52. El final del dolor

Hemos llegado hasta aquí, en este punto donde Jimin sabe lo que debe saber de mi.

Le he confesado anoche mientras le hacía el amor como por centésima vez que desde  la primera vez que lo vi algo en mí se encendió.  Me atrapó todo de él, la forma en que el chico reía, la manera en que su energía iluminaba cada rincón de  su casa, todo eso me había hipnotizado, aunque no más que su rechazo.

El rechazo del joven Jimin despertó la obstinación por obtenerlo algún día.

Pero con el tiempo, esa obstinación se fue transformado en algo más profundo, más oscuro. Una obsesión que comenzó a consumirme, que me mantenía despierto por las noches, preguntándome si Jimin sentiria lo mismo alguna vez. Sin embargo, mientras luchaba contra ese impulso casi irracional de tomarlo para mí,  me di cuenta de que había algo más.

El amor.

Un amor que no podía encapsular en simples palabras. Era una fuerza poderosa que me hacía querer protegerlo, cuidarlo, incluso sacrificar lo que fuera necesario por su felicidad.

La idea de perder a Jimin sin tenerlo  era un abismo que me aterrorizaba. Fue entonces que supe que mi obsesión no era solo un capricho; era la manifestación de un sentimiento inmenso y puro que nunca creí poseer dentro de mí. Creí que mi infancia miserable acabó con todo lo bueno de mi, pero no era verdad.  Jimin despertó en mí cosas que estaban dormidas, apaciguado al monstruo que yacía bajo la superficie. 

Sabía que no podía seguir escondiendo lo que sentía. La obsesión que  comenzó a desmoronarse, revelando la verdad que había estado oculta en lo más profundo de mi  ser.

Le repetí mil y una vez que lo amaba.

Admitirle que estaba enamorado de él y demostrárselo no fue una tarea fácil Jimin era bastante reticente y no es para menos. Pero después de mucho tiempo él se entregó a mi sin que yo lo obligue. Sé que me ama también como yo lo amo con nuestro amor único y enfermo pero teme decirlo en voz a cuello.

      —¿Qué es aquí? —Preguntó cuando lo hice bajar por aquellos escalones hacia el sótano.

      —Sabes que te amo ¿No?  —Dije en un susurro, él asintió con la curiosidad brillando en sus ojos—. Entonces sabes que haré  lo que sea por ti, Jimin. Incluso si eso significa perderme a mí mismo.

Un jadeo se le escapó de sus carnosos labios, mi voz  estremeciendolo por completo. 

     —Y por ese mismo amor que te tengo  yo haría lo que fuera,  Jimin si me  pides  el mundo entero te lo doy.

¿Que más daba que me haya estado utilizando para sus planes macabros?

Así que cuando lo traje a este lugar jamás se imaginó lo escabroso que podía ser  ese amor, el hecho de que podía utilizarme como se le de la gana y yo  no me enfadaría.

Jimin vio  perplejo a más de una docena de cuerpos que cuidadosamente yo coloqué en aquel lugar. Todos y cada uno de los hombres que él mismo me dijo pertenecían al círculo social de Jung. A todos les di caza como un depredador movido por la furia interna que me causaba saber que todos esos malditos hijos de puta le causaron daño a mi Jimin.

De la perplejidad pasó a la satisfacción,  su bello rostro se relajó dando paso a un sentimiento de alivio tintado en pinceladas de triunfo por  la venganza obtenida.

     —¿Tú has hecho esto? —Preguntó.

Movido por la curiosidad se acercó más a uno de los cuerpos.

      —Por supuesto mi muñeco lo hice yo para ti porque mereces esto y más, el mundo a tus pies si eso quieres.

Los quejidos y sollozos más allá le hicieron despegar sus preciosos ojos miel de la horrenda obra de arte que he creado para él y se enorgullece cuando observa al hombre casi vivo que está sentado en el sillón frente a la pantalla. En sus ojos veo la decisión y el coraje.

Se acerca con sigilo hasta él para apreciarlo mejor, el hombre está moribundo, todas las heridas que le causamos entre Jimin y yo ahora están infectadas y algunas partes comienzan a engusanarse y huele a porquería, su cavidad bucal  aún gotea líquido viscoso por su músculo faltante.

Los ojos del hombre se abren de par en par cuando lo ve pararse frente a él, la sonrisa que se dibuja en el rostro de mi muñeco es todo para mi.

     —Ahora eres menos que basura —Jimin ladea el rostro mientras le habla al hombre en el sillón—. ¿Quién es un objeto ahora, maldito hijo de perra?

El hombre tiembla y se estremece tratando de responder algo inentendible.

      —Así es, tú lo eres  viejo decrépito, eres menos que una escoria. Sin poder ni autoridad no eres más que un hombre miserable —Jimin le sujeta por los cabellos jalandolo hacia atrás, sonríe y después lo suelta.

Observo como Jimin levanta lentamente su camisa hasta dejar su piel a la vista del hombre y le muestra con orgullo la zona en donde  éste le marcó con el emblema de los Jung. 

     —Ésto es lo último que veran tus malditos ojos ¿Puedes ver? Quizá creas que una marca más no hace la diferencia  pero observa... ésta nueva marca me hace sentir más vivo que nunca.

Jimin le muestra con orgullo las letras "MY" plasmadas en tinta negra sobre la cicatriz de la flor de lis. Un tatuaje que yo mismo le hice.

Él sabe que es mío pero yo deseaba  cubrir esa fea marca motivo de sus más duros recuerdos.  No puso objeción ni se negó cuando le dije cual era mi intención.  Aceptó gustoso ponerse mi marca, las iniciales del hombre que lo ama con locura.

En los ojos del hombre aún hay atisbo de decepción al ver que su preciado tesoro ha sido robado.

Las manos de Jimin toman un picahielo que he dejado sobre la mesa después de atacar con el al dueño de esta vivienda que ahora mismo yace tendido en el piso, no está muerto porque no es mi intención matarlo todavía.

      —La venganza y la tragedia a menudo suceden al mismo tiempo ¿Sabias eso? —Jimin balancea de un lado al otro el picahielo frente a los ojos de Jung padre—. Mira mi  dulce venganza y presencia tu trágico final.

Recita antes de enterrar el picahielo en uno de sus ojos.

La sangre comienza a salir de inmediato, brota en cantidad mientras su ojo es obligado a salir y él grita de dolor aunque no hay nada que alguien pueda hacer, aquí nadie lo escuchará.

El primero ojo sale y cae rodando al piso es una imagen asquerosa de ver, luego un golpe más y el picahielo está incrustado en el otro ojo, nuevamente la sangre salpica por todos lados y la sonrisa en los labios de Jimin me causa satisfacción y excitacion.

El hombre se estremece ahí en donde está sentado y maniatado para que no se escape. Deja de moverse cuando las fuerzas se le van y se desmaya pero Jimin parece disfrutar de esto.

El otro cuerpo que yace en el piso desmayado se mueve. Fue una sorpresa para el  amigo y socio Chag Ming-koo el vernos aparecer sin previo aviso en la puerta de su casa de vacaciones.  Pero creo que la sorpresa más grande fue ver a Jimin aquí ya que se suponía estaba desaparecido.

Acorralar a esa sucia rata no fue difícil y luego de obligarlo a ayudarme a bajar todos esos cuerpos de la camioneta le hice el daño suficiente para que no pudiera escapar.

     —Creo que es hora de movernos mi dulce muñeco, es hora de terminar con la función. 

Jimin no se mueve, sus ojos están pegados a lo poco que queda de ese hombre.  No se a ciencia cierta lo que está pensando pero puedo imaginar que es una mezcla de emociones que se agolpan en su pecho.

≫────°❅•𝖄𝖔𝖔𝖓𝖒𝖎𝖓•❅°────≪

Descendi  los escalones del sótano, mi corazón latiendo con una mezcla de miedo y ansiedad. La luz del día se filtraba débilmente a través de las ventanas, iluminando el espacio sombrío. El aire estaba cargado de humedad y olía a moho.

No sabía que hacía en ese lugar pero tenía una leve idea, aunque al enfrentarme a lo que abajo se escondía, el aire se fue de mis pulmones. ¡No podía creer que Yoongi hizo todo esto!

Al observar a mi alrededor descubro una figura familiar. Micorazón se detuvo. Era él. El hombre que me arruinó, ese  que me había lastimado de manera irreparable. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda al reconocerlo.

Aunque nadie más podría hacerlo ya que su figura no representaba absolutamente nada de lo que fue una vez el imponente señor de negocios.

Entonces sonreí,  mis ojos brillando con una luz siniestra.

El viejo al reconocerme  comenzó a retorcerce en el lugar, con  pasos lentos y deliberados me acerqué.

Sentí  que mi corazón se iba a salir del pecho. Toda mi maldita  vida estuve  en peligro, y sabía que no podía confiar en nadie para salvarme.

La ira y el resentimiento que he acumulado durante tanto tiempo seguían presentes, pero ahora se veían atemperados por una sensación de alivio y satisfacción. Ver al que por tanto tiempo fue mi agresor atrapado y acabado, sin poder hacer daño a nadie más, me daba una sensación de justicia y cierre.

Sin embargo, también sentía una punzada de lástima por el hombre que una vez había sido capaz de infligirme tanto dolor.

      —Una lástima que debas morir —Dije mirándolo fijamente mientras se desangraba—. No mereces morir, mereces sufirir en vida por toda la eternidad.

La realidad de la situación era que mi  agresor acaba de perder  todo: su libertad, su dignidad y, quizás, incluso su humanidad pero aun así yo no estaba satisfecho.

A medida que observaba la escena, mi corazón comenzó a sentir un peso menor, como si finalmente hubiera podido dejar ir el lastre que había llevado durante tanto tiempo. La sensación de liberación era casi palpable podía saborearla y entonces.. me  permití sonreír ligeramente, sabiendo que nunca más tendría que vivir con miedo.

     —Es hora de irnos mi muñeco.

Asentí.

El hombre que estaba tirado en el piso se comenzó a mover. Yo sabía que tarde o temprano la policía llegaría. Yoongi tenía razón debiamos irnos.

Tomé la mano de Yoongi para subir por las escaleras y cuando salíamos el sonido de un arma martillando el gatillo resonó por el recinto.

     —No van a ningún lado par de sabandijas. No se como mierda han podido hacer todo esto ustedes solos, pero no se van a salir con la suya. Arriba las manos ¡Los dos!

Ambos nos quedamos parados y nos miramos fijamente. Yo subí mis manos así como él lo dijo pero Yoongi no. Solo pude ver como daba un paso hacia abajo de la escalera y entonces el terror de desató.

Vi una feroz lucha de Yoongi por tratar de desarmar Chag Ming-koo, Ambos rodaron por los escalones hasta caer abajo en el sótano casi a los pies de Jung.

El sonido de un disparo resonó por todo el lugar y después ambos dejaron de moverse. El miedo comenzó a apoderarse de mi.

     —¡Yoongi! —Solté en un grito ahogado bajando sin cuidado los escalones que me faltaban.

Mis ojos se abrieron desmesuradamente cuando vi que el cuerpo que se movía era el de Chag Ming-koo.

     —N-no Yoongi —Tartamudee temblando e imaginando lo peor. Yoongi se encontraba  boca abajo y no se movía.

Mis rodillas pegaron contra la sucia madera cuando me dejé  caer a su lado, pude ver que tenía una herida de bala en el pecho y que comenzaba a sangrar.

     —J-jiminie b-be-bé...

     —No digas nada Shh no hables Yoongi, todo estará bien pediré ayuda —Dije a penas tragangome el miedo junto con mis magrimas.

     —T-te amo, te amo...

Negué,  no podía creer que estuviera pasando esto. No debía acabar así. Apreté mis labios para no llorar.

Trate de buscar algo a mi alrededor para cubrir la herida pero fui brutalmente levantado de los cabellos.

     —¡Desgraciado lo has herido! ¡Maldito! —Grité golpeándolo tan fuerte como su agarre sobre mi me lo permitía 

     —Es lo que se merece por entrometerse donde no debía —Respondió Chang apuntando una vez más su arma hacia mí haciéndome retroceder—. Camina o le dispararé nuevamente para que deje de quejarse.

Obedecí rápidamente después de todo yo no tenía un arma para defenderme y seguramente él seguía vivo, pero mis ojos picaban por querer llorar.

     —S-solo quiero saber si sobrevivirá —Supliqué saliendo del sótano.

     —Está vivo, pero por poco tiempo —Sonrió.

Chag Ming-koo, dueño del lugar y amigo cercano de Jung padre me condujo a través del pasillo y justo afuera nos encontramos con Minho.

     —¿Qué pasa? —Preguntó observando las escenas.  Sin embargo un disparo  fue todo lo que recibió.

Le vi caer también al piso lentamente.

     —¡Vamos, camina! no vivirás para ir con esta información a la policía, o mejor si, te obligaré a testificar en contra de Min y así yo saldré limpio—Gritó.

Salimos de la casa y yo estaba preocupado por que no sabia si el chico y Yoongi estaban bien, si sobrevivirian a esas heridas.

Nos condujo hasta la parte de atras de la casa donde tenia estacionada una camioneta negra tipo agrícola.

      —Con toda la evidencia que encontrarán en tu sótano creo tienen suficiente para  que vayas tú a  prisión —Intervine armandome de valor.

¿Todo acabaría así y ya? ¿Yo iría a prisión por todos esos asesinatos? ¿No vería más a Yoongi?

Mordía mi labio inferior debido a los nervios.

      —Tienes razón, en este caso deberé  limpiar toda la evidencia empezando por tí. ¡Camina!

El hombre apuntó nuevamente su arma hacia mí ahora cambiando de dirección, así que no tuve  más remedio que caminar hacia donde me  indicaba. Un camino corto de grava que conducía hacia un pequeño puente de maderos de árboles del mismo bosque. Abajo del puente se encontraba una laguneta de aguas que bajaban proveniente de un afluente más arriba de la montaña.

Nos detuvimos del otro lado a la orilla de una peña rocosa, sentí como era apuntado con el cañón por la espalda. Cada paso me acercaba más a la orilla. Pude distinguir abajo unos enormes picos de roca, si no moría por el disparo seguro moriría por politraumatismo al caer ahí abajo, y aún así solo podía pensar en Yoongi. 

En que nunca le dije que  también lo amaba. Una enorme sensación de odio hacia mi mismo se removió en mi estómago. ¿El orgullo pudo más conmigo que todo lo que él demostró que estaba dispuesto a hacer por mí? Por qué mi miedo no me permitió decirle lo que sentía. 

Si Yoongi estaba muerto entonces  no me importaba morir también, sería sería final de mi dolor.

     —Vaya sorpresa niño, creíamos que de verdad estabas desaparecido pero al parecer estabas ocupado planeando todo esto con el miserable de Min. Si que saben como guardar las apariencias. Eres tan bello, es una lástima que deba matarte. Debo Mantener mi nombre limpio sabes. Lo bueno es que probablemente él también ya esté muerto me ahorrará más trabajo.

Una vez más sentí el marrillar del seguro del arma. Cerré mis ojos aceptando mi final y en mis oídos retumbó el sonido de un trueno cuando se disparó la bala.

Estaba muerto, mi final había llegado y en mi mente solo seguía estando Min Yoongi y la verdad que jamas salió de mis labios.


≫────°❅•𝖄𝖔𝖔𝖓𝖒𝖎𝖓•❅°────≪

Hola bellas y jugosas mandarinas un saludo especial a todas.

Solo vengo a informar que hemos llegado casi al final de la historia. Gracias por esperar pacientemente cada actualización.

Por cierto hay un grupo de WhatsApp por si desean unirse envíenme un mensajito a mi instagram: mandarinayunki


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top