ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 6

Tranquilidad.

Aires de relajación.

Paz.

Extrañamente todo eso era lo que conformaba el ambiente en el lugar dónde cosas como esas brillaban por su ausencia en la grandísima mayoría del tiempo.

El departamento de los Caza Demonios era ese ambiente en dónde siempre, en todo momento, la locura estaba plasmada en el aire, se podía respirar la intranquilidad e incluso sentirla con solo colocar un miserable pie dentro de ese departamento demoníaco, en todo sentido de la palabra.

Pero, ese día, esa mañana, ese momento, era totalmente diferente a lo habitual. No había ruido, las peleas y reclamos que siempre eran escuchados, ahora estaban mudos.

Denji, Aki y Power, estaban sentados alrededor de la pequeña mesa ubicada en el centro de la sala, en total silencio. Silencio que parecía ser incómodo, muy incómodo para estos. Las manecillas del reloj en la pared sonaban más que en otros días, acentuando la tensión de los involucrados.

La noche anterior para ellos había sido realmente larga, y ese día, esa mañana, y las que venían, pintaba que lo serían también.

En la masa, la comida estaba servida, pero nadie la había tocado aún, no en aquella situación. Al parecer el apetito no les llegaba.

Uno de ellos no lo soportaría más, y explotaría de golpe para mostrar su descontento con la situación en la que estaban, y de que manera.

"¡Maldita sea! ¡¿Qué vamos a hacer?! ¡A no ser que sea una broma pesada de Makima, en verdad vendrán esos hijos de puta a nuestra pocilga! ¡¿Además, por qué tienen que venir aquí y vivir con nosotros así nada más?! ¡Espero que aunque sea ayuden a pagar la puta renta!" gritó Denji levantándose y golpeando la mesa en el proceso.

Los platos se despegaron un momento del mantel para volver a caer en el lugar que estaban hace medio segundo, para alivio de Aki que se había jodido como siempre, para hacer un buen desayuno, ya que los dos genios de sus compañeros eran capaces de quemar hasta una ensalada fría.

"¡Estoy de acuerdo, Denji pedazo de maricón! ¡Ahora dame sangre para poder pensar en una solución!" también gritó la Demonio rubia estando de acuerdo con lo dicho por su compañero, con un insulto incluído claro.

Insulto que no le sentó nada bien al Chainsaw Man, que le respondería como solo él sabía.

"Lo único que te daré será un bozal para que cierres esa asquerosa boca maldita garrapata con cuernos. Me vuelves a decir maricón y te obligo a comerte hasta el último de los tomates de la ensalada" amenazó seriamente, a la vez que pinchaba con su detener uno de los tomates en la comida.

"Inténtalo, maricón" provocó la chica, soltando una leve carcajada en el proceso. Eso fué lo que colmó la paciencia del rubio, la cuál era prácticamente inexistente.

"Tú lo pediste" dijo finalmente. Tardó nada en lanzarse hacía Power al otro lado de la mesa e inmovilizarla. Le calló encima y le retuvo ambos brazos con sus rodillas, dejando libre sus manos para darle un ‘Paladar’ que seguro que le encantaría, a él. "Quédate quieta, es solo un inofensivo tómate, no ha matado a nadie, al menos no todavía" rió triunfante.

"¡No no no, espera era una broma, noooo aleja eso de mí!" rogó la rubia, viendo como Denji le había el avioncito con el tenedor, y en la punta de este aquella cosa horrible y de color rojo, ¿Cómo podía ser eso tuviera el mismo color que la sangre? ¡Era imposible! ¡Totalmente imposible!

"Cállense de una vez ustedes dos. Están incluso más de insoportables que de costumbre" intervino Aki dando un pequeño sorbo a su café, ingiriendolo lo más rápido que podía ya que era barato y sabía asqueroso.

Denji suspiró y decidió calmarse, para alivio de Power que se libró de esa tortura por muy poco. En su mente anotó que le debía una a Aki.

Volvieron a sus posiciones iniciales, y esperaron. Encontraron algo de apetito en esa espera y comieron en silencio, solo para volver a esperar.

Denji se mantuvo siempre intranquilo, cada vez que tenía la chance veía la puerta nervioso. "Tranquilo Denji, esa puerta no sonará. Nadie llegará a tocarla y todo se mantendrá como siempre. Tú tranquilo..." pensó viendo aquél pedazo se madera rectangular. Tragó saliva, no estando del todo convencido de lo que se decía en su mente.

Minutos después, llegará el momento que ninguno quería que llegase.

Escucharon como daban unos toques a la puerta. Denji y Power contuvieron la respiración en ese momento, nadie había tocado esa puerta antes, así que no debían haberse equivocado, debían y tenían que ser ellos.

"Me cago en la..." susurró el rubio al escuchar el sonido que le decía su cerebro, que desde ese mismo instante todo se iría a la mierda.

Aki respiró hondo y se calmó lo más que pudo, decidió que él abriría la puerta.

Giró el pomo de la misma con lentitud, dejando ver poco a poco quién, o quienes estaban trás esa puerta, la sorpresa no llegó a él al ver que se trataba de exactamente las personas que pensaba estarían ahí; para su mala suerte, no estaba equivocado.

El hechicero más fuerte estaba parado justo frente a sus ojos, con la venda en sus ojos siempre mantenido por encima de sus hermosos ojos, sonrió amable y juguetonamente al hacer contacto visual con Aki, alzó su mano derecha en señal de saludo al verlo. "Que hay, querido Aki. Muy buenos días" dijo este casualmente.

El llamado no respondió, ya que simplemente alzó levemente su mano para corresponder el saludo, el cuál no tuvo muchas ganas.

"Seguro ya tu jefa te contó de esto. Por lo que, como ya sabes, vengo a dejar a mis muchachos con ustedes, para que formen una excelente relación de amor y paz que represente la unión entre nosotros los Hechiceros y ustedes los Cazadores de Demonios. ¿No es grandioso?" rió Gojou. En ese momento, el peli blanco apartó un poco, para dejar ver a sus chicos que estaban trás de él, los cuales poseían unas caras largas, totalmente distintas a la que su profesor portaba.

Itadori, Fushiguro y Nobara estaban ahí parados con fastidio muy obvio grabado en sus facciones. Aki dió con que sus expresiones no eran muy distintas a la de él a decir verdad.

"Aki. Buenos días" escuchó a lado del peli blanco, voz que reconoció al instante. Se volteó hacia esta, para encontrar ahí a su jefa, Makima.

Siempre relajada y sonriente, ahí estaba ella con los brazos por detrás de su espalda. "Espero que no sea demasiada molestia algo así. No se lo tomen a mal, pero es algo necesario" prosiguió a explicar esta, tratando de sonar algo arrepentida, pero en su expresión siempre se mantenía esa sonrisa que al parecer era imborrable.

Aki suspiró levemente antes de contestar a ello. "No hay problema, supongo que esto también es parte del trabajo. No se preocupe, señorita Makima" le restó de importancia.

"Agradezco tu entendimiento, Aki. Me gustaría que sean respetuosos a los que serán sus invitados y compañeros de trabajo por tiempo indefinido. Denji y Power seguramente no estén de humor en este momento, por lo que hazles llegas estas palabras por mí, por favor"

"Y con gusto lo haré. Haremos todo lo posible para que las relaciones entre entidades tan importantes florezcan entre nosotros y los Hechiceros" afirmó seguro el pelinegro. Cosa que gustó a Gojou y por supuesto a su jefa.

El primero observó disimuladamente sobre su hombro para ver a sus alumnos, los cuáles al parecer frunciendo el ceño por las palabras del Caza Demonios. Sonrió por lo que estaba por decir. "Lo mismo va para ustedes" comenzó, captó del todo la atención de estos, por lo cuál continúo. "Espero que sus modales estén a la altura de lo que les he enseñado muchachos míos. Y también espero que en verdad logren llevarse bien entre ustedes. Esto el algo de único y una oportunidad para ustedes, no la desaprovechen" explicó el peli blanco.

Fushiguro simplemente se le quedó mirando de forma interrogante. "¿De qué modales cree qué habla? ¿Siquiera él tiene modales para empezar?" pensó algo irritado.

Además, ¿De qué oportunidad hablaba? ¿La de volverse locos? si hablaba de eso le daba la razón, no habría mejor oportunidad para tirar por la borda la poca cordura que les quedaba, más que todo Itadori y por sobre todo, Nobara.

Mientras pensaba en ello, escuchó como a su lado Nobara chasqueaba la lengua, seguramente pensaba enloquecer pocos momentos después de ingresar a ese departamento con quiénes pensaba esperaban ahí dentro. Al menos lo dicho por Gojou la haría pensar uno o dos veces antes de hacer algo así.

"Bueno, creo que ya es hora. Muchachos, pasen adelante" dijo animado el Hechicero más fuerte, apartándose y dándole vía libre para que estos caminaran hacía el interior del departamento.

Las caras largas de los Hechiceros y Aki colisionaron al momento de pasar a través de la puerta, el Caza Demonios suspiró hondo, esperando a que no pasase nada entre él y los recién llegados. Para su buena suerte, al menos habían conseguido ingresar al departamento sin formar un alboroto, aunque lo verdaderamente difícil vendría poco después.

"Cuento contigo, Aki. Sé que podrás manejar esto" le motivó Makima viendo como este estaba algo tenso.

"Digo lo mismo, chico. Puede, no, estoy seguro de que Fushiguro será de mucha ayuda para calmar las aguas, espero que como los más sensatos puedan saber llevar esta situación y guiar a los demás. Por el bien de todas las partes, les deseo la mejor de las suertes" motivó de la misma manera Gojou a la vez que sonreía brillantemente y alzaba su pulgar con fuerza.

Viendo como las dos personas más importantes de ambos lados le estaban dando algo de ánimos, no le quedó más opción que cumplir las expectativas, o al menos intentarlo. Con un suspiro algo cansino, Aki iba a responder a esas palabras. "Haré lo que esté a mi alcance para que así sea. También les deseo suerte en sus asuntos"

"Oh, lo agradecemos, pero te aseguro que ha diferencia de tí, no la necesitaremos" río Gojou algo burlesco. Cosa que le irritó de sobre manera a pelinegro. Qué no tardó en despedirse de él y de su jefa como se debía.

Aki cerró la puerta frente a estos. Makima y Gojou se quedaron parados unos segundos que parecían ser eternos, hasta que el silencio que se había producido fué roto por el Hechicero, que cambió radicalmente de actitud con respecto a hace tan solo segundos.

"Bien, esto es tal y justo como lo querías. Ahora vámonos, tu y yo tenemos mucho de que hablar, Makima" dijo claramente, tomándose aquello con seriedad.

"Por supuesto. Busquemos un lugar más cómodo y conversemos a gusto. Una comida serviría, yo invito" dijo esta a su lado tranquila, sabiendo a que se refería. Sin embargo, este torció un poco el entrecejo por lo último.

"Seré yo el que pague. Mucho más importante que eso, quiero escuchar todo lo que sabes sobre las supuestas Maldiciones de las que hablas"

"Oh, ¿Desconfías de mi, Satoru Gojou?" preguntó la Caza Demonios, pregunta que tenía una respuesta más que clara para ella, solo quería jugar un poco.

"Nah, ni un poco. Son imaginaciones tuyas" rió sarcástico el peli blanco siguiéndole el juego, a la vez que tomaba camino hacía las escaleras de la pequeña edificación en busca de la salida.

Makima iba a comenzar a seguirlo, pero se paró un momento y observó a la puerta. Se le quedó mirando por unos segundos, era como si pudiese ver a través de la misma con sus penetrantes ojos dorados. La sonrisa que portaba se amplió un poco más justo antes de continuar con su tranquilo y elegante caminar para alcanzar al Hechicero que ya debía estar afuera esperando por ella.

Sin dudas, sería interesante.

Continuará...

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