𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 𝚇𝙸𝙸
Sus ojos permanecían cerrados, habían pequeños rasguños en su rostro y moretones en sus brazos.
Había perdido la conciencia hace unas horas pero lo recuperó inmediatamente al ser salpicada con agua helada.
Su respiración era agitada, no sabía dónde estaba, cómo llegó ahí, quien la trajo hasta aquí, tenía tantas preguntas en su cabeza, Pero sus pensamientos se detuvieron al ver a una persona de cabellos albinos cortos , piel blanca y unos ojos de un color rosado oscuro.
-Tardaste en despertar -dijo la persona al frente suyo- Levántate, Sukuna-Sama no le gusta esperar...-
-Dónde estoy? Qué hago aquí? Mi hermano debe estar preocupado, él está sólo en casa -dijo la azabache levantándose alarmada pero se percató que sus manos y sus pies estaban encadenadas-
-Eres un sacrificio recibido para Sukuna-Sama, tu pueblo te entregó a él para que Sukuna-Sama no tome control sobre ese terreno, estás aquí por él, si fuera por mí, te dejaría que seas consumida por el fuego mientras estás atada en ese árbol -dijo la persona albina mirándola con indiferencia- Camina -ordenó dándose la vuelta para estar al pie de la salida de la habitación-
La humana se levantó con algo de dificultad y miedo, empezó a caminar lentamente detrás de aquella persona misteriosa.
Tenía una mirada sombría y sin vida, cabello y piel blanca como la Nieve, un yukata blanco que era tapado por un haori negro, sentía esa energía maldita, sabía que no era un ser humano con el que estaba.
Sus fosas nasales se llenaban de un olor putefactro y desagradable, no sabía en dónde se encontraba.
No sabía cómo acabó aquí.
Recordaba ver a unos hombres llegar a su casa repentinamente, la llevaron a rastras a un bosque, recordaba ver las miradas de despreocupación de su padre y después madre, recordaba perfectamente el rostro aterrizado y desesperado de su hermano al ver cómo era llevada lejos de su casa, gritando y rogando que la dejen ir hasta que fue silenciado por su padre quien lo golpeaba fuertemente hasta dejarlo inconsciente.
Esto era la vida real.
Este era su cruel destino.
Estar en un lugar inóspito y sin salida, frente al rey de las maldiciones, inclinándose a él para valorar su vida.
-Cuál es tu nombre? -Escuchó su voz ronca e intimidante-
Sabía que no valdría de nada decir o no su nombre a una criatura sin razón y sin sentimientos como es El Rey De las Maldiciones.
Pero recordaba cuando su hermano aprendía a leer, el siempre le decía que su nombre significaba belleza, eso le había hecho feliz, escuchar a su pequeño hermanito una y otra vez decir su nombre.
-Fuyumi... -habló finalmente mirando a los ojos al ser maldito-
Sus ojos se abrieron al escuchar la voz de Uraume llamarlo. Su respiración era agitada y nerviosa.
Había jurado ver en los ojos de otra persona, veía a través de los ojos de su hermana.
Acarició su cuello lentamente y sintió que algo le faltaba, no estaba su collar. Nunca se sacaba su collar para nada.
Lo buscó rápidamente, de bajo de la cama, por la ventana, en su almohada, incluyendo las esquinas del cuarto, pero no había rastro alguno.
-Uraume, Qué haces? -preguntó el de cabellos rosados al ver a donde se dirigía-
-Voy a entregarle su merienda al humano, Sukuna-Sama -respondió Uraume al instante-
-Yo me encargo de él, tú vete a descansar o lo que sea -dijo agarrando el plato de comida del humano-
-Pero, Sukuna-Sama... -trató de hablar ante la repentina acción del humano-
-Te di una orden -alzó su voz y quedaron en un incómodo silencio-
-Sí, Sukuna-Sama, discúlpeme -se inclinó hacia él mientras este se iba en dirección a los aposentos del humano-
Una vez que Sukuna llegó al cuarto que era para el sacrificio, entró sin previo aviso, ganando así una expresión de sorpresa del humano al verlo ahí.
-S-Sukuna-Sama -el humano se levantó del suelo y se inclinó a él-
-Estás planeando huir otra vez? -preguntó Sukuna al verlo anteriormente en el suelo-
-No, no es eso -negó _____ inmediatamente- yo... Y-yo trataba de encontrar mi collar.... quizá se cayó mientras dormía o no sé... -contestó el chico-
-Hablas de esta piedra? -de su yukata sacó dicho collar-
-Usted qué hace con mi collar? Por qué lo tenía? -preguntó ______ tratando de agarrar el collar Pero Sukuna lo alejó de él-
-Cuida el tono con el que me hablas -lo miró de con un semblante serio- lo encontré tirado, me da curiosidad que cuidas esta piedra más que tú existencia-
-L-Lo lamento, pero ese collar me lo dió mi hermana... Por favor devuélvame mi collar -dijo _______ con un tono suplicante-
Sukuna miró a los ojos cristalinos y suplicantes del chico, esa mirada sumisa y llena de angustia le fascinaba.
-No le veo importancia a esta piedra, no me sirve -soltó el collar dejándolo en el suelo-
Inmediatamente _______ recogió el collar un poco más aliviado.
-Come -entregó la comida del humano-
-Gracias... -tomó la bandeja que había ofrecido-
Empezó a comer mientras era observado por Sukuna, este lo contemplaba fijamente, observaba cada detalle y cada movimiento de él.
Pensaba en aquella noche en la que el humano parecía un incubo, uno al que quería poseer, al que quería domar, al que quería profanar, al que quería besar....
Sus labios, su cuello, su pecho, todo su cuerpo, todo de él quería volver a probar.
-Perdón por mi comportamiento Sukuna-Sama, fue mi irrespetuoso de mi parte -se disculpó ______ arrodillándose ante él dejando el plato a un lado con su mirada en el suelo- Perdóneme amo...-
Esta acción estaba empeorando sus instinto, verlo arrodillado ante él, suplicando su perdón era lo que lo hacía sentir dominante ante él.
Guió una de sus manos a su mentón y lo levantó para que lo mirara a los ojos, viendo esos ojos que lo hipnotizaban.
Su dedo pulgar fue elevándose rozando su labio inferior.
Recordaba como besaba sus labios, no podía imaginar un momento en el que _______ no sea protagonista de sus fantasías sexuales.
-Cámbiate, quiero escucharte en 10 minutos -dijo Sukuna mirándolo tratando de ocultar aquellos deseos carnales-
Sukuna miraba con atención el rostro del humano que tocaba la flauta con determinación y concentración, poco a poco se fue acercando a él mientras lo miraba más de cerca.
______ al sentir esto temblaba en su lugar sintiéndose como un conejo siendo asechado por un lobo que estaba apunto de devorarlo.
Pero quizá de otra forma...
Sukuna recorría su mirada, pensando y recordando al humano debajo suyo suplicando por placer, con su rostro rojizo y lujurioso.
Quizá no debía perder la oportunidad que se le estaba presentando ahora.
Una vez que finalizó, ______ tragó saliva nervioso mientras se postraba hacia Sukuna.
-Ve al baño, necesito que me atiendas -ordenó Sukuna yéndose del salón adelantándose-
-Sukuna-Sama ya estoy aquí... -dijo ______ llegando al baño el cuál Sukuna ya se había adelantado adentrándose al agua-
-Ven -ordenó Sukuna dándole la espalda-
________ se colocó atrás de él mientras tomaba la toalla. Sukuna se giró y vió a _______.
-Desnúdate, ven a bañarte -dijo Sukuna volteándose nuevamente-
-Disculpe Sukuna-Sama, Pero yo ya me bañé antes de tocar para usted -dijo ______ excusándose-
-No te pregunté si te bañaste -tomó con fuerza su antebrazo- Te di una orden y tú tienes que obedecer -habló con una voz tan intimidante que lo hizo sentir escalofríos-
Sukuna una vez que agarró su antebrazo, jaló de este haciéndolo caer al agua.
_____ inmediatamente sacó su cabeza del agua tosiendo desesperadamente en busca de aire.
-A-Amo -dijo ______ Agitadamente-
-No exageres -dijo entre risas al ver al humano empapado con su cabello mojado cubriendo su rostro- Este ofuro mide alrededor de unos 1.70, no es para tanto -agarró al humano sentándolo en su regazo- Así está mejor -acomodó el cabello del humano revelando su hermoso rostro el cuál quedó contemplando un momento-
Se quedó mirando al humano y tomaba en cuenta en la posición en la que estaban, el estaba sentando y lo tenía en sus brazos encima de su regazo,
_____ estaba nervioso y avergonzado ante esto así que no le quedó de otra que quedarse quieto.
Sukuna lo tenía en sus brazos, hizo que ______ retirarse sus prendas de su cuerpo, ya que estaban empapados y él decía que no quería dañar su ropa.
Esa preocupación lo hacía sentir importante para él. Quizá era porque al pobre humano no le regalaban nada, ya era la costumbre.
Su cuerpo desnudo alado del suyo lo hacía sentir ansioso de verlo y no tocarlo.
-Sukuna-Sama yo creo que ya terminé de remojarme -dijo _______ llamándolo para poder irse-
-Ah? -salió de sus pensamientos, no quería que _____ se levantase aún- De qué hablas? Aún estás piojoso, no quiero que estés como puerco en mi reino -dijo Sukuna buscando excusas-
-Puerco? -repitió _____ confundido-
-Así es -aclaró Sukuna- Yo te lavaré -dijo él-
-Q-Qué? N-No, Amo no debe molestarse, yo puedo sólo -dijo ______ alterado ante la propuesta de la maldición -
-Ni hablar, lo más seguro es que te quedará mugre en tu cuerpo, tu cabello seguirá estando sucio, Así que cállate y déjate bañar -dijo Sukuna poniendo de espaldas al humano-
Dicho y hecho, Sukuna empezó a remojar el cabello del humano, desenredándolo con mucho cuidado, no quería lastimarlo.
Enjabonó su cuerpo con cuidado y lentitud, era una forma de sentirlo, pero no del todo como a él le gustaría.
Quería sentir su cuerpo con el suyo otra vez, sentir cada borde de su cuerpo, cada esquina, cada suave tacto de su piel. Quería sentir sus labios, escuchar sus gemidos provenientes de estos, su nombre en jadeos, quería escucharlo suplicar repetidas veces.
-S-Sukuna-Sama... Ya terminó? -dijo ______ en un susurró-
-Ah? A sí, ya terminé -dijo Sukuna tratando de mostrar desinterés-
-Ya me puedo retirar Sukuna-Sama? -preguntó ______ temeroso-
-Yo te llevo a tu cuarto -dijo Sukuna levantándose con _____ en brazos-
-No es necesario amo, p-podría bajarme por favor? -pidió ______ avergonzado ante tal posición y sin su ropa además-
-Y dejar que los esclavos te vean, eres tan profano, no quiero que los distraigas con sus obligaciones o que causes el mismo problema como el de hace 3 años -dijo Sukuna serio recordando con furia a aquel caballero humano que quiso robarse su sacrificio-
-Yo... Yo lo siento... -dijo _____ disculpándose, pues recordaba la muerte de aquel hombre del que se enamoró-
Sukuna no dijo nada, sabía que el humano aún sentía algo por ese caballero, sentía irá, sentía celos de él.
Sukuna sin mucho esfuerzo se colocó la parte inferior de su yukata y los teletransportó a la habitación del humano.
La bajó de sus brazos y ______ buscó algo rápidamente que ponerse puesto a que sentía la mirada de Sukuna sobre él, mientras se vestía sentía su mirada, como si estuviera registrando cada movimiento de él.
Cuando terminó de vestirse ______ volteó a mirarlo, tragando saliva algo temeroso.
-Mañana quiero que me acompañes -dijo Sukuna mirándolo-
-Sí Sukuna-Sama, Pero, dónde iremos? -preguntó el humano-
-No serviría de nada decírtelo, eres un humano que no ha salido de su pueblo, es algo obvio que no reconocerías el lugar al que iremos -habló Sukuna burlándose del humano- Sólo necesitarías tú flauta para que toques para mí cuando estemos descansando-
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