𝐋𝐚𝐳𝐨 𝐃𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨: 𝐍𝐨𝐜𝐡𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐝𝐨𝐬

Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene temas de situaciones de tema erótico y sexual. Lenguaje adulto ofensivo y vulgar. Fanfic no recomendado para gente sensible, ni feminismo. Se los voy avisando que la historia tiene temas fuertes.

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Lazo Dorado: Noche para dos

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"Lo que hicimos fue un pecado imborrable"

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"Y si amarte fuera un pecado, yo habría nacido en el infierno Bill"

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"Te amo tanto"

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Parado frente al pino decorado de luces coloridas y brillantes, que destellaban al ritmo de par en par con el apagado y el encendido. Se encontraba una persona mayor con un suéter guinda y unos pantalones cafés, mientras terminaba de colocar los adornos en su lugar y algunas postales de sus viejos amigos. Un rubio de cabello dorado se encontraba a su lado terminando de colocar una cadena de dientes de ciervo alrededor del árbol, lanzo un suspiro frustrado antes de dar una mirada a su amigo.

- ¿Qué tienes Bill? – Dijo el mayor sin quitar la vista de los objetos que colocaba. – Llevas como 30 minutos enredando el árbol con esos dientes de dudosa procedencia. No es normal en ti que andes serio.

- Oye, Seis Dedos ¿acaso es un nuevo conjunto?, te queda bien. – Intento alagar al autor de los diarios para aminorar la tensión que sentía tras ese último mensaje de ella.

- Eso es muy raro te ti. – Dijo. – Pero te diré que si andas en plan de ese bando, te reitero que estoy saliendo con una linda mujer que conocí hace dos semana en la tienda de electrónica.

- No lo digo porque me interesas. – Poniendo una expresión de asco.

- Entonces porque sigues fregando la borrega, Cipher. – Dijo Ford. – Llevas desde hace unos días intentando decirme algo, pero solo salen frases cliché y estúpidas que no dirías... bueno que si dices pero no en su debido momento.

- Bien, tienes razón no estoy hablando del todo serio. – Acomodándose la gabardina blanca y su sudadera de color crema. – Quiero decirte que he pillado el ojo en una joven humana de belleza inigualable, el cual quiero echar raíces y tener descendencia.

- ¡Oh woow! vaya, eso es... bueno bastante bueno Bill. – Dijo con la mirada llena de asombro. – Es genial que hayas conseguido interés en una linda jovencita. Pero eso de echar raíces y tener niños ¿Si es a lo que me refiero?... bueno, es algo que todo hombre quiere. – Comento.- Pero no crees que es mejor dale tiempo a casarse, antes de ir muy serio en esos planes. – Viendo al demonio. – Pero que te interese alguien es bueno, bastante bueno a decir verdad. Casi un milagro.

- Sí, resulta que lleva siendo mi novia en secreto desde hace unos tres años, bueno ya vamos para cuatro. Eso creo... casi no recibo mucho mensaje de ella. – Tosiendo levemente. – Y yo quiero dar un paso muy importante y grande en nuestra relación.

Invoco una cajita de terciopelo el cual le mostro a Ford.

- Quiero darle esto.

- ¡Eso es grandioso Bill!, pero ¿Por qué son novios secretos? Si se puede saber. – Viendo con extrañez al demonio que volvía a guardar la caja.

- Digamos que su familia no es muy afán de querer demonios. – Menciono un poco burlesco en el asunto y haciendo referencia a los Pines. – Casi ni preferirían que un demonio pretendiera a una humana.

- ¿Ellos lo saben? Tanto es tu interés como para revelarle a un humano tu identidad. – Mostrando una expresión de sorpresa.

- Ella... ya lo sabe. – Dijo Bill. – Desde hace tiempo.

- Bueno, quien lo diría lo tenías bien guardadito el secreto amigo. – Dándole un codazo amigable. - Eres un loquillo Cipher, al fin tienes novia quien lo diría. Ahora Mabel podrá dejarte de hacer esos suéteres de "se busca chica para un chico sexy", podrás recalcárselo en su cara a mi sobrina. Pero no tan fuerte por que a ella no le gusta las derrotas.

- Jaja tienes razón. – Dijo nervioso. – Él punto es que la chica con la que quiero echar raíces, planear ese gran salto y proponerle ese maravilloso trato importante que le haré. – Tosiendo levemente. – Es alguien muy cercana a ustedes.

- ¿No será Linda Susan o Wendy? – Dijo Ford enarcando una ceja.

- ¿Qué?... No por Lucifer, ¡No! – Dijo exaltado. - ¡Con esas bolsas carne horribles no!

- Entonces me dirás ¿Quién es?

- ¿Quién qué? – Dijo Stan uniéndose a la conversación con su gemelo. – ¿De qué hablan? Tan cerradamente y murmurando poco como pollos en un corral.

- Podemos dejar la comparación de animales por un momento. – Dijo Bill molesto. – Por respeto a Pato, que ese cerdo estaba muy suculento antes de comerlo.

- ¿Comerlo? Dijiste que lo enterraste. – Dijo Ford

- Oh sí, también eso. – Dijo el rubio. - ¿Ella ya habrá llorado su duelo?

- No lo sé. – Dijo Ford. – Ese cerdito murió el año pasado.

- Cierto. – Dijo Stan. – Bueno, pero me dirán que tanto hablan.

- Bill tiene novia. – Menciono Ford a su hermano.

- ¡¿El rubio teñido tiene novia?! – Dijo Stan. – Esto es una broma o es el día de los inocentes en México. – Soltando una carcajada.

- No es ninguna broma Fez. – Dijo molesto. – Planeo darle la noticia en la noche de navidad.

- O sea en unos dos días. – Dijo Stan. – Vaya ese día preparare la cámara.

- ¡Stanley! – Le regaño Ford. – Bien, Bill si traerás a tu novia ya sea si es humana o demonio. Debes tener presente que dar ese paso importante, determinara si se queda o no, y espero que no hagas un berrinche tipo melodrama, si la mujer, te llegara a rechazar enfrente de todos nosotros.

- Oh ten por seguro que lo rechazara. – Dijo Stan en una risa socarrona. – Solo esperemos que no muera en el intento, cuando sus a llegados se enteren.

- Eres cruel Fez, pero lo más seguro que ellos serán los primeros en morirse. – Dijo Bill.

- ¿Vendrá su familia? – Mientras veía el comedor. - ¿Debería poner más sillas?

- No, con ustedes son suficiente de testigos. – Viendo a los hombres poner una expresión confundida para luego cambiar a una sonrisa simpática. – Digo ustedes estarán presentes de esta declaración importante.

- Vaya me matas de curiosidad. – Dijo el hombre mayor intrigado en la novia del demonio. – ¿Y es linda? Dinos es una belleza o tiene lindas curvas.

- ¡Stan! – Le regaño Ford.

- Oh claro que sí Fez, ella es atractiva. Muy hermosa en verdad. – Comento Bill. – Es la humana más preciosa en el multiverso, y la única que corresponde estos sentimientos. Me gusta esa chica como para asumir consecuencias que lleven a mi extinción. – Menciono con una sonrisa pícara. – Ahora si hablamos de su cuerpo... despierta mucho en mí, algunos deseos muy oscuros y carnales.

- Vaya entonces es una buena mujer.

- Suenas muy enamorado, Cipher. – Dijo Ford dándole una palmada en el hombro. – Eso es bueno.

- ¿Y cuál es ese famoso paso que darás Bill? – Pregunto Stan.

- Casamiento. – Dijo el demonio con seguridad. – Planeo que ella este a mi lado. – Sonrojándose mientras colocaba el collar de dientes en las ultimas puntas del árbol. – Formar una familia como los humanos, y posiblemente otra cosas.

En ese momento sonó el teléfono de la cocina, Dipper llego junto con su esposa de hacer las compras para los siguientes días. Se acercó a contestar ya que vio que sus tíos abuelos y Bill, no se habían parado a responder la llamada de su interesante plática. Soltó un bufido de cansancio antes de escuchar al otro lado de la línea a su querida gemela.

- ¿Mabel? Hola, otra vez a mi tío Stan se le olvido. – Viendo que marcaba las seis de la tarde. – Lo siento es que Pacifica y yo vamos íbamos llegando del supermercado.

- Pobrecita otra vez. – Dijo la rubia entre risas. – ¡Oigan ustedes! se les olvido a Mabel nuevamente. – Avisando al grupo.

- Okey, Mabel dime ¿Dónde te encuentras? – Dijo su hermano tomando una libreta. – Iré por ti... - No termino de contestar por un intenso dolor que apareció de repente por detrás.

En ese instante Bill llego y le propino una patada en su columna llegando a fracturársela y que soltara el teléfono, lo recogió mientras veía a Dipper agonizar en el piso.

- Estrella fugaz, otra vez te olvidaron pequeña. Pero descuida yo iré a buscarte. – Sonriendo. – Solo dime ¿Dónde estás, linda? Espérame ahí, llegare en un instante. – Colgando el teléfono. – Iré por ella.

- Llamare al doctor García. - Dijo Pacifica auxiliando a su esposo.

- Pino está bien, solo exagera.

Tomo las llaves del Cadillac rojo de Fez, reviso por última vez su vestimenta; acomodando su gabardina blanca de seis botones triangulares, con corte cuello en V con doble vista. Una sudadera de cuello de tortuga color crema de algodón suave, sus pantalones negros recto y sus botines oscuros. Peino su cabello a un lado dejando los mechones rebeldes caer un poco sobre su parche triangular. Estaba listo para ver a esa chica que ocupaba la mitad de sus pensamientos.

Se subió al auto y puso en marcha para ir rápido en el camino, iba alrededor de los 110 Km/hr pero le importaba un carajo si atropellaba a alguien en el camino. Quería llegar a tiempo para ella, no hacerla esperar ningún minuto más. Tres largos años que no sabía lo suficiente de su querida "sobrina", los videos mensajes no eran suficientes para saciar su tiempo con ella. Pero por fin la tendría de regreso, volverían a su añorado tiempo, juntos.

Luego recordó que ella había faltado a su promesa de volver al siguiente año y el siguiente. Eso lo enfurecía, apretó el volante de tan solo pensar que ella... se quería distanciar. En su mente se preguntaba: "¿Acaso ella lo cortaría? ¿Terminarían su relación? ¿Ya no quería ser su novia? ¿Por qué le decía tío nuevamente?"

En cuanto llego a la estación de autobuses, ese lugar donde siempre la recogía cuando Fez se olvidaba de ir por ella. Aparco el automóvil en el estacionamiento que estaba un poco lleno por las festividades. Salió dando un portazo para correr adentro del edificio.

Busco con la mirada a la chica entre el lugar concurrido de gente; odiaba cuando estaba lleno de humanos distraídos que se cruzaban a su vista, llevando maletas y bultos de cajas innecesarias para su viaje.

PV Bill

Solo tenía que ser paciente, ella estaba aquí y podía sentirlo. Camine entre la gente buscando a esa chica. Y fue cuando la vi en una banca; esa belleza castaña de cabello largo que caía como una cascada color chocolate, llevaba una falda roja lisa medias oscuras, una sudadera negra que se ceñía acomodada perfectamente a su figura juvenil y a la parte de sus pechos, un abrigo rosa claro un poco holgado en su cuerpo y unas botas de tacón medio. Su piel luce un tono níveo con tonos rosados como el melocotón, labios carnosos bañados en tinte rosa luciéndolos apetecibles y tentándolo a devorarlos en un sin número de besos, y sus ojos siendo un brillante avellana que demostraba esa aura de inocencia. Nunca va parar de sorprenderme, cada vez que la veo es más hermosa.

Definitivamente quiero casarme con ella y tener mis herederos, no importa lo que digan Los Pines, ella debe ser mía.

Dirigí mi mirada a ella estaba siendo acosada por dos sujetos, quien la obligaban a dar su número teléfono. No se los permitiría a esos imbéciles. Me acerque a paso lento y discreto no había prisa con lo que iría hacer, chasque mis dedos e hice aparecer un ramillete de narcisos amarillos.

No quería comenzar una masacre, porque estoy seguro que a ella no le gustaría que hiciera eso. Me coloque enfrente de ellos y le llame. Note como sus ojos me miraban con ternura y como una sonrisa se forma de sus labios.

- ¡Mabel Pines! – Le habla tan alto para que escuchara. - Ven aquí. – Extendí mis brazos.

- ¡BILL! – Grito la chica saltando de su asiento y corriendo a sus brazos, donde fue correspondida con un fuerte abrazo, siendo alzada quedando a la altura de su rostro, pero de repente sintió los labios del rubio presionar los suyos en un tierno beso que al principio era suave y dulce, tornándose poco a poco en uno profundo y caliente que duro alrededor de un minuto. Antes de separarse y soltar una risilla la chica.

- Querida has tardado, no querrás tenerme esperando. – Dando una mirada presumida a los dos chicos. – Por cierto... ¿con quién hablas?

- Ah, Bill me preguntaron si habría visitas en la cabaña del misterio. – Dijo la castaña. – ¿Tú sabes si abrirán?

- Claro que no, Estrella fugaz. – Dando una mirada frívola a los sujetos. – Y si interrumpen en el lugar, les ira muy mal.

- Ya nos íbamos. – Dijo uno de los chicos en tono asustado.

- No queremos echarles a perder... su cita. – Dijo el chico huyendo con el otro.

- ¿Cita? – Dijo la chica.

- Toma. – Dándole el ramillete para verla olfatear las flores y colocar una sonrisa. – Tengamos una cita. – Colocando un beso en su mejilla. La bajo de sus brazos mientras tomaba su maleta.

- Bill, pero mi hermano y mis tíos abuelos estarán esperando. – Dijo la castaña caminando aun lado de él.

- Descuida es una pequeña salida. – Dijo. – Solo entre tú y yo, linda novia.

- Ya entiendo... una cita. – Dijo bajando la mirada un poco dudosa. - ¿Aun soy tu novia?

- Lo eres.

- Mm... entiendo.

En cuanto subimos al auto puse en marcha el vehiculó mientras escuchaba a mi adora Estrella fugaz, hablar de su tiempo en Piedmont. Sus estudios ya los concluiría muy pronto el siguiente año. Y deseaba mucho estudiar bien su último semestre en la universidad. Hablaba de muchos planes a futuro antes de dirigirme una mirada tímida de sus ojos y comenzara a jugar con sus dedos de forma nerviosa.

- Bill... hay algo que debo decirte. – Dijo la castaña mirando un poco la ventanilla del auto.

- Puedes decírmelo sin miedo, querida.

- Mi hermano te dijo que me quedaría un rato de mis vacaciones en tu dimensión. Por qué se lo pedí ¿Cierto? – Dando una mirada de reojo al rubio.

- Sí. – Respondió. – Tengo todo listo para tu estadio.

- Bill, la razón por la que lo hice es... porque voy a decirles algo importante a mi familia. – Dijo temerosa. – Y quisiera que me ocultaras ahí.

- Cierto, yo también lo haré y claro que nos ocultaremos.

- ¿Tú también?

- También les diré algo importante el día de la cena. – Sonriendo.

- Pero antes quiero decirte algo a ti. – Soltando un suspiro largo. – ¿Podrías detener el auto?

- Sí, pero ¿Por qué quieres que lo detenga? – Dando una mirada rápida a la castaña. – Pronto llegaremos al restaurante.

- Bill, lo que diré no es fácil. – Dijo la castaña. – Préstame mucha atención. – Viendo que el demonio ladeaba el auto y se estacionaba en una parte de la avenida.

- Soy todo a oídos.

- Bien, porque lo que diré... es muy importante. – Menciono en forma de susurro.

- ¿Y qué es?

- Les diré que tengo una relación contigo. – Dijo. – Y sé que al decirlo, Dipper y mis tíos intentaran lincharte en el primer momento.

- Sí omites que tuvimos sexo la primera vez y la segunda, entonces no me mataran.

- ¿Estás seguro de esto? – Comento Mabel preocupada. – Eres... mi tío, no sanguíneo pero eres de mi familia, te forma parte de la familia Pines.

- Estrella fugaz, voy tan firme en mis decisiones. – Dijo. – Si yo quiero tener una novia hermosa, y que es... mi falsa sobrina. Y deseo tenerla como pareja, eso haré. – Comento. – No es nada raro ni ilegal tenerte, no somos familia aun. – Aclaro. – Y la única familia que quiero tener empezaría con mi apellido.

- Dorito escúchate bien, porque te van a meter a la cárcel. – Dijo la castaña. – Y no quiero tener un novio en prisión.

- Descuida no me meterán en la cárcel. – Dijo. – Ahora me dejarías llevarte a cenar, creo que nos lo merecemos.

- De acuerdo. – Dándole un beso en la mejilla.

- Por cierto... Mabel. – Tomando su mano. – El día de hoy luces bastantemente sexy.

- Pensé que te gustaría. – Dijo ella.

- Bastante me gusta. – Acercándose a su rostro para querer besarla pero ella puso sus manos evitando sus labios. - ¿Qué?

- Ah no, espera un segundo Bill. – Sonriendo de forma traviesa. – Aguarda un poco.

- ¿Un poco?

- Sí.

- ¿Qué tramas Estrella fugaz?

- Vas a llevarme a mi cita. – Sonriendo.

- Por supuesto. – Respondió, dirigiendo su vista al volante. – Pero me gustaría besarte.

- Espera un poco a navidad. – Canturreo contenta. – Sí aguarda un poco, tal vez consigas una recompensa por mi ausencia.

- Ya me tienes. – Dijo Bill decidido. – Sí pude aguantar 3 años, que son dos días.

- Tú dijiste que son 2 días. – Menciono. – que me pase por la cabaña con estos conjuntos y duerma en camisón.

- Estrella fugaz... hace frío en la noche. – Dijo el demonio intentando calmar su impulso de dar la vuelta y llevársela a hotel. – Te sugiero que te tapes muy bien.

- Sí, Bill... - Sonando traviesa.

Dos días iban a ser dolorosos para el demonio pero aguantaría para la sorpresa que le tendría a su novia. Jugarían a ser tío y sobrina un poco más, antes de decirles la verdad a la familia de ella.

[...]

Noche de navidad en casa de la familia Pines, todos se encontraban reunidos en la cabaña para la gran celebración. Tal vez no tendrían una enorme mesa para que cupieran todos, por lo que mejor optaron por agarrar en sus platos y sentarse en una silla cómoda. Todos se encontraban charlando y bromeando rodeados con el calor de la chimenea y el radiador que estaba cerca de la entrada.

Dipper no paraba de sobar el vientre de Pacifica, mientras decía en tono orgulloso que vendría su hijo en camino en unos meses. Stan, Ford y Soos estaban bebiendo y cantando villancicos de forma al revés. Melody y Wendy estaban conversando en otra parte acerca de las familias y los tiempos de ahora. Mientras que Bill... estaba nervioso, dando vueltas en su forma triangular.

- ¡Hey Cipher! Ven aquí con nosotros a tomar una bebida. – Dijo Stan. – Ya sabemos que te planto la mujer.

- No hay de que sentirse avergonzado, las cosas suceden.

- Tíos dejen de ser groseros con Bill. – dijo Dipper. – Su novia llegara, a lo mejor se le hizo tarde por la tormenta de nieve.

- Por cierto – Dijo Pacifica. - ¿Dónde está Mabel?

En ese momento se escuchó unos pasos por las escaleras y como todos alzaban la mirada a las escaleras del desván, mostrando a una linda chica de cabello castaño que llevaban un vestido rojo oscuro con escote de corazón y con la falda en un volado que mostraba sus delicadas piernas torneadas y pálidas con unas zapatillas doradas. Llevaba un suéter abierto para cubrirse del frío de su espalda. Levanto la mirada a los presentes sonriendo.

- Te ves de maravilla hermanita. –dijo Dipper con una sonrisa.

- Te luciste Mabel. – Dijo Wendy. – Ven ella si sigue las reglas de vestimenta para la celebración.

En ese instante Bill volvió a su apariencia humana y se arregló su smoking negro con amarillo. Estaba listo para dar su anunciamiento, cuando se acercó a la chica y la sujeto de la cintura con delicadeza, juntando su frente con la suya. Colocando un beso en sus labios rojos.

- Te ves hermosa mi Estrella fugaz.

- Gracias, Bill. – Acomodando el parche de su ojo. – Tú te ves muy atractivo.

- ¡PUFF!.... En el nombre de Jesucristo, ¡¿Qué rayos sucede aquí?! – Dijo Stan escupiendo su bebida. – ¿Por qué ustedes dos están actuando tan acaramelados? ¿Bill y la mujer que ibas a presentarnos? ¿Por qué tocas de esa manera a Calabaza?

- Es porque la mujer que voy a presentarles se llama Mabel Pines, y es mi novia. – Dijo sin tantos rodeos, mientras miraba a la castaña con ternura.

En ese momento Stan se infarto, Ford se le quebraron los lentes, Dipper vio con una expresión desencajada, Pacifica y Wendy gritaban y tomaban fotos a la pareja, Melody solo aplaudía y Soos solo estaba con un pulgar arriba dando su aprobación a la pareja, mientras comía una piernita de pollo rostizado.

Más tarde cuando todos estaban más calmados y controlados. Los tíos se encontraban viendo al demonio rubio, como si fuera un traidor. Era casi medianoche y la familia Pines y amigos se encontraba en la sala abriendo sus regalos de navidad, mientras que Mabel se encontraba repartiendo sus obsequios a sus tíos abuelos, sus amigos y a su hermano mayor Dipper y a su prometida Pacifica.

Su hermano no podía seguir enojado con ella, por lo que continuo con la celebración de la noche. Tratando de aminorar el ambiente tenso, al igual que sus tíos.

- ¿Qué nos trajiste Mabel? – Dijo su hermano desenvolviendo el papel con algo de dificultad. – Lo pegaste con pegamento extra fuerte.

- Sí – Dijo orgullosa.

- ¡Vaya! son suéteres y bufandas que brillan en la oscuridad. – Dijo Ford. – Este material es difícil de conseguir. – Refiriéndose a los hilos.

- Me gustan – Dijo Stan. – Te esmeraste calabacita.

- Gracias, mi novio Bill me consiguió algunos materiales hace unos meses atrás. – Dijo ella.

Todos se quedaron viendo feo al rubio, mientras que él solo silbaba y ladeaba la mirada, como si diosito le estuviera hablando.

- Eres muy bueno con ella, Bill – Dijo Dipper en tono serio. – Ojala fueras de bueno con ayudarnos a encontrar el material para la investigación, oh tratar de quitarme a mi gemela, anunciando que es tú novia.

- Los vi y pensé en ella. – Dijo el rubio tratando de evadir la conversación. – La mocosa hace suéteres muy elaborados.

- Por cierto, ¿Dónde está tu regalo? – Pregunto Pacifica.

- En un lugar muy importante. – Colocando una sonrisa. – Una estrella fugaz, me dijo que lo abriera después de medianoche. – Dirigiendo su mirada a la castaña.

- Ya se te regalo otro suéter con la palabra "Estoy soltero" – Dijo Ford riendo junto con Stan, tratando de negar la relación de Mabel y Bill.

- Tíos no se burlen del nacho solitario. – Dijo Dipper acompañándolos.

- Bill no está soltero... - Iba protestar la castaña, pero sintió un agarre en su mano por parte del demonio.

- En realidad tengo una cita esta noche. – Dijo. – Bola de mortales celosos. – Colocando una sonrisa. – Con mi princesa.

- Mabel no cuenta. – Dijo Stan, soltando otra risita pero amarga. – Solo di que no tienes novia Bill. Y dejaremos de reírnos y haremos que nada de esto sucedió.

- Por favor señores, son pareja admítanlo de una vez. – Dijo Wendy.

- Bueno dejemos que Bill, tenga como novia a Mabel. – Dijo entre risas el castaño, sin creer que el demonio saliera con su hermana. – Pero no te pongas celoso si mi hermana llega a traer un día de estos a su verdadero novio.

- Oh claro que no estaré celoso – Dijo el rubio. – Al contrario, Estrella fugaz puede presentarlo cuando guste a sus padres.

- Yo apoyo su boda. – Soltando una risita Pacifica al saber a qué se refería el demonio. – Si es que llega a haber una.

- Llama, considérese invitada. – Dijo el rubio.

- Yo pongo la despedida de soltera. – Dijo Wendy.

- Ya tenemos a favor estrellita.

- De acuerdo, de acuerdo.... Son pareja. – Dijo Ford. – Solo que no pensé que sería Mabel, diablos debí castrarte cuando la tomaste en brazos siendo una niña.

- Que puedo decir, amo a Estrella fugaz. – Colocando un brazo alrededor de sus hombros.

- ¿Y la noticia? – dijo Stan.

- Esa era. – Dijo Bill, ya que la otra parte lo diría estando a solas con su novia. – No merecen saber más.

Ford sabía cuál era la otra noticia pero decirlo enfrente de todos generaría a un Dipper histérico y molesto. Solo opto por mirar a su sobrina que estaba muy feliz y al demonio que no dejaba de verla como la cosa más importante de su existencia.

- Bill – Le llamo.

- ¿Qué sucede Seis Dedos? – Pensando que su amigo diría su plan.

- Solo... Felicidades por los dos. – Comento. – Hazla feliz.

- Oh vamos. – Dijo Dipper.

- Mañana podría anunciarse la noticia completa. – Dijo el demonio. – Sí ella quiere.

Mabel miro al demonio un poco confundida pero luego le preguntaría a que se refería. Más tarde en la noche cuando todos se habían ido a dormir, el demonio subió las escaleras del desván dirigiéndose a la habitación de su adorable castaña. Viendo que ella estaba aun con su ropa puesta y esperándolo.

- Lista. – Extendiendo una mano.

- Sí. – Aferrándose a él, antes de adentrarse a un portal.

Llegaron a la habitación del demonio donde vio los dos obsequios encima de la cama, Bill recogió la caja pequeña entregándosela a la chica y tomo el otro que era suyo.

- Feliz navidad, Estrella fugaz.

- Feliz navidad, Bill – Colocando una sonrisa.

El demonio abrió el regalo viendo que era un suéter blanco con la imagen de un triángulo, y la frase "soy sexy y soltero" antes de poner una mirada fulminante a la castaña.

- Lo sabía. – Dijo. – Bien, bien tan siquiera Seis dedos, Fez y Pino no lo vieron.

- Pensaba en hacer una última broma. – Dijo ella con una sonrisa inocente. – Como tío soltero que necesitaba una novia.

- A la única que quiero, está enfrente de mí – Colocando su atención en ella. – Y estoy esperando una respuesta.

- ¿Una respuesta?

- Hace dos días me dijiste que aguardara un poco por mi regalo. – Menciono. – Pero cierta chica no dejaba de pasearse por la cabaña con unas medias y un suéter a mitad del muslo. Jamás pensé que harías eso, pequeña pervertida. – Frunciendo el ceño. – Tentaste mucho al demonio.

- Fue divertido escucharte masturbar en el baño. – Soltando una risa. – Yo también lo deseaba mucho, pero molestarte un poco... valió la pena.

- Casi tú hermano me descubre cuando gruñía tú nombre. – Sonrojándose un poco. – Un poco más y Pino hubiera revelado la sorpresa de que mi novia eras tú.

- Casi Bill. – Sujetando el regalo. - ¿Qué es?

- Abre el regalo y descúbrelo. – Le ordeno.

Mabel rompió el papel brillante de color rojo metálico y el moño dorado, abrió la cajita oscura terciopelada y vio un anillo de oro con un diamante un poco grande y discreto con el color rosa pálido como el arcoíris.

- ¿Bill? – Dijo ella sonrosada y con una sonrisa grande. – Es un...

Observo al demonio levantarse de la cama y arrodillarse frente a ella, sosteniendo el anillo y alzándolo para que lo viera.

- ¿Te casarías conmigo? – Tomando el anillo. – Ser mi pareja y estar a mi lado, para amarte y respetarte por el resto de mi existencia.

- Bill... eres un demonio. – Dijo ella sabiendo lo que era.

- ¿Acaso un demonio no puede amar a la mujer que quiere? - Menciono. – Mabel.... Te amo demasiado y quiero que camines a mi lado, que tomes mi mano y... tener algo contigo. – Viendo el rostro sorpresivo de la joven. - ¿Te casarías con...? – No termino su frase al sentir los labios de la chica sobre los suyos.

- ¡Sí, sí, sí quiero! – Sonando contenta y sujetando su rostro. – Quiero casarme contigo, Bill.

El demonio tomo su mano con delicadeza y deslizo el anillo en su dedo anular. Llevándose su mano a sus labios, colocando un beso en su dorso.

- Eres mi prometida oficialmente. – Dijo. – Así que ve presentándome ahora a tus padres, si no me quieres que me linchen antes de tiempo.

- De acuerdo. – Acercándose a besar sus labios de forma tierna. – Te quiero Bill.

- Yo también te quiero. – Tocando su rostro.

- Oye Tío Bill...

- Mabel sabes que no soy tú tío. – Respondió con una venita en su sien.

- Yo solo decía de broma jeje – Dijo. – ¿No quieres otro regalo extra? – Hablo de forma coqueta al demonio. – Traje una ropa que te interesara ver.

- Por supuesto. – Dijo. – Joder, no puedo esperar para hacerte el amor. – Soltando un gruñido excitante. – Esta noche lo disfrutaremos tú y yo.

- ¿Qué quieres que te haga esta noche para complacerte? Tío Bill~ - Sonando coqueta.

- Esta noche quiero... - Susurro suavemente en el oído de la castaña antes de colocarla en la cama.

- Soy solo tuya... - Hablo cerca de su rostro. – Tómame fuerte mi demonio.

- ¿Qué te dije si me pedias eso? – Sonriendo de forma lujuriosa, mientras desabotonaba su camisa.

- No lo sé. – Tomando el cinturón del pantalón del rubio para desabrocharlo. – Recuérdamelo.

- Que te cogería sin piedad y sin el maldito condón. – Menciono ronco al sentir la mano de la chica acariciar el bulto en sus pantalones. – Hasta dejarte derramando mi semen en tú dulce vagina.

Mabel lo miro de forma provocadora y se acomodó cerca de su cuerpo rozando su entrepierna con su regazo. Escuchando un gruñido y jadeo del rubio.

- Hazlo... - Dijo ella entre gemidos. – Córrete todo lo que quieras dentro de mí, Bill.

- Ya veo. – Leyendo un poco su mente pudo saber a lo que se refería Mabel. – Mi princesa no sabes que has liberado una bestia al darme la respuesta.

- Tenemos todo el tiempo suficiente, Bill. – Besando sus labios. – Yo dije que estaría un rato en tu dimensión.

- Sabes que el libido de un demonio es insaciable, pequeña atrevida. – Colocando besos en su cuello. – Juro que no saldrás de esta cama por un largo rato.

- Bill... - Gimiendo de satisfacción ante sus besos.

- Esta noche eres mía... y las que siguen.

Bill se acercó a la mesa de noche solo para apagar las luces y tomar el cuerpo de la castaña por debajo de él. A punto de cumplir con su amenaza.

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Fin Epilogo

¿Qué esperaron? Lemon salvaje y hard :v no toda la vida es fic sucio, a veces debe de haber un momento Soft. Gracias por leer esta historia :D

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