⋆◦★◦⋆Extensa batalla por el poder
Yoongi
Hyunjin sigue sentado en mi cama y ya llevamos más de una hora con las lecciones, de él fue que aprendí todo lo que se del templo budista y todo lo que le he explicado a Park antes. Fue el chico que dejaron a cargo de mí cuando vine. Creo que ningún monje me ha tenido tanta paciencia como él.
Es joven, tiene creo que la edad de Park... no se qué edad tiene por cierto.
Recuerdo que sigue adentro en el baño. Cuando Salí de ahí rápidamente le lleve una toalla para envolverse por lo menos. Solo deseo que Hyunjin se vaya ya, así Jimin podrá salir y vestirse.
Después de lo que parecen horas finalmente Hyunjin se despide de mí y me deja solo "Supuestamente" y lo primero que hago es tomar la ropa de Jimin y dirigirme al baño. Cuando abro la puerta lo encuentro sentado sobre la tapa del retrete envuelto en la toalla, tiene sus ojos cerrados pero los abre de inmediato al verme parado justo frente a él.
—¿Al fin se fue? Creí que dormiría aquí en el baño esta noche —resopla tomando sus cosas y comenzando a vestirse.
—Él es muy insistente. Vístete debes volver a tu vihara —Le digo dándome la vuelta para dejarlo solo.
Sobre la mesa de noche he dejado mi libreta, la tomo y la guardo en el gabinete, Jimin sale del baño unos minutos después cuadro yo ya estoy vestido para dormir. Una simple camiseta blanca y un pantalón flojo de cuadros negro. Se queda pasmado al verme, me pregunto qué tanto pensara, que cosas pasan por su mente.
—¿Quién eres? —suelta dejándose caer sobre el borde de mi cama, yo sigo parado ahí casi a medio vihara.
—Min Yoongi, ya te dije.
Resopla poniendo sus ojos en blanco, me gusta exasperarlo es algo divertido ver como se frustra. Fue divertido en la mañana cuando le di ese recorrido, hacerlo enfadar y dejarlo plantado solo a medio jardín fue lo mejor. Pero en mi defensa Jimin estaba traspasando limites y no precisamente los del templo, los míos. Cuando dijo solo así sin pena alguna que deseaba que lo follara contra el tronco tuve un ataque de ansiedad, quería hacerlo como no tiene idea pero debo ser cuidadoso se supone debo cumplir mi parte del trato con mis padres o mi pequeño Koo pagara por todo. Regresé rápido al vihara a encerrarme al baño y meterme bajo el chorro de agua helada para bajar la calentura.
Pero ahora supongo que ya incumplí parte del trato. No tuve sexo como tal con Jimin pero si nos hice eyacular, eso también tengo prohibido. Fue el voto que tome "obligadamente" al venir aquí: Nada de sexo. Un maldito voto de castidad. Tenía que abstenerme de la actividad sexual en cualquier forma, en contexto para mí, eso es sinónimo de celibato. El estúpido voto que se hace en el marco de la vida consagrada a la religión, junto con los votos de pobreza y obediencia pero yo definitivamente no estaba listo para tomarlos y cuando ya los tenía menos estaba listo para romperlos cuando Jimin vino aquí.
—Te preguntas por que hice lo que hice —Dije haciendo que Jimin voltease a mirarme.
Asintió rápidamente prestando toda la atención del mundo a lo que yo tuviera que decir.
—Es algo que no te incumbe. Creo que a esta hora no hay nadie afuera, puedes irte ya Park Jimin —respondí.
Estaba visiblemente molesto cuando se puso de pie y salió de mi vihara despacio, me dedico una mirada filosa cuando cerró la puerta tras de si. Sonreí divertido.
Jimin no necesitaba mis explicaciones, tuvimos un encuentro sexual casual y ya, yo solo espero sea el ultimo porque de verdad, en serio quiero salir de aquí sin que ocurra nada más. Quiero recuperar mi trabajo y ser libre como era antes, ir por ahí disfrutando del sexo sin ningún compromiso porque yo no estoy hecho para ello.
Al amanecer lo primero que se oye aquí en el templo son los gongs que indican la primera reunión así que es mi señal para levantarme, darme un baño, vestir esta estúpida túnica que me diferencia de los demás monjes porque no soy uno. Soy lo que se define como un laico budista. Solo un practicante separado de las órdenes religiosas, que son devotos de la práctica budista mientras llevan una vida secular. Así como Jimin dijo que era su abuelo.
Los laicos budistas que vienen al templo no necesitan vestir con túnica y eso pero ellos no viven aquí, solo asisten a las ceremonias, en cambio yo si vivo aquí así que se me ordenó usar una túnica con capucha porque tampoco puedo andar ahí con mi cabello revoltoso por todos lados.
Me preparo para salir y lo primero que veo es a Hyunjin parado afuera esperándome pacientemente como todas las mañanas desde que llegué aquí. Ya me he acostumbrado a él, a su presencia, creo que a todo de él, menos a...
—Hyung tengo la maquina ¿Estás listo para raparte la cabeza?
A eso.
—No Hyunjin por milésima vez, no me voy a rapar.
—Pero Hyung, ¿No has pensado en ordenarte finalmente? Anoche saltaste la cena. Creí que ya estabas listo.
Me detengo a medio pasillo porque ambos vamos de camino a la cocina y me pongo frente a él para poder verlo al rostro.
—Solo fue la cena Hyunjin, y fue porque no tenía hambre estaba lleno.
Veo como guarda la dichosa maquina en su bolso. Siempre la carga, a todas horas porque insiste en que me rape la cabeza.
—No entiendo por qué insistes en que me rape —digo rompiendo el silencio mientras entramos al comedor que ahora esta medio vacío.
—Bueno Hyung los monjes budistas se rapan la cabeza como símbolo de su compromiso con el desarrollo espiritual y su renuncia a la vanidad y a la apariencia física —responde pacientemente sentándose frente a mí con nuestras bandejas de comida.
—Hyunjin, se perfectamente que es la tonsura —respondo. Lo aprendí la primera semana que bien aquí. Es como una forma de denunciar las costumbres mundanas y de dejar atrás las preocupaciones del mundo. Significa liberarse.
El afeitado de cabeza es una de las principales características de los monjes budistas, junto con el uso de túnicas. Se considera que la calvicie aumenta la espiritualidad, una creencia que se remonta a las prácticas de Buda sin embargo yo no tengo la mas mínima intención de quedarme calvo, es más, mi cabello está bastante largo ahora. Y no pienso cortarlo ni ordenarme a la vida monástica.
Lo que iba a responder a Hyunjin se queda perdido por algún lugar de mi cerebro cuando veo afuera del comedor a alguien familiar. Jimin camina despacio por el pasillo y va platicando animadamente con un chico laico que viene algunos días a participar en las ceremonias. Parece que la plática es bastante interesante porque ambos sonríen de manera muy amigable. Mi mirada no se aparte de ellos hasta que se pierden finalmente lejos de mi campo de visión. Ni si quiera volteó a mirarme.
Por algún motivo el hambre se me fue así que aparto el plato lo que causa en Hyunjin una oleada de emoción porque brinca cerca de mí de felicidad.
—¡Hyung, estas saltando también el desayuno! —grita.
A la mierda el puto desayuno. Siento mis tripas revolverse furiosamente como si quisiera vomitar así que sería imposible que algo pasara por mi garganta en este momento. Me pongo de pie, el lugar que antes consideraba uno muy tranquilo se siente ahora un poco asfixiante. Hyunjin se levanta también y ambos salimos del comedor.
—También saltare el desayuno Hyung —dice alegremente a mi lado mientras caminamos rumbo al jardín central, donde está la estupa mas grande del lugar donde se reúnen algunos monjes a hacer yoga.
Al parecer fue la peor idea del mundo, ahí está Jimin con el chico laico, ambos están sentados en una banca observando a los monjes como si eso fuese la cosa más interesante del mundo y entonces ahora si me dedica una mirada diferente a la de ayer, no es lujuriosa, ni coqueta ni insinuante, es más bien como molesta y de desinterés.
¿Así que ya se le paso el interés por mí? ¿Tan pronto?
Observo cómo le susurra algo al oído al chico quien sonríe y asiente y después de eso ambos se levantan y se van del lugar riendo como tontos. Una vez más mis entrañas se remueven furiosas en mi interior. ¿Así quiere jugar? Dije que dejaría esto como esta, que prefería no tener más encuentros con él pero, parece que alguien más se quiere comer lo que yo he dejado servido. Eso no, jamás lo voy a permitir.
Después si quiere, pero antes iré yo.
—Te veré después Hyunjin, estaré en el wat.
Me alejo antes que Hyunjin me pregunte algo mas y bordeo el jardín dando la vuelta a lado contrario a dónde se han ido Jimin y el chico y doy una vuelta completa, se dónde encontrarlos pero debo ser sigiloso, no quiero que Jinseo el mayor me encuentre rompiendo mi promesa y desobedeciendo a la palabra que di al entrar aquí, le dirá mi padre en su informe mensual y todo se irá a la mierda.
Están justo dónde me lo imagine, fuera del vihara que le han asignado a Jimin a punto de entrar así que me apresuro a acercarme e interrumpir lo que es obvio son las intenciones de ambos.
—Buen día –digo recio y golpeado haciendo que el chico pelinegro se sobresalte y se aleje de Jimin rápidamente. Me dirige una mirada asustada.
Jimin en cambio me ve achicando sus ojos, sabe que lo hice a propósito aun así no me retracto. Quiero molestarlo. Ayer me toco soportar sus insinuaciones, hoy es mi turno.
—Bu-buenos días —balbucea el chico muy rojo por la vergüenza—. Emm estábamos buscando su bufanda.
Alzo una ceja, no espera que me crea esa estupidez verdad así que solo digo lo primero que se me viene a la mente.
—Deberían pensar mejor en sus actos. Este es un lugar sagrado. Vete —ordeno con la cabeza al chico quien asiente rápidamente y sale corriendo de ahí.
Jimin se coloca los brazos cruzados sobre el pecho y me ve retadoramente y con cara de pocos amigos.
—¿Por qué hiciste eso? —recrimina sin dejar de acuchillarme con sus ojos claros. Son muy bonitos y demasiado expresivos.
—¿El qué? —pregunto inocentemente.
Niega y se da la vuelta con la clara intención de ir tras el chico ¿Tanto le urge una polla en el culo? Claro que yo puedo dársela pero a mi ritmo, no cuando él la quiera.
—Asustaste a Han no estábamos haciendo nada malo.
—No pero lo iban a hacer, los laicos tienen prohibido entrar en los viharas. Es una de las reglas.
—¿Y eso qué? Yo puedo hacer con mi puta vida lo que la puta gana se me dé y si quiero estar en el vihara con un chico y pasarlo bien lo hare ¿Quién me detiene?
—¿A caso nunca tienes pudor?
—El pudor me vale una hectárea de mierda. Necesito follar y si no lo consigo contigo con cualquiera lo hare, es mi maldita vida amo el sexo y yo no tengo la culpa de ser así —casi chilla desesperado.
Se lo que se siente, si jimin es como yo, ambos adictos al sexo se perfectamente la frustración que uno puede llegar a sentir al no poder liberar todo el libido que se acumula en una sesión gratificante de sexo. Pero con bastante tiempo aquí aprendí que se puede controlar esa frustración solo que Jimin no lo sabe aun.
—¿Acabaste? —pregunto refiriéndome a su pequeño arrebato que acaba de tener.
—¡NO! tengo tanto que decir... eres un tonto, un idiota, solo has jugado conmigo, imagino lo lindo que te has reído de mi anoche. Eres un estúpido monje extraño y pervertido que solo me usó y ya satisfecho por haber sacado su frustración conmigo me has dejado botado y con las ganas. Te odio. Tu y tu puto pudor y tu budismo corriendo por tus venas se pueden ir bastante a la...
—Te haces ideas equivocas sobre mí en tu hueca cabeza niño mimado —interrumpo su perorata de palabras arrebatadas que salen como torrente de su preciosa boca—. Si tan solo dejaras de parlotear y parlotear.
—¿Perdón? ¿Se supone ahora tengo prohibido hablar y expresarme? Hijo de puta, déjame en paz. Déjame hacer lo que quiera, no eres mi dueño ni nada por el estilo.
Ahora mi mano se dirige directamente hasta su cuello y lo hago arrinconado a la puerta del vihara, sus ojos se abren en asombro a mi repentino movimiento pero me estaba doliendo la cabeza de escuchar sus quejas.
—Seré tu dueño si quiero Park Jimin —Susurro en su cuello con mi voz profunda esa que uso cuando quiero dejar en claro algo importante y que no quepa duda de ello—. Mis ojos se han puesto en ti y hare contigo lo que yo quiera ¿Entiendes? Tú has venido a despertar a una bestia y ahora pagaras las consecuencias. Si quiero follarte lo hare ahora o cuando a mí se me dé la gana.
Su pecho sube y baja acompañando a su agitada respiración pero mi mano no ha soltado su cuello aun, solo se encarga de apretar un poco más, mi nariz puede rozar su piel fina y perfumada y mi estomago vuelve a dar una vuelta completa. Es un tumulto de sensaciones las que me invaden cuando estoy tan cerca de él. Cosas que antes quizá no he experimentado y son tan confusas para mí.
Sus labios vuelven a separarse para hablar sin embargo solo pasa su lengua para humedecerlos dejándolos más rojos aún de lo que son y quiero besarlo, las ganas inmensas me llenan el cuerpo de una anticipación extraña.
Lo besé anoche por la euforia del momento pero besarlo ahora seria afirmar que me atrae un chico y todo eso me confunde más. Creo que una cosa es que quiera desfogar toda esa frustración que por tanto tiempo estuve reteniendo con cualquiera que esté dispuesto a tener sexo conmigo y otra muy diferente es que me atraiga demasiado alguien con quien no he tenido familiaridad. Tengo mucha experiencia en tratar con mujeres pero Jimin es el primer hombre que llama mi atención y este asunto me tiene en un dilema.
—¿Q-que quieres decir? —pregunta con la voz un poco tomada, no sé si es que le excita que lo tenga por el cuello o lo estoy apretando demasiado.
Mi nariz aun insiste en hurgar cerca de él, de su cuello impregnando su aroma floral en ella, y eso definitivamente no ayuda a mi mente nublada en este momento.
—Que no iras tras ese tal Han Park Jimin, no te dejaré hacerlo.
Finalmente logro despegar mi nariz de ese lugar que es tan adictivo y al mover mi rostro hacia un lado me doy cuenta que mis labios y los suyos han quedado tan cerca, separados solo por una finísima capa de aire entre nosotros. Sus ojos están clavados en mis labios pero después se elevan hacia los míos y puedo jurar que siento un terremoto en mi interior. Tiene una mirada tan intensa que me es difícil mirarlo por mucho tiempo y no sentir absolutamente nada.
Después de una larga lucha interna logro despegarme de él, está de un rojo muy brillante y su respiración iguala la mía, tan frenética y descolocada.
—Voy a...v-voy a reportarte co-con tu superior —Susurró con dificultad. Pude notar que mi cercanía también le afecta mucho.
Finalmente lo suelto y él trata de alejarse en la misma dirección a donde se ha ido ese Han así que no dije nada, solamente tomé su brazo y lo jalé conmigo. Ambos caminamos en silencio por los silenciosos pasillos y subimos por un montón de escaleras, la reunión principal está llevándose a cabo en este momento así que es el perfecto. Llegamos hasta el lugar más apartado de todo el templo, la biblioteca. Hay una sección que nadie usa pues son libros que no son del interés de los habitantes del templo. Hasta el fondo, una mesa vieja y polvorienta con su silla de madera igual de vieja. Descubrí el lugar las primeras semanas de estar aquí, cuando trataba de esconderme y escapar de toda esta responsabilidad que colocaron mis padres en mis manos. Venía aquí a leer apartado de todo el mundo, nunca nadie me encontró ni molestó por eso se que es el lugar perfecto.
—¿Qué hacemos en este lugar? —pregunta finamente.
—Aquí nadie molestará —digo señalando el lugar, hay altas estanterías llenas de libros polvorientos olvidados.
Jimin da una vuelta familiarizándose con el lugar, la escasa luz que llega hasta aquí proviene de una alta ventana arriba, es pequeña pero entra la luz suficiente para poder leer a gusto.
—¿Qué hacemos aquí? —pregunta una vez más demostrando que no le queda claro el motivo de nuestra visita a la biblioteca.
—Quieres urgentemente que alguien te meta una polla por el culo. Reclínate sobre la mesa —digo señalando.
Su gesto de extrañeza se transforma poco a poco en uno de incredulidad y molestia. Sonrío de lado con suficiencia. Logré hacerlo enojar aun más, las aletas de su nariz se dilatan en enojo.
—¿A caso estás loco? No voy a dejar que me folles sobre una mesa sucia como si fuese un puto cualquiera.
—No hay problema la limpiamos y ya —respondo sin ponerle mucha importancia a su reclamo.
Sigue mirándome como si no pudiera creerlo, niega y se recuesta sobre una de las estanterías, la sonrisa divertida no se borra de mis labios. Me quito la capucha de la cabeza dejando mi cabello libre al fin de la molestia que la cubre. Ahí es cuando capto su atención una vez más. Pero sigue resignado.
—¿Por qué no eres como los demás? Digo, usas una túnica diferente y tienes cabello —señala mi negra mata de cabello sobre mi cabeza —además de que practicas el sexo ¿Qué clase de monje eres?
Sonrío un poco y niego, mi vida personal no se la voy a contar a un chico que conocí a penas hace dos días aunque ya hayamos tenido un encuentro íntimo.
—Creo que no venimos aquí a platicar ¿Verdad? Y veo que aun llevas puestos los pantalones. Los quiero abajo y a ti en cuatro en esa mesa.
Su resignación se vuelve más palpable en su rostro y mi sonrisa se ensancha aun más. A lo lejos podemos escuchar la campana que indica que la reunión en el Wat se ha terminado y los fieles y laicos se retiran del templo. Sonrío victorioso cuando se da cuenta de que mi intención todo el tiempo fue entretenerlo para que no vaya tras aquel chico.
—Eres un hijo de puta —dice furioso dando pasos hacia atrás para salir del laberintico lugar al que lo he traído.
Me acerco un poco más a él y entonces ahora si tomo su mandíbula con una mano y le doy un beso corto y superficial, solo para que esas extrañas mariposas en mi estomago se desaparezcan. Parece que le cuesta reaccionar cuando ya lo he soltado.
—Cuida tus palabras Park Jimin —reto.
Observo como saca su dedo medio y se da vuelta para poder salir de aquí, a continuación sonrió victorioso, voy ganando la batalla por el dominio al parecer, salgo de la biblioteca por la puerta trasera que está justo al darla vuelta detrás de la última estantería. A Jimin le costara salir de aquí.
Espero verlo en el almuerzo.
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