modos no hay mucho por hacer, solo es un... acuerdo mutuo.

- Yo me... asuste – Recordando ver al chico junto a sus amigos y que la tomaron de los hombros, mientras intentaba pasarse listo con ella. – Los chicos de secundaria son muy groseros. Y yo casi no lo conocía.

- Tú pronto entraras a la preparatoria y será peor.

- Pues... tienes razón.

Viendo la lluvia caer con intensidad y formar charcos de lodo, dejando unas cuantas goteras en el pórtico. Era cierto que la madera estaba podrida y rechinaba por cualquier movimiento. Mabel se recargo en la columna de madera mientras tocaba sus manos.

- Kill.

- Mm... - Dijo sin tanto interés.

- ¿Te has acostado con alguien? – Menciono con una voz cubierta de vergüenza mientras sentía sus mejillas colorearse.

- Sí – Mirando a la chica. – Y es malo en mi condición no regresar a mi dimensión y saciar esa parte. – Viendo a la castaña. – Súcubos y bellas diablillas infernales. Que saben muy bien como venirte, aunque casi el sexo ya no es lo mismo con ellas.

- Yo iba hacerlo con un chico. – jugando con sus dedos con timidez. – Es un poco mayor que yo, no tanto solo dos años y íbamos a ir a su casa después del baile pero... no me sentía a gusto con él. – Recordando al chico que había cerrado la puerta y había una mirada oscura en sus ojos. – No quería hacerlo...

- ¿Pino lo sabe? – Recordando lo protector que podía ser el gemelo de la chica.

- Mm... sí, bueno más o menos. – Dijo ella. – Me dijo que no lo hiciera.

- No lo vas hacer. – Menciono receloso de tan solo imaginarse la situación. – Y aun así sí tuvieras ese maldito valor, te arrastraría de regreso. – Golpeando un puño en la madera.

- ¿Eh? – Viendo al demonio. – ¡Es algo experimental! Bueno un poco... ¿y porque me traerías de regreso?

- Debes aprender a perderlo, Estrella fugaz. – Menciono. – Algo tan bueno como el sexo, se disfruta y es único, lo que traes. No se pierde tan fácil con un imbécil humano promedio. Debes elegir bien al sujeto, tonta. – Golpeando su frente.

- Eres un tonto. – Soltando una risita y dándole un golpe en su hombro. – Igual no sabría qué hacer. No es alguien que me.... Guste o me sienta cómoda. – Sonriendo de forma amarga. – Solo quería perderlo... todas las chicas hablan de ello, y algunas lo han hecho. – Dijo. – Pronto seré la única de mi salón que no lo ha hecho.

- ¿Quieres perderlo? – Haciendo una seña para que lo siguiera. – Ven.

- ¿A dónde me quieres llevar? – Viendo que la conducía hacia los escalones de la vieja morada.

- No es tú manera ni tú estilo, pero es extraño que lo pidas a alguien. – Aclaro. – Un saco de carne molesto. – Comento. – Quieres experimentarlo, entonces yo puedo ser el único para mostrártelo.

La castaña lo siguió confundida hasta subir los viejos tablones de madera, teniendo precaución de no caer o que se rompiera. En cuanto vio que abrió la habitación noto una vieja cama arreglada con sábanas blancas cubiertas de polvo. El demonio la guio y la empujo a la orilla.

- Puedes darme tú inocencia. – Dijo sin tantas vueltas. – Estarás más segura conmigo.

- ¿Mi primera vez? – Soltando una risa nerviosa. – ¿Es broma?, eres un demonio dijiste que soy fea y poco atractiva.

- Lo dije. – Pasando su mano por su cuello. – Pero tú sabes que hay más mentira que verdad. – Hablando de una forma seductora en su voz. – Yo digo lo opuesto en mis palabras, pero contigo hay más mentiras que verdad. – Dijo. – Es más me perteneces.

- Kill... - Sintiendo el rostro del pelirrojo cerca del suyo, sus alientos chocaban y aquella mirada escarlata con toque gris la miraba con deseo. – Debo admitir que tengo miedo y que debes parar con la broma de mal gusto.

- Aun si lo perdieras con un maldito saco de carne, me tendrías muy enfurecido y cabreado. – Empujándola al polvoriento colchón de aquella habitación. – Mabel – Se acercó a su cuello colocando besos lentos y húmedos en su prístina piel. – No dejare que nadie te toque, excepto yo.

- Mm... - Colocando sus manos en el pecho del pelirrojo. – Es extraño...

- ¿Qué es extraño? – Alzando su suéter y repartiendo más besos por debajo de su escote hasta llegar entre medio de sus senos, el cual dio una lamida sorprendiendo a la gemela.

- ¡Ah! – Empujando al demonio mientras retrocedía al otro lado del colchón. – Espera, espera... no. – Dijo asustada cubriéndose con sus brazos el escote de su vestido. – No estoy lista.

- Solo estamos probando un terreno nuevo. – Tarareando una risa. – Ven, acércate pequeña. – Llamando con un dedo que lo movía de adelante hacia atrás.

- Kill... - Viendo al demonio. - No soy como... Wendy o Pyronica. – Menciono la castaña admirando su cuerpo. – No tengo bonito cuerpo. Tú lo has dicho siempre... este no es mi estilo. – Tocando su vestido rosa. – No soy tan femenina, me gustan los suéteres y tener pantaloncillos debajo de mi falda, me gusta los peluches lindos y suavecitos más no uso maquillaje o no soy muy popular en mi escuela. Sé que suelo ser irritante y enojarme con facilidad si alguien no le gusta mi estilo o mis preferencias. Suelo ser de momentos una tonta enamoradiza. – Dijo ella. – Incluso me gusta Patotective.... Y me gusta comer dulces de koalas a montón.

Comenzó a sollozar derramando lágrimas de sus ojos avellanados, mientras abrazaba sus rodillas.

- Lo siento, Kill. – Menciono en un susurro. – No soy bonita, entiendo si estás enojado por actuar de esta manera. Pero.... Yo quiero ser algo linda y no tener que pasar por esto, más si no me siento segura, de que... te guste.

- Vaya y casi lo hago con una marimacha llorona. – Comento mientras se levantaba del colchón y caminaba hacia la puerta. – Me iba dar asco por hacerlo con una niñata que no tiene cuidado en su persona. –Dijo con seriedad. – Cierto no tienes las tetas grandes de la pelirroja ni mucho menos un culo tan bueno como el de una súcubo. Ni la figura de la riquilla de la Noroeste. Oh el cabello tan lacio o sedoso como tú amiga la coreana rara.

- No tienes que decírmelo bruto. – Mirando con furia al demonio. – Deberías tener más empatía y decir lo siento.

- Eso no escucharas de mí. – Menciono. – Soy un demonio y digo muchas cosas. – Soltando una risa cínica. – No tienes la belleza de esas chicas que te mencione. – Fulmino con su mirada. – Y aun con su ayuda no pueden sacar algo decente de ti.

- Ni se porque te estoy escuchando, eres un grosero. – Se levantó de la cama tomando su suéter. – Yo debería regresar a casa.

- Hazlo – Dijo el pelirrojo abriendo la puerta de la habitación. – Sal y mójate en la lluvia, tal vez así cubras tus lloriqueos.

- No regresare, estúpido. – Dijo ella – Puedes destruir este lugar, ya no regresare ni a practicar ni tener estas discusiones contigo, por fin puedes estar solo por la eternidad.

- Eso es lo que buscaba soledad. – Afirmo – Destruiste mi Raromagedon y me desterraron a un maldito extremo del bosque, y lo peor de todo es que cerraron las malditas brechas dimensionales. Pero ¿Qué crees? ¡estoy a gusto sin molestias!, los Pines son unos malditos infelices.

- ¡Qué bien que te hayamos desterrado, nadie te extraña! – Dijo furiosa. – Estamos felices en el pueblo sin un demonio tan molesto como tú.

La castaña paso enseguida del demonio de los sueños bajando las escaleras que rechinaban con fuerza, mientras era seguida por el pelirrojo.

- Ojala te hagas amigo de las ratas y mapaches, se parecen a ti.

- ¡Eso haré!, mi propio ejército de roedores. – Dijo molesto el demonio. – Buscare la forma de quitar los malditos sellos que pusieron, no me importa cuánto tiempo me tome.

- Adelante hazlo, a ver si así te liberas.

- Y lo primero que haré cuando sea libre. – Tomando del brazo a la menor antes de que saliera. – Sera llevarte conmigo, te guste o no.

- ¿Qué? – Sintiendo el apretón del pelirrojo para llevarla adentro de la casa y cerrar la puerta, acorralándola contra la pared. – Pero... ¿Qué...?

- Te llevare conmigo Mabel Pines, lejos más lejos de Gravity Falls y no te dejare ir, porque tú me acompañaras quieras o no. – Sujetándola sin tanta fuerza para poder ver sus ojos avellanados tan brillantes y su rostro ruborizado. – Y cuando estemos solos te besare, te tocare, te diré un montón de malditas cosas cursis que de seguro ni sé que decir primero, pero me tragare una maldita botella de jarabe el cual me empalagare para decirte esas frases dulces. – Acariciando su mejilla. – Después... querré hacerte el amor, tener sexo demasiado hasta cansarme y que nos duela la maldita cadera, una y otra vez te tendré en mis brazos y no te dejare ir porque.... pediré que te cases conmigo y hagas un maldito trato de eternidad conmigo. – Menciono cerca de su rostro. – Quedaras embarazada y vas a cargar en tus brazos mi heredero. No uno, varios los cuales nombraremos a cada uno y te dirán mamá con ternura y a mi... papá.

- ¿Estás delirando, Kill? – Soltando una risa. – Entiendo, entiendo... fue buena la broma. – Dijo suspirando y tratando de zafarse de su agarre. – Suficiente de tus bromas y sarcasmos. Esta te salió mejor que las otras. – Soltando una risa. – Fue la mejor que has dicho, por poco me la creo.

- No es ninguna broma, Mabel. – Sujetando su mentón con delicadeza. – Yo lo digo enserio. Estoy harto de esperar y no poder estar contigo.

- Tengo 15 años, que esperas que me case contigo y embarazarme a una edad menor. – Dijo frunciendo el ceño. – No piensas con claridad las cosas, Kill.

- No. – Menciono suspirando de lo cansado de explicar. – Te embarazare cuando tengas 18 años. – Sonriendo ladinamente. – Cuando entre en mi temporada más alta de apareamiento.

- ¿Qué ibas hacer ahorita en la habitación? – Pregunto la castaña aun temerosa.

- Te iba dar una pequeña probada de lo que haremos más adelante – Comento en tono seductor cerca de su oído. – Hay varias formas de tener sexo sin embarazarte.

- Le diré a mi tíos de que andas pervirtiendo a una menor, Dipper te molera a golpes – Menciono.

- Sí, sí... - Acercándose al cuello de la chica a dejar besos fervientes de deseo. – Discutamos después de las aclaraciones ilegales que haré.

- Mmm... Kill – Su suéter fue tirado lejos de sus manos aventándolo en el recibidor de la cabaña. El demonio pelirrojo la pego contra la madera de la puerta mientras besaba su cuello y acariciaba sus brazos con suavidad. Llevo sus manos al pecho fuerte apretando su camisa y suspirando con fuerza.

- Voy a quitar este maldito vestido de encima. – Llevo sus dedos a tirar del cierre del vestido rosa para jalar de un tirón fuerte la prenda rompiéndola a los pies de la chica.

- ¡Ah! – Cubriéndose su pecho desnudo. - ¡Kill! ¡Que no puedes ser más amable!

- Traes un condenado short ¿Quién en su maldita vida se pone un short debajo de un vestido? – Discutió con la adolescente. – No he visto una mujer usar uno debajo de su vestido.

- Te dije que es mi primera vez. – Dijo con las mejillas infladas y sonrojadas. – Mira lo que hiciste imbécil, me costó tres mesadas de domingo. – Viendo la prenda destrozada.

- Estas rompiendo la atmosfera – Comento de brazos cruzados. – El vestido no sirve – Pateándolo lejos de ellos.

- ¡KILL! – Dándole un puñetazo en el rostro. – Eres un tonto, tomate de mierda.

- Te daré otro. – Tomando sus muñecas y clavándolas a la pared. – Uno más bonito y sexy, el cual utilices cada vez que vengas a verme. – Besando sus mejillas.

- ¿Cómo estas tan seguro que vendré a verte? – Sintiendo los besos húmedos del demonio bajar por su quijada y parte de su cuello.

- Porque si no vienes, yo cuando salga te raptare. – Mordiendo suavemente sus hombros. – Y no me importara que tanto te ocultes, te encontrare Estrella fugaz.

- Estas amenazándome. – Llevando sus manos a tirar de los botones de su camisa, rompiendo algunos a su paso. Dejando visible el pecho y el abdomen formado del demonio, un deleite de musculatura y con un físico marcado en su torso.

- Adelante no me preocupo por una prenda. – Sonrió maliciosamente. – En un momento no la necesitaremos.

- Oh Dios.... – Sonrojada. – Definitivamente no puedo.... – Dijo avergonzada de la situación.

Mabel retrocedió al lado de la pared cubriéndose su pecho, corrió hacia el pasillo desgastado siendo atrapada entre los brazos del pelirrojo alzándola al aire.

- No, no.... Kill bájame. – Pataleo la chica siendo acercada al cuerpo del sujeto. – ¡Bájame!, ya sé que no debí meterme con tu camisa. ¡En realidad no estoy lista! No sé qué hacer, bájame.

- ¿Quieres bajar? – La coloco en el suelo empujándola contra la pared del pasillo quedando atrás de ella sujetándola de su cintura. Utilizando sus garras afiladas para cortar el short.

- No mis short, son mis favoritos. – Sintiendo el aliento caliente del demonio golpear su nuca y parte de su oído. – Kill... ¿puedes calmar tu excitación?

- No... - Menciono en tono ronco. – Estorban estos... – Acariciando su abdomen con ternura escuchando los dulces suspiros de la menor, que esperaba ansiosa por su toque. – No lo necesitaremos más.

- Me aprietas. – Se quejó la menor antes de escuchar cómo se habría la hebilla de unos pantalones y tiraban de un cinturón de cuero, una bragueta descomprimía el cierre de la tela sintiendo un bulto duro golpear en su trasero. Restregando contra sus nalgas y sujetando sus caderas alzando un poco hacia arriba, mientras una mano acaricia su pequeño sexo cubierto con sus bragas de algodón. - ¿K-Kill...? Umm... ahh. – Los dedos del mayor tocaban por encima frotando su hendidura entre sus labios humedecidos, mojando la ropa interior de la menor. Mabel sentía su corazón latir con fuerza y rapidez todo era una sensación nueva que creaba un escalofrió agradable en su piel.

- Te gusta. – Lamiendo el lóbulo de su oído hasta morderlo. – Sientes aquello. – Frotando su erección contra su trasero haciendo una leve simulación de penetración. – Quiere estar dentro en tu pequeña vagina, Estrella fugaz.

- Me prometiste no embarazarme. – Gimió la chica ladeando la mirada para toparse con aquel orbe seductor de color escarlata brillante con gris oscuro, notando esa pupila afilada que la miraba con deseo y lujuria.

- No significa que no puedas probar un poco de enfrente. – Apretando su agarre en su cadera y parte de su sexo, restregando toda su longitud en su pequeño y redondo trasero. Escucharía a su hermosa estrella fugaz gemir de sus labios rosados de forma melódica, admirando su rostro sonrojado y su mirada brillante que despertaba sus más oscuros secretos. – Hay varias maneras de divertirse. – Soltó una risa cantarina mientras colocaba un beso en su nuca.

- ¿Cómo cuáles? – Acariciando sus antebrazos fuertes que la sujetaban.

- Tener sexo seco, un poco de pussy job o Dry hummping solo para romper la tensión. – Llevando sus manos a masajear sus senos y apretándolos con suavidad, tirando de sus pezones rosados rodándolos y pellizcando. – En el cual puedes ver qué tipo de posición te conviene.

- Ahh... No tires tan fuerte. – Haciendo un mohín con sus labios.

- Eres muy sensible. – besando su cuello. – Pero tus botones son tentadores.

Kill restregó sus caderas dando empujones en forma de embestidas, la chica se irguió recargando su rostro en la pared de madera y parte del torso del sujeto. Sintiendo las manos de Kill apretar y masajear sus senos pequeños y redondos de manera necesitada y apasionada. La castaña se sonrojo más adquiriendo el color de la granada en sus pómulos, no paraba de gemir y pegarse un poco más a su cuerpo. Estaba tan inmersa en ese pequeño placer que ni se dio cuenta cuando Kill rompió la tela de sus bragas cayendo al suelo.

La cabaña solo era cubierta por el sonido de sus gemidos y suspiros, poco a poco perdía la luz de afuera, ya que oscurecía. Mabel nunca fue de gustarle la oscuridad y prácticamente no se quedaba tan tarde con Kill, siempre regresaba antes de que anocheciera.

El demonio chasqueo los dedos he hizo aparecer velas cubiertas con un fuego verdoso con blanco, iluminando las habitaciones del lugar. Mabel sonrió tímidamente viendo la atmosfera que había creado, muy pocas veces había leído estas escenas en las novelas de su amiga Grenda. Pero nuevamente le hizo soltar un jadeo cuando Kill froto un punto que la hizo temblar de pies a cabeza.

Un giro la hizo voltearse retachándola contra la madera áspera de la pared, el pelirrojo la levanto en sus brazos atrayendo sus muslos y sus delicadas piernas a envolverlo en su cintura. Mabel sintió el cambio brusco de elevación aferrándose al torso masculino del mayor y parte de sus hombros.

- K-Kill... ¿Qué haces? – Dijo avergonzada la chica mirando la extraña posición en la que estaba.

El demonio bajo más sus pantalones hasta sus rodillas dejándose los bóxer puestos, levanto a la castaña entre sus brazos sosteniéndola de su trasero y espalda.

- Sera muy placentero verte cuando te corras a la primera.

- ¿Correrme?- No entendía lo que significaba.

Kill bajo las caderas de la castaña rozando sus pliegues humedecidos contra su excitación tocando aquel bulto grande y erecto. La pequeña soltó un gimoteo cuando su clítoris rozo contra la tela y la erección de su miembro, regresando ese mismo movimiento hacia arriba pero de forma más notoria. Sus senos se restregaban con los pectorales del chico y la entrada de su vagina se estimulaba contra cada empujón y fricción en sus sexos.

- Ahh... ahh... ve lento. – Apegando su rostro al hueco de su cuello. – Kill... Kill... mmm....

- Que rápido te mojas y eso que solo estoy dándote una probada de lo que viene – Besando su frente.

Mabel movía su ingle siguiendo el vaivén caliente que hacía el pelirrojo, mordió sus labios pasando la humedad de su vagina contra la longitud oculta del bóxer. Se imaginaba que era largo y bastante grande y grueso puesto que cada vez que Kill la bajaba tardaba en regresar arriba. Apego su cuerpo al del demonio gimiendo cerca de su cuello soltando uno que otro ronroneo combinado con sus suspiros, el pelirrojo no dejaba de besar sus hombros y parte de su clavícula dejando chupones rojizos que tardarían en quitarse y se harían visible a cualquiera que la viera. Rozo sus colmillos provocando erizar su piel. La diferencia de alturas era bastante evidente cuando el demonio la abrazo con fuerza y se encorvo aumentando la fricción y el frotamiento contra su entrepierna, jadeando un poco más ronco.

Mabel tuvo la oportunidad de abrazar más su espalda y clavar sus talones en sus caderas, su pecho botaba contra los empujes y su sexo palpitaba dolorosamente, estaba a punto de llegar más no sabía que era. Noto las facciones del demonio pelirrojo cerca de su rostro, pómulos bien definidos al igual que sus labios que mostraban una pequeña vista de sus colmillos, su parche cubriendo su ojo izquierdo y parte de sus mejillas cubiertas de un rubor rojizo.

- Kill... bésame. – rogo la menor sintiendo sus paredes contraerse y temblar. – Bésame...

- Mabel – Beso sus labios hambrientamente moviéndolos y rozando con fuerza. Entre pequeños suspiros, sintió algo caliente mojar la tela de su bóxer. Un grito lanzo la castaña contra el beso mientras temblaba en sus brazos ante los espasmos, había llegado a su primer orgasmo. Beso su mejilla abrazándola contra su pecho. – Eso querida, es tu anhelado orgasmo.

- Guau... eso fue muy rico... – Colocando una sonrisa boba en sus labios. – Fue bueno... jamás me imagine que se sintiera tan rápido y emocionante. – Respirando con un poco de rapidez.

- Sí. – Brillando su orbe intensamente. Bajo el bóxer quitándoselo para dejar descubierto su pene erecto. – Pero no hemos terminado.

- ¿No fue eso sexo? – Pregunto ella antes de sentir el miembro desnudo y duro del demonio golpear su vientre plano. – Oh cielos... eso es un... ¿Pene? – Dijo roja como una cereza.

- Ya te divertiste. – Dijo con lujuria en su voz. – Ahora es mi turno. – Besando sus labios.

El demonio froto su pelvis contra la ingle de la menor, sintiendo aquella dulce lubricación en sus labios lisos. Un gemido gutural escapo al probar la vagina blandita de su estrella fugaz, se deslizo sobre encima de sus pliegues golpeando su perlita hinchada contra el frenillo de su glande, gozando del contacto cálido. La apego contra la pared rugosa recargándola para tocar sus senos y lamer su pecho, frotando su pene de forma insistente contra la entrada de su vagina.

- Kill ahh... no lamas – Sintiendo vergüenza al ver como el chico tiraba y masajeaba su seno izquierdo, mientras que el derecho lo lamía con su lengua húmeda chupando su aureola y mordiendo su pezón rosado para después succionarlo con fuerza, amamantando su seno. La chica pasaba sus manos acariciando sus cabellos y tirando de los mechones rojizos, buscando consuelo en sus caricias. – Mmm... chupas como un bebé. – Dijo la menor.

- Vete acostumbrando que amantaras a nuestros niños. – Dijo – Pero más a mí.

- Tonto.

- A lo mejor te crece el pecho. - Continuando con su seno derecho para dejarlo cubierto de saliva y chupetones rojizos, con los pezones alzados y erectos. – Yo los masajeare todos los días estas preciosuras.

- Mm... eres un pervertido. – Abrazando su pecho – ¡Ahh! Kill – Sintiendo aumentar su molida en su entrepierna.

- Joder... Mabel, necesito entrar y sentirte. – Separo los labios de su sexo penetrando con la punta de su glande su pequeño canal estrecho.

- Ay...Ahh... ahh – Apretando sus brazos – K-K...ill – Sentía que la partiría en dos cuando entro la mitad de su pene a su vagina, desgarrando su membrana virginal y contrayéndose en su intrusión. Era grande y caliente y solo era la punta. – No... puedo...

- Dolerá y lo disfrutaras. – Dio una estocada, levantando el muslo de su pierna derecha adentrando su pene por completo y escuchando los gritos de dolor de su pequeña castaña.

- Duele... duele... me duele – Lloro la menor tratando de empujarlo. – Kill duele mucho.

- Mabel – Arrastro su miembro sacándolo y dando un empujón fuerte por dentro, comenzando un vaivén lento en sus caderas. Sintiendo lo estrecho y apretado de su entrada al ser embestida.

- ¡AAAH! – La chica lloro y gimió adolorida sintiendo el grosor del miembro desgarrar y llevarse su inocencia, rompiendo la membrana de su himen. Al punto que sus paredes apretaban el miembro del mayor. - ¡KILL!

Kill la clavo en la pared invocando sus sombra para sujetar sus brazos evitando que empujara lejos de él, afirmo el agarre de sus caderas embistiéndola lenta y profunda. Bajándola y subiéndola a un ritmo en sus penetraciones. Observo la sangre que bajaba de su trasero y ensuciaba su piel. El demonio sonrió satisfecho viendo que fue el primero en tener su preciada virginidad.

- Perdona. – Besando su sien. – Jamás lo había hecho con una virgen, son muy pocas. – Aclaro. – Casi todas están preparadas y no se lesionan el himen. – Embistiendo lento. – Pero debo decirte que aprietas deliciosamente, y que solo me provocas que te coja sin piedad. – Jadeo excitado al ver sus sexos unidos. – Pero es tu primera, iremos a un ritmo suave para ti, Estrella fugaz.

- Por favor... ve suave. – Suplico. – Kill... por favor, lento ah, ah, ah... Kill..

Disfrutaba de empujar y sentir las paredes deliciosas de su amada castaña abrazar su miembro en su interior, su pecho redondo y en desarrollo botando como dos masas blandas y esponjosas. Kill entró de lleno hasta el fondo abarcando cada espacio hasta tocar la entrada de su útero, casi pasando el cérvix. El demonio no paraba de gruñir del éxtasis, cada golpe y desliz era un delicioso regalo placentero.

- - Kill... ¡Ahg!... – Sollozaba sintiendo sus lágrimas caer y mirarlo con suplica y dolor. – Ah, ah, ah, ah....

- - Shh... tranquila. – Besando sus mejillas y lamiendo sus lágrimas. – El dolor pasara pronto querida humana.

Recargo su rostro en su pecho jadeando con fuerza y sintiendo el brusco contacto, las caricias del pelirrojo en su trasero y parte de su cintura la reconfortaban. Su entrada se cubría de más lubricación haciendo más resbaladizas sus penetraciones y creando ese sonido lascivo de chapoteo en su interior. Mabel pronto comenzó a gemir más suave y jadear de forma necesitada. La pierna izquierda de la adolescente lo atraía apegando más el contacto, su dulce mirada lo llamaba.

- Más... más Kill... más. – Gimió la menor al bajar sus lágrimas y entrecerrar sus ojos. – Más rápido.

- Hace un momento llorabas y me pedias que me detuviera. – Soltando una risa burlona. – ¿Ahora quieres más? Tranquila voy...

- ¡Cállate y dame más! – Demando la chica con una voz irritada. – Tus... e-estú...pidas ataduras m-me... tienen aquíííí. – Jadeo la chica furiosa.

- Es lo emocionante del asunto Estrella fugaz, esperar a que ruegues y gimas por más. – Abrazando su espalda y levantando sus piernas a sus brazos, siendo una pinza de agarre contra sus cuerpos, la menor arqueo su espalda soltando un gemido agudo y alto. - Mabel...

- Kiiiill carajo... - soltó un jadeo fuerte al sentir como aumentaba las embestidas siendo salvajes y bruscas en aquel punto que la hacía tocar el cielo. – Kill... ah, ah, ah, ah Dios mío... ahhh. – La pared rozaba la piel de sus omoplatos y espalda sintiendo las astillas y la madera podrida lastimar y abrasar su espalda dejando una zona erosionada y rojiza, pero poco le importaba al estar recibiendo su primera vez en su cuerpo virgen. - ¡Ahg! ¡ahh!, ¡KILL! No pares... no pares...

- ¡Mabel! Maldición.... condenada mocosa. – Golpeando fuertemente sus caderas que retachaban con su trasero y parte de sus muslos, estaba sumido en ese place cuando fue escuchando un "crack" en la pared avisando que pronto se quebraría la madera. Chasqueo los dedos liberándola y la movió inmediatamente a la chica al ver la grieta en la pared del pasillo, un poco más y caerían en el suelo. Siguió balanceando las caderas de la castaña hasta llevarla a la mesa donde tiro todo lo que trajo, acostándola.

- Kill ¿Qué rayos haces? – Miro la chica adolorida de sus muñecas y el brusco movimiento, sin entender porque habían abandonado la pared.

- Cogerte. – Llevando las piernas esbeltas de la menor encima de sus hombros. Teniendo un contacto íntimo en sus sexos siendo profundas las embestidas. – Carajo... Mmhg... ah, ah... - Sus genitales chocaban con fuerza y aun ritmo de palmadas fuertes.

- Kill.... los dulces. – Mirando las golosinas tiradas al igual que la botella de vino que termino desquebrajada. – Bruto.

- Créeme que el único dulce que quiero comer en este momento, eres tú. – penetrándola con dureza y rapidez.

Mabel sentía su vientre temblar y contraerse ante esos inevitables espasmos, cada rincón de sus nervios sensitivos la hacían caer en el deseo de las estocadas rudas y precisas del demonio. La mesa soltaba un rechinido en la madera vieja. Los testículos de Kill golpeaban mucho su trasero y su miembro abarcaba cada rincón de su interior, juraría que veía un bulto leve en su vientre de lo grande que era la longitud de su pene. Sus cuerpos sudados y perlados cubriéndose con el calor del ambiente, y los mechones de sus cabellos revueltos de tanto movimiento. Raspo con sus uñas la tabla y sus gemidos iban de lo alto a lo más bajo. El rostro de Kill se escondía en su cuello lamiendo y besando con deseo, mordiendo cada pequeña porción dejando marcas en su lechosa piel, señal de que la había reclamado.

Los besos eran cortos y suaves entre respiraciones rápidas y sus alientos chocando contra cada gemido. Ella cerraba los ojos y se dejaba embriagar ante las embestidas y caricias en su cuerpo.

La mesa se arrastraba cuando daba fuertes empujones en su interior, tocando ese famoso punto G que la hizo gritar de éxtasis y convulsionar de placer. El pelirrojo veía a su amada sudorosa y con lágrimas en el rostro adornando ese sonrojo. Era demasiado atractiva para su vista. Su pene palpitaba y se anclaba más en su interior, recordó de lo que la chica le pidió. Dio unas cuantas embestidas rápidas y cuatro lentas y profundas, gruñendo de placer. Salió de su vagina levemente rojiza e irritada sujetando su miembro erecto al aire y bombeando con su mano de arriba hacia abajo con rapidez frente a la menor.

Mabel miro extrañada por lo que hacía viendo al demonio masturbarse frente a ella, un acto muy erótico y penoso al no saber qué hacer en ese momento. Más se limitó a observarlo jadeante y deseando que volviera a entrar en ella. El pelirrojo la empujo con una mano sobre la mesa y término derramando su líquido seminal en chorros largos entre su abdomen y un poco en sus senos.

La chica exclamo un poco sorprendida por la cantidad de semen caliente que cayó en su cuerpo, era como si el demonio se hubiera guardado todo ese esperma para ella. Él semen de Kill se vertió en parte de su cuerpo y escurría por los lados de su tórax y vientre.

- ¿Este es tú semilla? – Dijo apenada en un sonrojo hasta las orejas.

- Sí. – Dijo jadeoso y soltando un gemido ronco. – Necesitaba correrme.

- Es bastante – Tocando el líquido espeso y blanco.

- Te ves muy sexy estrella fugaz, manchada con mi esencia. – Besando sus labios de forma profunda, adentrando su lengua en la boca de la chica quien apenas lo recibió tímidamente, jugando con su lengua y haciendo una danza erótica. A punto de romper su beso y dejar un sendero de saliva conectando en sus bocas.

- Pásame una paleta. – Dijo coqueta la chica.

- ¿Por qué quieres dulces?

- Ya lo sabrás. – Mostrando una sensualidad traviesa en sus palabras.

El demonio hizo levitar el caramelo antes de ver a la castaña tomar una paleta y quitar la envoltura dejando a la vista un caramelo rojo en forma de bola. Lamio la punta metiéndolo a la boca para humedecer el dulce y haciendo sonidos de satisfacción y gusto por el caramelo de sabor fresa. Kill miraba embobado y excitado a la menor hacer un sex food ante su mirada. La chica prácticamente jugaba con fuego y lo provocaba.

Ella saco la paleta haciendo un "pop" en sus labios y recogió con el dulce el semen que derramo en su pecho, introduciendo el caramelo de regreso a su boca.

- Sabe delicioso, puedo acostumbrarme. – Dijo con timidez en sus mejillas. – Después de nuestra pelea, un poco de sexo. – Picando con el caramelo la nariz del pelirrojo. – No crees, Kill~

- Mejor prefiero el... sexo rudo. – Mordiendo el caramelo sabor a fresa. – Tú y yo sobre las colchonetas haciendo los golpes más fuertes y placenteros. – Tocando su piel cubierta de hematomas violetas. – En vez de ser verdes o lilas, porque no rojos y morados con nuestras marcas.

- No seas tan pervertido. – Sonrojándose. – Apenas es mi primera vez.

- Aún sigo duro y caliente. – Cargándola entre sus brazos siendo correspondido por un suave gemido de la fémina. – Vamos a resolver esto en el viejo colchón de arriba.

- La casa se desmorona y tú quieres coger. – Escuchando las goteras haciendo charcos en el piso.

- Nosotros elegimos este lugar, Estrella fugaz. – Caminando por los escalones haciendo un rechinido. – Ten en cuenta que hay que reparar las escaleras.

- Y la pared. – Menciono la castaña. – No queremos mapaches.

- No vendría mal una chimenea en la nueva decoración.

- ¿De dónde sacaras una chimenea?

- Soy un demonio de los sueños. – Sonrió. – Si yo quisiera me traigo mi castillo.

- Jejeje

El demonio abrió la puerta de la habitación dejando la castaña en la cama, las caricias reanudaron y los besos calientes aumentaron. Mabel acariciaba los pectorales y bíceps del demonio, era nerviosa en tocar más pero cada vez que ella se detenía, Kill la tocaba lujuriosamente. Entre apretones y pellizcos en sus brazos y parte de sus senos.

- ¡Ouch! – Se quejó la menor. – Kill, cálmate bestia salvaje.

- Toca más. – Susurro seductor en su oído – Oh si no, comenzare a morder.

- No si lo hago primero. – La menor se abalanzo sobre el pelirrojo colocando besos y caricias por su pecho y cuello, sus manos frotaban por su torso marcado recorriendo con sus dedos cada cuadrito de sus ABS al punto de llegar por el cinturón de adonis, marcando con la yema de su dedo índice la "V" hasta el nacimiento de la base de su pene erguido. – Yo...

- Sigue tocando... – Le animo el demonio mientras acariciaba su trasero. – Sí te detienes yo me moveré y haré lo que se me plazca. – Relamiéndose los labios, para adentrar dos dedos en la vagina de la menor.

- Ahhh... - La sintió la intrusión de sus dedos moviéndolos de adentro hacia afuera de forma lenta. Cerró sus ojos dejándose llevar por el contacto, era exquisito como aquel demonio podía masturbarla de esa forma tan simple. Regreso a la realidad cuando en la palma de su mano golpeo la cabeza de su pene. Tocando el caparazón gordo y rosado de su glande. – Es bastante grande. – Frotando su tallo con sus manos masturbando un poco su miembro cubriéndose de su semilla previa siendo resbaladizos sus movimientos. – ¿Te gusta?

- Ahh... Mabel – Llamo el pelirrojo moviendo sus dedos ahora al rosado anillo de su ano, frotando y adentrando un dedo en su estrecho agujero apretado.

- ¡Auuh! – Miro al demonio con los ojos perdidos en el placer. – Kill...

- Voy a cogerte y te hare gritar mi nombre.

- Sí... - La menor se rindió cayendo encima de su pecho, disfrutando de como sus dedos se frotaban y estiraba su agujero haciéndolo grande. Ella no podía seguir dándole placer al pelirrojo deteniendo sus movimientos y gimiendo ante el repentino toque.

Kill jugo con las secreciones lubricando su entrada volviéndola resbaladiza, se posiciono atrás de la adolescente colocándola en cuatro y con el trasero al aire. Una nalgada le dio provocando un gemido en la chica. Su glande se introducía y salía creando tensión sexual en el ambiente.

- Kill... - Rogo la chica – Mételo, por favor.

- Mabel te diré que no es como el sexo vaginal – Sonrió de forma cínica y sádica. Apretó sus nalgas y se introdujo completamente provocando un grito doloroso en la menor. – Sexo anal es muy placentero y doloroso si es por primera vez, querida.

Mabel se arrepintió de pedir que lo metiera se aferró a las sabanas sintiendo el pene del mayor empujar y salir sintiendo las paredes muy sensibles y ardientes. Las primeras embestidas fueron lentas y suaves al punto que la castaña gemía alto y derramaba lagrimas acostumbrándose a su tamaño. Un sonido obsceno se producía entre el choque de sus nalgas con la pelvis masculina y los testículos que golpeaban sus muslos. Fuero minutos placenteros en que Kill disfrutaba de ver a la fémina a su merced con el rostro rojo.

- ¡Mabel! – Gruño el demonio excitado de más. Lo cual la chica pudo comprender que lo siguiente no podría pararlo. - ¡Ah, ah, ah!

Ella fue empujada del torso y parte de su cuello al colchón, mientras que Kill aumentaba la fuerza e intensidad en sus penetraciones. Estaba arrodillado de una sola pierna y la otra creando un soporte con el que se clavaba con fuerza siendo profundas. Sus sexos sonaban con cada golpe y el chapoteo de su lubricación.

Ambos jadeaban y gemían tan altos que traspasaba de momentos la lluvia, la cama haciendo chirridos en la base de metal, el colchón aguantando la intensidad de sus actos. Sabanas desdobladas y arrugadas por las manos de la chica, que recibía las estocadas que la hacían llegar a su pleno éxtasis y placer. Gritos roncos y lágrimas que se perdían en sus mejillas rojas y perladas por el sudor.

El demonio disfrutaba de profanarla y perforar su interior con las fuertes estocadas de su miembro. Acaricio los pechos de la menor apretándolos acercándose a besar sus omoplatos y parte de su espalda. Sus manos recorrieron por debajo de su torso hasta llegar a su vientre, masajeo sus muslos y subió a sus nalgas apretándolas y encajando sus uñas con fuerza. No paraba de murmurar lo mucho que disfrutaba su interior y como la amaba.

Kill la volteo teniéndola boca arriba, abrazando su cintura y parte de sus hombros se aferró al colchón y la arremetió con intensidad con la base de la cama, meciéndose y golpeando con la cabecera la pared. Ella aruñaba su espalda y parte sus costados, jadeaba de forma celestial al punto de envolver sus piernas a su torso, clavándolas en su espalda baja. Su ano rozaba y se tornaba rojo ante las penetraciones intensas, posiblemente mañana dolería su cadera y su columna, pero no negaba que disfrutaba de gritar y gemir por las embestidas del demonio disfrutando su miembro dotado.

Sus cuerpos fueron agarrando calor y sofocándose ante sus suspiros de placer y gozo. Pronto terminaría de anochecer y la lluvia seria lo único que quedaría como ambiente romántico. Kill miraba el rostro de su amada disfrutar del momento, la beso en los labios probando más de su dulce sabor. Soltó una risa pensando en la cara que pondrá su enemigo Seis dedos cuando se entere que se cogió a su sobrina nieta, y no solo cogerla sino que también lo mantuvo oculto por tres años enteros.

- Kill... Kill... Kill – La menor sentía llegar a su clímax abrazándose del cuello al pelirrojo. – Me corro...

- No eres la única. – Aumentando la velocidad de sus estocadas, siendo difícil por lo apretado de sus paredes que succionaba y aprisionaban su pene. Una sensación que le causó furor y acaloradamente el placer de hacer sus empujones más sensitivo. Su pene palpitaba enterrándose más en esa cavidad caliente. – Recíbeme preciosa.

- ¡AHH! – La castaña se removió sintiendo el peso del pelirrojo, antes de sentir el líquido caliente y seminal dentro de él golpeando sus paredes y llenándola más. – Kill... está entrando... ¡Ahh! Tú semen...

- Mabel. – besando su mejilla. –Tranquila preciosa.

- Mmm... sí. – Asintiendo y abrazándolo con fuerza.

Kill embistió un poco liberando su semen al punto de salir de ella y derramar más sobre su abdomen. Mabel quedo recostada de lado en el colchón con el líquido seminal saliendo en gran cantidad sobre su agujero, derramándose y deslizándose por sus muslos parte de su trasero. Kill la abrazo de la cintura en forma de cuchara soltando un suspiro de satisfacción y colocando besos sobre sus hombros lesionados en chupetones y hematomas.

- Quédate. – Acariciando su cuerpo con suavidad, no quería que esa adolescente se fuera de su lado. – Quédate aquí conmigo, Mabel. Quédate esta noche conmigo.

- Mmm... sí, lo haré... – Acercándose más a recibir su calor.

Estaba muy cansada de su pequeña velada, se acurruco en los brazos del demonio de los sueños dejando que este la cubriera con la sabana sus cuerpos desnudos. Necesitarían cubrirse del frío de la noche por lo que se quedaron abrazados proporcionándose calor, mientras que el demonio miraba el rostro sonrojado de un color cereza a su amada, terminaría de verla por el sueño de ella. El sonido de la lluvia los arrullo ambos dejando a los amantes descansar en esa vieja cabaña.

[...]

La mañana siguiente Mabel despertó viendo los rayos del sol colarse en la ventana de esa habitación, se estiro un poco sintiendo los músculos entumecidos cuando sintió unos dedos acariciar su vientre.

- ¿Kill? – Viendo al demonio despeinado y con el parche desaliñado. – Quede afónica. – Diciendo cansada de su voz y algo reseca.

- Tuve un buen sexo. – Revolviéndose sus cabellos rojizos. – ¡Por satanás! fue el mejor. – Relamiéndose y suspirando satisfecho de lo que hicieron. – Quiero repetir un poco más. – Se acercó a la menor repartiendo besos en su cuello.

- Espera, espera... – Deteniéndolo. - ¿Qué hora es?

- ¿A quién le importa la hora? – Viendo a la menor con deseo. – Vamos a repetir aquí en la cama.

- ¡No! – Se levantó asustada. – No regrese a la cabaña.

- ¿Eso es malo? – Picando su abdomen. – Estas aquí conmigo. – Atrayendo su cuerpo hacía el colchón y subiéndose encima de ella. Mientras abría sus piernas. – Estamos juntos en esta cama. – Acariciando la cara interna de sus muslos. – Ahora... ¿Qué quieres que te haga? ¿Quieres te lama el sexo? O ¿Nos masturbamos?

- ¡No! – Dijo sonrojada la menor. – Kill esto es malo.

- Malo sería que no estuviéramos cogiendo, como rutina matutina. – Menciono en tono seductor. - Vamos... estamos en la cama desnudos y muy activos.

- Sí, sí, sí todo lo que dices es muy tentativo. – Sin saber a qué se refería Kill con lamer su sexo, pero no se quedaría averiguarlo. – Pero sino regreso Dipper buscara por esta parte del bosque. – Le dio un manotazo al demonio ya que no escuchaba y empezaba a frotar su clítoris. Lo empujo con fuerza quejándose del dolor en su espalda. – Aparte no quiero que busque aquí... - Se levantó adolorida la chica de sus muslos. Mientras buscaba ropa o algo que ponerse. – Kill necesito ropa.

- Vete desnuda.

- Estúpido, ¡ayúdame! – Le reprocho. – Enserio Dorito necesito ropa o Dipper te vera y entonces...

- Te preocupas por mí. – diciendo con burla. – Que venga Pino y así más rápidamente Seis dedos me llevara de regreso a la dimensión de las pesadillas y tú vendrás conmigo.

- Kill. – le fulmino con la mirada.

- ¿Es necesario?

- ¡Dame ropa!

El demonio chasqueo los dedos invocando un conjunto muy conocido para la castaña al recordar su vieja vestimenta.

- ¿Esto?.... hace tiempo que no me lo pongo, casi desde que tenía doce.

- Eso o nada. – Levantando una ceja picara.

- Eres un pervertido de primera. – Viendo los pantis de gatito y el brasier rosa que hacia conjunto.

- Solo una más de esas fantasías – Observando como la menor se cambiaba frente a sus ojos. Colocándose su viejo conjunto cuando la conoció. – Perfecto. – Se levantó chasqueando los dedos y en un dos por tres fue vistiéndose con su traje habitual.

- ¿No pudiste hacer eso conmigo? – Diciendo en un tono iracundo.

- ¿Y perderme el espectáculo? Oh claro que no. – Sonriendo.

- Bien, necesito irme. – Dijo a punto de salir cuando sintió la mano del pelirrojo retener su salida.

- Espera ahí, Estrella. – La acorralo contra la puerta colocando una sonrisa. – Dime que me amas mucho y que volverás.

- Kill, no hay tiempo. – Protesto preocupada la chica, aparte que sentía una enorme vergüenza pronunciar la palabra te amo, sin que este se riera frente a ella.

- Dilo o te retengo. – Susurro cerca de sus labios – Di que regresaras.

- Sabes bien que regreso.

- No ahora que hicimos una relación más íntima.

La menor lo tomo de las solapas de su camisa antes de plantar un beso en sus labios, siendo correspondida con mayor deseo por el pelirrojo. Más tuvo que separarse un poco para recuperar el aliento y hablar.

- Te amo, Kill Cipher. – Acariciando su rostro. – Gracias por darme mi primera vez.

- No será la única vez – Dijo en tono seductor y con una voz aterciopelada. – Queda rememorar el día blanco.

- Pero si fue el día de ayer – Miro extrañada.

- Ese fue el día de San Valentín atrasado. – Sonriendo. – Trae algo cómodo para el día blanco. Sugiero lencería blanca, me gusta que tenga bordado luciría bien en tu escote lechoso.

Mabel sintió su rostro enrojecer antes de escapar de sus brazos y salir por la puerta. Kill soltó una risa antes de ver el desastre que hicieron en la cabaña.

- Bueno, hay que preparar este lugar si voy a estarme cogiendo a Estrellita cada tarde. – Chasqueando los dedos para reparar la cabaña. – Unos cuantos años más y nos largaremos a mi dimensión.

- Señorita Cipher... me agrada la idea. – Sonriendo el pelirrojo. – Debería darle un anillo.

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