ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 8
El Rey de las Maldiciones estaba parado en medio de su Mundo Interior, con su túnica blanca y estando de brazos cruzados con una expresión impasible en el rostro. Miró hacía arriba, como si estuviera buscando algo.
"Mmm, tal parece que esos sujetos pretenden hacer algo, Satoru Gojou y... esa mujer" pensó con calma al respecto de la última. Ni siquiera él sabía muy bien como describirla a decir verdad, lo que sí sabía es que ella al parecer tenía asuntos con él. No era estúpido, ella fué la responsable de que esos niñatos fueran a la preparatoria Jujutsu, teniendo al mocoso de su recipiente en la mira.
Pero, ahora las cosas habían dado vuelta, al parecer de la mano Gojou, ahora Hechiceros y Caza Deminios estaban como si fueran unos estúpidos niños de colegio, con sus padres obligandolos a llevarse bien con los demás niños. Era ridículo, pero para él tenía su ventaja, esos estúpidos habían cometido un error de cálculo en algo.
Sukuna sonrió para él mismo con maldad, la imagen del chico rubio se le vino a la mente, y con él su transformación. "Chainsaw, nunca pensé que caerías tan bajo como para entregar tu corazón por una basura que ni siquiera sabe por lo que vive y para qué vive. Llevamos muchos años sin vernos cara a cara, la última vez fué en el dichoso infierno. Creo que ahora entiendo lo que trata de hacer esa mujer acercándonos tanto a tí y a mí, pero no lo permitiré" este pensó con una mirada sanguinaria en su rostro, a pesar de la sonrisa calma que poseía en ese momento.
Estaba dispuesto a esperar un poco y que las cosas siguieran un poco su curso, pero aunque no le gustara, dependía de lo que hicieran Gojou y Makima, el maldito mocoso no lo dejaría salir así como así luego de lo que sucedió antes. Tendría que seguir el juego hasta que fuese el momento.
Con ello en mente, este se giró para dirigirse a su sitio habitual, sobre la pila de esqueletos, el agua parecida a la sangre me movía bajo sus pies en pequeñas ondas, una vez se posicionó en la cima, cerró los ojos con la intención de descansar un poco, aunque luego de unos segundos, abrió los ojos de manera repentina. Al mirar hacía abajo, rió un poco en diversión.
"No pensé que serías tú el que daría el paso al frente para estar ante mí, siempre me sorprendes con algo" dijo calmadamente viendo a la pequeña figura que había aparecido de repente en su Mundo Interior, no había recibido una invitación de ante mano, aún así, era una reunión poco habitual en mil años.
Aunque se preguntó el porqué este podía ingresar a su Mundo Interior, entonces recordó que ese vagabundo en su estupidez llegó a beber algo de su sangre maldita, había una conexión ahí, por muy vaga que fuera. Con su mentón apoyado en el reverso de su mano derecha, decidió hablar primero.
"Tiempo sin verte, Héroe del Inframundo"
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El sol se empezaba a asomar en ciudad de Tokio, suavemente los rayos del mismo iban azotando la misma poco a poco, reflejándose en edificios y en el mismo horizonte.
Dichos rayos luminosos servían de una bombilla natural en aquella casa que aún parecía estar a oscuras, una figura caminaba en medio de esta con algo de vacilación, seguramente por el sueño que aún tenía en su ser, aún así, despertarse a esas horas era algo normal para esa persona y sus ajetreados días que había llevado desde temprana edad.
Trabajo, trabajo y más trabajo, su mente y cuerpo estaba tan acostumbrado a él que era tan normal como respirar o vestirse, aún así, no podía evitar sentirse cansado de algún modo. Aunque, el cansancio nunca haría que desistiera a aquello que perseguía.
Aquél chico caminó hacía la cocina, encendió la estufa y empezó a calentar agua, en su tranquilidad preparó un café más que perfecto, sirviendolo en una tasa y tomando el periódico que estaba en la puerta del apartamento, él repartidor al parecer trabajaba muy duro también.
Con ese pensar, Aki Hayasaka caminó hacía la puerta del balcón, abriéndola y llegando hasta dónde tenía su lugar favorito y de más tranquilidad desde siempre: una silla y una mesa donde colocar el café y su caja de cigarrillos, con una vista perfecta a la ciudad.
Tenía que aprovechar esos momentos, pensaba que mucho más ahora, ya que la tranquilidad iba a brillar por su ausencia en muchos momentos, por lo que debía atesorarla y disfrutarla lo más que podía.
El viento desarregló su cabello mientras admiraba un poco el panoroma, tan hermoso y resplandeciente, aunque suene ridículo, a él le divertía ver como la ciudad iba siendo iluminada en su totalidad por la salida del sol; era cierto, a él le gustaban cosas aburridas, porque él era aburrido en primer lugar, y estaba bien con eso.
Lamentablemente los días aburridos siendo Caza Demonios de Seguridad Pública no existían, y ahora mucho menos luego de que su jefa y al otro sujeto se les ocurriera la gran idea de colarle a otros indeseados en su pequeño pero amado territorio.
Creyó haber tenido suficiente con tener a Power y a Denji juntos bajo un mismo techo, aunque con el pasar de los días estos se habían vuelto más soportables, o quizás era él el que se estaba acostumbrando y adaptando a la manera de ser de estos; no quería admitirlo, pero era una posibilidad. Pero, ahora era muy difícil tratar de acostumbrarse cuando le habían añadido unos elementos más que hacía que Power y Denji estuvieran mucho más hiperactivos que de costumbre, y la chica Hechicera solo le echaba gasolina al fuego cada vez que tenía la oportunidad; el pelirrosa no trataba de pelear ni de buscar problemas, pero su sola presencia hacía que Denji quisiera volverse loco ahí mismo.
"Tch, no hay más que problemas..." pensó antes de tomar un poco de café y leer el periódico en sus manos, queriendo apartar aunque sea un rato esos pensamientos, ya que él mismo se estaría amargando el poco tiempo de tranquilidad que podía tener.
En dicho periódico hubo una noticia que le llamó la atención, un grupo de personas fueron asesinadas de manera brutal en un restaurante de Tokio, estas fueron quemadas hasta la muerte. En un sitio como un restaurante debía haber cámaras, eso fué lo que pensó Aki, sin embargo, según en la noticia, dichas cámaras también habían sido reducidas a cenizas.
"Extraño... ¿un demonio es lo suficientemente inteligente como para hacer eso? podría ser..." debatió para sí mismo en voz baja, no dándose cuenta de que otra persona había salido al balcón con él.
"Una maldición" escuchó como su frase era completada por el Hechicero de cabello negro mientras pasaba sus brazos en el barandal y tomaba algo de café también. Aún tenía ropa ligera puesta, y su cabello desordenado, aunque siempre lo tenía así. Megumi Fushiguro, la mente fría del grupo de los Hechiceros y se podía decir que la única persona normal en el mismo, en ese punto no eran tan diferentes.
"Buenos dias" continuó diciendo Fushiguro mientras seguía mirando a la ciudad con un rostro tranquilo.
"Buen día" contestó de la misma forma Aki, mientras volvía a dirigir su mirar al periódico en sus manos. "Dices una Maldición... tiene sentido, tengo entendido que las Maldiciones no pueden ser vistas por gente sin Energía Maldita o poder Demoníaco, eso lo explicaría. Lo que me extraña es que un ataque tan descarado como ese suceda justo cuando nuestras organizaciones empiezan a moverse juntas, ¿es una clase de advertencia?" este meditó sin apartar la vista del papel, Fushiguro suspiró un poco antes de contestar.
"Son Maldiciones, ellas de por sí no hacen algo tan elaborado como lanzar advertencias, se dejan llevar por su hambre y atacan a las personas indiscriminadamente. A no ser que alguien las esté comandando, algo como eso sucedió hace un año, pero ese sujeto, que era el único que podía hacer algo como eso, ya no está. El maestro Gojou acabó con él personalmente"
"¿entonces ese ataque es solo una casualidad?" dió un leve sorbo a su café mientras observaba al Hechicero. Este simplemente suspiró ante esas palabras.
"Tampoco he dicho eso. Sin duda algo debe estar pasando en Tokio para que Hechiceros y Caza Demonios no estemos moviendo juntos. Lo que no sabemos, es qué es ese algo" dijo aún mirando a la ciudad. Aki lo miró por un momento, solo para también dirigir su mirar a la lejanía.
"No puedo evitar sentirme intranquilo. Hay demasiados factores. Está Denji, que por alguna razón los Demonios están trás su corazón, y ese chico Itadori, contenedor del Rey de las Maldiciones, Sukuna. Seguramente todo lo que sucedió con el Demonio Katana se haya extendido, y ahora más Demonios vengan a por Denji, y por ende, quienes busquen a Yuji Itadori aprovecharan el caos para hacer su jugada también" pensó con un rostro tranquilo, aún cuando por dentro dejaba salir sus dudas.
Fushiguro no era muy diferente a él en ese momento, ya que también tenía un debate interno en su cabeza.
"Mmm, todo no deja de parecerme extraño. ¿qué puede ser tan peligroso como para que Hechiceros y Caza Demonios de repente estén en una alianza, cuándo tanto ellos como nosotros no sabíamos de la existencia del otro hasta que peleamos a las afueras de la Preparatoria Jujutsu? estamos hablando del profesor Gojou, él solo podría hacerse cargo del problema si hiciera falta, ¿entonces por qué aceptó aliarse con esa mujer?" pensó el Hechicero dándole un último sorbo al café y terminandose el mismo.
"Lamentablemente lo único que podemos por ahora es confiar en el juicio de nuestros superiores y seguir como estamos. Aunque me cueste decirlo, de nada nos servirá rompernos la cabeza ahora mismo, tendremos respuestas tarde o temprano" sentenció el Caza Demonios, también habiéndo terminado su café y ahora tomando un cigarrillo para relajarse aún más. Le hizo un leve gesto al Hechicero, como invitándole uno de sus cigarros, este negó con la mano.
"Fumar pudre los pulmones, paso" negó lo más amable posible.
"Eso también lo dije la primera vez que alguien me ofreció un cigarro. Al final fué tan insistente que acepté, una enfermedad a largo plazo no importa mucho cuándo sé que no viviré lo suficiente" este colocó la caja en la mesa y buscó el encendedor en la misma.
"¿No vivirás lo suficiente? ¿Cómo sabes eso?" el Hechicero alzó una ceja por lo que había dicho, Aki por su parte levantó levemente sus hombros de manera casual.
"Simplemente lo sé. No le des tantas vueltas" Aki dijo como si no fuera gran cosa, encendiendo su cigarro y dándole una fumada al mismo. Fushiguro arrugó el entrecejo por ello, pero decidió no insistir en el tema, era demasiado serio como para forzarlo a decir algo.
Pasaron varios minutos en total silencio, uno tranquilo y para nada incómodo. Desde el primer instante en que se vieron las caras se dieron cuenta de que eran ese clase de personas, el silencio era su música favorita, una que era muy difícil de escuchar la mayoría del tiempo, por lo que aprovecharla aunque fuera un poco era lo que querían.
Era extraño el como hace dos días estaban intentando matarse uno al otro y ahora estaban de esa manera, de alguna forma ellos mediante sus gestos e indirectas se decían: ‘Nada personal’, ya que en verdad no lo había sido y la situación había cambiado, solo tocaba dejar el pasado atrás, vivir en el presente y pensar en el futuro.
Futuro. Así es, necesitaban saber si aquello en verdad funcionaria, ¿podrían hacerlo funcionar o se volverían locos en el proceso? por ahora parecía ser lo segundo, aunque solo el tiempo dirá si lo primero podría cumplirse. Tratar de hacer lo posible, de eso se trataba, luego verían si en verdad Hechiceros y Caza Demonios podrían coexistir.
Megumi y Aki, si de ellos dependiera aquello saldría adelante sin ningún problema. Por supuesto, las variables eran otras, unas muy inestables e impredecibles y que podían cambiar de un segundo para otro. Su trabajo era predecir dichos comportamientos y controlarlos para que no hicieran nada estúpido.
Justo como lo habían pensando, hacían de niñeras en una guardería llena de niños grandes y bichos raros, era la mejor descripción que había, ya que aparte de ellos y la chica Hechicera, los otros tres no se podían considerar personas normales a pesar de que Itadori fuera lo más cercano a una.
Sin embargo, su maestro y jefa confiaban en ellos, decepcionarlos no era una opción, ya no se trataba de ellos mismos.
Con esa clase de pensamientos pasando por sus mentes, escucharon como un sonido venía de la pequeña sala, ambos miraron sobre sus hombros para ver como un rubio abría la nevera medio adormilado y tomaba lo que parecía ser un pan duro que al parecer llevaba mucho tiempo en el refrigerador, cosa que no le importó y se lo comió como si fuera un manjar de dioses, aún cuando sintió como si uno de sus dientes crujiera un poco, debía ser su imaginación. Cualquier cosa que no fuera mierda era comestible para él, por lo que un pan duro no era un problema.
El Hechicero pelinegro sudó al ver aquello, por su parte Aki suspiró un poco. De un solo sorbo terminó de tomarse el café que quedaba en su tasa y terminar su cigarro.
"Hora de hacer el desayuno" fué lo que pensó Aki cuando se dió cuenta de que Denji como podía se estaba comiendo el pan estando medio adormilado, era tan estúpido que estando el refrigerador lleno tomó lo que estaba en peor estado, al parecer aún lo tenía como costumbre.
Y costumbre era lo que ya tenía él de ser el que hacía los quehaceres del hogar. Si se ponía a pensarlo seriamente, quizás, solo quizás, ha sido una niñera desde el principio...
Fushiguro se quedó observando el como el Caza Demonios abandonaba el balcón, abriendo la puerta de vidrio y cerrándola trás de sí, para luego dirigirse directo a la cocina, tomar unas cosas de la nevera y poner un sartén a calentar.
Él se quedó ahí durante un rato, observando tranquilamente la ciudad. En un momento, se le ocurrió sacar su teléfono y escribirle a Gojou, seguramente no estaría despierto, o si estaba despierto lo dejaría en visto como casi siempre, pero no le quitaba nada en intentar.
-Hey, Gojou-
Le escribió secamente, solo para probar si contestaba o no. Conocía a ese sujeto, seguramente debía estar en el quinto sueño... como si alguien como él pudiera levantarse tempran-
No podía ser cierto, la palomita se había puesto en azúl, y al lado de este aparecía ‘escribiendo’.
-Holis~-
"... ¿eh? ¿en serio me contestó? ¿y qué clase de hola es ese?" sudó al ver la rápidez con la que su profesor había respondido. Era inédito, algo nunca antes visto. Salió de su sorpresa para luego contestar, tecleando rápidamente la pantalla.
-¿Qué hace despierto a esta hora?- le preguntó al de los seis ojos, ya que si contestó debía aprovechar para preguntar, ya que no lo veía alguien capaz de tal hazaña.
Una respuesta rápida con un emoji con una carita neutral apareció en el teléfono de Megumi, el cuál sudó un poco por ello. Gojou estaba escribiendo.
-Laborando. ¿Acaso crees que soy un vago?- este preguntó con un mensaje, al parecer estando ofendido.
-¿Puedo responderle sinceramente?- devolvió el joven Hechicero rápidamente, contestando con otra pregunta.
-... nah, mejor dejémoslo así.- de alguna manera Megumi pudo escuchar la risa algo irónica del peli blanco aún sin tenerlo de frente. -Ahora mismo estoy llegando a una escena del crímen. Algo sucedió ayer por la tarde cerca del centro, no es algo hecho por el hombre, por lo que...- terminó de escribir, con más seriedad.
-Entiendo. Una maldición, o en su defecto un Demonio.- respondió con rapidez el pelinegro. -Entonces debo asumir que vas con ella ahora mismo a ese lugar.-
-Así es. Ustedes y yo debemos estarnos viendo por la tarde, así que esperen tranquilamente que su querido profe los visite, ¿sí? pórtense bien, sean buenos chicos.-
Cuando Megumi leyó dicho mensaje, lo observó con algo de vergüenza por como escribía todo, parecía que le estuviera dando órdenes a unos perritos o algo parecido. Fushiguro no volvió a contestar y lo dejó en visto, pensando en que se lo merecía.
Aunque... una escena del crímen...
Ellos en ese departamento habían estado tan concentrados tratando de que nada se saliera de control y de que nadie se matara, que no le prestó atención a las noticias, cuando tuvo tiempo por la noche en lo único que pensó fue en dormir, claro, eso sucedió luego de que los demás se durmieran primero.
Eso, y que el único televisor que había en el departamento estaba en el canal para niños todo el día las 24 horas.
Suspiró y decidió que iba a ayudar a preparar el desayuno, no es que hubiera demasiado que hacer, por lo que se retiró del balcón en dirección a la cocina.
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"Así que de esto se trata" pensó el Hechicero de cabello blanco estaba parado frente a un perímetro impuesto por una cinta policial, colocada en la entrada de un restaurante, no permitiendo entrar o salir libremente del lugar sin autorización.
Gojou observaba la escena de forma analítica bajo su bandana habitual. Por el rabillo del ojo pudo ver el como la pelirroja que lo había guiado al lugar hablaba con unos policías a su lado, él no prestaba atención a lo que decían, nada de eso importaba.
Sus seis ojos podían ver cosas que algunos nunca podrían imaginar, era como ver el mundo mismo con un microscopio a 360° grados a la redonda, cada mínimo detalle era captado y rápidamente analizado. Con el mero hecho de colocar su filoso mirar sobre la escena, ya estaba teniendo las respuestas que necesitaba.
... aunque si podía ver desde aún más cerca mejor.
Con ese pensamiento, él simplemente caminó hacía la cinta y con sus largas piernas pasó sobre ella como si nada, con la intención de ingresar en el restaurante ignorando cualquier tipo de aviso y protestas de aquellos oficiales que en seguida pensaron en detenerlo.
Antes de que estos lo detuvieran, o intentaran detenerlo, Makima se interpuso y casualmente mostró su identificación.
"Seguridad Pública, él va conmigo" dijo tranquilamente con una sonrisa, neutralizando por completo cualquier protesta hacía el Hechicero, el cuál ni siquiera se detuvo un solo segundo y simplemente siguió caminando hacía el interior del restaurante.
Luego de aclarar la situación, la pelirroja se ajustó su gabardina y se dispuso a seguir con calma al Hechicero. Sabía que eso pasaría, después de todo los Hechiceros de la escuela Jujutsu no son conocidos por las personas normales y corrientes, ¿Él contó con que ella se interpondría, o lo hubiera hecho de igual manera estando solo? si tenía que apostar, sería lo segundo, aunque podía ser algo difícil de leer, cosa que podría llegar a ser algo divertida.
Dicho pensar fué echado a un lado en cuanto ingresó al establecimiento, habían cuerpos por doquier con un nivel de quemaduras extremo, el hedor a carne cocida era molesto por decir poco. Ella miró cada rincón de dicho lugar con interés, con una tranquilidad y pero a la vez una frialdad admirable.
Parado en el centro del restaurante estaba Gojou, mirando trás su bandada con una expresión neutral hacía un sitio en particular, una mesa, la cuál era la única dónde no había ningún tipo de quemadura, estaba en perfectas condiciones en total contraste con el resto del lugar.
"Grado Especial" dijo por lo bajo, pero lo suficientemente alto como para que la pelirroja también escuchase. Esta sonrió un poco ante el descubrimiento.
"Eso fue rápido" admitió mientras miraba hacía dónde miraba el Hechicero.
"Siempre dejan un rastro que me es visible, he lidiado con toda clase de Maldiciones de Grado Especial, esta parece ser una inteligente. Puedo ver como esos cadáveres eviten una leve pulsación de Energía Maldita, eso sumado a que esa mesa está intacta y que humanos normales no pueden ver maldiciones, seguramente estaba sentada tranquilamente mientras veía a sus víctimas moverse como juguetes, pensando en qué momento convertirlas en cenizas" dijo con desinterés mientras miraba a las personas quemadas hasta la muerte a tan solo un paso de él.
"Mmm, entiendo" Makima pensó en lo que este decía con una mano en el mentón. "Si las Maldiciones no pueden ser vistas por personas normales, ¿entonces por qué se molestó en quemar también las cámaras de seguridad?" preguntó mientras observaba como dichas cámaras estaban carbonizadas, eran seis en total, todas destruidas.
"Al parecer no iba sola, y su acompañante no era precisamente una Maldición. ¿Alguna vez has visto a una Maldición aliándose con un humano o un Hechicero?"
"He visto un caso, pero era uno muy excepcional y que seguramente jamás en la historia se repetirá" contestó con la imagen de aquél chico pelinegro, un chico que esperaba que fuera uno de los pilares que sostuviera al mundo en el futuro.
"Los humanos y las Maldiciones son enemigos naturales, a menos que se lleven a cabo relaciones por medio de un Voto Vinculante, o un contrato como lo conocen ustedes, pero eso solo ocurre en Maldiciones inferiores, en Grado Especial eso nunca ocurre, solo había una persona que podía llegar a manejarlas, pero ahora ya no está. Es improbable, pero..." el Hechicero debatió con su conocimiento sobre el asunto, aunque el argumento era innegable, ¿por qué quemar dichas cámaras? mejor aún... ¿por qué en ese momento?
Justo cuando Hechiceros y Caza Demonios chocan por primera vez es que ocurre algo como eso, como si quisieran llamar la atención y decir "No se olviden de mí", además, si se trataba de eso, quién sea que esté con la Maldición o Maldiciones de Grado Especial sabe de la reciente alianza entre Hechiceros y Caza Demonios.
Quizás podría estar siendo algo paranoico y solo sea una coincidencia, pero ya tenía la suficiente experiencia para saber que nada era lo que parecía. Los hechos estaban ahí, el como interpretarlos era como suya.
El pensar que nada era una coincidencia no era solo cosa suya, Makima también tenía en mente en que alguien más se estuviera moviendo aparte de ellos, alguien que supiera de ante mano qué clase de poderes estaban sobre la mesa, y todo lo que signicaban.
Hechiceros, Caza Demonios, Sukuna, el Chainsaw Man, Satoru Gojou, Makima. Todo parecía ser ahora un juego de ajedrez en el que alguien se estaba auto invitando, viendo el juego desde afuera con el afán de participar también en el.
"Mmm, que interesante..." la pelirroja sonrió un poco ante el pensamiento. Ella estaba acostumbrada a tener todo bajo control, que todo fuera como ella quiere, sin embargo, esta nueva sensación de que dicho control iba perdiendose a medida de que todo avanzaba, y que todo podía volverse mucho más impredecible de un momento a otro, no le disgustaba del todo.
"Sí es como dices, entonces estamos perdiendo nuestro tiempo. Sigamos adelante, las respuestas no las encontraremos aquí" avisó Makima empezando a tomar camino fuera del restaurante, pasando por entre los cadáveres calcinados en el suelo sin mirar atrás.
Gojou levantó levemente una ceja ante lo que decía. "Hablas como si supieras dónde encontrarlas" dijo este seriamente mientras la observaba con sus ojos brillantes directo a la nuca.
"Puede ser..." dejó al aire esta, terminando por salir del lugar, dejando por un leve momento en soledad al Hechicero, el cuál vio por última vez la mesa en la que creía había estado el culpable de todo.
"Sí, solo había una persona que podía llegar a manejarlas..." susurró este para sí mismo, antes de volver a colocar la venda sobre sus ojos y empezar a caminar sin mirar atrás.
Una vez fuera, Makima le esperó con lo que parecía ser un jugo, este supuso que era para él sin siquiera esperar que esta se lo ofreciera y empezó a beber casualmente.
La pelirroja solo suspiró por la actitud de este antes de tomar la palabra, aún con una sonrisa en su rostro. "Confirmamos que efectivamente hay Maldiciones de Grado Especial moviéndose por Tokio, con alto probabilidad tienen algo entre manos. Aún así, ese no deja de ser el mayor problema de entre muchos que hay en Tokio. Seguridad Pública ha estado muy movida este último tiempo. Creo que de alguna manera el movimiento de Maldiciones influye en el comportamiento habitual de los Demonios, ¿qué opinas sobre eso?" ella empezó a decir mientras caminaba poco a poco hacía un vehículo al otro lado de la calle, Gojou le siguió con su actitud desinteresada de siempre, aún cuando la había escuchado alto y claro.
"Diría que no es algo alocado ni una teoría loca. Las Maldiciones se crean a partir de las emociones negativas de las personas, y las Demonios del miedo de las personas. El miedo también es una emoción, que sea positiva o negativa, eso no importa, terminará siendo alimento para los Demonios" este le acompañó en su teoría, ya que de cierta manera pensaba lo mismo. Ambos se subieron al auto y el chófer empezó a conducir.
Makima se quitó su gabardina poco a poco y la acomodó a su lado entre ella y Gojou. "Tiene lógica, sí una existe, entonces el otro también lo hará y se fortalecerá con ello, si colocamos Maldiciones y Demonios en una escala, si el número uno sube, el otro lo hará en consecuencia de manera lineal. Entonces, eso solo significaría más..." fué diciendo mientras veía la ciudad por la ventanilla.
"Trabajo..." completó la frase el Hechicero, mientras veía por la ventanilla del lado contrario.
Makima alzó una ceja levemente por la respuesta, no pudo evitar reir un poco. "... Iba a decir problemas, aunque parece que tu mayor problema son las responsabilidades y el trabajo" soltó esta con diversión.
Este también soltó una leve risa, ahora observándola. "Mmm, pero que observadora. Ya que sabes tanto, entonces dime, ¿Ahora a dónde vamos? puede que lo parezca, pero en verdad no me gusta perder el tiempo, más cuando alguien desde las sombras no lo está haciendo"
"Iremos a Seguridad Pública. Ya que los problemas, o trabajo para tí, aumentarán y apareceran frecuentemente, no podemos estar en todos lados. Tengo en mente algo muy interesante para nuestros chicos si en verdad van a trabajar juntos, ¿eso no es una perdida de tiempo, o sí?" preguntó sin mirarlo, aún observando el panorama a través de la ventana.
Gojou suspiró un poco antes de contestar, si que sabe como contestar a todo. "Para nada. Aunque sobra decir que si es algo levemente sospechoso y que puede comprometer la vida de mis estudiantes, la respuesta será clara, ¿lo sabes no?" dejó en claro, esta vez Makima sí se volvió para mirarlo.
"Lo tengo en cuenta"
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"¿Por qué siento que algo malo va a pasarnos, y no precisamente será por una Maldición o un Demonio..." pensó Itadori con una leve gota de sudor cayendo por su frente mientras estaba lavandose los dientes en el pequeño baño del departamento. Ese día si que se había despertado muy tarde, raro en él a decir verdad, pero que lo hiciera una vez no significaba demasiado.
Su nueva casa, su nuevo baño, por decirlo de alguna manera. Lo que debía ser un espacio para máximo tres personas ahora estaba habitado por seis, evidentemente la comodidad no era algo a la orden del día ni mucho menos.
"Nah, seguramente son cosas mías" terminó por apartar esos pensamientos tan extraños, cuando estaba por terminar, la luz se apagó de repente.
"Bingo. Aki, ¿Se te olvidó pagar el recibo de la luz?" este escuchó aquella pregunta hecha por parte de Denji a su compañero, como si de alguna manera le estuviera hechando la culpa solo segundos después.
"¿Primero piensas en eso y no en que simplemente pudo ser una falla?" Itadori con esa respuesta pensó que el pelinegro tenía un punto, tomando en cuenta que la estructura parecía ser algo vieja.
"Pues sí" contestó simplemente el rubio con un tono monótono.
"Pues yo digo que te pudras y aprendas a arreglarlo" la respuesta por parte de Aki había sido fría y muy clara, el pelirrosa no escuchó respuesta por parte del Denji luego, y normal, él tampoco sabría cómo responder a eso.
Itadori escuchaba toda la discusión desde el baño mientras suspiraba, al parecer sería así día y noche durante mucho tiempo, tenía que ajustar bien sus oídos y sobre todo su cerebro para poder mantenerse cuerdo, o al menos poder aguantar un tiempo antes de volverse loco, una de las dos opciones pasaría, prefería que fuera la primera.
Cuándo terminó de lavarse, sintió un pequeño toque en su pierna, miró hacía bajo y por la luz que ingresaba por una pequeña ventanilla, encontró a una gata blanca con una leve mancha marrón en la frente frotándose contra su pierna, no recordaba haberla visto aún en aquél departamento, aún así, se agachó y la sostuvo frente a él, viendo la placa colgar de su cuello.
"Nyako... ya veo, entonces en realidad siete en este lugar" le sonrió un poco al animal, y este en consecuencia extendió sus patitas hacía él, en un gesto amigable. Itadori salió pocos momentos después del baño con la gata sobre su cabeza, como disfrutando del cabello rosa del muchacho.
Power lo observó, y no tardó ni siquiera un segundo en señalarlo con su dedo. "¡Tú! ¡Nyako! ¡Te he estado buscando toda la mañana! ¡Moriras de hambre!" gritó esta, luego momentos después fué que se dió cuenta encima de quién estaba.
Denji que estaba sentado en la mesa junto a Aki y Fushiguro, y una Nobara que estaba en el barandal del balcón observaron aquella situación, todos estaban esperando que la Demonio explotara contra el Hechicero pelirrosa por estar cargando a su gata, que no le pusiera sus asquerosas manos encima o algo parecido.
"Mmm, al parecer le agradas a Nyako, granuja" dijo esta con extraña tranquilidad a la vez que sonreía un poco ante la escena. Lejos de enojarse, al parecer estaba tan calma como su propia gata, la cuál movió la cola levemente al ver a su dueña hablándole. Esta le hizo un leve gesto con el dedo al Hechicero, como diciéndole que se la entregara, este por supuesto no discutió y bajó a la gata de su cabeza, acercándose para depositarla suavemente en los brazos de su dueña.
"Es una buena chica" dijo Itadori mientras la gata abandonaba sus brazos para acostarse en los brazos de Power. Esta sonrió con suspicacia y superioridad.
"Por supuesto que lo es, después de todo es mi compañera, granuja. Y ella tiene buen ojo para la gente, confío más en ella que en todos estos sin vergüenzas" dijo esta señalando a todos los que estaban por detrás de ella, especialmente a Denji y a Nobara les salió una vena en la frente por aquellas palabras.
"Al parecer no es tan escoria como pensaba, eso o que simplemente Nyako le gustó tener una nueva compañera" rió para sí misma mientras en su cabeza pensaba sobre lo afeminado que podría ser el de cabello rosa.
"Como sea, si Nyako le gusta este lacayo, creo que puedo soportarlo" terminó de pensar antes de sonreír un poco, acariciando el pelaje de la gatita en sus brazos. "Buen trabajo, granuja. Ahora apartate de mi camino, nos toca bañarnos, ¿o no, Nyako?" dijo esta sonriente, a la vez que la gata ronroneaba un poco estando de acuerdo.
Itadori asintió un poco y simplemente se hizo a un lado sin protestar o añadir algo. "Al final no es tan mala" pensó mientras esta ingresaba al baño y se encerraba en el mismo.
"Buenos días, o debería decir buenas tardes" comenzó Aki, tomando lo que parecía ser un poco de refresco de lata en la mesa.
Cuando Itadori estaba por responder al saludo, un grito se escuchó desde el baño. "¡¿Pero qué es esta MIERDA?!" Power gritó esterica, en eso Itadori recordó algo que hizo, o más bien algo que no hizo al hacer sus necesidades...
Por su parte, Denji rió un poco. "Eso es el maldito karma, por alguna razón me encanta esta sensación..." este suspiró tranquilamente, como si fuera una especie de liberación, que divertido era ver como las personas recibían de su propia medicina. Los demás sudaron al ver su actitud ante un regalo no deseado en el retrete.
"Sí... aquí todos están locos..." pensó Nobara antes de seguir mirando a la ciudad de manera casual, pensando en lo que estaría haciendo en ese momento una persona en particular.
Luego de alrededor de una hora, el ambiente se tornó extrañamente tranquilo y silencioso en la sala, dónde estaban repartidos aleatoriamente por la misma. Aki se estaba haciendo un poco de café en la cocina, Fushiguro e Itadori estaban en el balcón hablando sobre cualquier cosa, Nobara estaba recostada en la alfombra al lado de la mesa central de la sala, al parecer viendo redes sociales en su teléfono, y Power y Denji se encontraban jugando con Nyako en una esquina.
Todos estaban de cierta manera haciendo algo y tratando de evitar problemas, cosa que ciertamente tranquilizaba a los dos pelinegros.
Tranquilidad que se vió interrumpida cuando unos toques algo bruscos se escucharon en la puerta del apartamento, todos se habrían puesto en absoluta guardia, de no ser porque seguido de esos golpes, una voz conocida sonó inmediatamente. "Buenas tardes chicos, no me dejen esperando~ tengo una propuesta que les va a intere-"
En eso Denji es el primero en abrir la puerta, observando al hombre peliblanco de gran estatura con una vestimenta casual y unos lentes que parecían ser de sol parado frente a él con una sonrisa juguetona. "... sar. ¿Qué cuentas?"
"Yo nada viejo. Primero que nada, ¿de qué propuesta hablas? si no me gusta puedes dar media vuelta e irte, estoy ocupado"
"Eso no lo decides tú, estúpido, no te hagas el importante aquí" dijo rápidamente Aki acercándose por la espalda de este, el pelinegro se inclinó levemente en saludo hacía el Hechicero, los demás no tardaron en acercarse, Gojou notó el como Nobara e Itadori sonreían mientras lo veían, por su parte Megumi estaba como siempre.
"No tan rápido, chiquillo mal hablado. Señoras y señores, ¿qué les parece si con mi humilde mesada les invito una buena comida? podrán pedir lo que quieran, considerenlo un regalo por estar intentando llevar la relación de Hechiceros y Caza Demonios de la mejor manera que pueden" dijo este con una leve sonrisa, mientras se bajaba un poco los lentes para mirar directamente a los muchachos, todos lo pensaron por un momento antes de contestar positivamente.
Por otro lado, Denji casi lloraba ante la amable propuesta de este. "N-no puede ser, e-este tipo es... ¿Dios?" pensó este pensando en la propuesta del peliblanco, no podía ser posible, cómo pudo hablarle así hace un momento, era inaudito.
"¡Sí maldita sea! ¡de eso estoy hablando. Vamos viejo! ¡A qué estamos esperando!" gritó este rápidamente con emoción, acabaría con cualquier restaurante que le pusieran en frente, seguramente el tipo tenía mucho dinero, estaba por probar la comida más refinaba y cara que había probado en su jodida vida.
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"Esto no es lo que..." fué diciendo Denji con una mirada algo perdida, una leve risa por parte del peli blanco se escuchó.
"¿Pensabas?" preguntó Gojou con diversión, sentado al otro lado de la mesa que era lo suficientemente espaciosa para siete personas.
"Creo que por una vez estoy de acuerdo con ese bastardo, aunque la verdad es que de cierta manera no me sorprende" pensó Nobara mientras sudaba levemente, ciertamente sus expectativas eran altas considerando que era Gojou quien invitaba, pero no era más que el lugar más barato y cercano que pudo encontrar.
"No podía esperar menos, tacaño" añadió Megumi con una mirada neutral, a la vez que se ponía a observar la calle por medio de la ventana a su lado.
Itadori sudó un poco viendo el como el ventilador daba vueltas sobre ellos de manera extraña, parecía que en cualquier momento se caería por lo viejo y desgastado que estaba. A Power no le podía importar menos el lugar, simplemente quería comida gratis, lo demás le traía sin cuidado.
Aki por su parte decidió preguntar. "¿Y la señorita Makima?" dijo en dirección al Hechicero más fuerte, este le miró antes de contestar.
"En Seguridad Pública, dijo que tenía asuntos con respecto al paleleo y que no podría venir, dije que los cuidaría bien así que no habrá problemas" expuso con sinceridad cruzando sus brazos casualmente trás de su cabeza.
"Ya veo..." dijo por lo bajo el pelinegro, a la vez que buscaba en su bolsillo un cigarrillo y un encendedor con la intención de relajarse un poco.
"Ey, no no no, eso es malo. Esto es un espacio libre de cigarrillos, amablemente le recomendaría que no lo haga" una voz femenina le interrumpió en el acto, parada al frente de la mesa, las miradas rápidamente se posaron sobre ella que sonrió de manera radiente hacía todos, observando a cada uno de estos, a la vez que un notorio sonrojo no desaparecía de sus mejillas.
"Buenas tardes, entonces... ¿qué van a pedir mis estimados clientes? es extraño que venga gente a esta pocilga humilde llamada restaurante, por lo que prometo hacer mi mejor esfuerzo por ustedes como agradecimiento" declaró algo bromista la chica, alegando que quería hacer su trabajo lo mejor posible por y para ellos.
Continuará...
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